jueves, 10 de diciembre de 2020

- Presa del Gasco (o de Carlos III) y Atalaya de los Lodones - Torrelodones - Madrid

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Hoy han decidido nuestras botas no alejarse mucho de Madrid, me refiero a la ciudad, pero si viajar en el tiempo, habiendo optado por caminar a tan solo 25 km. de la Puerta del Sol y trasladarnos a los tiempos de la "Ilustración" en España. Periodo histórico definido por su declarada finalidad de disipar las tinieblas de la ignorancia en la humanidad, mediante las luces del conocimiento y la razón. Etapa a la que como siempre, los de la piel de toro, llegamos un poco tarde y sin completar el proceso de modernización. Siendo durante esta época histórica cuando se dieron tanto la Revolución Francesa como la Americana con su Independencia. Aquí, los ilustrados de entonces, ya fueron conscientes de los inconvenientes sobrevenidos por el profundo atraso del país para comenzar la trasformación generacional hacia una lucha de las "Luces contra la burricie e incultura", así como de los riesgos que debían correr los defensores de la verdad. 



Durante las últimas décadas del siglo XVIII hubo en nuestro país bastantes personajes que se decantaron por la Ilustración, pero fue sobre todo el monarca Carlos III, quien favoreció el "reformismo ilustrado". Y si bien, y hasta mis conocimientos actuales, fue el único de los "Borbones" que no fue "putero y ladrón", además de tener fama de buen regidor, tuvo asimismo sombras en su reinado (esclavismo, absolutismo y ser bastante mea pilas). Intentando la modernización de un país enormemente atrasado en comparación con nuestros vecinos. Pero sobre, y que nos viene a cuento de mi relato, dio luz verde al proyecto de unir por trasporte fluvial Madrid con el Atlántico por Sevilla, mediante un canal navegable, el Canal del Guadarrama. 

Ya estaba en funcionamiento el Canal de Castilla (comenzado en 1753) o el Canal Imperial de Argón (iniciado en 1776), no digamos los canales de media Europa como los del Medio día Francés, La Bretaña Gala, Loire o los del Reino Unido, que se fueron ejecutando en los siglos XVII y XVIII o hasta antes incluso. Pero los anhelos centralizadores de los monarcas Fernando VI y Carlos III, por controlar el estado desde la capitalidad, impulsaron y favorecieron la construcción de estas infraestructuras de navegación fluvial por el interior de España, encargándole al Marques de la Ensenada (el del afamado Catastro) su realización contratando para ello al ingeniero de origen francés Carlos Lemaur, quien elaboro el proyecto del Canal del Guadarrama. 

Se decidió comenzara en el lugar denominado Estrecho de Peña del cauce de río Guadarrama, situado hoy ubicado en la divisoria de los municipios de Torrelodones, La Rozas y Galapagar, donde  se alzaría la represa del Gasco, que sería con una altitud de 93 mts. la más alta construida hasta el momento en todo el mundo. Esta presa daría servicio a un canal que correría en dirección sureste hasta conectase con el río Manzanares en el Puente de Toledo de Madrid, y por el trazado de Canal de Manzanares pasando por Vaciamadrid llegar al Jarama y de allí al Tajo en Aranjuez. Iría buscando los cauces de los ríos Cigüela y Záncara para abastecerse de agua, cruzando Tembleque hasta el Guadiana en los Ojos, descendiendo hasta Villanueva de los Infantes, para posteriormente, atravesando Sierra Morena por el Desfiladero de Despeñaperros, llegar al Guadalquivir y desde este última vía de fluvial por un canal paralelo y tras cruzar Córdoba llegar hasta Sevilla, donde el rio ya es navegable en su trayecto hacia el Atlántico. En total unos 771 km. de recorrido y un descenso de unos 725 mts. de desnivel que el ingeniero Lemaur no vería comenzar, ya que en noviembre de 1785 a los pocos días de terminar su proyecto, puso fin a su vida en Madrid, continuando sus hijos con su ejecución. El itinerario era bastante correcto y hoy en día casi en su totalidad es recorrido por la línea del AVE a Sevilla. 

La presa y el Canal iniciaron su andadura en marzo de 1787 con una inversión anual millonaria que se mantendría durante varios años, unos 9 millones de reales, una locura para aquellos años de finales del siglo XVIII, importes que generaron no pocos problemas de financiación por parte del Banco de San Carlos (que posteriormente pasaría a ser el Banco de España). Comenzó con apenas un centenar de obreros, cifra que fue creciendo hasta llegar en ciertos momentos los 5.000 operarios, utilizando como mano de obra barata a soldados y presos condenados a trabajos forzados. 

Las obras progresaban adecuadamente hasta que el 14 de mayo de 1799 llegó el desastre. Una potente tormenta en la zona produjo que el rio entrase en carga provocando el derrumbe de una parte del muro, cuando ya se había llegado hasta los 53 metros de altura, quedando tal y como hoy lo podemos observar. Estudios actuales dictaminan que la presa estaba mal proyectada y   su ejecución no era la correcta, por lo que tarde o temprano se hubiera venido abajo. Los hijos de Lemaur que tomaron el relevo de la obra no estuvieron a la altura. 

Del canal solo se habían realizado 25 kilómetros por la zona de Las Rozas, y del complementario Canal del Manzanares se había llegado hasta Vaciamadrid. Con problemas de financiación y encima el derrumbe, el proyecto de conectar Madrid con el Océano Atlántico por un canal navegables estaba condenado al olvido. Carlos III había muerto y el apoyo real no era el del principio, reinaba Carlos IV pero quien controlaba era Godoy. Además en la primeras décadas del siglo XIX se empezaron a usar las maquinas de vapor para impulsar las incipientes locomotoras de ferrocarril que en poco tiempo se harían con el trasporte toda la geografía planetaria, en detrimento de otros sistemas terrestres. 

Parece que esta tormenta hace de final al Siglo de las Luces, acabando con ello la época de la "Ilustración Española", terminando el siglo XVIII y comenzando el agitado XIX. Siglo donde en nuestro país se dieron algunas de las mentes más claras y muchos de los políticos más funestos. 

Más de 200 años después, aun podemos observar con una inusitada claridad el pétreo paramento de la presa, con unos 40 mts. de altura y unos 10 km. de canal de los 25 ejecutados, el resto han sido absorbidos por la especulación de un desarrollismo urbanístico desmedido e insaciable, que se ha cebado en esta zona a "pie de sierra". 

Independientemente de su estado de ruina y abandono, tanto el canal como la represa tienen un valor histórico y de ingeniería civil, en medio de unos lugares que aun rezuman naturaleza, trasladándonos los esfuerzos de algunas gentes por sacar a este país del atraso y la miseria, siendo fiel reflejo de la época en que España se apuntó a la Ilustración. Hoy ambas infraestructuras nos sirven, aparte de repasar la historia, como escusa para realizar una curiosa y entretenida caminata por la parte alta de la garganta del rio Guadarrama, que nos depara "aun" algunas inmaculadas vistas. Bosque y matorral acompañarán nuestro recorrido, que entre ida y vuelta demorará algo más de tres horas (con paradas).



Desde prácticamente el comienzo de la andadura y durante gran parte de la misma, observaremos la original y altiva silueta de la Torre de los Lodones, de la que toma el nombre la población, es un elemento único del patrimonio de Madrid, que erguida en un montículo dominando el pueblo, es un ejemplo característico de la arquitectura militar del período omeya de Al-Ándalus, entre los siglos IX y XI. Hallándose en la finca Las Marías, nombre que proviene del árabe "Al-Mariya" (la atalaya), procedencia también de la andaluza Almería. Aunque otros dicen derivar de una leyenda sobre un caballeo cristiano nombrado como Tirso Lodón, que tenía dos desaprensivos hijos de infortunado y trágico final. También hay quien asevera surge de uno de los nombres vulgares del "almez, árbol también conocido como "lodón", que según cuentan, crecería en las inmediaciones de la atalaya en cuestión. 

Formó en su día parte de la línea de torres de vigilancia, que por medio de señales de humo (humadas), avisaban a los alcázares musulmanes de las incursiones y ataques de los cristianos en la Marca Media, la frontera entre los de la cruz y la media luna. 

Es esta almenara una de las atalayas islámicas mejor conservadas de la Comunidad Madrileña, aunque ha sido restaurada en varias ocasiones. La ultima en 1979, cuando fue objeto de un atentado producido por una bomba de relojería el 1 de marzo de 1979, día en el que se celebraban las primeras elecciones generales al Congreso y al Senado con la nueva Constitución aprobada el año antes. Mostrando los autores e ideólogos de este acto el rechazo al nuevo sistema democrático estrenado en nuestro país, siendo los mismos que hoy reclaman "libertad" en griterío, y se nos manifiestan hipócritamente defensores de esa misma Constitución que renegaron. 







La Ruta:

Partimos del edificio Policlínico del Hospital de Madrid en Torrelodones, y por las Calles Ribadesella y Mieres llegamos al Arroyo de la Torre, donde está instalado el punto Limpio del Ayuntamiento. Durante el camino ya hemos podido observar la silueta de la Atalaya de los Lodones, hasta la que nos dirigimos ascendiendo unas rusticas escaleras y un tramo entre roquedo. Es el torreón que se vislumbra y nos sorprende cuando circulamos por la Autopista de la Coruña o A-6, en su punto kilométrico 29. Desde ella se divisa hacia el Norte, la tétrica silueta del abandonado Palacio del Canto del Pico, que fuera durante los tiempos de la "España gris" lugar de esparcimiento del dictador Franco, pero esto ya es otra historia para ser contada en su momento. 



Descendemos entre pinos para (sin notarlo) cruzar por encima del túnel del ferrocarril que desde Madrid lleva a Ávila o Segovia, estando en este lugar la señalización de "Senda de las Marías". Continuando la bajada por el Camino de La Isabela, que dejando a mano izquierda el Cerro Gurugú (de Torrelodones) nos deposita en el Collado de La Isabela, donde encontramos los primeros restos del Canal del Guadarrama, que en dirección noreste y bordeando por su base en cercano Cerro de la Porra se dirigen hasta el cercano municipio de Las Rozas. 

Desde aquí, y en medio de una abundante vegetación divisamos el barranco del río que le ha dado nombre a la sierra o la sierra que le ha dado nombre al río. Es espectáculo es de lo más sugerente, viendo frente a nosotros la gran obra de ingeniería realizada hace mas de 200 años y también el derrumbe que provocó su abandono. Todo está tal cual, solo la vegetación se ha ocupado de rellenar algunos de los huecos entra las obras, pero el panorama sigue siendo de una salvaje hermosura. Paseamos y recorremos el vértice de la represa, viendo como trasiegan juguetonas, cuarenta metros abajo, las aguas del río que ahora se sienten libres. 

Retornarnos sobre nuestros pasos para llegar al inicio del trayecto, pero al llegar lugar por donde el tren pasa por bajo nuestros pies, tomamos la Senda de Las Marías, desde la que recuperamos nuevamente la silueta del baluarte islámico. Llegados al Arroyo de La Torre y por el paseo sin asfaltar que discurre por encima del seco regato, justo en el límite oeste de las edificaciones, volvemos por la calle Luarca a donde iniciamos la ruta. 

Si únicamente queremos visitar la Presa del Gasco, hay un camino más corto y cómodo que se inicia en el fondo de saco ubicado en la Calle Gerifalte 136, de la población de Las Rozas. Tomando un camino público en dirección norte, que se adentra en el Parque Regional del Guadarrama, para tras recorrer unos 200 m. llegar al Canal del Guadarrama, límite del término municipal de Las Rozas con Torrelodones. La senda discurre por el Canal (izquierda), en dirección oeste atravesando una zona de encinar, para continuar hacia el suroeste rodeando por el norte el Cerro de la Porra, salvando el arroyo de La Isabela, hasta llegar al Collado de la Isabela, desde el que se contempla el río Guadarrama. Por un camino estrecho y escarpado, en dirección norte, llegamos a la Presa del Gasco, que es el vértice de los términos municipales de Galapagar, Torrelodones y Las Rozas, no llega a media hora llegar hasta ella. 

La ruta propuesta (en primer lugar) es un recorrido sereno y sosegado por la ilustración del siglo XVIII y las defensas moriscas del Medievo hispano, que espero os guste. 

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