viernes, 5 de enero de 2024

- Burgo de Osma (Soria) – Luces de la Ciudad

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El serrano pueblo salmantino de La Alberca ha sido distinguido con el premio “JUNTOS BRILLAMOS MÁS”. Galardón que una conocida marca de bombones con envoltorio áureo ha celebrado a comienzos de este invierno, para designar este año la población que más méritos tuviera para ello. Seguro que La Alberca es merecedora del tan honroso título, al igual que las otras cinco seleccionados de la extensa geografía hispana: Benasque en Huesca, Ribadesella de Asturias, Iznájar en la serranía cordobesa, la orensana Celanova (Ourense) y El Burgo de Osma en la Soria castellana. Bien es verdad que en La Alberca se respira misterio y tradición a través de su bien conservada arquitectura secular y popular, al igual que en el resto de sus competidoras destacan a simple vista las cualidades que las han hecho merecedoras de completar el sexteto. 



Aunque yo, desde estos párrafos, no voy hacer causa con ningún spot publicitario de ninguna marca comercial y menos de unos chocolates cubiertos de trocitos de avellana troceada que incómodamente se depositan entre los dientes al comerlos, cuando hay otros que rellenos de delicioso licor se desvanecen y funden sutilmente el las bocas de los mortales humanos…..... ummmmmmmmmm. Si que quiero a través de estas líneas (y aunque no fuera la elegida en el certamen), dejar constancia de los valores, lindezas y sensaciones que da por estas fechas de Navidad, Fin de Año y Epifanía, el pasear por las calles de la soriana población del Burgo de Osma, bajo las luces puestas a propósito para estas fiestas en sus calles y plazas. De un gusto exquisito sobre todo las instaladas en la Plaza Mayor, con sencillez, delicadeza y buen grado……. un encomiable aplauso para quien haya elegido el diseño.

 

No puedo por menos que de la población burgense hacer valer el resto de sus méritos que no son pocos: Además de la bien perfilada y mencionada Plaza Mayor, cuenta con otras más, de las que destacan la Plaza de la Catedral y la inmediata de San Pedro totalmente porticada. Es precisamente el recorrer su casco antiguo por entre los numerosos y característicos soportales sustentados muchos sobre pilastras de madera (otro de los lujos que nos depara la urbe), ameno paseo que podemos realizar hasta un día de lluvia sin mojarnos un ápice. Encontrándonos en una población llena de historia, con uno de los conjuntos urbanos más relevantes de todo Castilla y León.

Sin lugar a dudas, la construcción más significativa de la villa y sobre la que se desarrolló su población a partir del siglo XII es su “Catedral” que, aunque de origen románico (Sala Capitular siglo XII) es mayormente gótica (siglo XIII). Dedicada a la Asunción de la Virgen, ha sido diócesis episcopal desde la Alta Edad Media ya en tiempo visigodo a finales del siglo VI, cuando se celebró el Concilio de Toledo, reinando Recaredo. Hoy los sorianos muestran orgullosos esta magnífica edificación que está considerada como la “quinta“ catedral de las existentes en suelo patrio.  




En 1101 tomó posesión de su jurisdicción Pierre de Bourges (Pedro de Osma), un prelado benedictino de la orden de Cluny. Siendo quien tomó la decisión de construir la Catedral en la margen izquierda del Ucero, a las afueras de la ciudad de Osma y en la orilla contraria del río, dando origen a un nuevo arrabal que hoy es El Burgo de Osma, siendo su precursor: obispo, patrón de la ciudad, santo, monje, constructor, milagrero y francés.




Visitarla un día tranquilo, fuera de los agobios estivales, es una de las mejores penitencias a las que podemos estar sometidos los agnósticos pecadores. Recorriendo sus altivas naves con esa luz que nos regala el gótico, perdiéndose nuestra vista en las filigranas de sus nervaduras. Para más añadido, recrearnos en el policromado sepulcro de su fundador el “gabacho” transformado en San Pedro de Osma, que con tanto acierto se ubica en la magnífica Sala Capitular.

 

Custodiando, si acaso, uno de los pocos ejemplares existentes de “Beato de Liebana”. Ese extraordinario manuscrito, con copiosas y excelentes ilustraciones que, realizadas durante el alto medievo, nos trasladan los “Comentarios al Apocalipsis de San Juan” bajo la visión de un monje de Santo Toribio de Liébana (Cantabria) conocido como “Beato”, recreara a finales del siglo VIII. De estas fastuosas y vistosas obras de incalculable valor, apenas existen una treintena (algunas de ellas incompletas) en todo el orbe, estando una de ellas salvaguardada en el Burgo de Osma, justo al lado de los restos del obispo y fundador de la población.

Otro de los enclaves sugerentes del Burgo, es sin duda el entorno de la Puerta de San Miguel, la única que ha resistido de su vetusto recinto amurallado al paso del tiempo, estampa que podemos observar en todo su esplendor desde el Puente Viejo o de La Matilla (Puente del Moro) sobre el río Ucero. Se trata del rehabilitado y recuperado acceso al casco histórico que acertadamente se realizó en el año 2006, generando una singular trasformación a la urbe, cambiando totalmente la visión y lucimiento que de la villa medieval se tenía hasta entonces.




Hacia el sur, aguas abajo del Ucero y formando parte del Parque del Carmen, nos encontramos lo que fuera el “Portalón” de la Casa del Arcediano (ubicada antes de su desaparición en la calle Eleta), así como unas columnas que conformaban su patio. En verdad una estampa coqueta conformando parte del paseo fluvial del rio Ucero.

 

Continuando el recorrido por la ribera del río nos allegamos hasta Osma. Ni que decir de la estampa que se tiene desde los aledaños de la Iglesia de Santa Cristina en Osma, con el bucólico Puente Medieval de tres ojos y origen romano, con la silueta de la Torre del Agua, y los restos del belicoso, aguerrido y fronterizo Castillo de origen cristiano (siglo X). Uno de los más antiguos bastiones de la frontera del Duero, baluarte que sirvió de ensayo en el uso de peculiares e ingeniosas saeteras con las que impedían a los arqueros hostiles embocar sus disparos hacia ellas, mucho más estrechas de lo normal e inclinadas en su interior hacia la pendiente. Ejemplos de ellas se instalaron en Tierra Santa años después, durante la Primera Cruzada. Se cree que el modelo “Saetera de Osma”, fue extrapolado por un noble oxomense, que se dedicó a guerrear por aquellas tierras en tiempos de las Cruzadas.

 

Fuera del casco antiguo y a extramuros, se situó durante el siglo XVI la Universidad de Santa Catalina de Alejandría (Hipatia para algunos eruditos), donde se formaron los estudiosos y aplicados sorianos desde 1541 a 1841, trescientos años de actividad universitaria aunque no de forma continua. Hoy el edificio sirve de Hospedería Termal, situándose entre uno de los mejores establecimientos de este tipo de todo Castilla y León. Teniendo como añadido para cuerpos sensibles una piscina que recrea la vecina iglesia prerrománica de San Baudelio con sus pinturas y columna central en forma de palmera.

Hemos hablado de un rio, el misterioso Ucero, tributario del Río Lobos con su imponente, espléndido y visitado “Cañón”, pero el Burgo tiene otro río y hasta podríamos encontrar un tercero. Se trata del no menos enigmático Abión, que surgiendo de las entrañas de la tierra en el potente manantial de “La Fuentona”, agrupa sus aguas al primero justo pasada la urbe del Burgo de Osma. Siendo el lugar donde se unen las aguas de sus cauces, en lo que ahora se conoce como Las Tenerías (barrio de los curtidores), donde se ubicaba la antigua aljama de la ciudad, el barrio hebreo o judío. El tercero de los ríos podría ser el Sequillo, que bordea la población entre montes y atalayas por el sur, pero como su nombre indica, solo en ciertas ocasiones lleva agua.




Al comentar de atalayas, el Burgo puede alardear de tener hasta tres y de origen musulmán, que formando parte de una extensa red; de la que ya he comentado por este medio en otras ocasiones y seguiré en ello; que servían como medio de comunicación con Medinaceli, cuartel general sarraceno de la “Frontera del Duero”. Pudiendo desde ellas observar movimientos de dudosa actividad bélica en el “cristiano” Castillo de Osma.

 

El origen de Osma se encuentra en Uxama, importante poblado–ciudad ibero-romana, cuyas ruinas se encuentran prácticamente intactas, ya que apenas ha sido excavada. Aun que si se sabe que gran parte del “castillo” y otras edificaciones, fueron usadas piedras de sus restos para su construcción. Aunque esto no es nuevo para aquellas épocas, siendo un sistema que se ha usado desde la noche de los tiempos y en prácticamente todas las culturas. Podemos comentar, hablando de romanos, que por el burgo discurrieron hasta tres Calzadas Romanas. Y del tiempo de La Mesta es su paso por ella de La Cañada Real Soriana Occidental

Por todo lo expuesto, unido al encanto de sus gentes, los torreznos y hasta sus afamadas matanzas, aúnan suficientes valores que le hubieran hecho merecedora del tan anunciado y cacareado concurso publicitario, promovido por la marca de dulces chocolateros.




Ha salido vencedora la preciosa población de La Alberca, aunque ni catedral, ni singular plaza mayor, ni puente viejo, ni pasado romano, ni río, ni castillo, ni calzadas, ni cañadas, ni santo, ni beato tienen, como los tiene El Burgo de Osma………… y además ni siquiera me gustan los “Ferrero Rocher”, ni me gusta la que fuera su imagen corporativa representada por la Srª. Presley…………. así que mejor seguir tal cual.




1 comentario:

Paco dijo...

Como nos tienes acostumbrados, tus imágenes y tus comentarios nos trasladan en un viaje que nunca defrauda.
Espero impaciente3 tu próxima excursión
Un saludo desde el frio y húmedo norte. Paco