martes, 10 de noviembre de 2020

- Por tierras de Medinaceli

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Nos movemos esta vez por tierras del sureste soriano, despoblados campos que se entremezclan entre las características del temperamento alcarreño, aragonés y el castellano viejo. Zonas ásperas de inviernos fríos y estíos secos, habiendo forjado esta variable la forma de ser de estas gentes, que cada vez en menos numero se aferran en los pueblos abrigados a  la villa de Medinaceli. Histórico asentamiento ubicado en lo alto de un amesetado cerro custodio de la vega del incipiente Jalón, paso obligado entre las dos mesetas en busca del corredor del Ebro, pudiendo vislumbrar desde la N-II (carretera Madrid - Barcelona) como su Arco Romano aun otea nuestro paso. 

Medinaceli es otra de las numerosas (y yo diría que mágicas) localidades rodeada por 7 colinas donde, en una de ellas, se debería hallar la tumba y tesoro de Almanzor, enterramiento muy buscado hasta nuestros días, pero nunca encontrado. Y aunque la historia nos traslada su muerte en esta villa, parece ser que en realidad falleció en la no muy lejana y humilde aldea de Bordecorex, volviendo de su campaña bélica por tierras riojanas de San Millán de Suso. 




Asentaron en Medinaceli sus posaderas los romanos durante el siglo II a.C. año 153 antes de Cristo, sobre la población celtibera de Occilis. Siendo un punto importante de la Vía XXV, la calzada que unía Emérita Augusta (Mérida) con Caesar Augusta (Zaragoza). Quedando restos de esa época como son: Arco del Triunfo con tres vanos (único en España) datado en el siglo I, restos de la muralla, la Fuente del Canal y las Salinas. De estas se tiene existencia desde tiempos romanos y son quienes dan nombre al rio "Xalón" (Jalón) que en castellano antiguo quiere decir "salado". 

Casi inexpugnable al estar emplazada sobre un cerro de fuertes pendientes a 1.200 metros de altitud, la "Ciudad del Cielo" que los musulmanes ocuparon durante el siglo VIII, fue villa sarracena de gran importancia geoestratégica hasta el siglo XII. Durante el califato, Medinaceli, sirvió como plaza fuerte de vanguardia en la Marca Media (la frontera del Duero), estando ubicada como un inmejorable enclave desde donde realizar las aceifas, razias, incursiones o ataques sobre territorios cristianos. De esta época "islámica" aun quedan importantes vestigios, como el Castillo y los restos de las murallas, siendo su trazo más representativo la Puerta del Mercado. 

El resto de sus monumentos como: la Colegiata, el convento de Santa Clara, el Palacio Ducal, la Plaza Mayor o su caserío formado por portentosas y pudientes moradas, son ya de la época medieval, posterior a la reconquista. 

Medinaceli podría dar hasta para un artículo completo, pero será en otra ocasión cuando me dedique a ello y me centre en el Valle del Jalón. De momento seguimos ruta, cruzando el término de Fuencaliente, que como su nombre revela es pródigo en manantiales. En esta población se encuentra un yacimiento de cuarzo rojo, habiéndose encontrado así mismo restos de un dolmen, construcción megalítica muy escasa en la provincia de Soria. Quedando restos aún de una "albarrana" de la época del caudillo Almanzor.

Estamos en plena Sierra Ministra, el apéndice más oriental del Sistema Central para unos, mientras que para otros es el más occidental del Sistema Ibérico, sea como fuere, se trata de un macizo montañoso de media altura que se sitúa entre los 1200 y 1300 mts. rodeado de poblaciones, en las que el abandono de su vecindario es lo más sobresaliente. 

Cruzamos Torralba del Moral, población que me trae a mi mente recuerdos de mis tiempos de "niñez", cuando en ella se hacia el trasbordo ferroviario para coger el tren de Soria que me llevaba al pueblo todos los veranos. Y al escribir estas letras me llega la sensación, de que tras vislumbrar durante todo el recorrido el austero paisaje soriano con la ventanilla abierta, mis ojos se llenan nuevamente de carbonilla (polvo de hollín), teniendo que restregármelos como antaño. 

A mitad de camino antes de llegar a pequeña población de Ambrona, nos desviamos unos centenares de metros hasta un cerrete que domina el valle de La Mentirosa, para acercarnos hasta el deprimente, gris e insulso Museo Paleontológico que (como nos diría su tampoco muy animado cuidador) "deberían ponerlo en valor". En él se pueden observar fósiles del Paleolítico inferior de hace unos 350.000 años, restos de animales primitivos : uros, caballos, elephas antiquus..... encontrados in situ, así como herramientas en piedra de esa antigüedad. A la salida de la población de Ambrona podemos visitar una reproducción del túmulo neolítico de la Peña de la Abuela. 

En el Valle de Ambrona - Torralba se sitúan alrededor de una treintena de estructuras tumulares que albergaban sepulcros colectivos, así como 11 poblados neolíticos. Habiéndose encontrado un total de 107 localizaciones prehistorias en los 15 km. del recorrido que tiene el arrollo de la Mentirosa y los territorios próximos al nacimiento del río Bordecorex, justo en el lugar donde se delimitan las aguas de las cuencas hidrográficas de Mediterráneo (arrollo de la Mentirosa - Ebro) y océano Atlántico (río Bordecorex - Duero), así como la también atlántica del Henares - Tajo. 

A tiro de piedra se sitúa Miño de Medinaceli, población que gratamente me sorprende por su conservado caserío, la calidad de sus edificios de piedra trabajada y lo bien cuidada y aseada que está. Además en ella se encuentra el único lugar para comer de la zona, el bar del pueblo, donde tomamos el "café de la alegría" e indagamos sobre la ubicación de las pinturas rupestres........ de difícil "encuentro". 

Trampeamos por sus calles; rodeando la iglesia de románico origen; en busca de un buen acceso para ascender a lo poco que queda de lo que en su día fue un castillo-atalaya musulmán, y una necrópolis medieval compuesta por unas decenas de sarcófagos escavados en las rocas datados en los siglos IX-XI.



















Al lugar conocido como Loma del Cerrajón, se le reconoce como nacimiento del río Bordecorex, muy cerca ya de la linde de la vecina provincia Alcarreña y en las proximidades de lo que fuera en su día la gran laguna de Conquezuela. Extenso humedal que se ubicaba entre las poblaciones de Miño y Conquezuela de donde procedía su nombre. Siendo drenada y desecada con fines agrícolas en 1959, acontecer motivado por las políticas de concentración parcelaria que tuvieron lugar a finales de los años 50 del siglo pasado, estando a la espera; si lo permiten los distintos intereses en conflicto; su recuperación de como estuvo antaño. De lo que fue este trampal acuoso de alrededor de 50 hectáreas de agua y vegetación palustre, solo quedan restos en la lagunilla de La Sima, donde justo en su margen oeste, podemos encontrar los vestigios de lo que fue un túmulo del neolítico, al que se le apodó con el nombre de la lagunilla anexa, La Sima. Fue en este enterramiento prehistórico donde, al realizar las excavaciones pertinentes para su estudio, se encontró residuos de "cerveza", tratándose de los más antiguos de este tipo de alimento encontrados en toda Europa, de ahí nos viene la afición. 




Dirigimos nuestros pasos hacia la búsqueda de las pinturas rupestres del Abrigo de la Dehesa (o de Carlos Álvarez), y que no son fáciles de encontrar; no siendo a través de estas líneas desde donde daré pistas; puesto que están sin proteger del vandalismo de los "descerebrados" que andan sueltos por nuestra geografía patria. De época neolítica, estos bocetos del pasado tienen la singularidad de trasladarnos en una de ellas la representación de lo que parece ser una embarcación. El conjunto por su simbología y dentro del arte rupestre esquemático nos presenta una tipología poco habitual, toda vez que su contenido arqueológico no es común a este tipo de representaciones. 

A poco más de un kilómetro en línea recta de este espacio pictórico alcanzaremos a la Cueva de la Santa Cruz, al que se puede llegar dando un no muy largo e interesante paseo por encima del cortado que forma el Alto de la Peña, donde podremos encontrar sepulturas antropomorfas cinceladas en las rocas, aunque ubicadas en lugares de difícil acceso. También se puede llegar más cómodamente en el vehículo, transitando por la carretera que se dirige hasta Choquezuela, donde a mitad de camino y en la misma ribera del río Bordecorex podemos dejar el coche. 

Estamos posiblemente en uno de los enclaves más sugerentes de toda la zona, y no por su ubicación a la orilla del río Bordecorex, ni por estar situado bajo los acantilados rocosos del Alto de la Peña, ni siquiera por las vistas que ponemos disfrutar de los campos de labor de lo que fuera la antigua laguna de Conquezuela, nos ubicamos en un lugar mágico, de esos que dicen desprender energías telúricas desde el interior de la tierra. Uno de los santuarios prehistóricos más enigmáticos de toda España, donde se pueden distinguir hasta dos altares rupestres labrados en la roca, en los cuales se podían haber celebrado sacrificios. 

La cueva es una profunda y ancha grieta existente en la pared del imponente macizo dolomítico de arenisca, a través de la cual el agua que rezuma la oquedad es recogida en una pileta tallada en el suelo de la cavidad. Pudiendo observar en sus paredes grabados rupestres de notable importancia, datados en épocas de la Edad del bronce-hierro, siendo lugar de ritos mágicos-religiosos, en los que se han ido sucediendo distintas tipologías de cultos ancestrales hasta la Edad Media. En la actualidad, a su entrada, existe una ermita del siglo XVIII, en la que todos los años se continua realizando una romería desde el pueblo de Conquezuela, quedando cristianizados los originales ritos paganos. 

Debemos buscar bien entre los paramentos laterales de la oquedad, para poder distinguir hasta 48 figuras antropomórficas de "personajes" danzantes u orantes y las más de 1200 cazoletas realizadas sin orden aparente. Algunas hipótesis nos trasladan que por su situación frente a la original laguna que existía ante su vista y la pileta que recoge el agua de su interior, el santuario estuviera dedicado a un "femenino-materno" culto al agua. 




Dos kilómetros más adelante llegamos a la vecina población de Conquezuela, donde podemos observar como la base de la torre de su iglesia es de origen califal, con las piedras colocadas de forma apaisada. Esta zona en tiempos de la "reconquista" estuvo su control en litigio por parte de los dos bandos (cristiano y musulmán) durante algo más de dos siglos, con refriegas permanentes entre ellos, pues formaba parte de la frontera o Marca Media. Si nos interesa la curiosidad de lo esotérico, nos podemos acercar hasta la cercana población de Olmedillas, en el límite de Soria con Guadalajara donde se encuentra la "Cueva de Harzal", que situada en el
 Barranco de la Cueva o del río Arboreca, fue en su tiempo un antiguo "Ribat" musulmán, una especie de "morabito" troglodita. Este rustico covacho es ni más ni memos que el equivalente a un eremitorio medieval en tierras cristianas, situándose fundamental mente en tierras fronterizas y dedicado a la oración y a la guerra santa (yihad), estando posiblemente habitado por seguidores sufistas.

Yelo, población asentada sobre lo que fuera la calzada romana que conectaba Medinaceli-Uxama, posee un bien cuidado (como casi todos las aldeas de esta zona) caserío de pétreos y fuertes muros, dominado por una potente iglesia. Pero lo que realmente caracteriza a la localidad es la imagen de sus 5 palomares (yo creo que hay 6 porque uno es doble con dos puertas) de piedra asomados como si fueran vigías al cortado formado por el río Bordecorex, y junto por encima de la de carretera que viene de Miño. Fueron construidos con piedra y barro entre los siglos XVIII y XIX, y pese a su evidente abandono y progresivo deterioro, se encuentran protegidos como Bien de Interés Cultural. 




Aunque en otros lugares los observamos levantados con formas circulares o semicirculares estos son de planta cuadrada. Siendo usual que estas construcciones fueran de propiedad particular, vinculadas a la economía familiar, pero en el caso de Yelo ofrecen la singularidad de que todas ellas era propiedad de la Iglesia, quien se encargaba de su explotación lucrativa. Aun se puede observar, en el primero de ellos (el más próximo a la población) en su fachada principal orientada al este y bajo el saledizo, la leyenda “Viva Jesús. Viva María Santísima”. Llamando también nuestra atención las esquinas de sus tejados coronadas con unas bolas de piedra y una cruz también pétrea en el centro, así como los dibujos esgrafiados (dibujos por capas) en los revocos de sus paredes que en parte aun se conservan. 


Empieza a llegar la tarde y con la bajada del sol llegamos hasta Alcubilla de las Peñas, cuyo caserío se asienta sobre unos riscos de forma escalonada. Uno se puede entretener en buscar los restos de lo que fue una atalaya islámica, la Torre de la Senda, que está situada al sur de la población y de la que se pide su protección institucional desde el año 1983. Por el valle que va hacia la población de Mezquetillas, transitando por una pista paralela al arroyo y a una distancia de unos 500 mts. desde la desviación de la carretera, se halla el "Túmulo de La Mina", donde se encontró un menhir que se expone en el Museo Numantino de Soria. Es tal el abandono en que se encuentra este yacimiento megalítico, que no aconsejo su visita, ya que acercarse hasta su ubicación puede generar gran decepción, aunque las vistas del valle por donde corre el Arroyo de la Vega de Alcubilla, así como de las poblaciones de Mezquetillas y Alcubilla puede resarcirnos del desencanto. 

En Romanillos de Medinaceli encontraremos la curiosidad de su "Calvario" que situado en una pequeña elevación conocida como Las Hiruelas, se ubica junto a la ermita-humilladero de la Soledad. Este pétreo grupo de cruces es el final de un viacrucis, que cincelado sobre piedra arenisca con toscas columnas, recorre toda la población. Estando su datación en fechas próximas a 1577, año del que se conserva documento sobre el pago al maestro cantero por la ejecución de la alegoría sobre el martirio de Jesús Nazareno. También podemos acercarnos a iglesia románica del siglo XII, con presencia de modillones de rollos (sujeta aleros) de origen musulmán. 

Hemos recorrido un trozo de esa Soria desconocida y "vaciada", que para muchos de los sorianos ni siquiera sabe de su existencia, reivindiquemos desde estas páginas ese "SORIA YA", pero primero, para que los propios sorianos se crean las posibilidades de su tierra.

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