domingo, 28 de marzo de 2021

- Titulcia - Ruta por el Soto Bayona y cortados

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"Jarama" lleva como título la gran novela costumbrista que Sánchez Ferlosio nos relató en el Madrid de los años 50. También lleva el nombre de "Jarama" la cruenta batalla de la Guerra Civil, que se libró en los fríos días del invierno de 1937. Siendo ese mismo enfrentamiento quien originó la creación de la hermosa canción "Jarama Valley", que hizo famosa el rebelde e irreductible cantante norteamericano de folk Pete Seeger, sirviendo de himno al Batallón Lincoln de las Brigadas Internacionales que guerrearon contra el fascismo durante nuestra contienda civil. Así mismo tiene la denominación de "Jarama" el circuito de bólidos (automóviles de competición), situado en las proximidades de Madrid por la Autopista A-1 (Burgos - Francia). Y homenajeando a esta instalación, la factoría italiana de automóviles de lujo "Lamborghini", le puso en la década de los años 70 del siglo pasado el nombre de "Jarama" a uno de sus vehículos. 



Pero sobre todo la palabra "Jarama" está asociada a un cauce fluvial -que sin querer quitarle renombre al Manzanares, pues cruza por la ciudad de Madrid-, es el río más madrileño de todos los torrentes que por nuestra Comunidad trascurren. Toda vez que nace y muere en tierras madrileñas, recorriéndolas completamente durante los 180 km. de itinerario, desde el norte (Montejo de la Sierra) hasta el sur (Aranjuez). Allegándonos hoy hasta su tramo final en Titulcia, penúltimo municipio de su cauce, ya que aguas abajo pierde su nombre, rellenando la cuenca del Tajo. 

Nos situamos en una vega no solo rica en sus producciones de hortalizas que podemos observar, sino de un subsuelo (que no vemos pero se intuye) rico en arenas (areniscas), gravas (conglomerados) y limos fluviales del Cuaternario, depositados hace varios cientos de miles de años, y que tan maltrecha han dejado su geografía, por la avaricia de las empresas extractoras y los desaprensivos políticos que ejercieron su mandato durante las postrimerías de la dictadura franquista, habiendo dejado unas cicatrices en su territorio difíciles de "suturar". Si bien la creación durante 1994 del Parque Regional en torno a los ejes de los cursos bajos de los ríos Manzanares y Jarama, más conocido como Parque Regional del Sureste, supo llegar a tiempo para regular esta actividad minera, que aunque necesaria para el desarrollo de una ciudad activa y colindante como Madrid, no exime de que su intensa actividad no convierta esta rica vega en una "ciudad sin ley", haciendo que estas tierras, si se las viera desde el aire, más que huertas parezcan un "queso gruyere" por lo agujereadas que están. 

Ubicada en plena Comarca de las Vegas, Titulcia es el enclave donde se juntan los cauces del Jarama y el Tajuña y dominando esta unión, la población se asienta en la solana ladera del denominado Cerro de Venus. Lleva el nombre de la antigua ciudad romana, a la que cada vez con más verosimilitud se la ubica en ella (de siempre ha habido dudas sobre su localización). No siempre ha llevado este apelativo, pues desde los tiempos de la repoblación cristiana al ser reconquistada a los musulmanes en el siglo XII y hasta inicios del XIX, llevaba el nombre de Bayona de Tajuña. 

En Titulcia se cruzaban según el "Itinerario de Antonino" la calzada romana XXV que unía Toledo con Alcalá de Henares (Emérita Augusta -Mérida- y Cesaraugusta -Zaragoza-), así como la ruta XXIV que conectaba Titulcia con la romana Cauca (Coca) por Segovia (calzada que cruzaba la Sierra de Guadarrama por el Puerto de La Fuenfria), siendo continuación del trazado XXIX procedente de Laminium (Alhambra - Ciudad Real). 

De origen "carpetano" en las postrimerías del siglo IV a. C, aunque con restos más antiguos, su asentamiento principal se ubico históricamente en "El Cerrón o Cerro de Venus" donde se ha escavado un "oppidum" (poblado cimero), sabiéndose que también fueron habitadas las cuevas existentes en los cortados próximos. Oquedades que a través del tiempo se fueron acondicionado para cada época como viviendas, habiendo sido utilizadas hasta no hace mucho como moradas por los vecinos, teniéndose constancia de que en 1958 aun constaba la existencia de 53 cuevas en el casco urbano. Hoy en día si paseamos por su accidentada trama de callejuelas y cuestas, aun podemos ver en deplorable estado los restos de algunas de ellas. Estos habitáculos, que en la actualidad se han acondicionado a los nuevos estilos constructivos, han servido de base a la configuración actual de la trama urbana, generando una estructura de forma circular alrededor del cerro, donde antaño se situaban los covachos. 



Completan su caserío, una soleada y amplia plaza donde se sitúan el ayuntamiento y la Iglesia de Santa María Magdalena, gótica del siglo XVI muy reformada. La ermita de la Soledad del siglo XVIII, situada hoy en lo que es el cementerio, fue en su origen un humilladero mandado edificar por el Cardenal Cisneros. Como así se cuenta que el susodicho prelado purpureo mando construir el entramado subterráneo que hoy conocemos como la Cueva de la Luna, al tener la visión de una "cruz luminosa en el cielo" cuando se dirigía a tierras africanas para la toma de Orán. 

Situada en lo que fuera el solar de la Casa de las Torres (hoy un bar - restaurante), la Cueva de la Luna, podría ser más bien la bodega de una antigua casa de labor y estar datada en el siglo XVIII, pasando desapercibida hasta 1952 en que se supo de su existencia, siendo dedicada como pajar y para la crianza de champiñón. A muchos autores de ciencias esotéricas, así como a su propietario-mesonero, les ha dado por sacarle propiedades extrasensoriales como lugar de emanaciones de energías telúricas, en especial para las damas y siempre que estas transiten sus galerías con una vela encendida y se ubiquen bajo la cúpula donde ser irrigadas con la fuerza cósmica que dicen allí se irradia, lugar donde se encuentran grabadas unas cruces templarías. Hasta los hay que se han puesto a medir la distancia que hay hasta Orán y tras complicadas operaciones matemáticas, relacionar estas con la cueva, el radio de la Luna y el trecho que hay hasta la ciudad del Mediterráneo argelino. Para los menos "creyentes" se trata simplemente de una más de las muchas bodegas subterráneas que existen en la zona. 



Curioso es acercarse hasta la salida de la población camino a Ciempozuelos para observar la obra de finales del siglo XIX (1894), sobre el Jarama. Se trata de un original y potente Puente de Hierro de 154 metros que, realizado a estilo Eiffel, sirvió como paso del río hasta el año 2002, cuando entro en funcionamiento el nuevo Puente Atirantado. Hoy fuera de servicio para los vehículos a motor, el viejo puente de hierro o Puente Bayona sirve como un atractivo más a la población vegana. 



Todo esto sirve como complemento o entradilla para justificar nuestra visita a estos lugares, que no es otro que recorrer su vega y sus cortados yesíferos. Para ello hemos decidido realizar la caminata por la rivera del cauce fluvial, retornando por la parte alta de los cantiles: Transitando primeramente por el llamado "Soto de Bayona", con sus bosquetes de chopos, sauces, álamos y tarayes, siendo complementada por la vegetación palustre del río formada sustancialmente por cañas y carrizos. Durante esta parte de la ruta por las partes bajas, tendremos la posibilidad de observar aves acuáticas, deambulando por las aguas fluviales. 

Continuamos ahora mas pegados a la parte baja del roqueda, hasta que a nuestra derecha el camino se introduce es un estrecho cañón, se trata del Barranco Picote por el que asciende suavemente la senda entre los paredones de yesos hasta coronarlo. Aquí la vegetación cambia totalmente, estamos en terrenos esteparios y lo que nos encontramos a nuestro paso son fundamentalmente retamas y espartales. 

El camino desemboca en una pista forestal que no tomaremos, pues unos metros antes de llegar a ella, a nuestra derecha surge un sendero que asciende por leve pendiente hasta la parte superior de los cortados. Esta pista terrosa, si la cogemos a nuestra izquierda, nos llevaría hasta Soria, ya que se trata del "Cordel de la Cañada de Merinas Galiana", uno de los más afamados caminos de la trashumancia ibérica en tiempos de La Mesta. 

El sendero que se separa de la "Cañada" y recorre los farallones por si cima, va haciendo sucesivas curvas, siguiendo el perfil de los cortados y salvando pequeños barrancales. Durante esta parte de la ruta encontraremos algún aislado pino, siendo regalados con sugerentes y atractivas vistas durante el altivo trayecto campestre, primeramente del barranco por el que hemos ascendido, pasando después a visionar en toda su extensión la vega del Jarama, el río con la isla de Peñalba y más adelante el Soto de Bayona desde la altura. 



Al rato, ante nuestra vista y por encima de un campo verde sembrado de secano, aparece la imagen de la parte más alta de la población de Titulcia, la que se ha consolidado en el Cerro de Venus, su visión nos trae a la mente de la semejanza a un "castro celta". Por entre unos sinuosos recovecos llegamos hasta un enorme mirador, desde el que se divisa gran parte de nuestro entorno, las plantas extractoras de grava también, pero ya las damos como formando parte del paisaje y no impiden que podamos disfrutar de la visión. 



Desde el mirador podemos descender por un buen camino hasta el Soto de Bayona, aunque nosotros tomamos dirección a la población, y dejando a mano izquierda lo que son las excavaciones (ahora tapadas) de los restos encontrados del "oppidum" carpetano de Titulcia, nos introducimos en su casco urbano por la parte más alta El Cerrón, recorriéndolo hasta llegar a la Plaza Mayor, centro neurálgico de la villa. 

Si acaso nuestra llegada coincidiera con la hora del almuerzo y sintiéramos la necesidad de resarcir a nuestro vacío estomago, es buen lugar para poder comer o picar el Mesón Restaurante La Plaza, c/ Grande 18, Tf. 918 010 936. La atención es bastante agradable, las patatas revolconas muy buenas y las cervezas bien frías, servidas con un sustancial aperitivo de queso, además vemos que anuncian una buena selección de arroces para los fines de semana (viernes, sábados y domingos). Para los que sean más exquisitos y sus carteras estén más opulentas (como por ejemplo: beneficiarios con "Sobres de Génova"), se pueden acercar hasta El Rincón de Luis, donde seguro tampoco saldrán defraudados. 

En fin, un agradable y sorprendente paseo por esa zona de Madrid para muchos desconocida………….. a la que debemos visitar. Pero "ojo", pues me acaban de comunicar que los fines de semana y en "pandemia", la visita de estos lugares se parece a la calle Huertas de Madrid a las doce de la noche, atestada de "franceses" que discurren por ella camino del Museo del Prado para contemplar Las Meninas.