miércoles, 10 de septiembre de 2025

- Eclipse / Luna llena / Crepúsculos - Castil Terreño (Izana – Soria)

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Este fin de semana del 6 y 7 de septiembre hemos tenido la oportunidad de poder observar a simple vista fenómenos astronómicos de difícil cuadratura, conjunción y coincidencia. Por un lado la luna llena denominada de “La Cosecha” o de “Maíz”, al suceder cuando las tribus americanas realizaban la recolección de sus productos agrícolas. Siendo considerada como una “Superluna”, al pasar su elíptica orbita cerca de la tierra, pudiéndola observar con un tamaño superior a lo normal. A esto hay que añadir la concurrencia de un eclipse total del satélite que nos ilumina las noches (cuando toca) visible desde la latitud de nuestro país, que por su efecto lo teñirá de rojo “cobrizo” por la refracción solar, en lo que se denomina “Luna de Sangre”. Aun en la noche del 7 al 8 pudrimos disfrutar de un alto grado de luminosidad de nuestro más emblemático y romántico elemento durante las oscuras y serenas veladas.

Prácticamente todo los tabloides informativos, agencias de noticias, televisiones y cualquier medio relacionado con la comunicación, nos ha dado cuenta con premura y sin ahorro de medios de tal evento como si fuera una acción de primera índole. Se han anunciado visitas guiadas en lugares tan emblemáticos como los Dólmenes de Antequera, el Templo de Debod en Madrid, las Sierras de Guadarrama o Gredos, al mirador de Casa Ros en Molina de Segura, así como los miradores de gran cantidad de playas mediterráneas, Las Alpujarras, los puertos de montaña de la sierra madrileña, faro de Favaritx en Menorca, y otros múltiples lugares de la geografía peninsular, cobrando en algunos casos 25 € por la actividad.

 

Toda vez que España se encontraba para una visión favorable en plena franja geografía para su observación, pudiéndose visualizar, con distintos niveles de visibilidad en multitud de puntos del territorio. Siendo la Costa Mediterránea, Baleares, Ceuta y Melilla los puntos más notables para su contemplación. Pudiéndose ser también perceptible desde gran parte de Europa, África, Asia y Oceanía, habiendo estado fuera de su visión gran parte del continente americano.

 

Se calcula que más de 6.000 millones de personas de todo el planeta tuvieron oportunidad de poder observar este fenómeno astronómico, de cómo nuestro satélite se transformaba en una completa circunferencia de tonalidades rijosas. Siendo con su duración de 85 minutos el más largo de todo el año 2025 y uno de los más duraderos de la última década, no llegando al récord de este siglo que aún mantiene el observado el 27 de julio de 2018, con una duración de 1 hora y 43 minutos. Manteniendo su récord absoluto como eclipse parcial el que se desarrolló en noviembre de 2021extendiendose durante 3 horas y 28 minutos, marca histórico en casi seis siglos.

 

Se originan cuando la Luna traspasa la sombra de la Tierra, interfiriendo la luz del Sol que es quien la ilumina. Y como ocurrió al atardecer de este pasado domingo cuando el eclipses es “total” nuestro satélite no queda completamente oscuro, sino que alcanza un intenso tono rojizo, provocado porque una parte de la luz solar es desviada por la atmósfera terrestre, adquiriendo ese característica coloración que “la convierte en una llamativa “Luna de Sangre”. Demostrando la los “negacionistas” y “terraplanistas” que el planeta en el que vivimos es absolutamente esférico, toda vez que la circular sombra proyectada sobre la Luna es una evidencia más de la redondez de la Tierra, dato científico que con cierto grado de sorna se relató en más de un medio de comunicación para “abochornar” a los que defienden estas falaces teorías y a sus descerebrados seguidores.

 

Estos fenómenos astronómicos que en la actualidad tanta curiosidad nos genera, en el pasado fueron motivo de enorme temor, respeto y desasosiego por las gentes de pasados siglos, generando con ellos gran cantidad de relatos y escritos fantásticos hasta el punto de augurar el “Apocalipsis”. Siendo los eclipses junto a los terremotos y las erupciones volcánicas eventos anómalos que pronosticaban desastres y calamidades. No siendo extraño que las gentes llanas sintieran pavor ante estos fenómenos de la naturaleza, aprovechándose de ellos las clases más pudientes e ilustradas (como la iglesia), para tener subyugada a la sociedad.

 

Durante su ultimo (el tercero) viaje realizado al Nuevo Mundo por Cristóbal Colón, el almirante tuvo problemas de avituallamiento en la isla de Jamaica, al negarse los nativos a suministrarle víveres y agua. Urdiendo Colón una estratagema; pues siembre viajaba con una copia del almanaque realizado por el astrónomo teutón Johannes Müller Von Königsberg “ Regiomontanus”, en el que se recogían los futuros eclipses de luna; indicándoles que si no era ayudado les quitaría la luna, comenzando a desaparecer en la tarde del 29 de febrero de 1504 producto de un eclipse. Ante lo cual los perplejos aborígenes asintieron en facilitarse la ayuda solicitada si les devolvía su luna, siéndoles anunciada por parte del “marino” cuando volvería a reaparecer.

 

Los eclipses lunares son más visibles que los solares, abarcando su observación más extensos territorios, además de ser más duradera su contemplación. Formando, este del pasado domingo por sus características, una secuencia periódica que se repiten aproximadamente cada 18 años. Según nos han contado reiteradamente los expertos en estos acontecimientos, el evento se desarrolló en varias fases. Una inicial que debió comenzar a las 18,27 horas, extendiéndose entre las 19,31 y las 20,53 el oscurecimiento del satélite, adquiriendo esa tonalidad oscura de rojo cobrizo, habiendo conseguido su punto clímax a las 20,11 horas.

 

Desde nuestra ubicación sobre la ladera sur del cerro Castil Terreño en Izana (Soria), la Luna debería haber asomado por el horizonte sobre las 20:30, concediendo al grupo de los aguerridos mortales que nos habíamos juntado, para admirar el afamado eclipse unos 15-20 minutos de visible totalidad, cosa que no ocurrió. Frustrados y perplejos de mirar al firmamento por su lado levantino a ver si distinguíamos algo entre las nubes, decidimos tomándonos unas frías cervezas como desagravio a nuestro infortunio por no vislumbrar nada de nada. A los veinte minutos de estar en esa incertidumbre esperando a que el singular efecto apareciera sobre la masa nubosa que se cernía sobre nosotros, apareció algún claro ya por encima del naciente, y cuando ya habíamos abandonado la el lugar de observación………….. se nos mostró muy tenue la luna sobre una hilera de nubes, a la que efectivamente la faltaba un buen trozo en la parte superior derecha, pero nada de haber podido observar la llamativa “Luna de Sangre”. Concluyendo el acreditado acontecimiento a las 21,56 horas, después de haber tomado unas cervezas en el Bar Social de las Cuevas de Soria en compañía de unos afectuosos paisanos.




Para disfrutar una buena visión de un eclipse de este tipo hace falta un buen cielo despejado, pero a medida que el día avanzaba ya nos imaginábamos que la meteorología iba a jugar un papel protagonista, pudiendo condicionar, como tal ocurrió, la observación del fenómeno que se nos había anunciado a bombo y platillo. Pudiendo comprobar a lo largo del día los cielos plomizos eran la generalidad en el ambiente, creando una fuerte decepción en los que habíamos puesto nuestra confianza en poder observarlo entre amigos. El resultado fue un eclipse “eclipsado” por las nubes, que había generado unas expectativas en poder observar un extraordinario y raro efecto lunar que casi nadie vio, como se puedo constatar en días posteriores.




Afortunadamente y como compensación, a nuestras espaldas transcurría un formidable y maravilloso atardecer sobre la cercana y enigmática Sierra Inodejo, cubriendo el horizonte y las nubes con todas las tonalidades de rojos que pudiéramos imaginar. Lo que por el “este” se nos había hurtado el “oeste” nos lo estaba regalando con creces, unos cielos bermejos que asemejaban unos confines ardiendo, pero bien sabíamos que por estas tierras sorianas no es fácil ver arder los bosques (toquemos madera), como en otros lugares de esta Comunidad, en donde la desidia, el abandono y la desgana es una variable (tome nota don Alfonso).

 

A pesar de que las condiciones meteorológicas se anunciaban desfavorables, tal y como nosotros, público en general y cantidad de astrónomos aficionados se dirigieron hasta parques públicos, azoteas de observatorios astronómicos, terrazas de comunidades de vecinos, miradores naturales o a cualquier lugar elevado desde el que se pudiera ver con facilidad el fenómeno, con la intención de conseguir una nimia imagen de un rasgo rojizo en el horizonte entre las grises nubes, que pudieran compartir por las dichosas redes sociales. Solo pudimos admirar a través de los medios las impresionantes instantáneas que se habían conseguido en otras latitudes alejadas de las borrascas ibéricas.

 

En España no se podrá observar un eclipse de estas características hasta diciembre de 2028. El próximo año será el inicio del periodo denominado como el “Trío de Eclipses Solares” visibles desde España. El 12 de agosto de 2026 y el 2 de agosto de 2027 podremos observar dos solares totales y uno anular el 26 de enero de 2028. Siendo sustancialmente relevante el de agosto de 2026, ya que desde 1905 un eclipse total en nuestra latitud, siendo nuestro país el mejor territorio habitado donde poder contemplarlo perfectamente. 


Así que esperaremos hasta el 12 de agosto del próximo año para acercarnos a algunos delos lugares en donde se pueda contemplar al 100%, sabiendo que en las zonas de gran aglomeración urbano como Madrid y Barcelona solo alcanzarán a ver un 90% del eclipse cubriendo el disco solar y reproducir la noche en el día, siendo amplias zonas del sur de Aragón, León, Palencia, Burgos, Asturias, Galicia y por supuesto Soria, donde se vislumbrará al 100 %, estando Quintana Redonda en esa vertical por cuyo cielo se trascurrirá ese fenómeno astronómico, que apenas durará 1 minuto y 40 segundos. Solo tendremos que esperar y cruzar los dedos para que de nuevo las irreverentes nubes no nos jueguen una mala pasada..

jueves, 21 de agosto de 2025

- Contra los incendios…… “Modelo Soria” (pero toquemos madera)

Fue precisamente la semana pasada cuando visite en la vecina población de Tardelcuende la Exposición sobre “El Bosque Quemado…… 25 años después del incendio” que, organizada por la “Asociación Cultural Gaya Nuño”, expone en el Centro Social del Pueblo y el recinto de las Piscinas Municipales lo ocurrido en los días 25 y 26 de agosto del año 2000 (si no la prorrogan durará hasta el 31 de agosto). Lugares donde podemos observar las magníficas fotografías de José Antonio Díaz sobre como quedó la zona de arrasada en los días de después, así como las realizadas durante los del incendio, estas captadas por Fernando Santiago y el “Quintanero” Mariano Castejón. 

A continuación traslado un artículo publicado ayer 19-08-2025 por OK Diario (que aunque no es santo de mi devoción) creo es importante en los momentos que estamos sufriendo esta desbastadora lacra, sirviendonos para analizar sobre la prevención de incendios y sobre cómo nos está afectando el “Cambio Climático” y la destrucción del Planeta en el que habitamos.

 

Soria es una provincias en la que casi el 50% de su territorio está cubierto por bosques, pero aún así los medios y dispositivos de prevención de los incendios no funcionan mejor que en otros lugares porque la administración autonómica sea mas eficiente. Las carencias   y precariedad son las mismas, hablo de ello personalmente con bomberos y guardias forestales que conozco y son próximos, comentándome de la falta de medios, personal y formación. Ahora con todo esto que está pasando, se han puesto a contratar las vacantes sin cubrir que no lo habían hecho durante todo el año, tirando de gente del paro (en Soria el paro está en el 6%), con nula preparación y formación y menos aun voluntad, toda vez que los que están en el desempleo soriano son los marginales del trabajo.




Aquí os dejo el artículo en cuestión, publicado el 19 de agosto por Daniel Jiménez:

 

Éste es el secreto de la única provincia de España que lleva 25 años sin sufrir un gran incendio

 

La ola de incendios ya ha quemado más de 300.000 hectáreas – Castilla y León es la comunidad más afectada por las llamas

Paradójicamente, en dicha región también existe una estrategia exitosa contra los incendios

 

España arde, especialmente el noroeste del país, que sufre una devastadora ola de incendios forestales que ya ha calcinado más de 300.000 hectáreas, según los datos del sistema europeo de satélites Copernicus, que está mapeando el terreno afectado por las llamas. Una cifra que significa que 2025 es ya el peor año desde que se puso en marcha el Sistema Europeo de Información sobre Incendios (EFFIS) en el 2006.

 

Cuatro personas han fallecido a causa del fuego, que además ha provocado graves daños en parajes naturales de incalculable valor, como Las Médulas, en León. Este singular entorno, declarado Patrimonio de la Humanidad, alberga castaños milenarios de la época de la explotación minera romana. Árboles que han quedado en gran parte reducidos a cenizas.

 

Castilla y León

La comunidad autónoma más afectada por las llamas está siendo Castilla y León, que ha sufrido más de 200 incendios en la última semana. Especialmente grave ha sido el fuego originado en Molezuelas de la Carballeda, en Zamora, que posteriormente se extendió a la provincia de León, provocando la quema de cerca de 40.00 hectáreas de territorio.

 

En estas últimas dos provincias, así como en la de Salamanca, es donde se encuentran los incendios de mayor dimensión y peligrosidad. También hay fuegos activos en Ávila, Palencia y Segovia.

 

Por su parte, Burgos, Valladolid y Soria se mantienen a salvo, hasta el momento, más allá de breves conatos sin consecuencias relevantes. Especialmente llamativo es el caso de Soria, que lleva 25 años sin sufrir un gran incendio, lo que la convierte en una excepción dentro del panorama nacional.

 

Valle del río Izana

Ese último gran incendio fue el que arrasó a finales de agosto del año 2000 casi 2.500 hectáreas en la comarca soriana del río Izana. Tras este trágico suceso, sólo hay que reseñar un fuego que en julio de 2015 quemó unas 600 hectáreas. Un balance ciertamente positivo, sobre todo si tenemos en cuenta que, aproximadamente, el 43% de toda la provincia está cubierto por bosques.

 

¿Cuál es la clave de este éxito? La respuesta está en lo que muchos expertos denominan Modelo Soria, que en los últimos años se ha convertido en un ejemplo en materia de prevención de incendios forestales.

 

«La provincia ha desarrollado un modelo de prevención basado en una estrategia exitosa no lo suficientemente difundida. Un caso de éxito del que debe sentirse orgulloso el conjunto de la ciudadanía soriana», afirman desde el Centro de Servicios y Promoción Forestal y de su Industria de Castilla y León (Cesefor).

 

Tres pilares

Esta estrategia se asienta en tres pilares, según la citada fundación:

El monte como generador de recursos.

Cooperación y consenso social.

Ataque temprano.


«Lo importante es entender que la estrategia funciona si se mantienen los tres pilares. El desequilibrio en cualquiera de ellos hará que toda la estrategia se derrumbe», resalta el Cesefor.

 

- Recursos

La naturaleza es una fuente de riqueza, cuestión que en la provincia soriana entienden a la perfección. El monte provee a la población de multitud de recursos valiosos, también a nivel económico, como pueden ser la madera, la resina o las setas.

 

«Estos recursos son a su vez generadores de empleo, en el monte, y en la amplia red de industrias locales de primera transformación. Son fuente de ingreso de las entidades locales (incluso de sus vecinos en algunos pueblos) y espacio de disfrute de sorianos y visitantes», destaca el Cesefor.

 

- Cooperación y consenso

La colaboración público-privada y la implicación de la sociedad civil también resultan fundamentales.

 

«La Junta de Castilla y León, Diputación Provincial, Mancomunidad, Ayuntamientos y sociedad civil han generado un sistema de gobernanza que permite guiar, no sin dificultades en ocasiones, la gestión forestal en el siempre difícil camino que supone la toma de decisiones complejas por lo complejos que son los ecosistemas y más difícil cuando se interconectan con los flujos socioeconómicos», explica el Cesefor.

 

Las empresas locales, el tejido asociativo y la citada fundación también forman parte de «este ecosistema de respaldo y mejora continua del propio sistema de gobernanza, avalado por la sociedad en su conjunto y único en el territorio nacional».

 

- Ataque temprano

Cuanto más tiempo se tarde en actuar contra un incendio, mayor será la probabilidad de que el fuego crezca en dimensión y dificultad. Por esta razón resulta crucial el ataque temprano. Una reseñable ventaja de Soria en este sentido la aporta la calidad de su red viaria, gestionada y mantenida en su mayor parte por la Junta de Castilla y León.

 

Estas buenas comunicaciones facilitan la llegada rápida y segura de los medios terrestres a los incendios. «A la red de pistas le acompaña la red de torretas de vigilancia y cámaras térmicas automáticas que permiten la identificación rápida de los puntos de humo. A todo ello se le suma el dispositivo del personal de incendios bien dimensionado para un ataque rápido de los incendios», sostiene el Cesefor.

 

En definitiva, hablamos de una gestión del territorio que integra el valor ambiental y la creación de riqueza económica, así como la existencia de buenas comunicaciones y la adecuada dotación de medios y personal contra los incendios. Estos son los componentes del Modelo Soria, en el que bien harían en fijarse desde otros puntos del territorio nacional.






lunes, 4 de agosto de 2025

- Tella (Pirineo de Huesca)…… brujas, ermitas y dólmenes

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Los primitivos seres humanos a medida que fueron adquiriendo inteligencia, generaron mitos y creencias sobre las cosas que veían en su entorno pero desconocían el porqué de su existencia. Eran los astros, las estrellas, el sol, la luna, la noche, el día y todos los elementos de la naturaleza que les rodeaba pero que les resultaban incomprensibles, sabían que el sol daba calor, la noche el descanso y la naturaleza parte de su alimento, pero desconocían su origen y su utilidad haciéndoles venerar esos elementos, trasladándose a través del megalitismo esas creencias a ritos y ceremonias fundamentalmente funerarias. Siendo las representaciones que hasta nosotros han llegado de esas épocas los dólmenes, menhires, crómlech, alineaciones, etc. las embrionarias religiones de la humanidad. 

La evolución lógica del hombre a través de los tiempos, ha hecho que sus creencias también se fueran desarrollando y trasformando, convirtiendo esos primitivos enclaves ceremoniales erigidos con mayores o menores rocas, en incipientes templos más o menos elaborados. Pero en gran parte usando los mismos asentamientos que la cultura inmediata anterior en muchos de los casos, teniendo constancia de ello al existir templos cristianos encima de romanos, que a su vez se levantaron sobre restos celtas y estos cubriendo construcciones megalíticas, con la certeza de que muchas ermitas y templos se han construido encima de menhires, crómlech y sobre todo dólmenes.

 

Este acontecer ha llegado en la actualidad hasta límites inmensurables, donde podemos encontrar ermitas, oratorios, capillas, humilladeros, etc. por todos los caminos senderos y rutas de nuestra geografía, amén de lugares emisores de energías telúricas, exotéricos y singulares de los que también se han apropiado en su afán adoctrinario. Apoderándose y monopolizando los enclaves más simbólicos y emblemáticos, fundamentalmente en nuestras latitudes por parte de simbologías cristianas. Teniendo copadas totalmente con sus símbolos: cruces, imágenes de vírgenes o santos las cumbres de prácticamente todas las montañas. Moda creada, alentada o reforzada a finales del siglo XIX por el Papa León XIII, induciendo a instalar este tipo de imaginería en las cumbre y picos más representativos y destacados de las montañas que emergen por la vieja Europa, así como en los lugares considerados mágicos o sagrados, sobre todo si habían tenido alguna relación con doctrinas pasadas.




La evolución y el solape de las sucesivas creencias religiosas que nos parece cuasi normales a los urbanitas, no ha sido igual de escalonada en todos los lugares de las distintas geografías de planeta en el que nos ha tocado vivir. El notable aislamiento de algunas poblaciones, así como su alejamiento de los núcleos más habitados y con un grado de actividad relevante, ha generado en ciertos momentos de la historia comportamientos disonantes con el resto de la generalidad. Tella y Laspaúles son las dos poblaciones más altas de todo el pirineo de Huesca y extremadamente aisladas en aquellos años de la Baja Edad Media

 

Dejemos constancia que hasta estos territorios ni siquiera accedieron en su totalidad y solo los usaron de paso y con cautelas, tanto romanos (que dejaron algunas calzadas para unir su imperio), como los musulmanes en su invasión de la península en el 711, no siendo estos valles por lo tanto totalmente romanizados y menos aún islamizados. Toda vez que en la zona pirenaica a la que me quiero referir, los sarracenos pararon su incursión en el valle del Ebro, accediendo a los intricados barrancos pirenaicos en contadas ocasiones y a través de rápidas incursiones.

 

Hoy los aconteceres trascurren con rapidez, no pasando así durante el medievo, en que las transformaciones y las formas de pensar ocurrían con más pasividad, durando décadas e incluso centurias en modificarse algunas costumbres y creencias. Así sucedió durante mucho tiempo en nuestro territorio con apartadas comarcas como Las Hurdes, las dos vertientes de la Cordillera Cantábrica, Galicia o los Valles Pirenaicos, donde las creencias hacia pretéritos ritos y costumbres ancestrales, fueron lentamente matizándose en el tiempo hacia conocimientos más coetáneos, pero a velocidad más lenta que en los terrenos llanos y más accesibles.

 

Esto dio lugar a que mentes intolerantes y enfermizas, se cebasen con estas gentes durante los siglos XIV y XV tachándolas de brujas, ya que mantenían formas de vida y convicciones del pasado. Al usar sus conocimiento de la naturaleza para el ejercicio de la sanación en aquellos tiempos, eran herbolarias y experimentadas curanderas, y en esa situación de ostracismo, en el que la medicina tradicional (natural) era la única alternativa, ya que los médicos de por aquel entonces aún estaban más lejos de los de hoy (regreso a ello vamos), avivó las expectativas de una excluyente “Inquisición” en plena efervescencia. Convirtiéndose la caza de brujas en Europa en una moda durante la primera mitad del siglo XVII, donde fueron sacrificadas en la hoguera (en gran mayoría mujeres) entre 40.000 y 60.000 víctimas, siendo los países centro-europeos y con creencias luteranas muchísimo más activos que los católicos de aquí, rigiendo una inquisición más intolerante, radical e integrista que la católica del mediterráneo. Aquí, los Torquemada de turno apenas habrían sacrificado a medio millar de personas (unas 400 en Cataluña).

 

Se delataron y declararon brujas en gran cantidad de espacios pirenaicos con las descritas características de estar situados en recónditos lugares como Zugarramurdi en los confines del Valle de Baztán (Navarra), donde se enjuiciaron a 53 personas mediante el “Proceso de Logroño”, once de las cuales fueron ajusticiadas. Le siguió el Valle de Canfranc o Alto Aragón, en donde destaca por estos hechos la población de Villanúa, destacada por la Cueva de las Güixas lugar asociado con aquelarres brujeriles, donde fueron ajusticiadas 15 mujeres acusadas de practicar magia negra. Se tiene conocimiento sobre una mujer “latrante” (ladradora), la Narbona de Cenarbe (hoy despoblado y ruina perteneciente a Villanúa), juzgada por la Inquisición en 1498.

 

Ya en el Valle de Tena o Alto Gállego, se generó en 1499 un episodio de histeria colectiva contra las “mujeres diferentes”, fundamentalmente jóvenes y solteras. Estando relatados fenómenos de brujería en las aldeas de: Tramacastilla donde hay documentación (posiblemente exagerada) sobre el desarrollo de un acto de exorcismo en el que 200 mujeres resultaron izadas girando en el aire hasta la misma bóveda de la iglesia), o en Sandiniés donde se procesó a 72 mujeres entre 1637 y 1642 por posesión demoníaca. También en la población de Piedrafita y su Bosque del Beato, donde se reunían las brujas para hacer conjuros y aquelarres y en Hoz de Jaca con sus lugares denominados Huerto de las Brujas y Cueva de la Encantada.




Antes de llegar a Biescas, en las proximidades de Santa Elena símbolo de la lucha por la cristianización y donde se sitúa una agrupación de dólmenes, nos llegan noticias de lugares tan sugerentes como las fuentes de Lamia y de Mariguana, la Caseta de las Brujas y el Barranco de las Brujas, el puente del Diablo, el Salto del Diablo, y la Fuente de la Gloriosa. El Valle de Sía (que nos conduce desde Biescas a Ordesa) también tienes su leyendas y nominaciones mágicas, como el Barranco del Infierno con oscuras historias y el Forato os Diaples cueva donde se cree que residía el Diablo, así como el despoblado de Espierre donde se dice que habita el mismo diablo en un túmulo. Sin dejar de lado la población de Yebra de Basa, con la Peregrinación a Santa Orosia y la Ruta de las Ermitas, otro punto emblemático sobre posesiones brujeriles, además de su relación con el Santo Grial.

 

Puedo seguir contando historias de poblaciones como: Acumuer, Senegüe, Orna de Gállego, Jabarrella, Belarra, Burgasé, el Castillo de Boltaña, Tella, Gistain o el pico Cotiella de poderosas sensaciones exotéricas para mi persona. Y ya en los últimos valles orientales de Aragón queda constancia diabólica en Benasque, Chía y Laspaúles, población donde fueron ahorcadas por brujería 24 mujeres en 1592, siendo en realidad víctimas políticas de la rivalidad existente entre Felipe II y los poderes aragoneses. Entramos ya en los condados catalanes donde también se persiguió la brujería, con procesos y condenas en el Pallars y la Alta Ribagorça, pero eso sería otra historia y nuevos párrafos………. que no digo yo que no me dé un día por ello. Seguramente habrá más aldeas donde fueron perseguidas sus gentes por “actuar diferente a los demás”, pero no nos ha llegado documentación escrita, relatos tradicionales o leyendas sobre ellos, por lo que se quedaran en el olvido de la historia.

 

Y en esto nos situamos en Tella, pequeña aldea del Alto Valle del Cinca en el Pirineo de Huesca, que ubicada entre los complejos barrancos originados por las cumbres pirenaicas, se sitúa en un inhóspito, apartado e intrincado emplazamiento a 1.384 m. de altitud. El poderoso Macizo del Monte Perdido ha creado, por la acción de los antiguos y extintos glaciares y la erosión subsiguiente, cuatro potentes cañones, barrancos o valles, que cual abanico se abren hacia el oeste, sur y este. Conformados por los ríos Arazas, Bellos, Yaga y Cinca, que han esculpido potentes hendiduras creando el Valle de Ordesa, el Cañón de Añisclo, la Garganta de Escuaín y el Valle de Pineta, con unas diferencias de altitud que llegan a alcanzar paredones de entre los 500 y 900 mts.




Siendo entre los dos últimos mencionados Escuaín y Pineta donde se sitúa el caserío de Tella, que se alza ocho centenares de metros por encima de las aguas del Cinca en apenas 3 km. de distancia (8 de ascensión en vehículo por estrecha y sinuosa carretera que nos llevará más de 20 minutos). Una mágica aldea enclavada bajo un collado resguardada de los vientos fríos del norte por el Tozal de las Cazcarras (1.438 m), con vistas a las mágicas cumbres de Las Tres Sorores y el encantamiento que genera la percepción del de la Garganta de Escuain a sus pies. En medio de unos parajes que aun en la actualidad cuesta llegar, es ejemplo de aislamiento y lugar donde se dan los condicionantes y la progresión antropológica que antes he expuesto.

 

Aun no habiendo evidencia documentada sobre la existencia de Tella hasta comienzos del siglo XIII, añejos son sus orígenes con una presencia humana milenaria que se sitúa en los dólmenes de Tella (conocido también como Losa de la Campa o Piedra de Vasar) y Sierra de Basar (finales del neolítico de 2500-2000 a. C.), así como en los dos menhires existentes por encima de ellos a lo largo de la pista que asciende hasta las laderas de la Pala Montinier. Siendo además refutada por el yacimiento de la Cueva Coro Tásito, que prueba la existencia del ser humano por estas alturas desde hace unos 7.300 años. Pudiendo confirmar como primeros ritos y creencias por estos lares al megalitismo, pues los menhires fijaban el alma de los difuntos, los dólmenes eran tumbas rituales colectivas, que al cubrirlos de tierra se convertían en “túmulos”. Siendo la combinación de dólmenes y menhires lo que da lugar los alineamientos y crómlech (círculos de piedras asociado con el culto al Sol».

 

El desarrollo cultural de estas gentes fue más lento que las que habitaban las llanuras, no habiendo llegado apenas a estas montañas la invasión musulmana, perdurando muchas de sus ancestrales creencias y modos de vida por la incomunicación a que estuvieron sometidos. El aislamiento lleva a la autosuficiencia por necesidad y esto al mantenimiento de prácticas y costumbres ancestrales en cuanto a los hábitos de vida y a las sanaciones de males. No siendo tan extraño que ante estos condicionantes sus pobladores vivieran a espaldas de las “modernidades” del momento allá por los aledaños del siglo XVII, y esas extravagantes costumbres las tomaran los intransigentes religiosos del momento como hechicería y brujería. Contando esta alta zona del pirineo con una extensa y documentada tradición atribuida a los hechizos, aquelarres y la brujería, siendo Tella un ejemplo de ello, pues tenía fama de que por sus tierras moraban las seguidoras de Satán, hasta el punto de que había un refrán en el Alto Aragón de decía “Tella, Dios nos libre de ella”.




Para protegerse de la maléfica influencia de estos seres demoniacos, los habitantes de Tella erigieron por los alrededores una serie de ermitas con el fin de crear un círculo protector, para resguardarse de lo exotérico y maligno que pudiera suceder en las cercanías. Se sabe que en su momento de máximo esplendor Tella llegó a tener hasta siete iglesias, no todas se han mantenido y llegado hasta nuestros días, pero aun podemos realizar un interesante recorrido por tres de ellas, que partiendo de la actual iglesia parroquial nos conducirá hasta ellas, a través de unos parajes de cuento entre montañas, con un espléndido entorno natural a puerta oriental del Parque Nacional de Ordesa, un paseo que nos asombrará por la belleza que nos rodea.




Una ruta circular de unos 2,5 km. a través de un bosque de pino rojo (conocido también como pino silvestre o pino albar) y Boj, con extraordinarias vistas de la cadena principal del Pirineo. Itinerario que nos permite descubrir tres joyas del patrimonio arquitectónico de esta área de los Pirineos:

 

- Ermita de los Santos Juan y Pablo ("San Juanipablo" le dicen aquí) del siglo XI (1018) una de las más antiguas del románico de Aragón. Situada en el collado de Balbanera bajo la rocosa peña del Puntón de las Brujas o Peña de San Juan, lugar donde las Brujas celebraban sus Aquelarres (del euskera "akerraren larrea", que significa "prado del macho cabrío"), por lo que elegido este lugar para contrarrestar las malas influencias. Un situado en verdad sobresaliente por sus increíbles vistas sobre la Garganta de Escuaín, el Valle del Cínca y la gran mole rocosa del Castillo Mayor.

 

- Ermita de la Virgen de Fajanillas, a la se llega en un breve recorrido tras superar otro pequeño collado erigida en el siglo XII. Es la única de las tres que posee torre campanario, se cree que fue la parroquia del pueblo hasta finales del siglo XVI. Fajanilla significa en aragonés franja de tierra formada naturalmente en la pendiente de un peñón, por consiguiente el templo hace honor a su denominación.




- Ermita de la Virgen de la Peña, tras retornar al collado y ascender en dirección contraria llegamos a esta humilde construcción levantada durante siglo XVI, se cree que sobre otra anterior de estilo románico, se sitúa elevada sobre una atalaya natural con un soberbio panorama desde donde se divisa todo a nuestro alrededor.

 

Durante el recorrido nuestro silencio y sensibilidad podrá dar cabida a percibir el latido de las montañas de más de tres mil metros que tenemos frente a nosotros, embelesándonos además del entorno de la visión de la Garganta de Escuain situada bajo nosotros. 




Tella es un pequeño pueblo de gran belleza, desde el que se divisan panorámicas sobresalientes. Situado en la cabecera del río Yaga, ante él se abren unos horizontes espectaculares con vistas a la Comarca del Sobrarbe y al Valle del Cinca, desde donde también divisamos la Peña Montañesa y la Sierra de las Cazcarras, suficientes motivos para ser una de las localidades más visitadas del Pirineo Aragonés. Basta con recorrer sus calles para descubrir en seguida los pilares de la esencia pirenaica. Casas de piedra, chimeneas con espanta brujas y convivencia entre el ser humano y el paisaje. 


Se articula alrededor de una calle principal, donde encontramos: la fuente, el Museo de la Bruja o Casa Carrascos, la Casa Folias, el Molino de Tenetuero (Centro de Visitantes), el Bar La Posada de Silván y la Iglesia de San Martin erigida entre los siglos XVI y XVII.




Como el día nos ha resultado corto, nos acercamos hasta la desembocadura del río Bellos para ascender sus aguas introduciéndonos en el majestuoso y sensacional Cañón de Añisclo, al que no visitábamos desde hace más de 40 años. El barranco sigue igual, en su sitio, pero se intuye un aluvión de gentes con ansias de “aventura” (cono si recorrer en su magnitud el barranco no fuera una verdadera hazaña), en eso que ahora llaman deportes de riesgo, aquí especializados en el “barranquismo”. Recorremos algunas de sus poblaciones terminando de aposentarnos en Vió, allí comimos, en sus cercanías pasamos la tarde, allí cenamos y allí dormimos. El lugar no puede ser de lo más sugerente, en pleno Collado de Vió encontramos As Fuebas de Patricio un hostal / restaurante con una de las mejores vistas de toda la hendidura que conforma la erosión formada por Cañón de Añisclo, con el condicionante a favor de una cocina lugareña, agradable y resultona, buenas chuletas de oveja churra de la zona, y gestionado por Alberto natural de Vió, mejor elección imposible.

jueves, 3 de julio de 2025

- Uzbekistán……el corazón de la Ruta de la Seda

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Tartaria, Gran Bukaria, Transoxiana, Maverranajr o “la tierra entre los ríos” ... estos han sido algunos de los nombres de Uzbekistán a lo largo de su agitada historia, siendo su enclave en medio de las rutas comerciales de Asia Central muy codiciado por pendencieros vecinos. Sus tierras han visto el paso de griegos-macedonios, chinos, persas, turcos, árabes, mongoles, rusos… que guerrearon, invadieron, saquearon, sometieron, colonizaron y gobernaron estos territorios a lo largo de los tiempos. Conformando un país étnicamente híbrido ya que, a lo largo de la historia, el carácter del pueblo uzbeko ha sido moldeado por diversas etnias, al haber sido conquistado y ocupado por codiciosos y poderosos gobernantes al frente de temibles ejércitos: Alejandro Magno, Genghis Khan o Tamerlán entre otros. Los primigenios “uzbekos” englobaban a tribus nómadas del norte, que llegaron a estas tierras en el siglo XIV, donde se expandieron y asentaron dando posteriormente el nombre al país.


Este fascinante mosaico de cautivadora belleza en medio mitad de Asia Central, se encuentra situada entre dos de los más importantes ríos del centro asiático y rodeada de áridos desiertos, que copan prácticamente el 80% de su territorio. Con montañas al noreste (cordilleras Talas Alatau y Ugam) y al sudeste el poderoso Macizo del Pamir, lugares donde se sitúan sus zonas mar fértiles, entre los que se encuentra el extenso y sobresaliente Valle de Fergana, aunque el total de tierra cultivable de todo el país apenas es del 9%. Como también el aciago y maltratado Mar de Aral, convertido prácticamente en un charco durante los últimos 70 años por el desvío de sus agua para regar los cultivos de algodón. El que fuera hasta hace no mucho el cuarto lago más grande del paneta ha reducido su extensión en un 90%, provocando una de las catástrofes medioambientales más significativas de los últimos tiempos.




Situado aproximadamente a la misma latitud de países de la cuenca mediterránea como Grecia, Italia o España (Samarcanda está en un paralelo similar al de Madrid 40º Norte), sus rasgos climáticos son muy diferentes a los países de nuestro entorno, ya que Uzbekistán, dada su situación en medio mitad del Asia Central, no se ve afectado por la influencia del mar, pues este se encuentra a casi 2.000 km. de distancia. Las altas montañas del sur impiden la penetración de masas de aire húmedo procedentes del océano Índico, generando un clima casi desértico, con veranos calurosos y secos e invierno relativamente fríos.

 

Esta ubicación que para su climatología no es favorable, sí que lo es por su emplazamiento para los trayectos comerciales que se efectuaron en Asia durante prácticamente toda la etapa histórica. Siendo una encrucijada crucial para la conexión de todos estos itinerarios de intercambio entre oriente y occidente, no solo en el aspecto económico, también cultural e incluso estratégico-militar, trayectos que en el futuro pasarían a ser conocidos como la Ruta de la Seda.
 

Este maltratado trozo de tierra ha sabido mantener su identidad aun con los avatares de la historia. Muchas lenguas se han hablado en ella, habiéndose adoptado el alfabeto árabe tras la conquista por parte de los musulmanes. Los soviéticos implantaron el latino que fue sustituido por el cirílico en 1930, estando hoy en uso de nuevo el alfabeto latino en uzbeko que se estableció tras la independencia, aunque se sigue usando el persa en caligrafía árabe. Uzbekistán "el lugar de los dueños de si mismos", con apenas unos lustros de independencia, se sitúa arropado entre postergados vecinos cuyas fronteras fueron trazadas a interés de la estrategia ruso-sovietica.

 

El paso de los persas y musulmanes (estado laico con un 88% de población musulmana) por estas tierras han dejado una gran influencia en su arquitectura, lo cual podemos comprobar nada más observar las características cúpulas, los altivos minaretes o los portentosos iwanes (portalones) de sus edificios religiosos más característicos: mezquitas, madrazas y mausoleos, elaborados en ladrillo, yeserías y cerámicas esmaltadas. Espléndidos monumentos que atraen nuestra atención, con coronadas cúpulas de azulejos tapizadas por innumerables variedades de verdes o el sempiterno azul turquesa, extraído del cobalto, la piedra turquesa o el lapislázuli, tonos con los que elaboraban los trabajados dibujos con motivos geométricos y motivos vegetales.
 

Siendo en esta zona del planeta donde el arte del vidriado ha llegado a su máxima expresión, teniendo su auge en tiempo de Tamerlán y sus descendientes allá por los siglos XIV y XV. Con pleno dominio sobre azulejos esmaltados, baldosas de mayólica y terracotas labradas, arte que no solo cuidaba el valor estético de los edificios, sino que también servía como durabilidad y resistencia en un entorno de enorme aridez. Dejando ejemplo de ello en maravillas arquitectónicas que podemos contemplar en legendarias ciudades como Samarcanda, Bukhara y Khiva, a través de míticas y coloridas construcciones que conforman bellos ejemplos del paisaje urbano de Uzbekistán y en el pasado de la Ruta de la Seda, que dejaron huella a viajeros tan dispares como el veneciano Marco Polo, el tangerí Ibn Battuta, el madrileño Ruy Gonzalez de Clavijo o incluso el sueco y nazi Sven Hedin.




Ruta de la Seda

Gracias a su estratégica posición geográfica, los territorios que hoy conforman Uzbekistán fueron un trascendental enlace a lo largo de la legendaria Ruta de la Seda, trayecto que no era un único itinerario, por lo que los historiadores prefieren el nombre de "Rutas de la Seda", aunque es más usado en su nominación singular. Recorridos ya existentes en el siglo primero antes de Cristo durante la dinastía Han en la China del 130 a. C. comunicando las diferentes regiones de la antigüedad mediante el comercio. Manteniendo un recorrido enormemente próspero hasta que se abrió la ruta marítima a la India a finales del siglo XV en 1453, cuando el imperio otomano bloqueó el comercio con Occidente impidiendo los intercambios que hasta entonces se venían realizando. Teniendo los mercaderes que buscar nuevas rutas para el intercambio de los productos, siendo entonces cuando se potenció la ruta marítima. Hasta entonces la red de caminos, que en gran parte pasaba por Uzbekistán, fue vital para el comercio mundial.




Durante más de milenio y medio, esta provechosa vía comercial mantuvo abierta la comunicación entre Oriente y Occidente a lo largo de sus ocho mil kilómetros, distancia que unía las dos grandes capitales del mundo conocido hasta entonces la china de Chang’an (actualmente Xi’an) y Roma centro del Imperio de Occidente.

 

Partiendo de China y siguiendo diversos itinerarios que transitaban por India o Asia Menor, las rutas llegaban a su destino final. Algunas variantes finalizaban en Oriente Próximo (Damasco, Bagdad...),  y otras llegaban a los puertos importantes del Mediterráneo oriental (Antioquia, Constantinopla, Alejandría, Tiro, …) para zarpar de allí a Roma e incluso Britania. El existir diversos itinerarios estaba motivado por lógicas razones, una de ellas y ciertamente relevante es la competencia de las distintas caravanas en llegar los primeros a sus destino. Otras de ellas y no menos importantes son las dificultades físicas y lo inhóspito de los territorios que deberían cruzar (poderosas montañosas, extensos desiertos...), condicionantes que se mezclaban una climatología extrema, también los temidos salteadores, así como la incertidumbre política de algunos territorios.
 

El explorador europeo Marco Polo viajó por estas rutas durante el último cuarto del siglo XIII describiéndolas minuciosamente en su famosa obra “Libro de las Maravillas del Mundo”, no siendo hasta el siglo XIX (1877) cuando son apodadas por el geógrafo y viajero alemán Ferdinand von Richthofen como "Seidenstrassen" (Rutas de la Seda).




En la práctica, la historia de la Ruta de la Seda antecede a la dinastía Han, ya que la Ruta Real Persa (de Susa, en el norte de Persia (el actual Irán) hasta el mar Mediterráneo en Asia Menor (la actual Turquía), fue establecida durante el Imperio Aqueménida (c. 550-330 a. C.). Anqué posiblemente fuera Alejandro Magno después de su conquista sobre el Imperio Persa y fundar la ciudad de Alejandría Escate en 339 a. C. en el valle Fergana de Neb (en el actual Tayikistán), creando el Imperio Seléucida tras la muerte de él Gran Alejandro. Siendo Estrabón en el siglo i a. C. cuando relata que los griegos "extendieron su imperio hasta el Seres" (Seres es la nominación que estos le daban a China, “la tierra de donde viene la seda”, por lo que se cree que ya sobre el año 200 a. C. existieron contactos entre Occidente y China.




Las formas de ser helénicas (imperio greco-bactriano y la civilización china convergieron por esa época en lo que hoy es el actual Uzbekistán. La aproximación entre estas dos diferenciadas culturas es debida a un héroe desconocido en Occidente, Zhang Qian, enviado a occidente por el emperador Wudi en el siglo II a. C. aunque las relaciones entre poblaciones del este y el oeste del continente asiático ya se habían producido desde mucho tiempo antes. Pudiéndose remontar los orígenes de la ruta hasta las postrimerías del año 2.000 a. C., cuando los chinos crearon vínculos de conexión con las regiones desérticas y montañosas del este de Asia Central. Hay constancia de productos que viajaron desde Oriente a Occidente y viceversa durante el Neolítico. En realidad, es más que factible se tratase de trueques entre localidades vecinas, que de intercambios a larga distancia.

Este itinerario no fue solo una vía comercial, donde las transacciones más importantes se realizaban de oriente hacía occidente, sino que sirvió también como importante difusor cultural, militar y político Y aunque la seda fuera un producto sustancial, no era el único con el que se traficaba, ya que eran diversos y cuantiosas las mercancías que iban y venían a lo largo sus caminos. De oeste a este se comerciaba con: Oro y plata, la vid y las uvas, camellos. caballos, sillas de montar y arreos, pieles de animales, telas, mantas y alfombras de lana, cristal, armas y armaduras y Esclavos, eran los intercambios más usuales. De este a oeste se intercambiaba: Seda, té, tintes, pólvora, papel, arroz, especias, marfil, bronce y artefactos de oro, piedras preciosas, porcelanas, medicinas, perfumes, etc.

 

La pólvora y el papel, inventos de origen chino, generaron un impacto en la vida de occidente bastante superior al de la seda. También el comercio de especies fue más sustancioso que el generado por el tráfico y confección del suave tejido. Aun con ello en la Roma de los “cesares la seda era el lujo más deseado en todas las tierras del imperio. Incluso cuando el emperador Augusto, desdeñó su uso por parte de sus enemigos (entre los que se encontraban Marco Antonio y Cleopatra) con el afán de desprestígialos, al ser su uso libertino y promiscuo.




Eran precisamente los romanos; que valoraban su peso en oro; quienes tenían la firme convicción de que la seda era un producto vegetal salido de los árboles. Siendo la isla Griega de Cos (frente a la costa Turca, a escasos 5 km.), de donde provenía gran parte de la elaboración, convirtiéndose esta ínsula en opulenta y lujosa gracias a la confección de ropas con seda. En tiempos del emperador Marco Aurelio los ropajes de seda eran la moda más secundada en Roma, sin que las críticas de o sectores más retrógrados pudiera influir en su uso y pujanza. Hasta tal punto era su uso calificado como incitante, que en lugares del Peloponeso griego se prohibió a las mujeres llevar vestidos de seda transparente en las ceremonias religiosas.

 

Hasta el año 60 de nuestra era, no se conoció la realidad del origen de este tejido (recordemos la creencia de su procedencia arborícola), producido por unos gusanos que se alimentan de las hojas de morera. Durante mucho tiempo los chinos mantuvieron en secreto como se producía la seda, pero una vez descubierto el enigma cuidaban muy mucho que los gusanos no fueran sustraídos por agentes externos, así como el método de recolección y elaboración de la seda. El emperador de Bizancio Justiniano, harto de los chinos encarecieran cada día más el producto, mandó secretamente a dos espías camuflados de monjes con el fin de conseguir los apreciados gusanos para occidente. La operación fue todo un existo generando el inicio de la producción de seda bizantina.

 

Una mariposa de seda pone hasta quinientos huevos, que a los. veinticinco días eclosionan como orugas, precisando las horas de morera para alimentarse durante un mes, multiplicando su peso por diez y comenzando a elaborar el capullo que es el producto de donde se extrae la hebra de seda. Este hilo de seda es ocho veces más delgado que un cabello humano, pero mucho más resistente. Siendo presidas unas dos mil orugas, que consumen las hojas de dos árboles de morera, para confeccionar un solo vestido de seda.

 

Si bien la seda fue uno de los más importantes intercambios de esta ruta comercial, su mayor utilidad sin embargo fueron los intercambios culturales y el trasvase de conocimientos entre distintas formas de vida, tal y como ocurrió en Europa con el Camino de Santiago. Arte, tecnología, religiones, forma de pensar, lenguas, ciencia, arquitecturas….. se fueron traspasando de unos pueblos a otros a través de estos polvorientos caminos. Pero también por estas rutas viajaron los intereses políticos, las ambiciones, las maldades e incluso las enfermedades, como fue la extensión de la peste en el siglo VI, que llegaría hasta Constantinopla diezmando la población del por aquel entonces Imperio Bizantino.  

 

Siendo la toma por los turcos en 1453 con la toma de Constantinopla y la caída de Bizancio lo que cercenó este comercio, al cerrar los turcos todas las rutas habidas por tierra. Debiendo los mercaderes echarse a la mar buscando nuevas rutas para seguir comerciando, provocando de esta manera el florecimiento de la Era de los Descubrimientos, que a partir de entonces se fueron desarrollando con el ¿descubrimiento? de América por parte del almirante Colón.


Cuando en tránsito por la ruta de la seda aún era primario, los sogdianos (uzbekos de entonces) ya habían fraguado sólidos vínculos económicos con los chinos. Desplazamientos que con el paso del tiempo generó el desarrollo de ciudades hasta entonces inexistentes, que progresaron por estar situadas en puntos estratégicos de las diferentes etapas de cada uno de los itinerarios, sirviendo como lugares de trueque e intercambios culturales. Siendo en lo que nos ocupa, puntos fuertes las ciudades uzbekas de Tashkent, Samarcanda, Bukhara y Khiva. Teniéndose en gran valía desde entonces los productos uzbekos, como era el caso de la seda de Margilan (Valle de Fergana, cerca ya de la frontera con Kirguistán) que se usaba como medio de pago, al ser su valor equivalente al oro.

 

Al visitar Tashkent, la activa y moderna capital de Uzbekistán, cuesta creer que la Ruta de la Seda pasara por ella, ya que me he encontrado con una ciudad que yo tenía infravalorada, toda vez que el país que yo pensaba encontrarme se me antojaba algo anquilosado en el pasado. Pero no, para nada tiene que envidiar a muchas de las ciudades europeas de por aquí, edificios de cierta envergadura, avenidas de varios carriles, bulevares con abundante arbolado y fuentes que generan frescor, centros comerciales y una actividad urbana como las de nuestro entorno, sin llegar al agobio de un incómodo Madrid atestado de turismo cervecero y terracero sin límites.

 

Situada en una fértil llanura con importantes montañas que se elevan más de tres mil metros por encina a tan solo 100 kilómetros de distancia. Hoy es una urbe con algo más de 3 millones de personas, por donde antes pasaban las caravanas de camellos durante los siglos XIV y XV siguiendo el mítico recorrido. Localidad de fuertes contrastes, pudiendo observar un variopinto patrimonio arquitectónico, con evidentes influencias de persas, mongoles y soviéticos, conviviendo los modernos rascacielos con los tradicionales mahallas (barrios humildes), creando una mezcolanza única entre lo antiguo y lo nuevo.

 

Tashkent sufrió en 1966 un enorme terremoto que destruyó la cuarta parte de la ciudad cambiando por completo la fisonomía de la misma, sufriendo con más fuerza sus barrios antiguos edificados fundamentalmente con barro y adobe. Padeciendo de forma muy importante destrozos buena parte del patrimonio arquitectónico de la antigua ciudad. 300.000 de sus habitantes se quedaron sin hogar, teniendo que derribar el 80% de sus edificios. Reconstruyéndose en un tiempo récor al comprometerse en ello el resto de las repúblicas que por aquel entonces conformaban la U.R.S.S. Erigiéndose edificios que simbolizaban las ideas de modernidad plasmadas desde Moscú, siendo de aquellos tiempos su elegante metro.

 

Siendo por ello que la arquitectura del pasado sea muy escasa centrándose prácticamente en los edificios que no sufrieron mucho el terremoto, que se congregan en Complejo Khast-Imam, con las Mezquitas Hazrati Imam y Tila Sheikh, las Madrasas Barak Khan y la Moyie Mubarek que convertida en “Library Museum”, custodia el “Corán de Osmán” reconocido como el libro sagrado musulmán más antiguo de los que existen en el mundo. El conjunto se complementa con el también próximo Mausoleo Kaffal Shohi y completándose, cuando finalice su construcción, con el monumental “Centro para la Civilización Islámica”.

 

Junto a esto, lo más interesante de la ciudad son sus espacios verdes diseñados durante la época soviética, siendo del mismo periodo su “arquitectura brutalista”, que merece la pena descubrir. El “Brutalismo” es un movimiento arquitectónico (muy bien trasladado en la película  “The Brutalist”  de 2024) que se define por las formas geométricas, un uso funcional de los espacios y el diseño,  así como del uso del hormigón en su ejecución. Siendo Tashkent una de las ciudades donde más concentrados están sus proyectos a través de edificios emblemáticos como: el Hotel Uzbekistán, el Bazar Chorsu, el Circo de Tashkent, el Museo de las Arte, el Museo de Historia (antes Museo Lenin), el Palacio de la Amistad de los Pueblos, el Panoramic Cinema o el premiado bloque de viviendas Pearl Building, como así mismo el artístico y elegante Metro.




Arquitecturas que mezclan con otros estilos como el novedoso Palacio de Congresos junto a la torre del Hotel Hilton o la singular y ortodoxa Iglesia de Alexander Nevsky en el Cementerio Botkin. Los jardines que rodean la Plaza de la Independencia (antigua Plaza Lenin), Sailgokh Street (Broadway Street), Lokomotiv Park, el Parque de atracciones Anchor y el Parque Nacional Navoi donde se ubica el Magic City Park (el Disneylandia de Ansia Central. Todo esto podemos encontrar en la capital un país que ha sabido desarrollarse a partir de su independencia de la Rusia postsoviética hace algo más de 30 años y que sorprende a quienes lo visitamos.