sábado, 26 de abril de 2025

- Lagunas de la Dehesa y Ermita de San Blas – Rabanera del Campo

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Las potentes lluvias que estamos teniendo durante estos últimos meses ha provocado el restablecimiento de un nivel aceptable de los embalses de este país, la recuperación de gran parte de los acuíferos, así como la vuelta a la normalidad del nivel de las lagunas naturales del entorno, de tal manera que el campo esta primavera se encuentra pletórico debiendo aprovechar para disfrutarlo. Es por ello que disfrutando de un día medio despejado entre tanta borrasca hemos decidido acercarnos a Rabanera del Campo para recorrer los humedales que se sitúan al oeste de la población. Conocidas como Lagunas de la Dehesa, son un conjunto de láminas de agua que en la mayoría de los casos no aguantan acuosas la llegada del estío al ser estacionales, siendo denominadas como lagunas endorreicas o de inundación. 

Lugares donde las aguas se acumulan, bien por las lluvias o por el aporte de ríos y arroyos estacionales sin tener ninguna salida a otro rio o al mar, formando lagos o lagunas interiores, con aguas que se evaporan, se filtran en el terreno o simplemente son usadas por el ser humano para distintos usos. Como ejemplos más llamativos del planeta que habitamos son: Mar Caspio, Mar de Aral, Delta del Okavango, Mar Muerto o Lago Titicaca entre otros.




Las lagunas que aquí me refiero, las encontramos a unas distancia de entre 15 y 20 km. al sureste de la capital soriana, conformado un arco de unos 15 km. a uno y otro lado del Duero, pudiendo alcanzar en su máximo esplendor hasta un total de cerca de veinte humedales. En la margen izquierda o Campo de Gómara podemos encontrar una docena de ellas, ubicadas al norte de la población de Aldealafuente, entre esta y la aldea de Alconaba. En la margen derecha del gran río soriano se asientan las tres próximas a la localidad del Cubo de la Solana y las cuatro de Rabanera del Campo a las que hoy nos dirigimos.




De las cuatro lagunas que existen en Rabanera, solo la Laguna Grandes resiste los rigores del verano, las otras tres “del Ciego, Valdevilla y Pequeña” sucumben a los calores estivales, siendo su encanto efímero. Es por ello que es durante la primavera y sobre todo después de las lluvias cuando se deben visitar ya que la anidación es impactante, además es el momento en el que los campos están desbordantes pudiendo contemplar entre otras especies: paloma torcaz, cuco común, cigüeñuela común, culebrera europea o busardo ratonero, y si tenemos mucha suerte hasta avutardas, cono se han podido percibir durante comienzos del verano en las vecinas láminas de Aldealafuente.

 

Son humedales estacionales, asentados en concavidades del conglomerado, vastos en extensión pero de poca profundidad, que alternan temporadas con agua a otras donde que se transforman en pastizal. Son frecuentados por fauna aviar y por cérvidos, siendo su visita ideal durante estos días . Están integradas en la zona LIC “Riberas del Duero y sus afluentes”, por hallarse en antiguas terrazas fluviales cercanas a su curso.

 

La Laguna de Valdevilla es la más alejada de todas, se encuentra en medio de un robledal, lindando por el norte con un pinar de repoblación. Es de forma alargada 200 x 25 m. cubriendo una extensión en su pleno apogeo de 0,5 Ha, secándose completamente durante el verano. Se sitúa en las coordenadas: 41º 38´ 50.44” N - 2º 26´ 54.50” O a 1076 m. de altitud.

 


La
Laguna del Ciego es la primera que nos encontraremos el llegar y el lugar donde poder dejar el vehículos; si es que hemos llegado hasta aquí con él; y comenzar una caminata. Con una forma más bien redonda cubre un área algo menor de media hectárea, con una extensión de 95 x 60 m. conformando una pequeña depresión en medio de campos de labor y rodeada de algunas manchas de robledal. Se forma al recoger las aguas de un arroyuelo temporal que la colma, estando densamente cubierta por vegetación mientras permanece con agua o su suelo mantiene la humedad (cosa que solo ocurre en invierno y primaveras lluviosas), siendo entonces cuando podemos encontrar en ella menta, que será sustituida por manzanilla cuando comience el estiaje. Se sitúa en las coordenadas 41º 38´14” N – 2º 26´41” O a una altitud de 1074 m.

 

La Laguna Pequeña nos la encontramos siguiendo apenas 750 m. la pista que desde la del Ciego que se introduce en la Dehesa de Rabanera (pasando una portilla metálica). Situada a nuestra derecha tiene forma alargada de más o menos una hectárea sobre una extensión de 200 × 65 m. y a 1065 de altitud, en las coordenadas:  41º 38´ 29” N – 2º 27´ 13” O. Se encuentra prácticamente rodeada de un bosque de robles melojos, menos su parte su oeste que da a la inmediata Laguna Grande, siendo usada como pasto al secarse con los calores.
 

La Laguna Grande es la principal y más importante de todo el complejo lagunar de Rabanera, con forma triangular y una extensión de algo más de 3 Ha. (330 x 160 m.) es la única que se resiste a secarse en los veranos. Como ya he indicado se ubica muy próxima a la Laguna Pequeña ocupando una depresión en medio de la dehesa, situada en las coordenadas: 41º 38´ 27” N – 2º 27´ 15” O y a 1065 m. de altitud, entre algunos bosquetes de robles melojos, el lugar idóneo para ser usado como dehesa para el ganado vacuno que por sus alrededores pasta.


Para recorrerlas realizamos una ruta de unos 5,300 km. de suave paseo prácticamente plano con ligeras subidas y bajadas, que partiendo de la Laguna del Ciego y siguiendo el indicador allí existente hacia la Laguna Valdevilla tomamos en dirección norte. Dejando al poco a nuestra derecha la taina de la Matilla (ruina), llegando a una pista que viene desde la población de Rabanera del Campo hacia el lugar denominado Los Llanos. Tomando esta pista a la izquierda en dirección este durante unos 500 mts. para de nuevo coger un ramal hacia el norte durante un trecho de 300 m. y girar a la izquierda, donde se sitúa la laguna de Valdevilla entre un robledal a es casos 200 m. Deberemos desandar los últimos 500 y volver a la pista por la que veníamos, continuándola hasta llegar a una cerca de alambre que tendremos que superar.


Siendo ahora la intuición la que guie nuestros pasos hasta la orilla de la Laguna Pequeña pues no existe vereda digna de seguir, debiendo continuar próximos a su orilla en dirección sur hasta llegar a su límite meridional donde ya divisaremos en su totalidad la Laguna Grande, que como su mismo nombre indica es la más extensa e interesante por la avifauna que en ella podremos observar. Deberemos dirigirnos hasta su extremo occidental para poderla observar con mas amplitud (desde mi punto de vista, el lugar más interesante). Retornando por su orilla y llegando a las inmediaciones de la Laguna Pequeña, continuaremos la pista por la que se accede a la “Dehesa de Rabanera” (puerta metálica), alcanzando en unos centenares de metros a la Laguna del Ciego y al inicio de la excursión.



Esta ruta la podemos alargar 3 km. mas si la realizamos en recorrido circular partiendo de la población de Rabanera del Campo hacia la dehesa por la taina del Portachuelo y regresando por la pista de Los Llanos y El Morrón. Siendo así mismo recomendable de visitar en la población su lavadero.



Ermita de San Blas (rupestre)

No debemos abandonar aun estas tierras pues nos deparan alguna sorpresa más, ya que en el trayecto de la carretera que une Rabanera con el Cubo de la Solana, a escasos 2 km. a nuestra izquierda observamos el Cerro de San Blas, al cual debemos de ascender.


Justo en la orilla de la calzada hay una entrada sin asfaltar en la que se puede dejar el vehículo y ascender hasta su cima, debiendo rodear por la izquierda y por encima una pequeñas barrancas, ya que no hay no vereda, ni sendero, ni indicación alguna. La ascensión no es nada complicada y en una decena de minutos nos situamos en su cúspide y vértice geodésico, ubicado al occidente de la plana meseta o muela que conforma su cima, compuesta por rocas de aglomerado procedente de la antigua terraza fluvial del cercano Duero. Desde ella podemos contemplar todo el amplio panorama que se divisa: al oeste los pinares de Lubia y Cubo de la Solana, al norte se intuye la ubicación de Los Rábanos y Soria. al este el Campo de Gómara marcando su linde occidental las alineaciones de los arboles situados en las riberas del Duero, asi como las nieves del Moncayo y al sur las Tierras de Almazán, destacando en el horizonte el Castillo de Moñux. 




Pero lo que nos ha traído hasta aquí no son las vistas; que por estas tierras sorianas estamos sobrados de ellas; nos ha hecho ascender el poder visitar la interesante ermita rupestre de San Blas, de la que puedo aseverar se trata de unos de los dos únicos eremitorios de toda la provincia de Soria ubicados en su totalidad en el espacio interior de una cueva (junto con la ermita de la Virgen del Monte de Castillejo de Robredo), ya que el resto de los oratorios o iglesias que se podrían considerar como de origen rupestre en Soria: la iglesia de San Saturio (Patrón de Soria), la ermita de la Santa Cruz en Conquezuela / Miño de Medinaceli y la iglesia de San Baudelio en Casillas de Berlanga, si bien su origen estuvo situado en una caverna u oquedad, en la actualidad su ubicación se sitúa a cielo abierto.




Para llegar hasta ella; que como he comentado antes no existe indicación alguna ni cartel anunciador al uso; deberemos descender desde la cima unos veinte metros al suroeste y encontrar la entrada de la oquedad en cuyo interior se sitúa la Ermita de San Blas, una capilla u oratorio medio ruinoso ubicado completamente en el interior de una cueva natural. Se trata de una construcción de mampostería y ladrillo, toda ella enyesada, conformando tres naves sucesivas ajustadas al tamaño del vano cavernario, estando las más profundas cubiertas sus paredes y techos de coloridas y recargadas pinturas que aun resisten al paso del tiempo. En ellas se representan floriados ramajes, así como cuatro pequeñas ermitas entre sabinas, sin saber nada mas de estas representaciones. También podemos observar en el centro de la nave central la representación en medio de un círculo de la ”mitra” de San Blas. También infinidad de reseñas y garabatos de los “descerebrados” que por el lugar han pasado.

 

Una de las hipótesis nada descartable, es que el origen de este ermitorio fuera un anterior santuario prehistórico rupestre usado por culturas y credos posteriores, cuyos vestigios pudieran ser la trasera del ábside, ya que a través de un hueco abierto en este, se puede apreciar un habitáculo cuadrado con signos de haber sido tallado para su uso.

 

No teniendo reseñas documentales sobre la datación de la capilla actual (pudiendo ser de entre los siglos XVII y XVIII), solo las anotaciones que sobre ella se realizaron por parte de la cofradía encargada de su mantenimiento, las cuales datan de entre 1745 y 1810 por lo que origen es anterior. Quedándonos la reseña que de ella realizara Madoz (Diccionario geográfico-estadístico-histórico) entre 1845 y 1850 “Una ermita (San Blas) que es una cueva natural bastante espaciosa, perfeccionada a pico; en las inmediaciones de dicha ermita se ven las ruinas de un molino de viento”. Molino que no estaría muy alejado de la ermita, así como la muy probable existencia de un castro celtíbero que está aún sin documentar.

 

Algunos nonagenarios rabaneranos aún tienen en su memoria la última celebración religiosa, realizada el 3 de febrero de 1936 en el interior de la iglesia del Cerro de San Blas cuando que se efectuó la última romería, hasta aquí llegaban romeros del Campo de Gómara atravesando el Duero. Los autóctonos afirman que el eremitorio quedó desamparado tras la sublevación militar y golpe de estado del año 1936, originándose su progresivo deterioro, siendo la Guerra Civil Española quien lo “desbarato todo”. Yo disiento de ello, pues toda Soria fue desde el principio zona ocupada por los rebeldes, y donde las practicas religioses siguieron su curso normal. Más bien fue la desidia de estas tierras sorianas, como en tantas otras cosas de nuestro alrededor, las que han dejado todas estas ruinas por nuestra geografía, no echemos las culpas a otros sin mirarnos los pies.

 

A este abandono siguió la desatención y el expolio, siendo a unos jóvenes a los que se les atribuye el hecho de romper su puerta para sacar la imagen del santo y colocarlo por encima de la entrada de la cueva. Atribuyéndole a este incidente el comienzo del deterioro de la ermita, toda vez que desapareció la imagen del santo Blas, una lampara que alumbraba la cueva, así como el saqueo del altar, los bancos donde se sentaban los feligreses y el. resto de enseres que aún quedaban en el recinto. A esto añadir las excavaciones realizadas por los vecinos en todo el suelo del templo, levantando todo el entarimado, buscando un posible tesoro, ya que en unos terrenos no muy lejanos se encontraron un buen número de monedas antiguas, posiblemente de algún antiguo “castro”. Esto generó que las piadosas gentes de los alrededores se olvidasen de dioses, dedicándose a desmantelar el eremitorio en busca de fortuna cual “fiebre del oro” californiana.

 

Aun hoy hay quien se acuerda de cuando su madre le enviaba a poner velas al Santo, observando como la falta de cuidados y atención iba provocando filtraciones que poco a poco deterioraban el recinto. Habiendo en tiempos algunos intentos de rehabilitación de esta capilla, pero sin un vigoroso afán, un valedor valiente o una fuerte presión ciudadana, los entres provinciales o regionales no están por la labor de acondicionar este espacio……… sí que hay dineros para fastuosos e inútiles miradores a semejanza del Cañón del Colorado o conceder inútiles subvenciones a elementos afines. Y ni que decir de sus propietarios “el clero del Burgo de Osma” que al final lo “catastró” a favor de su Diócesis, pero que tampoco quieren saber nada del tema y se “lavan las manos como Pilatos”……….. pero bien que registran propiedades a su nombre (lo de Pilatos lo he puesto por la cercanía se la Santa Semana).

 

Se debe buscar una solución al arreglo de esta joya oculta en el interior de una cueva, un tesoro más de los existentes en estas tierras sorianas y que ni siquiera la mayoría de sus ciudadanos conocen. Siendo algún organismo público “Diputación” o “Junta de Comunidades de Castilla y León” quienes promuevan esta restauración. Una adecuación que debe actuar urgentemente en la consolidación de sus impactantes y turbadoras pinturas, señalizar y acondicionar un acceso y sobre todo fortalecer, afianzar y dar seguridad la entrada de la cueva que actualmente está en peligroso estado.

 

Estos lugares los podemos encontrar apenas 20 minutos de Quintana en vehículo, ya que se sitúan a tan solo 23 km. (13 km. a vuelo de pájaro), en dirección a por donde sale el sol…………. solo hay que ir a visitarlos para llenarnos de fantasías.




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