jueves, 26 de noviembre de 2020

- Por tierras del sur soriano

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Nos allegamos esta vez hasta las tierras próximas al norte de Guadalajara, empeñados en la búsqueda de nuevas atalayas medievales de la época musulmana, aunque lo que más nos llama la atención son los contrastes de estas tierras del sur soriano. Recorremos hoy lo que antaño fuera la Soria humilde, la Soria de empobrecidos suelos, difíciles, ásperos y aislados, que además de vislumbrarlo en sus paisajes lo comprobamos en sus edificaciones, más pequeñas y sobrias que en otras zonas de la provincia, así como en los modestos materiales usados para su construcción, muchas de ellas en adobe y tapial. 

Unos cielos limpios de otoño con esa luz trasparente, y el rojo de sus ferrosas tierras son los tonos que nos irán acompañando a través de esta singular ruta. Esas coloraciones rojizas no nos son nuevas para los que nos movemos por estas latitudes castellanas, siendo la "paleta" de ocres y granas casi infinita, llenando nuestra visión allá donde miremos e inundándolo todo, convirtiéndose en el color de sus pueblos hasta el punto de hacerlo mimetizar con el entorno. 

Desde el meridión nos vigila la Sierra Pela, y al otro lado otra Castilla a la que llamaban la Nueva, porque esta era Vieja. Y vieja se ha quedado pero también vacía, abandonada por los que de ella huyeron escapando de la miseria y el hambre, del olvido y el desamparo, de la penuria y la nada. Gentes y aldeas enteras que escapaban de las penurias de unas cosechas de subsistencia, intentando encontrar en el desarrollismo de los años 50 una mejor vida en las grandes capitales, fundamentalmente Madrid, Barcelona, Zaragoza o Bilbao, creando con ello un gran vacío humano que poco a poco ha convertido a Soria, con diferencia, en la provincia menos poblada de España y la Unión Europea. 

Detentando el 2,4% de la superficie nacional, Soria apenas alcanza el 0,2 de la población total de país, no llegando a alcanzar los 90.000 habitantes, con una densidad poblacional de 8,6 habitantes/km²: de los cuales casi un 45% viven en Soria capital. Estos coeficientes o índices estadísticos, puras y frías numeraciones, sin embargo nos alertan sobre las diferencias poblacionales con el restos de España, que dan cifras de 92,37 hab./km². y en el caso de la Unión Europea de 117 hab./km². Preocupante es que el territorio que nos ocupa ha perdido más del 40 % de su población en los últimos 50 años, así como que ostenta la mayor tasa de envejecimiento de toda Europa, con el 26,7% de su población superando los 65 años, (la media en España es del 16,9%), teniendo el 6% de sus mayores más de 85 años, y que 116 de sus 183 municipios (que agrupan a algo más de 500 poblaciones) cuentan con menos de los 100 habitantes. Si bien es verdad que en estos últimos años su demografía no ha bajado como en el resto de la Comunidad Autónoma de Castilla y León, habiéndose mantenido estable, ello no indica tampoco un buen dato, pues con sus actuales pobladores no se llenaría ni el estadio del Fútbol Club Barcelona.

Pero esta situación no es nueva para estas tierras, toda vez que su declive comenzó con la progresiva decadencia del "Concejo de la Mesta", hasta su definitiva abolición en el año 1836. Provocando, a partir de las primeras decenas del siglo XIX, la consiguiente disminución de ganado ovino, hecho que perjudico enormemente una economía basada fundamentalmente en la lana y sus procesos de comercialización. Pasando de tener casi dos millones de ovejas en el siglo XVIII, a medio millón en los años 30 del siglo XIX. ​También el paso a "mejor vida" en el último tercio del siglo XIX de la Cabaña Real de Carreteros (los transportistas de por aquel entonces), fin de actividad que sobre todo perjudicó a la zona de Pinares. A esto hay que añadir la nueva división administrativa de España, realizada por el granadino (de Motril) y afrancesado Javier de Burgos nada mas morir el rey "felón" Fernando VII. Creándose Castilla la Vieja como nueva región, perteneciendo a ella Soria como provincia con otras siete más, pero a la que se le esquilmó 3.763 km². de las 14.163 que poseía, despojándole casi un 27% de su territorio en favor de Logroño y Guadalajara. Contaba por aquel entonces con una población de unos 130.000 habitantes, llegando hasta los 160.000 en los años 50 del siglo pasado, que en la actualidad apenas llegan a los 88.000, siendo calificada como la "Laponia Española" o la Siberia del Sur". 

Nada se hizo en esa época por transformar la economía de la provincia, generándose como principal actividad la agricultura de subsistencia, y en las tierras del norte el aprovechamiento maderero en los pinos de la Sierra, pero poco mas se concibió.  Quedando relegadas sus gentes al olvido y el desamparo, generándose a través de las pocas industrias y el comercio una selecta burguesía provinciana centralizada en la capital. 

A mediados del siglo pasado había un total de 70.000 hectáreas dedicadas a la agricultura, con un exceso de minifundio, en pequeñas fincas y sin apenas mecanización, en donde la productividad era muy baja y con un gran esfuerzo humano. Aun llegan a mi mente las imágenes de alguna siega a mano por parte de mis tíos, el acarreo tirado por los bueyes o la trilla en las eras. Durante los años sesenta, la agricultura ocupaba a casi el 70% de la mano de obra en Soria, y ese mismo porcentaje representaba el número de familias que dependían únicamente de la tracción animal para las labores agrícolas. En la actualidad existen alrededor de 100.000 dedicadas a la producción de trigo, y otras 100.000 al cultivo de cebada o girasol, triplicándose los terrenos dedicados a la agricultura en apenas 50 años, pero que debido a su mecanización apenas han absorbido la mano de obra que compense el vacio poblacional existente. 

Se reivindica la Autovía a Valladolid (que se está construyendo, pero despacio), sin darse cuenta que esa vía, se usara para que salgan mas sorianos de los que pudieran entrar, habiendo mas viajes a Valladolid que regresos a Soria. Y de nuevo me viene a la mente la imagen del un Mesón-Bar-Restaurante en plena carretera N-122 (la futura A-11) con el cartel en su balconada de "Autovía !Ya! - Soria !Ya!", sin que se percate de que cuando abran el tramo de autopista por su población, su negocio será uno de los que desaparezca. 

Hoy, las autopistas que debemos  reivindicar son las de la tecnología, con una buena conexión a internet que llegue a todos los rincones de Soria, intentando favorecer a los muchos que ya sintiéndose incómodos en las grandes urbes, se plantean trasladar   su actividad o negocio a un territorio tan singular, bello y sereno como es el entorno soriano......... Pero volvamos a la realidad de esta ruta hacia el "sur" arévaco. 

Como cada mañana que hasta auí nos acercamos, tomamos el "café de la alegría" en Casa Vallecas, para posteriormente por la carretera de Retortillo allegarnos hasta Paones, buen ejemplo del "apaño" que se debe hacer con las ruinas de una iglesia románica, y mal, del uso que se le da a una edificación de hace mas de mil años. Donde una atalaya islámica del siglo X ha sido absorbida por una vivienda, sirviendo como sujección para antena de televisión, de seguro para visualizar Tele 5.

Cruzamos Brias con su Palacio Obispal (hoy hotel rural) de finales del siglo XVII, debiendo de acercarnos hasta sus afueras para visitar las ruinas románicas de la ermita de Santa María de la Calzada. En Nograles nos espera la soleada atalaya que estuvo dedicada a palomar y que ahora se encuentra en pleno proceso de "apaño" y restauración. Continuamos hasta acercarnos a la que fuera población de Mosarejos, donde ya ningún "apaño" es posible, pues la ruina es total y el espolio visible. Nos centramos en los románicos y caídos muros de si iglesia, buscando en su portada el curioso "alquerque" donde se entretenían jugando los pobladores medievales. Y rodeando la asolada, hundida y saqueada aldea, buscamos y encontramos su atalaya islámica, que también tuvo destino de palomar. 

Nos acercamos a tierras de San Esteban, para ascender hasta los cerros por donde transitaba la Cañana Real Soriana Occidental y donde se sitúa la Atalaya de Quintanilla de Tres Barrios, junto al vértice geodésico al que pocos metros le faltan para llegar a los 1000, en un entorno de tierras rojizas. De retorno es merecer dedicar un rato a San Esteban de Gormar, con su castillo en ruinas, su románico y su puente medieval de 16 ojos. En la aldea de Atauta y desde su mirador de Las Peñas, nuestra mirada se centra en el paraje denominado el "Hondo", donde se asienta una agrupación de 141 bodegas conocidas como El Plantío. Estamos ante el mejor conjunto de bodegas tradicionales de toda la Ribera de Duero, y nuestra visión da pruebas de ello. 










En Liceras, ya en el valle del río Pedro y por la que cruza la calzada romana que proviene de Tiermes, nos acercamos a su bien "apañada" atalaya urbana que se puede visitar. También me llamó la atención una peculiar estatua en la entrada de su señorial iglesia (con el curioso nombre de "Invención de la Santa Cruz"), representando al patrón del pueblo San Roque "peregrino" con su perro. Así mismo es urbana la cercana atalaya de Montejo de Tiermes, pero esta ni esta apañada, ni es visitable. Ya en Tiermes, cruzamos sus ruinas ibero-romanas para acercarnos hasta el despoblado de Sotillo de Caracena y observar la lacónica tristeza de su podredumbre. 

La Sierra Pela nos marca el límite meridional y provincial de nuestra ruta, por lo que retrocedemos en dirección norte hacia Caracena, población que tuvo su importancia en otros tiempos y hoy es un puñado de agradables gentes custodiando su interesante casco urbano: restos de murallas del siglo XII, dos iglesias románicas, cárcel medieval, rollo jurisdiccional gótico, fuente y puente del siglo XII, castillo del que ya se tienen noticias en 1136, y también a las afueras ermita y atalaya islámica. Así como las ruinas de la "Casa de la Tierra" de la que solo queda su curiosa ventana con arco conopial, que también fue antiguo hospital de pobres y peregrinos, ya que por aquí pasaba un ramal del Camino de Santiago. Lo que queda del edificio, sirve de terraza-mirador al único establecimiento del pueblo que se sitúa justo enfrente, un bar restaurante al que es aconsejable dirigimos si nos encontramos por la zona y es la hora de come. Pues a parte de una buena calidad y trato familiar, nos regalan también su simpatía, (recomendable reservar pues no es muy amplio). 











El Valle del río Caracena nos despide con sus colores otoñales. Si seguimos su curso camino al padre Duero, aun nos podemos sorprender con el cañón que forma en las proximidades de la aldea de Vildé, donde sus aguas se remansan en la represa que se realizó durante la Segunda República en 1935. Donde seremos agraciados con sugerentes panoramas a nuestros pies.

martes, 17 de noviembre de 2020

- Atalayas islámicas al sur del Duero (Soria)

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Para seguir el relato de esta entrada (a lo que los anglo-sajones llaman "post"), debemos situarnos histórica y geográficamente: Los árabes (bereberes y yemeníes) cruzaron el Estrecho de Gibraltar a comienzos del siglo VIII para ocupar la Península Ibérica, dominada entonces por los visigodos, que a su vez llegaron cruzando los Pirineos en el año 409 de nuestra era, consiguiendo echar a los ya decrépitos romanos que entraron por el puerto de Ampurias en el año 218 a. C. que a su vez doblegaron a los "celtas" quienes llegaron también cruzando los Pirineos durante los siglos IX y VII a. C. Como vemos, y así nos pasa, somos un país de muchos contrastes étnicos, circulando por nuestras venas sangre de media Europa, África y Oriente Medio. Una cruda realidad identitaria, aunque lo que peor llevamos es lo de los "moros", no asumiendo que nuestros genes son parte de ellos, pues 800 años por aquí, no se curan con la toma de Granada o envolviéndonos en enseñas nacionales. 

Durante la primavera del año 711 unos 7000 bereberes del norte de África cruzan la costa por la bahía de lo que hoy es Algeciras, y en menos de 10 años se apoderan prácticamente de todo el territorio peninsular. Quedando un reducido número de hispano-godos no sometidos, refugiados en las montañas asturianas y cántabras así como en los valles pirenaicos. 

Se calcula la fecha del 718 como el año en que se inicia la rebelión de Pelayo en Covadonga, contra los musulmanes que ocupaban la mayor parte de la Península Ibérica. Poco a poco los cristianos se van organizando y haciéndose fuertes en las tierras del norte, mientras que los musulmanes se conforman con fortalecer su control desde su capital emplazada en Córdoba. Desarrollándose durante décadas numerosas refriegas y escaramuzas de los guerreros cristianos en su presión hacia el sur, en medio de territorios prácticamente deshabitados, no llegándose definitivamente a la línea del Duero hasta el 910. Replegándose las fuerzas islámicas; doscientos años después del control total del territorio peninsular; hacia la orilla sur del río castellano, en un intento de hacerse fuertes y contener el potente avance de los de la cruz. 

Durante la primera mitad del siglo IX se genera sobre estos territorios una casi permanente presión por parte de las fuerzas islámicas del sur, en un intento de recuperar los territorios perdidos, tentativas que no consiguen su objetivo. Siendo durante este periodo, en el 813, cuando aparece enigmática y milagreramente los restos del apóstol Santiago en tierras Hispanas de Galicia (cuando este personaje había sido muerto en Jerusalén por Herodes Agripa en el año 44), lo que le vino muy bien "religiosamente" al obispo Teodomiro de 

Iria Flavia y "militarmente" a Alfonso II "El Casto" rey de Asturias para generar moral a sus tropas. Personajes que se aliaron con el fin  "propagandístico" de generar este inverosímil descubrimiento, pero que vino "fetén" para los fines del "cura" y el "casto". 

Continua el siglo X con incursiones y razias entre cristianos y musulmanes por las tierras sorianas, especialmente en las orillas del Duero, quedando en medio una ‘tierra de nadie’, que se mantuvo durante los siglos del IX al XI. Espacio fronterizo que es denominado como Marca Media, terreno divisorio que delimitaba los territorios controlados por unos y otros. Este linde o "extremo del Duero" es por el que le viene el nombre a las tierras sorianas de la "Extremadura Castellana", y el que motiva,  por orden de Abderramán III (que curiosamente era rubio y con los ojos azules) el traslado a Medinaceli de la capital de esta delimitación, con la intención de frenar el avance de las fuerzas cristianas hacia el sur. 

Para ello se fortaleció estos estratégicos enclaves con un potente sistema de fortalezas y sobre todo una importante red de atalayas que servían de defensa y comunicación, dejando hasta nuestros días un testimonio que aún perdura, el cual vamos a recorrer y visitar. Algunas de estas torres de vigilancia han desaparecido por la acción del tiempo, así como por el derribo y desmantelamiento ordenado por Fernando I (primer rey de Castilla) en el año 1060. Permaneciendo aun cantidad de ellas en desigual estado de conservación, pero sobre todo quedan los topónimos locales que la acción humana no ha podido descarnar. 

Las atalayas que a través de estas páginas vamos a poder conocer, formaron en su día; al estar interconectadas visualmente entre ellas; un importante sistema de mensajería y apoyo a los castillos de la zona: Gormaz, Berlanga o Almazán. Siendo la diagonal noreste: Almazán - Agreda, y la diagonal suroeste Medinaceli - San Esteban de Gormaz, donde existen la mayor concentración de este tipo de torreones, aunque en estos párrafos solo relacionaré las de los valle sureños que se encaminan hasta el Duero desde tierras alcarreñas. 

Es justo en los oteros formados por los ríos Bodecorex, Escalote (donde están centradas fundamentalmente las fotos), donde se concentran la mayor parte de estas pétreas y solitarias construcciones, que ubicadas en lugares estratégicos para el control de los valles, cursos fluviales y los caminos sobre los que tenían su demarcación, son visibles unas de otras con la finalidad de poder hacer llegar en el menor tiempo posible mensajes visuales hasta Medinaceli, centro islámico de operaciones y cuartel general del ejército musulmán. 

Pudiendo encontrar en mejor o peor estado entre el castillo de Berlanga y el de Medinaceli alrededor de una treintena de estas edificaciones, algunas de ellas restauradas en los albores del nuevo siglo (2001), haciendo posible su visita. 

Pero como casi en todo lo que ocurre en la tierra del "Soria Ya", los caminos que se arreglaron para favorecer su acceso, están sin un mísero apaño desde aquel entonces, y si nos acercamos hasta las oficinas de información, los folletos que se editaron en las fechas indicadas no se han vuelto a imprimir………….. como así mismo el libro de Mercedes Melendo "Atalayas y Fortalezas en la Frontera del Duero", que publicado por la Diputación de Soria en 2003, no se ha vuelto a reeditar. 

Ir en búsqueda de estos solitarios y apartados enclaves nos hace recorrer unos parajes únicos, ajenos al trasiego humano de otros lugares más trillados por el turismo multicolor y ruidoso, lugares donde la soledad y los grandes horizontes están asegurados. 



A ello nos dirigimos como si fuéramos Indiana Jones y su compañera Marion Ravenwood en "Busca de Arca la Atalaya Perdida", pues apenas cuentan con señalización las que se aproximan a los dedos de una mano, pero la voluntad es férrea y la constancia feroz. Una tras otra vamos accediendo (en sucesivos días) unas veces en vehículo y otras a pie, hasta algunas de ellas: Uxama* (Osma), Quintanilla de tres Barrios* (San Esteban de

Gormaz), Valdenarro y Cerro Lomero (El Burgo de Osma), Pedriza del Enebral (Lodares), El Enebral* (La Olmeda), Taina de la Hoz (Bayubas de Abajo), Vadorrey y Torre de Morales (Morales), Corrales de la Serna (Aguilera), Velalmazán (Velalmazan), Torre de Covarrubias (Covarrubias), La Veruela* y Ojaraca (Caltojar), El Tiñón* y Torre del Agua (Rello), Torre Melero* (La Riva de Escalote), Torre Vicente o Torremocha (Bordecorex), Nava de la Torre (Barahona), Villanueva (Medinaceli), Valdetorre, Lomo del Cantero y San Jorge (Barcones), Torre de la Senda y Cerro de la Torre (Alcubilla de las Peñas), Torre Anjara (Ontalvilla de Almazán), Navapalos (Navapalos), Caracena* (Caracena), La Torrecilla (Quintanas Rubias deAbajo), Abanco (Abanco), Liceras* (Liceras), Montejo (Montejo de Tiermes), Mosarejos (Mosarejos), Nograles (Nograles), Paones (Paones) (estas cinco últimas urbanas)…….. y alguna que seguro guardo en el olvido o desconozco de su existencia. Todo ello sin salir del área de influencia del Duero soriano y sin atravesar la línea a levante de la autovía Medinaceli-Almazán. 
Las indicadas con (*) son atalayas restauradas. en las que se puede acceder a su interior y ascender hasta su cúspide. 



Algunas como he relatado están ubicadas en poblaciones de minúsculo tamaño, otras en valles que en su tiempo tenían nutrido trasiego, pero la mayoría de ellas se encuentran erigidas en inhóspitos lugares y altozanos dominando las distancias, tan mimetizadas en el entorno que asemejan hallarse formando parte del paisaje. Enclaves singulares, hasta el punto de que hoy en día sirven como vértices geodésicos del I.G.N. A todo esto debo añadir que en este entorno podemos encontrar así mismo algunas de las joyas más valiosas del patrimonio soriano: Castillo de Gormaz, El Burgo de Osma, la urbe de Almazán, Caracena y su castillo, Tiermes ibero-romana, Medinaceli, Berlanga con su castillo y Colegiata, la mítica ermita de San Baudelio, o el Rello fortificado, además de algunos ejemplos del mejor románico de la provincia, al que quiero dedicar unos párrafos en sucesivas entradas.









Estos parajes sobrios y duros, ahora sin apenas población que nos incomode e importune, fueron en otro tiempo lugar de paso hacia otros destinos. El gran caudillo andalucí Almanzor usaba la vega del Bordecorex para adentrarse en tierras castellanas del Duero norteño, para realizar sus razias veraniegas contra las poblaciones cristianas. Lugares por los que también pasaron, como nos traslada el "Cantar de mío Cid", las ultrajadas hijas del Cid camino de tierras levantinas, después de haber padecido la Afrenta de Corpes. 



Disfrutar de estos espacios que paso a presentaros, esperando os gusten y animándoos a ir a visitarlos cuando nos dejen llegar hasta ellos con seguridad y serenidad. 

lunes, 16 de noviembre de 2020

- Salud o Economía
















Viñeta de Mauro Entrialgo para la revista "El Salto" de noviembre 2020.

martes, 10 de noviembre de 2020

- Por tierras de Medinaceli

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Nos movemos esta vez por tierras del sureste soriano, despoblados campos que se entremezclan entre las características del temperamento alcarreño, aragonés y el castellano viejo. Zonas ásperas de inviernos fríos y estíos secos, habiendo forjado esta variable la forma de ser de estas gentes, que cada vez en menos numero se aferran en los pueblos abrigados a  la villa de Medinaceli. Histórico asentamiento ubicado en lo alto de un amesetado cerro custodio de la vega del incipiente Jalón, paso obligado entre las dos mesetas en busca del corredor del Ebro, pudiendo vislumbrar desde la N-II (carretera Madrid - Barcelona) como su Arco Romano aun otea nuestro paso. 

Medinaceli es otra de las numerosas (y yo diría que mágicas) localidades rodeada por 7 colinas donde, en una de ellas, se debería hallar la tumba y tesoro de Almanzor, enterramiento muy buscado hasta nuestros días, pero nunca encontrado. Y aunque la historia nos traslada su muerte en esta villa, parece ser que en realidad falleció en la no muy lejana y humilde aldea de Bordecorex, volviendo de su campaña bélica por tierras riojanas de San Millán de Suso. 




Asentaron en Medinaceli sus posaderas los romanos durante el siglo II a.C. año 153 antes de Cristo, sobre la población celtibera de Occilis. Siendo un punto importante de la Vía XXV, la calzada que unía Emérita Augusta (Mérida) con Caesar Augusta (Zaragoza). Quedando restos de esa época como son: Arco del Triunfo con tres vanos (único en España) datado en el siglo I, restos de la muralla, la Fuente del Canal y las Salinas. De estas se tiene existencia desde tiempos romanos y son quienes dan nombre al rio "Xalón" (Jalón) que en castellano antiguo quiere decir "salado". 

Casi inexpugnable al estar emplazada sobre un cerro de fuertes pendientes a 1.200 metros de altitud, la "Ciudad del Cielo" que los musulmanes ocuparon durante el siglo VIII, fue villa sarracena de gran importancia geoestratégica hasta el siglo XII. Durante el califato, Medinaceli, sirvió como plaza fuerte de vanguardia en la Marca Media (la frontera del Duero), estando ubicada como un inmejorable enclave desde donde realizar las aceifas, razias, incursiones o ataques sobre territorios cristianos. De esta época "islámica" aun quedan importantes vestigios, como el Castillo y los restos de las murallas, siendo su trazo más representativo la Puerta del Mercado. 

El resto de sus monumentos como: la Colegiata, el convento de Santa Clara, el Palacio Ducal, la Plaza Mayor o su caserío formado por portentosas y pudientes moradas, son ya de la época medieval, posterior a la reconquista. 

Medinaceli podría dar hasta para un artículo completo, pero será en otra ocasión cuando me dedique a ello y me centre en el Valle del Jalón. De momento seguimos ruta, cruzando el término de Fuencaliente, que como su nombre revela es pródigo en manantiales. En esta población se encuentra un yacimiento de cuarzo rojo, habiéndose encontrado así mismo restos de un dolmen, construcción megalítica muy escasa en la provincia de Soria. Quedando restos aún de una "albarrana" de la época del caudillo Almanzor.

Estamos en plena Sierra Ministra, el apéndice más oriental del Sistema Central para unos, mientras que para otros es el más occidental del Sistema Ibérico, sea como fuere, se trata de un macizo montañoso de media altura que se sitúa entre los 1200 y 1300 mts. rodeado de poblaciones, en las que el abandono de su vecindario es lo más sobresaliente. 

Cruzamos Torralba del Moral, población que me trae a mi mente recuerdos de mis tiempos de "niñez", cuando en ella se hacia el trasbordo ferroviario para coger el tren de Soria que me llevaba al pueblo todos los veranos. Y al escribir estas letras me llega la sensación, de que tras vislumbrar durante todo el recorrido el austero paisaje soriano con la ventanilla abierta, mis ojos se llenan nuevamente de carbonilla (polvo de hollín), teniendo que restregármelos como antaño. 

A mitad de camino antes de llegar a pequeña población de Ambrona, nos desviamos unos centenares de metros hasta un cerrete que domina el valle de La Mentirosa, para acercarnos hasta el deprimente, gris e insulso Museo Paleontológico que (como nos diría su tampoco muy animado cuidador) "deberían ponerlo en valor". En él se pueden observar fósiles del Paleolítico inferior de hace unos 350.000 años, restos de animales primitivos : uros, caballos, elephas antiquus..... encontrados in situ, así como herramientas en piedra de esa antigüedad. A la salida de la población de Ambrona podemos visitar una reproducción del túmulo neolítico de la Peña de la Abuela. 

En el Valle de Ambrona - Torralba se sitúan alrededor de una treintena de estructuras tumulares que albergaban sepulcros colectivos, así como 11 poblados neolíticos. Habiéndose encontrado un total de 107 localizaciones prehistorias en los 15 km. del recorrido que tiene el arrollo de la Mentirosa y los territorios próximos al nacimiento del río Bordecorex, justo en el lugar donde se delimitan las aguas de las cuencas hidrográficas de Mediterráneo (arrollo de la Mentirosa - Ebro) y océano Atlántico (río Bordecorex - Duero), así como la también atlántica del Henares - Tajo. 

A tiro de piedra se sitúa Miño de Medinaceli, población que gratamente me sorprende por su conservado caserío, la calidad de sus edificios de piedra trabajada y lo bien cuidada y aseada que está. Además en ella se encuentra el único lugar para comer de la zona, el bar del pueblo, donde tomamos el "café de la alegría" e indagamos sobre la ubicación de las pinturas rupestres........ de difícil "encuentro". 

Trampeamos por sus calles; rodeando la iglesia de románico origen; en busca de un buen acceso para ascender a lo poco que queda de lo que en su día fue un castillo-atalaya musulmán, y una necrópolis medieval compuesta por unas decenas de sarcófagos escavados en las rocas datados en los siglos IX-XI.



















Al lugar conocido como Loma del Cerrajón, se le reconoce como nacimiento del río Bordecorex, muy cerca ya de la linde de la vecina provincia Alcarreña y en las proximidades de lo que fuera en su día la gran laguna de Conquezuela. Extenso humedal que se ubicaba entre las poblaciones de Miño y Conquezuela de donde procedía su nombre. Siendo drenada y desecada con fines agrícolas en 1959, acontecer motivado por las políticas de concentración parcelaria que tuvieron lugar a finales de los años 50 del siglo pasado, estando a la espera; si lo permiten los distintos intereses en conflicto; su recuperación de como estuvo antaño. De lo que fue este trampal acuoso de alrededor de 50 hectáreas de agua y vegetación palustre, solo quedan restos en la lagunilla de La Sima, donde justo en su margen oeste, podemos encontrar los vestigios de lo que fue un túmulo del neolítico, al que se le apodó con el nombre de la lagunilla anexa, La Sima. Fue en este enterramiento prehistórico donde, al realizar las excavaciones pertinentes para su estudio, se encontró residuos de "cerveza", tratándose de los más antiguos de este tipo de alimento encontrados en toda Europa, de ahí nos viene la afición. 




Dirigimos nuestros pasos hacia la búsqueda de las pinturas rupestres del Abrigo de la Dehesa (o de Carlos Álvarez), y que no son fáciles de encontrar; no siendo a través de estas líneas desde donde daré pistas; puesto que están sin proteger del vandalismo de los "descerebrados" que andan sueltos por nuestra geografía patria. De época neolítica, estos bocetos del pasado tienen la singularidad de trasladarnos en una de ellas la representación de lo que parece ser una embarcación. El conjunto por su simbología y dentro del arte rupestre esquemático nos presenta una tipología poco habitual, toda vez que su contenido arqueológico no es común a este tipo de representaciones. 

A poco más de un kilómetro en línea recta de este espacio pictórico alcanzaremos a la Cueva de la Santa Cruz, al que se puede llegar dando un no muy largo e interesante paseo por encima del cortado que forma el Alto de la Peña, donde podremos encontrar sepulturas antropomorfas cinceladas en las rocas, aunque ubicadas en lugares de difícil acceso. También se puede llegar más cómodamente en el vehículo, transitando por la carretera que se dirige hasta Choquezuela, donde a mitad de camino y en la misma ribera del río Bordecorex podemos dejar el coche. 

Estamos posiblemente en uno de los enclaves más sugerentes de toda la zona, y no por su ubicación a la orilla del río Bordecorex, ni por estar situado bajo los acantilados rocosos del Alto de la Peña, ni siquiera por las vistas que ponemos disfrutar de los campos de labor de lo que fuera la antigua laguna de Conquezuela, nos ubicamos en un lugar mágico, de esos que dicen desprender energías telúricas desde el interior de la tierra. Uno de los santuarios prehistóricos más enigmáticos de toda España, donde se pueden distinguir hasta dos altares rupestres labrados en la roca, en los cuales se podían haber celebrado sacrificios. 

La cueva es una profunda y ancha grieta existente en la pared del imponente macizo dolomítico de arenisca, a través de la cual el agua que rezuma la oquedad es recogida en una pileta tallada en el suelo de la cavidad. Pudiendo observar en sus paredes grabados rupestres de notable importancia, datados en épocas de la Edad del bronce-hierro, siendo lugar de ritos mágicos-religiosos, en los que se han ido sucediendo distintas tipologías de cultos ancestrales hasta la Edad Media. En la actualidad, a su entrada, existe una ermita del siglo XVIII, en la que todos los años se continua realizando una romería desde el pueblo de Conquezuela, quedando cristianizados los originales ritos paganos. 

Debemos buscar bien entre los paramentos laterales de la oquedad, para poder distinguir hasta 48 figuras antropomórficas de "personajes" danzantes u orantes y las más de 1200 cazoletas realizadas sin orden aparente. Algunas hipótesis nos trasladan que por su situación frente a la original laguna que existía ante su vista y la pileta que recoge el agua de su interior, el santuario estuviera dedicado a un "femenino-materno" culto al agua. 




Dos kilómetros más adelante llegamos a la vecina población de Conquezuela, donde podemos observar como la base de la torre de su iglesia es de origen califal, con las piedras colocadas de forma apaisada. Esta zona en tiempos de la "reconquista" estuvo su control en litigio por parte de los dos bandos (cristiano y musulmán) durante algo más de dos siglos, con refriegas permanentes entre ellos, pues formaba parte de la frontera o Marca Media. Si nos interesa la curiosidad de lo esotérico, nos podemos acercar hasta la cercana población de Olmedillas, en el límite de Soria con Guadalajara donde se encuentra la "Cueva de Harzal", que situada en el
 Barranco de la Cueva o del río Arboreca, fue en su tiempo un antiguo "Ribat" musulmán, una especie de "morabito" troglodita. Este rustico covacho es ni más ni memos que el equivalente a un eremitorio medieval en tierras cristianas, situándose fundamental mente en tierras fronterizas y dedicado a la oración y a la guerra santa (yihad), estando posiblemente habitado por seguidores sufistas.

Yelo, población asentada sobre lo que fuera la calzada romana que conectaba Medinaceli-Uxama, posee un bien cuidado (como casi todos las aldeas de esta zona) caserío de pétreos y fuertes muros, dominado por una potente iglesia. Pero lo que realmente caracteriza a la localidad es la imagen de sus 5 palomares (yo creo que hay 6 porque uno es doble con dos puertas) de piedra asomados como si fueran vigías al cortado formado por el río Bordecorex, y junto por encima de la de carretera que viene de Miño. Fueron construidos con piedra y barro entre los siglos XVIII y XIX, y pese a su evidente abandono y progresivo deterioro, se encuentran protegidos como Bien de Interés Cultural. 




Aunque en otros lugares los observamos levantados con formas circulares o semicirculares estos son de planta cuadrada. Siendo usual que estas construcciones fueran de propiedad particular, vinculadas a la economía familiar, pero en el caso de Yelo ofrecen la singularidad de que todas ellas era propiedad de la Iglesia, quien se encargaba de su explotación lucrativa. Aun se puede observar, en el primero de ellos (el más próximo a la población) en su fachada principal orientada al este y bajo el saledizo, la leyenda “Viva Jesús. Viva María Santísima”. Llamando también nuestra atención las esquinas de sus tejados coronadas con unas bolas de piedra y una cruz también pétrea en el centro, así como los dibujos esgrafiados (dibujos por capas) en los revocos de sus paredes que en parte aun se conservan. 


Empieza a llegar la tarde y con la bajada del sol llegamos hasta Alcubilla de las Peñas, cuyo caserío se asienta sobre unos riscos de forma escalonada. Uno se puede entretener en buscar los restos de lo que fue una atalaya islámica, la Torre de la Senda, que está situada al sur de la población y de la que se pide su protección institucional desde el año 1983. Por el valle que va hacia la población de Mezquetillas, transitando por una pista paralela al arroyo y a una distancia de unos 500 mts. desde la desviación de la carretera, se halla el "Túmulo de La Mina", donde se encontró un menhir que se expone en el Museo Numantino de Soria. Es tal el abandono en que se encuentra este yacimiento megalítico, que no aconsejo su visita, ya que acercarse hasta su ubicación puede generar gran decepción, aunque las vistas del valle por donde corre el Arroyo de la Vega de Alcubilla, así como de las poblaciones de Mezquetillas y Alcubilla puede resarcirnos del desencanto. 

En Romanillos de Medinaceli encontraremos la curiosidad de su "Calvario" que situado en una pequeña elevación conocida como Las Hiruelas, se ubica junto a la ermita-humilladero de la Soledad. Este pétreo grupo de cruces es el final de un viacrucis, que cincelado sobre piedra arenisca con toscas columnas, recorre toda la población. Estando su datación en fechas próximas a 1577, año del que se conserva documento sobre el pago al maestro cantero por la ejecución de la alegoría sobre el martirio de Jesús Nazareno. También podemos acercarnos a iglesia románica del siglo XII, con presencia de modillones de rollos (sujeta aleros) de origen musulmán. 

Hemos recorrido un trozo de esa Soria desconocida y "vaciada", que para muchos de los sorianos ni siquiera sabe de su existencia, reivindiquemos desde estas páginas ese "SORIA YA", pero primero, para que los propios sorianos se crean las posibilidades de su tierra.