martes, 12 de febrero de 2013

- Yanguas y Enciso.....por la ruta de Los Dinosaurios (Soria - La Rioja)

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El noreste soriano, la comarca de Tierras Altas, y el sureste riojano, el Alto Valle del Río Cidacos, no eran, en lo que los paleontólogos se han empeñado en llamar el periodo "cretácico" de nuestra historia, hace 120 millones de años, tal cual las conocemos ahora. Estas territorios, ahora desérticos y lo más preocupante, despoblados, por aquel entonces fueron zonas pantanosas, rebosantes de vegetación y poblados de gran variedad de animales. Siendo de entre ellos los grandes saurios los que nos han hecho acercarnos a estas zonas y a recorrer sus valles, siguiendo los rastros que han dejado sus huellas (icnitas) por múltiples lugares. Aun hoy se siguen investigando nuevos yacimientos, siendo cada vez más sorprendentes los nuevos descubrimientos.

Estas huellas se formaron por las pisadas de los dinosaurios sobre terrenos fangosos, depositándose con el tiempo en ellas sedimentos de distinta composición, transformándose con el paso de los miles de años en magníficos restos fósiles. Esta metamorfosis pétrea es lo acaecido en esta zona y aunque no se trata de  la única de España en la proliferación de estos vestigios, sí se la puede catalogar como la de mayor concentración y de mejor calidad. 
 
Por la zona de los páramos de Oncala, se ha instalado en la población de Villar del Rio un Aula Paleontológica, pudiendo realizar desde ella una ruta por distintas poblaciones, admirando e informándonos de los diferentes yacimientos, como los de Valdelavilla, Matasejún, Ventosa de San Pedro, Villar del Río, Santa Cruz de Yanguas, Los Campos, entre otros.
 
Sobre todo debemos visitar la población de Bretún, aldehuela que no llega a los diez vecinos, situada en un altillo donde encontramos en el margen de la carretera que la circunda un interesante yacimiento. Han situado en él como atracción informativa una reproducción a tamaño natural de un Triceratops. Sobre las desnudas rocas que hacen de calles de la aldea encontraremos restos de estas huellas, podemos incluso distinguir como algunas de ellas se encaminan hasta la entrada de una casa, de tal manera que esta fuere anterior a las pisadas.
 
Pero lo mejor de Bretún, a mi entender por ser único, es su vecina Sara, lugareña de toda la vida y autodidacta de los conocimientos que a su manera ha ido adquiriendo sobre estos enormes saurios en folletos, revistas y recortes de toda índole. Ha sido invitada a varios programas de televisión llenándolos con su incansable desparpajo. Lo mejor es ir a buscarla y que ella se encargue de trasladarnos todo el encanto de su pueblo, su casa y sus huellas.
 
Partiendo justo al otro lado del Río Cidacos en la riojana Enciso, podremos recorrer sin duda la mejor y más grande concentración de yacimientos de icnitas de toda la península ibérica: A la derecha del puente, el de la Virgen del Campo y algo más arriba el de La Senoba. Por la izquierda tenemos los de Valdecevillo con unas de las mejores huellas, (desde aquí podemos conectar caminando con el de La Senoba),  el de Poyales en la misma carretera, el de Navalsaz justo al otro lado del arroyo, en donde están algunos de los rastros de mayor tamaño, La Cuesta de Andorra y continuando por el ya asfaltado camino de Cornago llegaremos al de Los Cayos el más importante de toda la zona, no solo por la calidad y cantidad de sus vestigios, sino porque los investigadores siguen en él descubriendo restos de animales no catalogados hasta ahora en estos parajes. En total se tienen inventariados más de 100 afloramientos fósiles en la zona de Enciso y alrededores. 

Pero no solo la zona nos depara estas sorpresas. La comarca es rica en minas de pirita, algunas de perfectas formas cúbicas tan espectaculares, que han pasado a engrosar parte de importantes colecciones mineralógicas de todo el mundo. Estas cristalizaciones férricas las podemos encontrar en las poblaciones de Ambas Aguas y Navajun.
 
También son afamadas las aguas termales (ahora los modernos les denominan SPA) de la población de Arnedillo, para los tratamientos reumáticos y traumáticos, pudiendo disfrutar de ellas en el Hotel-balneario que encontramos es sus proximidades y de forma libre en las pozas existentes a las orillas del río Cidacos.
 
Para completar la ruta, y siguiendo el diseño que en ellas me he marcado, intentare introducir algunos datos históricos, curiosos y arquitectónicos sobre algunos enclaves de la zona. 

Las  Tierras Altas Sorianas fue en su día un lugar de trashumancia y un importante asentamiento de La Mesta. Todos los años, antes de comenzar los fríos, que por estas estepas son recios, los pastores descendían con sus rebaños de ovejas merinas en busca de pastos y mejores temperaturas en los que pasar los crudos inviernos, calculándose que en el siglo XV, el trasiego de rebaños en Castilla ascendía a más de 5 millones de ovejas, con las que se llegaba a recorrer alrededor de 600 Km.
 
Enciso, población que fue Soriana hasta 1833, formando parte hoy de Comunidad Riojana, ha sido durante toda su historia un importante centro ganadero y textil. De aquella época nos quedan los restos de algunos batanes y telares en los que se producían paños de gran calidad y renombre, hay constancia de la existencia de esta industria ya en el siglo XVI. Hoy todavía queda una industria textil dedicada a la confección de mantas de pastoreo de pura lana de oveja.
 
Ascendiendo por sus empinadas calles podremos llegar hasta las ruinas de su castillo, uno de los más antiguos de toda la Rioja, perteneciente a la Orden de Calatrava en el siglo XIII, de planta ovalada, como el cerro en el que se asienta. A sus espaldas se encuentra la Iglesia de Santa María de la Estrella, templo parroquial de la localidad y sobre el cual existe una curiosa leyenda de luchas medievales y caminos guiados por una estrella, de ahí su nombre.
 
Partiendo en dirección a Yanguas, el recorrido del río aguas arriba, tanto en primavera como en el dorado otoño es de una belleza extrema; en cada revuelta el colorido nos sorprende. Esta "Villa de Yanguas" celta, romana, goda, astur, árabe y medieval, destaca alzada sobre un cerro por encima del río Cidacos. Su sobrio caserío la hace ser una de las poblaciones más hermosas e interesantes, no ya de Soria, si no de toda su comarca.
 
Recorrer sus calles de blasonadas casas, atravesar las puertas de su antigua muralla, cruzar su aportalada Plaza Mayor, ascender hasta el Castillo árabe, llenarnos de su tranquilidad y respirar la magia que nos trasmite, es una de las constantes de esta población que fue cabeza de Villa y Corte, y en donde costrumbres ancestrales se siguen desarrollando en sus fiestas, como son las "roscas" y "el Mayo".

Reyes godos perecieron en su defensa y así lo hace constar en una crónica el rey asturiano Alfonso el Magno, en la que relata como murieron los reyes Don Fruela y Don Aurelio y enterrados están en unas ruinas próximas, posiblemente las de la iglesia de San Miguel de la que únicamente queda su románica torre de 1146, la primera en tierra Soriana de un tipo, intermedio entre las macizas torres castellanas y las torres-mirabete catalanas. Esta domina el escarpe del río Cidacos por encima de la Iglesia de Santa María desde la cual, cruzando el río por el puente y calzada de posible construcción romana,  podremos ir caminando por lo que hoy es una de las etapas del Sendero Ibérico Soriano GR-86,  hasta San Pedro Manrique, el de las noches de San Juan.
 
La Iglesia de Santa María, separada del río únicamente por la carretera comarcal,  está situada en lo que en su día fue el barrio de Villavieja, hoy en total ruina. La iglesia, de planta gótica, construida entre los siglos XVI y XVII, contiene secretos de construcciones anteriores, como las losas reutilizadas en su fachada, con estrellas de cinco puntas que forman parte de la simbología “catara”. Existen también elementos templarios en la utilización de la “tau” en el pavimento del interior, la disposición octogonal del baptisterio, así como el culto a San Miguel Arcángel y Santa María Magdalena, puestos hoy en día de actualidad a través del libro de Dan Brown “ El Código da Vinci” y la posterior película. 

Otras iglesias de la población, de factura también gótica son: la de San Pedro, en la que poco queda de lo que en su día fue un cenobio templario, y la Iglesia de San Lorenzo en la Plaza Mayor, donde como curiosidad,  podremos observar en el arco que da acceso a la misma, una cabeza humana con nimbo que se prende las orejas con las manos.
 
En toda la comarca existen establecimientos con una buena oferta de turismo rural y fogones en donde degustar buenos asados, migas de pastor, encurtidos, chacinas y escabeches entre otras delicias, Oncala posee una industria de producción quesera de muy buena calidad y una colección de curiosos tapices en su Iglesia Parroquial. 

Sus gentes austeras y curtidas por la orografía, la historia y el clima nos acompañaran por una zona diferente, en la que el paso del tiempo está detenido como las huellas de aquellos grandes saurios que las habitaron y solo algunos detalles nos despertaran mientras paseamos por estos lugares mágicos.

1 comentario:

José María Valdecantos Miguel dijo...

Extraordinario trabajo, información y fotos. Como yangüés es muy de agradecer que los/as visitantes de nuestra tierra transmitan cosas como esta. Muy buenas fotos.