viernes, 15 de marzo de 2019

- Desierto de Gorafe - Los Coloraos

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Lugares con magia y misterio que no han perdido el encantamiento por la masificación de visitantes aun quedan por el mundo, y aunque ya prácticamente se llega a cualquier recóndito punto de la geografía del planeta, todavía se pueden encontrar espacios que nos generen esas sensaciones de soledad y aislamiento. Suelen ser los diseminados desiertos extendidos por el planeta y las altivas montañas, los espacios en donde encontramos esos horizontes vírgenes, limpios de ofuscaciones mundanas y de maldosos humanos, que nos llenan de pureza las ansiosas miradas de nuestro ego interior. Pero alejados de nuestras latitudes esos espacios se nos antojan lejanos, tanto en la distancia como en los tiempos, creyendo difícil encontrarlos en nuestra maltratada piel de toro, pero no hay cosa más lejos de esta errónea afirmación. Prácticamente a las puertas de casa, a escasas 4 horas del lugar en el que terminan las populosas reivindicaciones y donde suenan las campanadas de año nuevo, a algo más de 400 km. de esa ajetreada Puerta del Sol madrileña, podemos encontrar uno de esos lugares donde la magia aun huele y las miradas se pueden perder en el horizonte. 

Un territorio que todavía no es ni muy frecuentado, ni excesivamente conocido, siendo mayoritariamente los vecinos de otras latitudes los que más se acercan a fisgonear entre sus rincones. Un lugar diferente y agreste, un espacio lleno de cicatrices cinceladas por los elementos………… un lugar casi perdido en medio de la Hoya de Guadix, en el oriente granadino. 

Es el Desierto de Gorafe, un enorme conjunto de barrancales, que el agua y el viento han ido generando durante cientos de miles de años y que hoy se nos presentan como una maravilla de la naturaleza por descubrir. Perfilado por un perímetro de 45 km. en un área de 116 km2, se ubica en el límite interior de la línea imaginaria que une las poblaciones de Gorafe, Bácor, Cuevas del Campo, Villanueva de las Torres y el Balneario de Alicún.  

Unas extensas cárcavas que comenzaron geológicamente a formarse hace 15 millones de años, cuando la zona formaba parte del Mar de Tetis. La evolución del planeta hizo que se generara un gran lago en lo que posteriormente sería la Hoya Guadix-Baza, y al ir desecándose los materiales de aluvión que forjaron sus fondos fueron moldeándose por la acción de la erosión, fundamentalmente eólica y pluvial. Estos sedimentos
blandos: arcillas, yesos, areniscas, etc. por la acción de los elementos se fueron, y siguen hoy en día, transformándose en una red de innumerables y caóticos barrancos y cárcavas, formando los denominados "badlands" o malas tierras: estériles secarrales donde es difícil la supervivencia humana, de ahí su despoblación. 

Espacios baldíos e improductivos, donde solo sobreviven las plantas de esparto (también conocidas como "atocha") y algunos pinos, solo las partes altas y llanas de este altiplano a 1.000 m. de altitud están cultivadas con olivos y cereales de secano. Labores que actualmente están transformando en campos de almendros, con el añadido encantamiento de verlos formando una alfombra blanca y rosada, cuando a finales del invierno abren sus flores ansiando la vida y la luz. 

Ahora totalmente deshabitados, en su día sirvieron de sustento y hábitat a algunos desfavorecidos humanos, que encontraron su medio de sostén en la producción rudimentaria de yeso y en la recolección de esparto como actividades de subsistencia. Seres y familias que moraban en cuevas escavadas en las rocas,
manteniendo una vida llena de carencias y penalidades. Aunque este tipo de habitáculo no es solo singularidad de estos barrancos, siendo gran cantidad de las poblaciones de la hoya de Guadix-Baza las que se han nutrido durante su historia de este tipo de viviendas, llegando a ser su principal forma de edificación en muchas de ellas durante los siglos pasados y hasta mediados del XX. Pero de ese tema espero poner algunas líneas en otro apartado dedicado a zona de Guadix. 

Hoy estos territorios antaño "dejados de la mano de dios", están sirviendo como reclamo turístico a una zona maltratada en el tiempo por su difícil geografía y la pobreza de sus suelos cultivables. Recuperando una iniciativa, que si se sabe gestionar, no caerá en manos ajenas, siendo los propios vecinos los que la gestionen………….. pero cuidado, podremos matar a la gallina que ponía huevos de oro. 

Hasta aquí nos hemos llegado para observar la maravilla de sus formas y sobre todos los colores de sus tierras. Un compendio de paleta de pintor, completando una gama que abarca desde los grises casi blancos, hasta llegar a todos los tonos de rojizos claros. Matices que se han ido formando por zonas y estratos, según se fueron sedimentando en el fondo de ese lago pre-diluviano, llegando a formar un verdadero crisol de mezclas que en el caso del Cerro de la Bandera en la Loma de los Pinos, podríamos hasta imaginar el mástil de la embajada de Austria. 

De todos estos abruptos y espectaculares paisajes sobresalen los Coloraos, sobretodo el conocido como Tollo de Ciclana. Ante nosotros se muestran unas sensacionales paredes de tonos rojizos presidiendo el enorme valle en forma de amplio cañón conocido como "Barranco del Caballo". Desde un punto que forma una curva y sirve de mirador, observamos la parte más sobresaliente de estas imponentes formaciones de rosáceos tonos formado por los estratos de sus sedimentos, cuando esta zona fue un mar y posteriormente un gran lago.  

Ante nosotros se extiende un autentico escenario visual, como un paisaje de película, más propio de otros lugares del que nos encontramos, trasladando nuestra imaginación a las lejanas tierras del oeste americano en el Gran Cañón del Colorado. Con impresionantes barrancos cuyas paredes llegan en algunos casos los 150 metros de altura, lo que destacan son sus formas, formando estrechas y finas aristas en sus cúspides, pero sobre todo lo que más sobresale son sus tonos coloreados en bermejo, por la abundancia de minerales de hierro en sus partículas arenosas, aunque también podemos distinguir irisaciones, amarillentas, ocres y blanquecinas. 

En otro punto del recorrido la ruta se asoma a otro gran escaparate desde el que alcanzamos a vislumbrar, aparte del magnífico panorama de Los Coloraos al completo, los dos grandes barrancos que tenemos en sendas vertientes de nuestra trocha por el camino de los Campos Mones y la Loma de las Yeguas: a la derecha la Rambla de Los Anchurones y a nuestra izquierda el Barranco del Caballo. Como fondo escénico la sierra de Cazorla, el pico de La Sagra, el cerro Jabalcón, y a sus pies el Embalse del Negratín. 

 
Al adentrarnos en la Rambla de los Anchurones, nos damos cuenta de su inmensidad, la ruta discurre por el seco cauce del arroyo, viniéndonos a la mente, como irá en carga después de las lluvias torrenciales frecuentes en esta árida zona, que si bien apenas llueve, cuando lo hace, es sin medida ni control. Vislumbramos una zona pródiga en "chimeneas de hadas", los conocidos en el argot geológico como “pipings”, formas pétreas bastante llamativas. Piping del inglés Pipe = Tubo, se forman por las escorrentías de las lluvias torrenciales, generando unas cascadas entre rocas duras y calizas, que en este caso disuelven con facilidad la arcilla y arenisca verticalmente formando estos tubos.  

El paisaje quiere asemejarse a algunos de sus hermanos mayores repartidos por el mundo: los grandes desiertos árabes de "Wadi Rum" o "Rub al-Jali", las rasas y estériles planicies de Utah o Arizona, en los U.S.A. del norte, los Atacama del sur, o los desiertos persas de Lut y Kavir. Y aunque Los Colorados no llegan a ser el Monument Valley en Arizona - Utah de los indios navajo o Mesa Verde de los indios pueblo, conforman un fantástico paisaje, mágico y espectacular. Siendo al ponerse el sol, en el ocaso del día, cuando estos colores acrecientan sus tonos haciéndose sus rojos más intensos para los ojos de los mortales humanos que hasta aquí nos acercamos a disfrutarlos. 

Otro de los lugares más vistosos, es acercarnos hasta el vértice Geodésico de la Loma de los Pinos, justo en la cúspide del Cerro Banderas. Desde su cima observamos unas panorámicas de 360 º al completo: sobre la zona desértica hacia el sureste de lo que denominan las olas, y en el lado contrapuesto a poniente norte, como no podía ser de otra manera Los Coloraos. Así como las cadenas montañas que rodean la cuenca del Guadiana Menor y la Hoya de Guadix-Baza, que haciendo un barrido visual desde el norte y  en sentido del reloj encontramos: las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, la Sierra de Castril y Sierra Seca; al noreste, La Sagra y al este la mole del Jabalcón; al sureste, la Sierra de Baza y al sur Sierra Nevada; al oeste la Sierra de Huétor-Harana y Mencal; y, finalmente, al noroeste, Sierra Mágina 


Transitar por entre estos, despeñaderos, quebradas y hendeduras, no es fácil, lo comprobamos a nuestro rededor, como ejemplo la impresionante y profunda "Rambla del Pollo", que hacia el este, podemos observar a nuestra izquierda un profundo barranco que discurre entre enormes paredones y grandes formaciones de color rosáceo, con vistas hacia el Jabalcón y el embalse del Negratín. En sus paredes podemos distinguir una singular formación, son los Filetes de la Loma de los Pinos, mal llamados Filetes del Diablo, nombre que le han dado algunos foráneos para hacerlo más sugerente, sin necesidad de ello, pues simplemente su visión desde el  mirador los hace como poco inquietantes. Y al poco llegamos al punto de partida, pero los itinerarios por la zona son múltiples e interesantes, solo tenemos que preguntar o escudriñar un poco en los lugares de información, para saciar nuestras expectativas sobre estos olvidados y misteriosos barrancos.  

Como contraposición a tanto requiebro pétreo y turbador, pero también en la zona y en medio de este baldío y yermo espacio, nos encontramos la "Casa del Desierto". Antagonismo a todo lo visto con anterioridad, una construcción novedosa y vanguardista edificada por la firma norteamericana "Guardian Glass", que sorprende por su estética futurista en medio de la nada………… o del todo, según se analice. Pues se ubica sobre una terraza baldía en el desierto de Gorafe, pero con unas sugestivas vistas a los cuatro puntos cardinales, aunque tendrá que soportar unas temperaturas de hasta -10º en invierno y más de 45º en verano. Queriendo resaltar su capacidad para dotar a las personas de un espacio habitable en un lugar que en principio no estaría preparado para ello. Inaugurada no hace aun un año (8-05-2018), se prevé este durante un año en funcionamiento, pero parece ser que van a prorrogar su uso hasta noviembre de 2019, estando  en alquiler su "alojamiento" hasta un máximo de "dos" días, a un precio de 150 € por noche y limitado a dos personas, sin mascotas. 

Instalada a algo más de 5 km. de un municipio tan rural como Gorafe, genera en su entorno un contraste que surge a simple vista. Siendo la antítesis a la vivienda tradicional de la zona, las casas-cueva, pues levantada sobre un armazón de madera, desprotegida y sometida al inclemente rigor de los elementos, está prácticamente construida en vidrio. El mismo material que forman sus paredes (interiores y exteriores) totalmente transparentes y que permiten mantener una temperatura estable dentro de los tres módulos de los que consta la vivienda (dormitorio, cocina, sala de estar). En total, 20 metros cuadrados para una casa capaz de ser auto eficiente energéticamente gracias a paneles fotovoltaicos que permiten que el sistema de producción de energía y el de filtrado de agua con los que cuenta la construcción funcionen correctamente. 

Sin duda un singular proyecto, que por sus especiales condiciones no ha sido diseñada para ser habitada de manera permanente. Más bien se trata de una experiencia piloto que pretende exportar un modelo de casa futurista para condiciones climáticas extremas.