sábado, 1 de noviembre de 2025

- Laguna de Cebollera…… comienza el otoño

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Hace unos 250 millones de años, por estas tierras que hoy surcamos, se extendía un vasto océano al que los geólogos se han empeñado en llamar “Mar de Tetis”. Sobre esa inmensa masa de agua (de la que aún quedan restos como el mar Mediterráneo) se fueron acumulando sedimentos, fundamentalmente de materiales cálcicos, que por la colisión/presión de las placas tectónicas Euroasiática e Ibérica (esta última formando parte de la gran placa Africana), se plegaron y elevaron durante la Orogenia Alpina en la Era Terciaria o Cenozoica (hace ahora unos 40 millones de años), creando las montañas que hoy podemos disfrutar en la Península Ibérica y resto de Europa, entre ellas los Picos de Urbión y la Sierra Cebollera en el Sistema Ibérico.
 

Los intensos fríos del “pleistoceno” durante la Era Cuaternaria (hace 2,6 millones de años) generaron los glaciares y estos al desplazarse (arrastrándose) fueron creando por erosión las cubetas glaciares, que posteriormente y después de pasar el periodo glacial se convirtieron en los lagos que podemos observar por muchas de las montañas de nuestra geografía. Como son el caso de la afamada Laguna Negra de Urbión o la que hoy vamos a visitar su vecina Laguna de Cebollera, que también es conocida como “Laguna Blanca”, pues en realidad no está a las faldas del pico que le da nombre, si no justo a los pies del Alto de Cueva Mayor o de la Chopera (2135 m.). En el Sistema Ibérico la glaciación sólo afectó a las áreas del Moncayo y Urbión / Cebollera, generando los interesantes valles y circos glaciares que hoy en día aun podemos observar.


El otoño nos comienza a dar muestras de su llegada con las primeras hojas doradas en el bosque, donde destacan las tonalidades de las hayas sobre los robles. Nos confirman que estamos en esa época del año en la que los bosques se tiñen de sugerente oro, también por de los sonidos de “la berrea” del ciervo, escuchando los bramidos de algunos machos en busca de amorosa compañía, sonidos que nos vienen de la parte alta del vallejo del Arroyo de la Laguna que aguas más abajo conformará al río Razoncillo.




A norte de Soria y limitando con La Rioja, la Sierra y Pico Cebollera son parte del Macizo Ibérico como continuación de las sierras Neila y Urbión.  De origen glaciar la Laguna de Cebollera se sitúa a 1825 mts. abarcando una extensión de 7,4 ha. y un perímetro de 1350 m. estando circundada de un evidente circo cincelado por los hielos.

 

Es la segunda vez que nos acercamos hasta este lugar, la anterior fue a mediados de un abril del año 2018 impidiéndonos el acceso la gran cantidad de nieve que había acumulada en el camino a partir de los 1600 m. cuando ya habíamos ascendido 4,5 km. y unos 400 m. de desnivel……. pero las cosas son así y la montaña sigue en su sitio para poder volver. Esta segunda vez fue menos intensa aunque algún resoplido costó, dos kilómetros de caminata desde el aparcamiento (5,4 desde el Puente de San Clemente), pero con un buen repecho durante un kilómetro a mitad del recorrido. Un agradable paseo entre bosques por la parte alta del Monte Avieco, en la vertiente meridional de la Cebollera y el alto valle del Razoncillo.

 

La ruta discurre por un bonito bosque, en el que predomina el pino albar (pino silvestre) de repoblación, encontrándonos así mismo especies autóctonas como el roble rebollo y hayas en las zonas más húmedas. Variedades arbóreas comunes en las zonas montañosas de la provincia soriana, formando la característica fundamental de su paisaje y dándole nombre a la comarca “Pinares”. Siendo estos montes de propiedad comunal, su acertada y sabia gestión /explotación por parte de los vecinos durante siglos, los que en parte han contribuido al bienestar de sus gentes, generando así mismo una forma de vida y costumbres que está siendo en la actualidad reconocida internacionalmente como ejemplo de explotación y aprovechamiento racional.




Dejamos el vehículo en el parquin existente justo antes del cerramiento que impide el paso rodado, empezando a transitar por un camino forestal a través de un agradable y bucólico tramo boscoso, con abundantes robles, pinos silvestres, un buen número de hayas y hermosos ejemplares de serbales, que comienzan a dar muestras en sus doradas hojas del incipiente comienzo del otoño, estando repletos en este tiempo de sus características bayas redondas de frutos rojos. A unos centenares de metros del comienzo, dejaremos a nuestra izquierda uno de los pedregales existentes en lo alto del Valle del Razoncillo, llegando otros tantos metros más a un cartel ubicado en un pino indicándonos el Mirador del Razoncillo, hacia el que nos desviaremos unos metros, para contemplar sobre un desflorado roquedo con dos cruces de hierro, la suprema panorámica boscosa que se cierne a nuestros pies que parece no tener fin en el horizonte.

 

Continuamos caminando por la ruta principal hasta que a los pocos metros nos encontramos el cruce del Monte La Chopera / La Aranzana, intersección de la ruta que llevamos y la que parte del Puente de San Clemente 4,1 km. más abajo en dirección sudeste. Tomamos a la derecha una empinada pista/cortafuegos al principio por medio de un magnífico bosque de pino albar, donde observamos unos curiosos acebos de base cónica. La ruta, en algo menos de un kilómetro nos sitúa en “Las Lagunillas” a escasos 300 m. de la Laguna de Cebollera, encontrándonos en la parte más alta del sendero, lugar desde donde, se puede contemplar unas increíbles vistas de una buena parte de la Comarca de Pinares.

 

Un cartel indicador nos señala seguir por la izquierda que trascurre por suave y herbazal vereda, llegando a la orilla de la laguna desde donde disfrutamos con unas hermosas vistas de sus serenas aguas, así como del montañoso entorno presidido por el Alto de Cueva Mayor o de la Chopera (2135 m.). La línea de cumbres que configura esta Sierra Cebollera hasta las que nos hemos allegado, nos traslada por sus formas la acción erosiva que los glaciares han moldeado durante miles y miles de años,  donde la redondez de sus cimas, las lagunas y las morrenas fontales como las que podemos observar desde nuestra ubicación, son la prueba fehaciente del paso de los hielos por aquí.  Un paraje realmente apacible y ameno, donde nos deleitamos de la gran hoya glacial de la laguna, disfrutando de la visión de este extraordinario panorama.


Hacia el sur observamos gran parte del Valle del río Razón “El Valle”, área muy singular geográfica y antropológicamente del norte soriano, por sus ubicación, formas de vida y costumbres. Solo queda que os animéis acercaros hasta aquí.




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