Es en esta época
cuando debemos salir a llenarnos de esos vistosos tonos, y que mejor para ello
que acercarnos a la iberia verde, la que se sitúa por encima de la Vieja Castilla,
donde aun se cuidan la hayas y sus bosques casi llenan los espacios. Es al sur
del país de los vascos y al oeste de las tierras navarras, donde nos
encaminamos para observar lo que nos depararan, momento para dedicar este
período del ciclo anual de la naturaleza en disfrutar de ellos: de sus rocíos
matinales, de sus vaporosas luces, de las nieblas de los montes de Euskal Herría,
donde el otoño se nos muestra en su plena magnitud, con sus mágicos pigmentos,
pero también con toda su melancólica soledad. Bosques engalanados de centenarios
robles, avellanos o castaños, pero sobre todo hayas, la reina de estos dominios,
que humanizados con milenarios dólmenes o silenciosas abadías, y trasformados
sus claveros en praderías por las que pastan los rebaños de ovejas latxas (de
su leche sale el exquisito queso "idiazábal"), yeguas, caballos o becerros,
crean fantásticos escenarios salpicados de caseríos y
pequeñas poblaciones. Nada más reconfortante en este tiempo, que un paseo sobre el manto ocre formado por las hojas que caen de los árboles de las navarras Sierras de Urbasa, Andia y Aralar, o por los alaveses valles de Urkiola y las laderas sur del mítico Gorbea.
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Urkiola
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Espero que os hayan gustado estos paseos de otoño, aunque hoy es un día triste para todos........... yo también me siento en París
pequeñas poblaciones. Nada más reconfortante en este tiempo, que un paseo sobre el manto ocre formado por las hojas que caen de los árboles de las navarras Sierras de Urbasa, Andia y Aralar, o por los alaveses valles de Urkiola y las laderas sur del mítico Gorbea.
Valles y montañas
donde el hombre y la naturaleza han convivido y compartido desde la noche de
los tiempos, prueba de ello son los incontables restos megalíticos esparcidos
por ellos. Siendo el fruto de esa relación una manera de ser que hoy todavía
permanece viva en sus gentes, con una forma de entender el mundo que les rodea,
de comprender la naturaleza de su entorno. Trasladada a su cultura, a una
particular y vigorosa arquitectura rural, que ha dejado su huella al trascurrir
la vida con el paso del tiempo, manteniendo sus las tradiciones populares, carnavales,
festejos, mercados, gastronomía, etc. Conservando a través de ellos leyendas o personajes
mitológicos… hasta un habla ancestral, el más antiguo de Europa, el euskera, impronunciable
idioma para un mesetario como yo. En fin, una síntesis mágica que podremos descubrir
en cada rincón de estas tierras.
Por ello nos acercamos
hasta estos lugares de los que os dejo unas fotos por aquí.
Urbasa y Andia
Estas casi planas y
calizas sierras, situadas al norte del valle del Ega y las Amescoas, y al sur
de la gran depresión del Valle de Arakil que forma la comarca de La Sakara (La
Barranca) en el poniente navarro, se formaron hace millones de años por un
hundimiento tectónico que creó una gran meseta a una altura media de mil metros.
En ellas destacan sobre todo sus hayedos que cubren casi el 70% de su
territorio.
Aralar
Situada en el noroeste
navarro y parte de sur guipuzcoano, esta sierra también comprende un gran
macizo cárstico que alterna un paisaje caótico de lapiaces, cuevas, simas y valles
ciegos, con otro más humanizado de prados verdes y hayedos de colores sugerentes,
en el que podemos observar abundantes vestigios megalíticos, que esparcidos por
toda ella nos encontraremos a cada paso.
Urkiola
A escasa media hora de
Vitoria, pero ya en la provincia vizcaína, se halla el Puerto de Urkiola y su
cercano Santuario de los Santos Antonios (el Abad y el de Padua) que conforman
el punto neurálgico de este Parque Natural, con la mítica cima del Amboto
dominando todo el territorio. Siendo uno de sus mejores tesoros, los bosques de
hayas que podemos encontrar por sus valles y laderas, territorios que
originariamente estuvieron ocupados por abedules "urkia", origen de su
apelativo. Además de ser un enclave especial dentro de la mitología vasca,
según la cual es hogar de antiguos dioses y criaturas mágicas, como nos narra
la leyenda de Mari (la dama de Amboto), la más clásica y arraigada fábula entre
los habitantes de estas tierras vascas.
Gorbea
Formando linde entre
los entre los territorios históricos de Vizcaya y Álava se encuentra el Gorbea,
monte sagrado de los antiguos vascos, referencia para autrigones, berones, caristios
y várdulos, añejas tribus que poblaron estas tierras. Siendo desde tiempos
remotos escenario de confabuladas leyendas de carboneros, herreros, pastores y
otros asiduos de estas alturas; siempre intercaladas con historias de brujas, lamias
y gigantes, que en los lugares más apartados consumaban sus ocultos akelarres. Muchas
son las leyendas que se refieren al macizo del Gorbea, muchas de ellas
referidas a los ovejeros de Orozko que pastoreaban en Itxina. En otras son
protagonistas brujas, Basajaun, lamias, Odei, etc. y hasta Mari, “La Dama de Amboto”,
sobre la que ya me he referido antes.
El mitológico monte Gorbea
con sus 1.482 m. de altitud está coronado por una cruz metálica de 17
metros construida a principios del siglo XX. Fue así mismo uno de los cinco
montes "bocineros" de Vizcaya, desde su cumbre se convocaban, mediante
hogueras y el toque de grandes cuernos, las Juntas Generales del Señorío de Vizcaya
celebradas bajo el venerado Árbol de Guernica.
Con hermosos rincones
tupidos de verdes prados, lugares de frondosos bosques y enigmáticos karst, es la
montaña más reputada de todo el País Vasco. Su ladera sur alavesa es más suave y
alomada que la septentrional vizcaína, permitiendo con más facilidad la
formación de grandes y húmedos bosques, con fantásticas extensiones de hayas y
robles que pueblan las laderas y los valles de este Parque Natural. Acogiendo
una de las masas forestales más tentadoras para ser visitadas en época otoñal,
un territorio mágico en el que dejarse seducir por los colores y la luz de esa estación
preinvernal. Destacando sobre todos estos el hayedo de Otzarreta,
del que muchos fotógrafos señalan como uno de los sitios más fotogénicos del
mundo. Tal vez sea entre estas musgosas hayas y en un día de niebla, cuando
entre el silencio de su alfombra de hojarasca se nos aparezca Basajaun, el
señor de los bosques.
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Salinas de Añana
Situadas apenas 33 km.
al poniente de Vitoria, las Salinas de Añana son uno de los tesoros naturales
más bellos y ricos del País Vasco. Ubicadas en el interior del denominado
"Valle Salado" y estando surtidas por manantiales de agua salobre, su
ahora desolado paisaje está formado por caminos, pasarelas, canales, pozos,
eras de sacado y silos de sal que al día proporcionan en torno a 260.000 litros
de salmuera, con una densidad salina extraordinaria. Formado un conjunto de más
de 5.000 eras sustentadas por pilotes de madera cual palafitos, son en la
actualidad uno de los espectáculos culturales al aire libre, más llamativos de
Europa.
Aunque con una antigüedad
de aproximadamente 6.200 años, se sabe que fueron explotadas desde los tiempos en
que el Imperio Romano colonizó nuestras tierras. Siendo algo anterior a la
ocupación árabe en la zona, en el año 822, cuando sus manantiales aparecen ya
documentados. Pero es en 1.140, en la recién fundada población de Salinas de
Añana, al obtener el primer título de villa alavesa concedido por Alfonso VII
de Castilla, cuando se convierten en una verdadera factoría del oro blanco, convirtiendo
a la población a través del comercio de la sal en una de las más prósperas del
norte peninsular. Actualmente en declive y prácticamente abandonadas a partir
de mediados del siglo XX, hoy en día se encuentran inmersas en un proceso de
restauración, estando declaradas Monumento Nacional.
Quien las visite por
primera vez quedará deslumbrado al observar entre el verdor del entorno y la
inmediatez de la población este paisaje blanco, del que únicamente rompe su inmaculada
tonalidad las estructuras de madera que lo complementan. La mejor época para
visitarlas es durante los meses de mayo a septiembre, cuando se encuentran en plena
actividad los trabajos salineros. Recomendable reservar una visita guiada a través
de: www.vallesalado.com.
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