lunes, 4 de agosto de 2025

- Tella (Pirineo de Huesca)…… brujas, ermitas y dólmenes

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Los primitivos seres humanos a medida que fueron adquiriendo inteligencia, generaron mitos y creencias sobre las cosas que veían en su entorno pero desconocían el porqué de su existencia. Eran los astros, las estrellas, el sol, la luna, la noche, el día y todos los elementos de la naturaleza que les rodeaba pero que les resultaban incomprensibles, sabían que el sol daba calor, la noche el descanso y la naturaleza parte de su alimento, pero desconocían su origen y su utilidad haciéndoles venerar esos elementos, trasladándose a través del megalitismo esas creencias a ritos y ceremonias fundamentalmente funerarias. Siendo las representaciones que hasta nosotros han llegado de esas épocas los dólmenes, menhires, crómlech, alineaciones, etc. las embrionarias religiones de la humanidad. 

La evolución lógica del hombre a través de los tiempos, ha hecho que sus creencias también se fueran desarrollando y trasformando, convirtiendo esos primitivos enclaves ceremoniales erigidos con mayores o menores rocas, en incipientes templos más o menos elaborados. Pero en gran parte usando los mismos asentamientos que la cultura inmediata anterior en muchos de los casos, teniendo constancia de ello al existir templos cristianos encima de romanos, que a su vez se levantaron sobre restos celtas y estos cubriendo construcciones megalíticas, con la certeza de que muchas ermitas y templos se han construido encima de menhires, crómlech y sobre todo dólmenes.

 

Este acontecer ha llegado en la actualidad hasta límites inmensurables, donde podemos encontrar ermitas, oratorios, capillas, humilladeros, etc. por todos los caminos senderos y rutas de nuestra geografía, amén de lugares emisores de energías telúricas, exotéricos y singulares de los que también se han apropiado en su afán adoctrinario. Apoderándose y monopolizando los enclaves más simbólicos y emblemáticos, fundamentalmente en nuestras latitudes por parte de simbologías cristianas. Teniendo copadas totalmente con sus símbolos: cruces, imágenes de vírgenes o santos las cumbres de prácticamente todas las montañas. Moda creada, alentada o reforzada a finales del siglo XIX por el Papa León XIII, induciendo a instalar este tipo de imaginería en las cumbre y picos más representativos y destacados de las montañas que emergen por la vieja Europa, así como en los lugares considerados mágicos o sagrados, sobre todo si habían tenido alguna relación con doctrinas pasadas.




La evolución y el solape de las sucesivas creencias religiosas que nos parece cuasi normales a los urbanitas, no ha sido igual de escalonada en todos los lugares de las distintas geografías de planeta en el que nos ha tocado vivir. El notable aislamiento de algunas poblaciones, así como su alejamiento de los núcleos más habitados y con un grado de actividad relevante, ha generado en ciertos momentos de la historia comportamientos disonantes con el resto de la generalidad. Tella y Laspaúles son las dos poblaciones más altas de todo el pirineo de Huesca y extremadamente aisladas en aquellos años de la Baja Edad Media

 

Dejemos constancia que hasta estos territorios ni siquiera accedieron en su totalidad y solo los usaron de paso y con cautelas, tanto romanos (que dejaron algunas calzadas para unir su imperio), como los musulmanes en su invasión de la península en el 711, no siendo estos valles por lo tanto totalmente romanizados y menos aún islamizados. Toda vez que en la zona pirenaica a la que me quiero referir, los sarracenos pararon su incursión en el valle del Ebro, accediendo a los intricados barrancos pirenaicos en contadas ocasiones y a través de rápidas incursiones.

 

Hoy los aconteceres trascurren con rapidez, no pasando así durante el medievo, en que las transformaciones y las formas de pensar ocurrían con más pasividad, durando décadas e incluso centurias en modificarse algunas costumbres y creencias. Así sucedió durante mucho tiempo en nuestro territorio con apartadas comarcas como Las Hurdes, las dos vertientes de la Cordillera Cantábrica, Galicia o los Valles Pirenaicos, donde las creencias hacia pretéritos ritos y costumbres ancestrales, fueron lentamente matizándose en el tiempo hacia conocimientos más coetáneos, pero a velocidad más lenta que en los terrenos llanos y más accesibles.

 

Esto dio lugar a que mentes intolerantes y enfermizas, se cebasen con estas gentes durante los siglos XIV y XV tachándolas de brujas, ya que mantenían formas de vida y convicciones del pasado. Al usar sus conocimiento de la naturaleza para el ejercicio de la sanación en aquellos tiempos, eran herbolarias y experimentadas curanderas, y en esa situación de ostracismo, en el que la medicina tradicional (natural) era la única alternativa, ya que los médicos de por aquel entonces aún estaban más lejos de los de hoy (regreso a ello vamos), avivó las expectativas de una excluyente “Inquisición” en plena efervescencia. Convirtiéndose la caza de brujas en Europa en una moda durante la primera mitad del siglo XVII, donde fueron sacrificadas en la hoguera (en gran mayoría mujeres) entre 40.000 y 60.000 víctimas, siendo los países centro-europeos y con creencias luteranas muchísimo más activos que los católicos de aquí, rigiendo una inquisición más intolerante, radical e integrista que la católica del mediterráneo. Aquí, los Torquemada de turno apenas habrían sacrificado a medio millar de personas (unas 400 en Cataluña).

 

Se delataron y declararon brujas en gran cantidad de espacios pirenaicos con las descritas características de estar situados en recónditos lugares como Zugarramurdi en los confines del Valle de Baztán (Navarra), donde se enjuiciaron a 53 personas mediante el “Proceso de Logroño”, once de las cuales fueron ajusticiadas. Le siguió el Valle de Canfranc o Alto Aragón, en donde destaca por estos hechos la población de Villanúa, destacada por la Cueva de las Güixas lugar asociado con aquelarres brujeriles, donde fueron ajusticiadas 15 mujeres acusadas de practicar magia negra. Se tiene conocimiento sobre una mujer “latrante” (ladradora), la Narbona de Cenarbe (hoy despoblado y ruina perteneciente a Villanúa), juzgada por la Inquisición en 1498.

 

Ya en el Valle de Tena o Alto Gállego, se generó en 1499 un episodio de histeria colectiva contra las “mujeres diferentes”, fundamentalmente jóvenes y solteras. Estando relatados fenómenos de brujería en las aldeas de: Tramacastilla donde hay documentación (posiblemente exagerada) sobre el desarrollo de un acto de exorcismo en el que 200 mujeres resultaron izadas girando en el aire hasta la misma bóveda de la iglesia), o en Sandiniés donde se procesó a 72 mujeres entre 1637 y 1642 por posesión demoníaca. También en la población de Piedrafita y su Bosque del Beato, donde se reunían las brujas para hacer conjuros y aquelarres y en Hoz de Jaca con sus lugares denominados Huerto de las Brujas y Cueva de la Encantada.




Antes de llegar a Biescas, en las proximidades de Santa Elena símbolo de la lucha por la cristianización y donde se sitúa una agrupación de dólmenes, nos llegan noticias de lugares tan sugerentes como las fuentes de Lamia y de Mariguana, la Caseta de las Brujas y el Barranco de las Brujas, el puente del Diablo, el Salto del Diablo, y la Fuente de la Gloriosa. El Valle de Sía (que nos conduce desde Biescas a Ordesa) también tienes su leyendas y nominaciones mágicas, como el Barranco del Infierno con oscuras historias y el Forato os Diaples cueva donde se cree que residía el Diablo, así como el despoblado de Espierre donde se dice que habita el mismo diablo en un túmulo. Sin dejar de lado la población de Yebra de Basa, con la Peregrinación a Santa Orosia y la Ruta de las Ermitas, otro punto emblemático sobre posesiones brujeriles, además de su relación con el Santo Grial.

 

Puedo seguir contando historias de poblaciones como: Acumuer, Senegüe, Orna de Gállego, Jabarrella, Belarra, Burgasé, el Castillo de Boltaña, Tella, Gistain o el pico Cotiella de poderosas sensaciones exotéricas para mi persona. Y ya en los últimos valles orientales de Aragón queda constancia diabólica en Benasque, Chía y Laspaúles, población donde fueron ahorcadas por brujería 24 mujeres en 1592, siendo en realidad víctimas políticas de la rivalidad existente entre Felipe II y los poderes aragoneses. Entramos ya en los condados catalanes donde también se persiguió la brujería, con procesos y condenas en el Pallars y la Alta Ribagorça, pero eso sería otra historia y nuevos párrafos………. que no digo yo que no me dé un día por ello. Seguramente habrá más aldeas donde fueron perseguidas sus gentes por “actuar diferente a los demás”, pero no nos ha llegado documentación escrita, relatos tradicionales o leyendas sobre ellos, por lo que se quedaran en el olvido de la historia.

 

Y en esto nos situamos en Tella, pequeña aldea del Alto Valle del Cinca en el Pirineo de Huesca, que ubicada entre los complejos barrancos originados por las cumbres pirenaicas, se sitúa en un inhóspito, apartado e intrincado emplazamiento a 1.384 m. de altitud. El poderoso Macizo del Monte Perdido ha creado, por la acción de los antiguos y extintos glaciares y la erosión subsiguiente, cuatro potentes cañones, barrancos o valles, que cual abanico se abren hacia el oeste, sur y este. Conformados por los ríos Arazas, Bellos, Yaga y Cinca, que han esculpido potentes hendiduras creando el Valle de Ordesa, el Cañón de Añisclo, la Garganta de Escuaín y el Valle de Pineta, con unas diferencias de altitud que llegan a alcanzar paredones de entre los 500 y 900 mts.




Siendo entre los dos últimos mencionados Escuaín y Pineta donde se sitúa el caserío de Tella, que se alza ocho centenares de metros por encima de las aguas del Cinca en apenas 3 km. de distancia (8 de ascensión en vehículo por estrecha y sinuosa carretera que nos llevará más de 20 minutos). Una mágica aldea enclavada bajo un collado resguardada de los vientos fríos del norte por el Tozal de las Cazcarras (1.438 m), con vistas a las mágicas cumbres de Las Tres Sorores y el encantamiento que genera la percepción del de la Garganta de Escuain a sus pies. En medio de unos parajes que aun en la actualidad cuesta llegar, es ejemplo de aislamiento y lugar donde se dan los condicionantes y la progresión antropológica que antes he expuesto.

 

Aun no habiendo evidencia documentada sobre la existencia de Tella hasta comienzos del siglo XIII, añejos son sus orígenes con una presencia humana milenaria que se sitúa en los dólmenes de Tella (conocido también como Losa de la Campa o Piedra de Vasar) y Sierra de Basar (finales del neolítico de 2500-2000 a. C.), así como en los dos menhires existentes por encima de ellos a lo largo de la pista que asciende hasta las laderas de la Pala Montinier. Siendo además refutada por el yacimiento de la Cueva Coro Tásito, que prueba la existencia del ser humano por estas alturas desde hace unos 7.300 años. Pudiendo confirmar como primeros ritos y creencias por estos lares al megalitismo, pues los menhires fijaban el alma de los difuntos, los dólmenes eran tumbas rituales colectivas, que al cubrirlos de tierra se convertían en “túmulos”. Siendo la combinación de dólmenes y menhires lo que da lugar los alineamientos y crómlech (círculos de piedras asociado con el culto al Sol».

 

El desarrollo cultural de estas gentes fue más lento que las que habitaban las llanuras, no habiendo llegado apenas a estas montañas la invasión musulmana, perdurando muchas de sus ancestrales creencias y modos de vida por la incomunicación a que estuvieron sometidos. El aislamiento lleva a la autosuficiencia por necesidad y esto al mantenimiento de prácticas y costumbres ancestrales en cuanto a los hábitos de vida y a las sanaciones de males. No siendo tan extraño que ante estos condicionantes sus pobladores vivieran a espaldas de las “modernidades” del momento allá por los aledaños del siglo XVII, y esas extravagantes costumbres las tomaran los intransigentes religiosos del momento como hechicería y brujería. Contando esta alta zona del pirineo con una extensa y documentada tradición atribuida a los hechizos, aquelarres y la brujería, siendo Tella un ejemplo de ello, pues tenía fama de que por sus tierras moraban las seguidoras de Satán, hasta el punto de que había un refrán en el Alto Aragón de decía “Tella, Dios nos libre de ella”.




Para protegerse de la maléfica influencia de estos seres demoniacos, los habitantes de Tella erigieron por los alrededores una serie de ermitas con el fin de crear un círculo protector, para resguardarse de lo exotérico y maligno que pudiera suceder en las cercanías. Se sabe que en su momento de máximo esplendor Tella llegó a tener hasta siete iglesias, no todas se han mantenido y llegado hasta nuestros días, pero aun podemos realizar un interesante recorrido por tres de ellas, que partiendo de la actual iglesia parroquial nos conducirá hasta ellas, a través de unos parajes de cuento entre montañas, con un espléndido entorno natural a puerta oriental del Parque Nacional de Ordesa, un paseo que nos asombrará por la belleza que nos rodea.




Una ruta circular de unos 2,5 km. a través de un bosque de pino rojo (conocido también como pino silvestre o pino albar) y Boj, con extraordinarias vistas de la cadena principal del Pirineo. Itinerario que nos permite descubrir tres joyas del patrimonio arquitectónico de esta área de los Pirineos:

 

- Ermita de los Santos Juan y Pablo ("San Juanipablo" le dicen aquí) del siglo XI (1018) una de las más antiguas del románico de Aragón. Situada en el collado de Balbanera bajo la rocosa peña del Puntón de las Brujas o Peña de San Juan, lugar donde las Brujas celebraban sus Aquelarres (del euskera "akerraren larrea", que significa "prado del macho cabrío"), por lo que elegido este lugar para contrarrestar las malas influencias. Un situado en verdad sobresaliente por sus increíbles vistas sobre la Garganta de Escuaín, el Valle del Cínca y la gran mole rocosa del Castillo Mayor.

 

- Ermita de la Virgen de Fajanillas, a la se llega en un breve recorrido tras superar otro pequeño collado erigida en el siglo XII. Es la única de las tres que posee torre campanario, se cree que fue la parroquia del pueblo hasta finales del siglo XVI. Fajanilla significa en aragonés franja de tierra formada naturalmente en la pendiente de un peñón, por consiguiente el templo hace honor a su denominación.




- Ermita de la Virgen de la Peña, tras retornar al collado y ascender en dirección contraria llegamos a esta humilde construcción levantada durante siglo XVI, se cree que sobre otra anterior de estilo románico, se sitúa elevada sobre una atalaya natural con un soberbio panorama desde donde se divisa todo a nuestro alrededor.

 

Durante el recorrido nuestro silencio y sensibilidad podrá dar cabida a percibir el latido de las montañas de más de tres mil metros que tenemos frente a nosotros, embelesándonos además del entorno de la visión de la Garganta de Escuain situada bajo nosotros. 




Tella es un pequeño pueblo de gran belleza, desde el que se divisan panorámicas sobresalientes. Situado en la cabecera del río Yaga, ante él se abren unos horizontes espectaculares con vistas a la Comarca del Sobrarbe y al Valle del Cinca, desde donde también divisamos la Peña Montañesa y la Sierra de las Cazcarras, suficientes motivos para ser una de las localidades más visitadas del Pirineo Aragonés. Basta con recorrer sus calles para descubrir en seguida los pilares de la esencia pirenaica. Casas de piedra, chimeneas con espanta brujas y convivencia entre el ser humano y el paisaje. 


Se articula alrededor de una calle principal, donde encontramos: la fuente, el Museo de la Bruja o Casa Carrascos, la Casa Folias, el Molino de Tenetuero (Centro de Visitantes), el Bar La Posada de Silván y la Iglesia de San Martin erigida entre los siglos XVI y XVII.




Como el día nos ha resultado corto, nos acercamos hasta la desembocadura del río Bellos para ascender sus aguas introduciéndonos en el majestuoso y sensacional Cañón de Añisclo, al que no visitábamos desde hace más de 40 años. El barranco sigue igual, en su sitio, pero se intuye un aluvión de gentes con ansias de “aventura” (cono si recorrer en su magnitud el barranco no fuera una verdadera hazaña), en eso que ahora llaman deportes de riesgo, aquí especializados en el “barranquismo”. Recorremos algunas de sus poblaciones terminando de aposentarnos en Vió, allí comimos, en sus cercanías pasamos la tarde, allí cenamos y allí dormimos. El lugar no puede ser de lo más sugerente, en pleno Collado de Vió encontramos As Fuebas de Patricio un hostal / restaurante con una de las mejores vistas de toda la hendidura que conforma la erosión formada por Cañón de Añisclo, con el condicionante a favor de una cocina lugareña, agradable y resultona, buenas chuletas de oveja churra de la zona, y gestionado por Alberto natural de Vió, mejor elección imposible.

jueves, 3 de julio de 2025

- Uzbekistán……el corazón de la Ruta de la Seda

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Tartaria, Gran Bukaria, Transoxiana, Maverranajr o “la tierra entre los ríos” ... estos han sido algunos de los nombres de Uzbekistán a lo largo de su agitada historia, siendo su enclave en medio de las rutas comerciales de Asia Central muy codiciado por pendencieros vecinos. Sus tierras han visto el paso de griegos-macedonios, chinos, persas, turcos, árabes, mongoles, rusos… que guerrearon, invadieron, saquearon, sometieron, colonizaron y gobernaron estos territorios a lo largo de los tiempos. Conformando un país étnicamente híbrido ya que, a lo largo de la historia, el carácter del pueblo uzbeko ha sido moldeado por diversas etnias, al haber sido conquistado y ocupado por codiciosos y poderosos gobernantes al frente de temibles ejércitos: Alejandro Magno, Genghis Khan o Tamerlán entre otros. Los primigenios “uzbekos” englobaban a tribus nómadas del norte, que llegaron a estas tierras en el siglo XIV, donde se expandieron y asentaron dando posteriormente el nombre al país.


Este fascinante mosaico de cautivadora belleza en medio mitad de Asia Central, se encuentra situada entre dos de los más importantes ríos del centro asiático y rodeada de áridos desiertos, que copan prácticamente el 80% de su territorio. Con montañas al noreste (cordilleras Talas Alatau y Ugam) y al sudeste el poderoso Macizo del Pamir, lugares donde se sitúan sus zonas mar fértiles, entre los que se encuentra el extenso y sobresaliente Valle de Fergana, aunque el total de tierra cultivable de todo el país apenas es del 9%. Como también el aciago y maltratado Mar de Aral, convertido prácticamente en un charco durante los últimos 70 años por el desvío de sus agua para regar los cultivos de algodón. El que fuera hasta hace no mucho el cuarto lago más grande del paneta ha reducido su extensión en un 90%, provocando una de las catástrofes medioambientales más significativas de los últimos tiempos.




Situado aproximadamente a la misma latitud de países de la cuenca mediterránea como Grecia, Italia o España (Samarcanda está en un paralelo similar al de Madrid 40º Norte), sus rasgos climáticos son muy diferentes a los países de nuestro entorno, ya que Uzbekistán, dada su situación en medio mitad del Asia Central, no se ve afectado por la influencia del mar, pues este se encuentra a casi 2.000 km. de distancia. Las altas montañas del sur impiden la penetración de masas de aire húmedo procedentes del océano Índico, generando un clima casi desértico, con veranos calurosos y secos e invierno relativamente fríos.

 

Esta ubicación que para su climatología no es favorable, sí que lo es por su emplazamiento para los trayectos comerciales que se efectuaron en Asia durante prácticamente toda la etapa histórica. Siendo una encrucijada crucial para la conexión de todos estos itinerarios de intercambio entre oriente y occidente, no solo en el aspecto económico, también cultural e incluso estratégico-militar, trayectos que en el futuro pasarían a ser conocidos como la Ruta de la Seda.
 

Este maltratado trozo de tierra ha sabido mantener su identidad aun con los avatares de la historia. Muchas lenguas se han hablado en ella, habiéndose adoptado el alfabeto árabe tras la conquista por parte de los musulmanes. Los soviéticos implantaron el latino que fue sustituido por el cirílico en 1930, estando hoy en uso de nuevo el alfabeto latino en uzbeko que se estableció tras la independencia, aunque se sigue usando el persa en caligrafía árabe. Uzbekistán "el lugar de los dueños de si mismos", con apenas unos lustros de independencia, se sitúa arropado entre postergados vecinos cuyas fronteras fueron trazadas a interés de la estrategia ruso-sovietica.

 

El paso de los persas y musulmanes (estado laico con un 88% de población musulmana) por estas tierras han dejado una gran influencia en su arquitectura, lo cual podemos comprobar nada más observar las características cúpulas, los altivos minaretes o los portentosos iwanes (portalones) de sus edificios religiosos más característicos: mezquitas, madrazas y mausoleos, elaborados en ladrillo, yeserías y cerámicas esmaltadas. Espléndidos monumentos que atraen nuestra atención, con coronadas cúpulas de azulejos tapizadas por innumerables variedades de verdes o el sempiterno azul turquesa, extraído del cobalto, la piedra turquesa o el lapislázuli, tonos con los que elaboraban los trabajados dibujos con motivos geométricos y motivos vegetales.
 

Siendo en esta zona del planeta donde el arte del vidriado ha llegado a su máxima expresión, teniendo su auge en tiempo de Tamerlán y sus descendientes allá por los siglos XIV y XV. Con pleno dominio sobre azulejos esmaltados, baldosas de mayólica y terracotas labradas, arte que no solo cuidaba el valor estético de los edificios, sino que también servía como durabilidad y resistencia en un entorno de enorme aridez. Dejando ejemplo de ello en maravillas arquitectónicas que podemos contemplar en legendarias ciudades como Samarcanda, Bukhara y Khiva, a través de míticas y coloridas construcciones que conforman bellos ejemplos del paisaje urbano de Uzbekistán y en el pasado de la Ruta de la Seda, que dejaron huella a viajeros tan dispares como el veneciano Marco Polo, el tangerí Ibn Battuta, el madrileño Ruy Gonzalez de Clavijo o incluso el sueco y nazi Sven Hedin.




Ruta de la Seda

Gracias a su estratégica posición geográfica, los territorios que hoy conforman Uzbekistán fueron un trascendental enlace a lo largo de la legendaria Ruta de la Seda, trayecto que no era un único itinerario, por lo que los historiadores prefieren el nombre de "Rutas de la Seda", aunque es más usado en su nominación singular. Recorridos ya existentes en el siglo primero antes de Cristo durante la dinastía Han en la China del 130 a. C. comunicando las diferentes regiones de la antigüedad mediante el comercio. Manteniendo un recorrido enormemente próspero hasta que se abrió la ruta marítima a la India a finales del siglo XV en 1453, cuando el imperio otomano bloqueó el comercio con Occidente impidiendo los intercambios que hasta entonces se venían realizando. Teniendo los mercaderes que buscar nuevas rutas para el intercambio de los productos, siendo entonces cuando se potenció la ruta marítima. Hasta entonces la red de caminos, que en gran parte pasaba por Uzbekistán, fue vital para el comercio mundial.




Durante más de milenio y medio, esta provechosa vía comercial mantuvo abierta la comunicación entre Oriente y Occidente a lo largo de sus ocho mil kilómetros, distancia que unía las dos grandes capitales del mundo conocido hasta entonces la china de Chang’an (actualmente Xi’an) y Roma centro del Imperio de Occidente.

 

Partiendo de China y siguiendo diversos itinerarios que transitaban por India o Asia Menor, las rutas llegaban a su destino final. Algunas variantes finalizaban en Oriente Próximo (Damasco, Bagdad...),  y otras llegaban a los puertos importantes del Mediterráneo oriental (Antioquia, Constantinopla, Alejandría, Tiro, …) para zarpar de allí a Roma e incluso Britania. El existir diversos itinerarios estaba motivado por lógicas razones, una de ellas y ciertamente relevante es la competencia de las distintas caravanas en llegar los primeros a sus destino. Otras de ellas y no menos importantes son las dificultades físicas y lo inhóspito de los territorios que deberían cruzar (poderosas montañosas, extensos desiertos...), condicionantes que se mezclaban una climatología extrema, también los temidos salteadores, así como la incertidumbre política de algunos territorios.
 

El explorador europeo Marco Polo viajó por estas rutas durante el último cuarto del siglo XIII describiéndolas minuciosamente en su famosa obra “Libro de las Maravillas del Mundo”, no siendo hasta el siglo XIX (1877) cuando son apodadas por el geógrafo y viajero alemán Ferdinand von Richthofen como "Seidenstrassen" (Rutas de la Seda).




En la práctica, la historia de la Ruta de la Seda antecede a la dinastía Han, ya que la Ruta Real Persa (de Susa, en el norte de Persia (el actual Irán) hasta el mar Mediterráneo en Asia Menor (la actual Turquía), fue establecida durante el Imperio Aqueménida (c. 550-330 a. C.). Anqué posiblemente fuera Alejandro Magno después de su conquista sobre el Imperio Persa y fundar la ciudad de Alejandría Escate en 339 a. C. en el valle Fergana de Neb (en el actual Tayikistán), creando el Imperio Seléucida tras la muerte de él Gran Alejandro. Siendo Estrabón en el siglo i a. C. cuando relata que los griegos "extendieron su imperio hasta el Seres" (Seres es la nominación que estos le daban a China, “la tierra de donde viene la seda”, por lo que se cree que ya sobre el año 200 a. C. existieron contactos entre Occidente y China.




Las formas de ser helénicas (imperio greco-bactriano y la civilización china convergieron por esa época en lo que hoy es el actual Uzbekistán. La aproximación entre estas dos diferenciadas culturas es debida a un héroe desconocido en Occidente, Zhang Qian, enviado a occidente por el emperador Wudi en el siglo II a. C. aunque las relaciones entre poblaciones del este y el oeste del continente asiático ya se habían producido desde mucho tiempo antes. Pudiéndose remontar los orígenes de la ruta hasta las postrimerías del año 2.000 a. C., cuando los chinos crearon vínculos de conexión con las regiones desérticas y montañosas del este de Asia Central. Hay constancia de productos que viajaron desde Oriente a Occidente y viceversa durante el Neolítico. En realidad, es más que factible se tratase de trueques entre localidades vecinas, que de intercambios a larga distancia.

Este itinerario no fue solo una vía comercial, donde las transacciones más importantes se realizaban de oriente hacía occidente, sino que sirvió también como importante difusor cultural, militar y político Y aunque la seda fuera un producto sustancial, no era el único con el que se traficaba, ya que eran diversos y cuantiosas las mercancías que iban y venían a lo largo sus caminos. De oeste a este se comerciaba con: Oro y plata, la vid y las uvas, camellos. caballos, sillas de montar y arreos, pieles de animales, telas, mantas y alfombras de lana, cristal, armas y armaduras y Esclavos, eran los intercambios más usuales. De este a oeste se intercambiaba: Seda, té, tintes, pólvora, papel, arroz, especias, marfil, bronce y artefactos de oro, piedras preciosas, porcelanas, medicinas, perfumes, etc.

 

La pólvora y el papel, inventos de origen chino, generaron un impacto en la vida de occidente bastante superior al de la seda. También el comercio de especies fue más sustancioso que el generado por el tráfico y confección del suave tejido. Aun con ello en la Roma de los “cesares la seda era el lujo más deseado en todas las tierras del imperio. Incluso cuando el emperador Augusto, desdeñó su uso por parte de sus enemigos (entre los que se encontraban Marco Antonio y Cleopatra) con el afán de desprestígialos, al ser su uso libertino y promiscuo.




Eran precisamente los romanos; que valoraban su peso en oro; quienes tenían la firme convicción de que la seda era un producto vegetal salido de los árboles. Siendo la isla Griega de Cos (frente a la costa Turca, a escasos 5 km.), de donde provenía gran parte de la elaboración, convirtiéndose esta ínsula en opulenta y lujosa gracias a la confección de ropas con seda. En tiempos del emperador Marco Aurelio los ropajes de seda eran la moda más secundada en Roma, sin que las críticas de o sectores más retrógrados pudiera influir en su uso y pujanza. Hasta tal punto era su uso calificado como incitante, que en lugares del Peloponeso griego se prohibió a las mujeres llevar vestidos de seda transparente en las ceremonias religiosas.

 

Hasta el año 60 de nuestra era, no se conoció la realidad del origen de este tejido (recordemos la creencia de su procedencia arborícola), producido por unos gusanos que se alimentan de las hojas de morera. Durante mucho tiempo los chinos mantuvieron en secreto como se producía la seda, pero una vez descubierto el enigma cuidaban muy mucho que los gusanos no fueran sustraídos por agentes externos, así como el método de recolección y elaboración de la seda. El emperador de Bizancio Justiniano, harto de los chinos encarecieran cada día más el producto, mandó secretamente a dos espías camuflados de monjes con el fin de conseguir los apreciados gusanos para occidente. La operación fue todo un existo generando el inicio de la producción de seda bizantina.

 

Una mariposa de seda pone hasta quinientos huevos, que a los. veinticinco días eclosionan como orugas, precisando las horas de morera para alimentarse durante un mes, multiplicando su peso por diez y comenzando a elaborar el capullo que es el producto de donde se extrae la hebra de seda. Este hilo de seda es ocho veces más delgado que un cabello humano, pero mucho más resistente. Siendo presidas unas dos mil orugas, que consumen las hojas de dos árboles de morera, para confeccionar un solo vestido de seda.

 

Si bien la seda fue uno de los más importantes intercambios de esta ruta comercial, su mayor utilidad sin embargo fueron los intercambios culturales y el trasvase de conocimientos entre distintas formas de vida, tal y como ocurrió en Europa con el Camino de Santiago. Arte, tecnología, religiones, forma de pensar, lenguas, ciencia, arquitecturas….. se fueron traspasando de unos pueblos a otros a través de estos polvorientos caminos. Pero también por estas rutas viajaron los intereses políticos, las ambiciones, las maldades e incluso las enfermedades, como fue la extensión de la peste en el siglo VI, que llegaría hasta Constantinopla diezmando la población del por aquel entonces Imperio Bizantino.  

 

Siendo la toma por los turcos en 1453 con la toma de Constantinopla y la caída de Bizancio lo que cercenó este comercio, al cerrar los turcos todas las rutas habidas por tierra. Debiendo los mercaderes echarse a la mar buscando nuevas rutas para seguir comerciando, provocando de esta manera el florecimiento de la Era de los Descubrimientos, que a partir de entonces se fueron desarrollando con el ¿descubrimiento? de América por parte del almirante Colón.


Cuando en tránsito por la ruta de la seda aún era primario, los sogdianos (uzbekos de entonces) ya habían fraguado sólidos vínculos económicos con los chinos. Desplazamientos que con el paso del tiempo generó el desarrollo de ciudades hasta entonces inexistentes, que progresaron por estar situadas en puntos estratégicos de las diferentes etapas de cada uno de los itinerarios, sirviendo como lugares de trueque e intercambios culturales. Siendo en lo que nos ocupa, puntos fuertes las ciudades uzbekas de Tashkent, Samarcanda, Bukhara y Khiva. Teniéndose en gran valía desde entonces los productos uzbekos, como era el caso de la seda de Margilan (Valle de Fergana, cerca ya de la frontera con Kirguistán) que se usaba como medio de pago, al ser su valor equivalente al oro.

 

Al visitar Tashkent, la activa y moderna capital de Uzbekistán, cuesta creer que la Ruta de la Seda pasara por ella, ya que me he encontrado con una ciudad que yo tenía infravalorada, toda vez que el país que yo pensaba encontrarme se me antojaba algo anquilosado en el pasado. Pero no, para nada tiene que envidiar a muchas de las ciudades europeas de por aquí, edificios de cierta envergadura, avenidas de varios carriles, bulevares con abundante arbolado y fuentes que generan frescor, centros comerciales y una actividad urbana como las de nuestro entorno, sin llegar al agobio de un incómodo Madrid atestado de turismo cervecero y terracero sin límites.

 

Situada en una fértil llanura con importantes montañas que se elevan más de tres mil metros por encina a tan solo 100 kilómetros de distancia. Hoy es una urbe con algo más de 3 millones de personas, por donde antes pasaban las caravanas de camellos durante los siglos XIV y XV siguiendo el mítico recorrido. Localidad de fuertes contrastes, pudiendo observar un variopinto patrimonio arquitectónico, con evidentes influencias de persas, mongoles y soviéticos, conviviendo los modernos rascacielos con los tradicionales mahallas (barrios humildes), creando una mezcolanza única entre lo antiguo y lo nuevo.

 

Tashkent sufrió en 1966 un enorme terremoto que destruyó la cuarta parte de la ciudad cambiando por completo la fisonomía de la misma, sufriendo con más fuerza sus barrios antiguos edificados fundamentalmente con barro y adobe. Padeciendo de forma muy importante destrozos buena parte del patrimonio arquitectónico de la antigua ciudad. 300.000 de sus habitantes se quedaron sin hogar, teniendo que derribar el 80% de sus edificios. Reconstruyéndose en un tiempo récor al comprometerse en ello el resto de las repúblicas que por aquel entonces conformaban la U.R.S.S. Erigiéndose edificios que simbolizaban las ideas de modernidad plasmadas desde Moscú, siendo de aquellos tiempos su elegante metro.

 

Siendo por ello que la arquitectura del pasado sea muy escasa centrándose prácticamente en los edificios que no sufrieron mucho el terremoto, que se congregan en Complejo Khast-Imam, con las Mezquitas Hazrati Imam y Tila Sheikh, las Madrasas Barak Khan y la Moyie Mubarek que convertida en “Library Museum”, custodia el “Corán de Osmán” reconocido como el libro sagrado musulmán más antiguo de los que existen en el mundo. El conjunto se complementa con el también próximo Mausoleo Kaffal Shohi y completándose, cuando finalice su construcción, con el monumental “Centro para la Civilización Islámica”.

 

Junto a esto, lo más interesante de la ciudad son sus espacios verdes diseñados durante la época soviética, siendo del mismo periodo su “arquitectura brutalista”, que merece la pena descubrir. El “Brutalismo” es un movimiento arquitectónico (muy bien trasladado en la película  “The Brutalist”  de 2024) que se define por las formas geométricas, un uso funcional de los espacios y el diseño,  así como del uso del hormigón en su ejecución. Siendo Tashkent una de las ciudades donde más concentrados están sus proyectos a través de edificios emblemáticos como: el Hotel Uzbekistán, el Bazar Chorsu, el Circo de Tashkent, el Museo de las Arte, el Museo de Historia (antes Museo Lenin), el Palacio de la Amistad de los Pueblos, el Panoramic Cinema o el premiado bloque de viviendas Pearl Building, como así mismo el artístico y elegante Metro.




Arquitecturas que mezclan con otros estilos como el novedoso Palacio de Congresos junto a la torre del Hotel Hilton o la singular y ortodoxa Iglesia de Alexander Nevsky en el Cementerio Botkin. Los jardines que rodean la Plaza de la Independencia (antigua Plaza Lenin), Sailgokh Street (Broadway Street), Lokomotiv Park, el Parque de atracciones Anchor y el Parque Nacional Navoi donde se ubica el Magic City Park (el Disneylandia de Ansia Central. Todo esto podemos encontrar en la capital un país que ha sabido desarrollarse a partir de su independencia de la Rusia postsoviética hace algo más de 30 años y que sorprende a quienes lo visitamos.





jueves, 19 de junio de 2025

- Khiva (Jiva)…… la joya del desierto uzbeko

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Nos esperan 7 horas de automóvil, que es más o menos lo que se tarda en recorrer por carretera los 450 km. que separan las poblaciones de Bukhara y Khiva. Transitamos por terrenos prácticamente desérticos, sin apenas cruzar poblados de notoriedad, acompañándonos un monótono paisaje de arena con algunos matojos. El paso de algún tren, instalaciones de alguna subestación eléctrica, vagonetas abandonadas o el acopio de metálicas tuberías, rompe esa invariabilidad visual. Cien kilómetros antes de llegar a nuestro nuevo destino debemos cruzar el puente Amudaryo ko'priki sobre el río Amu Daria, por el que circulan en el mismo carril el tren y los vehículos, teniendo que cortar el paso de coches cuando le toca circular a cualquier convoy ferroviario………. así son las rutas por Uzbekistán. 

Al oeste y sur del país, apenas 8 km. de la frontera de Turkmenistán en medio de la aridez entre los duros desiertos Kizil-Kum (arena roja) y Kara-Kum (arena negra), se sitúa Khiva o Jiva, pues de las dos maneras se la conoce. Con sus 115.000 habitantes es la decimoséptima población del país, pero con un exquisito casco histórico que la hace resaltar de entre las más visitadas del territorio uzbeco. Un oasis de imprescindible paso utilizado por las caravanas durante el medievo antes de afrontar el cruce del desierto iraní.




Cuenta la leyenda que fue Sem, el hijo de Noé, quien fundó la población después del diluvio y andar deambulando por estas tierras. En una de sus noche tuvo un sueños en el que aparecía un bosque junto a trescientas antorchas ardiendo. Lo que le pareció una señal para levantar en el lugar una ciudad, excavando un pozo para tener agua, al que llamó Khey Vakh “qué agua más fresca y sabrosa”, de donde la viene el nombre a la ciudad. Pudiendo aun ver el pozo en el patio de una casa muy cerca de la muralla al noroeste de la urbe. Estando confirmada la existencia de la ciudad ya el siglo VI a. C. siendo hasta su conquista por los musulmanes a principios del siglo VIII una ciudad de creencias zoroástricas. 



Es con la llegada del islam cuando son perseguidos los sabios y los nobles de las creencias anteriores, llegando a ser durante los siglos IX-XI un importante centro religioso (musulmán) y del saber, donde progresaron los conocimientos de Al-Juarismi (matemático precursor del álgebra) y Al-Biruni (matemático, astrónomo, geógrafo e historiador). El 1220 con la llegada de Gengis Kan fue arrasada como todas por las que paso el guerrero y conquistador mongol. A partir de 1512 conforma un estado independiente conocido como Kanato de Jiva, que dura hasta la llegada del imperio ruso en 1873 y después al control soviético.

Su casco antiguo bien conservado y restaurado se encuentra en el interior de la población amurallada “Itchan Kala”, muros que se extienden unos 2,5 kilómetros rodeando toda la vieja ciudad con potentes baluartes y barbacanas. Situándose en cada punto cardinal una robusta puerta, dando seguridad a esta potente fortificación de redondeadas formas, bastante similar al Ark de Bukhara, construida en adobe y arcilla, completada con 40 torreones de formas cónicas y una ciudadela-palacio junto a la entrada de poniente. Levantada entre los siglos XVII-XVIII, sus muros alcanzan una altura que llega hasta los 10 m. teniendo un grosos de entre 5 y 6, que es visitable y transitable desde las puertas norte y sur. Se dice que fue construida en 30 días por ingentes manos esclavas.
 

Khiva era conocida durante el siglo XIX por ser el mayor mercado de esclavos de toda Asia, donde miles de esclavos fueron capturados por las tribus turcomanas y kazajas, comercializados durante bastante tiempo en ella como si fueran cualquier mercancía, siendo la puerta oriental del recinto amurallado donde se celebraban las transacciones. Se calcula que en la primera mitad del siglo XIX, cerca de un millón de persas, así como un número desconocido de rusos ( se piensa que al menos 5.000) e incluso escandinavos entre otros, fueron capturados y transportados a Khiva antes de ser despachados como si fueran ganado. La esclavitud se prohibió oficialmente en Bukhara en 1863 y en Khiva cuando llegaros los rusos en 1865, aunque se seguía perpetrando.

Khiva conforma un ejemplo singular y bien conservado de la arquitectura islámica del Asia Central. Su parte antigua está integrada por un conjunto mausoleos, mezquitas, palacios, madrasas, sinagogas, unas 250 casas antiguas y 14 minaretes, custodiando más de 50 monumentos relevantes que datan principalmente de entre siglos XVIII y XIX, última etapa de su esplendor.




Es la única ciudad de todo Uzbekistán que ha mantenido prácticamente intacto casi la totalidad de su trazado medieval. La antigua ciudadela fortificada “Ichan-Kala” (ciudad interior) se nos muestra tal cual se construyó hace cientos de años, siento una sucesión de edificios de distintas épocas junto a simples casas vecinales, que por desgracia se van transformando en recintos turísticos (tiendas, restaurantes o pequeños hoteles), aun así aún mantiene parte de la normalidad ciudadana pues sigue residiendo gente-

 

El conjunto compone una muestra de cómo debieron ser las ciudades musulmanas del Asia Central durante el Medievo, representando en la actualidad un ejemplo viviente y bien conservado de este tipo de arquitectura. Recorrer las calles de Khiva con sus enrevesados pasajes y callejuelas es hacernos volver al pasado. Sino fuera por el turismo y los Guest House, sería como estar en algunos de los cuentos de Las mil y una noches. Hay ciudades en la que sobresale su olor y fragancia, en Khiva no sentí esa sensación de un especial aroma, pero sí que destaca su tonalidad, el permanente e invariable color del barro salpicado con destellos verdes o azul celeste, terroso matiz que la genera una personalidad propia.
 

Prácticamente todo el espacio urbano interior es peatonal por lo que resulta cómoda su visita, centrándose los principales edificios en Polvon Kori Street; la travesía principal de la ciudad y la que conecta las puertas oeste y este; así como en sus aledañas.

 

Al atravesar la puerta oeste “Ota Darvoza” y cruzar el plano de la urbe (elaborado en azulejos) entre puestos callejeros, nos encontramos con la grandiosa Madrasa Mohammed Amin-Khan hoy reconvertida en hotel, una de las escuelas coránica más grandes del Asia Central. Junto a ella se sitúa en emblema de la ciudad, el original e ”inacabado” Minarete Kalta Minor que resalta por su magnífica decoración realizada por los mejores artesanos, todo su paramento está recubierto íntegramente (el único de este tipo existente) con los habituales azulejos de color azul, blanco y azul-celeste que tanto abundan por el país.
 

Nos desviamos unas decenas de metros para allegarnos hasta Kunya-Ark, el fortín-alcazaba y palacio de los emires de Khiva. Erigido entre los siglos XII y XVII. Enorme complejo doblemente amurallado del que solo han llegado a nuestros días unos pocos edificios: la puerta oriental con la contigua sala de guardia, el harén, la sala de recepción “kurinishhona”, las mezquita de invierno y de verano, esta última una joya abierta al exterior con sus paredes revestidas de bellos mosaicos azules y estilosas columnas de madera. También destacable es el bastión o torreón de Ak-Sheikh Bobo, desde el que obtienen una bellas vistas sobre todo al atardecer. Frente a la fortaleza se sitúa la Madrasa Mohammed Rakhim Khan una de las más bonitas e impresionantes de la zona. Con un patio rodeado por los habitáculos de los estudiantes “hudjras”. Destacando el portalón de entrada con dos pisos de celdas decorados en bellos azulejos azules.




Volviendo a la calle principal debemos buscar el mausoleo de Said Alauddin, que algo escondido y bastante austero (simples ladrillos sin decoración) custodia los restos de un venerado santo sufí. Junto a él, pero entrando por la concurrida “calle mayor”, nos hallamos ante el Minarete y Mezquita Juma (del Viernes). El más importante templo población, erigida finales del siglo XVIII junto a su minarete de 32 mts. sobre las ruinas de otra construcción anterior del siglo X. 



Su principal singularidad, poco común con las demás mezquitas, es la inexistencia de arcos y portalones, ni siquiera las clásicas y tradicionales cúpulas existen en su construcción. Estando su techo plano, soportado por 213 pilastras de madera bellamente labradas (algunas de las más antiguas datan del siglo X), con una altura que varía entre los 4 y 5 metros, convirtiendo este habitáculo (la sala de oraciones) en un verdadero museo sobre el cincelado en madera. Todo el conjunto de pilastras combina armónicamente, aun teniendo muchas de ellas un origen y datación diferentes.


La entrada principal, realizada en madera labrada bien elaborada, se ubica en la calle principal, prácticamente a mitad de ella. En su interior existen algunas pequeñas aberturas en su techo para ventilar el espacio y dejar penetrar algo de claridad, creando un asombroso juego de luces en medio de una agradable sensación de penumbra y una atmosfera sosiego, si además es primera hora y apenas hay visitantes el instante puede ser genial.
 

Callejeamos un poco para allegarnos hasta el Palacio Tosh-Hovli (finca de piedra), un bello ejemplo de la arquitectura Khorezm durante primer tercio del siglo XIX. Construido por esclavos, fue mandado erigir por el prolífico emir Allahkuli Khan, atesora tener 150 habitaciones (163 originariamente) decoradas con elegantes azulejos y 3 patios, una gran sala de audiencias y harén. Sus vistosos murales en todos los tonos imaginables de azul, por si solos podrían formar un museo del azulejo vidriado. El edificio tiene otro acceso lateral, justo en la calle donde se ha mantenido el suelo original pudiendo ver sobre las grandes baldosas los carriles dejados por la huellas de los carros.




Justo al lado nos situamos entre dos madrasas que se miran una a la otra, pero en distintos niveles. La superior Khurdjum (Alforja) Madrasa Kutlug Murad Inak es actualmente el museo de pintura y la que se sitúa más baja, La Madrasa Allakuli-Khan una de las instituciones educativas más importantes del siglo XIX. Junto a ella y al norte se sitúa Caravasar de Allakuli-Khan también del primer tercio del siglo XIX.  Ya diseñado para desempeñar las funciones de posada, almacén, mercado, además de tener entradas específicas para animales de carga, se edificó próximo a la puerta este de la ciudad amurallada, pues por sus proximidades es por donde transitaban las caravanas que cubrían las rutas con Bukhara, Persia y Rusia. Hoy se está reformando para convertirlo en un Centro de Artesanía.

 

Volviendo a la calle principal y muy próxima a la entrada oriental “Polvon Darvoza”, nos encontramos la pequeña Mezquita Ak (Mezquita Blanca). Se trata de una mezquita de barrio construida durante la primera mitad del siglo XIX, se cree que encima de otra empezada a levantar en 1647. De humilde y austera ornamentación, solo encontramos decoradas sus ventanas con celosías caladas de yeso “ganch”.  Junto a ella se sitúa el Hammam Anusha-Khan, que datados en el siglo XVII son los baños turcos más antiguos que se conservan en toda Asia Central. Al estar construidos bajo tierra (para aislarlos mejor), sus cupulas se confunden por el exterior con las de la puerta “Polvon”. Este tipo de baño “hammam” han desempeñado un papel importante en la vida de Asia Central y continúan haciéndolo hoy en día, ya que muchas casas aún carecen de baños. Eran lugares para relajarse y socializar. Es su tiempo los beneficios que generaban eran utilizados para obras de caridad de la anexa Mezquita Ak.
 

A unos pasos nos encontramos el admirable complejo Islam Khoja compuesto de mezquita y un bello minarete, que aunque levantados a principios del siglo XX, sigue las formas de los siglos XII y XII. Contrasta observar el minarete más alto de Khiva con la madrasa más pequeña. Y más adelante nos topamos con el bello mausoleo de Pahlavan Mahmud, un artesano de las pieles “curtidor”, luchador sobresaliente, poeta talentoso y filósofo sabio.  El edificio se edificó en 1701 donde se había enterrado a este santo muerto en 1322, cubriendo todo el espacio interior de mayólica azul y blanca, generando una sensación de respeto y sosiego. Justo por detrás se sitúa otro mausoleo, el de Yunus Khan, que algo escondido tras la madrasa Khojash Makhram está datado a mitad del siglo XVI, encontrando su patio interior repleto de alfombras.
 

Nos dirigimos a la puerta sur “ Tosh Darvoza”, para visitar los curiosos cementerios Suroeste y Sur, que se ubican en el interior la “ciudadela” pegados a sus murallas. Se trata de dos originales y viejas necrópolis: la suroeste justo en el acodamiento de la esquina suroccidental y la sur muy cerca de la puerta) en donde se encuentra "Haris Baba Mausoleum". Entre los dos suman en conjunto alrededor de una centena de esas clásicas formas de barca invertida elaboradas de piedra, correspondiéndose con la treintena de sarcófagos de la misma tipología pero existentes en el exterior de la muralla.




Hay poca información disponible sobre estos viejos cementerio, pero las tumbas empotradas en los contrafuertes de las murallas de la ciudadela son un elemento destacado de singular visión, tanto arquitectónica como histórica de Khiva, un elemento absolutamente insólito y peculiar. Se dice que las tumbas están colocadas ahí (tanto en el exterior como en el interior) para desanimar a los asaltantes turcomanos que intentaran conquistar la ciudad.

 

Al caminar por sus calles podemos observar en muchas tiendas la venta de marionetas, siendo Khiva calificada como la Ciudad de las Marionetas, una tradición que se remonta a los tiempos del zoroastrismo de hace más de 2.000 años, actividad que pudimos evidenciar directamente en sus calles. Sus representaciones eran usadas como entretenimiento a los ciudadanos con argumentos religiosos y espantar a los malos espíritus. En 1993 se creó un teatro para esta actividad con cerca de 300 butacas, estando instalado en un edificio histórico de los años 30 en el la fortaleza de Itchan-Kala, atrayendo a público de todas las nacionalidades, al ser representaciones que se entienden por sí mismas sin palabras. La mejor tienda de marionetas de toda la ciudad se encuentra en la calle principal al poco de entrar en la ciudadela por la puerta oeste y justo bajo el minarete Kalta Minor, “Ali Baba & The 40 thieves in Khiva”.
 

Por último quiero dejar unos consejos entorno a las viandas, condumio o manduca a la hora de saciar nuestras necesidades hambrunas, sobre todo para la horas de la cena:

 

- El Khiva Moon Restaurant es una opción bastante respetable, donde se cena en el patio ajardinado de un edificio con amplitud en la ubicación de las mesas. Sin duda uno de los sitios a recomendar en Shiva y no muy alejado del hotel donde nos acomodamos. Sin duda hay que pedir la “carpa” frita del rio Amu Daria, estando también aconsejados los afamados Tallarines Verdes de Khiva.
 

- Terrassa Café & Restaurant, muy buenas vistas al atardecer pero nada especial el sustento, el lugar (muy promocionado en las guías) está bastantes solicitado y las mesas excesivamente juntas (mucha fanfarria y poca sustancia).

 

- En plena Polvon Kori Street, centro turístico de Itschan-Kala, y a ras de calle se encuentra la terraza de Murod Josh. Lugar ideal para tomar una cerveza fría espetando la hora de comer.

 

Ahora solo queda que dejen de bombardear Irán el gobierno israelita, para que vuelvan a la normalidad los países de la zona y podamos de nuevo visitarlos……….. seguro que os gustarán.