martes, 19 de septiembre de 2023

-Txalaparta…… en la dehesa de Valonsadero (Soria)

Pariendo nuevos párrafos sobre tierras de Navarra estaba yo este domingo a la mañana, para dejarlos puestos aquí sirviendo a todo el orbe para lectura mundial, cuando me llegan noticias de que unos vascos de tierras navarras se acercan hasta Soria para trasladarnos ancestrales músicas. Ritmos y tonalidades que me gustarías conocierais antes de seguir con estos párrafos. 

Eran txalapartaris que nos querían enseñar a los mesetarios las formas de celebrar en los tiempos pasados sus festejos y conmemoraciones, haciendo lo mejor que ellos saben, sacar sonidos a la “txalaparta”. Un instrumento musical tradicional muy interesante que apenas consiste en varias tablas (ohola), colocadas sobre unos soportes para que no vibren (haciendo aislar sus sonidos -antaño cestos sobre restos de las barbas del maíz-), que se golpean rítmicamente con dos palos de fresno (makillak). Se suele realizar en dúo pues mientas uno realiza el ritmo, el otro se dedica a realizar el contratiempo, puro “diálogo e improvisación”. A pesar del grado de coordinación y compenetración, mucho de su repertorio es genial espontaneidad, creando composiciones de una fuerte riqueza rítmica. 

Sobre este “emblemático instrumento” de la música vasca poca información se tiene desde el siglo XV, cuando se tocaba sobre todo, por las noches al terminar las tareas agrícolas, bodas y fiestas. De origen misterioso y ancestral, su uso se asocia a los trabajos y fiestas tradicionales, muy vinculada a las labores de fabricación de la sidra, cuando se celebraba la finalización del machacado de las manzanas “matxaka”, con la celebración de una cena y una vez terminada esta se hacia resonar el ritmo de la txalaparta.  Al oír el instrumento las gentes de los caseríos (baserri) aledaños, se acercaban al lugar prologándose el jolgorio hasta altas horas de la madrugada. Se dice que la resonancia de los pequeños palos golpeando los listones de maderas…… "ttakun ttan ttakun", puede llegar a trasmitirse en un radio de 5 km.

Aunque su origen pudiera remontase hasta el paleolítico, cuando los pueblos que habitaban las montañas vascas, usaban estos sonidos que realizaban con huesos de animales sobre las estalactitas de sus cuevas. Pocos datos ha dejado la historia sobre esta forma de elaborar ritmos, existiendo algunos legajos romanos sobre los vascones, donde se refieren a cómo se escuchaban en los bosques de estas tribus, unas resonancias semejantes al trotar del caballo que bien podrían ser palos de madera golpeando los tablones o troncos de árbol, tras lo cual los aborígenes provistos de piedras se abalanzaban contra los ejércitos romanos.

 

Si hay constancia de que a mediados del pasado siglo esta practica estaba prácticamente desaparecida, manteniéndose únicamente en el ámbito rural por dos parejas de hermanos, alejadas además en la distancia: una en el Valle del Baztán y otra en Guipúzcoa. Pero a partir de ellas y un movimiento de recuperación hacia esta forma ancestral de representación melódica, se extendió por las tierras de euskalerría las ganas de que no se perdiera esta parte de la cultura del pueblo vasco. Hoy la txalaparta suena por todo el territorio vasco con una fortaleza increíble, aun habiendo estado proscrita durante la dictadura de Franco. Estando presente en muchas de las actividades culturales y fiesteras de todo el País Vasco, hasta el punto de llegar a Tierras de Soria.

 

Donde no se podía haber elegido mejor escenario para representarlas que al abrigo de las pinturas rupestres “La Lastra” en Cañada Honda, corazón de la dehesa soriana de Valonsadero, y lugar donde se asoma la mayor concentración de este tipo de arcaico arte pictórico de toda España. Tocando sus ancestrales instrumentos al abrigo de donde lo pudieran haber hecho los pastores de hace 5.000 años, pues la música de mas fácil elaboración es la de golpear una madera a otra, simbiosis de lo que es la “txalaparta”.

 

En este enclave sin comparación se iba a desarrollar el evento por parte del grupo (mas bien dúo) Hutsun Txalaparta, formado por Anai Gambra Uriz y Mikel Urrutia, que llevan en esto unos 23 años, pero la presencia en los cielos sorianos de una borrasca barriendo los cielos castellanos, hizo que su ubicación fuera trasladada a otro lugar (La “Casa de las Autoridades”) por la lluvia, aun así se celebró en el marco natural de la dehesa soriana y no muy alejada de algunos abrigos con pinturas de nuestros ancestros antepasados.

Conocía este sistema de expresión musical de las tierras vascas por los medios audiovisuales, pero después de verles en directo, en medio de un escenario como puede ser Valonsadero y escuchar las explicaciones sobre la practica de esta modalidad musical, su evolución en el tiempo y de deleitarme mas de una hora embelesándome de sus sonidos, no me he podido sustraer a trasladaros mis sensaciones y sobre todo poner algunas composiciones sacadas de estos instrumentos musicales de percusión. Llegando a entusiasmar al publico presente, habiendo pasado de aquellos sonidos de hace 60 años, monótonos y repetitivos, a los que ahora nos trasladan los actuales txalapartaris, habiéndose incorporado nuevos materiales como son la piedra y los metales. Espero que os encandile como a mi:

 

Intro de la canción de Mikel Laboa “ez nau izutzen negu hurbilak”. Video grabado el día 13 de noviembre de 2020 en los jardines de la Taconera de Iruñea.

 

Y también os dejo otro video del grupo Hutsun, que así mismo os servirá como pista del próximo articulo que por aquí dejaré.

 


Esta vez os dejo las fotos para el final “Txalaparta en Valonsadero (Soria)”, lo mas notable de estas notas es la música.

 

Txalaparta tradicional:

 

 Un saludo y buen día.

1 comentario:

Paco dijo...

Sonido ancestral de tiempos primigenios, la humanidad tiene grabado en sus genes la música. Siempre nos acompaña en la alegría de las fiestas y en los momentos tristes de la despedida.
Sonidos que nos llegan hasta las entrañas, lastima que algunos intenten en monopolizar excluyendo a quien no son de su región o su grupo étnico. Pero eso es otra historia.
Viva la música.
Un abrazo de tu amigo y compañero de las tierras del norte