domingo, 10 de febrero de 2008

- Montalban (Montes de Toledo)

Guadamur
A sólo una hora de Madrid y a 15 km. de Toledo se encuentra Guadamur ,pueblo castellano, con un hermoso castillo bien conservado y amueblado. Iglesia, ermita y rollo, junto con un museo de etnología y el centro de interpretación del Tesoro de Guarrazar completan este interesante patrimonio. El famoso tesoro de Guarrazar se encontró aquí, donde tenemos una buena reproducción.

Tambien hay una fabrica de quesos según me informo mi amigo Juan de cuando estuvo destinado en Polan

No se puede precisar la época de la fundación de Guadamur, pero se sabe que ya estuvo habitado en la época hispano-romana. La población continúa en la época visigoda radicada en el pasaje de Guarrazar. Destaca cómo en esta villa permanecieron conviviendo la población cristiana con los musulmanes, ya como mozárabes. Ocupado el territorio por Alfonso VI se construyeron algunos castillos y restauraron las torres musulmanas. En torno al castillo de Guadamur se fue agrupando el caserío de la villa. En 1477 contribuye al sostenimiento de la Santa Hermandad. En 1555 existía la villa en todo su apogeo, pues en dicho año el tercer Conde de Fuensalida señor del castillo y la villa, otorgó testamento en virtud del cual dejaba a sus vasallo de Guadamur las tierras que cultivaban a condición de pagarle un pequeño censo. Cerca de la villa se encuentra "Guarrazar", que significa "Valle del Plomo"; sitio en el que se descubrió lo que se llama "Tesoro de Guarrazar". Allí existió el Monasterio Agaliense.

El Castillo de Guadamur, ubicado en el cerro de la ermita, fue construido por D. Pedro López de Ayala entre los años 1466 al 1470, según unos historiadores, en una primera fase en la cual se edificaron el foso la barbacana, el primer cuerpo del palacio y la torre del homenaje, todo ello con un carácter netamente de fortaleza. Otras al menos dos ampliaciones y dos reconstrucciones le dan el aspecto que hoy tiene . D. Jerónimo López de Ayala, historiador y miembro de la Real Academia de la Historia a primeros del siglo XX y descendiente de los Ayala, adelanta su construcción a los años 1444-64. Ve el mismo autor , similitudes de la torre del homenaje con la del Alcázar de Segovia, también de mediados del siglo XV.

Visitaron y habitaron el castillo, la reina Juana y Felipe I, Cisneros, Carlos V, entre otros . sufrió un lento declinar desde mediados del XVIII, hasta 1890, en que fue restaurado por el Conde de Asalto, que lo habitó con su familia.

Intentamos poderlo visitar pero no fue posible, un lugeño nos indico que desde hacia dos años no se podia visitar estaba cerrado al publico

La Iglesia Parroquial de Santa Maria Magdalena ubicada en la Plaza de Recesvinto, se empezó a construir a comienzos del siglo XVII, con dos fases posteriores en 1700 y 1905 de planta basilical, destacan las capillas del Cristo y de la Soledad. Los techos están cubiertos con bellos artesonados mudéjares.

Ermita de San Antón del siglo XVI de planta rectangular de una sola nave, con cubierta de madera artesonada con cerchas a la vista. Exteriormente es de mampostería, con pequeñas hiladas de ladrillo y sillar en las esquinas.

Ermita Ntra. Sra. De la Natividad del siglo XV construida en una sola nave, está cubierta por una bóveda rebajada de ladrillo que parte de una imposta de yesería reciente. Pero nuestro punto de interés de Guadamur, en este caso, es la ermita mudéjar de la Natividad que se encuentra a unos metros del castillo. Es un templo muy reconstruido, por lo que nos interesa específicamente su cabecera. Su obra es del siglo XIV o XV.

La fábrica es de mampostería encintada de ladrillo. Su estructura conserva las formas del mudéjar rural y popular de los primeros tiempos donde las formas derivaban del románico con materiales y decoración musulmana. Se trata de una cabecera con ábside de planta semicircular engarzado a un corto presbiterio más ancho.

Otro aspecto interesante es su ventana, realizada con ladrillo, donde la aspillera es rodeada por un arco túmido y por fuera otro mayor de herradura, todo recuadrado por alfiz.

El Rollo, de estilo gótico, restos del antiguo rollo de justicia, de granito, le falta el remate de la parte superior que se encuentra entre el murete que delimita el atrio de la iglesia.

Polan
Polán se ocupó al tomar Alfonso VI la ciudad (1085), pero la reacción almorávide reconquistó pronto toda esta zona. Cerca del actual Polán sufrieron en 1116 una derrota los almorávides que procedían de Oreja. Su alcalde fue vencido por los cristianos toledanos. Polán era una aldea Mozárabe. Un mozárabe poseía en esa heredad una cuarta parte mientras que otro poseía el resto. Este dio dos terceras partes de su propiedad a cuarenta y seis personas para que poblasen la heredad, convirtiéndola en aldea, teniendo ahí su nacimiento el nuevo lugar de Polán. En el año 1248, denuncia el maestre de Calatrava ante el rey Fernando III que los alcaldes de Toledo hacen intrusismo en su heredad de Polán. Este pueblo sigue perteneciendo en lo civil y lo administrativo a Toledo.

Castillo de estilo musulmán construido entre los siglos XI y XII del que sólo se conserva la fachada Oeste, rota en su centro. Fuertes torres.

San Martín de Montalbán
La fundación del lugar se explica en la relación de la Puebla de Montaban, hecha en el 1576. Se fundó San Martín por el año 1531. Los señores feudales Alonso Téllez y su hijo vendieron a los vecinos de esta jurisdicción veinte mil fanegas de monte público para que las labrasen y a la vez limitar la libertad de los pastores y colmeneros. Algunos vecinos de Navahermosa tenían casas que solo habitaban cuando sembraban y recolectaban. En 1665 obtiene el privilegio de villa dado por Felipe IV, eximiéndose de la administración de La Puebla.

Iglesia de San Andres.- Esta Iglesia situada en la Plaza del Ayuntamiento se lavanto a principios del siglo XVII sobre otra del siglo XIII de la que solo quedan muestras en la torre de silleria de catacteristicas romanicas y la diseño el hijo del Greco, Jorge manuel Theotocopulus que diseño tambien el edificio del Ayuntamiento de Toledo.

Es de forma octogonal en su exterior, manteniendo en su interior la foma de cruz romanica, en su interior podemos ver unas pinturas murales de alegre colorido tanto en su retablo como en la capillas bautismal ejecutadas por Boris Lugovskoy.

Cuando llegamos a visitarla estaban limpiandola las monjas Carmelitas Descalzas de la Santisima Trinidad que tienen tambien congregación en la poblacion.

Castillo.- Se trata de la fortaleza de mayor tamaño y complejidad de todas las existentes en la actual Castilla La Mancha y una de las más importantes de la Península Ibérica. Su visita, al ser propiedad privada, sólo puede realizarse los sábados por la mañana.



Es una inmensa fortaleza, estructurada de modo que pudiese alojar una numerosa guarnición y a todos los pobladores de su entorno, con un perímetro en su recinto principal de 700 metros, protegida por cinco torres. Sus murallas se adaptan al terreno, siendo en sus frentes este y sur de altura considerable y los otros dos lados están protegidos de forma natural por el gran cortado sobre el río Torcón. A destacar sus dos grandiosas Torres Albarranas, una de ellas tiene el paso bajo sin tapiar, lo que le da gran espectacularidad pues hasta la clave tenemos aproximadamente 18 metros.Esta fortaleza tuvo varias etapas en su construcción, la estructura básica es de los siglos XII y XIII, las torres albarranas del XIV y la cerca del pozo y la barrera sobre el mismo del XV.

Esta restringido el acceso al castillo durante el periodo del 1 de febrero al 31 de mayo según lo dispuesto por la normativa de Medio Ambiente de la Junta de Castilla La Mancha para la proteccion en la cria de las rapaces que anidan en los cortados de rio Torcón.

Esta magnífica aproximación al Castillo de Montalbán es una colaboración de Jesús García. En ella encontraréis detallada información del enclave templario.

DETERMINANTES GEOGRÁFICOS
Se levanta el castillo de Montalbán en un paraje solitario, enmarcado entre piedras de granito pardo-rojizo, encinas y el verde oscuro de la jara, el tomillo y el carrasco.
Le ciñe por su largo flanco del NO-SO el arroyo Torcón, que discurre entre peñas a gran profundidad. Al fondo NO, destaca la mancha blanca de “La Calera” la cantera de caliza de donde se extrajera gran parte de la piedra para su construcción Al Norte se divisa la Sierra de San Vicente y más allá, en el horizonte, apenas una línea azul en el cielo azul, Gredos. El paisaje se cierra al Sur por los Montes de Toledo.

Visto en su conjunto, el castillo ofrece un aspecto impresionante, con sus piedras pardas contrastadas por las aristas y escuadras blancas de los bloques calizos, sus torres albarranas que se adelantan como proas de navíos su crestería almenada que recorta sus mellas contra el cielo.
Y rodeándolo todo el silencio y la soledad.

Aunque vinculado históricamente con la Puebla de Montalbán, el castillo pertenece hoy al término municipal de San Martín de Montalbán. Está situado a la altura del kilómetro 31,1 de la carretera comarcal que une Torrijos con Abenojar, un kilómetro y medio al Este de la misma y al final de un sinuoso camino de herradura que desgaja aquella.

Su condicionamiento geográfico es exactamente el que como región caracteriza a Castilla la Nueva. Por sus inmediaciones pasaba, en efecto, la calzada romana que unía Mérida con Zaragoza, a través de Toledo; el camino medieval que, derivando en Torrijos, conducía por Herrera y Villanueva de la Serena hacia Extremadura; y la cañada que con la Mesta recibe el nombre de “Segoviana”. Nudo, pues, de rutas y comunicaciones fundamentales, paso obligado de importantes transportes peninsulares.

Parece evidente, por otra parte, que el castillo formara parte de la línea defensiva del Tajo, dispuesta por los musulmanes a mediados del siglo VIII, cuando se repliegan al Sur del Sistema Central, la Sierra, y que luego, a lo largo de las centurias IX y X, van fortificando para determinar una frontera que se organiza en «Marcas». la fortaleza a estudiar pertenecería al sector occidental de la Marca media, cuya cabeza era Talavera. El profesor Julio González dice al respecto que, al distanciarse hacia el Este de dicha ciudad la línea fronteriza del Tajo, quedaron en la tierra pocas huellas defensivas, “excepto en el sector de Ronda y Montalbán”.

En cuanto al aspecto topográfico de su emplazamiento, el castillo se levanta sobre una altura que permite abarcar gran extensión de terreno, circundado en buena parte por el ya citado arroyo que corre a sus pies y franqueado por dos torrenteras. La única parte llana, la que mira al SE . es por ello la mejor defendida arquitectónicamente.

ORIGEN DEL CASTILLO
El tema de los orígenes del castillo de Montalbán suele plantearse conjuntamente con el de la etimología de su nombre. La más elemental y directa apreciación induce a derivar éste del calificativo latino albus y ponerlo en relación con el color de la caliza de “La Calera”, cantera ya citada, de donde evidentemente se extrajo parte de la piedra empleada en la construcción de la fortaleza. Otras hipótesis apuntan al sentido de la antigua raíz alp que, según Julio González, entraña una significación de altura, y, finalmente, Jiménez de Gregorio alude a un posible étimo celta, justificable en la población que viene a documentar cierta inscripción sobre la “gente de los albiganos”, hallada en la comarca, de cuyo nombre podría derivarse el topónimo mons albiganícum.

En cuanto a los primitivos constructores del castillo, existen diversos pareceres. Los más antiguos se remontan a época romana, durante la cual -escribe Velo y Nieto- debió de existir sobre la eminencia en que se levanta la ermita de Melque un poblado (tal vez Paterniana) o, desde luego, una fortificación primitiva, que en el siglo VII, o tal vez antes, sería sustituido por un establecimiento visigodo, al que reemplazaría la residencia señorial de algún magnate o reyezuelo moro vinculado a Toledo.

Jiménez de Gregorio señala la existencia de numerosos testimonios de la presencia romana en la región villas a lo largo de la ribera del Tajo localizadas en los actuales términos de Mesegar, El Carpio y La Puebla, aparte de la vía, también romana, paralela al río, que cruzaba estos lugares.
El Marqués de Lozoya, en su obra Castillos de España, afirma que el de Montalbán es una de las fortalezas más antiguas en la línea de defensas de la orilla izquierda del Tajo.

La mayoría de los autores que se han ocupado del tema (Bissó, Chueca Goitía, Angel Dotor, Moreno Nieto, etc.) creen que el castillo fue levantado en época visigoda. opinión ésta compartida por el profesor Azcárate; otros, como Jiménez de Gregorio y el Conde de Cedillo, le asignan un origen árabe, y Bordejé afirma categóricamente que “la obra es de inspiración, caracteres y modalidades netamente musulmanes”.

Construido o ampliado por estos últimos, fue reformado ulteriormente por sus poseedores templarios, y Velo y Nieto concreta, invocando afirmación de J. López de Ayala, que hacia 1351 se hicieron numerosas obras en la fortaleza por mandato de su poseedor don Alfonso Fernández Coronel.

Lo que resulta, pues, evidente, es su existencia ya en época musulmana y la obra, cuando menos de restauración o ampliación realizada por estos ocupantes, así como su reconstrucción por los templarios a fines del siglo XII o principios del XIII, explicable por el peligro de nuevas incursiones sarracenas en la zona.

El ya citado Jiménez de Gregorio señala a este respecto la existencia de numerosos topónimos árabes en la comarca, incluso el nombre de la antigua vía romana que tomaría entonces el nombre de Balat el- melk (Camino del Rey), de donde derivaría el de la inmediata ermita de Santa Maria de Melque. Este autor atribuye la construcción de Montalbán a Abd al- Rahman III, deduciéndola de la técnica empleada en sus cimientos y explicándola en los problemas que plantearían al Califa las inquietudes mozárabes.

HISTORIA
Es sólo con posterioridad a la conquista de Toledo cuando se empiezan a tener noticias positivas sobre la tierra y el castillo de Montalbán.

La más antigua encontrada acerca de éste se refiere a la donación de una y otro por Alfonso el Emperador a la Orden del Temple, quien hizo del segundo cabeza de una de las veinticuatro encomiendas que llegaron a poseer en la Corona de Castilla. La fortaleza continuó en manos templárias hasta la extinción de la Orden en Castilla en 1308. El dominio territorial pasa hacia 1207 a la puebla que por entonces hacia Alfonso VIII dentro de su política de repoblación al Sur del Tajo.

Dos años después sin embargo, entrega la villa, con los términos que indica a don Alfonso Tellez de Meneses facultándole para desarrollar el poblamiento y fortificación de los Montes de Toledo, cosa que este magnate hace levantando los castillos de Dos Hermanas y Mala Moneda, que entran a formar parte del sistema defensivo de Montalbán.

Formado en la Edad Media tardía aparece el estado señorial de Montalbán, que comprende las villas y lugares de La Puebla, San Martín, Carpio, Mesegar, Gálvez y Jumela, con más de 50.000 Ha. de extensión. El castillo constituye el bastión señorial de sus titulares, aunque la residencia de éstos se establece en La Puebla.

Alfonso XI hace donación de este señorío a don Alfonso Fernández Coronel, señor de Aguilar (Córdoba). Pero, enemistado éste con el monarca sucesor, Pedro I, tiene que entregar la fortaleza al Rey, que hizo estancia en ella al pasar hacia Andalucía en 1352.

Pedro el Cruel la entregaría al año siguiente a su propia hija doña Beatriz, que lo era también de su amante doña Maria de Padilla. Allí dejó el Rey por entonces a ésta al partir para Valladolid a casarse con Blanca de Borbón Y a La Puebla volvería a buscar a doña Maria, dos días tan sólo después de contraído matrimonio con la Princesa de Francia.

Montalbán fue prisión de don Alfonso Enríquez, hijo de Enrique II, durante uno de los enfrentamientos con que el inquieto conde de Gijón, agitó el reinado de su hermanastro Juan I.
Pero el episodio más caracterizado de la historia del castillo tuvo lugar en 1420, tras el famoso “atraco de Tordesillas”, en virtud del cual el joven monarca Juan II fuera hecho prisionero por su primo y cuñado el infante don Enrique de Aragón. Evadido el Rey de Talavera, a donde fuera conducido, en unión de su ya favorito don Alvaro de Luna y otros caballeros a Montalbán, vinieron a dar los fugitivos, luego de desechar el castillo de Villalba «por no ser defendedero» y, tras cruzar con gran peligro el Tajo, crecido por las lluvias de otoño, al de Malpica.

Dos caballeros, Diego López de Ayala y Pero Carrillo de Huete se adelantaron entonces por orden del Rey, y aprovechando la salida de un mozo del alcaide de Móntalbán, que sacaba a un asno a abrevar (la crónica de don Alvaro de Luna dice, más poéticamente, que era una doncella quien salía por agua a una fuente), se apoderaron de la puerta y la torre del homenaje del castillo.

“Quasi a hora de vísperas», el Rey logró refugiarse en la fortaleza, que a la mañana siguiente fue cercada por su primo y perseguidor, el Infante. Tan riguroso fue el asedio que los sitiados se vieron forzados a matar los caballos para comer. La Crónica de Juan 11 refiere cómo algunos fieles al Rey se las arreglaron para introducir en e1 castillo algún pan cocido, un queso y algunos otros mantenimientos aislados: “E un mozo pastor que guardaba ganado ahí cerca, llegóse a la puerta del castillo, e llevaba una perdiz, é demandó que le mostrasen al rey, é como le vido dixo: Rey, toma esta perdiz, de que el Rey hubo placer é le mandó hacer merced”. Otros vecinos de los alrededores debieron de acudir con diversos socorros a los sitiados, a todos ellos (de Jumela, de Gálvez, de Pulgar) recompensó una vez libre el monarca, exonerándoles de por vida de la obligación de pagar monedas; y a la propia villa de Montalbán le concedió el privilegio de un mercado semanal, como premio a la actitud de sus vecinos durante el asedio.

Veintitrés días duró esta situación, al cabo de los cuales don Enrique se vio obligado a levantar el cerco regresando a Talavera.

El castillo pasó a ser propiedad de la joven reina de Castilla, quien lo recibió de su madre doña Leonor de Aragón, esposa de don Fernando, «el de Antequera » y madre también del propio Infante sitiador del mismo, a quien habría llegado por herencia. Sin embargo, y contra la voluntad de su esposa, Juan II hizo donación de él en 1430 a don Alvaro de Luna como premio a la ayuda prestada. Montalbán quedó así incorporado al vasto «estado dentro del estado» que el Condestable centralizó en Escalona .

Al ser ajusticiado el Privado en 1453, sus bienes pasaron a su viuda doña Juana de Pimentel, siendo administrados por su hijo don Juan de Luna, Conde de Santisteban. Pero Enrique IV, temiendo la relación de éste con el rey de Aragón, ordenó encarcelarle, despojándole de villas y fortalezas. Doña Juana se encerró entonces en el castillo de Montalbán, que padeció un nuevo asedio, esta vez por las tropas reales, hasta que el monarca dispuso su levantamiento.

Doña Juana fue despojada, no obstante, de la posesión de su fortaleza, que don Enrique entregó entonces a su consejero don Juan Pacheco, uno de los instigadores de los anteriores sucesos. En posesión de Montalbán siguieron los Téllez-Girón y Pacheco, sus sucesores, desde 1 573 condes de aquel titulo, y luego los duques de Frias y Uceda.

“No volvió el castillo a figurar en hechos políticos y guerreros ---dice el conde de Cedillo-, y lo apartado de su situación y la importancia concedida a Escalona y su alcázar por aquellos magnates, contribuyeron, sin duda alguna, a la decadencia y la ruina del castillo, cuya misión histórica ya estaba cumplida”.

ESTUDIO DEL CASTILLO
Tres clases de elementos se distinguen fundamentalmente en la descripción y análisis de esta edificación: murallas, torres y puertas. Para una mejor identificación de cada uno de ellos, se consigna en su caso el número con que se ha señalado en el plano de F. Bordejé.

Murallas
Se consideran en este concepto el muro o cerca, propiamente llamado tal -muralla- y la barrera, antemuro o barbacana que se levanta en las partes Sur- Sureste y Este. de la fortaleza .Ambas construcciones delinean el perfil de un enorme albacar montano, cualificación que conviene tipológicamente al castillo. Horizontalmente, esa línea se adapta perfectamente al terreno, determinando una planta cuya irregularidad acentúa deliberadamente los desiguales ángulos de los entrantes y salientes de clara función defensiva. En sentido vertical, los muros trepan y descienden siguiendo también los accidentes del terreno.

La mayor altura de la cerca corresponde, naturalmente, a su parte delantera, donde los muros alcanzan unos dieciocho metros. Por el lado Norte y la zona que da al Torcón, hay una diferencia bastante grande entre el nivel exterior y el interior, sin duda debido a la tierra acumulada dentro del recinto, con una diferencia calculada de unos cuatro metros entre ambas.
Su longitud total viene a ser de unos 600 a 650 metros. En cuanto al ancho, es de 2,75 metros en su parte delantera y 1,25 metros en la posterior, medidas tomadas en las puertas y poterna, respectivamente.

La construcción es, en su casi totalidad, de mampostería, con piedra berroqueña de gran tamaño en su base, y cadenas de piedra caliza en todas las esquinas. En la cortina principal, lado Sureste, aparecen escorias entre los mampuestos, a modo de ripios, y rebordes de mortero de cal, aparejo cristiano frecuente en Castilla la Nueva y en particular en la provincia de Toledo.

La parte de muralla que bordea el Torcón, es la menos fuerte, sin duda por el carácter inaccesible que tiene aquella zona. El muro aparece allí formado por un zócalo de mampostería bastante tosca, rematado con tapial. Estas tapias tienen unas dimensiones de 180 x 95 centímetros y en algunos sitios aparecen contrapeadas. Su parte superior está arrasada, sin almenado alguno. En el resto de la muralla sí es visible el adarve, protegido por grandes merlones cuadrilongos coronados por piramidones, en su mayor parte destruidos, los de la zona Norte con aspilleras en su parte inferior. Medido el almenado de este lienzo, única parte accesible de la cerca, da para los merlónes una altura de 75 centímetros por un ancho de 107 centímetros, con un vano de 80 centímetros.

La subida al adarve o paseador se efectúa por medio de escaleras adosadas al muro. Las del lado Noreste están desmoronadas en gran parte, pudiéndoseles calcular unos veintidós escalones. La tercera, correspondiente a la parte de muro Sur, aparece embebida en la muralla y llega hasta el paseo de ronda en la proximidad de la torre Suroeste y a su mismo nivel. Tampoco es practicable en la actualidad, porque su parte inferior ha sido cubierta con piedras grandes hasta una altura suficiente para impedir su utilización. Todas estas escaleras están construidas con el mismo material y aparejo que la cerca, es decir, en mampostería.

En cuanto a la barrera o antemuro, guarece y fortifica la parte mas vulnerable del castillo. la que da a la llanura. Forma con la muralla un camino de ronda o liza de unos cinco metros de ancho en su parte más angosta, y cuya zona central, la comprendida entre las dos torres albarranas, llega a tener hasta 12 metros.

La anchura de su muro es de unos 2 metros; su altura por el interior de unos 7 metros: y su longitud total de 360 metros aproximadamente. Aparece toda ella almenada, con merlones prismáticos muy destruidos, por lo que no puede determinarse si en un principio estuvieron coronados por piramidones, aunque cabe suponer que sí, pues ésta parece ser la tónica de la fortaleza.

Del conjunto de las dimensiones tomadas sale una media de 85 centímetros de alto y 104 centímetros de ancho para el rnerión, y de 72 centímetros para la almena.
Uno de los aspectos que dan vistosidad a la barbacana son las saeteras encuadradas por piedra caliza, cuyo color blanco ofrece un fuerte contraste con el ocre del mampuesto. Se levantan a muy poca altura sobre el suelo y están formadas por sillares de la piedra dicha. Son muy toscas, principalmente por la parte posterior del muro.

La construcción de la barrera es de mampostería, semejante a la muralla pero más basta. Las esquinas no aparecen destacadas en blanco, incluso no presentan de un modo regular el aristón, aun siendo del mismo material que el resto. Por el tipo de construcción, aparejo, medidas, puede llegarse a la conclusión de que muro y antemuro pertenecen a la misma época, o están reconstruidos, en la parte considerada, contemporáneamente.

Delante de la barrera se halla un foso o cava que probablemente siempre debió de ser seco. Como se ha indicado antes, aparece hoy además cubierto de tierra en su totalidad, no quedando sino restos de la escarpa y contraescarpa que apenas afloran a la superficie. La parte obrada termina en el torreón Sur-Este; la fotografía aérea consultada ofrece el mismo resultado y en el plano de Tomás López el foso concluye en el muro de protección del pozo.

En la propia cava se alza otro breve muro transversal de mampostería, de unos 30 metros de longitud por 2 de ancho y desigual altura a causa de las tierras que ciegan el foso, a modo de dique o muro de contención. Es difícil precisar la finalidad de esta obra que, por otra parte, está situada frente a la poterna sur de la barrera.

TORRES
Tal vez lo más característico del castillo sean las dos extraordinarias torres albarranas, que con su gran altura, la sencillez de sus líneas, lo airoso de sus arcos y su sobriedad decorativa, producen una sensación de belleza y majestad.

Ambas tienen planta poligonal, formando un pentágono con los dos lados principales paralelos y los otros dos, a modo de proa o espolón, en pronunciado ángulo agudo. En opinión del Conde de Cedillo «superan en belleza y majestad a las de los recintos de Escalona y Talavera, de las que además, se diferencian por la planta».

La torre de la izquierda (situada en el extremo Sur - Sureste) es la más sencilla y está provista de un alto arco apuntado que permite el paso a la liza. La de la derecha (lado Este - Sureste) es la más notable y reúne una serie de características muy interesantes, que en su estudio particular se detallan.

La primera es totalmente maciza, con aparejo idéntico al de la cortina principal, con las dovelas del arco y el aristón de las esquinas resaltados en piedra caliza. En la parte central del intradós aparece una buhera o buhedera.

La segunda, con aparejo similar a la anterior, es más compleja en su composición y diferente en su estructura. En opinión de Bordejé pudo estar destinada a constituir la torre mayor o del Homenaje.

Como las almohades, tiene la parte inferior maciza y cámaras en la parte superior por encima del arco, dispuestas en dos pisos: el de abajo ocupando toda la superficie de la torre y el lecho al nivel del adarve de la muralla contigua; el otro, utilizando sólo la mitad posterior, sobresaliendo por encima de la muralla. Y ambas, en comunicación con la torre del Homenaje.

No es ahora accesible esta parte del castillo. Se ha consultado, por ello, un plano actual, el realizado por el Patrimonio Artístico Nacional, y tornado la descripción que de ella hace el conde de Cedillo:la estancia más baja del espolón, por cima del arco, cúbrese con muy fuerte bóveda de silleria. Y además hay otras estancias provistas de excelentes bóvedas de arista. de fino ladrillo.
En la cima de la torre, al pie de la cámara superior, corre un friso de ladrillo, con rectángulos resaltados a modo de metopas, y una doble imposta del mismo material, que se continúa por debajo del almenado, rasgo éste típico almohade. Destacan en ella las buhardas o ladroneras, que en número de cuatro aparecen junto al espolón de la torre y pertenecen a la cámara de dicho extremo. Construidas en ladrillo, descansan sobre canes de granito. Estas buhardas son similares a las que existen en el castillo de- San Servando y en la Puerta del Sol de Toledo, de estilo mudéjar, construidas en la segunda mitad del siglo XIV.

Una tercera torre. la del Homenaje se levanta sobre la muralla, en la parte Este - Sureste, junto a la albarrana de la derecha y en comunicación con ella.

Tal corno aparece hoy día, forma hacia el interior del recinto dos ángulos diedros obtusos, como tres lados de un prisma que no se completa. En el lienzo Sur - Sureste se abren dos puertas sobre el adarve, al que se accede por una escalera adosada al muro; ambas están formadas por arco de medio punto, con grandes dovelas y clave destacada una, y con dovelas acodadas a montacaballo, otra. Una tercera puerta, prolongación de la primera, formada por arco escarzano de ladrillo, se abre hoy sobre el vacío. Esta última y el gran arco apuntado de ladrillo, actualmente tapiado, que ocupa todo el ancho de la cortina central, permiten suponer la existencia otrora de un piso o de un matacán o andamio.

Restos de muro y de un torreón, se advierten frente a la entrada y la gola, lo que parece indicar la existencia en otro tiempo de una edificación interior. A este respecto escribe Bordejé: «Quedan (...) los restos de (un) torreón circular y de un recinto interno que delimitaba o cerraba, para la suprema seguridad, el espacio comprendido entre la puerta principal y la torre mayor, y es muy posible que ahí residiera la parte habitable en que en 1353 se albergaron doña María de Padilla y su hija. Y en 1420 el rey Don Juan II y sus acompañantes en el cerco, ya que hoy puede hallarse de ningún modo ninguna capacidad residencial, ni siquiera para los servidores del alcalde a los que citan las crónicas>>.

Dos torres más aparecen encuadrando la parte fortificada central, en los lados Suroeste y Este- noreste, limites extremos de la barrera. Tienen la misma altura que el muro principal y sobresalen poco de él, característica ésta califal. Su aparejo es el mismo que el de la cortina.
Ambas aparecen abiertas por su parte interior, apreciándose en el muro varios canes de piedra empotrados, lo que pudiera presuponer la existencia anterior de cámaras o paseadores.

Completa el conjunto de torres la que se levanta sobre el ángulo Noroeste de la muralla. Forma una cámara pentagonal de ladrillo por su parte interna. Por sus características y situación bien podría ser una atalaya o torre de la vela.

En el exterior de¡ recinto se cuentan finalmente:
- Un torreón al pie de la albarrana de la izquierda, cortando el foso, lo que hace suponer una época tardía la de su construcción. Presenta troneras, que Bordejé califica de muy extrañas, y está realizado en mampostería, toscamente, con aparejo en los extremos de encintado en cajas de piedra, típico mudéjar – cristiano. Es posible que su misión fuera la de proteger el pozo.
- Cimientos de lo que pudo ser una torre de planta pentagonal que en opinión de Bordejé, deducida del plano de Tomás López, formaría la entrada al castillo dando paso a un puente levadizo.

PUERTAS
El acceso a la fortaleza puede hacerse a través de tres puertas y una poterna que se abren en la barrera. y de otras cuatro entradas de ambas clases que franquean la muralla o cerca.
Las tres primeras indicadas tienen características muy parecidas pues están situadas en un plano perpendicular al normal del antemuro y formadas, en su parte interior, por un arco escarzano que se prolonga en la bóveda rebajada del pasadizo o zaguán, y en su parte exterior, por un posible arco apuntado (así lo afirma, entre otros, el Conde de Cedillo) a juzgar por sus restos, aunque no se conservan ninguna de sus dovelas.

La puerta central se abre en dirección Este - Noreste, y las otras dos en sentido contrario, con direcciones respectivas Suroeste y Sur.

En cuanto a la única poterna existente hoy en la barrera, se abre hacia el Oeste, mirando al Torcón, y en terreno ya de acusada pendiente. Está formada por arco de medio punto, del que se conservan únicamente las dovelas de su parte derecha, vista desde el exterior, y parte de la jamba, todo ello en piedra caliza bien labrada. Su altura puede sólo darse de un modo aproximado debido a los escombros consolidados a su pie y seria de 1,80 metros aproximadamente, mientras que su ancho. incluido el de las jambas. es de 1,70 metros.
Quedan restos de lo que parece fue también una poterna, abierta hacia el Noroeste entre el extremo del antemuro y la torre Este – Noreste.

Por lo que respecta a las puertas de la muralla, ambas son estrechas (1,60 metros y 1,90 metros respectivamente) y salvan el grueso de la cerca con una bóveda de cañón construida en mampostería. Las dos se abren al abrigo de cada una de las torres albarranas, junto a su costado derecho, y están perfectamente protegidas por la barbacana. La del lado Este da paso al recinto de la torre del Homenaje, y se encuentra defendida en el exterior por un pequeño espacio fortificado, hoy prácticamente destruido. La del lado Este - Sureste se abre directamente al albacar.

Finalmente, de las dos poternas del muro, la del lado Oeste apenas puede describirse por hallarse prácticamente tapada, quedando solamente visible al interior unos 50 centímetros del arco, cubierto en su parte baja por la tierra acumulada sobre el suelo primitivo. Del lado exterior, lo escabroso del terreno hace difícil llegar hasta ella.

La del Noroeste, única utilizable, presenta características semejantes a las de la puerta de la muralla Este, arco exterior apuntado e interior de medio punto, bóveda de cañón en mampostería entre uno y otro, y quicialeras para el portón.

CONCLUSION
Escribe Julio González acerca de la dificultad de datación de una fortaleza, pues tal es el caso de Montalbán.

Considerada la posibilidad de un remoto origen, ya consignado más arriba, del que no se han encontrado restos materiales, puede admitirse la probabilidad de su erección, con un trazado análogo al actual, en tiempos califales y una segura reedificación o reestructuración por los templarios, de quienes se sabe la poseyeron en el siglo XIII.


Pero seria en el XIV cuando el castillo adquiriese su fisonomía actual, mediante la adición de las torres albarranas y demás aspectos mudéjares conservados A este respecto. Chueca Goitia afirma categóricamente que dichas torres se empezaron a labrar en 1323.

La indudable personalidad almohade que caracteriza al castillo de Montalbán deriva, claramente, de la aportación mudéjar, ya que la fortaleza no estuvo nunca en poder de tales invasores; su ciencia militar es, sin embargo, la que caracteriza, según el autor antes citado y las observaciones directas realizadas, los aspectos más definitorios del grandioso bastión.


Puente Romano de La Canasta.- que salva uno de los más profundos tajos del Torcón, puente de tres ojos, el central más ancho y salvando el cauce, los otros dos más estrechos apoyados directamente sobre la roca y sirviendo de apoyo a la primitiva rampa, todos de medio punto. Fábrica de mampostería y sillería en los arcos salvo el central que es de ladrillo. Al parecer de origen romano.

Melque.- La iglesia de Santa María de Melque está situada al suroeste de la provincia de Toledo, en un estratégico enclave entre La Puebla de Montalbán y San Martín de Montalbán, en cuyo término se halla.El día 2 de mayo de 2005, partimos de Madrid hacia la villa romana de Carranque (Toledo) confiando que a pesar de ser lunes estaría abierta por haber sido domingo la fiesta del 1 de mayo. Pero nos equivocamos. "Con nuestro gozo en un pozo" nos dirigimos hacia Toledo y desde allí a La Puebla de Montalbán por la CO 4000, para luego tomar la CO 4009 y a 17 Km. desviarnos a la izquierda por una carreterita que nos llevó a las puertas de Melque.


Santa María de Melque fue un monasterio construido entre los siglos VII y VIII, ya que su origen visigodo o mozárabe, no está aún claro en la actualidad. El conde de Cedillo, descubridor para la historiografía moderna de este monumento, lo encuadra como mozárabe. El arquitecto V. Lampérez, con menos seguridad que Cedillo, la clasifica también de mozárabe. Gómez Moreno realizó un estudio detallado del templo y lo considera mozárabe. El arqueólogo L. Caballero Zoreda que intervino en las excavaciones realizadas de 1970 a 1973 , en la lectura de su tesis doctoral en 1977 afirma de forma tajante una cronología visigoda, S VII para la iglesia de Santa María de Melque. Pero en la conferencia "Adaptación de los monasterios cristianos en territorio islámicos. Los inicios del mozarabismo", pronunciada en el XIX Seminario de la Historia del Monacato en Aguilar de Campoo, de la que fui oyente, Luis Caballero Zoreda acepta que es una construcción mozárabe, tras la realización de las últimas excavaciones y la utilización de nuevos métodos, por lo que rectifica lo que defendió en su tesis doctoral.

En 1931 fue declarada Monumento Nacional Histórico-Artístico. Sin embargo, el monumento siguió utilizándose como pajar y establo. Este uso durante mas de un siglo ha hecho posible la conservación del edificio. En los años 60 del siglo pasado, la Diputación Provincial de Toledo adquirió el templo. Desde ese momento se inician todas las actuaciones dirigidas a conocer el pasado del monumento, como a trabajos de restauración, que afortunadamente ha llegado a fin en estos momentos y que nos permiten contemplarlo en un estado muy próximo al que debió tener en el momento de su construcción.

Santa María de Melque fue un conjunto monástico construido sobre una villa romana. El templo se ubicaba en el centro de un gran patio formado por otro edificio dotado de diferentes naves y dos alturas que albergaba las distintas dependencias del monasterio. Sus restos, que marcan aún la topografía de la zona, pueden contemplarse en algunos puntos en los que se han realizado su estudio. Durante la invasión árabe, se tiene la certeza de la pervivencia de la función monástica del complejo, habitado por una comunidad mozárabe, que desapareció. Sus construcciones fueron aprovechadas como núcleo urbano y su iglesia se fortificó con la construcción de una torre sobre la cúpula que aún se conserva. Con la conquista de Toledo por Alfonso VI de Castilla el templo recuperó su función litúrgica sin perder su función militar que conservaría como centro de una pequeña fortaleza hasta momentos muy avanzados de la Baja Edad media. Las tumbas antropomorfas, talladas en la roca, situadas al este son testimonio de este periodo.

La población surgida al amparo de la iglesia con uso litúrgico, se mantuvo y aprovecha las construcciones monásticas para uso de casa de labranza. La desamortización de Mendizábal termino con el culto y propició el olvido que empezó a verse superado con la llegada de los primeros estudiosos a comienzos del S XX. La iglesia posee planta cruciforme con brazos desiguales, más largo el de dirección este-oeste a partir del cual se fueron añadiendo estancias en las zonas laterales del ábside y junto al lado norte de la nave. que le dieron su actual estructura. Su aparejo y técnica constructiva enlaza con la tradición arquitectónica tardo-romana, mientras que su planta y alguno de sus escasos elementos decorativos la vinculan al mundo oriental de Siria y Jordania.

Está construida con bloques de granito que en algunas hiladas están colocados a soga y tizón. Sus paramentos lisos van coronados por una cornisa que discurre por lo mas alto de los muros. Los hastiales de los brazos presentan esquinas redondeadas, ventanas con arco de herradura y frontones triangulares. Algunas de las ventanas presentan una imposta de tres líneas. Los brazos norte y sur tienen ventanas en su muro oeste. Se accede por la puerta dintelada de occidente, que posee un gran arco de herradura cegado con mampuesto. Ante esta puerta , las excavaciones han encontrado la existencia de un pórtico con tres accesos. En el brazo sur existe una puerta orientada al este que daba entrada a la estancia o capilla del mismo lado, que fue desmontada.

(Texto: Carmen Baena Yerón

El apogeo de la cultura visigoda

Introducción
Nombre: Ermita de Santa Maria de Melque Población: San Martín de Montalbán (Toledo) Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha Situada en un despoblado, entre San Martín de Montalbán y La Puebla de Montalbán Al pie de los Montes de Toledo Estilo arquitectónico: Ermita visigoda, siglo VII Propietario: Diputación de Toledo Declarado Monumento Nacional en 1931 El nombre de Melque es la castellanización del árabe Balat al Mulk "camino real".

Historia
Santa Maria de Melque fue un conjunto monástico construido en los siglos VII-VIII, en las cercanías de la antigua capital del reino visigodo, Toledo. Construido sobre una antigua villa romana, ya que los restos encontrados y la existencia en las cercanías de un acueducto romano, así lo atestigua. Siendo un conjunto monástico visigodo, después de la conquista musulmana, fue habitado por una comunidad mozárabe. Abandonado el culto cristiano, tras un incendio ocurrido probablemente en torno al año 930. La iglesia fue entonces el eje de un pequeño poblado árabe que aprovechó la iglesia para adaptarlo como un pequeño castillo. El elemento más característico de esta época fue la incorporación de una torre sobre la cúpula del crucero como atalaya califal durante los siglos IX y X. Con la conquista de Toledo por Alfonso VI en el año 1085, recuperó su función eclesiástica. Con la desamortización de Mendizábal fue abandonado el culto y la ermita empezó a caer en el olvido y en el abandono, llegando a ser utilizado como establo y pajar hasta bien entrado el siglo XX en que se ha empezado a reconocer su valor histórico y artístico.

Características
Tiene planta de cruz griega con brazos desiguales, más largo el de dirección este-oeste, a partir del cual se fueron añadiendo estancias que le dieron su actual estructura y que la convirtieron en fortaleza, con la construcción de una torre.

La iglesia, que se conserva en total elevación, a pesar de las sucesivas ocupaciones y restauraciones, presenta una planta de tipo cruciforme, cuyas proporciones son de 30,47 metros de este a oeste y 20,05 metros de norte a sur. Las excavaciones han permitido identificar dos fases constructivas. La primera de ellas correspondería a una planta cruciforme totalmente libre, precedida de un pórtico de acceso a los pies de la iglesia. La segunda fase constructiva corresponde a la yuxtaposición de diversos anexos, básicamente en las zonas laterales del ábside y junto al lado norte de la única nave.

Tiene ábside de herradura al interior y cuadrada al exterior. Dispone de espacios rectangulares o absidiolas cuadrados a modo de sacristías junto a la cabecera, abiertas con puertas hacia el exterior. El ábside se cubre con una semicúpula. Sobre el cimborrio del crucero se levanta el arranque de lo que fué una torre, añadida cuando adquirió la finalidad de fortaleza, esta se encuentra encima de la cúpula del crucero . Su aspecto macizo derivado de un aparejo irregular de granito, con enormes bloques unidos en seco, con fachadas casi ciegas y con un escalonamiento de volúmenes, se suaviza un poco merced al tratamiento redondeado de los ángulos .

El interior conserva decoración en estucos visible en el arco toral del crucero, con motivos de flor de lis y rosetas. También como detalle constructivo hay que destacar la existencia de un nicho relacionado con algún enterramiento que podemos vincular con el del personaje responsable de la fundación del templo y, por lo tanto, del monasterio del que formaba parte. Los espacios se separan mediante arcos de herradura sustentados por grueso pilares semicilíndricos. Bóvedas de cañón muy peraltadas. Las ventanas son abocinadas con arco de herradura. Una imposta de tres líneas corre a lo largo de la nave y el crucero.

Está construida en bloques irregulares de sillares de granito, unidos en seco, con escasa decoración, salvo una cornisa de perfil clásico y vanos inscritos en arcos de herradura en las cuatro fachadas.

La Puebla de Montalban
Su origen es muy antiguo, habiéndose encontrado restos ibéricos en el mismo casco histórico. Fue propiedad de los míticos Caballeros Templarios por donación del Alfonso VII en el siglo XII, llegando a la Corona con Fernando IV tras pasar por muchas manos: doña Leonor de Aragón, don Alvaro de Luna, su viuda doña Juana Pimentel, el Marqués de Villena, don Juan Pacheco, que la hizo mayorazgo a favor de su hijo Alonso Téllez Girón y sus sucesores, que ostentaron el título de Condes de la Puebla de Montalbán.

Esta larga historia ha dejado importantes vestigios, siendo algunos tan notables como su Plaza Mayor, Estructura de traza irregular, aproximadamente cuadrada, con accesos a cuatro calles y sus esquinas, dos de ellos mediante arcos de bella traza. Pavimentada con tipología castellana en 1982, tiene soportales con columnas de granito en las fachadas Norte y Oeste. Es una de las mejores plazas de la provincia, conservando edificios típicos del siglo XV y XVI. Está declarada conjunto histórico. en ella se encuentran la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Paz, obra de transición del gótico al renacimiento que se construyó en la huerta del palacio que fue de Pedro I. Bella portada y en el interior una pila bautismal y un órgano del siglo XVIII; y el Palacio de la Duquesa de Osuna, Edificio de planta cuadrada, de tres alturas; con patio central y diversas dependencias de labor. Tiene una fachada que da a la Plaza Mayor, con portada plateresca de puerta dintelada, jambas de piedra rematada por canes que sujetan un ancho dintel. En el interior hay tres magníficos artesonados de pino: uno mudéjar, otro gótico y un tercero plateresco. Construyó este palacio en el siglo XV el maestre de Santiago D. Juan Pacheco, a partir de 1462 y ampliado por Alonso Téllez a comienzos del siglo XVI.

El ROLLO asentado sobre un gran plinto y sobre él una pirámide cuadrangular truncada sobre la que se asienta la columna cilíndrica rematada con una cruz de piedra, de estilo churrigueresco
Uno de los edificios que más destacan es la Torre de San Miguel, resto de la antigua iglesia que llevaba el mismo nombre; De planta es cuadrada, compuesta por cuatro cuerpos, con tejado a cuatro aguas. Fue construida en el punto más alto del casco urbano por el maestro Cristóbal Ortiz, que comenzó su obra en 1604. Es el monumento símbolo de la villa, de enorme esbeltez y monumentalidad, y su fábrica es de mampostería, sillería y ladrillo, de estilo mudéjar renacentista del siglo XVII.

Son igualmente interesantes la Iglesia y el Convento de San Francisco, fundado en 1560, de estilo renacentista con reformas barrocas; el Monasterio de la Concepción, fundado en 1522 y cuya iglesia es plateresca de influencia italiana y tiene en el altar mayor una tabla del Ecce Homo de escuela española del siglo XV. El Hospital de la Caridad es del siglo XVI, dedicado a biblioteca y la Ermita de Nuestra Señora de la Soledad, construida entre 1733 y 1734, de estilo barroco, que tiene pinturas al fresco sobre el coro, cúpula y capilla mayor.

En esta villa nació Fernando de Rojas autor de La Celestina.

Las Barrancas de Burujon (Embalse de Castrejon)
A partir de aquí, es muy interesante emprender este camino avanzada la tarde, para que la visita a las barrancas coincida con el atardecer, y así disfrutar así de una gama de tonalidades sorprendente. La carretera que traíamos se une a la CM 4000 que n os había conducido hasta La Puebla de Montalbán, giramos a la derecha, y junto al puente del arroyo de Alcubilete, apenas medio kilómetro desde el cruce, sale una pista de tierra a mano derecha señalizada con el nombre de "barrancas". Esta pista es accesible a turismos, aunque preferiblemente 4x4 y de suelo alto, por lo que el resto deben dejar el coche al comienzo de la misma y emprender el resto a pie. Desde la carretera hasta llegar al embalse hay unos tres kilómetros, de un páramo salpicado de algunos olmos y encinas, con escaso desnivel, que no hace presagiar la presencia de los cortados hasta avistar la orilla del rio Tajo. La pista hace algunos giros y cambios de orientación que no deben despistarnos, siguiendo siempre el camino más ancho y transitado, hasta alcanzar las barrancas de Burujón, un paisaje de cárcavas erosionadas por el agua, que se asoman a un cortado sobre el azul intenso de las aguas. La imagen es de postal, y dificilmente imaginable al comenzar nuestro paseo, que nos ha llevado unos 45 minutos. Al otro lado del embalse crecen algunos matojos de carrizal, ecosistema que acoge una gran variedad de aves, incluyendo gaviotas reidoras. cormoranes, garzas y patos. En invierno la presencia de una comunidad de migratorias anima el paisaje e invita a traer los prismáticos para observarlas. En este encantador paraje, que parece animarnos a retirarnos del mundanal ruido, cómo si de los desiertos de Galilea se tratara, podenos el broche de oro a esta ruta sorprendente.

En el término municipal de Burujón, localidad toledana situada a unos 30 Km de la capital, podemos encontrar uno de los parajes naturales más bellos, impactantes y sorprendentes de la provincia.

Las Barrancas de Burujón son espectaculares cortados arcillosos que han sido formados por la erosión del viento y las aguas del Tajo sobre sedimentos de hace 25 millones de años.
La extensión de estas cárcavas arcillosas de color rojizo es de aproximadamente un kilómetro de longitud y alcanzan más de un centenar de metros de altura en algunos puntos, concretamente en su pico más alto, que es conocido como el "Pico del Cambrón".

En el interior de Las Barrancas se encuentra el Embalse de Castrejón, que confiere una belleza aún mayor a este paraje y lo convierte en refugio de numerosas especies de aves.

La riqueza de este enclave privilegiado la podemos apreciar a través de la "Senda Ecológica de las Barrancas", que cuenta con varios miradores desde los cuales se pueden contemplar estos espectaculares cortados, además de su flora y fauna.

Al hablar de su flora hay que referirse a los dos tipos de vegetación que crece en Las Barrancas:- La vegetación riparia, entre la que se encuentran cinturones de altos carrizos, eneas, zarzamoras, sauces o tarayes. -La vegetación mediterránea, entre la que cabe destacar el tomillo, el romero, los almendros, la retama de bola y, principalmente, la efedra y el enebro.

En cuanto a la fauna cabe destacar la existencia de una gran variedad especies, entre las que podemos encontrar conejos, liebres, perdices etc...

No obstante, lo más llamativo de la fauna de Las Barrancas hace referencia a la gran cantidad de aves que podemos encontrar en su entorno: -Cigüeñas, ánades, patos, garzas, martinetes, cormoranes... -Pero además, al predominar en su entorno el monte mediterráneo, el paraje natural de Las Barrancas sirve de hábitat para numerosas especies de aves amenazadas, tales como el halcón peregrino, águila imperial ibérica, el águila perdicera, aguilucho lagunero, búho real, lechuza común, cernícalo vulgar, buitre negro.

Todos estos factores contribuyen a que Las Barrancas de Burujón sean uno de los rincones más hermosos de la provincia de Toledo. Aunque, a la vez, es uno de los parajes más desconocidos, ya que durante mucho tiempo su ubicación ha pasado inadvertida para la mayoría de los visitantes, debido principalmente a lo inesperado que resulta encontrar este maravilloso e impresionante lugar al final de una pista que se adentra entre tierras de labor.

Para llegar a Las Barrancas es necesario tomar una pista de tierra que se encuentra en el punto kilométrico 26 de la CM – 4000, la carretera que va desde Toledo hacia Talavera de la Reina pasando por la Puebla de Montalbán. En concreto, viniendo desde Toledo, encontraremos la pista a mano izquierda, sólo unos metros antes del cruce de Burujón. Una vez localizada la pista, los paneles informativos situados a lo largo de senda ecológica de Las Barrancas nos conducirán hasta este paraje natural de singular belleza.

Las Barrancas de Burujón cuentan, desde mayo de 2002, con una senda ecológica que conduce desde el área de aparcamiento, señalizada junto al Km 24 de la CM-400, a los miradores del Cambrón y de los Enebros. Se pueden concertar visitas guiadas con Roberto Oliveros, de la asociación Acmaden-Ecologistas en Acción (619 94 86 31). Para los que vayan por su cuenta hay 3 itinerarios posibles. El corto llega en 40 minutos al alto de Las Barrancas; el intermedio, en hora y media, conduce hasta el mirador de los Enebros; y el circular, de unas 3 horas de duración.

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