sábado, 28 de marzo de 2020

- Etosha…… Wild life

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El norte de Namibia mantiene la aridez del resto del país, aunque más moderada que las tierras desérticas del sur y la costa, siendo a medida que nos adentramos hacia el interior cuando la vegetación se va acentuando y la sequedad es menos palpable. 

Nos dirigimos desde la tierra de los "himba" en las Cataratas Epupa, hacia el impresionante Parque Nacional de Etosha, pero la distancia (650 km.) y la ruta nos obligan a pernoctar en el camino, parando en Otjitotongwe Cheetah Farm (Parque de guepardos), donde acampamos una noche. Situado en el noreste de Namibia, 24 km. al este de Kamanjab en el lado norte de la carretera, es el hogar de una organización sin fines de lucro, cuyo objetivo es la conservación de guepardos en un entorno natural. La granja de 7.000 ha, tiene algunos guepardos domesticados, pero la mayoría en estado salvaje, de estos muchos comprados a los agricultores para evitar que sean exterminados. 

Además de esta actividad, la familia Nel que gestionan esto, mantienen un campsite (camping) con algunos bungalows y piscina en donde poderse alojar, además de tomar unas cervezas en un buen acondicionado y ambientado bar. Un buen lugar para descansar unas horas y aprender sobre la problemática de los guepardos "Cheetah", que si bien es un animal que aun no se encuentra en peligro de extinción, está muy perseguido al no estar protegido por las leyes. Para ello, entre charlas y explicaciones, nos llevan a un lugar en medio de la extensa finca, donde al atardecer llevan carne para que se puedan alimentar, todo ello sin poder bajarnos del trasportín de la camioneta. 

Originalmente el guepardo se extendía por la mayor parte de continente africano, salvo en las zonas desérticas del Namib y Sáhara, así como en la selva ecuatorial. Llegando también a la India y al Medio Oriente, lugares donde actualmente están prácticamente desaparecidos. Estimándose que apenas quedan en todo el mundo unos 7.500 ejemplares, de los que 6.000 se encuentran en áfrica, de ellos entre 2.000 y 2.500 en Namibia, pero el 95 de ellos en terrenos privados. Por lo que algunos granjeros han seguido cazando guepardos; aun siendo el animal mas velos de todos los existentes; por su tendencia natural de atacar al ganado y su innato instinto depredador.  

Etosha
Con una superficie de algo más de 22.000 Km2 (el 2,70% del país y algo menor que la comunidad de Valencia o algo mayor que Eslovenia), el Parque Nacional Etosha es uno de los mayores del continente africano. Fundamentalmente es una enorme planicie de alrededor de 350 x 65 km, que en su parte oriental se asienta sobre lo que fue hace 12 millones de años un lago que se desecó, convirtiendo esta zona en un salobral o desierto salado que habitualmente está cubierto de una capa de arenas arcillosas. Un enorme horizonte blanco que acompaña nuestra visión casi de forma permanente mientras dure nuestra visita al lugar. Y que en épocas de abundantes lluvias se inmunda creando un enorme lago temporal de poca profundidad. Es durante la estación húmeda cuando miles de flamencos y pelicanos se asientan en esta zona para aparearse y alimentar sus crías.  

Este enorme salegar, que abarca una extensión de 4.800 km2, es conocido con la palabra anglosajona de "pan" (satén o cazuela). Generando la toponimia del parque, ya que la palabra "Etosha" quiere decir “gran lugar blanco” o "gran vacío", refiriéndose a la visión de esta gran llanura por las tonalidades blanquecinas de la sal existentes en su superficie. Se cree que en su día por aquí discurría el río Kunene (actualmente frontera con Angola), pero que algún movimiento sísmico modificó su trayecto desembocando actualmente en el océano, distante 500 kilómetros.  

El resto del territorio del parque está formado mayoritariamente por matorral y sabana compuesta fundamentalmente por arboles "mopane" (80 %) que en algunos casos alcanza los 8 metros de altura, siendo la zona de Halili donde se encuentran los ejemplares más notables. También podemos encontrar algunas acacias aisladas. 

Los primeros europeos que llegaron a estas tierras fueron: el peligroso eugenista inglés Sir Francis Galton y el explorador, medio sueco y medio inglés, Charles Andersson. Que en la primavera de 1851 llegaron hasta Namutoni (por entonces un refugio de pastores conocido como Omutjiamatunda), descubriendo más adelante el gran lago seco y salado. En 1885 gran parte de lo que hoy conocemos como Etosha pasó a propiedad del comerciante y cazador William Worthington Jordan, al cómpraselo a los jefes de la etnia "ovambo" por 300 libras, importe que fe pagado en especies (25 armas de fuego, carne salada y una caja de brandy). Esto permitió que durante los siguientes años se "abrieran" rutas para que cazadores europeos pudieran llegar con más facilidad, ante la existencia de abundante vida silvestre. Cazándose de forma incontrolada cantidad de grandes especies en particular: leones, rinocerontes, elefantes, búfalos, así como otras especies llamativas, llegando algunas de ellas al borde de la extinción. 

Convertida en colonia alemana por la Conferencia de Berlín de 1885, en 1896 la gubernatura de la zona ordeno la ocupación de prácticamente todo el norte de territorio (Sesfontein, Okaukuejo y Namutoni), con el objetivo de exterminar toda la existencia de vida silvestre, en el intento de frenar la propagación de la pandemia conocida como "murrain" (muerte), que afectaba al ganado de los colonos. Los teutones edificaron un fuerte en las proximidades de las fuentes de Namutoni en 1899, pero el 28 de enero de 1904, 500 hombres liderados por Nehale Mpingana, atacaron a las tropas del Ejército Alemán que había en la fortificación (7 personas), quedando totalmente destruido. Esto fue producto de la rebelión por parte de la etnia Ndonga que se amotinaron por la usurpación de sus tierras para dárselas a los colonos prusianos, revuelta que conllevó una gran represión, produciéndose un genocidio que diezmó a la etnia herero, pasando de una población de 80.000 a apenas 15.000. El fuerte fue rehecho más tarde existiendo todavía y declarado como Monumento Nacional.  

La declaración como zona protegida fue temprana, siendo aun en tiempos de su pertenecía al Reich Alemán, cuando el gobernador de África del Suroeste (nombre con el que se conocía por aquella época a Namibia) Friedrich von Lindequist, creo en 1907 este área de protección que contaba con una extensión de cien mil kilómetros cuadrados. En aquel tiempo la fauna era mucho más abundante que en la actualidad, pues la región estaba prácticamente deshabitada y era fácil ver rinocerontes en pleno día. Tras la primera Guerra Mundial y la derrota alemana, Namibia subsistió como colonia británica y posteriormente de Sudáfrica. En 1947, los sudafricanos crearon en el noroeste del país el bantustán de Kaokoland (política de apartheid - segregación racial), para recolocar a los nativos hereros lejos de las riquezas de las zonas habitadas por los blancos. Para ello, hubo que reducir la extensión del parque, que llegaba entonces hasta el mar en Skeleton Coast. En 1958 se convirtió en Etosha Reserve, pero se redujo su superficie a 55,000 km2. En 1962 se redujo nuevamente la extensión del parque, cortando definitivamente la conexión de Etosha con el mar e impidiendo las migraciones anuales de los elefantes, declarándose como parque Nacional en 1967. Y en 1970 su área se redujo nuevamente a su tamaño actual de 22.270 kilómetros cuadrados. 

Actualmente, está en proceso la creación de un nuevo parque en la región de Kunene (noroeste de Namibia) que ampliaría en unos 7.000 km2 Etosha, pudiendo aumentar su fauna en alrededor de 1.000 elefantes, 100 leones y 150 rinocerontes negros. 

La planicie que lo caracteriza y la escasa vegetación hacen que la observación de la fauna salvaje sea mucho más afortunada que en otros parques de África, convirtiendo a esta reserva uno de los lugres idóneos para su visión y la fotografía. Lo que le convierte en uno de los lugares imprescindibles de visitar al viajar a Namibia.  

En su interior se encuentran también pinturas rupestres, con escenas de caza, pero se encuentras apartadas de les recorridos por donde se mueven normalmente los visitantes. Debiendo preguntar a los lugareños donde encontrarlas, quienes si conocen perfectamente los situados donde se hallan rastros de arte primitivo. 

La mejor época para visitar Etosha es durante la época seca, entre mayo y noviembre (septiembre es un buen mes), porque las charcas de agua se convierten en lugares de imprescindible visita por parte de las manadas de animales para poder beber.  

En esta zona del país las lluvias son estacionales, comenzando a finales de octubre hasta abril o mayo, y cuando lo hacen es con gran intensidad. Las dos corrientes principales de agua que desembocan en la depresión de Etosha son los ríos Ekuma y Oshigambo. Existiendo así mismo varios manantiales que mantienen en aceptable estado de uso, pequeñas charcas durante la larga estación seca. Las tres más importantes se encuentran en las zonas de acampada de Okakuejo, Halili y Namutoni, mientras que otra docena se encuentra en los recorridos más visitados entre estos campamentos.   
El acceso al parque, que todo él está completamente cercado (850 km. de valla), puede realizarse por las dos entradas principales: Okakuejo (Anderson Gate) al sur, y la de Namutoni (Von Lindequist Gate), al este, así como la menos usada de King Nehale Gate, ubicada al norte. 

Existen 3 campamentos en su interior con un potente vallado a su alrededor: Okakuejo, Halali y Namutoni, donde es posible el alojamiento, pero mantienen unas normas muy estrictas ya que al ponerse el sol cierran las puertas, cuando los animales depredadores más peligrosos aumentan su actividad para ir a cazar. Una pista de tierra une los tres campamentos cruzando todo el parque de oeste a este. En cada uno de ellos hay una charca para la observación cómoda de los animales. 

El primero de ellos es Okaukuejo “lugar de las mujeres", donde aún se mantiene una torre de vigilancia del tiempo de la colonia germana. Cuenta con todo tipo de servicios, incluido el Etosha Ecological Institute, y tiene fama de ser el más suntuoso. Pero si en algo destaca es el ser un lugar privilegiado por su charca, la más cómoda y visitada de todo el parque. Donde uno se sienta y comienza a ver un espectáculo faunístico sin precedentes y excepcional.  

Halali es el campamento que se encuentra en pleno centro de Etosha, y su nombre le viene del cuerno de caza alemán que marca el inicio de la temporada. Desde la entrada de Okaukuejo hay algo más de una hora en recorrer los 70 km. por pista de tierra que hay hasta llegar a él. Estratégicamente situado a medio camino entre los otros dos campamentos, y ubicado a la sombra de los árboles “mopane”, es el mejor destino para visitar todas las charcas que hay en la reserva. Su charca, situada en la base de una colina rocosa que se encuentra algo apartada de la zona de acampada, se encuentra iluminada por las noches, dejándonos ver desde la altura de su risco la magnífica fauna de los alrededores, tanto en el día con por las noches, siendo sus atardeceres la especialidad. Es el mejor lugar para ver animales raros, como ciertos tipos de aves o el leopardo. 

Hacia el norte de Halali se halla la pista que penetra en la depresión, donde nos encontramos en medio de esa "nada" blanca. 

Tras recorrer otros 70 km. en dirección este llegamos a Namutoni, situado en el extremo oriental del parque y cercano de su salida por la puerta Von Lindequist. Se encuentra próximo a la zona más húmeda de Etosha, generando que la observación de fauna sea más complicada por la existencia de mayor vegetación. Es aquí donde se encuentra el fuerte colonial, pintado de impoluto blanco, con una agitada historia ocurrida a principios del siglo XX, sobre la que ya me he referido antes. 

Etosha posee rutas transitables para vehículos (estando más que prohibido bajarse de los coches o dar comida a los animales) que recorren todo el parque sin necesidad de llevar un todo terreno. Estas pistas de tierra componen una red que nos conduce hasta las más de cincuenta “waterholes” (pozas de agua), donde poder observar a los animales, que se trasladan hasta ellas para beber. Charcas que son la garantía para la observación del espectáculo de vida salvaje que en ellas se representa a cada instante: elefantes, cebras, ñus, springboks, y las más del centenar de especies que hasta ellas se trasladan a diario para saciar su sed en las pequeñas balsas existentes en el parque. 

Son pequeño y someros pozos de entre veinte y cien de metros de diámetro, vacíos de vegetación en sus alrededor por el trasiego de los animales, en los que el nivel freático ha aflorado, permitiendo que en la época seca la fauna pueda beber. Interesantes son: Nebrownii, donde los elefantes se embadurnan con el polvo calizo existente, dando la sensación de que son blancos o la de Aus, donde en la época de lluvias hay cientos de impalas que dificultan el tráfico por la pista que llega hasta ella. También la de Salvadora con el agua de mejor calidad y donde no es difícil observar guepardos, leones o avestruces.  En la zona de Namutoni destacan las de Andoni en la observación de aves, y Chudop la más óptima para visionar jirafas y elands. 

Espectacular es llegar hasta una de las charcas y encontrar manadas de cebras, springbooks, búfalos, antílopes, elefantes y otras variadas especies dirigirse hasta la lámina de agua e introducirse en ella para saciar su sed. Impactantes son también las imágenes de como centenares de animales detienen su marcha, al presentir la llegada de algún león cercano, no atreviéndose a llegar a la charca, hasta que el riesgo ha pasado. 

Charcas para el avistamiento de animales existen en los tres campamentos, aunque estas son artificiales y por las noches un poco peliculeras, al haber instalado en ellas unas luces rojas (ortocromáticas) para poder observar a la fauna que llega hasta ellas en la oscuridad. De esta manera facilitan el acercamiento a la fauna salvaje a los turistas más cómodos o de más edad. 

Aunque Etosha es un paraíso para la observación de las aves, su principal interés son los grandes mamíferos, relativamente fáciles de observar, sobre todo en la época seca cuando se concentran en las charcas que se encuentran al sur del "pan". Siendo uno de los pocos parques naturales en África donde se pueden observar los "big five game", (los cinco grandes de África): león, elefante, búfalo, leopardo y rinoceronte. Estando todas las grandes especies africanas representadas, convirtiendo a Etosha en un espectáculo para de naturaleza salvaje. Siendo además uno de los parques que cuenta con rinocerontes negros, esquivo animal que se encuentra en peligro de extinción. 

Se han contabilizado 114 especies de animales, 340 de pájaros, 110 de reptiles, 16 de anfibios y un de pez bastante sorprendente. Entre los grandes mamíferos se han contado 250 leones, 500 rinocerontes, entre 2.000 y 3.000 elefantes, unas 3.000 jirafas, 7.000 ónixs y alrededor de 20.000 cebras. El más abundante es la gacela saltarina conocida como springbok, estimándose existen más de 20.000 ejemplares. Además de leopardos, guepardos "Cheetah", antílopes, kudus, elands, ñus, chacales, zorros y hienas, entre otras especies. 

Entre las aves, solo citar las más grandes: avestruces de las que se contabilizan unas 4.000, águilas, cigüeñas, garzas, avutardas, buitres, flamencos, pelícanos, secretarios, grullas blue crane el pájaro nacional sudafricano, etc. 

Recorrer Etosha durante los tres días que por allí estuvimos, observando cantidad de animales salvajes en plena libertad, fueron como ver un documental de la 2 o un reportajes del National Geographic, pero sin estar delante del televisor. Namibia tiene el reconocimiento de haber sido el primer país en introducir en su Constitución la protección de la naturaleza y la biodiversidad. 

Franja Caprivi
Aparte de ser el territorio por el que debemos transitar para poder llegar a nuestro destino en el Delta de Okawango, Caprivi es una franja o pasillo de tierra de 450 x 35 km en territorio de Namibia, con una curiosa ubicación entre Angola y Botswana, y bordeada por los ríos Okavango, Kwando, Chobe y Zambeze. Que además tiene la particularidad, única en el mundo, de compartir en un punto frontera con cuatro países, así como una peculiar historia. 

Alemania, que tenían colonias en áfrica del sur tanto en el Atlántico como en el Índico (actualmente Namibia y Tanzania), aspiraba poder tener una vía de comunicación que pudiera conectar sus dos territorios. Para intentar conseguir sus fines pactaron con los ingleses un acuerdo en 1890, por el que los germanos cederían sus intereses en la isla de Zanzíbar, y los Ingleses devolverían a los Teutones la isla de Heligoland situada en el Mar del Norte, proporcionándoles así mismo una franja (Caprivi) de tierra de 450 kilómetros de largo y 30
de ancho, mediante la cual podían llegar hasta el río Zambeze y por el lago Tanganica llegar al Océano Índico. Lo curioso del asunto (y que los ingleses si sabían pero los teutones no) es que el explorador inglés David Livingstone había descubierto 35 años antes la imposibilidad de navegar el Zambeze por la existencia de las Cataratas Victoria, e incluso ya existían buenos mapas de la zona. 
 
Durante mucho tiempo este territorio fue refugio de bandidos, y durante los años de la lucha por la independencia de Namibia, así como por la guerra civil angoleña, no se pudo circular por esta carretera que une el norte de Namibia con las Cataratas Victoria y Zambia. Con la pacificación de Angola y la disminución del contrabando, la región se ha serenado. 

Al comienzo de la Franja de Caprivi y en su parte oeste se encuentra la ciudad de Rundu. Población situada junto a la frontera de Angola, donde podemos disfrutar de otro de los bellos paisajes de Namibia y un lugar para visitar, por sus amables gentes y sus espectaculares puestas de sol. Bañada por el río Kavango que hace de línea de separación entre Namibia y Angola durante 400 km.  

Por fin tenemos una tarde para descansar y lo hacemos en el Kaisosi River Lodge, que situado 7 km. al este de la población de Rundu, se ubica en la orilla sur del río Kavango (la norte pertenece a Angola). Un oasis de paz para pasar unos días por parte de los amantes de la naturaleza. Un alojamiento muy confortable y con cierto grado de elegancia, que es el justo merecimiento de haber pasado más de una semana alojados en tiendas de campaña, por las tierras de los "himba" y el parque de Etosha". Desde el embarcadero del alojamiento, se pueden realizar recorridos en barco cada tarde por el río para ver la puesta de sol. 
 

Entramos en Botswana, para acercarnos hacia el delta de rio Okavango, habiendo disfrutado durante unos días de un espectáculo único en el Parque Nacional de Etosha, con unas imágenes en mi retina que nuca se me olvidaran, pues ha sido la mayor concentración de fauna salvaje que en mi vida he podido observar. Y aunque por aquí os he dejado estas letras y fotos para que os hagáis una idea sobre la diversidad y magnitud de su silvestre fauna, Etosha no es un lugar para contarlo, es un territorio para verlo……. para vivirlo.

Ya llevamos quince días y esta es la quinta de las entregas elaborados durante mi reclusión, internamiento y aislamiento coronavirulesco........... buen ritmo, cada tres días una (que creativo nos hace este secuestro).

1 comentario:

Unknown dijo...

Una buena narrativa e interesante viaje Pablo.
Las jirafas de la última foto necesita un giro. Me ha gustado