jueves, 30 de mayo de 2019

- Isfahán…… armonía y belleza (Irán)

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Situada a más de 1.500 mts. de altitud entre los extensos Montes Zagros y la meseta iraní, Isfahán es la tercera ciudad en importancia del país. Con aproximadamente dos millones de habitantes, es la población más aristócrata de todo Irán, no por sus gentes que son de lo más moderno y avanzado, si no por sus edificaciones de entre los siglos XI y XIX, que le dan ese halo de hidalguía y distinción.
 
Si Irán es un país amable, Isfahán es posiblemente la ciudad más tolerante y cosmopolita de entre todas las poblaciones persas. Sus gentes, sobre todo sus jóvenes muchachas, desprenden esas ansias de libertad y ruptura que sus rostros y ademanes nos muestran a cada instante. Al mirarlas, e imaginarlas sin pañuelo en la cabeza, pensamos que podían bien pasar por parisinas o romanas, al ir tan coquetas y elegantemente vestidas como estas. 

Nos alojamos en el pequeño hotel y Casa Tradicional Dibai, donde somos recibidos por Aleli, una encantadora y joven hispano-iraní que nos ayuda en todo lo que le solicitamos. Una buena casualidad encontrar una persona que hable perfectamente castellano en este inmenso país. El lugar está perfectamente situado junto al bazar, muy próximo a la Mezquita de Alí y su enorme minarete, y a unos 15 minutos de caminata de la plaza Naqsh-e Jahan. 


El rio Zayandeh “Dador de vida", cruza la ciudad de oeste a este sin conseguir dividirla, pues sus 11 puentes, más que separar sus barriadas consiguen socializarlas, al ser estas pasarelas lugar de reunión y disfrute de los vecinos. Sobre todo los dos peatonales puentes levantados en el siglo XVII, el de Khaju y el de Si-o-se Pol (puente de los treinta y tres arcos, en recuerdo de los años de Cristo y en honor de los cristianos de la ciudad). Ironía del destino, que un puente con simbología cristiana sea referente de la ciudad y uno de los símbolos de todo Irán, un país de fuerte tradición musulmana.  

Pues justo al suroeste de este puente nos encontramos el barrio de Jolfa o "Barrio Armenio", donde se asentaron los seguidores de esta doctrina cristiana. Llegados hasta aquí a principios del siglo XVII, en número aproximado de 150.000 huyendo de la persecución del Imperio Otomano. Fueron traídos desde su población natal de Jolfa (Azerbaiyán) por el Sha Abbas I, al tener grandes conocimientos del negocio de la seda. Levantaron la Iglesia de San Salvador o Catedral de Vank, el templo más importante del país para los cristianos armenios. Edificada en una mezcla de mezquita safávida y templo armenio, con cúpula de ladrillo, torre con reloj y un importante conjunto de coloridas e interesantes pinturas murales, que observan en su interior. También podremos recorres en el mismo recinto, el museo dedicado al genocidio armenio, cuando fueron eliminadas entre 1915 y1923 alrededor de 2 millones de personas, por parte del Imperio Otomano. 

Paseando por las callejuelas del barrio podremos visitar un puñado de iglesias cristianas entre las que destaca la de Belén (Saint Bethlehem Church). También tomarnos un café en algunos de los agradables establecimientos dedicados a ello, que inusualmente por esta zona si encontramos y hasta coquetear en tiendas de modernos ropajes. Jolfa se nos muestra como un barrio más moderno y alternativo, con un cierto ambiente liberal y tolerante, donde se distingue un elevado aspecto cultural comparado con el resto de la ciudad. Se habla armenio en vez de persa, son cristianos en vez de musulmanes, se consume alcohol de forma clandestina y prefieren el baloncesto al futbol. 
 
Cruzamos de nuevo el rio, al que volveremos de noche para ver el espectáculo de su iluminación nocturna y el ajetreo de viandantes, y nos situamos en el Boulevard Chahar Bagh. Magnifica avenida de unos 6 kilómetros, que recorre de sur a norte prácticamente la ciudad, y de la cual sacaron su diseño los franceses para construir los Campos Elíseos. En su lado oriental se emplazan los deliciosos jardines y palacetes de Hašt-Behešt (los Ocho Cielos) y Chehel Sotoon (Cuarenta Columnas). 
 
 Al principio del boulevard, frente al afamado y caro Hotel Abbasi, se sitúan unas buenas librerías, donde por fin pude encontrar una edición ilustrada de las Rubaiyat de Omar Khayyam en "farsi" (persa), del que ya tenía ganas. También un ejemplar en el mismo idioma, que me habían encargado, de "El Principito" de Saint-Exupéry. 
 
Siguiendo el recorrido nos acercamos hasta el Hamman Alí Qoli Aqa. Hoy estos evocadores baños han sido transformados en un museo, ante la prohibición  de las autoridades iranís de no permitir esta actividad social y de aseo tan oriental. Toca ir ahora a la Plaza del Imán Alí y a la cercana Mezquita Jameh (o del viernes).
 
Entramos a este espacio de oración a través de un corredor de unos 50 m. que nos deposita en el patio central de esta impresionante construcción. La Mezquita Jameh no es la más grande del país, ni la más hermosa, ni siquiera posee el complejo religioso más importante, pero tiene un halo especial que la envuelve
diferenciándola de todas las demás. Puede que sea por la naturaleza de sus vetustas líneas, al ser una de las mas viejas que quedan en pie de todo el país, pues se comenzó a construir sobre el año 771, no habiendo dejado de añadirse construcciones hasta prácticamente nuestros días. Permanentemente llena de fieles que acuden a las horas de rezo, se encuentra dividida en cuatro "iwan", esos porches descubiertos y abovedadas cuyos portales principales están enfrentados unos a otros hacia un patio común. 

La mezquita coincide con el límite norte del bazar, siendo ocasión de realizar su visita. Nos adentramos en otro mundo, recorriendo las abovedadas callejuelas en un espacio sin sol, ajenos al mundo exterior y dejándonos llevar por los olores, los colores y las gentes que sin pausa realizan aquí su actividad. Estamos en el histórico Bazar Bozorg, uno de los mayores y más antiguos zocos de Medio Oriente, donde las partes más antiguas; las situadas alrededor de la mezquita; tienen más de mil años, la mayoría de lo que hoy podemos observar data de principios del siglo XVII. Con casi dos kilómetros de permanente actividad comercial de todo tipo, donde los gremios están ubicados en zonas especificas, a donde los lugareños saben perfectamente dónde dirigir sus pasos. Pero donde los foráneos podemos perdernos sin ninguna dificultad, ya que el bazar es un laberinto de callejuelas, madrazas, caravanserais y timchehs (salas abovedadas o centros con arcadas de un solo comercio). La parte final está dedicada al gremio de los joyeros, lugar desde el cual ya divisamos la salida por la afamada puerta Qeysarieh, tras la cual se encuentra la Gran Plaza. 
 
 
Naqsh-e Jahan o Plaza del Imam es el centro neurálgico de la ciudad, el alma de Isfahán, no importa los días que dediques a visitar esta bella ciudad, cada uno de ellos pasaras por aquí. Perfectamente rectangular, de equilibradas formas y con unas dimensiones de 510 metros de largo y 165 de ancho, que la convierten en la segunda plaza mayor del mundo después de Tiananmén, pueden estar orgullosos los diseñadores del siglo XVII que la proyectaron del resultado conseguido. 
 

 
Sus cuatro laterales están recorridos por una misma arcada de dos alturas, un equilibrio de simetría únicamente quebrado por los singulares edificios que cada flanco sustenta: La monumental puerta Qeysarieh al norte dando acceso al bazar, con sus frescos guerreros y zodiacales.  El palacio Ali Qapu al oeste, dedicado a sala de recepciones de embajadores y autoridades, a cuya columnata balconada conviene subir en el ocaso del día para extasiarnos con el espectáculo observar el atardecer. La no muy extensa pero trabajada, sin minaretes ni patio, Mezquita Sheikh Lotfallah al este, y la Gran Mezquita del Imán al sur. 

La Mezquita del Imán, Mezquita Shah o Masjed-e Shad es sin duda una de las más bonitas y espectaculares de todo Irán, siendo considerada una obra maestra de la arquitectura persa y una joya del siglo XVII. Comenzada a construir en el año 1611 y terminada en 1638, tenía la intención de reemplazar la antigua Mezquita Jameh para la oración del viernes. Fue catalogada junto a la plaza Nash-e Jahan como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1979.  

Al observar la mezquita desde la plaza observamos que la espectacular cúpula no está centrada con los dos minaretes (42 metros de altura) de su puerta de acceso (30 metros de altura)…sino que está girada 45º hacia el lado derecho, de modo que el Mihrab mire a la Meca, pero que además la puerta de acceso quede en línea con la plaza. Su patio está rodeado por cuatro iwans, siendo una de las primeras mezquitas en usar este diseño tan característico del país. Destacando el espectacular iwan situado al sur, flanqueado por dos minaretes de 48 m. de altura y una cúpula de doble cara 54 metros, lugar donde se ubican, el Mihrab de mármol y un Minbar o púlpito.
 
 
Una de sus características arquitectónicas son sus propiedades acústicas, que podemos comprobar si hablamos bajo la cúpula, al ser claramente escuchados dentro del espacio de la mezquita. La otra particularidad es la variedad de colores azules en las paredes de los
azulejos interiores y exteriores, reseña que se convierte en la firma de identidad del templo. En su fachada podemos deleitarnos observando los mosaicos verdes, azules, amarillos y blancos que suponen una maravilla del arte safávida. En su interior nos sentiremos cubiertos por innumerables mosaicos azules con motivos decorativos salpicados de oro y blanco, que recubren prácticamente todas las paredes.  

La suntuosidad de esta construcción, así como del resto de edificios de la plaza Nagshs-e-Jahan, choca con la algarabía que se percibe en ella. A cualquier hora del día este lugar es un espectáculo, un ir y venir de gentes, un teatro callejero, pero es a partir de la puesta del sol sobre el palacio Ali Qapu, cuando su ardor se hace más dinámico y evidente. Gentes de todo tipo copan sus espacios: niños que monta en bicis o juegan a balón, padres cargado de alfombras reservan espacio en el césped a la espera de una cena de picnic, modernas chicas con el pañuelo sujeto de manera inverosímil en el moño enseñando lo más posible de su bella cabellera, largas filas frente a las heladería, así como innumerables parejas inmortalizándose con los selfies en sus teléfonos móviles. 
 
 
Sentado a esa hora especial del atardecer, en la terraza del primer piso de una galería de arte que hace las funciones de una tetería instalada junto a la puerta Qeysarieh, reflexiono de las sensaciones que pudieran tener los comerciantes del siglo XVII. Que tras recorrer penosamente las desérticas tierras de la Ruta de la Seda, traspasasen cualquiera de los accesos a esta sublime y mítica plaza, se quedarían maravillados ante tanta belleza y grandiosidad. Sensaciones que no son extrañas para los humanos que hoy en día, sin ningún fin comercial, nos acercamos hasta estas tierras a conocer nuevas gentes, nuevas formas de pensar, de vivir, de creer……… y a contemplar lugares mágicos como la plaza Naqsh-e Jahan.

viernes, 24 de mayo de 2019

- Qom y Kashan (Irán)

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Nuestro primer contacto con Irán es la población de Qom, ya que al ser limitado en días nuestro periplo a las tierras de la antigua Persia, habíamos decidido desistir de visitar Teherán su capital (mucho ruido y pocas nueces), y desde el aeropuerto tomamos definitivamente dirección sur. 

A poco mas de 100 km. de la terminal aeroportuaria se sitúa Qom, la segunda ciudad más "santa" del país y donde todo se relaciona con el Mausoleo de Fátima. En el extremo oeste de la enorme plaza Astane, nos encontramos con el impresiónate complejo islámico del Santuario de Fátima Masumeh “La sin mancha”, (no confundir con la hija del profeta Mahoma), que murió en el año 816 cuando se dirigía a casa de su hermano.  

Este portentoso conjunto de edificios de más de 38,000 m2, está edificado en honor de la hermana de Alí Reza, el octavo imán de los chiitas, clérigo y erudito del siglo VII del que destaca de entre sus obras el "Tratado de Oro" un compendio sobre medicina, donde plantea que muchos males se pueden curar a través de métodos tradicionales y cuidada nutrición. Entre la rama "chiita" del islam las mujeres a menudo son veneradas como santas si son parientes cercanos de uno de los "doce imames" (los directos sucesores espirituales y políticos del profeta Mahoma). Por lo tanto Fátima es honrada como si de Santa Teresa se
tratase, y su mausoleo es considerado uno de los santuarios más importantes de Irán. Donde cada año, miles y miles de musulmanes chiítas se trasladan para honrarla y pedirle sus bendiciones. Buscan curas para enfermedades, soluciones a los problemas y perdón de los pecados, muy parecido con lo que aquí ocurre con Santiago el Compostelano, Montserrat, Caravaca de la Cruz, Guadalupe, Covadonga y otros lugares de nuestra cercana geografía. Como así mismo también proclaman los clérigos musulmanes "aquellos que realicen peregrinaciones a estos santuarios, ciertamente serán admitidos en el cielo". 

La primera visión que me llega de la ciudad es en "negro", prácticamente todas las mujeres van vestidas con el chador negro de la cabeza a los pies, prácticamente no dejando visibles ninguna parte de su cuerpo y vestimenta. Es como estar en una ciudad de tuto, y no solamente en el mausoleo que es obligado su uso, es en toda la ciudad y en cada uno de los lugares por donde paseamos, un negro perenne que contrasta con los dorados de sus cúpulas y el azul o verde de los minaretes y de las fachadas de los iwanes (porches) en los patios de las mezquitas. 

Si de por si la abundancia del tono azabache es relevante, en la festividad de la "Ashura"; la celebración religiosa más importante para los musulmanes chiitas, y que rememora el martirio del Imán Hussein nieto de Mahoma en el año 680 (año 61 de la hégira) a mano de los seguidores de la rama "suni"; la convierte en lo que podría parecerse más a un túnel de la RENFE que a un evento. Ya no solo las señoras van enfundadas con sus atuendos de impoluto negro, los hombres también visten camisas de riguroso luto, nada que pueda competir con alguna de nuestras coloridas fiestas andaluzas (pongamos como ejemplo religioso El Rocío). 

Si bien se ha autorizado la entrada a este lugar a los considerados como infieles o no musulmanes (hasta hace poco tiempo vedada), no podremos acceder a los recintos mortuorios, a los que solo pueden entrar los seguidores del credo islámico (féminas por el Iwan de Espejos, señores por el Iwan de Oro). Para realizar la visita del amplio conjunto religioso formado por: mezquita, cámara funeraria, tres patios, tres grandes salas de oración, al menos 8 iwanes y una docena de minaretes, las chicas deben de ponerse en alguna de sus ocho
entradas un "chador" cubriéndoles todo el cuerpo, que en este caso y por ser foráneas es en color claro, para destacar de las musulmanas. También nos ponen a "nuestro servicio", un voluntario que nos acompaña y nos explica los distintos edificios y sus usos, en nuestro caso una agradable y simpática muchacha de dulce y sonriente semblante.  

Dominada por su majestuosa cúpula dorada, Qom ha sido habitada por seguidores chiitas desde el año 712, siendo desde siempre una ciudad enormemente conservadora, a donde llegan millones de peregrinos cada año. Convertida a partir del siglo IX en uno de los centros culturales más prestigiosos del islam, es uno de los centros donde el chiismo está más activo, atrayendo su escuela teológica, fundada en el siglo X, a estudiantes de más de 120 países del mundo.  

A 110 km hacia el sur se encuentra Kashan, nuestro primer contacto con la verdadera realidad iraní, que con apenas 350.000 habitantes es una población accesible a escala humana. Estamos en la segunda ciudad permanentemente habitada más antigua del mundo, con unos 7.500 años de antigüedad (5.500–6.000 a. C.). Por la que han pasado numerosas e interesantes civilizaciones, pero de las que apenas existen escasos vestigios, estando los más interesantes expuestos en el Museo del Louvre de París o en el Museo Metropolitano de Nueva York.

Parece ser que desde ella partieron los tres Magos de Oriente, siguiendo el halo de una estrella fugaz en pos de un hermoso cuento. Esto puede dar una idea de la importancia y antigüedad de la población.  

Ubicada en el borde occidental del desierto Kavir "Dasht-e Kavir", es una ciudad-oasis en plena Ruta de la Seda. Siendo el primero de una serie de grandes oasis a lo largo de la travesía que va de Qom a Kermán. Residiendo fundamentalmente su atractivo en el contraste entre las resecas planicies del desierto y la frescura de las aguas que generan este oasis. Preciado y liquido elemento que desde la antigüedad se ha utilizado a través de un ingenioso sistema de captación y canalización, conocido como. “qanat”. Tratándose de una red de acequias subterráneas comunicadas mediante pozos, que han sido utilizados ininterrumpidamente desde su construcción hace más de 3.000 años. 

Mantiene un casco antiguo donde transitar sin rumbo, con callejuelas donde se apiñan sus casas de adobe creando una red de estrechos callejones, lleno de mezquitas, tradicionales casas históricas, así como un curioso y seductor bazar.  

La mezquita Agha Bozorg puede que no sea la más grandiosa y bella de todo Irán, pero su visión desde la entrada la da un carácter único. Su simetría de líneas, así como su simpleza, el silencio que se respira a primeras horas de la mañana sin apenas visitantes y su original patio a un nivel inferior, lugar donde se sitúa la medersa o escuela coránica, la confieren de un halo especial, que genera una sensación de sosiego y reposo en el ánimo de quienes la visitamos. 

No muy lejos, se ubica el barrio en donde se concentran las tradicionales casas de adobe perteneciente a ricos comerciantes del siglo XIX. Tras altos muros que no dejan imaginar su interior, se esconden de la vista mundana estos palacios que hasta nuestros días se han podido conservar. Algunos de ellos han sido convertido en hoteles de referencia, otros en restaurantes y varios son merecedores de ser visitados: Casa Abassian, Palacio Tabatabei y Khan-e Boroujerdi. Junto a ellas el baño público o hammam del Sultán Amir Ahmad con su terraza-tejado, desde donde divisar esplendidas vistas de la ciudad. Muy próximo se encuentra el pequeño y coqueto mausoleo dedicado al susodicho sultán, un lugar de quietud y oración a donde acuden las gentes de la barriada para redimir sus faltas. También en esta zona encontramos una destilería donde obtienen el "agua de rosas", afamado producto de Kashan que podemos encontrar por muchos lugares. 

Pero si hay algo que para mi destaque fundamentalmente de Kashan es su bazar. Dos kilómetros de galería cubierta de bóvedas, con tiendas de lo más diverso para uso de los locales, donde apenas hay foráneos y donde las tiendas de turistas están muy limitadas. Un mercado donde pasear por la tarde con tranquilidad y entretenerse en ver ante tus ojos como se desarrolla la cotidianidad de la vida de estas gentes. Solo en el pequeño caravasar de Timche-ye Amin od-Dowleh, es donde la esencia del bazar pierde su atmosfera, pues es aquí donde la concentración de los multicolores rostros pálidos se acentúa, y donde ya observamos tiendas dedicadas al turismo: alfombras, cerámicas y algunas antigüedades, junto a delicadas teterías. La verdad que el lugar es hermoso con su pequeño estaque en medio de la sala y las impresionantes y trabajadas cúpulas que decoran sus techos, dejando pasar la claridad del exterior por los tragaluces cenitales.

Pero aun nos queda una sorpresa………. lo mejor, encontrar una de las escaleras que ascienden a los tejados y poder pasear por encima de las cúpulas, observando una nueva perspectiva de la ciudad. Esto sí que es un momento mágico de verdad, a nuestros pies la ciudad y una panorámica de abovedados techos de adobe ante nuestros ojos. Solos ante este caos de amasijo de entradas y salidas de los distintos edificios y patios que se hayan por debajo nuestro, y nosotros paseando sorteando las cúpulas y sus claraboyas…….. y al fondo resaltando sobre el horizonte de la urbe los minaretes de las mezquitas.  

A las afueras de la ciudad se sitúan los Jardines Fin, donde los días de fiesta (viernes) un gentío de familias locales acuden a aliviar sus ansias de verdor y frescor. También, donde grupos de adolescentes alumnas uniformadas con sus vestimentas escolares, requieren a los foráneos retratarse con sus teléfonos móviles.  

Debemos transitar unos 80 km. hacia el sur, para llegar hasta Abyaneh. Un rustico pueblo de montaña con la uniformidad cromática de estar sus casas todas construidas en barro rojo, lo que le hace ser diferente y original en todo el Irán. También mantienen su singularidad la vestimenta de sus mujeres, que en contraposición de los abundantes tonos negros que vemos por todo el país, aquí visten con alegres y floridos estampados en tonos claros, una sensación que nos alegra la vista. 

Y ya acercándonos a la localidad de Natanz camino a Isfahán, se encuentran las controvertidas instalaciones de enriquecimiento de uranio que tanta tensión generan a los americanos del norte, en especial al Sr. Trump.

domingo, 19 de mayo de 2019

- Kaluts - Desierto de Lut (Irán)

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Para los que se nos alegra la vista al contemplar grandes horizontes, vislumbrar un desierto aunque se soporte algo de calorina, siempre es un agrado para los sentidos intra y extra corporales. Produce alivio, y a mi hasta sosiego, el ver esas inmensas e inacabables masas de la más absoluta "nada" como se pierden en el vacio de la distancia. Es por ello que desde siempre me han gustado estas zonas del planeta deshabitadas e inhóspitas, y cada vez que puedo me acerco a ellas a experimentar esas agradables sensaciones de silencio y aislamiento……………. tal vez, en alguna anterior reencarnación, yo fuere asceta o místico. 

Ya llevo grabadas en mis retinas una buena colección de ellos: los próximos y domésticos de Bárdenas Reales, Monegros, Gorafe, Tabernas o los insulares canarios. Así como los más exóticos y foráneos del Sahara en Marruecos - Túnez - Egipto - Mali, el Namib, Wadi Rum, Sirio, Kalahari, Atacama, Salares Andinos o Patagonia, además de los desiertos helados de Groenlandia, Islandia, Antártida o el mismo Himalaya, todos diferentes, con su toque de magia y hermosura. Tocándole ahora el turno a las áridas tierras del sureste de Irán, internándonos a tantear escenarios en el Desierto de Lut o Dasht-e Lut, en persa "la llanura vacía", el gran desierto salado al que accedemos desde la población Kerman, por donde pasó Marco Polo en 1721. 

Es allí donde se encuentra el lugar más cálido del planeta, habiéndose registrado la más alta temperatura de la tierra. La NASA, realizando medidas de temperatura a través de satélites entre 2003 y 2010, constató una temperatura de 70,7° C. Concretamente en la llanura de Gandom Beryan, que se traduce como "trigo negro", y donde según una leyenda, se habría formado cuando unos mercaderes dejaron un cargamento de trigo en la zona y el sol la tostó durante días hasta crear el lugar. 

No muy alejado de la frontera con Afganistán y Pakistán, el Desierto de Lut es una zona sensible por donde pasan las rutas que utilizan los traficantes y contrabandistas para introducir en el país el opio afgano, o armas de forma furtiva, produciéndose a veces desagradables incidentes, fundamentalmente con los pobladores locales. Informaciones de todo tipo recomiendan cautela y precaución en este territorio, debiendo de no rebasar los lugares indicados, ya que hay zonas donde existen minas para evitar incursiones terroristas, motivo por el cual podemos cruzarnos con algún camión armado del ejército iraní. 

El desierto de Lut es en realidad una cubeta endorreica de aproximadamente 51.800 km2 que en otra época fue un lago. De hecho, durante la breve estación húmeda el agua corre desde las montañas de Kerman creando "wadis" (cauces fluviales estacionales y secos) y pequeños cursos de agua, donde el agua de las escasas precipitaciones lluviosas desaparece con rapidez dejando solo un reguero de rocas, arena y sal. 

Cubriendo una área de 480 kilómetros de largo y 320 de ancho, la zona este del desierto es una llanura salada, encontrándonos al sur con un gran "erg" arenoso formado por dunas que llegan a los 300 metros de altura, lo que las coloca entre las más altas del mundo. Pero su parte central ha sido esculpida por el viento en un conjunto de crestas y surcos paralelos que llegan a alcanzar los 75 m de alto, los cuales se extienden longitudinalmente a lo largo de 150 km. con una anchura de aproximadamente 60 km. ​ Área también colmatada por innumerables barrancos y dolinas. 

Son los conocidos "Kaluts" (que en persa significa "montañas arenosas"), altivas y esbeltas formaciones rocosas que emulan ser castillos de arena. Originales y soberbias siluetas compuestas por colinas de barro compactado, ubicadas en interminables valles. Acuchilladas siluetas de arcillas sedimentarias, que mantienen de forma invariable la orientación de noroeste a sureste. Unos hermosos y singulares fenómenos naturales únicos, que no se pueden encontrar en ningún lugar del mundo. 

De aspecto mágico y asombroso, que alcanza su máximo esplendor con la suave luz de la puesta de sol o el amanecer, este colorido festival de siluetas imposibles, se ha generado por la enorme erosión del suelo producida por el aire y el agua. Aunque parezca sorprendente, hace millones de años en este lugar hubo un gran lago en cuyo fondo fueron depositándose sedimentos. Con el paso del tiempo la gran lámina de agua se secó y los limos reposados en sus suelos fueron resquebrajándose. Más tarde y durante miles de años, por la acción del fuerte viento de la zona y de las lluvias, las grietas fueron erosionándose, expandiéndose y creciendo hasta formar las grandes valles, barrancos, y cañones que hoy podemos observar. Siendo los enormes "kaluts" o "yardangs" las partes de los depósitos sedimentarios que no se han erosionado, o sea, los terrenos originales de hace millones de años, siendo las vaguadas y depresiones, los espacios liberados por los efectos eólicos. 

Declarados Patrimonio Mundial de la UNESCO, ya que “el lugar presenta algunos de los ejemplos más espectaculares de erosión eólica del planeta, creando la mayor concentración de este tipo de formaciones (masivas crestas onduladas).  

Dicen que el mejor momento para visitar este desierto es al atardecer, donde las rocas toman unos colores grisáceos y areniscos impresionantes. Pero pienso que lo mejor es fundirse en él y convivir un día entero en medio de estas fantasmagóricas alineaciones, disfrutando de cada instante que entre ellas se pase. Para ello nada mejor que contactar con: Amir Moghaddam (amir.kaluts@gmail.com; teléfono iraní +98 913 198 2482), un verdadero profesional y conocedor como el que más de la zona y sus recovecos. 

Nos dirigimos hacia estos espacios atravesando el túnel que salva las cumbres de más de 4.000 metros de los Montes Payeh (también conocidos como montañas Kuhbonan), que separan Kerman de las planicies previas al desierto de Lut. A unos 100 km. de partir se encuentra "Shahdad" la última población habitada, parada y fonda. A tan solo ya 20 km. se encuentran los Kaluts, la legendaria tierra de unos ocho mil kilómetros cuadrados, recibiéndonos en la tarde con una tormenta de arena, que hace prácticamente imposible la visión.  

Dos potentes Toyotas 4x4 nos trasportan por entre los áridos valles y recónditos callejones que conforman este enigmático y escondido enclave del planeta. Parece como si las siluetas de las colinas nos quisieran amedrentar para dejarlas en su perenne soledad, pero cual más lejana de nuestra mente está esa sensación.  

Transitamos el desierto entre las arenas por un fantástico cambiante paisaje, con las caprichosas formas a nuestros lados y cruzando algunas esbeltas dunas. Parando en los lugares más sugerentes, para admirar nuestro entorno y así hasta el ocaso del día. La tormenta ha remitido, y el atardecer desde lo alto de uno de los kaluts es espectacular, con el sol poniéndose tras las montañas del horizonte, la placidez y una tenue y anaranjada luz se apodera del entorno. Ya en la noche el firmamento se reviste de una cubierta estrellada, el momento es mágico. La oscuridad es absoluta pues no hay prácticamente luna, con un cielo cada vez más lleno de estrellas y la Vía Láctea perfectamente perfilada. Un momento en el que se puede oír el silencio.  

Por la mañana, después de ver el amanecer de nuevo sobre otro de los kaluts de nuestro alrededor y de nuevo en los vehículos, recorremos durante varias horas estos interminables y maravillosos espacios. Paramos en lugares idílicos para observar panoramas asombrosos. Ante nuestras vistas cruzan espectaculares y fantasmagóricas formaciones: chimeneas de hadas, onduladas paredes que se extiendes hasta donde se pierde la vista, pináculos de formas imposibles… y planicies inalcanzables. Queremos mas y mas paisajes, que nuestras vistas sigan observando estas maravillas de horizontes que se pierden en la lejanía, que la visión no termine nunca y que el recorrido se haga interminable. Aunque la realidad se impone…………… y regresamos de nuevo al asfalto para retornar a Kerman.

Hemos podido visitar uno de los desiertos más singulares, extraños, bellos, y a la vez desconocidos, que hemos recorrido en nuestra vida. Un lugar de esos que nunca aparecerán en los ranquin de las "Maravillas del Planeta", pero casi que mejor, pues así, secreto y furtivo, se guardara mejor de las fuerzas destructivas del ser humano…………… un lugar para ir. Una más de las esencias de ese suelo iraní tan entrañable y seductor.