Pero aun así, aunque cada día menos, podemos observar maravillas de la naturaleza que el “planeta” nos regala en mañanas especiales. Se trata de la “cencellada”, esos blancos campos de escarcha que se forman en noches y amaneceres, que motivados por la bruma o las nieblas, junto a las bajas temperaturas -por debajo de los 0 grados- se crean en los campos durante el invierno. Pudiendo observar como se forman sobre la vegetación circundante, pequeños cristales y laminas heladas, cual si joyas de orfebrería se tratara. Momentos mágicos que normalmente solo duran unos instantes, ya que los rallos del sol al iluminarlos los calienta, transformándolos nuevamente en agua liquida y haciéndonos perder esos momentos de magia.
Pero usando nuevamente otra magia, como lo es la fotografías, aquí os dejo unas sugerentes imágenes que esperemos se repitan nuevamente en sucesivos e invernales días, en la creencia que de podamos ser capaces de parar la transformación del clima de nuestro planeta.
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