jueves, 11 de abril de 2013

- Roraima…......la magia de Makunaima (Venezuela)

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Han pasado casi tres años del periplo a esas lejanas tierras venezolanas, pero en mi memoria aun están frescas las sensaciones vividas en aquellas latitudes.

"........entre bruma ascendemos por la Rampa, cruzamos mojándonos por debajo del Paso de las Lágrimas, ese insignificante hilo de agua precipitándose por la pared, que divisado desde el campamento por encima de nosotros en la tarde anterior, se ha convertido por la lluvia de la noche en una verdadera cascada. Fríos, cansados, empapados, calados hasta los huesos por la incesante lluvia, alcanzamos lo que denominan el Tope, donde el aguacero nos castiga aun con más fuerza, hasta la cámara de fotos se me ha ahogado y no funciona. Es el final de la subida, hemos llegado a nuestra meta, y aún en estas adversas condiciones el lugar es pura magia, se respira la pureza y hasta se podría oler su virginidad. Entre las nieblas, las formas de las rocas erosionadas por la acción de la naturaleza son sobrecogedoras, es como estar en un cuento imaginario, un mundo fantástico se muestra a nuestro rededor, plantas nunca vistas, pasadizos de película, espacios irreales, todo ese hechizo nos envuelve y nos absorbe........... estamos en la cima del Roraima............."

Tal vez fuera la magia de esta montaña, la que infundiera en Conan Doyle a escribirla novela "El Mundo Perdido", inspirada en los apuntes de su amigo Percy Fawcett, explorador ingles que desapareció misteriosamente en la selva brasileña en 1925 buscando en medio de la jungla una misteriosa ciudad perdida. Sería esa misma magia a través de los escritos de Doyle la que inspiraron algunas películas, entre ellas Jurassic Park del director, americano del norte, Steven Spielberg.

El Roraima forma parte de esas montañas exclusivas del sur venezolano denominadas “tepuis”, sobre las que ya he relatado en otro artículo de este blog. Estos macizos mesetarios únicos en la orografía de esta tierra que habitamos, son las formaciones rocosas más antiguas del planeta, suponiéndoselas una antigüedad de 3.600 millones de años, esto y la erosión es lo que ha configurado su forma plana y mesetaria asentada sobre impresionantes paredes verticales. El macizo guayanés donde se asientan, fue una de las primera zonas del planeta que surgió de las aguas en el primitivo continente formado, el denominado "Pangea", razón por la cual estas tierras son de las más estables del mundo y donde se producen menos cantidad de terremotos.

Esta antigüedad y aislamiento ha generado en su cumbre un escenario hostil para cualquier organismo vivo. Su sustrato térreo, bajo en minerales y muy pobre en nutrientes, donde cualquier elemento es rápidamente arrastrado por las fuertes lluvias y los suelos son continuamente erosionados por fuertes torrenteras. Las plantas allí existentes se han visto obligadas a adecuarse a esta falta de alimentos para suplementar su dieta, apresando para ello pequeños insectos, debiendo sobrevivir en tales circunstancias con una cantidad limitada de alimentos y en condiciones limites de temperatura y luminosidad. Esto ha generado ecosistemas únicos, aunque también enormemente frágiles, con una gran diversidad de orquídeas y especies endémicas, entre las que se encuentran plantas insectívoras, como la "Drossera roraimae"; así como una curiosa y pequeña ranita negra “Oreophrynella quelchii”, que aun de color oscuro, su vientre es amarillo-anaranjado; no puede saltar pero se arrastra ágilmente entre las rocas resbalosas de este hábitat, al que está acostumbrada. Ecosistemas únicos y endemismos botánicos, con los cuales dicen que los pemones sanan el cáncer.......si esto fuera verdad, aun estaría "coleando" por allí el Comandante Chávez............. y por supuesto estas tierras serian pasto voraz de las multinacionales farmacéuticas. 

La cumbre del Roraima es una meseta de arenisca con una extensión aproximada de 10 x 15 km. soportada en su totalidad por paredes verticales de más de 400 mts. de altura, que resalta junto su vecino el Kukenán Tepuy entre las sabanas que lo rodean, siendo con sus 2.890 mts. la más alta de todo el macizo Pacaraima. Se encuentra cubierta por una enmarañada red de grietas, cañones, cascadas, lagos y cavidades verticales (simas) de gran belleza, excavados por la erosión, que en algunos puntos pueden llegan a formar insalvables obstáculos para el viajero que se aventura por estos parajes, impidiendo caminar en recorrido lógico aún en distancias cortas. A su vez las formaciones rocosas, modeladas durante millones de años por el viento y el agua, dan origen a un espectacular y peculiar paisaje que consigue desorientan a cualquier visitante. Es el más visitado y famoso de toda la cordillera de los tepuis orientales por su gran cantidad de atractivos turísticos, científicos e históricos. En su cima se encuentra el "punto triple", hito que delimita la frontera entre Venezuela, Brasil y Guayana.  

Como el resto de sus vecinos, cuenta con grandes riquezas minerales como el jaspe, cristales de cuarzo, oro y hasta diamantes, enormemente codiciados por clandestinos mineros, ansiosos de encontrar este cristalino carbón, por lo que en la actualidad se encuentra protegido como monumento natural dentro del Parque Nacional de Canaima. 

Roraima es también llamado por las etnias indígenas "La Madre de Todas las Aguas", al encontrarse en su cima las fuentes de los ríos Arabopo, Cotingo, Waruma y Paikwa,  que alimentan a su vez a los ríos Orinoco, Amazonas y Esequibo, este último marcando la frontera entre Venezuela y la Guayana. 

Hasta esta zona de la denominada "La Gran Sabana" de Venezuela, nos ha acercado para comenzar nuestra ascensión al Tepuy Roraima, una avioneta "Cessna" de 6 plazas trasportándonos desde la laguna de Canaima a Santa Elena de Uairén, población fronteriza en la linde con Brasil, a donde llega la única carretera que se extienda por el sur venezolano entre la selva hacia el vecino país brasilero. La singladura aérea esta vez no iba a ser tan sencilla y resultona como la anterior, en la que accedimos a Canaima. Nos ha tocado esta vez una antigua y destartalada aeronave en la que casi tenemos que sujetar las puertas con nuestros codos, además de soportar dos complejos aterrizajes intermedios durante el trayecto, uno para dejar a una mujer indígena en la aldea de Kamarata, el otro planeo en un siniestro e indeterminado lugar en medio de la selva, sobre el que aun tenemos nuestras reservas de los "lícitos" fines y motivos del mismo. Lo que debía de ser un vuelo de poco más de una hora se multiplico por dos, y lo que tenía que ser un recorrido agradable por encima de los tepuis, se trasformó en una no muy grata travesía, entre amenazantes nubes en medio de una tormenta de lluvia y viento, durante la cual nuestras “gónadas” se ubicaron debajo de la garganta, por encima de la nuez. 

Después de una merecida cena de churrasquería en la vecina población brasileña de Pacaraima, donde pudimos experimentar el peor vino que nuestro paladar haya degustado nunca, partimos a la mañana siguiente de Santa Elena de Uairén en vehículo todo terreno camino de la aldea Paraitepuy, aquí comenzaría nuestra ascensión al más altivo de los tepuis venezolanos. Seis días pertrechados de guía y porteadores nativos de la etnia pemón, un recorrido por la árida sabana, vadeos en ríos Tek y Kukenán, las picaduras de los insaciables y traicioneros mosquitos "puri puri", la selva, pernoctas en rústicos campamentos, la Rampa, la cascada del Paso de Las Lágrimas, el Tope de Roraima, un día en la cumbre; esa inmensa cima plana de casi 35 km². en donde existen ríos, cascadas, lagos, valles y lechos de cristalinos cuarzos, el abrigo San Francisco, el Carro Maverick, la cueva Ojos de cristal, la Ventana, los jacuzzis, los Miradores, formaciones rocosas de formas llamativas y sugerentes ........... enclaves vírgenes y únicos de este maltratado planeta que habitamos. 

Verlo junto a su vecino Kukenán, en la distancia al comienzo de nuestro recorrido, nos produce una sensación de grandeza y lejanía como ninguna de las montañas que he podido visitar, la soledad y enormidad del paisaje forman parte del espectáculo al que somos regalados. No voy a extenderme mucho en los pormenores de la ruta, las imágenes que os muestro al principio del artículo, definen mejor que mis propias letras la ascensión a esta legendaria montaña. En total 6 días de travesía, 68 km. de andanza, 32,4 horas de caminata y 3.250 mts. de desnivel efectivo acumulado.

La Ruta  

1º día = De Paraitepuy 1.296 mts. a campamento a río Tek 13,5 Km. hasta el campamento río Kukenán 1.121 mts. 15,5 km. 5 horas, 395 mts. de subida, 524 de bajada. 

2º día = Campamento Kukenán 1.121 mts a Campo Base 1.913 mts. 7,8 km. 4 horas 800 mts. de subida, 50 de bajada. 

3º día = Campamento Base 1.913 mts – Rampa - Tope Roraima - aprisco San Francisco 2.726 mts. 4,260 km. 4,30 horas, 840 mts. de subida, 155 de bajada. 

4º día = Recorrido por la cumbre del Roraima 8 km. 5 horas, 331 mts. de subida, 311 de bajada,  visitando: Las Cascadas, La Catedral, La Ventana, Los Miradores, Los Jacuzzis, El Valle de los Cristales, el Lago de las Maravillas. Ascensión al cerro Maverick 2.770 mts. (tarde) 2,6 km. 2,10 horas, 139 mts. de subida, 128 de bajada. 

5º día = Hotel San Francisco 2.726 mts. – cueva de los Ojos de cristal – Tope Roraima – Campamento Kukenán – Campamento Tek 1.133 mts.16,800 km.  8 horas 200 mts. de subida, 1800 de bajada. 

6º día = Campamento Tek 1.133 mts. – Paratepuy de Roraima  1.296 mts, 13,5 km. 4 horas 400 mts. de subida, 284 de bajada. 

A nuestro descenso y de retorno a San Elena de Uairén, en el punto kilométrico 273 de de la carretera principal "Troncal 10", visitamos la Quebrada de Jaspe, uno de los lugares más populares de  la Gran Sabana. Formada por un barranco cuya base son lisas lajas de roja piedra, sobre las que discurre las aguas del río Kaku-parú con un nivel que no suele sobrepasar los 5 centímetros de profundidad y en el que encontramos una encantadora cascada. Se trata de un fantástico lugar, rodeado de abundante vegetación donde los visitantes disfrutan deslizándose, cual tobogán, sobre esta resbaladiza losa bien pulida por el paso del agua. Su fondo está compuesto por un material semiprecioso, mezcla de cuarzo cristalino y sílice llamado Jaspe. 

4,5 km. antes de llegar a la Quebrada Jaspe por la carretera Troncal 10 se haya la aldea de Santa Cruz de Mapaurí, donde se encontraba la piedra "Kueka", un canto sagrado y respetado ancestralmente por los indígenas pemones. Formada de rojo jaspe, pesa aproximadamente 30 toneladas y 12 metros cúbicos de tamaño. Su ubicación original era esta aldea, en el Parque Nacional Canaima, estando declarada como bien de interés cultural de Venezuela, pero un buen día de 1998 el artista teutón Wolfgang von Schwarzenfeld se hizo, sin el beneplácito de la comunidad indígena, con la piedra, colocándola en el parque Berlinés de Tiergarten. Hoy en día el gobierno venezolano y la comunidad nativa reclaman la devolución de la piedra a su enclave original. 

Según la mitología aborigen, Kueka era un joven Pemón que fue a buscar a la joven más bella de la comunidad Macuchíes para hacerla su esposa, contraviniendo las normas establecidas por Makunaima, estricto y celoso dios, quien decía que los Pemón se debían casar con los Pemón y los Macuxi con los Macuxi. Luego de casarse, huyeron y tras ellos fue Makunaima, quien les encontró y les dijo: "Awarokuruu ...Amoro aukowamumo Chokroro tatapiche anapo daro..." (¡maldito eres, vivirás siempre abrazado con tu esposa!). Makunaima sopló al viento esta oración convirtiendo a Kueka y su compañera en roca. Hoy la piedra es la abuela y abuelo de todos los pemones.
Según esta leyenda, no se pueden separar porque eso traería desventuras sobre la Tierra. 

El tiempo pasado no ha borrado los momentos vividos con estas humildes y sinceras gentes, tampoco lugares y sitios por los que mis botas transitaron y quiero a través de estas letras dejar relato de algunas sensaciones y algunos de los momentos vividos en aquellas lejanas tierras. 

La niebla, la humedad,  la lluvia, el frió, fueron nuestra compañía los días vividos en su cúspide, pero fueron extraordinariamente recompensados, por esa magia que desprendía cada instante vivido allí. A mi mente llegan nuevamente los colores naranjas y violetas de un atardecer envuelto entre las brumas de estas alturas, después de descender del Cerro Maverick, agasajados por nuestros anfitriones pemones con una reconfortante sopa; sortilegio de fusión de lo material y lo etéreo, del mundo real y el universo onírico. También a mis pensamientos llega esa paz que se respira durante las tardes de descanso en los campamentos, rodeado de intacta naturaleza y sus enormes e infinitos horizontes en medio de la soledad y la nada. La sensación de habitar un trozo de este planeta parado en un tiempo prediluviano, donde cualquier elemento vivo es nuevo, único y diferente a todo lo conocido por mí. El hechizo de recorrer y caminar por lugares sugestivos, entre aguas y rocas llegando a miradores donde la vista se pierde en un mar de color verde formado por la inmensa y enigmática selva que se adentra hacia lo más profundo de Brasil. Pero sobre todo mis recuerdos son para las mágicas historias de los indígenas pemones, que Marcos nuestro guía nos relataba en las noches después de las cenas y que a él le fueron trasmitidas de forma oral por su abuela y a esta por la suya y así sucesivamente hasta perderse su origen en la noche de los tiempos. Mitad leyenda y mitad mitología las historias indígenas mencionan al monte Roraima como originado del "Árbol de los Frutos" y lo relacionan con el origen de toda la vida, que del que emanaban toda clase de frutas, animales y hasta seres humanos. 

Leyenda de Makunaima, El Árbol de la Vida y la Gran Inundación

Cuenta la leyenda que aquí, en estas tierras del Roraima, entre la selva y la sabana, es donde hace muchísimos años se levantaba el Árbol de la Vida, del cual vivía junto a su familia el mítico héroe pemon Makunaima, origen de la raza humana y figura mítica entre el bien y el mal. Este se iba dando cuenta que los frutos con los que alimentarse se estaban terminando. Cada tarde al regresar a casa, Makunaima notaba que todos sus hermanos estaban hambrientos a pesar de la búsqueda exhaustiva del día, a excepción de Akuli, el menor de ellos. Curioso, Makunaima espera una noche que Akuli se duerma para revisar dentro de su boca, donde encuentra atrapado entre dos dientes, un grano de maíz. Al otro día lo sigue con la certeza de que Akuli lo llevara al lugar donde encontrar comida para todos. En efecto, Akuli, perseguido por Makunaima llega hasta el gran árbol y comienza a comer sólo los frutos que caen al suelo. Makunaima hace lo mismo, pero como los frutos que caían a su base no eran suficientes para alimentar a la familia, decide cortar el árbol para coger con más facilidad sus frutos. Comenzando entonces un gran discusión entre Akuli y Makunaima. 

Akuli,  muy inteligente, se niega, ya que el árbol proveía todo lo necesario para la subsistencia. "¡No lo hagas! No sólo perderemos sus dones, sino que una gran inundación arrasará la Tierra...". 

Como Makunaima era obcecado, desoyó los consejos y empuñando su gran hacha se dirigió a talar el árbol, pero la misma rebotó inofensivamente sobre el duro tronco. Teniendo que entonando un hechizo para ablandar el recio árbol, consiguiendo reblandecer la corteza, con lo que pudo al fin hundir el filo en la sagrada madera. 

Akuli, viendo que su hermano no le hacía caso, intentaba reparar con cera las heridas del tronco, tratando de evitar la inundación. El resto de los pemones, decididos a evitar que acabara su tarea, volvieron al árbol duro de nuevo con un contrahechizo, pero en esta feroz lucha terminó venciendo el leñador. El árbol de la vida se derrumbó con estrépito sobre la tierra. La frondosa copa del gran Árbol de la Vida cae hacia el este, explicando así porqué en Guyana hay selva y a este lado sólo una gran sabana. Del tocón mutilado hundido en tierra se formó el gigantesco tepuy Roraima, en cuya cima viven los espíritus malignos. Del tronco cortado salió una gran agua que inundó la Tierra entera, y así, por la ingenuidad de Makunaima y tal cual Akuli lo había predicho, los pemones asistieron al alzamiento del primer tepuy y todos los hombres padecieron la Gran Inundación".

Como se ve, la tradición pemón une en uno solo el mito de la creación de las montañas con el Gran Diluvio, y esto es interesante si nos atenemos a la historia geológica de los tepuyes. Se trata de las tierras emergidas más antiguas del Planeta, únicos sobrevivientes del terreno precámbrico que formó la superficie de la historia primitiva de nuestro mundo. 

Estas y otras leyendas rescatadas durante años de las tradiciones indígenas, algunas de ellas por fray Cesáreo de Armellada, están recogidas en los libros "Makunaima en el valle de los Kanaimas" de Lino Figueroa y en "Kuai-Mare; mitos aborígenes de Venezuela" de María Manuela de Cora. 

Desde estas rendidas notas quiero agradecer a nuestro guía Marcos sus enseñanzas, su amor por la naturaleza, su ayuda y sobre todo su humanidad, a Eduardo sus esfuerzos y sus cuidos con las comidas, a Avelino su apoyo y su sonrisa, y a Sergio y María su grata compañía. 

Cronología del Roraima:
 
1596: Sir Walter Raleigh lo menciona en su libro "Guiana", llamándole "Montaña de Cristal".

1654: El cartógrafo francés Nicolás Sanson d'Abbeville realiza el primer mapa de la región.

1838 y 1842: Fue el botánico y geógrafo prusiano Robert Schomburgk, quien junto a su hermano Richard realizó una serie de expediciones que lo condujeron a los pies del Tepuy Roraima en 1838 y posteriormente en 1842, declarando que sus cumbres podrían albergar especies de animales y plantas prehistóricas. 

1864: El botánico alemán KarI Fernindand Appun visita los alrededores del Roraima.

1872: El geólogo inglés Charles Barrington Brown pudo observar desde cierta distancia el Tepuy Roraima, declarando que su cima era "inaccesible", y que sólo podría alcanzarse por medio de un globo. 

1877 y 1878: Es visitada la zona por los ingleses Flint y Edgington , seguidos por McTurk y Boddam-Wetham al año siguiente.
 
1879: El estudioso de las aves, Henry Witely, vio por primera vez una estrecha ladera del lado este y supuso que podía conducir a la cima.

1881: El  recolector de orquídeas inglés, David Burke, viajó a través del río Mazaruni y logró ver al Tepuy Roraima desde el noreste.

1884: Los ingleses Everard Im Thurn y Harry I. Perkins, se convierten en los primeros expedicionarios en llegar a la cumbre el 18 de diciembre, siendo fue el primero de los tepuis en ser ascendido por científicos occidentales.

1892: Julio Verne, menciona al Roraima en su novela "El Soberbio Orinoco". 

1894 y 1898: McConnell y Quelch  hicieron importantes colecciones botánicas durante estos años y motivados por la primera ascensión, al incrementarse el interés sobre esta montaña.  

1911: Theodor Koch-Grünberg, un importante etnógrafo alemán, llegó por el sur vía río Kukenán para realizar investigaciones entre los pemones. Ese mismo año, el inglés Edward Crampton visitó Roraima. 

1912: Inspirado en la antigüedad geológica del Macizo Guayanés, Sir Arthur Conan Doyle, autor de las novelas de Sherlock Holmes, escribe su obra "El Mundo Perdido", en donde sus personajes capturan a un pterodáctilo en una "mesa" al norte de Manaos donde confluyen las fronteras de tres países.
 
1915 -1916: Durante estos años llega la expedición de los Clementis, contando entre sus componentes la primera mujer europea es ascender un tepuy.
 
1927: Una expedición científica bastante completa fue realizada por el zoólogo norteamericano George Henry Hamilton Tate, descubriendo las pequeñas y extrañas ranitas negras. Esta misión contó con la presencia del insigne explorador y militar brasileño Rondón.
 
1931: Se acuerda la fijación del "Punto Triple" en la cima del Roraima, donde coinciden las fronteras de los tres países.
 
1987: El grupo Ingeniería de Arborización (GIDA) de la Universidad Central de Venezuela inicia el registro de visitantes del Roraima, constatando hasta diciembre de 1990 un total de 3.500 excursionistas, en su mayoría Venezolanos, Alemanes y Norteamericanos. 
 
1990: El Instituto Nacional de Parques (INPARQUES) prohíbe el acceso turístico al tepuy debido a los múltiples daños ocasionados por los visitantes, entre ellos, la destrucción de la flora y la acumulación de basuras en la cima. 1992: Se reinicia el acceso bajo unas normas estrictas de visita, como la presencia obligatoria de un guía pemon, lo cual (en teoría) ayudaría a la protección de toda el área. 


Cabe destacar también el valor que otros muchos viajeros, idealistas, indígenas y visionarios que hasta ella se acercaron, atribuyéndole misticismo y magia a esta sorprendente montaña, que con tan sólo verla en la distancia inspira un imponente respeto.