viernes, 26 de mayo de 2023

- Castroviejo y Cueva Serena…… la magia del Urbión (Soria)

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Al sur de las cumbres de Urbión se encuentran lo que se denomina como Tierra de Pinares, que mejor definición para unas laderas que descendiendo hacia el meridión y el Alto Valle del Duero, se extienden repletas de bosque por todo el noroeste soriano adentrándose hasta tierras burgalesas. Unos inmensos montes de pino silvestre o “albar” que han llegado a desarrollarse a la par, o con más antigüedad, que los orígenes del ser humano por estas latitudes. Soberbios ejemplares, algunos de los cuales llevan en estas vertientes cerca de medio milenio, observando ofuscados pasar el “levantamiento comunero”, complacidos al ver nacer la Hermandad de Carreteros Serranos, algunos podrían contar que pudieron percibir como cabalgaba por sus proximidades el “trastámara” Juan I rey de Castilla y León durante sus cacerías, algunos hasta podrían haber existido cuando se creó el Honrado Concejo de la Mesta y muchos más ver pasar por debajo de su sombra las casacas azules y blancas de los ejércitos franceses durante la mal llamada “Guerra de la Independencia”, o posteriormente las boinas rojas los de los soldados “Carlistas” durante alguna de “nuestras” contiendas civiles. Son árboles que han formado parte de la historia en muchos de los casos o bien testigos de ella. 



Una masa de bosque que se pierde a nuestra vista desde cualquiera de los oteros a los que nos asomemos, que con sus 100.000 hectáreas, no solo forma la extensión boscosa más importante de España, si no que está considerada como el pinar más amplio de Europa, superando a los afamados de la Selva Negra teutona. Una mancha verde que por el sur se funde con los importantes sabinares de la Sierra de Cabrejas, haciendo evidente en “estos territorios” el dicho de Estrabón por el que una ardilla pudiera cruzar de árbol en árbol sin tocar el suelo. Aunque en estos espacios predominan esos rectos, altivos y “rubios” pinos, que entre sus laderas han encontrado el mejor entorno para vivir, también la habitan importantes rodales de otras especies como: hayas, tejos, robles, acebos, sabinas o enebros. 

Aun estando la importancia de estos espacios sobre todo en este boscaje de inmensas pinadas, lo que nos ha hecho esta vez acercarnos hasta aquí, es descubrir sus extrañas formaciones rocosas tan singulares como enigmáticas. Efectivamente, en medio de estas abrumadoras extensiones de pino, encontraremos aislados y diseminados por las laderas que descienden hasta el valle, un conjunto de afloramientos pétreos conformados por rocas de conglomerado silíceo formadas hace unos 150 millones de años, que por la acción erosiva del agua, los hielos y el viento han derivado hacia fenómenos “kársticos”.  Conformando peñas de considerable tamaño y extravagantes siluetas, que ante nuestros ojos pueden parecer mágicas y fantasiosas, teniendo gran similitud con la conquense Ciudad Encantada, pero que en días de niebla puede ser más inquietantes y sorprendentes que las Castellano-Manchegas. 

Podemos encontrar perdidas y diseminadas por entre el bosque una docena de estas formaciones, aunque no todas son fáciles de poder localizar, solo los senderistas avezados y los buenos conocedores de la zona nos podrán dar razón de cómo encontrarlas, entre ellas: Cuerda Jimeno, Covarande (El Alto), Cuerda Cueva del Muerto (La Espadilla), Berrocales, Cuerda La Graja, Peñón Alto, Cuerda del Portillón (Ambas Cuerdas), Cuerda del Rasón y por supuesto Castroviejo. 



Es esta última, “Castro Viejo”, la que más visitantes recibe por su singularidad y fácil acceso, destacando de ella sus caprichosas y sugerentes formaciones rocosas conocidas como “tormos”, sus callejones, así como las magnificas vistas panorámicas que desde aquí se pueden disfrutar. Al pasear sus verdes praderas nos brindan el paso majestuosas e irreales peñascos en un escenario encantado de increíbles y fantásticas formas, que la naturaleza ha trasformado en extraordinarias y caprichosas formas. Insinuantes parajes, que asemejan decorados de películas brujeriles, con estrechos y laberinticos pasadizos que nos conducen hasta rincones donde se respira esa magia y serenidad de los lugares cargados por telúricas energías. 

La magia y belleza de las rocas de Castroviejo se nos presenta a través de un sin fin de callejones, galerías, torreones o puntales de rocas, balmas o abrigos, cavidades, arcos naturales, pasadizos y cualquier otro elemento que la acción de la naturaleza se haya encaprichado de esculpir. Creando este evocador lugar repleto de antojadizas, fantásticas, insólitas y misteriosas formas en los riscos que salpican sus verdes prados. Generando una de las particularidades del paisaje pinariego de Urbión, situándonos en uno de los enclaves más sorprendentes de todo de Soria por su gran excepcionalidad y encanto. 

Desde aquí, o partiendo un poco más arriba (desde los refugios de la Fuente del Berro o el conocido como Bunker), podemos realizar la caminata para ascender a las cumbres más señeras de macizo: Urbión, Peñas Claras o Tres Provincias, así como al Nacimiento del Río Duero, que por estos pinares da sus primeros pasos a mas de 2000 m. muy próximo a la cumbre del Urbión. Más corto y de menos esfuerzo, pero igualmente interesante es realizar el sendero de las “Cascadas” que partiendo del mismo Castroviejo recorre los lugares más interesantes y próximos, como son las cascadas de La Chorla y Chorlita, las cuevas del Tejo y Las Ventanas, así como los dos miradores de Castroviejo, recorriendo además algunos de los laberinticos callejones que estas enigmáticas formaciones rocosas han creado. Otros senderos nos llevaran hasta Cueva Serena y por Cuerda La Graja llegar al Raso de la Cespedilla. También recorrer Cuerda Jimeno ascendiendo por el Paso de las Bardinas para después descender a través de Covarande y el Paso de la Atalaya. Infinidad de interesantes y sugerentes rutas diseñadas para todo tipo de personas con distintas condiciones físicas. 



Mención aparte merece el paraje ya mencionado y no muy alejado de Cueva Serena. Apenas 400 mts. siguiendo la pista de Castroviejo, encontraremos un sendero a mano diestra que nos indica por donde desviarnos a este también mítico lugar, al que llegaremos en unos pocos minutos. 



Su nombre ya lo insinúa, pero al llegar hasta allí y si no tenemos compañía, el lugar trasmite paz. Se trata de una oquedad más que de una cueva en sí, una cavidad natural originada en las rocas por encima de la cual discurre el cauce de un arroyo, creando una potente visera por donde cae una bucólica cascada, que nos regala la visión de una sutil cortina de agua. Su interior es amplio y húmedo, permaneciendo su suelo gran parte del año embarrado, ya que pocas veces este torrente ha dejado de tener agua. Podemos adentrarnos en ella y observar el espectáculo por detrás de la cascada, explorando la frescura de su interior, disfrutando nuevamente de otra perspectiva no menos sugerente, al ver como somos coreados por la cantarina música del agua al precipitarse. 

Podríamos definir este conjunto natural de Cueva Serena o Cueva del Tauro, -también así conocido por lugareños cercanos-, como un lugar encantado más propio de las “lamias” (ninfas del agua), que de los humanos que hasta allí nos acercamos. El salto de agua proyecta, dependiendo de la época del año y el momento del día, un radiante y espectacular arcoíris que la concibe más enigmática aun. Siendo en invierno el momento que nos muestran su plena hermosura, cuando las curiosas gentes dejan “serenarse” estos lugares, ausentándose de ellos por las condiciones adversas de la climatología soriana y serrana, ya que nos situamos cerca de los 1.600 m. de altitud. Mostrándonos el agua al congelarse, la imagen de los témpanos de hielo suspendidos en el aire, cual si fuera una enigmática puerta que alcanzaría trasportarnos hacia otras dimensiones, como si del umbral a una gruta llena de secretos se tratara. 

Si visitamos el lugar en un día de niebla y soledad, el momento puede ser mágico, dándonos la sensación de encontrarnos en un enclave paradisiaco y ser nosotros los primeros humanos que lo visitamos. Pero nada más lejos de la realidad, ya que a finales del Neolítico y comienzos de la Edad del Bronce; hace aproximadamente unos 4,500 años; por aquí pastoreaban los antepasados pinariegos de los “durolenses”, dejando muestras de ello en los paramentos de Cueva Serena. Entre sus húmedas paredes, expertas miradas, pueden encontrar un grupo de “pinturas rupestres” representativas del arte esquemático, que podrían ser contemporáneas con las de la soriana Dehesa de Valonsadero. 

Imágenes elaboradas en tonos rojizos, en parte ya deterioras por el paso del tiempo, habiendo estado ahí sin que nadie las apreciara hasta hace 21 años. Estudiadas por el reconocido experto y soriano Juan Antonio Gómez Barrera, representan escenas de pastoreo, algún humanoide antropomorfo y una referente a simbología astral. Este hallazgo nos puede dar una idea, y la esperanza, de que en el futuro puedan seguir encontrándose otras representaciones de arte rupestre entre las escarpaduras de los pinares de Urbión, reforzando la más que interesante localización de este tipo de arte primitivo en la provincia castellana del Alto Duero. 

Si continuamos ascendiendo desde Cueva Serena en dirección noroeste, nos introducimos en un nuevo sistema rocoso, Cuerda La Graja, otro caos pétreo de similares características al de Castroviejo, aunque de menor atracción y reclamo. Aquí se ha instalado un conjunto de puentes colgantes, cadenas, tirolinas, pasamanos, grapas escalonadas, pasarelas y otros artilugios a los que han denominado “ferrata”. 



Siendo esta instalación de Duruelo diseñada mas para fines lúdicos y de entretenimiento que para la práctica del alpinismo. Lo que podemos realizar en las laderas del Urbión no es, tal cual hemos podido observar en el resto de las montañas ibéricas, una vía de escalada a una cumbre, asemejando mas "una atracción de feria" que una verdadera “ferrata", aparentando más una continuación de columpios para domingueros, que una ruta de ascensión por una pared rocosa facilitando a los alpinistas mas noveles su progreso a la cumbre con mayor seguridad. 

Ferrata es una palabra de origen italiano que proviene de “ferro” (hierro), elemento principal usado para la realización de este tipo de instalación en las paredes montañosas. Si bien las primeras equipaciones de este tipo se efectuaron en Austria allá por 1843, fueron sin embargo las ejecutadas por los ejércitos de la primera guerra mundial en las montañas Dolomitas italianas las que consolidaron su nombre, perdurando hasta hoy en día este apelativo. Habría que conocer las autenticas “ferratas” situadas en el Macizo de La Brenta (Dolomitas), para saber la verdadera “consideración” de estas vías de escalada acondicionadas, que en algunos casos se pueden unir y combinar hasta llegar a una duración de tres o cuatro jornadas, superando y atravesando lugares de verdadero impacto entre impresionantes abismos de vértigo ………. esto sí que son ferratas. 

La ferrata cumplirá 4 años este verano estando pensada, al igual que las realizadas últimamente en las montañas pirenaicas, como un reclamo turístico más, con la intención de atraer más visitantes potenciando de esta manera los establecimientos lúdicos de la zona (hoteles, restaurantes y comestibles). Sin embargo y sorprendentemente, nos encontraremos cerrado el Hostal-Restaurante de la población de Duruelo en días laborables (solo abre los fines de semana), cosa que al parecer antes no ocurría, debiendo de irnos al pueblo vecino (y rival)  Covaleda a que atendiendan nuestras necesidades hambrunas.


No solo es esta instalación la que no encaja del todo con el entorno y paisaje que a través de estos párrafos he querido dar a conocer a los que seguís mis esforzados escritos. También se han atrevido a instalar en medio del "paraíso rocoso" de Castroviejo, un “macro-mirador-pasarela-escalera”, que nos sitúa en lo más alto del roquedo, el peñasco conocido como “El Frontón”. Infraestructura pensada, diseñada, patrocinada, ejecutada y pagada por la Junta de Castilla y León. 

Todo esto con el favor y yo diría que hasta “fervor” de la prensa domesticada con fondos públicos (subvenciones de la Junta de Castilla y León), así como de algún que otro “montañero-funcionario”. La promoción, diseño, patrocinio, ejecución, pago y sobre todo la "idea" de esta “Infraestructura Turística junto a un Espacio Natural” ha sido la misma Junta de Castilla y León quien; de forma “torticera” o tramposa, a través de unas normas referente a explotaciones madereras; ha contratado a “dedazo” los 234.703 euros que se preveían costaría el monstruoso mirador-pasarela. Un escalonado y metálico recorrido de más de 100 mts. 70 de los cuales son pasarelas y escaleras que finalizan en la cúspide de la roca a 23,60 metros por encima del suelo, lo que equivale a una construcción de ocho plantas, el cual cumplirá este verano su primer aniversario. 

Primero con la ferrata y después con el macro-mirador, la Junta de Castilla y León, están urbanizando los Espacios Naturales de esta comunidad. Fueron las ya controvertidas actuaciones del asfaltado de la pista del cañón del Río Lobos durante 2005 llegando casi hasta le ermita románica de San Bartolomé, la gran explanación y aparcamiento llevado a cabo en plenas hoces del río Duratón, en el cual pueden llegar a juntarse varios cientos de personas, en plena época de cría del buitre, otro mirador en el Puerto del Pico de la Sierra de Gredos, así como uno más en Peñas Llanas de la Sierra de Ayllón, así como el mencionado de Castroviejo y el voladizo en las Arribes de Duero por encima de la presa de Aldeadavila, inagurado hace ahora un año. Centrándose actualmente las obras en el súper Mirador Voladizo de La Galiana (a similitud de los realizados por los americanos en el Cañón del Colorado), también en el Parque Natural del Río Lobos en el Río Lobos. 



El “insulso” Mañueco, presidente de Castilla y León, confunde los Espacios Naturales de la Vieja Castilla con el “palco del Estadio Bernabéu”, apostando por urbanizar toda la Naturaleza y Lugares de Interés de Castilla y León. Es por ello la dedicatoria de esta coplilla castellana: 

Y aunque se empeñe “Mañueco” de llenarnos estos sitios de mirones.

Siempre nos quedará, para las gentes sensibles, el Cañón del Talegones. 



P.D. Os dejo el enlace de un artículo crítico con la actuación de la Junta respecto al nuevo Mirador de Castroviejo, publicado por El Mirón de Soria en octubre de 2021.


1 comentario:

Paco dijo...

Bonito lugar y bonitas fotos.
Un abrazo
Paco