viernes, 24 de mayo de 2019

- Qom y Kashan (Irán)

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Nuestro primer contacto con Irán es la población de Qom, ya que al ser limitado en días nuestro periplo a las tierras de la antigua Persia, habíamos decidido desistir de visitar Teherán su capital (mucho ruido y pocas nueces), y desde el aeropuerto tomamos definitivamente dirección sur. 

A poco mas de 100 km. de la terminal aeroportuaria se sitúa Qom, la segunda ciudad más "santa" del país y donde todo se relaciona con el Mausoleo de Fátima. En el extremo oeste de la enorme plaza Astane, nos encontramos con el impresiónate complejo islámico del Santuario de Fátima Masumeh “La sin mancha”, (no confundir con la hija del profeta Mahoma), que murió en el año 816 cuando se dirigía a casa de su hermano.  

Este portentoso conjunto de edificios de más de 38,000 m2, está edificado en honor de la hermana de Alí Reza, el octavo imán de los chiitas, clérigo y erudito del siglo VII del que destaca de entre sus obras el "Tratado de Oro" un compendio sobre medicina, donde plantea que muchos males se pueden curar a través de métodos tradicionales y cuidada nutrición. Entre la rama "chiita" del islam las mujeres a menudo son veneradas como santas si son parientes cercanos de uno de los "doce imames" (los directos sucesores espirituales y políticos del profeta Mahoma). Por lo tanto Fátima es honrada como si de Santa Teresa se
tratase, y su mausoleo es considerado uno de los santuarios más importantes de Irán. Donde cada año, miles y miles de musulmanes chiítas se trasladan para honrarla y pedirle sus bendiciones. Buscan curas para enfermedades, soluciones a los problemas y perdón de los pecados, muy parecido con lo que aquí ocurre con Santiago el Compostelano, Montserrat, Caravaca de la Cruz, Guadalupe, Covadonga y otros lugares de nuestra cercana geografía. Como así mismo también proclaman los clérigos musulmanes "aquellos que realicen peregrinaciones a estos santuarios, ciertamente serán admitidos en el cielo". 

La primera visión que me llega de la ciudad es en "negro", prácticamente todas las mujeres van vestidas con el chador negro de la cabeza a los pies, prácticamente no dejando visibles ninguna parte de su cuerpo y vestimenta. Es como estar en una ciudad de tuto, y no solamente en el mausoleo que es obligado su uso, es en toda la ciudad y en cada uno de los lugares por donde paseamos, un negro perenne que contrasta con los dorados de sus cúpulas y el azul o verde de los minaretes y de las fachadas de los iwanes (porches) en los patios de las mezquitas. 

Si de por si la abundancia del tono azabache es relevante, en la festividad de la "Ashura"; la celebración religiosa más importante para los musulmanes chiitas, y que rememora el martirio del Imán Hussein nieto de Mahoma en el año 680 (año 61 de la hégira) a mano de los seguidores de la rama "suni"; la convierte en lo que podría parecerse más a un túnel de la RENFE que a un evento. Ya no solo las señoras van enfundadas con sus atuendos de impoluto negro, los hombres también visten camisas de riguroso luto, nada que pueda competir con alguna de nuestras coloridas fiestas andaluzas (pongamos como ejemplo religioso El Rocío). 

Si bien se ha autorizado la entrada a este lugar a los considerados como infieles o no musulmanes (hasta hace poco tiempo vedada), no podremos acceder a los recintos mortuorios, a los que solo pueden entrar los seguidores del credo islámico (féminas por el Iwan de Espejos, señores por el Iwan de Oro). Para realizar la visita del amplio conjunto religioso formado por: mezquita, cámara funeraria, tres patios, tres grandes salas de oración, al menos 8 iwanes y una docena de minaretes, las chicas deben de ponerse en alguna de sus ocho
entradas un "chador" cubriéndoles todo el cuerpo, que en este caso y por ser foráneas es en color claro, para destacar de las musulmanas. También nos ponen a "nuestro servicio", un voluntario que nos acompaña y nos explica los distintos edificios y sus usos, en nuestro caso una agradable y simpática muchacha de dulce y sonriente semblante.  

Dominada por su majestuosa cúpula dorada, Qom ha sido habitada por seguidores chiitas desde el año 712, siendo desde siempre una ciudad enormemente conservadora, a donde llegan millones de peregrinos cada año. Convertida a partir del siglo IX en uno de los centros culturales más prestigiosos del islam, es uno de los centros donde el chiismo está más activo, atrayendo su escuela teológica, fundada en el siglo X, a estudiantes de más de 120 países del mundo.  

A 110 km hacia el sur se encuentra Kashan, nuestro primer contacto con la verdadera realidad iraní, que con apenas 350.000 habitantes es una población accesible a escala humana. Estamos en la segunda ciudad permanentemente habitada más antigua del mundo, con unos 7.500 años de antigüedad (5.500–6.000 a. C.). Por la que han pasado numerosas e interesantes civilizaciones, pero de las que apenas existen escasos vestigios, estando los más interesantes expuestos en el Museo del Louvre de París o en el Museo Metropolitano de Nueva York.

Parece ser que desde ella partieron los tres Magos de Oriente, siguiendo el halo de una estrella fugaz en pos de un hermoso cuento. Esto puede dar una idea de la importancia y antigüedad de la población.  

Ubicada en el borde occidental del desierto Kavir "Dasht-e Kavir", es una ciudad-oasis en plena Ruta de la Seda. Siendo el primero de una serie de grandes oasis a lo largo de la travesía que va de Qom a Kermán. Residiendo fundamentalmente su atractivo en el contraste entre las resecas planicies del desierto y la frescura de las aguas que generan este oasis. Preciado y liquido elemento que desde la antigüedad se ha utilizado a través de un ingenioso sistema de captación y canalización, conocido como. “qanat”. Tratándose de una red de acequias subterráneas comunicadas mediante pozos, que han sido utilizados ininterrumpidamente desde su construcción hace más de 3.000 años. 

Mantiene un casco antiguo donde transitar sin rumbo, con callejuelas donde se apiñan sus casas de adobe creando una red de estrechos callejones, lleno de mezquitas, tradicionales casas históricas, así como un curioso y seductor bazar.  

La mezquita Agha Bozorg puede que no sea la más grandiosa y bella de todo Irán, pero su visión desde la entrada la da un carácter único. Su simetría de líneas, así como su simpleza, el silencio que se respira a primeras horas de la mañana sin apenas visitantes y su original patio a un nivel inferior, lugar donde se sitúa la medersa o escuela coránica, la confieren de un halo especial, que genera una sensación de sosiego y reposo en el ánimo de quienes la visitamos. 

No muy lejos, se ubica el barrio en donde se concentran las tradicionales casas de adobe perteneciente a ricos comerciantes del siglo XIX. Tras altos muros que no dejan imaginar su interior, se esconden de la vista mundana estos palacios que hasta nuestros días se han podido conservar. Algunos de ellos han sido convertido en hoteles de referencia, otros en restaurantes y varios son merecedores de ser visitados: Casa Abassian, Palacio Tabatabei y Khan-e Boroujerdi. Junto a ellas el baño público o hammam del Sultán Amir Ahmad con su terraza-tejado, desde donde divisar esplendidas vistas de la ciudad. Muy próximo se encuentra el pequeño y coqueto mausoleo dedicado al susodicho sultán, un lugar de quietud y oración a donde acuden las gentes de la barriada para redimir sus faltas. También en esta zona encontramos una destilería donde obtienen el "agua de rosas", afamado producto de Kashan que podemos encontrar por muchos lugares. 

Pero si hay algo que para mi destaque fundamentalmente de Kashan es su bazar. Dos kilómetros de galería cubierta de bóvedas, con tiendas de lo más diverso para uso de los locales, donde apenas hay foráneos y donde las tiendas de turistas están muy limitadas. Un mercado donde pasear por la tarde con tranquilidad y entretenerse en ver ante tus ojos como se desarrolla la cotidianidad de la vida de estas gentes. Solo en el pequeño caravasar de Timche-ye Amin od-Dowleh, es donde la esencia del bazar pierde su atmosfera, pues es aquí donde la concentración de los multicolores rostros pálidos se acentúa, y donde ya observamos tiendas dedicadas al turismo: alfombras, cerámicas y algunas antigüedades, junto a delicadas teterías. La verdad que el lugar es hermoso con su pequeño estaque en medio de la sala y las impresionantes y trabajadas cúpulas que decoran sus techos, dejando pasar la claridad del exterior por los tragaluces cenitales.

Pero aun nos queda una sorpresa………. lo mejor, encontrar una de las escaleras que ascienden a los tejados y poder pasear por encima de las cúpulas, observando una nueva perspectiva de la ciudad. Esto sí que es un momento mágico de verdad, a nuestros pies la ciudad y una panorámica de abovedados techos de adobe ante nuestros ojos. Solos ante este caos de amasijo de entradas y salidas de los distintos edificios y patios que se hayan por debajo nuestro, y nosotros paseando sorteando las cúpulas y sus claraboyas…….. y al fondo resaltando sobre el horizonte de la urbe los minaretes de las mezquitas.  

A las afueras de la ciudad se sitúan los Jardines Fin, donde los días de fiesta (viernes) un gentío de familias locales acuden a aliviar sus ansias de verdor y frescor. También, donde grupos de adolescentes alumnas uniformadas con sus vestimentas escolares, requieren a los foráneos retratarse con sus teléfonos móviles.  

Debemos transitar unos 80 km. hacia el sur, para llegar hasta Abyaneh. Un rustico pueblo de montaña con la uniformidad cromática de estar sus casas todas construidas en barro rojo, lo que le hace ser diferente y original en todo el Irán. También mantienen su singularidad la vestimenta de sus mujeres, que en contraposición de los abundantes tonos negros que vemos por todo el país, aquí visten con alegres y floridos estampados en tonos claros, una sensación que nos alegra la vista. 

Y ya acercándonos a la localidad de Natanz camino a Isfahán, se encuentran las controvertidas instalaciones de enriquecimiento de uranio que tanta tensión generan a los americanos del norte, en especial al Sr. Trump.

1 comentario:

Inma Muñoz dijo...

Muchas gracias Pablo, me ha hecho recordar la hospitalidad de este pueblo. Maravilloso país lleno de nuestra propia historia. Estupendas fotos llenas de vida, un lujo...