domingo, 27 de septiembre de 2015

- Luna de Sangre

Un hecho curioso y poco habitual, que podremos observar esta noche entre las 04,11 y las 05,23 horas de la madrugada, será poder observar como la Luna se teñirá de rojo durante un eclipse total, catalogado por los estudiosos celestes como un suceso poco frecuente. Además de que la podremos contemplar en forma de una "superluna", a lo que lo científicos llaman "perigeo", la luna más grande de todo el año, pues durante el recorrido de su órbita será cuando esté más cerca a nuestro planeta, viéndola un 15% superior a su tamaño normal, no repitiéndose estas condiciones de nuevo hasta el año 2033. Dándose las circunstancias de poder disfrutar de un sensacional espectáculo, que se podrá admirar desde el Próximo Oriente hasta el continente Americano, franja en la que estamos incluidos nosotros y prácticamente toda Europa.  

Durante el suceso apreciaremos como nuestro satélite no desaparece, tal y como ocurre en la mayoría de los eclipses, sino que se coloreará de un tono rojizo. Efecto que se produce a causa de la refracción de la luz solar a través de la atmósfera de la Tierra, actuando esta como una lente que desvía la luz del Sol, filtrando los componentes azulados, dejando pasar mayormente solo la luz roja que será reflejada por el satélite. Adquiriendo así la Luna ese resplandor cobrizo tan característico. Siendo un efecto parecido al que podemos apreciar en las puestas de sol. 

Fases y horarios: 
- Comienzo del eclipse penumbral: 2:12. La Luna comienza a oscurecerse levemente comenzando desde la izquierda.
- Comienzo del eclipse parcial (comienzo de la umbra): 3:07. Comienza un oscurecimiento mucho más evidente desde la misma dirección.
- Comienzo de la totalidad: 4:11 La Luna comienza a adquirir un claro color rojizo.
- Máximo: 4:47
- Fin de la totalidad: 5:23
- Fin del eclipse parcial (fin de la umbra): 6:27
- Fin del eclipse penumbral: 7:22 

Quienes opten por seguir este fenómeno celeste sin moverse de su casa, lo pueden observar desde varias páginas webs especializadas en estos acontecimientos. Una de ellas es Serviastro, dependiente del Departamento de Astronomía y Meteorología de la Universidad de Barcelona, en la que se podrá observar el eclipse. 

Este asombroso suceso astronómico, no es el único hecho notable de esta noche, ya que se trata del último de una tétrada (serie de cuatro eclipses lunares consecutivos con seis lunas llenas entre ellos, y sin eclipses lunares parciales), que comenzó en abril del 2014, hecho que solo se ha repetido 62 veces en los últimos 2.000 años. Acontecimiento que para algunas mentes "iluminadas" supondrá, como otras tantas veces el fin del mundo. Aun tenemos en nuestra mente lo del Calendario Maya, cuando nuestra existencia terminaría el 21 de diciembre de 2012 y aquí seguimos todavía. Aunque para algunos, este apocalipsis, puedan ser los resultados de esta noche en las elecciones catalanas.  

Estos vaticinadores del futuro; que en gran parte de los casos, son seguidores de esos nuevos y extraños credos cristianos, nacidos en el país situado "al norte del Rio Grande", donde se suceden todo tipo de extravagancias por "loor" de los "dollares"; se sitúan en el fenómeno mediático de autofinanciación de sus iglesias a través de publicaciones aterradoras sobre el fin del mundo y los abundantes programas de palabrerías televisivas, con el fin de sacar los dineros de infelices seres, faltos de sensaciones y de futuro.   

Estos dantescos agoreros, basan sus teorías en bíblicas profecías y en coincidencias temporales de hechos históricos del pueblo hebreo con estos magníficos acontecimientos astronómicos. Basándose en que la conjunción de las cuatro lunas de sangre en apenas un periodo de seis meses, está recogida en varios relatos de las antiguas y "sagradas escrituras":  

- Libro de Joel: " En el cielo y en la tierra mostraré prodigios: sangre, fuego y columnas de humo. El sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová". 

- Apocalipsis: "Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de silicio, y la luna se volvió toda como sangre". 

- Mateo: "El sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, y las fuerzas de los cielos serán sacudidas".  

- Marcos: "Pero en aquellos días, el sol se oscurecerá y la luna no dará su luz.  Entonces verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria."

- Mateo: Yeshua (Jesús) les dijo a sus discípulos cuáles serían las señales del fin de los tiempos y algunas de las cuales serían señales en los cielos y 4 veces consecutivamente.

- El "Génesis" relata cómo: Dios usa el sol, la luna y las estrellas como señales.
 

La anterior "luna de sangre" se pudo observar el pasado 4 de abril, fecha en la que los hebreos comenzaban su celebración del "Pesaj" y los cristianos conmemorando el Sábado Santo. La de esta noche, coincide con la fiesta judía de los "Tabernáculos" (como ya ocurrió en 2014). Y según algunos de estos fanáticos y siniestros neoprofetas, o evangelistas ecuménicos televisivos, todo indica que, según las Sagradas Escrituras, a continuación de la cuarta y última de estas lunas, se originará un gran conflicto bélico en el Medio Oriente, siendo el preludio de una conflagración mundial. A lo que seguirá el conocido como “Rapto o Arrebato de los Santos”, acontecimiento celestial, producido por el "Sumo hacedor" con el propósito de hacer una selección entre quienes fueron fieles a Cristo y a su doctrina, premiando su virtud, evitándoles así la purificación, a la estaremos condenados todos los demás cuando se realice la Gran Tribulación o “Día del Señor”……………. el "Juicio final".
 

Menos mal, que como otras tantas veces, esta charlatanería diseñada para mentes medievales, no se hará realidad. Volveremos a ver amaneceres, las nieves tupirán de nuevo este invierno las montañas, los campos se cubrirán de flores en la primavera y las guerras continuaran por los siglos de los siglos…………… pero esta noche podremos disfrutar de un espectáculo único y sugerente,………. dulces sueños a todos para después.

jueves, 24 de septiembre de 2015

- Vestfirðir, los fiordos del Oeste (Islandia)

Pincha aquí si quieres ver las fotos de los "Fiordos del Oeste - Vestfirdir", si quieres verlas en pantalla completa pulsa en la tecla "F11"

Un nuevo día se despierta en estos territorios del poniente islandés, de nuevo plomizo, gris y desapacible, pero aun así nos enseña rincones con toda la autenticidad de estos olvidados y proscritos lugares del noroeste de Islandia. Ahora son fácil de transitar, pero al hacerlo me viene a mi mente como se realizarían estos recorridos en no muy lejanos años, sin los accesos como los que ahora tiene, aunque no son ni más ni menos que pistas de grava sin pavimentar, continuos sube-bajas de un fiordo a otro, o por la simple franja costera hasta llegar a sus aisladas y pequeñas poblaciones. También rezuma mi mente, de cómo sería la vida de estas gentes en tiempos pretéritos, no extrañándome en absoluto las historias aquí habidas y su ancestral sentimiento pagano. 

Para acércanos desde la península Snæfellsnes hasta aquí, hemos partido desde Stykkishólmur en un ferry, que fielmente parte a las nueve de la mañana, cruzando el amplio y enorme fiordo Breiðafjörður (fiordo ancho), conocido también como el de las mil islas, y tal es. Desde el comienzo de la singladura vemos estos
islotes a un lado y al otro de la embarcación, haciendo, a mitad de la travesía, una parada en la "más grande" de ellas y la única habitada, Flatey, que poblada por poco más de una docena de casas, escasamente llega a los 2,5 km2. Vemos ajetreo en el minúsculo puerto, y gentes acicaladas portadoras de flores que se apean, sin saber si el motivo del bullicio es una boda o un entierro.

Esta minúscula isla ha estado habitada desde 1172, en que los monjes agustinos fundaron en ella un monasterio, convirtiéndola con el tiempo en un importante centro cultural de Islandia, el más remoto y aislado de todos los conocidos en la Europa Medieval. Conservando la biblioteca más antigua del país y escribiéndose algunos de los más valiosos manuscritos de las "sagas·". De aquella esplendorosa época ya no queda casi nada, siendo en la actualidad un lugar reposado y tranquilo en medio del mar. 

Llegados a la otra orilla entramos en los verdaderos Fiordos del Noroeste, que según cuenta la leyenda, fueron intentados separar del resto de Islandia durante una oscura noche por tres hoscos "trolls", que ufanos en su labor y sin darse cuenta que amanecía, con el primer rayo de sol se quedaron petrificados. Hoy el mito aun subsiste, pudiéndose contemplar en la isla Drangey, al norte del país, su estampa trasformados en piedra. 

Extendidos hacia la vecina Groenlandia como un zarpazo, estos fiordos cincelados por la erosión volcánica y glaciar, mantienen un paisaje diferenciado al del resto del país. De suaves montañas, poderosos acantilados, valles glaciares, áridas mesetas, briosos ríos, encantadoras cascadas y playas de claras arenas, conforman, junto con sus escasos y pequeños puertos o las aisladas y solitarias granjas al fondo de cada uno de ellos, un especial panorama, tan sereno como intenso, tan dulce como áspero, donde los colores se contrastan y los cielos se funden con el mar. 

La aislada y casi despoblada región del poniente norte islandés; contexto de muchas de las sagas manuscritas en este país; es un universo donde la historia y la cultura se funden con la naturaleza en una mezcla singular de sensaciones. Siendo uno de los lugares; e Islandia tienes muchos; donde el paisaje nos trasmite la creación geológica de esta isla en medio del océano ártico hace más de quince millones de años. En gran parte olvidada para los multicolores visitantes que hasta estas latitudes nos acercamos, por sus complicados y distantes accesos, es sin embargo recomendable acercarse hasta ella y transitarla sin prisas. 

Comenzamos a recorrerla adentrándonos en la península de Látrabjarg, cruzándola de norte a sur para llegar hasta playa de Rauðisandur, que con sus interminables arenas de rojizos tonos (más de 12 km. de longitud y 2 en su parte más ancha), es lugar donde poder visitar a las focas que en ellas se orean. Los inaccesibles e infinitos acantilados que la rodean, sus verdes prados y las tintadas arenas, sirven de fondo a la solitaria y negra iglesia de Saurbaer allí asentada. En la granja que antaño existió aquí, nacieron Páll Björnsson y su hermano el sheriff Eggert Björnsson, iniciadores y grandes perseguidores de la brujería, a la cual me referiré más adelante. 

Franqueamos el fiordo Patreksfjörður,  para acercamos a los altos e impresionaste acantilados de Bjargtangar, el punto más occidental de Látrabjarg y por ende, de todo el territorio islandés. Lugar donde anidan gran cantidad de aves, siendo los famosos frailecillos los grandes protagonistas y quienes acaparan la atención de sus visitantes, no asustándose en absoluto de la proximidad de los que hasta ellos nos acercamos, hasta el punto de que casi se les puede tocar. Estos coloridos e impávidos alados marino, comienzan a llegar a las costas islandesas a finales de abril, para desaparecer en masa a mediados de agosto………., suerte la nuestra de haber llegado a tiempo y poderlos observar. 

De vuelta a Patreksfjörður, y al fondo del fiordo Ósafjörður, se encuentra varado en la playa el Garðar BA 64. Un antiguo y ya corroído barco noruego construido en 1912 como un ballenero, comprado en 1945 por una empresa islandesa para la pesca tradicional, siendo la nave más antigua fabricada en hierro que existió en Islandia, estando encallado en estas arenas desde 1981. Desde aquí continuamos rodeando la orilla del fiordo para llegar a alojarnos en el hostel de Patreksfjörður, donde el tiempo nos da un respiro, recibiéndonos con un buen sol de tarde y una trasparente luz. 

Amanecido un nuevo día, cruzamos de un fiordo a otro. Divisando el de Arnarfjörður desde la altura, el espectáculo es grandioso, con la serena población de Bíldudalur en su orilla meridional, de la que destaca su iglesia, junto a la cual nos tomamos un agradable carajillo en un establecimiento mitad cafetería, mitad museo.
 

Siguiendo la orilla de las tranquilas aguas, llegamos a la cálida (32º) piscina de Reykjafjarðarlaug, en el fondo de fiordo Reykjafjörður, tributario del Armarfjörður, un idílico y solitario lugar rodeado de la más intensa naturaleza, donde nos damos un desparpajo de sensaciones al bañarnos en ella. El recinto es abastecido por un manantial próximo, donde se encuentra una charca natural en la que también uno se puede remojar (50 ctm. de profundidad) a unos 45º. 

La Matanza de los Balleneros Vascos
Fue por estos fiordos, muy frecuentados por balleneros vascos en los siglos XVI y XVII, cuando llegaron hasta aquí, 12 buques para iniciar la temporada de pesca de estos enormes mamíferos marinos, a mediados del
verano de 1615, año enormemente duro para este país, pues las costas permanecieron congeladas hasta el final del verano, produciéndose cuantiosas pérdidas de sus ganados. Al consumar las naves su tarea a finales de septiembre, y estando tres de ellas listas para volver a aguas guipuzcoanas, un horrible temporal arroyó dos de los barcos contra las rocas, provocando la muerte de tres de sus marineros. Obligando al resto de la tripulación a pasar el invierno en estas tierras mientras intentaban su reparación, decidiendo los capitanes Esteban de Tellaría y Pedro de Aguirre pasar el invierno en Vatneyri (Patreksfjörður). Los marineros de Martín de Villafranca se dividieron en dos grupos, generando a su paso la furia de los lugareños, pues las rapiñas y lo altercados con ellos se sucedieron asiduamente. Hechos que de ningún modo justificaría, que 17 de octubre, los campesinos de Ísafjarðardjúp reunieran una tropa y asaltaran en la oscuridad de la noche a los balleneros españoles, asesinado a todos menos a uno, que posteriormente consiguió unirse a los otros dos grupos. En total fueron asesinadas unas 15 personas con total brutalidad, mutilando sus cadáveres, tal y como lo describe Jón Gudmunsson en su relato sobre estos hechos "deshonrados y hundidos en el mar, como si fueran paganos de la peor especie y no pobres e inocentes cristianos" 

Pasados tres días de estos hechos, fue convocado un juicio a instancias del sheriff Ari Magnússon, declarando criminales y proscritos a todos los náufragos vascos, que según la legislación islandesa, habían provocados los desmanes, decidiendo ejecutar a tantos como fuera posible. Ya con esta condena se fue a buscar al resto de la docena de balleneros comandados por Martín de Villafranca, siendo asesinados cruelmente en las proximidades de la población de Sandeyri, en el fiordo de Ísafjarðardjúp. Según el relato de Guðmundsson, "los hombres cogieron los cuerpos desnudos, acuchillaron sus ojos, cortaron sus orejas, sus narices y sus genitales". Reservando a su capitán la tortura más brutal, siendo Villafranca golpeado con un hacha en el pecho, y perseguido hasta las gélidas aguas del mar, de donde fue aprendido, abriéndole con un cuchillo en canal, ante las risas y burlas de los hombres del sheriff Ari. 

A comienzos del siglo XVII, Islandia tenía una población de unos 50.000 habitantes, fundamentalmente campesinos, perteneciendo políticamente a la corona danesa y tal como ella, con fuertes creencias luteranas. Si a esto unimos la desastrosa situación económica de los últimos años, con fuertes hambrunas y el aprovechamiento marítimo que se hacía de sus aguas, en detrimento de los intereses de Dinamarca, no es de extrañar que este báltico reino, conformara leyes contra los "vizcaínos" y restantes foráneos, hasta el punto de darles muerte, apresar tomar sus barcos y saquearlos, si se sentían amenazados. Siendo este hecho especialmente cruel y extraño, pues las relaciones entre los marineros vascos y los islandeses fueron en general bastante cordiales, tal y como como atestigua la existencia de un idioma común (más bien un pidgin), el vasco-islandés, usado por ambos colectivos para comunicarse, aunque fuera a un nivel primario. 

Aquel mismo año de 1615, Jón Guðmundsson, nacido en esas tierras, recopilo estos hechos dejando constancia de ellos en un crítico relato titulado: Sönn frásaga af spanskra manna skipbrotum og slagi "La verdadera historia del naufragio y matanza de los españoles" (que podéis leer pinchando en este enlace), donde se reprocha la decisión de decretar los crueles ajusticiamientos, y donde se afirma: "fueron asesinados injustamente y no deseando tomar parte en los ataques". Este desafiante escrito (publicado en la actualidad a cuatro idiomas) hacia los suyos, motivo las iras de sus paisanos, obligándole a huir hacia la península de Snæfellsnes al sur de donde se sucedieron estos hechos.
Este año de 2015 se cumplen 400 años de esta matanza, no siendo hasta el pasado 22 de abril, cuando el gobierno islandés derogó la ley que permitía matar a todos los vascos que pusieran el pie en la zona oeste de su territorio. Con motivo de esta abolición, un descendiente de uno de los balleneros muertos y otro de los autores de la matanza, personificaros la reconciliación mediante la colocación de una placa en la población Holmavik, como homenaje a los 32 pescadores guipuzcoanos asesinados en 1615. 

Con la mente en el recuerdo de estos hechos y la mirada fija sobre las azules y serenas aguas de los fiordos por los que pasamos, llegamos hasta la hermosa, impresionante y mágica cascada de Dynjandifoss (Dynjandi, la cascada que centellea), una de las más singulares y especiales de todo el país. Se trata de una catarata con forma trapezoidal, de unos 100 metros de altura, con unos 30 de anchura en su parte alta y casi 60 en la inferior, que cual cola de caballo, sus aguas semejan acariciar la montaña durante su caída. En realidad es sólo la superior de un grupo de siete cascadas conocidas como Fjallfoss, donde el agua cae deslizándose salvando media docena escalones, generando un idílico espectáculo semejante a un velo de novia. 

Nos quedan por recorrer los fiordos de Dýrafjörður, Önundarfjörður y el grandísimo Ísafjarðardjúp , pero el tiempo apremia debiendo de llegar a dormir a Broddanes que aun está a unos 200 km. y el recorrerlos nos llevaría 100 km. de propina. Durante la ruta, pasamos por innumerables y bucólicos fiordos, que aunque no tan considerables como los que habíamos visitado, ni mucho menos si los comparamos con el Tasermiut fiord de Groenlandia, pero que mantienen un encanto especial, con su consabida granja ubicada al fondo de cada uno de ellos. Durante el recorrido, paramos en el hotel de Flókalundur (una especie de "área de servicio"), donde ya acostumbrados a los precios del país, sobre todo a los que tienen algún grado de etílico, pagamos por cada cerveza unos 7 euretes al cambio, fresca y buena………………… menos mal. En sus proximidades se encuentra, justo a la orilla del mar, la cálida piscina natural de Hellalaug, que alimentada por aguas geotérmicas, es una de las charcas calientes más hermosas de Islandia.


Ya en la costa nororiental de los Vestfirðir se encuentra Hólmavík, capital de toda la zona de Strandir y puerto de cierta relevancia. Es aquí donde se sitúa "Strandagaldur" el Museo de Adivinación y Brujería, que cuenta con un repertorio de runas mágicas y elementos de hechicería, utensilios para eliminar espíritus, obtener fortuna, dominar a los contrarios, y hasta para conseguir volar. 

La brujería en el noroeste islandés
La provincia de Strandir, al noreste de los Vestfirðir, sigue siendo una de las zonas más aisladas y peor comunicadas de Islandia. Durante la edad media este aislamiento de sus habitantes propició ser refugio de
malhechores, pero fundamentalmente contribuyó al conocimiento y la utilización de la magia, la creencia en lo oculto y la brujería ("Galdrar" en islandes), como medio de resolución de sus múltiples males. La conexión existente entre los seguidores de la brujería islandesa, con las creencias paganas y el folklore brujeril noruego e irlandés es sustancial, toda vez que sus primeros pobladores a finales del siglo IX fueron fundamentalmente varones noruegos y mujeres procedentes de las colonias nórdicas en Irlanda, Escocia y el norte de Inglaterra. Cuantiosas reseñas nos indican que desde hace cientos de años, numerosas de sus pequeñas poblaciones estuvieron regentadas por sagaces brujos que efectuaban encantamientos para conseguir sus objetivos, ya fuera sanar enfermedades, aliviar amores, conseguir dinero e incluso obtener comida. 

Esta intrigante actividad se practicó sin necesidad de asociación diabólica (relación con Satán), pero las autoridades religiosas y civiles, influenciadas por la europa continental, fundamentalmente por Dinamarca y Alemania (de claro signo luterano), no lo entendieron así, actuando como una verdadera inquisición, pues la brujería estaba considerada como una enseñanza del Diablo. Motivo por lo cual, esta remota región fue la que más sufrió la caza de brujas que se desato por Islandia en el siglo XVII, viviendo una auténtica persecución de estos hechiceros, que buscados por personajes como el sheriff Magnús Magnússon, que se lucró con estos hechos debido a sus peculiares acusaciones, quedándose con las haciendas de los condenados. Muchos fueron los procesos realizados por las autoridades, teniéndose constancia de que la gran mayoría de los practicantes de estos paganos ritos eran hombres. Algunos de estos juicios terminaron con sentencias de muerte, teniéndose constancia de que entre 1625 y 1683 fueron quemados 21 personas, 20 de ellas hombres. 

No todos los que aprendían la brujería eran considerados malignos, como fue el caso de Sæmundur "el Sabio", uno de los héroes legendarios más queridos del país, así como diversos obispos de estas tierras, que eran poseedores de los libros de encantamiento más codiciados y peligrosos, además de tener conocimientos sobre poderes satánicos. Que hipocresía, la de cualquier credo, pues esto mismo también pasaba en las cálidas y católicas orillas mediterráneas. 

En esta Islandia del Medievo hubo diversos símbolos mágicos, aquí denominados "runas", a los que se les atribuyó
efectos mágicos y curativos, los cuales nos has sido trasladados hasta nuestros días a través de "grimorios" (tratados de formulas mágicas usados por los brujos y hechiceros. Tal es el caso del "Galdrabók", un grimorio del siglo XVII, asociando la tradición de magia medieval mediterránea con el uso de las runas, y la reminiscencia de los antiguos y paganos dioses nórdicos, en el que se halla una recopilación de recetas mágicas y abundantes hechizos. Única fuente de información sobre la práctica de la hechicería en Islandia durante esta época, ya que el resto de estos textos fueron quemados como resultado de la persecución de la brujería. Libros de encantamientos como el referenciado, proliferaron por todo el continente europeo durante la Edad Media, es el caso del afamado "Libro de San Cipriano", más conocido por nuestras latitudes. 

No es extraño por tanto que en las circunstancias en las que vivían y apartados del resto de humanos mantuvieran las creencias del pasado, en unos territorios hermosos y hostiles, donde sus habitantes, mayoritariamente agricultores de una tierra adversa, tuvieron que adiestrarse en subsistir con lo que producían, donde el clima se convertía en enemigo, en el que las tormentas podrían representar que los pescadores no retornaran nunca, o que extraviarse en la oscuridad absoluta de las largas noches invernales podría significar la muerte.  Es aquí, en estos territorios dejados en el pasado de la mano de Dios y acogidos por la de Satán, situados en la costa septentrional de Islandia, donde comenzara nuestro recorrido por el norte de esta isla tan mágica como interesante, que espero seguir contándoos en la próxima entrega.


viernes, 18 de septiembre de 2015

- Snæfellsnes……………… la península encantada (Islandia)

 
La pista F550 también llamada Kaldidalur, parte desde Thingvellir hacia el norte camino de Húsafell, transitando entre los glaciares Þórisjökull y Ok, pegada a ellos apenas 3 km. de sus hielos. Es una lástima que su estado, a estas alturas de la temporada, aun no esté en condiciones de poderla recorrer y tengamos que desviarnos por la carretera sin asfaltar 52, para comenzar nuestro periplo camino del norte islandés. Aun así, divisamos en la lejanía de una esplendida panorámica del Þórisjökull, observando entre nieblas su gran y brillante casquete helado.

Llegamos a las serenas y verdes granjas de Húsafell, zona situada al oeste del gran campo de lava de Hallmundarhraun, formado por una erupción volcánica producida en el año 930. Es el lugar donde se encuentran tres importantes cavidades subterráneas creadas por el enfriamiento rápido de la lava, los llamados tubos de lava: el de Viðgelmir, la mayor de todas las cuevas del país, pues su volumen supera los 150.000 metros cúbicos, y los otros dos Stefánshellir y Surtshellir, que juntos forman el más largo complejo subterráneo de Islandia, con una longitud de 3.500 metros. Esta última es la oquedad más famosa de Islandia, al haber sido hace un milenio el escondite de una banda de forajidos, que fortificándola, desde ella robaban el ganado de las granjas vecinas. 

Pero en realidad lo que nos ha traído hasta estas tierras de Húsafell es la fuerza de su naturaleza por encima de la corteza terrestre. Nos acercamos a Deildartunga (Deildartunguhver), donde se encuentra el manantial de agua caliente más importante de Europa y posiblemente del mundo, su caudal de 180 litros por segundo a la temperatura de 97º C. abastece del cálido elemento a las poblaciones de Borgarnes y Akranes, distantes 40 y 60 km. 

A tan solo 6,5 km. se encuentra Reykholt, un lugar de gran importancia histórica y cultural, ya que estuvo habitado desde el siglo X. Aquí vivió Snorri Sturluson, poeta, legislador, político e insigne autor de sagas, cuyos escritos de historia y mitología islandesa tienen un valor incalculable hoy día. 

Tras repostar y tomarnos el "café de la alegría", recorremos 18 km. dirigiendo nuestros pasos ahora a visitar las muy singulares y originales cascadas de Hraunfossar, donde el agua surge a raudales desde manantiales situados en las paredes de lava, para caer al rio Hvita entre numerosos saltos, rocas y arbustos. En realidad se trata de una larga serie de cataratas en horizontal (casi un kilometro de longitud), que brotan unos metros
por encima del cauce, en el mismo flanco derecho del cañón, despenándose sobre la corriente. Estos pequeños pero sugerentes saltos de agua, están formados por torrentes de agua que manan sumergidos bajo el manto de lava de Hallmundarhraun. El contraste del verdor de la vegetación, la negrura de la lava, la blancura espumeante del agua al precipitarse y sobre todo el azul turquesa del rio, confiere al lugar un encanto especial. 

Caminando río arriba, donde el cauce se estrecha formando un hondo cañón, surge entre extrañas formaciones rocosas otra bella cascada, Barnafoss, "La Cascada de los Niños". Durante el invierno el agua pulverizada al helarse, facilitaba la formación de masas de hielo sobre ambos bordes que finalmente terminaban por formar una arcada por encima de la corriente. También se cuenta, que los granjeros del lugar solían atar una cuerda de orilla a orilla para facilitar la formación de ese tipo de arcos, con el fin de que las ovejas podían cruzar el río y pastar en la otra orilla. 

Su nombre alude a una trágica leyenda sucedida en tiempos inciertos y protagonizada por dos chavales vecinos de una granja cercana, que al cruzar por un puente natural que comunicaba las dos orillas, perdieron el equilibrio llevándoseles la corriente. Su madre maldijo el lugar, y poco tiempo después un terremoto destruyó el arco.   

A poca distancia de aquí (apenas 20 km.) en dirección norte se halla la mencionada cueva de lava de Surtshellir.



Cruzamos el estuario del rio Hvita para encontrarnos con la pujante y activa población de Borgarnes, donde hicimos de nuevo acopio en el  Vínbúðin (tienda de licores), pues en Islandia no se pueden adquirir productos en los "súper" que superen los 2,5º de alcohol, es por ello que visitamos tantos de estos establecimientos a lo largo del país, como cascadas. 


Como puerta de entrada a la península Snæfellsnes, es visible a media distancia la forma más perfecta que solemos tener de un volcán, se trata del viejo cráter Eldborg (Castillo de Fuego). Como es usual por estas latitudes, ya que el aislamiento crea ociosidad y esta es enemiga de la distracción, los islandeses desde siempre han sido grandes escritores y muy buenos lectores; es por ello que cada lugar de renombre tenga su propia leyenda, aquí traducido a "saga". El medieval Landnámabók (Libro de los asentamientos) nos cuenta como
Þorir, un anciano ciego, salió un día a deambular por los contornos de su cabaña, y "sorprendentemente", vio cómo un enorme individuo se acercaba hasta la costa navegando en un barco de acero. El gigante, desembarcó y caminó hasta alcanzar a la granja Hrip, donde elevó su báculo de hierro para hincarlo en el suelo. Justamente en ese lugar y esa misma noche, se produjo una erupción cuyo resultado fue este curioso volcán. El borde de este cono se alza 65 metros sobre el territorio circundante y el diámetro de su boca es de unos 200 metros. Es en las cercanías de la granja de Snorrastaðir, donde se puede comenzar su ascensión, no habiéndonos dejado hacerla pues los elementos se situaron en nuestra contra, pero si poder disfrutar de una gélida, campestre y merecedora manducatoria. 


Poco más adelante nos desviamos para pasear entre el frio, el aire y algo de lluvia por las columnas basálticas de Gerðuberg, una impresionante muralla de hermosas y geométricas pilastras de dolerita, de entre 1 y 1,5 metros de grosor y de 7 a 14 metros de altura. Una reserva natural formada por un acantilado terrestre de dolerita, basalto de grano grueso que se formo al enfriándose rápidamente la lava por la proximidad del mar. Aun con las condiciones meteorologías adversas, el paseo por encima de estos contrafuertes rocosos y la vista al fondo la iglesia de la granja Raudhamelur, fue de lo más gratificante de la malhumorada tarde. 


Península de Snæfellsnes

Situada al noroeste del Borgarfjörður (Fiordo de Borg), la península de Snæfellsnes a semejanza de la de Dingle, en el también oeste pero esta vez de Irlanda, es conocida como una Islandia en pequeño, ya que en ella se pueden hallar muchas de las señas del país. Una estrecha banda de tierra volcánica que se interna en el océano, de unos 75 km. de largo por unos 20 de ancho, situada entre Reykjavik y el territorio de los fiordos de noroeste "Vestfirðir". En ella, increíbles y antojadizas montañas emergen desde el inmediato mar creando extraordinarios y naturales escenarios, siendo unos de los lugares de Islandia, donde se puede comprobar el vulcanismo de la isla, dominado por el mítico y literario glaciar-volcán Snaefellsjökull, que con 1446 m. de altitud, apenas dista  4 km. de la costa. A sus pies se abren abruptos acantilados poblados de aves marinas y contrastadas playas, unas de doradas arenas, otras de guijarros negros cual azabache. Su parte occidental ha sido declarada Parque Nacional en el 2001. 

La magia de sus leyendas se encuentra por cada uno de sus rincones, a cada paso que das nos traslada al comienzo de la historia del país y sus sagas, como es el caso del relato de "Bárður" narrado a través de la "Bárðar saga Snæfellsáss", que cual imaginario cicerone nos acompañara durante todo nuestro recorrido por estas tierras. En ella se cuenta como Bárður Dumbsson (o Bárður Snæfellsás del que toma el nombre esta tierra), hijo de un rey noruego (de ascendencia mixta de troll y humano), era un tipo descomunal, medio hombre medio gigante. Llegado desde noruega hasta estas costas desembarcó en Djupalon, donde construyó
una granja cercana a la que llamó Laugarbrekka, y donde tuvo dos hijas, también corpulentas pero de buen ver, Helga y Gestr. Muy cerca vivía su hermano Þorkell, padre de dos chicos llamados Raudfelður y Solvi. Los hijos de Thorkell y las hijas de Bárður solían jugar juntos, pero divirtiéndose los cuatro jóvenes un día de niebla a la orilla del mar, cuando ya la banquisa de hielo había desaparecido, se acercó a tierra un gran témpano helado. Helga (la mayor de las dos hermanas) se subió encima y Raudfelður la empujó mar adentro. El iceberg se fue a la deriva terminando en Groenlandia. La furia de Bárður fue tan grande que arrojó a Raudfelður al barranco de Raudfeldsgja, tirando posteriormente a Solvi por el acantilado de Sölvahamar, al este de Arnarstapi, y luego él mismo desapareció para siempre entre los hielos del glaciar de Snaefellsjökull, por donde al parecer sigue vagando su espíritu. La "saga" está llena de incidentes sobrenaturales y en ella se asevera que Bárður dejó escondido un tesoro junto al valle de Saxholsdalur, bajo el monte Bardarkista (Pecho de Barður). Bárður y sus hijas son considerados por muchos de los habitantes de estas tierras como seres protectores de la zona.

El primer punto de este mágico recorrido es la grieta Rauðfeldsgjá, donde nuestro arcano protagonista precipitó a uno de sus sobrinos. Se trata de una de las oquedades más peculiares de Islandia, estrecha, alta y teñidas sus paredes por el verdor del musgo. Situada frente a la bahía de Breiðavík, en la base oriental de la montaña conocida como Botnsfjall (573 m), y a pocos metros de la carretera, esta enorme y angosta diaclasa se puede recorrer hasta llegar a su oculta cascada. 

El cambiante clima islandés hoy nos da un respiro en recorrer todo el perímetro de esta magnífica península. Ascendemos por la pista que nos acerca hasta el levante del glacial Snaefellsjökull y acercarnos hasta su cráter, pero la niebla, el frio y el aire de nuevo nos impiden hacer el recorrido, solo nuestra mente puede hacer ese viaje al que Julio Verne nos traslada en su obra "Viaje al centro de la tierra". Lejos de recursos literarios, este paraje está considerado como uno de los puntos de la Tierra con mayor energía cósmica, lugar donde anualmente se celebra una reunión mística, viniendo cada verano, gentes de todas partes del mundo para recargar y revitalizar y sus cuerpos, en la creencia de la existencia de poderes esotéricos. Será porque bajos sus hielos aun se encuentran las misteriosas energías del arcaico protector de esta península, que se confinó bajo sus hielos al final de su historia. 

Poco más abajo de las nieves perpetuas, a la orilla de la pista, se encuentra Sönghellir, la más famosa de las "cuevas cantarinas" que existen en toda Islandia. De nuevo un punto notorio en la existencia del gigante Bárður, pues esta oquedad proporcionó refugio para él y su familia, después de trasladarse desde Noruega a Islandia a finales del siglo noveno, mientras que su granja "Laugarbrekka" se estaba levantando. 

Su nombre esta originado por la resonancia acústica que hay en su interior, un eco que repica, se expande y vibra por toda ella. Además, en sus paredes podemos observar gravadas inscripciones antiguas, entre ellas los nombres de Bjarni Pálsson y Eggert Ólafsson que recorrieron el país durante el siglo XVIII. Sönghellir es el nombre genérico a este tipo de oquedades con resonancia, habiendo en toda Islandia hasta seis de ellas, siendo junto a esta, la que se encuentra en las proximidades de Kirkjubæjarklaustur, al sur del país (lugar del que ya comentaré en siguientes artículos), donde las monjas que moraban en un convento ya desaparecido, solían cantar dentro de la cueva para recibir a los monjes que vivían en el cercano monasterio de Thykkvabæjar. 

Las vistas desde este lugar son impresionantes, la sugestiva silueta piramidal del Stapafell (526 m), que se extiende hacia el sur desde las faldas del glaciar, se interpone entre nosotros y el mar. En su cúspide un nuevo misterio, la roca Fellskross, que cual ciclópeo hito o mojón, domina toda la inmensidad, señal de poderes sagrados durante los tiempos vikingos, y supuesta morada de "gentes ocultas" o elfos.Icelanders say that Sönghellir on Snæfellsnes provided shelter for the settler Bárður Snæfellsás and his family, after relocating from Norway to Iceland at the end of the 9th century, while their farm was being built.

A la sombra de esta extraña montaña, en la costa sur de la península se encuentran las pequeñas y coloridas poblaciones de Arnarstapi y Hellnar, unidas por un bucólico sendero a la orilla del mar, por un lado los basálticos acantilados repletos de aves y al otro, espaciosos y verdes prados que se extienden hasta la singular y fotogénica cumbre, salpicados de algún pequeño lago, en verdad un paseo muy agradable. Durante el paseo entre los acantilados basáltico, repletos de aves, pasamos por la laguna formada por el cráter de Bardarlaug, que deriva su nombre también del mago Bárður (Bardur), quien al parecer la utilizaba para el baño. En 1985, Ragnar Kjartanssen erigió cerca de estos acantilados una estatua de Bárður, hecha a base de piedras de lava. Cerca del cráter Bardarlaug permanecen los vestigios de la antigua granja Laugarbrekka (según la leyenda lugar de residencia de nuestro mítico anfitrión por estas tierras), y donde hacia el año 980, nació Guðríður Þorbjarnardóttir, la mujer más viajera de su tiempo, de la que ya relatare más en próximas entregas. Hasta el año1881, hubo una iglesia aquí instalada, y durante siglos fue también el lugar de reunión de la asamblea local. 

A unos 10 km. al oeste de Hellnar, se encuentra Malarrifsviti, con su granja, playa y faro, este ultimo erigido en hierro durante 1917 se corroyó rápidamente por la acción del mar, siendo sustituido en 1946 por el que podemos ver en la actualidad. La granja fue residencia del farero desde 1917 hasta 1991, año en el que fue abandonada. 

Al fondo sobresalen junto al mar las escarpadas rocas de Londrangar, que en realidad son un par de basálticas chimeneas volcánicas, restos duros de un antiguo volcán que la erosión del mar y los vientos ha hecho desaparecer. Con una altura de 75 y 61 metros respectivamente, son un espectáculo singular, donde les gusta anidar a las aves, en especial a frailecillos y gaviotas. Y de nuevo los enigmas nos acompañan, ya que los agricultores de la zona nunca recogen el heno de sus alrededores, pues dicen pertenece a los "elfos" que viven en ella, y no solo eso, un cuento relata como el poeta Kolbeinn Joklaskald, tuvo en sus proximidades un encuentro misterioso con el mismísimo diablo. 

Más adelante, atravesando un campo de lava, nos detenemos en la playa de Djúpalónssandur (Djípalóm), un lugar más para visitar en la península. Cubierta de guijarros negros, restos de lava pulidos por el viento y las monótonas y pertinaces olas, la convierte en uno de los lugares más visitados del parque, siendo las panorámicas del glaciar-volcán desde este punto extraordinarias. En ella se pueden ver los restos de un antiguo naufragio, así como unas curiosas rocas redondas que antaño, los aspirantes a marineros debían mover para demostrar su fuerza, ahora el lugar está desierto y solo destaca el gran peñasco llamado Tróllakirkja, la iglesia de los trolls. 



Caminamos por encima de los acantilados para llegar a la vecina y también negra ensenada de Dritvík, durante siglos uno de los más ricos fondeaderos de pesca en Islandia, donde alrededor de 60 barcos salían diariamente a pescar con entre 300 o 400 pescadores.  

En sus proximidades un nuevo misterio nos espera, en medio de la nada, entre los hierbajos de la colina que desciende hacia el mar, nos encontramos el laberinto de Suðurbarðinn elaborado con piedras de lava, como uno de esos juegos infantiles, pero en grande, donde se tiene que encontrar el camino hacia su centro. Se le atribuyen una centena de años, pero puede ser bastante más anterior, pues, tal como Dédalo en Creta construyó el suyo para que el rey Minos encerrase al Minotauro, los vikingos ya empleaban los laberintos como instrumentos de poder y conseguir lucidez antes de salir al mar. En Escandinavia, sobre las costas del
Báltico, se hallan hoy en día restos de piedras y cantos rodados usados por los antiguos nórdicos para delimitar las paredes de aquellos viejos laberintos. Posteriormente la cultura cristiana también incorporó estas geometrías laberínticas en sus templos medievales para fortalecer la energía de sus construcciones, como podemos ver en el colosal laberinto a la entrada de la catedral de Chartres, o en la de Reims.  

Nuestro siguiente paso es adentrarnos en las entrañas de la tierra, pero sin visitar el averno, para ello nos acercamos hasta la cueva Vatnshellir (cueva del agua). Se trata de una oquedad formada entre 4.000 y 6.000 años atrás mediante diversas erupciones de un cercano volcán, que con una longitud aproximada de 200 m. está dividida en tres secciones, nos muestra varios tubos de lava interconectados y algunas formaciones espectaculares. Se accede a ella por una estrecha escalera de caracol, hasta su profundidad, donde sin luz ni ruido, las sensaciones son muy extrañas y curiosas. 

Conducimos en dirección a la costa norte, observando a nuestra izquierda, la silueta del cráter Saxhóll, cuya formación se produjo hace 3.000 y 4.000 años. Se encuentra ubicado, en el valle de Saxholsdalur, donde nuestro ya familiar Bárður escondió su tesoro. 

Un punto perdido recomendable al que acercarnos y con unas vistas impresionaste, es el remoto faro de Öndverdarnes, ubicado en la punta más occidental de la península. Hacia el sur se sitúan los oscuros y enormes acantilados de Svörtuloft (cielos negros), una reserva de aves marinas y magnifico lugar para ver romper las olas. Junto a la llamativa construcción naranja de la farola, en lo profundo de la tierra, se halla el viejo pozo conocido como "Falki" (halcón), que con sus 18 escalones es único en toda la zona. Antiguos relatos, nos han trasladado la creencia de que los "halcones" se encontraban en el lugar tres fuentes diferentes: una de agua dulce, otra con minerales y una tercera salobre. 

Desde aquí ya se divisa la antena de Hellissandur, que con sus 412 m. está considerada como una de las estructuras más altas de Europa, 100 m. por encima de la Torre Eiffel. Construida por el ejército de los EE.UU, hoy sirve para la radio y televisión islandesas. 



Un poco más adelante, un pequeño desvió la derecha nos depositara en la solitaria iglesia de Ingjaldshóll-Ingjaldshólskirkja, que en el pasado fue parte de una gran mansión, donde al parecer Cristóbal Colón pasó aquí el invierno de 1477, cuando solo era un comerciante que navegaba por estos mares, y donde el almirante de la mar océano escuchó las proezas de los vikingos que descubrieron unas tierras al oeste, lo le pudo motivar su viaje a América en 1492. 

Grundarfjörður con apenas 1000 habitantes nos recibe bien, aun siendo una tarde gris plomizo y algo desapacible, siendo en esta población donde nuestros cuerpos descansaran del intenso día en su pequeño y colorido hostel. La localidad se ubica en una gran bahía, custodiada por la esbelta y desafiante silueta del monte Kirkjufell, que adentrándose en el mar, forma una pequeña y original península frete a la villa. Un paraje insinuante, tan hermoso como toda esta costa que hemos recorrido, uno más de los increíblemente bellos lugares que destacan en la península de Snæfellsnes. 

Por la mañana temprano, llegados a la población de Stykkishólmur, partimos en ferry camino de los Vestfirðir, los olvidados Fiordos del Noroeste. Despidiéndonos de nuestro original, figurado y virtual anfitrión Bárður, encomiándonos, a que por el resto de nuestro periplo volveremos a encontrarnos con oníricos personajes como él, que también se ofrecerán a revelarnos la magia de su enigmático país…………….. pero esto ya es otra historia.