lunes, 25 de abril de 2011

- Baelo Claudia y la Costa Gaditana

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A mitad de camino costero entre Trafalgar y Algeciras, situada estratégicamente en la ensenada de Bolonia, al poniente de las Columnas de Hércules, a menos de 20 kilómetros de Tarifa y en pleno Estrecho de Gibraltar, la ciudad romana de Baelo Claudia han estado ignorada hasta principios del siglo XX, cuando el francés Pierre París comenzó su excavación sacando a la luz de entre las dunas y pegados a la playa, los primeros restos de la civilización romana allí existentes.
Sobre un anterior asentamiento fenicio, comienza a desarrollarse durante el siglo II a.C., teniendo su máximo esplendor en la mitad del siglo I de nuestra era, iniciando su decaimiento 100 años mas tarde, acusado este por un posible terremoto sufrido en el siglo III, culminara con su abandono en el siglo VII.
Esta huida, al contrario que otros asentamientos romanos de nuestra piel de toro, que desarrollaron culturas de épocas posteriores superpuestas, como es el caso del mismo Cádiz que por aquí ya he relatado, han dejado al descubierto un entramado urbano que aun no siendo tan notable como los existentes en otros lugares peninsulares, tiene la particularidad de dejarnos intacto lo que se puede calificar como la ciudad romana más completa, fiel en su diseño y mejor conservada de toda España, pues aquí podemos localizar todos los elementos representativos y esenciales del prototipo de urbe romana, acueducto, muralla defensivas, foro, templos, basílica, edificios administrativos como archivos y curia, mercado, teatro, termas, tiendas, viviendas, alcantarillado, avenidas (cardo máximo y decumano máximo), necrópolis y una importante zona industrial, la mas próxima al mar, dedicada fundamentalmente al salazón de pescados “garum”, con el que abastecían a gran parte del imperio, incluso a la propia Roma, sirviendo también como trueque con las colonias y tribus del norte africano, situado justo enfrente, fundamentalmente con Tánger, de la que dista apenas 35 kilometros.
“Belon (Baelo) es el puerto donde generalmente se embarca hasta Tingis (Tánger), en Maurusia. Es también un emporio que tiene fabricas de salazón”
Geografía de Estrabón (III, 1, 8)………..año 18 d.C.
Un discutido edificio a modo de centro de interpretación, recepción y pequeño museo nos dará la bienvenida. Sobre su diseño cúbico y de formas definidas, se han vertido críticas y mi aproximación a priori hacia su visita, era en cierto sentido negativa, pero una vez visto y recorrido, esa animadversión se transformó en agrado. Creo que está muy oportunamente situado, lo suficientemente alejado del yacimiento como para no interferir en su visión de conjunto, siendo su arquitectura, líneas, espacios y color, lo justo de acertado con lo que hoy se puede esperar de un valiente diseño constructivo.
Aconsejo después de pasear las ruinas acercarnos al chiringuito de Otero, esta pegado a ellas, y tomarnos su suculento potaje, acompañándolo con un pescado de temporada, unos chipirones a la plancha o la jugosa tortilla de patata.
Desde este mismo lugar, el 21 de octubre de 1805 se pudo ver pasar la flota franco-española, incompetentemente capitaneada por el almirante francés Pierre Villeneuve camino de su trágico final en la batalla de Trafalgar, situado a una treintena de kilómetros y donde perderían la vida el almirante Nelson por parte inglesa y el capitán general de la armada Federico Gravina por la parte hispana.
En Tarifa además de disfrutar del color de su luz y de sus “brisas”, recorremos el casco urbano y visitamos los castillos de Guzmán el Bueno y de Santa Catalina.
Paseamos hasta el faro de Trafalgar entre parajes lacustres y dunas solitarias, aquí es donde nos encontramos con la historia del fracaso de la naval batalla, pero nos sobreponemos del ridículo ante los británicos, con las vistas que desde allí hay al crepúsculo de una tarde de frío invierno.
Sanlucar de Barrameda, Barbate, Conil, Zahara de los Atunes, Caños de Meca, son lugares aun no sobrepasados por el especulativo ladrillo, reservando playas a las que todavía se puede el humano acercar sin ser pasto del griterío y la horterez. Después adentrarnos al interior y recorrer las encaladas calles del sinuoso recorrido urbano de Vejer de la Frontera, del que no podemos partir sin adquirir en la carniceria Paqui, ubicada en la Plaza España, 4, su "lomo en manteca". Curioso apellido de algunos pueblos de por aquí este de “la Frontera”, que les viene de cuando en tiempos de la reconquista, separaba tierra de “moros” y cristianos.
Aun queda en la provincia de Cádiz sus serranías y sus bosques de interior, pero eso será para otro periplo, para otra escapada.

lunes, 18 de abril de 2011

- República

Sabía que algo tenia que poner por aquí, pues hace ya 80 años de ello, pero no encontraba las letras idóneas que pudieran definir lo que supuso para algunos de los que vivieron aquellos momentos y aun supone para algunos de nosotros ese periodo de la relativa reciente historia de este País. No los vivimos, pero si que al leer sobre ese trazo corto de tiempo, añoramos con sentimientos románticos la intensidad de cómo una sociedad puedo transformase del atraso al modernismo…………. Como se trunco por la fuerza y no por la razón el destino de varias generaciones. Pero al fin encontré las letras y la palabras, las puso Manuel Vicent este domingo en papel impreso………………… y aquí tal cual os las traslado.

Existen reservas naturales a las que no se puede acceder sin un permiso especial y gracias a la protección de las leyes algunas islas, ciertos parajes, se mantienen todavía incontaminados. Esos espacios preservados sirven entre otras cosas para purificar también nuestra mente por el solo hecho de viajar a ellos con el pensamiento. Aunque sea imposible llegar al corazón virgen de la naturaleza, para sentirse igualmente limpio basta con imaginar que en algún lugar del planeta aún quedan ríos azules, valles intactos no especulados y montes donde subsisten las mismas plantas autóctonas desde el cuaternario. En cierto sentido la Segunda República es también una reserva política que habita en la mente de muchos españoles sin la necesidad de volver a ella sino con la imaginación, como un ejercicio regenerador y didáctico. La República supuso en la historia de España una corriente de aire puro de renovación basada en la inteligencia, en la libertad, en la cultura y en la justicia social, que terminó en un baño de sangre. Aunque para algunos ciudadanos la Constitución de 1931 fuera un hecho nefasto, la causa de toda desdicha, aquella aspiración de modernidad frustrada por la violencia fraticida supone para otros españoles un hito nostálgico, como un amor perdido de juventud. Pero por fortuna el recuerdo de la Segunda República estará siempre asociado a las flores de acacia de mitad de abril, a la Niña Bonita del azar, a una primavera inevitable, que se renueva cada año como un lugar iniciático adonde uno debe volver para regenerarse políticamente. Sin duda el recuerdo de aquel tiempo está dorado por el polvo amarillo. Puede que aquellos próceres republicanos que venían del regeneracionismo con el empeño de una España europeísta, laica, racional y progresista fueran unos ingenuos cuyo sueño se vio devorado por las fuerzas ancestrales de la España negra, pero su estela quedó en suspensión en la atmósfera y cada abril se posa en el inconsciente colectivo. Si la República es hoy una meta inalcanzable, no por eso deja de ser una reserva espiritual, un paradigma político de la memoria, lo mismo que ese territorio imaginario donde se extienden litorales todavía vírgenes y discurren ríos azules en cuyas aguas es obligado volver siempre a bañarse.
Manuel Vicent – El País - 17/04/2011

Salud y Republica

sábado, 9 de abril de 2011

- Roma

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Así como Lumbini es la capital del budismo, Benarés la del hinduismo o La Meca del Islam, Roma es la capital del cristianismo, percibiéndose este atributo por todos sus rincones desde los tiempos en los que San Pedro fue obispo en la ciudad romana. Prácticamente ningún lugar de la ciudad ha podido escapar de esa doctrina que se ha adueñado de ella con el paso de los siglos. Representando a casi todo el santoral nos encontramos en calles y plazas iglesias por doquier, hornacinas, pequeños altares o retablos aislados en sus esquinas podemos contemplar en nuestro recorrido por la milenaria urbe, hasta se podría intuir sin cierto grado de exageración, que parte de la ciudad huele a esa resina de incienso que sale de sus “santos” espacios.
Pero sobre todo Roma es la Ciudad Papal………la metrópoli del Vaticano, creada en la otra orilla del Tíber, en el lugar que en tiempos ocuparan unas ciénagas insanas, llenas de mosquitería y con fama de provocar enfermedades, sobre las cuales el emperador Constantino en el año 326 hizo construir la primera iglesia dedicada a San Pedro en el mismo lugar donde se le supone fue martirizado el seguidor de Jesús. Esta fue demolida en el siglo XV para edificar sobre ella una nueva, iniciándose su construcción en 1506 sobre un proyecto del prestigioso arquitecto Donato d'Angelo Bramante, encargándosele después de la muerte de este, su ejecución a Miguel Ángel, aportándole como novedad a la misma el diseño de su grandiosa cúpula, aunque también esta fue concluida 24 años después de su fallecimiento.

No podemos dejar de visitar La Capilla Sixtina, con los magníficos frescos de Miguel Ángel, todo lleno de color, algo que impresiona, sobre todo el mural sobre el Juicio Universal, aunque la multitud que los visita impida concentrarnos ante tal demostración de arte. También debemos admirar las estancias de Rafael, pintadas por el gran artista, aposentos que utilizó el Papa Julio II della Rovere en el siglo XVI. Recorrer los museos egipcio y de tablillas mesopotámicas, así como el de arte etrusco. Para visitar los Museos Vaticanos aconsejo sacar las entradas con anticipación en la página oficial, pues las filas que se producen para entrar se pueden demorar mas de una hora y media.

Todo es grande en el Vaticano, la plaza, el recinto de la iglesia, la cúpula, los museos vaticanos, las estancias y el resto de los edificios que conforman la Ciudad Vaticana………..y todo es suntuoso, excesivamente lujoso, al contrario de cómo debería de ser un templo dedicado al espíritu y no a la materia. Yo aunque reconocido impío, admiro por otra parte el arte que estos edificios, ya sea a través de su arquitectura o en el contenido custodian, pero he de confesar que San Pedro del Vaticano me causo una cierta decepción; esa grandiosidad se transformo en mi interior, como un decorado de película, como si todos los brillos marmóreos fueran de cartón piedra, como si esa enorme obra estuviera hecha al margen de las creencias para las que se erigió, ……………. hasta me pareció oscura, fría, todo lo contrario de las sensaciones que en mi producen los templos románicos, acogedores y envolventes o los posteriores góticos, buscadores de esa luz mística e intimista.

Esa misma sensación de vació y desencanto se volvió a repetir en mis visitas a las otras grandes basílicas romanas, Santa María la Mayor y San Juan de Letrán, esta ultima la efectiva Catedral de Roma. No puedo comentar lo mismo de San Pablo Extramuros, que aunque con la misma fisonomía que las anteriores en grandeza, tiene un halo especial ……………. también porque la magnificencia que comparte esta suavizada en su imaginería, casi inexistente. Todo en ella son espacios y silencio, luces y sombras, los brillos de sus mármoles aquí son atenuados por la sensación de recogimiento que genera, podríamos durante horas instruirnos en ella con un libro, por supuesto de algunos de los místicos como San Juan de la Cruz o Santa Teresa de Ávila, sin que nada ni nadie nos molestase en nuestra piadosa lectura.

La Santa Escalera y Santa Cruz de Jerusalén son dos construcciones religiosas cercanas a San Juan de Letrán, ambas guardan relación con Santa Helena, madre del emperador Constantino. La primera de ellas, según la tradición, seria la escalinata por la que Jesucristo ascendió en el palacio de Pilatos de Jerusalén, el Viernes Santo de su suplicio. Esta fue trasladada a Roma por Santa Helena en el siglo IV. La escalera central de mármol de Tiro, solo puede ser ascendida de rodillas y orando en cada uno de sus 28 escalones para subir al siguiente. Os aseguro que es un espectáculo único y digno de la fe de sus actores, gentes de todo tipo y condición se afanan en trepar por la escalera en un recogimiento sin precedentes. El otro edificio, la iglesia de la Santa Croce In Gerusalemme, edificada en siglo IV sobre lo que fue el palacio de Santa Elena en la ciudad, posteriormente remodelado y restaurado. En ella se conservan distintas reliquiasrelacionadas con la crucifixión de Jesús, traídas de Palestina por la Santa Elena en su viaje a Jerusalén y los lugares Santos, espinas de su corona, unos clavos, y el mayor fragmento existente del Lignum Crucis (parte de la cruz de Cristo). La Santa se puso a repartir pedazos del mismo por toda la cristiandad, hasta el punto que se comenta hoy en día, que si se juntaran todos los trozos existentes darían para formar varios árboles de gran envergadura.

También este viajero que os comenta, busca lugares menos llamativos y ostentosos, y los encuentra, y en ellos regocija su ánimo al descubrirlos. Escudriñando por una ciudad con la antigüedad y extensión de Roma no es difícil de encontrar rincones singulares, en este caso también de índole religiosa. Son enclaves como Santa María de la Paz que detrás de su columnada fachada barroca encontramos en su interior, aunque en realidad los divisamos desde la cristalera de una cafetería que el templo acoge, unos magníficos frescos de Rafael, representando a cuatro sibilas (pitonisas) que entre sonrisas pretenden trasladarnos nuestro futuro inmediato por los recodos de la ciudad Eterna. En Santi Quattro Coronati una reverenda de clausura nos da la bienvenida, indicándonos desde su voluntario secuestro al otro lado de la ventana, donde esta la capilla de San Silvestre, en la que encontramos unos magníficos frescos románicos del siglo XII, narrando la leyenda de la conversión al cristianismo del emperador Constantino por parte del Papa Silvestre.

En Santa Práxedes, muy cerca de Santa María la Mayor, entre unos interesantes mosaicos del siglo IX que podemos ver en una capilla lateral y los vistosos del siglo XVIII que decoran el interior del ábside, encontramos la sepultura del Juan el Peregrino que caminó hasta tierras gallegas, a adorar la tumba de Santiago, sin saber que posiblemente estaba rezando ante Prisciliano de Galicia. En San Pietro in Vincoli admiraremos el famoso Moisés de Miguel Ángel. La iglesia de Santo Stefano Rotondo en la colina de Celio es una original construcción del siglo V, fue la primera iglesia de Roma que tuvo un plano circular, inspirado por la Iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén. En su interior encontramos unos interesantes frescos de 1600, aunque algo morbosos, representando torturas, ejecuciones, martirios y decapitaciones.

San Clemente es otra original iglesia, en la que podremos observar como se han superpuesto las edificaciones romanas con el paso de los tiempos, bajo ella se encontraron en 1857 otra basílica con importantes frescos no muy deteriorados y debajo de esta una casa romana perfectamente conservada. Esto también se repite en la iglesia de Santa María in Cosmedin, bajo la cual se ha encontrado un templo dedicado a Hércules. A la entrada de esta iglesia podemos admirar unas de las atracciones turísticas mas atrayentes de Roma, la Boca de la Verdad, se trata de una mascara de mármol del siglo I de 1.75 mts. de diámetro, que según la leyenda, los mentirosos que metían la mano en sus fauces la sacaban cortada. No muy lejos, ubicada en el monte Aventino una de las siete colinas de Roma, podremos encontrar Santa Sabina, un buen ejemplo de iglesia paleocristiana del siglo V construida en planta basilical, no podemos dejar de visitar el Jardín de los Naranjos, donde se divisa unos de los mejores panoramas de toda la ciudad. A dos pasos de aquí una curiosidad, al final de la calle, en la Plaza del Caballero de Malta, habrá que mirar por los ojos de las cerraduras para buscarla, hasta que encontremos en nuestro ojear una vista diferente y original del "Cuppolone" (la cúpula del vaticano), es el Agujero de Roma. En San Luis de los Franceses, entraremos a mirar las fantásticas luces de los lienzos de Caravaggio (Michelangelo Merisi) que hay en su interior.

La iglesia del Jesús “El Gesù” es el primer templo jesuita del mundo. Construida después del Concilio de Trento, representa las ideas de la Contrarreforma planteada ante los movimientos secesionistas de los luteranos. Austera al un principio, siguiendo las pautas de los jesuitas y de la misma Contrarreforma, la iglesia comenzó no tardando a ser transformada por una fastuosa y recargada decoración barroca, con impresionantes frescos ilusionistas, que hoy deslumbran al visitante nada más entrar en la iglesia. La bóveda del Gesù representa el triunfo del "nombre de Jesús", de donde procede toda la luz de la composición, pintado entre sombras, desbordando las pinturas el propio marco de la imagen principal.

No muy lejos de ella podemos hacer un descaso, pues ya hemos conseguido indulgencias suficientes como para librarnos del infierno en varias vidas y liberarnos de las fauces de Leviatán. Acercándonos a la Piazza di Sant'Eustachio, concretamente al nº 82, degustaremos uno de los mejores cafés de toda la ciudad, lo preparan en el Caffé Sant Eustachio, tostando los granos con leña cada mañana y moliéndolos sobre la enorme cafetera, que está de espaldas al público para no divulgar los "secretos" del oscuro brebaje. Os diréis, quizá, ¿que porque es el mejor café del mundo?, no lo digo yo, lo dicen también los romanos, las guías turísticas y hasta The New York Times. Sabedores sois de que no soy consumidor de café, y con el lío que se monta en el pequeño local por su fama, no me atreví a indicarles o acaso enseñarles a proveerme de un carajillo en condiciones, ellos se lo perdieron, podrían haber puesto de moda en la Ciudad Eterna, la “eterna” pócima ibérica, cuyo origen se remonta a la Cuba española, en la que la soldadesca tomaban el café con ron, afín de obtener con esta mezcla "corajillo", de coraje. El establecimiento en cuestión tiene un atrayente semblante añejo, pertenece, según se comenta, a la Camorra napolitana. Los carabinieri lo clausuran de cuando en cuando, pero lo vuelven a abrir con prontitud, cosa de la “Cosa Nostra”. Justo enfrente del café se sitúa la iglesia del mismo santo de la plaza y que seria reiterativo corear, de ella se dice que nadie se quiere casar y no es de extrañar, Eustaquio era un general romano, de nombre Placidus, que luchó a las órdenes de Trajano. Un día, mientras cazaba, vio una cruz resplandeciente entre las astas de un ciervo y se convirtió al cristianismo. Fue martirizado en el año 118, durante las persecuciones de Adriano, y santificado como Sant Eustachio. Ahora sólo hay que mirar hacia el techo de la fachada de la iglesia, donde se alza una cruz sobre una cabeza de ciervo dotada de una colosal cornamenta. Indudablemente, a los romanos no les agrada salir de su boda bajo la sombra de esos proféticos cuernos.

Santa María degli Angeli, fue diseñada por Miguel Ángel y terminada en 1564, después de la muerte de este. Ocupa gran parte de lo que fueron las grandiosas Termas de Diocleciano, dándole a su fachada ese aspecto tan original. Bajo el crucero del templo se encuentra uno de los instrumentos astronómicos cumbre del siglo XVIII, la línea del meridiano, la meridiana de Francesco Bianchini. Es esencialmente un reloj de sol que cruza a través de Roma a los 15 grados, fue usada para poner los relojes en hora desde 1702 a 1846. A las 14:15 (1:15 pm. durante el verano), el sol ilumina exactamente esta línea, siendo el momento mas popular del día para que acudan muchos visitantes a la iglesia para observar este curioso efecto.

Podría comentar que nos trajo a la Ciudad Eterna el 150 aniversario de la unificación Italiana, Il Risorgimento, pero no es así y “faltaría a la verdad”, digna frase que se repite a diario en los debates del neoclásico edificio madrileño de la Carrera de San Jerónimo. Justo el día siguiente a nuestra partida se celebraba los 150 años de ese 17 de marzo de 1861, dia que se consiguió, con el tesón de Garibaldi el estado unitario de toda la península Itálica. No disfrutamos de los agasajos y conmemoraciones de ese suceso, pero pudimos observar como se preparaba la urbe para ellos, escenarios por plazas singulares, así como edificios y monumentos iluminados con el republicano tricolor de su bandera, decoraban los rincones mas significativos.

Pero Roma es afortunadamente mucho más que un conjunto de iglesias; no tiene grandes avenidas, su perfilado diseñado hace más de 2000 años, hace inexistentes estos trazados a los que estamos acostumbrados en otras grandes ciudades europeas. Es una ciudad como casi todas para patearla, caminarla y pasearla, gastar sus adoquines con nuestras botas, como desgastadas están las milenarias piedras con las que fue construida; aunque una buena forma también de recorrerla es hacerlo en Vespa, la mítica moto italiana, que ahora cumple ahora sus 65 años. Roma son plazas llenas de luz y esplendorosas fuentes, transitar por ellas es viajar al “Renacimiento”, la Piazza Navona donde estaba ubicado el Estadio de Domiciano, con las tres fuentes de Bernini y Giacomo della Porta, la Plaza de España donde por siglos francos e hispanos pleitearon por conseguir su denominación, y en los cuales salimos victoriosos. Aquí se sitúa el Palazzo de la Embajada (Embajada de España ante el Vaticano), actual residencia o dorado “exilio”, del piadoso Paco Vázquez (hasta la semana que viene en que dejará su cargo de embajador), el que otrora fuera eterno alcalde democrático de La Coruña.

La hermosa y sorprendente Fontana de Trevi, icono de la ciudad y lugar de encuentro de todos los viajeros, donde a cualquier hora del día o de la noche podemos observar como es admirada por multicolores foráneos, donde merece hacer una cena en la Tratoria Al Gallinaccio, en el Vicolo del Gallinaccio 6, cerca de la Fontana, pero apartada de su alboroto. La Plaza del Popolo con sus dos gemelos templos, por la que entraban a la ciudad los peregrinos, la de la Republica donde se concentran los romanos para expresar sus quejas y manifestaciones, el Campidoglio en la colina Capitolina, en el que sus cimientos nos cuentan la historia de Rómulo y Remo y en donde buscaremos un balcón del ayuntamiento, para poder disfrutar de la mejor vista de los Foros Romanos…… La Rotonda y El Panteón, Piazza Farnese con el Palacio Farnesio hoy embajada de Francia.

Giordano Bruno, intelectual y teólogo, tenido como hereje (en realidad un librepensador) por luteranos, calvinistas y católicos, está rehabilitado por una estatua en la plaza Campo dei Fiori, en el mismo lugar donde en el año 1600 fue ejecutado en la hoguera por orden de la Santa Inquisición Romana, en este caso el “Torquemada” de turno fue Roberto Belarmino, declarado santo y doctor por la iglesia en 1930, trescientos años mas tarde; ya les cundió reconocerle los servicios prestados en la limpieza ideológica de aquellos años. También en esta plaza podemos encontrar, en una de sus esquinas, el inconfundible blasón de los Borgia, lugar donde estaba situada la Hostería de la Vaca, establecimiento regentado por el cardenal Rodrigo Borgia, mas tarde Papa Alejandro VI Borgia, en el cual mantenía relaciones carnales con su manceba Vannozza Cattanei, quien fuera madre de sus denostados hijos Lucrecia y Cesar. Si es hora de almuerzo aconsejo acercaros hasta la Hostaria Farnese, Vía dei Baullari 109, entre el Campo de Foiri y la Plaza Franese, donde la comida solo es superada por la atención de sus regidores.

A unos pocos pasos está la plaza Capo di Fierro, en ella se asienta el Palazzo Spada en uno de cuyos jardines podemos admirar la famosa falsa perspectiva diseñada por Borromini en el siglo XVII, el efecto conseguido es hacerla más larga y grande de lo que en realidad es, con sus nueve metros de profundidad, da la sensación de tener unos cuarenta.

Mientras paseamos por la Piazza Venezia podemos contemplar el desmesurado e impactante monumento a Víctor Manuel II, apodado por su forma “la maquina de escribir”, aconsejo si pasáis por aquí, no tomar nada en el Gran Caffé Roma, de la Piazza d'Aracoeli 4, entre la Piazza Venezia y el Campidoglio, careros y una atención que deja mucho de desear. Desde aquí nos podemos acercar al Barrio Judío o Ghetto de Roma, creado en 1555 por decreto Papal de Pablo IV, dictaminando en él que los hebreos deberían vivir segregados del resto de los romanos y llevar un distintivo que los identificase …………que curioso esto de la historia y que copión Adolf Hitler al hacer lo mismo casi cuatrocientos años después. El Barrio es uno de los mas antiguos de toda la ciudad, pasear por sus estrechas y lúgubres callejuelas es volver al pasado, a una urbe medieval de hace 500 años. Callejeando por él, tras una simple puerta, como una casa mas se tratara, entramos en la Chiesa di Sant'Angelo in Pescheria (Iglesia del Santo Ángel del mercado de pescado), construida en o adosada a lo que queda del Pórtico de Octavia, deberemos a cercarnos a la Plaza Mattei y admirar la Fontana delle Tartarughe (Fuente de la Tortuga), de aguas limpias y cristalinas. En las proximidades del barrio hebreo deberiamos acercarnos a tomar una pizza en el Forno Marco Roscioli, Via dei Chiavari 34, tienen como dos metros de largas, están elaboradas allí mismo en su horno, las venden en trozos al peso, sabrosas y delgadas como papel de fumar…….una delicia típicamente romana.

No muy alejada del Ghetto en el nº 54 de la Vía Luigi Petroselli está la Casa de los Crescencios, también denominada Casa de Pilatos, en el dintel de su portón se puede contemplar el testamento que su propietario dejó a su hijo:

“Yo Niccolo, dueño de esta casa conocí perfectamente que la gloria mundana es vana. Construí mi casa no por afán de poder sino por el deseo de renovar la fastuosidad de la Roma antigua. Una vez dentro de tu hermosa casa no olvides el sepulcro, recuerda que no habitarás tu casa por mucho tiempo. La muerte tiene alas. Ningún hombre vive eternamente. Nuestra vida es breve y nuestra carrera es veloz y liviana como una paloma. Fíjate también en el soplo del viento, aunque cierres tu puerta con cien vueltas de llave, aunque mandes mil centinelas para que vigilen, ya la Muerte está sentada a tu cabecera. Aunque te encierres en un castillo en el séptimo cielo, la Muerte al final te atrapará. Esta casa sublime se yergue hasta la cima. Yo, Niccolo Magno, la construí para renovar la gloria de mis antepasados. Mi padre se llamó Crescente, mi madre Teodora. Esta casa la construí para mi querido hijo: a David, como padre la dejé”.

Recorremos calles con historia, Vía dei Coronari, vetusta por su antigüedad, hace honor a su condición, es la calle de las almonedas y anticuarios. Lo mas chic y las boutiques de moda se concentran en Piazza Colonna y Via del Corso, aquí encontramos Zara, emporio textil español y curiosa escena que observamos a sus puertas, un trío de chicas pijas de Arguelles, ensimismadas de haberse encontrado la tienda, vibran apresuradamente por acceder a ella, en la que posiblemente encontraran lo mismo que en Princesa, 45 de Madrid, pero a un precio más Romano……………..osease, más caro, pero claro “es de Roma”, muy cerca de aquí y próximo al Palacio de Montecitorio es obligado tomar un helado en el Caffe Giolitti, Via degli Uffici del Vicario 40, por 2,50 € te puedes tomar tres enormes bolas de helado y sentarte en las mesas que hay en la calle; dicen que es el mejor helado de Roma, imposible de saberlo, rico, muy rico, riquísimo está, pero es imposible que alguien haya podido probar todos los helados, a cuales mejor, de la ciudad como para hacer tan rotunda afirmación.

Via Veneto es otra de esas calles señoriales y afamadas de la ciudad y no muy lejos de allí, en las inmediaciones de Piazza di Spagna, Vía Condotti, sigue las pautas de la del Corso, con todas las firmas afamadas de la moda Italiana, Bulgari, Hermés, Cartier, Ferragamo, Battistini, etc. . Esta calle debe su nombre al canal o “conducto” que llevaban el agua a las Termas de Agripa, en el nº 86 encontramos el Antico Caffé Greco, posible mente el más señorial de toda la ciudad, no por ello desmerece tomarse un cappuccino allí, en las mismas mesas por donde pasaron Goethe, Stendhal, Franz Listz o Lord Byron. Desde aquí podemos ascender a los hermosos jardines de Villa Borghese y cercarnos después al Palazzo Barberini para ver la Galería Nacional de Arte Antiguo, en la Vía delle Quattro Fontane,13. Justo enfrente en el nº 149 está el Novo Hotel Quattro Fontane, muy bien situado para ver todo Roma sin tener que perder tiempo en costosos desplazamientos.

Al norte de esta zona podemos visitar algunos lugares no muy visitados, pero con cierto encanto e interés, todos están ubicados en los aledaños o cercanos a la Via Nomentana, La Sedia del Diavolo (Silla del Diablo) en Piazza Elio Callistio (al final de Vía Nomentana), el Mausoleo de Santa Constanza en Vía Nomentana, 239 o el Barrio Coppedé (Piazza Mincio- Vía Aterno y Vía Dora) encantador conjunto de edificios de Art Nouveau que diseño durante la segunda década del siglo XX el arquitecto Gino Coppedé.

Otro barrio imprescindible de pasear es el Trastevere, y si lo hacemos una dominical y soleada mañana, podremos recorrer los puestos del mercadillo de Porta Portese (el Rastro Romano). Encontraremos entre sus callejuelas, la Iglesia de Santa Cecilia admiraremos un maravilloso mosaico del siglo IX, representando el Juicio Universal y una impresionante escultura de la Santa tal y como se encontró su cuerpo, realizada por Maderno en 1600. Parece como si asistiéramos a la visión de un sueño en el que la piedra se contagia asumiendo una blandura y sutileza vital, a poca distancia está la Torre de los Anguillara, llamada Casa de Dante, hoy es una sala de exposiciones. El centro del barrio es la Piazza di Santa Maria in Trastevere, bulliciosa y colorida, en donde se ubica la iglesia de Santa Maria, que nos reciben unos estupendos mosaicos. Ascendiendo por sus callejuelas llegaremos a territorio Hispano, La Academia Española, donde se sitúa también el Instituto Cervantes, aquí en la misma plaza esta la Chiessa di San Pietro in Montorio y en su patio otra de las pequeñas-grandes obras de la arquitectura romana, el Tempietto Bramante, regalo de los Católicos Reyes Hispanos, Isabel y Fernando, los de tanto monta, monta tanto, para conmemorar en la capital Italiana la conquista del Reino de Granada.

Seguiremos ascendiendo hasta llegar a la colina del Giannicolo, inigualable balcón de la ciudad, un remanso de paz después de tanto ajetreo, descansamos y nos llenamos del atardecer desde ella. Todo a nuestro alrededor nos recuerda a Garibaldi, es como si el general se hubiera adueñado de esta loma o se hubiera quedado aquí para siempre. Nos toca descender ahora, para lo cual buscamos nuevas calles que nos llevan hasta el Palacio Corsini, retornado de nuevo al centro de Barrio en donde encontramos agradables terrazas que calman con fría cerveza nuestras gargantas, mientras una agradable música callejera calman nuestros oídos.

En nuestro caminar recuperamos el río, ese mítico Tíber que es abrazado por la ciudad y del que casi no he comentado. En realidad es protagonista de Roma, todo parte de él y casi todo está en su rededor, lo cruzamos por su Puente Cestio, construido en el 46 a.C. cuando Cesar parte para conquistar Hispania, el que contemplamos en la actualidad data de 1892, por él accedemos a la Isla Tiberina (Isola Tiberia o Isla del Tíber), la isla de la medicina. Según la leyenda fue una gran nave en la que se trasladó la serpiente de Esculapio (símbolo de la medicina) y que trajeron a Roma desde Epidauro para que librase a la ciudad de una terrible epidemia de peste. Siendo la isla consagrada a la medicina en el 62 a.C.

Salimos de ella por el Ponte Fabrizio o Puente de las 4 cabezas, este toma el nombre de su constructor en el año 62 a. C., en sustitución a uno anterior de madera. La alusión a las cuatro cabezas se debe a la columna rematada por las mismas, que se localiza en el soporte inicial. Paseamos ahora río arriba por su orilla, recorriendo su enorme meandro hasta el Palazzo di Giustizia, esa mole de edificio al que los romanos han apodado acertadamente como "Palazzaccio". Comienza a vencer la noche al día, son esos momentos mágicos de luz y mientras pasamos por los puentes de Garibaldi, Sisto, Mazzini y Vittorio Emanuele, comienza a enseñarse el Castel Sant'Angelo de inconfundible silueta. Es hora de tomarse un “campari” en La Mela Stregata, Piazza Pasquale Paoli 1, a orilla del Tíber, con hermosas vistas del Castillo y el Ponte Sant'Angelo iluminados al atardecer.

No es imprescindible, pero si os aconsejo si visitáis la Ciudad Eterna haceros con la Audio-Guía “guia de Roma”, que nos ilustrará bastante en nuestros recorridos por los distintos monumentos de la urbe.

Hemos descubierto una ciudad elegante es sus ciudadanos y establecimientos, tranquila en cuanto a su cotidianidad, al contrario de lo que nos habían contado, limpia que no reluciente, simpática y amable, no muy cara, que no barata…………en fin unos días de trasiego recorriendo lugares llenos de historia y sabor romano. Quedan pendientes unas letras que no tardaran en salir, sobre la otra Roma, la Imperial, la de los Cesares, origen de esta y merecedora de una atención especial, si estás interesado en ellas, pincha aquí.

jueves, 24 de marzo de 2011

- La Hora del Planeta

20:30, sábado 26 de marzo de 2011................ Apaga la luz, enciende el Planeta

A las 20:30 del próximo sábado 26 de marzo se apagarán las luces de los enclaves más importantes del mundo, en un gesto simbólico de lucha contra el cambio climático. Además, en Madrid, Barcelona y Sevilla, la II Carrera por el Planeta unirá a adultos y niños en un encuentro deportivo por la defensa de la naturaleza.

WWF lanza la mayor campaña internacional de lucha contra el cambio climático.

4.000 ciudades en todo el mundo se han unido ya a La Hora del Planeta
Cuando queda menos de una semana para su celebración, la Hora del Planeta bate ya records de participación: ya son casi 4.000 ciudades y 130 países de todo el mundo los que se quedarán a oscuras.



A ellos se suman los monumentos y edificios más icónicos del planeta y decenas de personalidades de todos los ámbitos que unen sus voces de apoyo. En España se alcanza ya el centenar de ciudades y varias estrellas del cine y la TV han querido dejar constancia de su adhesión.

A las 20:30 del sábado 26 de marzo de 2011, individuos, comunidades, empresas y gobiernos de todo el mundo apagarán sus luces durante una hora – La Hora del Planeta –, transcendiendo todas las barreras religión, cultura, sociedad, generación y localización geográfica en una celebración global por el Planeta.

A oscuras los iconos del planeta, como la torre más alta del mundo, la Burj Khalifa, en Dubai, el edificio de Times Square, en Nueva York, la torre Eiffel, en París, el Cristo Redentor de Río de Janeiro, la Ópera de Sidney, el Duomo, en Milán, o la puertas de Brandemburgo en Berlín.

Los monumentos más representativos de España se quedarán a oscuras: El Palacio Real, la Muralla de Ávila, la Sagrada Familia, el Museo Guggenheim, la Mezquita de Córdoba, la Alhambra, el Monasterio de El Escorial, la Giralda, el Acueducto de Segovia, el Palacio de la Música de Valencia, el Palacio de la Magdalena en Santander.

La Universidad Autónoma de Madrid, la Universidad de Vigo y la Universidad de Salamanca se suman a la campaña.

La II Carrera por el Planeta viaja este año a Madrid, Barcelona y Sevilla y espera contar con la participación de niños y adultos de todas las edades.

Un acto más para que este maltratado Planeta siga existiendo, podamos disfrutar de él y reflexionemos sobre lo que está pasando en Japon revelándonos en contra de la energía nuclear en todas de sus formas.

martes, 1 de marzo de 2011

- Islandia......una revolución silenciada

Una colaboradora próxima, moñuda y mundana, preocupada por los acaeceres del orbe, me envía este articulo publicado el 17 de febrero de 2011 en "El Periódico de Aragón", firmado por Juan Manuel Aragüés, Profesor de Filosofía en la Universidad de Zaragoza. No tiene desperdicio, en él, además de relatarnos las soluciones que los ciudadanos islandeses, país de hielo y fuego, han decidido dar a la situación de quiebra forjada por sus entidades financieras; nos demuestra el control de la información por parte de los medios.

Los islandeses se han rebelado contra su gobierno, exigiendo que no se pague la deuda de los bancos.

La información ha sido siempre un arma de poder. Controlar la información es controlar lo que la gente conoce y, por lo tanto, condicionar su visión de la realidad y, con ella, sus acciones. En nuestras sociedades mediáticas, la información se ha convertido en el centro de la batalla política, pues el acceso de los ciudadanos al mundo, a la realidad, se realiza a través de los medios de comunicación. Su potencia se ha podido comprobar estos días con los sucesos del Magreb, donde las movilizaciones se han extendido como la pólvora gracias a la televisión e internet.

Lo que no aparece en los medios, no sucede. Esa es la máxima que se ha debido de aplicar con el extrañísimo caso de Islandia. Sí, Islandia. Islandia debería ser noticia, portada de informativos. ¿Por qué? Pues porque en Islandia, la población ha tomado las calles, cacerola en mano, para mostrar su radical oposición a su gobierno. Y la movilización ciudadana no solo ha provocado dos crisis de gobierno, sino que ha forzado un proceso constituyente, la redacción de una nueva Constitución que evite que se repitan situaciones como las que se han producido a lo largo de esta crisis global. ¿Y qué situaciones son esas?

Los tres bancos principales de Islandia se lanzaron, al abrigo del neoliberalismo rampante, a una política de compra de activos y productos fuera de sus fronteras. Como ha ocurrido con numerosas entidades bancarias, esos productos resultaron ser basura, de esa que a Rodrigo Rato le parecía una estupenda apuesta financiera cuando era director del FMI, lo que llevó a las citadas entidades a la bancarrota por sus deudas en Holanda y Gran Bretaña. El gobierno islandés procedió a nacionalizar los bancos y a asumir sus deudas. Ello supuso que cada ciudadano de Islandia se encontrara con una deuda de 12.000 euros. Como ocurre por todas partes del planeta, la mala gestión de entidades privadas debe ser enjugada por instituciones públicas y, por lo tanto, por la ciudadanía en su conjunto.

La diferencia radica en que los ciudadanos islandeses, ante el escándalo de la situación --escándalo que es asimilable al que sucede en todos los países occidentales-- se rebelaron contra su gobierno. Así, se lanzaron a la calle, exigiendo que no se pagara la deuda de otros. Unos otros que cuando tienen beneficios no se acuerdan de los ciudadanos y los estados, pero que recurren ansiosos a ellos cuando se encuentran en situaciones de apuro. El gobierno, que insistía en pagar la deuda, por la presión del FMI y de los gobiernos de Holanda y Gran Bretaña, se vio forzado a convocar un referéndum, en el que el 93% de la población se negó a pagar la deuda de otros. Ello provocó una crisis política de profundas dimensiones que ha desembocado en dos crisis de gobierno y en la creación de una comisión de ciudadanos de a pie encargados de redactar una nueva Constitución. Los islandeses se han hartado de que les tomen el pelo y han decidido tomar su destino en sus propias manos.

El caso es sorprendente. Pero lo que quizá sea más sorprendente es que este proceso, que se viene desarrollando en los dos últimos años y que está en plena efervescencia, con una ofensiva del Partido Conservador para declarar ilegal el proceso constituyente (¡qué miedo tienen los conservadores de toda laya a la ciudadanía!), que este proceso, insisto, no haya merecido un solo comentario en los informativos. Cuando los volcanes de Islandia estallaron hace meses, sus cenizas cubrieron Europa y provocaron un enorme caos aéreo. Probablemente, el temor de que las cenizas del volcán político islandés provocaran efectos sociales en Europa es una explicación plausible de este silencio. El efecto contagio, lo hemos visto en el Magreb, es una de las características de la sociedad mediática.

Los islandeses nos muestran un camino diferente para salir de la crisis. Tan sencillo como decir basta y recordar que la política, y quienes la ejercen, debe estar al servicio de la ciudadanía, y no de los intereses de entidades privadas cuya voracidad, cuyo egoísmo, cuya falta de ética (véase el caso de los recientes bonus por 25 millones de euros a directivos de Cajamadrid) está en el origen de esta crisis. En Islandia se ha cursado orden de detención contra los ejecutivos de las entidades en cuestión. En Islandia, arrinconando a los partidos sistémicos, empeñados, como aquí, en someterse a los dictados de los mercados, la ciudadanía se ha convertido en protagonista. Los islandeses lo han dicho claro: que las deudas las paguen los que las generan, que la crisis la pague los que la han producido.

domingo, 20 de febrero de 2011

- Kasbahs .................fortalezas de barro en el sur Marroquí

Pincha aquí si deseas ver las fotos de "Ruta de las mil Kasbahs, fortalezas de barro y adobe en el sur de Marruecos" y si quieres verlas en pantalla completa pulsa en la tecla "F11"

El Sahara ha sido siempre la frontera natural que ha aislado a Marruecos del resto del continente africano, más concretamente de lo que conocemos como el África Negra. Hoy en día lo sigue siendo, el auge de los movimientos radicales islámicos y los últimos acontecimientos por ellos producidos en Senegal, Malí y Burkina Faso, han acentuado esa divisoria que desde estas latitudes vemos hoy como infranqueables. Las arenas de ese cercano desierto, a no mucho mas de las cuatro horas de viaje desde este pálido Madrid, han sido siempre el freno de la expansión cultural o humana, ya sea norte-sur o sur-norte. Solo necesidades económicas, militares o viajeras han motivado a lo largo de la historia traspasar ese imaginario muro de aridez y sequedad, solo intereses comerciales y guerreros han surcado su solitaria devastación creando los recorridos que hasta hoy nos han llegado como “rutas caravaneras”.

Por si no fuera suficiente límite este desierto, la gran cadena montañosa del Atlas ha sido también el obstáculo para ese intercambio de formas de vida y hasta de colores de piel. La altura de sus cumbres que superan los 3000 m. y el algunos casos los 4000, la sequedad de sus valles, sus altos pasos y el tribalismo de sus habitantes, han generado durante la historia que este territorio, desde el Antiatlas hasta los valles presaharianos, fuera un espacio casi al margen de lo que ocurría en el resto del país.

Habitado desde los tiempos conocidos por las tribus beréberes de los Zeneta, Masmuda y Sanhaya, ha vivido una historia repleta de tensiones belicosas con muy pocos periodos de estabilidad. Guerras entre tribus, invasiones desde el norte o por el sur y sobre todo la disputa por el control de las rutas caravaneras, han generado una forma de ser y de vivir diferenciadas de las del resto de Marruecos, hasta su islamización fue tardía comparada con el resto del Magreb.

A estos valles llegaron árabes con el afán de expandir su “guerra santa” o huyendo de las razias provocadas por el fraccionamiento ideológico de la doctrina de Mahoma. Con ellos llego el camello, evolucionando considerablemente el sistema de transporte que hasta entonces existía. También se asentaron hebreos huidos de la toma de Jerusalén por los nuevos seguidores de la Ley de Alá y por aquí pasaron los Almorávides que desde el otro lado del desierto tomaron estas tierras, para después internarse por la península ibérica en ayuda de sus hermanos musulmanes. Marrakech fue fundada por estos monjes-guerreros en 1070, convirtiéndose en el principal lugar de intermediación de las caravanas que cruzaban el Atlas, principalmente por el puerto de Teluet situado a 2500 m. de altitud. Siendo a mediados del siglo XII, sustituidos los Almorávides, al igual que en Marrakech por los Almohades, cuando en Europa estábamos en pleno desarrollo del arte románico. Distintas tribus, unas autóctonas, otras foráneas; se suceden después en el control de las tierras y de sus rutas.

En 1447 viaja hasta estas tierras el mercader genovés Antonio Malfante buscando su de oro, llegando hasta Siyilmasa en el Tafilalet, lugar de encuentro de las caravanas musulmanas. Malfante envió un escrito a sus mecenas de Génova, en el que manifestaba que no había encontrado el áureo elemento, ni el país de los negros; afirmando, no obstante, su convicción de seguir adelante seguro hallar la ruta correcta. Se desconoce cuál fue el resultado de la aventura de Malfante, pues desapareció en su empeño.

Expulsado de nuestra península por el igualmente integrismo religioso de los católicos reyes castellanos Isabel y Fernando, tanto monta, monta tanto, llega en 1511 hasta estos lugares un insigne viajero, el granadino Hasan bin Muhammed al-Wazzan al-Fasi, mas conocido como León el Africano. Por él sabemos la existencia de dos poblaciones de importancia, una llamada Todra “en lo alto del monte Dades”, donde existían unas importantes minas de plata, la otra ciudad era Ziz que poco después paso a denominarse Siyilmasa (en las proximidades de la actual Rissani), de la que nos dice hay en ella unas 350 fortalezas. En su libro Descripción de África y de las cosas notables que en ella se encuentran, refiriéndose al valle del Dráa nos comenta sobre la existencia de: "una infinidad de pueblos y fortalezas cerradas, construidas en arcilla y en piedra viva, con techos de palmera"; también nos describe construcciones en el Ziz, Todra, Geng, Ferkla; siendo uno de los primeros testimonios escritos sobre la existencia de Kasbahs y Ksur en esta zona. Del valle del Dades y sus habitantes no deja desperdicio, ni títere con cabeza, se explaya bien sobre sus arcaicas y rancias costumbres, denominando a sus pobladores como “traidores, ladrones, negligentes e inhábiles, capaces de matar a un hombre por una cebolla”.

Poco después llegan hasta aquí, también arrojados de su territorio y patria, algunos de los sefardíes expulsados de España.

El auge durante el siglo XVI del comercio marítimo por las costas occidentales de África, sobre todo de Portugueses, hace que disminuya de forma paulatina el tráfico por las rutas del desierto, sumiéndose toda la región del sur del Atlas en una progresiva e imparable decadencia.

Otro granadino de nombre ya mas común, Luis del Mármol Carvajal, recorre estas tierras entre los años 1549 y 1570, durante los cuales, según nos relata estuvo cautivo “siete años y ocho meses”. Participando a las ordenes del "xerife Mahamete" en el intento de llegar a la mítica "Tombutto ", a fin de tener el control de los salares de Teghaza. En esta expedición en que tomaron parte 18.000 caballos, Carvajal nos manifiesta que no pudieron llegar, y en la "Acequia el Hamara", murieron los caballos y tuvieron que retroceder por la falta de agua, no llegando a las manos con el rey negro que salió a su encuentro con 300.000 hombres.
Su cautividad, que tuvo lugar durante una expedición de Carlos V a Orán, fue conducido a Tremecén, tras lo cual recorrió los reinos de Marrakech, Tarudante, Fez y Túnez, llegando hasta los confines de Guinea y Egipto. Esta prolongada estancia por tierras africanas le aporta extensos conocimientos sobre la cultura y costumbres de sus habitantes, aprendiendo la lengua árabe a la perfección, además de vivir de cerca muchos de los acontecimientos históricos y políticos que acaecieron durante esas fechas. Carvajal recorrió todo el Magreb y Egipto, lo que le proporcionó la idea de escribir una Descripción general de África, sus guerras y vicisitudes, desde la fundación del mahometismo hasta el año 1571, a través de la cual dio a conocer su periplo por aquellos lugares y lo que observó en ellos.

Tal vez por sus conocimientos sobre la cultura musulmana participo en la Guerra de las Alpujarras, tras la cual fueron expulsados también de sus tierras los moriscos de Granada, desterrados y diseminados por distintas regiones de la geografía peninsular. Posteriormente en 1609, serian expulsados definitivamente de España, pero esto es otra historia que se contara en su momento. De la de Granada Mármol nos ha legado su visión a través del libro: Historia de la rebelión y castigo de los moriscos del reino de Granada.

Otro europeo curioso que paso por aquí fue Charles de Foucauld. En su juventud agnóstico, soldado, geógrafo y viajero; durante su madurez trapense, lingüista, ermitaño, sacerdote y después de muerto, beato, mártir y santo. Disfrazado de rabino hebreo recorre durante los once meses de su periplo entre 1883 y 1884 cerca de 3.000 km. tierras enormemente peligrosas, prácticamente desconocidas para los occidentales. Durante su gira toma notas de los lugares, publicando a su regreso el libro "Reconnaissance au Maroc " (Viaje a Marruecos).

Así nos relata Foucauld de su paso por el Tizi n' Teluet en octubre de 1883.

“En el puerto mismo de Teluet, por donde franqueé la cresta superior del gran Atlas, desaparece el agua del río que había remontado; los cultivos cesan, las habitaciones han desaparecido: desierto de piedra, por todos lados se levantan altas montañas de gres; ni un árbol, ni una planta, ni una brizna verde. El camino es muy áspero y penoso; se sube lentamente hacia el col que alcancé á las cuatro de la tarde. Me encuentro entonces á 2.634 metros sobre el nivel del mar. Un panorama inmenso se extiende ante mis ojos; me sorprende ante todo el aspecto montañoso de la región que voy á abordar al Sur del gran Atlas. No veo más que cadenas escalonadas unas detrás de otras hasta el límite del horizonte; en un ambiente triste y desolado, todo está desnudo, todo está seco, todo es roca. Ni un grano de arena, ni una mota de tierra; largas crestas amarillas, mamelones de un rojo sombrío se suceden hasta el infinito; inmensas soledades pedregosas; esto es todo lo que ven los ojos cuando miran hacia el Sur desde lo alto del gran Atlas”.
Este viajero francés, nacido de familia noble en Estrasburgo, se hizo sacerdote a los 43 años, muriendo asesinado en 1916, en las cercanías de la ciudad de Tamanrasset, en pleno desierto argelino.

Desde finales del siglo XIX hasta mediados del pasado, un extravagante y caprichoso personaje fue el dueño y señor de estos valles del sur del Atlas, se trata de Hadj Thami El Glaoui apodado “El León de las Montañas”, pachá de Marrakech y jerarca de la portentosa familia de los Glaoua, que acumularon a lo largo de los años inmensas riquezas, fruto de la explotación y comercialización de una mina de sal situada a unos 10 km. de Teluet, (que aun hoy en día continúa su producción), del amparo a las caravanas que transitaban por sus feudos y el cobro de portazgos por ello, y también, según se comentaba en su tiempo, por el negocio de la prostitución en Marrakech, teniendo a su servicio mas de 500 personas. El Glaoui, con una personalidad claramente nepótica fue incrementando su autoridad sobre casi la totalidad del Sur del Alto Atlas.

Estuvo relacionado con personajes tan dispares como el Premier ingles Winston Churchill, los escritores franceses Sidonie Gabrielle Colette y Simenón, el músico Maurice Ravel, el general Louis Hubert Gonzalve Lyautey y hasta el mismo Ernest Hemingway fue asiduo en sus visitas cuando estaba en Paris. Se enfrentó a la dinastía Alauita, consiguiendo que fuera enviada al exilio en 1953, siendo repudiado por esta, a su regreso al poder en 1956, muriendo en misteriosas circunstancias poco tiempo después.

A este ultimo “Señor del Altas”, debemos en gran parte la arquitectura que podemos admirar en la región, él es responsable de la construcción de cerca del medio centenar de kasbahs a lo largo de los valles de estas montañas, esa suntuosidad con la que le gustaba rodearse, provocó que quisiera tener uno o mas palacios en cada uno de los valles y aldeas representativas de la zona.

Todos los valles de la falda meridional del atlas, están salpicados de decenas de estas fortalezas que se establecieron fundamentalmente para dotar de servicios a los "nómadas del comercio" que surcaban el Sahara con sus caravanas. Fueron construidas siglos atrás por las distintas tribus beréberes que habitaban estos barrancales, para protegerse de los pueblos invasores del sur, para defenderse también de sus propios vecinos y para cobrar los peajes a las diferentes caravanas que por ellos cruzaban.

La tierra, desnuda de vegetación en sus cerros y barrancos deja a la vista las arenas y rocas que constituyen el suelo, estos elementos han sido históricamente los materiales con los que han construido sus pueblos y aldeas. La tierra arcillosa es el componente fundamental de las construcciones de estas zonas, los adobes y tapiales conforman las maneras de levantar sus muros, erigiendo auténticos castillos denominados kasbahs, de rojos baluartes almenados, levantadas por los feudales de la época en lo alto de altozanos rocosos, semejando nidos de águilas, también las aldeas fortificadas en sus alrededores llamadas Ksur (plural de ksar). Los vocablos españoles “alcazaba” y “alcázar” tienen su origen respectivamente en las palabras árabes “al-kasba” y “al-ksar”.

Agua, barro y paja conforman esta arquitectura única de estas desoladas tierras, creando con la destreza de sus operarios filigranas geometrías en el juego de la colocación con las piezas de ladillos sin cocer, decorando de esta forma sus torres defensivas y las portones de estas aldeas, que con gruesos muros y laberínticas calles se resguardan al mismo tiempo de sus potenciales enemigos, así como de la dura climatología de estas latitudes. Estos elementos efímeros en el tiempo, agua, barro y paja, sujetos a los rigores del tiempo y al abandono paulatino de su tradicional forma de vida, están provocando que este legado de hábitat único, esta “arquitectura de barro”, poco a poco vaya desapareciendo, en gran parte ayudado, no solo por factores climatológicos, sino fundamentalmente por la desidia de las autoridades que rigen el país, solo algunos románticos, en su mayoría europeos, están dedicándose a trasformar este abandono, transformando estas construcciones camino de la ruina en alojamientos o lugares de ocio, si bien estas alternativas están bastante alejadas de las posibilidades económicas de los lugareños de estos lares.

Otro inconveniente añadido para el mantenimiento de esta forma de vida, es el fuerte desarrollo producido en estos últimos años. La llegada del asfalto, la transformación y mejora de sus vías de comunicación, y sobre todo los dineros producidos por una mano de obra emigrante en Europa, han modificado sustancialmente la morfología de algunos de sus valles, como es el caso del Dades. Abandonando un tipo de construcción tradicional y sostenible como es el barro, abrazando los horrorosos bloques de cemento que vemos inundan toda la geografía de sus pueblos. De nuevo aquí, la desidia de sus regidores, que sin tener que abandonar el lógico, necesario y merecido desarrollo, dejan que el caos urbanístico y el hormigón, sean la variable de este imparable crecimiento. ¿Pero qué podemos achacarles?, si nuestras costas, las de aquí, las que tenemos al lado, en los últimos decenios has sido también buena muestra de ese apetito insaciable de ladrillo de mal gusto y hormigón......................amén de los “Gürtel” de turno...........de los que por allí tampoco faltaran.

Ruta por el AtlasNo quiero hacer una descripción de las rutas que por allí se pueden recorrer, esto se alargaría demasiado e información suficiente hay de ello ya a través de las guías que existen en el mercado, pero si quiero proponeros una ruta algo diferente para los que tengáis el gusanillo de la aventura y os encante discurrir por sitios diferentes. Para la realización de este periplo es imprescindible la utilización de un vehículo con tracción 4 x 4.

Desde Marrakech para acercarnos a estas tierras hay que atravesar el Atlas, y aunque hay varias opciones para hacerlo, la mas fácil, rápida y directa es cruzarlo por el collado de Tizi n' Tichka. Descendiendo este puerto de 2.260 mts. encontramos a la izquierda una desviación para ir a Teluet, población en la que nos dará la bienvenida la kasbah o palacio de El Glaoui. Continuando por el valle de Ounila, por una pista que actualmente se esta asfaltando, atravesaremos poblaciones con algunas de estas interesantes construcciones, pasando por el ksar de Ait Ben Hadou de imprescindible visita y llegando a Ouarzazate en donde visitaremos la fortaleza de su vecina población de Taourirt.

Siguiendo por la ruta N-10 que se dirige a Tinerhir, nos desviaremos a los pocos kilómetros de nuevo a la izquierda para introducirnos en el valle de Izerki, donde podremos visitar Ighrem Amalal y sobre todo la tranquila población de Timatdit, con sus cinco ruinosas, pero no por ello menos hermosas kasbahs. En Asseghmou donde existen otras ocho, nos desviaremos por una pista de tierra, por la que cruzando algunos valles llegaremos hasta Toundout en el valle de Hayay, en sus proximidades hay grutas donde existen unas minas de sal de distintos colores y unos interesantes qanat (canales subterráneos), pero ya comentare mas adelante sobre esta forma de traídas de agua.

Continuamos por asfalto nuevamente, remontando el río Tabia cruzaremos por unas poblaciones rojas muy atrayentes, desde aquí nuevamente por pista, cruzamos al valle de Mgum, en donde encontraremos de nuevo un grupo de interesantes fortalezas de arena. En Ait Merau cogemos la desviación que nos llevara hacia Boumalne du Dades, en donde por carretera asfaltada nos introducimos en las Gargantas del Río Dades. Ya he comentado anteriormente lo deteriorado del paisaje urbano en las poblaciones de este valle, pero aun así hay bastantes kasbahs que merecen nuestra visita. Un poco mas delante de Msemrir comienza de nuevo la pista de tierra, a partir de Tilmi el interés de las poblaciones decae, pero lo compensa el espectáculo que poco a poco comienza adivinarse a cada curva de nuestro camino, a medida que ascendemos divisamos a nuestros pies enormes cañones desnudos, la nada lo inunda todo, y todo es grandioso, solo piedras y algunos matojos son nuestra compañía en este deshumanizado y gran escenario de esta áspera naturaleza, un rebajo a lo lejos en la cima de unas lomas son el único elemento vivo en todo el enorme espacio que nos rodea. Una sensación de vacío recorre nuestro interior, las nieblas que poco a poco se han adueñado del paisaje juegan con nosotros envolviéndonos entre ellas,................... es como estar en otro espacio, en otro tiempo, en otro mundo.

Atravesamos el collado Tizi n' Ouano de 2.921 de mts. pasando por las proximidades de la Gruta Akhiam, llegando a la aldea de Agoudal, de nuevo la carretera se torna negra, recién asfaltada continua ahora descendiendo por el curso del Todra, introduciéndonos entre sus enormes barrancos, paredes verticales a ambos lados nos acompañaran hasta Tinerhir, pero si queremos continuar nuestra ruta por el Atlas, debemos desviarnos a la izquierda en la población de Ait Hani para adentrarnos en el valle del Gheris.

Esta ruta nos llevara hasta la aldea de Imiter y posteriormente recorriendo una considerable garganta de caliza roja llegaremos hasta Amellago. Pudiendo desde esta población tomar dos alternativas, seguir hacia el oeste por asfalto hasta la aldea de Rich en el Valle del Ziz, o tomar hacia el sur por las gargantas del Gheris hasta Goulmina, pista que parece estar en proceso de asfaltado.

Toda la ruta descrita esta colmada de esas mágicas edificaciones de barro, prácticamente en cada aldea encontraremos ante nuestra vista esos castillos de arena que poco a poco van desapareciendo castigados por los elementos, abandonados por sus huéspedes y la desidia institucional.

El SurDirigimos ahora nuestros pasos hacia el sur del sur. Ya todo es poco más que desierto, nuestra vista se pierde en horizontes vacíos, desolación y ausencia casi total de vegetación, panoramas limpios barridos por los vientos y el tiempo son nuestra permanente compañía. Antes de llegar a la población de Erfoud, camino del oasis Tafilalet, divisamos en nuestra ruta montículos de arena alineados, son respiraderos de los “qanats”, aquí denominados khettaras, una red de conductos subterráneos de los que ya he hablado con anterioridad. Los canales de Moulay Brahim, que divisamos, están próximos a la aldea de Jorf, fueron construidos a principios del siglo XIV para llevar el agua desde los acuíferos hasta lugares mas productivos, ante la necesidad de regar las zonas agrícolas durante las estaciones secas, fertilizando sus áridos terrenos y permitiendo la plantación y posterior subsistencia de palmerales y huertos. Se trata de una obra faraónica compuesta de unos 75 canales, formando una trama de más de 300 kilómetros, que han estado cumpliendo su cometido hasta los años 70 del siglo recientemente pasado.

Deberemos acercarnos a la aldea de Meski y hacer una parada para admirar la “Source Bleue” el manantial azul de Meski, surgencia de limpias aguas que brotan de las paredes rocosas de su barranco, en medio de una exuberante vegetación, paradójicamente todo lo contrario de lo que nuestros ojos han podido divisar durante nuestro recorrido. De estas aguas se nutren un camping, dos piscinas y hasta un chirringuito en donde podemos tomar un té, después continúan su camino hacia los huertos y los palmerales cercanos, donde son más útilmente aprovechadas por los lugareños del poblado.

Las arenas del desierto nos reciben en las dunas de Merzuga, estamos en el Erg Chebbi, lugar de una atracción especial en el pasado, pero que ha perdido gran parte de su encanto por la demencia de un turismo mal entendido. Lo que en su día fue un lugar idílico se ha convertido en un desarrollo urbanístico desmedido y centro de atracción de lo que hoy se denomina “turismo activo” ............sin comentarios. Me quedo en el recuerdo con la primera visita que realice al lugar, ya hace de esto unos cuantos años, en la que me adormecí arropado con el mejor techo del mundo, miles de estrellas vigilaban mis sueños y el silencio fue mi compañía. Quiero hacer hincapié en ese sonido, o lo que es lo mismo, la ausencia de él................puedo asegurar que es el único lugar del mundo en donde he sentido ese agradable vació.

Partimos de las onduladas arenas camino de Zagora, visitamos Rissani, su mercado que se instala martes, jueves y domingos, y el enorme palmeral donde están situadas las ruinas de Siyilmasa. Urbe fundada en el siglo VIII, capital de la región y centro caravanero de importancia hasta el siglo XI. Estamos en el límite meridional del oasis del Tafilalet, desde aquí en dirección sur es todo desierto y nos dirigimos a poniente camino de Zagora. Dos rutas son posibles hasta ella, por pistas de arena que discurren en la nada o por carretera asfaltada que transita................ entre la casi nada. La falta de tiempo nos obliga a elegir esta ultima alternativa, también porque pasamos por la población de Tazzarine en donde dedicaremos algún tiempo a ver los grabados rupestres de Ait Ouazik, aldea situada a unos kilómetros al suroeste. Allí podemos admirar gran cantidad de estas imágenes cinceladas en las piedras, antílopes, rinocerontes, elefantes, avestruces, jirafas, búfalos, etc., también figuras geométricas: círculos espirales. Todas ellas ejecutadas con una gran perfección y plasticidad.

Desde aquí nos dirigimos al valle del Dráa camino a Zagora, decidimos abandonar el asfalto y transitar por la ruta de la margen izquierda del río, por donde discurría el comercio caravanero cuando estaba en su pleno apogeo. Encontramos a nuestro paso atrayentes ejemplos de kasbahs y construcciones de barro, poblados y aldeas interesantes como Timasla con su zagüía de hermosa fachada y sólido alminar o la curiosa kasbah de Taakilt, única en toda la región con una torre redonda, construcción excepcional en el sur marroquí.

Llegados a Zagora, indiscutible capital del valle, nos disponemos a seguir hacia el sur, no sin antes visitar el genuino cartel que nos indica los 52 días que se tarda en llegar desde ella a Tombuctú en camello, atravesando el gran desierto. A los pocos kilómetros visitamos Amezru, uno de los ksur mas interesantes de la región, donde en su barrio judío podemos visitar una antigua sinagoga, así como una mezquita con un curioso y altivo minarete. Otro ksar a visitar es el de Tamegrute, formado por callejuelas oscuras y misteriosas, donde se sitúa el centro alfarero más importante del sur de Marruecos y el mausoleo de Sidi Mohamed Ben Nasser, antiguo y decorado con madera de cedro y yeso tallado.

Más al sur la carretera se distancia del valle para superar un tramo encañonado del río, alcanzándolo de nuevo en el oasis de Ktaua. Otro de los grandes centros mercantiles históricos, como el Tafilalet, en la época en que las caravanas discurrían por aquí. Entre los múltiples ksur de la Ktaua, destaca por su actividad comercial Nesrat, que sigue siendo un pueblo importante, aunque ha perdido el protagonismo que tenia en el curtido de pieles y donde originariamente también existía un barrio hebreo. Próximo a Nesrat encontramos Ait Isful, un ksar mucho más pequeño, pero espectacular por su altura y su ubicación entre dunas. Se trata de un pueblecito donde vivían los belicosos y temidos guerreros Ait Atá, encargados de la defensa de estas poblaciones.

En Mamid termina la carretera, es el comienzo del gran desierto de Sahara, territorio de las rutas caravaneras de antaño, origen de la mágica, intemporal y única arquitectura que podemos admirar, con el deseo de que el transcurrir de los tiempos, mejore su mantenimiento y conservación para que podamos seguir disfrutando de ella.

No quiero concluir sin hacer un reconocimiento especial a Roger Mimó, ese catalán de Sabadell, vecino ya de estas tierras, que nos las ha dado conocer a través del libro “Fortalezas de barro en el sur de Marruecos”, extraordinario trabajo, impescindible a los quieran introducirse en el maravilloso mundo de estas contrucciones de barro.