
Por si no fuera suficiente límite este desierto, la gran cadena montañosa del Atlas ha sido también el obstáculo para ese intercambio de formas de vida y hasta de colores de piel. La altura

Habitado desde los tiempos conocidos por las tribus beréberes de los Zeneta, Masmuda y Sanhaya, ha vivido una historia repleta de tensiones belicosas con muy pocos periodos de estabilidad. Guerras entre tribus, invasiones desde el norte o por el sur y sobre todo la disputa por el control de las rutas caravaneras, han generado una forma de ser y de vivir diferenciadas de las del resto de Marruecos, hasta su islamización fue tardía comparada con el resto del Magreb.
A estos valles llegaron árabes con el afán de expandir su “guerra santa” o huyendo de las razias provocadas por el fraccionamiento ideológico de la doctrina de Mahoma. Con ellos llego el


En 1447 viaja hasta estas tierras el mercader genovés Antonio Malfante buscando su de oro, llegando hasta Siyilmasa en el Tafilalet, lugar de encuentro de las caravanas musulmanas. Malfante envió un escrito a sus mecenas de Génova, en el que manifestaba que no había encontrado el áureo elemento, ni el país de los negros; afirmando, no obstante, su convicción de seguir adelante seguro hallar la ruta correcta. Se desconoce cuál fue el resultado de la aventura de Malfante, pues desapareció en su empeño.

Poco después llegan hasta aquí, también arrojados de su territorio y patria, algunos de los sefardíes expulsados de España.
El auge durante el siglo XVI del comercio marítimo por las costas occidentales de África, sobre todo de Portugueses, hace que disminuya de forma paulatina el tráfico por las rutas del desierto, sumiéndose toda la región del sur del Atlas en una progresiva e imparable decadencia.
Otro granadino de nombre ya mas común, Luis del Mármol

Tal vez por sus conocimientos sobre la cultura musulmana participo en la Guerra de las Alpujarras, tras la cual fueron expulsados también de sus tierras los moriscos de Granada, desterrados y diseminados por distintas regiones de la geografía peninsular. Posteriormente en 1609, serian expulsados definitivamente de España, pero esto es otra historia que se contara en su momento. De la de Granada Mármol nos ha legado su visión a través del libro: Historia de la rebelión y castigo de los moriscos del reino de Granada.

Así nos relata Foucauld de su paso por el Tizi n' Teluet en octubre de 1883.
“En el puerto mismo de Teluet, por donde franqueé la cresta superior del gran Atlas, desaparece el agua del río que había remontado; los cultivos cesan, las habitaciones han desaparecido: desierto de piedra, por todos lados se levantan altas montañas de gres; ni un árbol, ni una planta, ni una brizna verde. El camino es muy áspero y penoso; se sube lentamente hacia el col que alcancé á las cuatro de la tarde. Me encuentro entonces á 2.634 metros sobre el nivel del mar. Un panorama inmenso se extiende ante mis ojos; me sorprende ante todo el aspecto montañoso de la región que voy á abordar al Sur del gran Atlas. No veo más que cadenas escalonadas unas detrás de otras hasta el límite del horizonte; en un ambiente triste y desolado, todo está desnudo, todo está seco, todo es roca. Ni un grano de arena, ni una mota de tierra; largas crestas amarillas, mamelones de un rojo sombrío se suceden hasta el infinito; inmensas soledades pedregosas; esto es todo lo que ven los ojos cuando miran hacia el Sur desde lo alto del gran Atlas”.
Este viajero francés, nacido de familia noble en Estrasburgo, se hizo sacerdote a los 43 años, muriendo asesinado en 1916, en las cercanías de la ciudad de Tamanrasset, en pleno desierto argelino.

Estuvo relacionado con personajes tan dispares como el Premier ingles Winston Churchill, los escritores franceses Sidonie Gabrielle Colette y Simenón, el músico Maurice Ravel, el general Louis Hubert Gonzalve Lyautey y hasta el mismo Ernest Hemingway fue asiduo en sus visitas cuando estaba en Paris. Se enfrentó a la dinastía Alauita, consiguiendo que fuera enviada al exilio en 1953, siendo repudiado por esta, a su regreso al poder en 1956, muriendo en misteriosas circunstancias poco tiempo después.
A este ultimo “Señor del Altas”, debemos en gran parte la arquitectura que podemos admirar en la región, él es responsable de la construcción de cerca del medio centenar de kasbahs a lo largo de los valles de estas montañas, esa suntuosidad con la que le gustaba rodearse, provocó que quisiera tener uno o mas palacios en cada uno de los valles y aldeas representativas de la zona.

La tierra, desnuda de vegetación en sus cerros y barrancos deja a la vista las arenas y rocas que constituyen el suelo, estos elementos han sido históricamente los materiales con los que han construido sus pueblos y aldeas. La tierra arcillosa es el componente fundamental de las construcciones de estas zonas, los adobes y tapiales conforman las maneras de levantar sus muros, erigiendo auténticos castillos denominados kasbahs, de rojos baluartes almenados, levantadas por los feudales de la época en lo alto de altozanos rocosos, semejando nidos de águilas, también las aldeas fortificadas en sus alrededores llamadas Ksur (plural de ksar). Los vocablos españoles “alcazaba” y “alcázar” tienen su origen respectivamente en las palabras árabes “al-kasba” y “al-ksar”.

Agua, barro y paja conforman esta arquitectura única de estas desoladas tierras, creando con la destreza de sus operarios filigranas geometrías en el juego de la colocación con las piezas de ladillos sin cocer, decorando de esta forma sus torres defensivas y las portones de estas aldeas, que con gruesos muros y laberínticas calles se resguardan al mismo tiempo de sus potenciales enemigos, así como de la dura climatología de estas latitudes. Estos elementos efímeros en el tiempo, agua, barro y paja, sujetos a los rigores del tiempo y al abandono paulatino de su tradicional forma de vida, están provocando que este legado de hábitat único, esta “arquitectura de barro”, poco a poco vaya desapareciendo, en gran parte ayudado, no solo por factores climatológicos, sino fundamentalmente por la desidia de las autoridades que rigen el país, solo algunos románticos, en su mayoría europeos, están dedicándose a trasformar este abandono, transformando estas construcciones camino de la ruina en alojamientos o lugares de ocio, si bien estas alternativas están bastante alejadas de las posibilidades económicas de los lugareños de estos lares.
Otro inconveniente añadido para el mantenimiento de esta forma de vida, es el fuerte desarrollo producido en estos últimos años. La llegada del asfalto, la transformación y mejora de sus vías de comunicación, y sobre todo los dineros
Ruta por el AtlasNo quiero hacer una descripción de las rutas que por allí se pueden recorrer, esto se alargaría demasiado e información suficiente hay de ello ya a través de las guías que existen en el mercado, pero si quiero proponeros una ruta algo diferente para los que tengáis el gusanillo de la aventura y os encante discurrir por sitios diferentes. Para la realización de este periplo es imprescindible la utilización de un vehículo con tracción 4 x 4.
Desde Marrakech para acercarnos a estas tierras hay que atravesar el Atlas, y aunque hay

Siguiendo por la ruta N-10 que se dirige a Tinerhir, nos desviaremos a los pocos kilómetros de nuevo a la izquierda para introducirnos en el valle de Izerki, donde podremos visitar Ighrem Amalal y sobre todo la tranquila población de Timatdit, con sus cinco ruinosas, pero no por ello menos hermosas kasbahs. En Asseghmou donde existen otras ocho, nos desviaremos por una pista de tierra, por la que cruzando algunos valles llegaremos hasta Toundout en el valle de Hayay, en sus proximidades hay grutas donde existen unas minas de sal de distintos colores y unos interesantes qanat (canales subterráneos), pero ya comentare mas adelante sobre esta forma de traídas de agua.

Atravesamos el collado Tizi n' Ouano de 2.921 de mts. pasando por las proximidades de la Gruta

Esta ruta nos llevara hasta la aldea de Imiter y posteriormente recorriendo una considerable garganta de caliza roja llegaremos hasta Amellago. Pudiendo desde esta población tomar dos alternativas, seguir hacia el oeste por asfalto hasta la aldea de Rich en el Valle del Ziz, o tomar hacia el sur por las gargantas del Gheris hasta Goulmina, pista que parece estar en proceso de asfaltado.
Toda la ruta descrita esta colmada de esas mágicas edificaciones de barro, prácticamente en cada aldea encontraremos ante nuestra vista esos castillos de arena que poco a poco van desapareciendo castigados por los elementos, abandonados por sus huéspedes y la desidia institucional.
El SurDirigimos ahora nuestros pasos hacia el sur del sur. Ya todo es poco más que desierto, nuestra vista se pierde en horizontes vacíos, desolación y ausencia casi total de vegetación, panoramas limpios barridos por los vientos y el

Deberemos acercarnos a la aldea de Meski y hacer una parada para admirar la “Source Bleue” el

Las arenas del desierto nos reciben en las dunas de Merzuga, estamos en el Erg Chebbi, lugar de una atracción especial en el pasado, pero que ha perdido gran parte de su encanto por la

Partimos de las onduladas arenas camino de Zagora, visitamos Rissani, su mercado que se instala martes, jueves y domingos, y el enorme palmeral donde están situadas las ruinas de Siyilmasa. Urbe fundada en el siglo VIII, capital de la región y centro caravanero de importancia hasta el siglo XI. Estamos en el límite meridional del oasis del Tafilalet, desde aquí en dirección sur es todo desierto y nos dirigimos a poniente camino de Zagora. Dos rutas son posibles hasta ella, por pistas de arena que discurren en la nada o por carretera asfaltada que transita................ entre la casi nada. La falta de tiempo nos obliga a elegir esta ultima alternativa, también porque pasamos por la población de Tazzarine en donde dedicaremos algún tiempo a ver los grabados rupestres de Ait Ouazik, aldea situada a unos kilómetros al suroeste. Allí podemos admirar gran cantidad

Desde aquí nos dirigimos al valle del Dráa camino a Zagora, decidimos abandonar el asfalto y transitar por la ruta de la margen izquierda del río, por donde discurría el comercio caravanero cuando estaba en su pleno apogeo. Encontramos a nuestro paso atrayentes ejemplos de kasbahs y construcciones de barro, poblados y aldeas interesantes como Timasla con su zagüía de hermosa fachada y sólido alminar o la curiosa kasbah de Taakilt, única en toda la región con una torre redonda, construcción excepcional en el sur marroquí.
Llegados a Zagora, indiscutible capital del valle, nos disponemos a seguir hacia el sur, no sin antes visitar el genuino cartel que nos indica los 52 días que se tarda en llegar desde ella a Tombuctú

Más al sur la carretera se distancia del valle para superar un tramo encañonado del río, alcanzándolo de nuevo en el oasis de Ktaua. Otro de los grandes centros mercantiles históricos, como el Tafilalet, en la época en que las caravanas discurrían por aquí. Entre los múltiples ksur de la Ktaua, destaca por su actividad comercial Nesrat, que sigue siendo un pueblo importante, aunque ha perdido el protagonismo que tenia en el curtido de pieles y donde originariamente

En Mamid termina la carretera, es el comienzo del gran desierto de Sahara, territorio de las rutas caravaneras de antaño, origen de la mágica, intemporal y única arquitectura que podemos admirar, con el deseo de que el transcurrir de los tiempos, mejore su mantenimiento y conservación para que podamos seguir disfrutando de ella.
No quiero concluir sin hacer un reconocimiento especial a Roger Mimó, ese catalán de Sabadell, vecino ya de estas tierras, que nos las ha dado conocer a través del libro “Fortalezas de barro en el sur de Marruecos”, extraordinario trabajo, impescindible a los quieran introducirse en el maravilloso mundo de estas contrucciones de barro.