domingo, 16 de junio de 2019

- Shiraz…… al final de Irán

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Era viernes y festivo para los musulmanes, estaba como nublo, con una especie de calima que tamizaba la transparencia de la luz. Las calles con apenas gente a primera hora de la mañana, pero a medida que avanzaba el día iban acogiendo cada vez más animación, con ciudadanos, que como nosotros dedicaban el día de asueto a pasear y a visitar lugares singulares de la urbe. Cruzamos el seco rio que atraviesa por la mitad la ciudad, y al pasar por delante del Hospital Shahid Dastgheib, vemos como una inquieta madre lleva en brazos hacia la puerta de urgencias a su niño de apenas unos días............ estamos en Shiraz al sur de Irán y es nuestra primera jornada en esta población.  

Dedicamos la mañana a visitar el espacio donde está la tumba del querido poeta Hafez, un columnado templete cilíndrico en medio de unos jardines. Pero lo que más me llama la atención, a la salida, es un gran mural urbano con la bucólica y serena imagen del ilustre rapsoda en tonos azul pastel, que a modo de grafiti ocupa toda la pared de una casa de tres pisos en Azadi boulevard. Este sí que es un verdadero homenaje al gran juglar y místico sufí, coetáneo de nuestro Arcipreste de Hita (siglo XIV) y como él halagador del amor. Siembre envuelta su vida en un aire de misterio y leyendas, los poemas de Hafez elogian los placeres de la seducción, la caza y el vino………. que similitudes con mi querido Omar Khayyam. 

El vino, es también otro de los elementos que le forjan singularidad a esta población, dándole nombre a la afamada uva francesa "shiraz" o "syrah" originaria de Persia, y que tan buenos caldos produce en el Valle del Ródano. También en esta provincia iraní se elaboraron buenos vinos y de ello quedan recientes constancias (aun hoy, pero de manera clandestina se obtiene vino de forma familiar), pero el fanatismo y la intolerancia de los regímenes de los ayatolas a partir del 1967, prohibió su consumo y producción. Intransigencia que no existía en tiempos pretéritos, donde el islán era totalmente compatible con el consumo de estos fermentos de la uva. 

Islán clave de Irán, en el que todo se mueve a su alrededor y además estamos a comienzos del Ramadán. A cada paso que damos algo de este credo hay en nuestro entorno: una mezquita o dos, un mausoleo, una medersa, un minarete al fondo, una cúpula en el horizonte o un imán callejeando con su maletín en la mano. Es imprescindible, dicen, visitar la Mezquita Rosa "Nasir ol Molk" a primeras horas de la mañana, para observar como traspasa la luz por sus coloridas cristaleras, crenado en su interior un bello y cromático efecto. Pero creo que es totalmente prescindible, pues es tal el guirigay, algarabía, alboroto y griterío que se forma, que la magia del instante que se pudiera percibir, se evapora al momento. Mejor no entretenernos mucho y continuar hasta el cercano mausoleo de Sayyed Alaeddin Hossein, donde somos tratados e informados con gran amabilidad por los responsables del mismo, al igual nos ocurre en el mausoleo de Ali Ibn Hamza, donde somos casi agasajados. Estos recintos que desde el exterior podemos confundir con mezquitas, ya tienen al igual que ellas minaretes y cúpula. En su interior observamos un mundo casi de magia, pues están totalmente recubiertos: paredes columnas y techos, con pequeños trozos de espejos generando formas cóncavas y simulando arabescos, con el añadido de unas fluorescentes luces verdes. La visión y el espectáculo no puede ser más irreal y fantástico, brillando todo a nuestro alrededor. Hasta llegar a Irán nunca había visto algo así, aunque a mí me parece sobrecargado y hasta hortera.

Relajamos nuestras recargadas vistas entrando en la medersa (escuela coránica) de Khan, su patio es agradable y tranquilo. El edificio y toda la manzana esta en rehabilitación, edificando un centro comercial de esos que tiene escaleras mecánicas………. el progreso. Algo más adelante nos topamos con el gran mercado de Shiraz, el Bazar Vakil, uno más pero con su especial encanto y ajetreo. Por una de las salidas del zoco, accedemos directamente a la Mezquita Vakil, una joyita del siglo XVIII.  Con una esplendida sala de oración, conformada por un bosque de 48 robustas columnas de piedra talladas en espiral, que junto a la luz filtrándose por su sugerente patio, crean una atmosfera o encantamiento del que cuesta salir.  

Pero salimos, a una plaza recién remodelada que también es un acierto. En ella los foráneos no musulmanes podemos superar el Ramadán, ya que en una especie de medio galería de arte vanguardista, medio restaurante muy a la moda "Vakil Cultural House", se apiadan de estos humildes mortales y nos dan de comer. Justo enfrente y anexo a la mezquita se sitúa el interesante Hamman Vakil, que como casi todos los baños públicos de Irán han sido reconvertidos en museo, por la irracionalidad de los clérigos-gobernantes del país. Cruzando el peatonal y ajardinado Zand boulevard, veremos la ciudadela "Arg" Karim Khan, edificada en 1766 y si bien su exterior resulta interesante, con una de sus cuatro torres algo inclinada como la de Pisa, su interior no debe de ser muy llamativo.
 
Dirigimos nuestros pasos a los Jardines Naranjestan Qavam, una bella casa tradicional de 1879. Su nombre le viene por la abundancia de naranjos en su hermoso y bien cuidado jardín repleto de rosas. Un estanque en medio de este, hace las veces de anfitrión a lo que fueran las dependencias del palacete, que lujosamente decoradas se ubican orientadas hacia el suroeste. Es aquí donde se demuestra la ostentación y el gusto de
estos opulentos y ricachones comerciantes persas del siglo XIX. Sus dos pisos incluyen un porche todo de espejos, con dos columnas de piedra acompañadas por puertas y ventanas con incrustaciones y techo de madera con pinturas. Esta sala espejada se sitúa en el centro, estando rodeada a derecha y a izquierda por elegantes y luminosos salones, desde ella podemos contemplar todo el jardín con sus hermosas palmeras. En el sótano se halla un interesante museo. Remata el conjunto un agradable café en un patio interior. De esta manera completamos una visita interesante que rompe algo la monotemática ruta de los minaretes. 

Tanto este artículo como el viaje por estas tierras han comenzado con el Islán, y como no podía ser de otra forma, en un recorrido por Irán, terminamos con el Islán, visitando el complejo mahometano del Mausoleo-mezquita Shah Cheragh. El columnista del "Muslim Heritage" (Legado Musulmán), Cem Nizamoglu, nos comenta que: "hay muchísimas mezquitas en el mundo, cada una con diseño propio. Sin embargo, para que una destaque por sobre las otras, necesita ser única y poseer detalles irrepetibles". Éste es el caso de Shah Cheragh, el templo iraní de Shiraz que sorprende por su belleza y magnificencia.


Flanqueada por dos esbeltos minaretes, que escoltan su original y magnífica cúpula con forma de cebolla. Su interior custodia las tumbas de Amir Ahmad y su hermano Mir Muhammad, hijos de Musa al-Kadhim, 7º imán de los musulmanes chiíes, que fueron asesinados por el Califato (sunita) en el año 835, cuando se refugiaron en esta ciudad al ser perseguidos por sus creencias chiitas. 

Su nombre se traduce como "señor de la luz", pues según la leyenda, un hombre fue atraído por un gran resplandor que le condujo hasta estos enterramientos. Durante el siglo XIV, en el lugar, se erigió este templo tal y como hoy lo conocemos, ordenando cubrir paredes y techos con millones de pequeños espejos y cristales de colores para así lograr la curiosa y recargada (para mi gusto) atmosfera interior. 

Shah Cheragh es apreciada como uno de los lugares más sagrados de Irán, considerada como auténtica joya de Shiraz y una de las mezquitas más bonitas de todo Irán, sobre todo al atardecer cuando las luces de la noche generan es sus patios sorprendentes sensaciones. 

El complejo, que ocupa una extensión de 90.000 m2 en medio del barrio más antiguo de todo Shiraz, tiene 6 entradas por distintos lugares, varios minaretes, dos fabulosas cúpulas y comprende: bibliotecas, mezquitas, los dos mausoleos y varios sepulturas de  "imamzadehs" (descendientes de Imanes), medersa, así como tres grandes y espectaculares patios. Entre las nuevas construcciones se halla la Mezquita-Santuario Imán Khomeini Shabestan de Shahecheragh, que como curiosidad cuenta con escaleras mecánicas para acceder a los baños y lavatorios que están en el sótano. 

Desde uno de sus patios se accede a la vieja mezquita Jameh Atigh, que datada en 894 representa la estructura islámica más antigua de Shiraz. En medio de su atrio se encuentra la curiosa construcción en forma de torre, denominada Khoday-Kahe (Casa de Dios) a semejanza con la Kaaba de La Meca. Edificada a mediados del siglo XIV con el fin de custodiar los valiosos Coranes que la mezquita poseía, se cree que el poeta Hafez trabajó aquí.  

El conjunto que forman todas estas edificaciones, la devoción de la gente que al visitarla notamos (y no soy sospechoso de ser seguidor de ninguna religión, al contrario), la espiritualidad que se palpa y la naturalidad en el trato con los que de fuera somos, hace que tanto los locales, como los turistas, nos sintamos maravillados al estar en este espacio, una de las mezquitas más admirables del planeta y un sitio de enorme fervor sin duda. 

Nos despedimos de Irán, un país que nos ha sorprendido favorablemente, a la espera de que algún día, no tardando, cambie hacia una mayor libertad, pero no se lo están poniendo fácil los EE.UU del impresentable Trump, solo hay que ver la prensa de estos últimos días. Estas gentes tan maravillosas y hospitalarias, amables y educadas, sensibles y avanzadas, se merecen un futuro sereno y prospero sin que nadie les hipoteque el porvenir, poder vivir sonriendo como hasta ahora pero sin sentirse presionados por nadie, ni de dentro, ni de fuera…………… poder respirar la ansiada liberación que sus rostros expresan.

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