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Señorial y decadente a la vez, su empaque es antiguo y actual al mismo tiempo, animada de día y vacía en la noche, con ese color especial que le da la piedra de sus edificios y la luz del mar que casi la rodea,…….. así es como se nos mostró a nuestra llegada la ciudad que concibieron los Caballeros Hospitalarios.

La capital de Malta seduce por esa mezcla de delicadeza y elegancia que se respira en sus calles; algo enigmático hay en ella, quizás por el cuño que han dejado los sucesivos pueblos que por su temperamento han dejado, tal vez por esa sensación de museo al aire libre que le da la abundancia de monumentos existentes o acaso por ese dorado color de sus construcciones.
La Valletta es una ciudad moderna, si es que el termino moderno, puede entenderse para una ciudad que se edificó en el siglo XVI; pero es uno de los primeros ejemplos de planificación urbana, una magnifica muestra de organización y proyecto inusitado para la época. Su cuadriculo trazado, diseñado con paralelas y perpendiculares calles, la hacen diferente a cualquier centro histórico de otras capitales europeas de las que podamos conocer, toda vez que las ciudades crecían a partir de cascos urbanos viejos y enmarañados.

La nueva ciudad fue concebida antes del gran asedio otomano de 1565, ordenado por Solimán el Magnífico, que junto con la Batalla de Lepanto resolvió la hegemonía en el Mediterráneo entre el Islam y el por aquel entonces predominio Español en Europa, resolviéndose definitivamente la supremacía sobre los últimos. Fue entonces, después del “Gran Asedio”, cuando los países cristianos reconociendo la tenaz resistencia de los Caballeros Malteses, aportaron pecunias para fortalecer la estrategia defensiva de las islas. El Rey Felipe II de España y el Papa Pío V otorgaron un importante apoyo económico para el proyecto de la nueva fortificación, contratando los favores del italiano Francesco Laparelli de Carotana afamado ingeniero militar de la época. Comenzándose a edificar la nueva ciudad en 1566, terminándose en el tiempo record de 15 años, con las impresionantes defensas que hoy podemos admirar, sus bastiones, baluartes, incluso su poderosa Catedral.
El italiano ingeniero tuvo la oportunidad única de plantear una urbe diferente a lo conocido hasta el momento, una ciudad perfecta, uno de los primeros ejemplos de planificación (junto con algunas de las capitales americanas que por aquel tiempo también se estaban edificando) de una metrópoli proyectada en base a un diseño en cuadricula de trazado urbano, permitiendo la ventilación de sus calles a través de la brisa marina procedente de sus puertos. Laparelli dispuso que el abastecimiento de agua fuera mediante tuberías, primicia vanguardista y notable decisión, casi revolucionaria en aquellos años; novedad bien acogida por los Caballeros, comerciantes y población en general que debían colonizar la nueva Capital.
Al terminar el siglo XVI era ya una villa de considerables dimensiones, llegándose hacia ella para protejerse entre sus bastiones, gentes de poblaciones contiguas, hasta de fuera de las islas, convirtiéndose en un puerto prospero y activo, en detrimento de la antigua capital Medina, que quedo como refugio de la nobleza y la burguesía maltesa.
Durante la Segunda Guerra Mundial, La Valletta fue fuertemente bombardeada por los ejércitos Nazi-fascistas de la Alemania hitleriana y la Italia de Mussolini, causando graves estragos en sus edificios y en la población civil.
Su nombre le viene de Jean Parisot de Valette, Gran Maestre de la Orden de Malta durante el “Gran Asedio”, fundador de la ciudad y máxime valedor de su construcción, quien murió en 1568 sin ver culminada su obra.
La Valletta posee numerosos títulos, todos relacionados con su rico pasado histórico: Ciudad Fortaleza, Humilissima Civitas Valletta, Cittá Umilissima. En sus apenas 55 hectáreas conserva una de las mayores concentraciones de edificios históricos de mundo. Ciudad Artística Europea y Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1980. Obra maestra del barroco, puede presumir de contar en sus estrechas calles con algunas de las obras artísticas, iglesias, casonas y palacios más refinados de Europa. Una ciudad de contrastes, que no deja indiferente a nadie, desde que se conduce por la izquierda, herencia de su cercano pasado inglés, hasta que al hablarte, lo hacen en tres idiomas a la vez, malte, italiano e inglés. De lo que primero que nos damos cuenta los que provenimos de nuestra piel de toro, es el tema de los horarios, entre las 6 y las 7 de la mañana el sol despierta la ciudad, pero la contrapartida ocurre entre las 17 y las 18,30 horas, que cierran la mayoría de los establecimientos, esto quiere decir que en la tarde, cuando comienza anochecer la ciudad entra en letargo, vacía, casi muerta, se nos muestra como fantasmagórica, solo acompañada por las luces de las calles y los tubos de neón de los comercios, es hora de ir buscando donde cenar pues nos podemos encontrar con la sorpresa de no poderlo hacer, la casi totalidad de los restaurantes dan las cenas a las 19 horas. Pero pasear a esas horas por sus mágicas calles puede ser uno de los momentos que no podremos olvidar.


Atravesamos la Puerta Real, o lo que fue de ella, imaginado lo que será o podrá ser, pues un maremágnum de bloques de hormigón y enormes grúas actúan en las proximidades de la que antaño fue la principal entrada de la urbe, ………….miedo me da el pensar como pueden terminan estos diseños vanguardistas y innovadores, en contraste con la delicada sutileza de La Valletta………….y más en su acceso primordial, pero bueno sigamos caminado.
Ante nosotros se muestra Republic Street, la peatonal calle principal, llena de comercios, palacetes y boutiques de la moda más puntera. Antes de llegar al Palacio Ferrería, a mano zurda (pues decir izquierda, empieza a ser reprochable por nuestros gobernantes actuales) encontramos un par de cafetines con terraza en donde poder desayunar. Más adelante la Iglesia de Santa Bárbara, diseñada en el siglo XVIII por Giuseppe Bonici; casi enfrente de ella, en el 297 de Republic Street un curioso lugar a visitar la Societa´ Filarmónica Nacionale y donde poder cenar por un discreto precio. Al mismo lado de la calle pero más adelante, se halla el Albergue de Provenza, hoy sede del Museo Nacional de Arqueología (National Museum of Archaeology), el cual es imprescindible su visita. Debo de relatar que en La Valletta había ocho albergues, uno para cada nacionalidad de los Caballeros de la Orden de Malta que la habitaban, ocho lenguas diferentes, y así la cruz de la Orden con ocho puntas la podremos divisar por cantidad de lugares por los que pasaremos.
Llegamos a la Plaza de San Juan donde encontramos la fachada principal de la Catedral (concatredral) St. John’s Co-Cathedral, a la que accederemos por un lateral. Digna de ver, sus dorados lo invaden todo, sus suelos plenos de lapidas de Caballeros, sus capillas y un “Caravaggio” de nivel, en que el camorrista pintor italiano, caballero de la Orden y después expulsado por bronquista; representa “la decapitación de San Juan Bautista”.
En la Plaza del Gran Asedio (Great Siege Square), encontramos el Palacio de Justicia, antiguo Albergue de Auvernia, destruido durante la Segunda Guerra Mundial y donde se comenta, ocurrían sucesos extraños que traían en jaque a sus moradores.
Situados en la Plaza de la Republica, por detrás de la estatua de la Reina Victoria, se halla la entrada a la Biblioteca Nacional (National Library). Casi enfrente, en el 244 de Republic Street, está el Café Cordina, que data de 1837, el más antiguo de la capital y donde entre frescos de Giuseppe Cali podremos degustar un buen capuchino o una grapa compartida con un delicioso turrón maltes.
Llegados a la Plaza de San Jorge (St. George Square) o Plaza del Palacio, la más amplia de la urbe, nos encontramos a diestra el Palacio del Gran Maestre hoy sede del Parlamento Maltes y justo enfrente un bello edificio con fachada columnada es el “The Main Guard” (la Guardia Principal).
Debemos entrar al Palacio del Gran Maestre, en el hay una buena colección de armas, pero lo que más me gustó fue recorrer sus pasillos, entre una atmosfera de intriga y asombro; por ellos iban y venían los Caballeros Hospitalarios de la Orden de Malta, ……….. a la vez monjes y guerreros.
Seguimos nuestra ruta y es posible que se acerque la hora del almuerzo, nada mejor que dejarnos caer en Margo´s, un nuevo y agradable restaurante ubicado en el 63 de Republic Street, pasta como en Italia y pizza como pocas he probado. Unos portales más adelante, en el nº 74 se haya la Casa Rocca Piccola, palacete donde evidenciar como vivía la burguesía maltesa del siglo XVI……… aun hoy siguen viviendo allí.

Giramos a diestra acompañando desde la altura las azules aguas, en busca de lo que fue en su día uno de los hospitales más importantes de Europa, modelo de gestión hospitalaria para la época, ya que cada enfermo gozaba de su propia cama y sin tener que instalar el “copago”. La Sacra Infermeria (Santa Enfermería), hoy dedicado a centro de Exposiciones y Conferencias, pero interesante es visitar las mazmorras, en las que está instalada una curiosa recreación de cómo se sanaban los males en aquellos años. Al otro lado de la calle se instala The Malta Experience, un audiovisual donde se cuenta la historia de Malta.
Continuando por la orilla marina llegamos a la Gran Campana (Siege Bell Memorial), en recuerdo y homenaje a los combatientes de la Segunda Guerra Mundial, desde el que las vistas de la bahía son esplendidas. A su lado se sitúan los bucólicos jardines Lower Barracca Gardens, con impresionantes vistas de Las Tres Ciudades y el Gran Puerto.
Caminamos por calles balconadas, introduciéndonos de nuevo en la ciudad para llegar a St. Paul´ Street donde se encuentra la antigua Universidad de la Orden, el mercado y la iglesia de San Pablo. Camino del Gran Puerto de La Valletta (Grand Harbour), atravesamos la atrayente Puerta Victoria y tras una enrevesada y escalonada ascensión entre patios de oficinas o colegios, llegamos al Bastión Lascaris, cuartel general ingles durante la segunda Gran Guerra. Desde él por mas y mas escaleras remontamos por fin de nuevo a la parte alta de la ciudad, donde se encuentran los Upper Barracca Gardens, desde ellos contemplaremos la mejor vista que se pueda uno imaginar, aconsejable visitarlos también en la noche maltesa, envueltos en esa mágica tranquilidad con la que nos regala las sombras de La Valletta.
A un paso, en la Plaza Castille, está el hermoso, impresionante y barroco Albergue de Castilla, León y Portugal, edificado 1744, hoy dedicado a sede del Primer Ministro.
Enfilamos ahora la calle del Mercado (Merchant Street), a su comienzo encontramos Iglesia de Nuestra Señora de la Victoria, justo enfrente la de Santa Catalina de Siena, las dos del siglo XVI y a mano izquierda el Albergue de Italia, en la actualidad Oficina de Información Turística. Enfrente se halla ubicado el Palacio Parisio, que fue alojamiento de Napoleón durante su paso por la isla.
Continuando por la mercantil calle, a la diestra alcanzamos “Castellania” antiguo Tribunal de Justicia y prisión para los Caballeros de la Orden.
A la altura de la Catedral de San Juan, también a mano derecha y en el mismo edificio, 21 de Merchant Street, se hayan el Valletta Boutique Guest House y el restaurante Luciano, los dos bastante recomendables, el hotel por su situación y precio, el segundo por sus agradables platos a la hora de la cena,
A partir de este punto en horas mañaneras se instala en la calle un animado mercadillo, justo en los alrededores del Mercado de la Ciudad que le da nombre a la calle. Giramos a zurda para continuar nuestra ruta por la Calle del Viejo Teatro (Old Theatre Street), llegando hasta el Teatro Manoel, mandado edificaren 1731 por el Gran Maestre Manoel de Vilhena, del que le viene el nombre. Más adelante, en la misma calle está la Basílica de Nuestra Señora del Monte Carmelo. Divisada desde las vecinas poblaciones próximas a La Valletta, su cúpula sobresale entre la silueta de la cuidad, hasta llegar a confundirla con la Catedral. Las calles que la rodean son angostas y algo lúgubres; hemos cruzado la urbe y estamos situados ahora en la vertiente de la bahía de Marsanxett. En esta zona podemos visitar el Palacio del Obispo, el Albergue de Aragón y la anglicana Catedral de San Pablo (St. Paul´s Pro-cathedral), construida en lo que antaño fue el Albergue de Alemania. De aquí nos acercamos al Bastión San Salvador, desde el que parten los ferrys hacia Sliema, en la otra orilla de la bahía.
Transitamos ahora por el gran tobogán que forma Old Mint Street hasta llegar a South Street, en la cual encontramos, en un bello palacio, el National Museum of Fine Arts o Museo de Bellas Artes. Desde él pasando por los jardines Hastings Gardens y el Bastión de San Juan retornamos a nuestro punto de Partida en la Puerta Real y la Fuente del Tritón.


Sugestivo recorrido por esta interesante urbe que os traigo hoy aquí, proponiéndoos una visita a estas mediterráneas e históricas Islas, a las que nadie defrauda y en las que encontrar curiosos lugares. El resto de este grupo de islas podréis descubrirlo pinchando aquí "Malta, la isla de los Caballeros ".
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