martes, 31 de diciembre de 2013

- Feliz año 2014

Con rebeldía e indignación....................... resistiremos este 2014 que ahora comienza.

viernes, 20 de diciembre de 2013

- ¿Estamos en crisis?

Terminado está prácticamente ya el año, solo nos queda la esperanza lotera, y desde hace unas cuantas semanas nos están intoxicando en algunos medios de comunicación, los equivalentes al "NODO" de antaño, de que la crisis está ya madurada y que se avecinan tiempos mejores. Esto sin duda, al igual que produjo al principio de esta situación-crisis (también en esos medios), que nos asustásemos y dejásemos de consumir, cargándonos parte de la endeble economía; ahora, con la nueva propaganda contraria, nos incitan al gasto y más en estas fechas tan idóneas para ello.

Sobre los anuncios del final de esta puñetera crisis escribió en su día, hace casi más de un año, la profesora de enseñanzas medias y bloggera Concha Caballero, también colaboradora del diario El País en Andalucía, cuyos interesantes artículos podéis seguir en esta página: http://elpais.com/autor/concha_caballero/a/ 

El día que acabó la crisis 

Un buen día del año 2014 nos despertaremos y nos anunciarán que la crisis ha terminado. Correrán ríos de tinta escritos con nuestros dolores, celebrarán el fin de la pesadilla, nos harán creer que ha pasado el peligro aunque nos advertirán de que todavía hay síntomas de debilidad y que hay que ser muy prudentes para evitar recaídas. Conseguirán que respiremos aliviados, que celebremos el acontecimiento, que depongamos la actitud crítica contra los poderes y nos prometerán que, poco a poco, volverá la tranquilidad a nuestras vidas. 

Un buen día del año 2014, la crisis habrá terminado oficialmente y se nos quedará cara de bobos agradecidos, nos reprocharán nuestra desconfianza, darán por buenas las políticas de ajuste y volverán a dar cuerda al carrusel de la economía. Por supuesto, la crisis ecológica, la crisis del reparto desigual, la crisis de la imposibilidad de crecimiento infinito permanecerá intacta pero esa amenaza nunca ha sido publicada ni difundida y los que de verdad dominan el mundo habrán puesto punto final a esta crisis estafa —mitad realidad, mitad ficción—, cuyo origen es difícil de descifrar pero cuyos objetivos han sido claros y contundentes: hacernos retroceder 30 años en derechos y en salarios. 

Un buen día del año 2014, cuando los salarios se hayan abaratado hasta límites tercermundistas; cuando el trabajo sea tan barato que deje de ser el factor determinante del producto; cuando hayan arrodillado a todas las profesiones para que sus saberes quepan en una nómina escuálida; cuando hayan amaestrado a la juventud en el arte de trabajar casi gratis; cuando dispongan de una reserva de millones de personas paradas dispuestas a ser polivalentes, desplazables y amoldables con tal de huir del infierno de la desesperación, entonces la crisis habrá terminado. 

Un buen día del año 2014, cuando los alumnos se hacinen en las aulas y se haya conseguido expulsar del sistema educativo a un 30% de los estudiantes sin dejar rastro visible de la hazaña; cuando la salud se compre y no se ofrezca; cuando nuestro estado de salud se parezca al de nuestra cuenta bancaria; cuando nos cobren por cada servicio, por cada derecho, por cada prestación; cuando las pensiones sean tardías y rácanas, cuando nos convenzan de que necesitamos seguros privados para garantizar nuestras vidas, entonces se habrá acabado la crisis. 


Un buen día del año 2014, cuando hayan conseguido una nivelación a la baja de toda la estructura social y todos —excepto la cúpula puesta cuidadosamente a salvo en cada sector—, pisemos los charcos de la escasez o sintamos el aliento del miedo en nuestra espalda; cuando nos hayamos cansado de confrontarnos unos con otros y se hayan roto todos los puentes de la solidaridad, entonces nos anunciarán que la crisis ha terminado.

Nunca en tan poco tiempo se habrá conseguido tanto. Tan solo cinco años le han bastado para reducir a cenizas derechos que tardaron siglos en conquistarse y extenderse. Una devastación tan brutal del paisaje social solo se había conseguido en Europa a través de la guerra. Aunque, bien pensado, también en este caso ha sido el enemigo el que ha dictado las normas, la duración de los combates, la estrategia a seguir y las condiciones del armisticio. 

Por eso, no solo me preocupa cuándo saldremos de la crisis, sino cómo saldremos de ella. Su gran triunfo será no sólo hacernos más pobres y desiguales, sino también más cobardes y resignados ya que sin estos últimos ingredientes el terreno que tan fácilmente han ganado entraría nuevamente en disputa. 

De momento han dado marcha atrás al reloj de la historia y le han ganado 30 años a sus intereses. Ahora quedan los últimos retoques al nuevo marco social: un poco más de privatizaciones por aquí, un poco menos de gasto público por allá y voilà: su obra estará concluida. Cuando el calendario marque cualquier día del año 2014, pero nuestras vidas hayan retrocedido hasta finales de los años setenta, decretarán el fin de la crisis y escucharemos por la radio las últimas condiciones de nuestra rendición. 

Escrito por Concha Caballero y publicado en El País - Andalucía el 18-01-2013

 

lunes, 2 de diciembre de 2013

- Benarés........ a la orilla del Ganges (India)

Pincha aquí si quieres ver las fotos de "Benarés", si quieres verlas en pantalla completa pulsa en la tecla "F11"

El Ganges, el gran rio de la India, originó junto con el Indo, allá por el amanecer de los tiempos, una de las culturas más antiguas de nuestro planeta; fascinando, atrayendo y acercando hacia sus orillas a millones de gentes. La historia del "Sagrado Rio" del Hindostán, desde sus fuentes al mar, y desde los arcaicos inicios de la civilización a los actuales, es la historia de la evolución y la cultura de la India, del auge y caída de imperios, de magníficas y orgullosas ciudades, de aventuras épicas, ….... pero sobre todo es una historia de tolerancia por encima de ideas, gentes, culturas y religiones. 

Tras su nacimiento en el Himalaya occidental, en el glacial Gangotri, recorre durante unos 2.510 km. todo el norte del país, adentrándose en el vecino Bangladesh uniéndose en él a otro gran rio asiático, el Brahmaputra, para desembocar en el golfo de Bengala formando el más grande delta del mundo, trasportando  la mayor cantidad de sedimentos de entre todos los ríos de nuestro maltrecho planeta. Al despedir las montanas del Himalaya, a unos 300 km. de sus fuentes, en las poblaciones de Rishikesh y Haridwar, se adentra en una gran planicie que ya no abandonara hasta su encuentro con el mar. Esta fértil llanura que el gran rio junto a sus tributarios riega, abarca una cuenca cercana al millón de km², sobre la que se asienta una gran concentración humana con una de las más altas densidades del planeta, unos 700 millones de personas, el 10% de la población mundial. Siendo sus inmensos valles fundamentales en la producción agrícola del país, proporcionando una permanente irrigación para la obtención de productos como: arroz, caña de azúcar, legumbres, semillas de aceite, patatas, trigo, pimienta, mostaza, sésamo, yute, etc. que conforman la alimentación de este inmenso país enormemente poblado. 

Pero el Ganges es algo más que un río, es una madre, una tradición, una cultura............ una diosa "Ganga" y su  importancia dentro de la religión hinduista es fundamental, porque a través de él se tiene acceso directo al Nirvana (liberación).  

Relata una antigua leyenda hindú que Himalaya, dios de la gran montaña, tuvo una hija de gran belleza a la que puso de nombre Ganga, conocida también como Maa Ganga (madre Ganges) o Ganga Devi. La diosa fue en principio esposa del dios Visnú, hasta que éste decidió cederla como tal al dios Shiva. Pasando después a ser consorte del rey Shantanu. Siendo entonces cuando tuvo un significativo papel en el nacimiento de los Vasus , los ocho dioses del día: viento, fuego, agua, amanecer, luz, luna y estrella polar. Según cuenta la mitología, estos dioses sufrían una terrible condena que los obligaba a nacer de nuevo pero como seres mortales. Ganga, compadeciéndose de ellos, se convirtió en la gran madre de todos con la promesa de acabar con su existencia nada más nacer, buscando así obtener nuevamente para ellos la inmortalidad. Y así lo hizo… Pero antes de acabar con el último de los recién nacidos, Bhishma, apareció el rey Shantanu evitándolo. Ya convertido en hombre, Bhishma terminaría convirtiéndose en uno de los principales héroes de la gran epopeya mitológica hindú conocida como "Mahabharata".  

Narra así mismo la mitología que, en un principio, fue el dios Brahma, el creador del universo, quien dio vida al Ganges alimentándolo del sudor de uno de los pies de Vishnú, el dios preservador, pero que por ese entonces el río tan sólo corría por el cielo. Fue Shiva, el dios destructor, quien se ofreció para hacer descender las aguas del cielo hasta la tierra, para con ello liberar a la gran cantidad de almas que habían sido condenadas por los dioses. Pero tanta era la altura entre los dos mundos, cielo y tierra, que Shiva tuvo que crear un camino entre ellos con su melena, para que la fuerza de las aguas no devastara la superficie de la tierra, sirviendo además, estas aguas sagradas, que brotan de su divina cabellera para calmar la sed de las tierras de cultivo. Entonces Ganga bajó primero hasta la cabeza de Shiva y entre sus cabellos se dividió en siete ríos, el mítico Ganges y sus afluentes, purificando con su divino elemento las cenizas de lo que antes eran cuerpos. Así llegó el agua hasta el hondo agujero por el cual habían bajado al inframundo, lo inundó liberando sus almas y dio origen a un gran océano. Hoy en día el Ganges sigue siendo considerado como un río sagrado y bañarse en él supone la purificación del cuerpo y del alma. 

El nombre Ganges "gáṅgā" proviene de la palabra sánscrita, "gá g" que significa (se mueve rápidamente). Ya siendo mencionado en el Rig Veda, la más temprana de las escrituras hindúes, en la cual aparecen relacionados los ríos que emanan de las montañas himalayicas desde el este al oeste.

El primer occidental que mencionó la existencia del gran río fue el griego Megásthenes, aunque nacido en Asia Menor, lo menciona varias veces en su obra “Indika”, escrita sobre el año 300 a.C.. “La India, posee muchos ríos largos y navegables, que tienen sus fuentes en las montañas de la frontera septentrional y atraviesan el país plano; y no pocos de ellos, tras unirse unos con otros, desembocan en el río llamado Ganges. Este río, que en su fuente tiene 30 estadios de ancho, discurre de norte a sur, y vacía sus aguas en el océano, con lo que forma la frontera oriental del Gangaridai, una nación que posee una vasta fuerza de grandes elefantes”. 

Es probable que el Ganges llevara más caudal en la época del Imperio Romano, cuando la actual Patna era la gran ciudad portuaria de Pataliputra. Incluso en el siglo XVIII, los barcos de la Compañía de las Indias Orientales llegaban por él hasta Allahabad. En la actualidad, el cieno de sus sedimentos imposibilita este tipo de trasporte para embarcaciones profundas. Afamado desde siempre, es curioso encontrarnos en Piazza Navona de la misma Roma desde 1651,  la conocida Fontana dei Quattro Fiumi (Fuente de los Cuatro Ríos). Construida a mediados del siglo XVII, simboliza los cuatro grandes ríos del mundo (Ganges, Nilo, Danubio y Río de la Plata), lo que acredita la importancia del gran rio hindú en nuestras más próximas culturas. Sólo dos ríos del planeta, el Amazonas y el Congo, superan el caudal del sistema que forman el Ganges, Brahmaputra y Surma-Meghna. 

Al igual que los musulmanes deben visitar la Meca, los hindús, creen que la vida está incompleta si no se bañan en el Ganges al menos una vez en la vida. Es por ello que muchas familias hinduistas mantienen un recipiente con agua del río sagrado en su vivienda, de forma que si alguien muere, pueda beber un poco de esa agua. Muchos seguidores del hinduismo tiene la creencia que beber de su agua, limpia el alma de todos los pecados, y que también sirve para curar enfermedades. Las viejas escrituras afirman que el agua su corriente lleva la bendición de los pies de Vishnú; por eso la madre Ganges es conocida como Vishnupadi, que significa “emanante de los pies de loto del dios supremo Sri Vishnu“. Los seguidores de Ala, que habitan en India y Bangladesh, recurren al wudu, para una limpieza religiosa del cuerpo, rezando al mismo tiempo sumergidos en el río Ganges. 

Pero el Ganges no es una leyenda y un sueño idílico. A partir fundamentalmente de abandonar las montañas, comienza un peregrinar por ciudades, pueblos y aldeas superpobladas que lo van deteriorando, estando considerado como uno de los ríos más infectos del mundo, sufriendo la contaminación humana, bacteriológica, fecal y la explotación comercial, por lo que el consumo de sus aguas presenta un alto riesgo de infecciones. En Benarés se evidencia esa contaminación del río, que ha sido con anterioridad castigado con importantes vertidos industriales, calculándose que a su paso por la sagrada ciudad, contiene 60.000 bacterias solo de residuos fecales por cada 100 mililitros, 120 veces más del límite aceptable para el baño. 

Aunque la visión que el "hindú" tiene de su rio, influenciado por su religión, es que no está en absoluto contaminado ni sucio, ni mucho menos impuro; puesto que se trata de una diosa, el Ganges es posiblemente del río más contaminado del mundo. Afectando  a unos 400 millones de personas que viven en las proximidades.  

Además, el aumento global de las temperaturas del planeta está dejando sentir sus efectos sobre los glaciares tibetanos de las montañas del Himalaya. Este efecto supondrá la desaparición progresiva de los glaciares, poniendo en peligro el suministro hídrico de los ríos en los que se asientan sus fuentes. Según un informe del clima de la ONU publicado en el año 2007, los glaciares del Himalaya que alimentan el Ganges podrían desaparecer en el año 2030. A partir de ese momento, la corriente del río sería estacional y fruto puramente de las lluvias producidas durante la época del monzón. 

Aun así es sugerente; si recorremos su curso, en pleno Himalaya, disfrutaremos de espectaculares paisajes. Por encima del glaciar donde están sus fuentes se ubican montañas de más de 7000 metros. Una vez que el río abandona Rishikesh, meca del yoga, la meditación y donde sus rápidos son apreciados por los practicantes del rafting, nuestro río se domestica. Esta población, asentada a ambas orillas del rio y comunicada por dos imponentes puentes colgantes, se hizo célebre a raíz de ser visitada por los Beatles durante su etapa mística, en la que siguieron las enseñanzas del Gurú Maharishi, del que al parecer salieron algo mosqueados. No muy lejos se sitúa Haridwar, una de las siete ciudades más sagradas de la India, en donde pudimos con tranquilidad y sin el alboroto turístico de Benarés, admirar a la puesta del sol, la realidad de los ritos hindús, los "aarti". Ubicada a tan sólo 300 m de altitud y a 2.200 km. de la desembocadura del Ganges, es donde comienza la planicie gangética. 

Tras una suave curva de 800 km. llega a la siguiente ciudad clave de su recorrido, Allahabad, allí se une al Yamuna, que circula por Delhi y Agra. Siendo el punto de confluencia de ambos ríos "Sangam", donde se llegan a bañar hasta 70 millones de personas durante el Kumbh Mela, una peregrinación que tiene lugar cada doce años. De acuerdo con textos hindúes antiguos, un tercer río, el Sarasvati, se unía en este punto con los otros dos. 

Unos kilómetros más adelante se llega a la mítica ciudad de Benarés, una de nuestras últimas etapas en el viaje a la India. 

Benarés
Conocida en la actualidad como Varanasi, Benarés representa todo aquello que trastoca con nuestros principios y prácticas occidentales. El primer contacto con la India a través de ella puede llegar a ser un shock para alguien que no esté acostumbrado a las modos y la manera de ser de las gentes de este país. Considerada la ciudad más sagrada de la India, se presenta a sus visitantes como un festín para los sentidos, das un paso y te encanta, al siguiente te agobia. Acaso por eso, comentan que es el sitio más característico del todo el país, uno de sus destinos más simbólicos y foco de una sorprendente selección de lugares interesantes de ver. Quienes visitamos la vibrante ciudad por primera vez, somos apresados por lo fascinante que puede ser esta muestra de la vida y el ajetreo de la India, en el que se mezcla el encanto del antiguo mundo con una vida actual y palpitante............. La arcaica ciudad, con más de 3.500 años de antigüedad, llamó la atención del novelista americano Mark Twain, quien escribió: "Benarés es más antigua que la Historia, más antigua que las tradiciones, más vieja incluso que las leyendas, y parece el doble de antigua que todas juntas”. 

Una buena forma de llegar a ella para hacernos una idea de la forma de vida y además conocer unos de los medios de trasporte más sugerentes y extensos de India, es hacerlo en tren. La red de ferrocarriles que dejaron construida los británicos tras la independencia es amplia, y prácticamente nos puede acercar a cualquier punto del país,  pero por su apariencia es cuando menos impactante, pues poco han evolucionado desde entonces estos caminos de hierro. Adentrase en sus vagones, aunque sea en litera con aire acondicionado, es toda una experiencia para los sentidos, prácticamente para todos ellos, hasta en el pasillo hay instaladas camas y sus habitáculos asemejan ser del siglo XIX. Multitud de usuarios abarrotan las estaciones, los compartimentos normales van atestados de gente, y aunque no pudimos ver esa estampa de gentes viajando encimas de sus techos, la pudimos imaginar. Grupos variopintos de personas pululan por sus pasillos: jóvenes, menos jóvenes, guiris, estudiantes, vendedores, japos......y gentes de cualquier condición y textura humana, una mezcolanza de gentes en estrecha convivencia. Vienen a mi mente imágenes similares de mis tránsitos vacacionales en el ferrocarril de hace 50 años camino de Soria....... claro, que el que trasbordaba en Torralba no llevaba literas, aunque algunas veces para recorrer esos 93 km. de distancia hubieran sido necesarias. 

Situada en la orilla occidental del Ganges y también conocida como Banarás o Kashi, Benarés es la única ciudad en todo el recorrido del Ganges donde el rio fluye en dirección norte, lo cual le confiere su enorme carácter sagrado. Filosóficamente, este giro da la posibilidad al ser humano de no seguir hacia el sur, sitio de Yama, dios de la muerte, hacia donde generalmente nos dirigimos. Sus callejuelas estrechas palpitantes de vida,  los viejos templos, el sagrado Ganges, donde miles de hombres y mujeres se aglutinan para el baño espiritual y las cremaciones de sus muertos, garantizan que esta meca para los hindús, sea un interesante y fascinante lugar para el resto de los humanos que nos acercamos hasta ella. 

Al ver ese gran rio por primera desde la distancia, no da la impresión de su contaminación, pero lo está y bastante. La principal casusa de ella no radica en las actividades que se desarrollan en sus orillas, si no que vienen de los residuos que en sus aguas se depositan, fecales y sobre todo industriales sin tratamientos de depuración. Se comenta que una bacteria de cólera sobrevive solamente 3 horas en las aguas del Ganges a la altura de Varanasi, mientras que en agua normal logra perdurar 24. Centenas de personas diariamente se bañan, lavan ropa, beben de sus aguas y pasan minutos cepillándose los dientes. Pero para sus moradores, la diosa Ganga, hija del rey Himavat y la ninfa Mena, enviada por los dioses para redimir los pecados de los hombres, guarda celosamente sus secretos. El más sorprendente, citado en casi todos los textos sobre el río, es la supuesta y misteriosa cualidad antiséptica de sus aguas: en Benarés, donde el río arrastra cadáveres en descomposición, los microbios parecen esfumarse,............ el Ganges, el rio sagrado los purifica. 

Una de las mejores formas de comenzar nuestra visita, es recorrer su ribera al amanecer en algunas de las barcas que transitan a esas horas a lo largo de la orilla del río, cuando los templos y los palacetes de su margen están teñidos por una tenue luz dorada y donde podremos observar, al mismo tiempo que despierta el día, como sus gentes se acercan desde las laberínticas calles para acercarse hacia los distintos ghats, a lavar sus ropas, realizar yoga o darse un baño ritual, en el que santones, gurús, sadhus, brahmanes y devotos hindús, inician su rutina religiosa de rendir tributo al sagrado Ganges. Escenas que se nos quedaran para siempre en nuestra mente y que solo en esta ciudad se repiten con tanta intensidad. 

Con decenas de interesantes lugares para visitar: templos, bazares, etc. ......... y multitud de Ghats en donde poder observar y aprender sobre sus creencias y su forma de vida, Benarés es la síntesis de la india. Si el resto del país, es una explosión de color y de escenas únicas, Benarés es ya el culmen de todas ellas. Recorrerla es un menú completo para nuestro olfato: incienso, cremaciones, curry, asados, hierbas aromáticas…. La abundancia de aromas y colores se mezclan en un sinfín de matices, constituyendo un verdadero placer para nuestros sentidos, haciéndonos sumergir en el ajetreo de la ciudad, tornándonos en parte del bullicio de sus angostas calles.  

Godowlia Chowk es el centro neurálgico de la ciudad, desde esta plaza parten todos los caminos que nos llevan a los ghats y a los lugares más interesantes que en ellos podemos encontrar. Por Dasaswamedh Road llegaremos a las escaleras de Dasaswamedh ghat (sacrificio de 10 caballos), Man Mandir ghat y Prayag ghat.  

Chowk es el viejo barrio que se extiende al norte de la plaza, bordeando los ghats. En este barrio, junto con el de Bangali Tola situado al sur de Dasaswamedh y que se extiende hasta Shivala, resulta imposible orientarse sin tener que preguntar a los viandantes por el camino a seguir. No debemos dudar en dejarnos perder por la maraña de sus callejones llenos de animación y color, tan estrechos y sinuosos que impiden la circulación de cualquier tipo de vehículo que no sean las motocicletas. En él se respira una atmósfera turbadora al caer la tarde, sobre todo si nos encontramos tomando algo en el "Blue Lassi" y frente a nosotros, traspasando el recodo de una callejuela, aparece el cuerpo de un difunto conducido por su familia hacia el lugar de su cremación, en el no muy lejano Manikarnika ghat. El "Blue Lassi", es otro de los lugares recomendados, en el que se puede probar uno de los mejores "lassi" (yogur batido con frutas) de toda la India, lo confeccionan allí mismo, delante de ti, a vista de todos los que pasan por la calle. Esta situado en Kachauri Gali y muy carca del Templo de Oro o Kashi Vishwanath y de la Mezquita Gyanvapi........... y cuenta con servicio wifi gratuito para sus clientes.......... uno más de los contrastes de esta ciudad. 

La Gyanvapi Mezquita o Alamgiri Mezquita, fue construida por el emperador mogol Aurangzeb en el siglo XVIII, sobre las ruinas del majestuoso templo hinduista dedicado a Shiva de  Kashi Vishwanath, destruido durante la invasión mogol. Situada cerca de Lalita ghat, su acceso está únicamente permitido a los musulmanes. Fue edificada en color blanco al estilo arquitectónico hindú, pero con influencia persa y mogol. La pared original del antiguo templo hindú se mantuvo deliberadamente como parte de la mezquita, sirviendo de insulto a los sentimientos de los seguidores de su culto original. 

Separada de la mezquita por una verja y el "Gyanvapi" o Pozo del Conocimiento, se encuentra el templo Kashi Vishwanath, uno de los doce lugares dedicados a Shiva más sagrados de la India. La deidad principal se llama Vishwanata, que significa "el que gobierna el universo", y debido a la cúpula dorada que lo corona, también es llamado Golden Temple (Templo Dorado), recubierta por 800 kilos de oro. Además de la cúpula, son dignos de ver los relieves florales pintados en los muros exteriores del templo.  Es visitado par más de 3.000 personas al día, sólo por el ambiente que tiene merece la pena acercarse hasta él. El pozo es considerado por los hindúes como el lugar sagrado, al que Shiva Lingam (representación fálica de Shiva) saltó para esconderse antes de que el templo fuera arrasado por Aurangaseb.  

Este templo que aparece mencionado en la mitología hindú, ha sido destruido y reconstruido numerosas veces. Se cree que la estructura actual es debida a la maharaní de Indore, Ahilya Bai Holkar, conocida como la Reina Filósofa, que lo construyó en 1780. La entrada a los foráneos está prohibida en el interior del templo, pero se puede apreciar la cúpula y parte de él, desde la segunda planta de una tienda que hay justo enfrente del mismo. 

En los alrededores de estos dos templos, sobre todo custodiando la puerta de los mismos, encontraremos policías bien armados y cubiertos de chalecos antibalas, como sistema de disuasión para evitar un ataque por parte de grupos ultrahinduistas o de integristas islámicos. 

Benarés es igualmente el último amparo de los afligidos, de los relegados por todos. Transitan por sus enmarañadas callejas más de 20.000 viudas, envueltas en sus blancos saris, a la espera de que la muerte las libere de su abandono y a las que podremos ver todos los días a las puertas de este templo. Con suerte hallaran asilo en esos sombríos lugares llamados "vidhwa ashrams" o casas de viudas, a los que consideran su hogar, subsistiendo gracias a las limosnas de los visitantes que se acercan al célebre templo.  

En el hinduismo más dogmático, las viudas deben dedicar el resto de su vida a la memoria de sus esposos, ya que sin ellos su existencia no tiene valor. Están obligadas a no llevar ningún tipo de joya u ornato que las pueda destacar, deben vestir un  simple sari blanco, he ir con el pelo corto o incluso rapado como signo de renuncia a los goces terrenales. En muchas ocasiones son obligadas a efectuar los trabajos más duros en la casa marital de la familia de su esposo. Muchas de ellas son abandonadas a su fatalidad o mandadas a alguna de las "ciudades de viudas" entre las que se encuentra Benarés, donde les espera una mísera existencia hasta el momento de su muerte. 

Unos 35 millones de viudas se calcula que hay actualmente en la India, un tercio de ellas recluidas en las casas de acogida, socorridas por la caridad, subsistiendo en evidentes condiciones de miseria y falta de higiene. En las que el único modo de subsistir es mendigando o prostituyéndose. Son las víctimas de una religión tan singular como injusta. 

En el barrio de Chowk, se haya así mismo el Old Bazaar (bazar viejo), uno de los mercados más vistosos y activos de la ciudad. Lleno de vida, colorido, variopinto y seductor, en el que el descanso no existe, pues parece como si estuviera abierto todo el día. Entre suciedad, vacas sagradas, rickshaws, motocicletas y una multitud que no cesa de transitar por sus estrechas e intrincadas callejuelas podemos encontrar: panaderos, queseros, fabricantes conservas, pasteleros, lecheros que preparan allí mismo yogurt o lassi, libreros, zapateros, puestos de venta de tés, comerciantes de seda, vendedores de juguetes, tiendas de especias, joyerías, y hasta vacas sagradas..... Perderse por él es una actividad más que nos ofrece esta ciudad. Los comercios, en muchos casis minúsculos, nos ofrecen todo lo que la mente pueda imaginar, incluso lo inconcebible, pues en sus puestos se venden cosas desconocidas para los humanos de occidente, en donde los comerciantes de estos oscuros y diminutos cuchitriles se dedican a los oficios más variados. Como en el resto de la India, comprar en el Old Bazaar es una experiencia única, donde regatear es imprescindible convirtiéndose en una destreza, formando parte de la esencia de la ciudad. 

Para relajarnos del ajetreo y la intensidad de la ciudad, en la última planta del Rashmi Guest House y con unas vistas impresionantes de río, se encuentra el restaurante Dolphin, situado justo encima de Man Mandir Ghat. No puedo opinar sobre la comida, ya que solo estuvimos tomando unas frías cervezas, descansando y recreándonos de la panorámica. Desde él se puede ver, en la terraza del edificio contiguo, el observatorio astronómico mandado construir por el Maharajá Jai Singh II en siglo XVIII, uno de los 5 edificados por él en la India.

  más frecuentados de la urbe. Sitio de reunión de autóctonos y foráneos, donde podremos visionar un magnífico espectáculo y uno de los mejores lugares del mundo para observar las distintas formas de entender el hinduismo.  
Pero lo que en realidad identifica a Benarés del resto de la ciudades de India, son sus "ghats". Esas escalonadas gradas de piedra, rodeadas de cientos de templos, que desde la ciudad descienden al rio y que en número de 84, se extienden por su orilla a lo largo de 7 km. siendo los enclaves

Estos ghats, que con frecuencia se inundan en la época de lluvias, son lugar de peregrinación no solo para los hindúes, si no también para los fieles de otras religiones, atrayendo hacia sus aguas a más de un millón de estos penitentes cada año. Siendo protagonistas en ellas los baños y abluciones que secuencialmente y en número de cinco están obligados a realizar durante este la recorrido ritual, en la creencia de que cada chapuzón en ellas les depurará sus pecados. En ellos nos toparemos con las insólitas imágenes de familias enteras bañándose, mujeres preparando ofrendas con comida y velas para que la corriente del rio la lleve, hombres lavando ropa, personas rezando o meditando, pintores, pescadores, búfalos tomando su baño, mendigos, vendedores de droga, incluso esos curiosos y genuinos personajes que forman los gurús o santones, realizando yoga, fumando marihuana con piadosos fines u ofreciendo oraciones a los peregrinos que hasta ellos se acercan. Estos últimos personajes suelen estar dispuestos a mantener charlas con los foráneos que les emplazan, dejándose fotografiar con el donativo de algunas simples monedas. 

Recorrerlos hacia el sur partiendo desde el de Dasashwamedh, el más significativo de todos y uno de los  lugares más visitados de la ciudad, pasando por el animado de Ahilyabai, y el de Darbhanga, que con sus antiguas havelis (palacios) de altas torres, erigidas a principios del siglo XX por dos príncipes de Bihar, parecen custodiar el rio. En nuestro caminar seguiremos descubriendo los de Rana Mahal, el muy concurrido de Kedar, Vijaya Nagaram, Lali, Harishchandra, Shivala, Jain, en el que se sitúan los pescadores.  Hasta llegar a Assi Ghat, el ubicado más al sur, donde el rio Assi se une con el Ganges, afamado por su gran Shiva Lingam situado bajo un árbol Peepal y lugar preferido de los fervorosos hindúes que se aglomeran en él, para brindar sus rezos después de tomar su baño sagrado. Podemos así mismo tomar dirección norte cruzando los de  Rajendra Prasad, Man Mandir, donde está el observatorio de Jai Singh II, Lalita, Manikarnika, Scindia, con su templo medio sumergido, Ganga Mahal, Bhonsale y Pancha Ganga, donde se sitúa la Gran Mezquita de Aurangzeb, incluso llegar a Adhi Kesava Ghat, en la confluencia del rio Varuna con en gran rio de Benarés, lugar donde se dice que Vishnú pisó por primera vez Benarés. Cualquiera de estos dos recorridos se convertirán en una senda que nos ira mostrando escenas cotidianas de niños jugando en las aguas, vacas sagradas refrescándose, mujeres ceñidas en sus vistosos saris lavando en el río o realizando una puja (ofrenda).   

El ghat de Dasashvamedh, desde el que se inician los recorridos en barca, es considerado uno de los mejores, desborda actividad y en él se ubican bajo coloridas sombrillas de bambú filas de sacerdotes dirigiendo las plegarias rituales. Siendo en este lugar donde tendremos la seguridad de toparnos con gurús y santones, que maquillados de vistosas pinturas, meditan o realizan yoga sobre sus gradas, también con fieles devotos practicando sus baños, con mendigos o con infinidad de vendedores y buscavidas que nos ofertaran los servicios más insólitos, como cortarnos el pelo y afeitarnos, darnos un masaje allí mismo a la vista de todos u ofrecernos cualquier tipo de producto. Su nombre procede de la leyenda sobre el sacrificio de diez caballos que consumó Brahma para que Shiva volviera de su destierro.  

En la religión hindú, morir en Benarés y ser incinerado en ella es motivo de júbilo, ya que aquí se alcanza la salvación y la quiebra del ciclo de reencarnaciones, en la creencia de que antes ya de la existencia del Ganges era el lugar donde se quemaba a los muertos. El fin primordial de todo hindú, es acudir a ella para expirar su último suspiro, pues al parecer Shiva susurra palabras de alivio al oído de los moribundos. Miles de peregrinos se allegan a esta ciudad en busca de la paz liberadora que ofrece la diosa Ganga, siendo centenares los ancianos que vagan por sus calles a la espera del momento que los trasladará hasta el descanso eterno.  

Para los humanos occidentales que somos, el hecho de la muerte tiene un significado de dolor y rechazo. Hace ya muchas lunas que dejamos de amar y comprender el ocaso de nuestra vida, por eso la ocultamos bajo tierra, sin embargo en la India la muerte se respeta igual que la vida, y juntas caminan de la mano para darle un lógico sentido a nuestra existencia. Por eso en estas terrazas de los ghats, "vida y muerte" se entrecruzan con la máxima naturalidad, donde gran numero de devotos se aglomeran en medio de una enorme algarabía sumergiéndose en sus aguas, al tiempo que en su cercanía se está efectuando una cremación................ un ejemplo más de personalidad de este país, donde la calma y la tolerancia son su razón de ser. 

De entre estos ghats de cremación destacan Manikarnika y Harishchandra, en los que durante nuestro recorrido podremos hacer una pausa para hacernos una idea de este ritual en torno a la muerte. Manikarnika, donde la mitología sitúa el pozo que Vishnú cavó con su disco antes de que el Ganges fluyera por el lugar, es el más impactante y sagrado de todos y el que auspicia los mejores augurios para los difuntos, siendo el predilecto para muchos creyentes, algunos de los cuales son traídos hasta aquí para ser incinerados desde lugares muy alejados en la distancia. En él arden de forma permanente las piras funerarias independientemente que sea de día o de noche, esperando su turno de fuego los cuerpos yacentes junto a los apilados troncos de leña que harán de combustible. 

Los cuerpos son trasladados a hombros, sobre camillas de bambú cubiertos por telas naranjas o amarillas, a través del casco antiguo camino el río sagrado. No es extraño poder observar durante nuestra ruta, alguna de estas procesiones por las callejuelas de la ciudad, mientras el resto de los viandantes continúan con su actividad cotidiana sin más. Antes de darle el fuego redentor, el cuerpo se baña en el río, se le despojan las telas que lo cubren, dejándole un sudario blanco y depositándole sobre la pira, se hace arder esta con unas matas de paja, a la vista de todos. Los viandantes podremos contemplar la solemnidad del acto, ya que el ritual que corteja a la muerte es aquí algo natural y cotidiano, sólo es preciso tener el debido respeto y ser prudente con las fotos, ya que en sus alrededores hay una mafia de buscavidas atentos a los foteros. 

En la parte alta del ghat se almacenan montones y montones de troncos,  que son trasportados a hombros de forma continua hasta el lugar por los recovecos de la ciudad. Cada tipo de madera tiene un coste diferente, siendo la de sándalo la más cara y aunque sea en una ínfima parte, todas las piras deben de tener algo de esta singular y sagrada madera.  

Hasta doscientos cuerpos son quemados diariamente en este lugar, consumiéndose unos  200 kilos de madera en cada pira, que tarda alrededor de  tres horas en quemarse. Una vez incinerados los cuerpos se recogen las cenizas arrojándolas al Ganges. No solo son quemados en este lugar los muertos de Benarés, cadáveres de otros lugares lejanos de India son traídos hasta aquí. Siendo muchos los que procuran llegar a esta ciudad para morir, en la que se encuentran cinco asilos para aguardar la muerte, en los que se alojan y subsisten unos 1.500 ancianos, a la espera del tenue susurro de Shiva que les traslade a la liberación.

Después de este paseo que os he propuesto por esta delirante ciudad, entre la vida y la muerte, entre la existencia y la nada, deberíamos acercarnos en el ocaso del día a una de estas escalinatas para presenciar la ceremonia del "aarti ganga". En los ghats de Dasashwamedh y Man Mandir son cientos de personas las que acuden a ese rito mágico ejecutado por brahmanes, donde se agasaja a la "diosa rio" con fuego, danzas y canciones. En este ritual, cuyo origen está en la religión vedica, están presentes, siendo sus protagonistas, los cinco elementos: el espacio (akash), el viento (vayu), la luz (tej), el agua (jal) y la tierra (pruthvi), bajo la forma de grandes lámparas de luego, acompañadas del sonido de campanas, golpes de tambor del gong ceremonial y el canto de alabanza y de mantras en sánscrito. El resto de los creyentes ofrecer flores y luz al rio, con el propósito último de ofrecer su gratitud, en la creencia que si el sagrado río refleja la luz ofrecida, entonces es que la ha aceptado. El fervor de los locales es enorme y el ambiente irrepetible, nos envuelven aromas de incienso y sándalo,  los sonidos de los instrumentos que al comienzo nos suenan extraños y chocantes, se tornan armónicos. La noche que ya ha hecho su presencia, trasforma el lugar en algo realmente especial,................. algo que hay que vivir y sentir, ya sea en Benarés, Haridwar, Rishikesh o en cualquier otra orilla de este sagrado rio de la India. 

Además de docenas de templos únicos, un puñado de mezquitas y sus afamados ghats, Benarés ofrece una selección de lugares curiosos de ser visitados. Destacar de entre ellos, en su periferia, Sarnath, la cuarta ciudad más sagrada para los devotos Budistas, donde hallan las ruinas de la Stupa Dhamekh erigida en el 250 a.C. por el emperador indio Asoka. Importante centro de culto budista, en el que la leyenda sitúa el lugar donde Buda realizo su primer sermón. En su proximidades se encuentra la Stupa Chaukhandi y un interesante Museo Arqueológico. 

Pomposa y terrible, Benarés no es lugar para espíritus delicados. En la ciudad habitada más antigua del planeta (ya existía en tiempos de Tebas y Babilonia) se mezclan la luz y las tinieblas, lo sublime y lo escatológico, harapientos niños y venerables ancianos de rostros labrados, muchachas bellísimas y miserables viudas, turistas y leprosos, campanas y letanías, sándalo y excrementos, oro y miseria...............vida y muerte. Los visitantes suelen recordar sorprendidos, al regresar de ella, su energía, la intensa actividad religiosa que fluye por cada rincón. y el surrealismo vivido a través de las imágenes contempladas, dejándonos algunos de los mejores instantes de este mágico destino que es India.