martes, 31 de marzo de 2020


lunes, 30 de marzo de 2020

- Fernando Simón…… ¿quien es el hombre del coronavirus?

Hace mes y medio apenas sabíamos nada o casi nada de Fernando Simón. Ahora que lo veo todos los días en la tele; pero sigo sin saber el color de sus corbatas; si que puedo decir que me cae bien así de primeras, y todo sin analizar su forma de ser, así como la información que me traslada y como me la traslada, que de eso me referiré más adelante. Mis simpatías vienen a cuento por el hecho de no gustarle nada de nada a la telebasurera Carmen Lomana con expresiones como: "……..por favor que lo quiten de ahí" o "……….. me da verdadero asco", apoyadas por el periodista ABCdiano Alfonso Ussía (si con dos esses), a los que se ha sumado el PePero Rafael Hernando. Solo con saber que a estos personajes les cae mal el conspicuo Simón, a mí me hacen verle con simpatía. 

Hija de banquero, Carmen Lomana se nos dio a conocer por sus reiteradas apariciones en la "prensa rosa", y programas de televisión del tipo "supervivientes", "sálvame deluxe" o cacas (sustantivo que uso en su expresión suave) parecidas de TeleCinco. Además de haber sido candidata al senado por VOX a la Comunidad de Madrid…….. toda una intelectual. 
 
Alfonso Ussía es hijo del Conde de los Gaitanes (también Grande de España), nieto del infortunio escritor Muñoz Seca y sobrino del golpista Jaime Milans del Bosch…… credenciales suficientes para una persona de lo mas imparcial. 

Y de Rafael Hernando que os puedo decir, que no sea espejo de lo que él nos muestra un día sí y otro también. Con declaraciones esperpénticas, asonadas, y salidas de tono hacia todo que no sea PePero (que es quien le da de comer desde principios de los 80), ha puesto a parir, sin excepción, al resto de los partidos del arco parlamentario (y de fuera del congreso también). No habría espacio en estas páginas para relacionar los exabruptos de este elemento….…. vamos, todo un portento de equilibrio retorico …… o sea un bocazas. 

Siguiendo con el tema de cabecera que es lo sustancial y lo que me han provocado estas letras, de Fernando Simón tampoco se mucho como para seguirle a modo de un apóstol a Jesucristo, pero cuando nos cuenta diariamente lo relacionado con ese virus de "corona", por lo menos a mi me genera esa confianza que los políticos "profesionales" no me trasladan. Y es que su templanza, serenidad, rigor, solvencia y conocimiento, por lo menos me tranquilizan, trasladándome calma y credibilidad. Se le nota bregado en otras lides y eso le da firmeza a sus alocuciones. Ya lleva en puestos de responsabilidad bastantes años, teniendo poca preocupación ante el ridículo, y no se poner nervioso ante las preguntas de los periodistas (algunas con cierta intencionalidad maligna), porque transmite sobre las cosas que conoce, sabe y domina.  

Se le ve humilde, trasparente y didáctico, difundiendo sosiego a la sociedad. No prepara ni lee sus intervenciones, e informa con naturalidad pero sin dejar de ser preciso. Contesta a todas las preguntas de los reporteros sin rodeos, atendiendo a prácticamente todos los cronistas que le solicitan información. Los que le conocen en la interioridad, dicen que en la vida normal es igual que como nos trasmite en la tele. 

Menudo, enjuto, de azulados y claros ojos, pobladas cejas, orejas crecientes, y un poco desgarbado. El rosto que vemos a través del televisor de Fernando Simón, a veces ojeroso, con barba de 2 días y el pelo alborotado y cano, es una vacuna contra la histeria. Despojado de esa palabrería a la que nos tienen acostumbrados algunos politicastros "lanza güitos" de nuestro entorno, es conciso, metódico, próximo y domina seis idiomas. De voz ronca y vestimenta informal, no pertenece a ninguna de las redes sociales existentes, teniendo que preguntar a sus hijos !!que dicen de mí en Twitter!!…… por todo ello, me cae bien.   

Tiene 57 años, es medico de vocación e hijo de medico. Habiendo estudiado medicina en la Universidad de Zaragoza, terminando de formarse en Inglaterra y Francia, especializándose en epidemiologia y enfermedades tropicales. Al principio de su dedicación a la sanación, ejerció durante algún tiempo como médico rural en algunos pueblos de Huesca haciendo sustituciones. Pero no tardando, se apunto a ONGs (Médicos Mundi entre otras) y se fue a echar una mano a África, donde estuvo 9 años repartidos entre Burundi, Somalia, Mozambique, Tanzania o Togo, especializándose en el estudio de la malaria, el sida o la tuberculosis. Más tarde pasó un tiempo en Guatemala y Ecuador, para después instalarse en Paris por algún tiempo. 

Vuelve a España, y en 2003 siendo ministra de sanidad Ana Pastor y Aznar presidente, es nombrado responsable de emergencias sanitarias a nivel estatal, llevando 17 años en el puesto. Habiéndole nombrado Rajoy en 2014 portavoz de Sanidad en la lucha contra el Ebola. (entérate Rafael Hernando, que eres un sopla). Durante este tiempo, doce ministros de derechas y tres de izquierdas han pasado por el "despacho grande" de sanidad, y Fernando Simón sigue al pie del cañón, ahora más que nunca. Además de esto, da clases en la Escuela Nacional de Sanidad, perteneciente al Instituto Carlos III.  

A Fernando Simón seguro que algunos le recuerdan (yo no) de cuando en 2014 el virus del "ébola" llegó a España, tras el fallecimiento de dos misioneros y el mediático contagio de una enfermera. Siendo él quien nos informó de la situación a través de los medios. También fue él, quien hace unos meses batallaba con lo de la "carne mechada". 

Este hombre de trato sencillo, viven en una sencilla casa unifamiliar de Barajas (Arsenio, es vecino tuyo), yendo en una sencilla moto a su no tan sencillo trabajo en el Paseo del Prado. Es montañero y escalador, por lo que tiene el pedigrí suficiente para salvar obstáculos, además es "maño", y no catalán de esos (*). Los que conocen bien a Fernando Simón, es raro que hablen mal de él. Siendo muchos los profesionales de la sanidad que están ensalzado su gestión en estos difíciles momentos. 

Circulan por las redes comentarios y vídeos que ridiculizan su personalidad, produciendo falsos doblajes sobre un futro dantesco y espeluznante, donde le ve el lado bueno al virus, pues cuando todos fallezcamos ya no será motivo de preocupación, que miserables. Expresiones y críticas a su gestión, que mayoritaria mente provienen de elementos descerebrados. Al contrario de los expertos en el tema, pues la gran mayoría de epidemiólogos y virólogos aseguran que las actuaciones ante esta pandemia son las adecuadas. Reafirmándome, de que los que se meten con este hombre son unos mal nacidos. 

Estamos viendo como en estos difíciles momentos hay distintos tipos de personas y gentes. Personas que se están dejando la piel y hasta la vida por ayudar a los demás, como los sanitarios, bomberos, militares, policías , la UME y personas solidarias que estan arrimando el hombro. Así como gentuzas varias que forman parte del desperdicio humano, queriéndose aprovechar de la situación, ya sea económicamente a gran nivel con operaciones bursátiles especulativas a tope (cosa que a mi poco me preocupa). Otros con ofrecer productos demandados por el sector sanitario o farmacológico a precios de estraperlo, y también los que quieren sacar provecho político de cualquier situación. Estos son los buitres del mundo, las hienas al acecho de cualquier tipo de frágil presa. Para estos sí que me encantaría se contagiaran del dichoso y maligno virus. 

Nos parece una vergüenza la noticia de que hay 150.000 multados y cerca de 1.500 los detenidos por transgredir las normas de confinamiento. Pero en 2007 y ante una campaña por parte de la D.G.T. para ser prudentes con el consumo de alcohol al conducir, hubo una llamada "ejemplarizante" a la desobediencia del "ínclito" presidente del gobierno en su tiempo (1996 - 2004) ……. !!y a mi quien me va a decir el vino que tengo que tomar!!. Por cierto "el ínclito" se ha escapado de Madrid hacia Marbella huyendo del colonavirus................ sobran los comentarios sobre lo uno y lo otro. 
Como veréis (leeréis), en el artículo de hoy hay "para repartir", debe ser ya el efecto que a todos nos va socavando el espíritu por los días de reclusión. Pero bueno, estos párrafos me hacen soltar algo de adrenalina y me quedo tan campante, así que os aconsejo papel y boli, preparándoos de inmediato para poner a parir a alguien……….. empezar por mí, que me presto. 

(*) de esos catalanes que quieren que los madrileños vayamos "al cielo" en esta crisis. 
 
Este es el sexto de los artículos elaborados durante mi reclusión, internamiento y aislamiento coronavirulesco, y primero dedicado al tema de esta infección.

sábado, 28 de marzo de 2020

- Etosha…… Wild life

Pincha aquí si deseas ver las fotos de "Etosha" y si quieres verlas en pantalla completa pulsa en la tecla "F11" 

El norte de Namibia mantiene la aridez del resto del país, aunque más moderada que las tierras desérticas del sur y la costa, siendo a medida que nos adentramos hacia el interior cuando la vegetación se va acentuando y la sequedad es menos palpable. 

Nos dirigimos desde la tierra de los "himba" en las Cataratas Epupa, hacia el impresionante Parque Nacional de Etosha, pero la distancia (650 km.) y la ruta nos obligan a pernoctar en el camino, parando en Otjitotongwe Cheetah Farm (Parque de guepardos), donde acampamos una noche. Situado en el noreste de Namibia, 24 km. al este de Kamanjab en el lado norte de la carretera, es el hogar de una organización sin fines de lucro, cuyo objetivo es la conservación de guepardos en un entorno natural. La granja de 7.000 ha, tiene algunos guepardos domesticados, pero la mayoría en estado salvaje, de estos muchos comprados a los agricultores para evitar que sean exterminados. 

Además de esta actividad, la familia Nel que gestionan esto, mantienen un campsite (camping) con algunos bungalows y piscina en donde poderse alojar, además de tomar unas cervezas en un buen acondicionado y ambientado bar. Un buen lugar para descansar unas horas y aprender sobre la problemática de los guepardos "Cheetah", que si bien es un animal que aun no se encuentra en peligro de extinción, está muy perseguido al no estar protegido por las leyes. Para ello, entre charlas y explicaciones, nos llevan a un lugar en medio de la extensa finca, donde al atardecer llevan carne para que se puedan alimentar, todo ello sin poder bajarnos del trasportín de la camioneta. 

Originalmente el guepardo se extendía por la mayor parte de continente africano, salvo en las zonas desérticas del Namib y Sáhara, así como en la selva ecuatorial. Llegando también a la India y al Medio Oriente, lugares donde actualmente están prácticamente desaparecidos. Estimándose que apenas quedan en todo el mundo unos 7.500 ejemplares, de los que 6.000 se encuentran en áfrica, de ellos entre 2.000 y 2.500 en Namibia, pero el 95 de ellos en terrenos privados. Por lo que algunos granjeros han seguido cazando guepardos; aun siendo el animal mas velos de todos los existentes; por su tendencia natural de atacar al ganado y su innato instinto depredador.  

Etosha
Con una superficie de algo más de 22.000 Km2 (el 2,70% del país y algo menor que la comunidad de Valencia o algo mayor que Eslovenia), el Parque Nacional Etosha es uno de los mayores del continente africano. Fundamentalmente es una enorme planicie de alrededor de 350 x 65 km, que en su parte oriental se asienta sobre lo que fue hace 12 millones de años un lago que se desecó, convirtiendo esta zona en un salobral o desierto salado que habitualmente está cubierto de una capa de arenas arcillosas. Un enorme horizonte blanco que acompaña nuestra visión casi de forma permanente mientras dure nuestra visita al lugar. Y que en épocas de abundantes lluvias se inmunda creando un enorme lago temporal de poca profundidad. Es durante la estación húmeda cuando miles de flamencos y pelicanos se asientan en esta zona para aparearse y alimentar sus crías.  

Este enorme salegar, que abarca una extensión de 4.800 km2, es conocido con la palabra anglosajona de "pan" (satén o cazuela). Generando la toponimia del parque, ya que la palabra "Etosha" quiere decir “gran lugar blanco” o "gran vacío", refiriéndose a la visión de esta gran llanura por las tonalidades blanquecinas de la sal existentes en su superficie. Se cree que en su día por aquí discurría el río Kunene (actualmente frontera con Angola), pero que algún movimiento sísmico modificó su trayecto desembocando actualmente en el océano, distante 500 kilómetros.  

El resto del territorio del parque está formado mayoritariamente por matorral y sabana compuesta fundamentalmente por arboles "mopane" (80 %) que en algunos casos alcanza los 8 metros de altura, siendo la zona de Halili donde se encuentran los ejemplares más notables. También podemos encontrar algunas acacias aisladas. 

Los primeros europeos que llegaron a estas tierras fueron: el peligroso eugenista inglés Sir Francis Galton y el explorador, medio sueco y medio inglés, Charles Andersson. Que en la primavera de 1851 llegaron hasta Namutoni (por entonces un refugio de pastores conocido como Omutjiamatunda), descubriendo más adelante el gran lago seco y salado. En 1885 gran parte de lo que hoy conocemos como Etosha pasó a propiedad del comerciante y cazador William Worthington Jordan, al cómpraselo a los jefes de la etnia "ovambo" por 300 libras, importe que fe pagado en especies (25 armas de fuego, carne salada y una caja de brandy). Esto permitió que durante los siguientes años se "abrieran" rutas para que cazadores europeos pudieran llegar con más facilidad, ante la existencia de abundante vida silvestre. Cazándose de forma incontrolada cantidad de grandes especies en particular: leones, rinocerontes, elefantes, búfalos, así como otras especies llamativas, llegando algunas de ellas al borde de la extinción. 

Convertida en colonia alemana por la Conferencia de Berlín de 1885, en 1896 la gubernatura de la zona ordeno la ocupación de prácticamente todo el norte de territorio (Sesfontein, Okaukuejo y Namutoni), con el objetivo de exterminar toda la existencia de vida silvestre, en el intento de frenar la propagación de la pandemia conocida como "murrain" (muerte), que afectaba al ganado de los colonos. Los teutones edificaron un fuerte en las proximidades de las fuentes de Namutoni en 1899, pero el 28 de enero de 1904, 500 hombres liderados por Nehale Mpingana, atacaron a las tropas del Ejército Alemán que había en la fortificación (7 personas), quedando totalmente destruido. Esto fue producto de la rebelión por parte de la etnia Ndonga que se amotinaron por la usurpación de sus tierras para dárselas a los colonos prusianos, revuelta que conllevó una gran represión, produciéndose un genocidio que diezmó a la etnia herero, pasando de una población de 80.000 a apenas 15.000. El fuerte fue rehecho más tarde existiendo todavía y declarado como Monumento Nacional.  

La declaración como zona protegida fue temprana, siendo aun en tiempos de su pertenecía al Reich Alemán, cuando el gobernador de África del Suroeste (nombre con el que se conocía por aquella época a Namibia) Friedrich von Lindequist, creo en 1907 este área de protección que contaba con una extensión de cien mil kilómetros cuadrados. En aquel tiempo la fauna era mucho más abundante que en la actualidad, pues la región estaba prácticamente deshabitada y era fácil ver rinocerontes en pleno día. Tras la primera Guerra Mundial y la derrota alemana, Namibia subsistió como colonia británica y posteriormente de Sudáfrica. En 1947, los sudafricanos crearon en el noroeste del país el bantustán de Kaokoland (política de apartheid - segregación racial), para recolocar a los nativos hereros lejos de las riquezas de las zonas habitadas por los blancos. Para ello, hubo que reducir la extensión del parque, que llegaba entonces hasta el mar en Skeleton Coast. En 1958 se convirtió en Etosha Reserve, pero se redujo su superficie a 55,000 km2. En 1962 se redujo nuevamente la extensión del parque, cortando definitivamente la conexión de Etosha con el mar e impidiendo las migraciones anuales de los elefantes, declarándose como parque Nacional en 1967. Y en 1970 su área se redujo nuevamente a su tamaño actual de 22.270 kilómetros cuadrados. 

Actualmente, está en proceso la creación de un nuevo parque en la región de Kunene (noroeste de Namibia) que ampliaría en unos 7.000 km2 Etosha, pudiendo aumentar su fauna en alrededor de 1.000 elefantes, 100 leones y 150 rinocerontes negros. 

La planicie que lo caracteriza y la escasa vegetación hacen que la observación de la fauna salvaje sea mucho más afortunada que en otros parques de África, convirtiendo a esta reserva uno de los lugres idóneos para su visión y la fotografía. Lo que le convierte en uno de los lugares imprescindibles de visitar al viajar a Namibia.  

En su interior se encuentran también pinturas rupestres, con escenas de caza, pero se encuentras apartadas de les recorridos por donde se mueven normalmente los visitantes. Debiendo preguntar a los lugareños donde encontrarlas, quienes si conocen perfectamente los situados donde se hallan rastros de arte primitivo. 

La mejor época para visitar Etosha es durante la época seca, entre mayo y noviembre (septiembre es un buen mes), porque las charcas de agua se convierten en lugares de imprescindible visita por parte de las manadas de animales para poder beber.  

En esta zona del país las lluvias son estacionales, comenzando a finales de octubre hasta abril o mayo, y cuando lo hacen es con gran intensidad. Las dos corrientes principales de agua que desembocan en la depresión de Etosha son los ríos Ekuma y Oshigambo. Existiendo así mismo varios manantiales que mantienen en aceptable estado de uso, pequeñas charcas durante la larga estación seca. Las tres más importantes se encuentran en las zonas de acampada de Okakuejo, Halili y Namutoni, mientras que otra docena se encuentra en los recorridos más visitados entre estos campamentos.   
El acceso al parque, que todo él está completamente cercado (850 km. de valla), puede realizarse por las dos entradas principales: Okakuejo (Anderson Gate) al sur, y la de Namutoni (Von Lindequist Gate), al este, así como la menos usada de King Nehale Gate, ubicada al norte. 

Existen 3 campamentos en su interior con un potente vallado a su alrededor: Okakuejo, Halali y Namutoni, donde es posible el alojamiento, pero mantienen unas normas muy estrictas ya que al ponerse el sol cierran las puertas, cuando los animales depredadores más peligrosos aumentan su actividad para ir a cazar. Una pista de tierra une los tres campamentos cruzando todo el parque de oeste a este. En cada uno de ellos hay una charca para la observación cómoda de los animales. 

El primero de ellos es Okaukuejo “lugar de las mujeres", donde aún se mantiene una torre de vigilancia del tiempo de la colonia germana. Cuenta con todo tipo de servicios, incluido el Etosha Ecological Institute, y tiene fama de ser el más suntuoso. Pero si en algo destaca es el ser un lugar privilegiado por su charca, la más cómoda y visitada de todo el parque. Donde uno se sienta y comienza a ver un espectáculo faunístico sin precedentes y excepcional.  

Halali es el campamento que se encuentra en pleno centro de Etosha, y su nombre le viene del cuerno de caza alemán que marca el inicio de la temporada. Desde la entrada de Okaukuejo hay algo más de una hora en recorrer los 70 km. por pista de tierra que hay hasta llegar a él. Estratégicamente situado a medio camino entre los otros dos campamentos, y ubicado a la sombra de los árboles “mopane”, es el mejor destino para visitar todas las charcas que hay en la reserva. Su charca, situada en la base de una colina rocosa que se encuentra algo apartada de la zona de acampada, se encuentra iluminada por las noches, dejándonos ver desde la altura de su risco la magnífica fauna de los alrededores, tanto en el día con por las noches, siendo sus atardeceres la especialidad. Es el mejor lugar para ver animales raros, como ciertos tipos de aves o el leopardo. 

Hacia el norte de Halali se halla la pista que penetra en la depresión, donde nos encontramos en medio de esa "nada" blanca. 

Tras recorrer otros 70 km. en dirección este llegamos a Namutoni, situado en el extremo oriental del parque y cercano de su salida por la puerta Von Lindequist. Se encuentra próximo a la zona más húmeda de Etosha, generando que la observación de fauna sea más complicada por la existencia de mayor vegetación. Es aquí donde se encuentra el fuerte colonial, pintado de impoluto blanco, con una agitada historia ocurrida a principios del siglo XX, sobre la que ya me he referido antes. 

Etosha posee rutas transitables para vehículos (estando más que prohibido bajarse de los coches o dar comida a los animales) que recorren todo el parque sin necesidad de llevar un todo terreno. Estas pistas de tierra componen una red que nos conduce hasta las más de cincuenta “waterholes” (pozas de agua), donde poder observar a los animales, que se trasladan hasta ellas para beber. Charcas que son la garantía para la observación del espectáculo de vida salvaje que en ellas se representa a cada instante: elefantes, cebras, ñus, springboks, y las más del centenar de especies que hasta ellas se trasladan a diario para saciar su sed en las pequeñas balsas existentes en el parque. 

Son pequeño y someros pozos de entre veinte y cien de metros de diámetro, vacíos de vegetación en sus alrededor por el trasiego de los animales, en los que el nivel freático ha aflorado, permitiendo que en la época seca la fauna pueda beber. Interesantes son: Nebrownii, donde los elefantes se embadurnan con el polvo calizo existente, dando la sensación de que son blancos o la de Aus, donde en la época de lluvias hay cientos de impalas que dificultan el tráfico por la pista que llega hasta ella. También la de Salvadora con el agua de mejor calidad y donde no es difícil observar guepardos, leones o avestruces.  En la zona de Namutoni destacan las de Andoni en la observación de aves, y Chudop la más óptima para visionar jirafas y elands. 

Espectacular es llegar hasta una de las charcas y encontrar manadas de cebras, springbooks, búfalos, antílopes, elefantes y otras variadas especies dirigirse hasta la lámina de agua e introducirse en ella para saciar su sed. Impactantes son también las imágenes de como centenares de animales detienen su marcha, al presentir la llegada de algún león cercano, no atreviéndose a llegar a la charca, hasta que el riesgo ha pasado. 

Charcas para el avistamiento de animales existen en los tres campamentos, aunque estas son artificiales y por las noches un poco peliculeras, al haber instalado en ellas unas luces rojas (ortocromáticas) para poder observar a la fauna que llega hasta ellas en la oscuridad. De esta manera facilitan el acercamiento a la fauna salvaje a los turistas más cómodos o de más edad. 

Aunque Etosha es un paraíso para la observación de las aves, su principal interés son los grandes mamíferos, relativamente fáciles de observar, sobre todo en la época seca cuando se concentran en las charcas que se encuentran al sur del "pan". Siendo uno de los pocos parques naturales en África donde se pueden observar los "big five game", (los cinco grandes de África): león, elefante, búfalo, leopardo y rinoceronte. Estando todas las grandes especies africanas representadas, convirtiendo a Etosha en un espectáculo para de naturaleza salvaje. Siendo además uno de los parques que cuenta con rinocerontes negros, esquivo animal que se encuentra en peligro de extinción. 

Se han contabilizado 114 especies de animales, 340 de pájaros, 110 de reptiles, 16 de anfibios y un de pez bastante sorprendente. Entre los grandes mamíferos se han contado 250 leones, 500 rinocerontes, entre 2.000 y 3.000 elefantes, unas 3.000 jirafas, 7.000 ónixs y alrededor de 20.000 cebras. El más abundante es la gacela saltarina conocida como springbok, estimándose existen más de 20.000 ejemplares. Además de leopardos, guepardos "Cheetah", antílopes, kudus, elands, ñus, chacales, zorros y hienas, entre otras especies. 

Entre las aves, solo citar las más grandes: avestruces de las que se contabilizan unas 4.000, águilas, cigüeñas, garzas, avutardas, buitres, flamencos, pelícanos, secretarios, grullas blue crane el pájaro nacional sudafricano, etc. 

Recorrer Etosha durante los tres días que por allí estuvimos, observando cantidad de animales salvajes en plena libertad, fueron como ver un documental de la 2 o un reportajes del National Geographic, pero sin estar delante del televisor. Namibia tiene el reconocimiento de haber sido el primer país en introducir en su Constitución la protección de la naturaleza y la biodiversidad. 

Franja Caprivi
Aparte de ser el territorio por el que debemos transitar para poder llegar a nuestro destino en el Delta de Okawango, Caprivi es una franja o pasillo de tierra de 450 x 35 km en territorio de Namibia, con una curiosa ubicación entre Angola y Botswana, y bordeada por los ríos Okavango, Kwando, Chobe y Zambeze. Que además tiene la particularidad, única en el mundo, de compartir en un punto frontera con cuatro países, así como una peculiar historia. 

Alemania, que tenían colonias en áfrica del sur tanto en el Atlántico como en el Índico (actualmente Namibia y Tanzania), aspiraba poder tener una vía de comunicación que pudiera conectar sus dos territorios. Para intentar conseguir sus fines pactaron con los ingleses un acuerdo en 1890, por el que los germanos cederían sus intereses en la isla de Zanzíbar, y los Ingleses devolverían a los Teutones la isla de Heligoland situada en el Mar del Norte, proporcionándoles así mismo una franja (Caprivi) de tierra de 450 kilómetros de largo y 30
de ancho, mediante la cual podían llegar hasta el río Zambeze y por el lago Tanganica llegar al Océano Índico. Lo curioso del asunto (y que los ingleses si sabían pero los teutones no) es que el explorador inglés David Livingstone había descubierto 35 años antes la imposibilidad de navegar el Zambeze por la existencia de las Cataratas Victoria, e incluso ya existían buenos mapas de la zona. 
 
Durante mucho tiempo este territorio fue refugio de bandidos, y durante los años de la lucha por la independencia de Namibia, así como por la guerra civil angoleña, no se pudo circular por esta carretera que une el norte de Namibia con las Cataratas Victoria y Zambia. Con la pacificación de Angola y la disminución del contrabando, la región se ha serenado. 

Al comienzo de la Franja de Caprivi y en su parte oeste se encuentra la ciudad de Rundu. Población situada junto a la frontera de Angola, donde podemos disfrutar de otro de los bellos paisajes de Namibia y un lugar para visitar, por sus amables gentes y sus espectaculares puestas de sol. Bañada por el río Kavango que hace de línea de separación entre Namibia y Angola durante 400 km.  

Por fin tenemos una tarde para descansar y lo hacemos en el Kaisosi River Lodge, que situado 7 km. al este de la población de Rundu, se ubica en la orilla sur del río Kavango (la norte pertenece a Angola). Un oasis de paz para pasar unos días por parte de los amantes de la naturaleza. Un alojamiento muy confortable y con cierto grado de elegancia, que es el justo merecimiento de haber pasado más de una semana alojados en tiendas de campaña, por las tierras de los "himba" y el parque de Etosha". Desde el embarcadero del alojamiento, se pueden realizar recorridos en barco cada tarde por el río para ver la puesta de sol. 
 

Entramos en Botswana, para acercarnos hacia el delta de rio Okavango, habiendo disfrutado durante unos días de un espectáculo único en el Parque Nacional de Etosha, con unas imágenes en mi retina que nuca se me olvidaran, pues ha sido la mayor concentración de fauna salvaje que en mi vida he podido observar. Y aunque por aquí os he dejado estas letras y fotos para que os hagáis una idea sobre la diversidad y magnitud de su silvestre fauna, Etosha no es un lugar para contarlo, es un territorio para verlo……. para vivirlo.

Ya llevamos quince días y esta es la quinta de las entregas elaborados durante mi reclusión, internamiento y aislamiento coronavirulesco........... buen ritmo, cada tres días una (que creativo nos hace este secuestro).

jueves, 26 de marzo de 2020

- Las Sin Sombrero

A primeros de marzo, concretamente el día 8, solía hacer desde estas páginas un reconocimiento a las "mujeres". Pero diversos acontecimientos me han provocado faltar durante algunos años al periódico homenaje. Quiero nuevamente recuperar mi deber con las féminas, con todas ellas; las que se sienten más comprometidas y las que se consideren menos vehementes. Y aunque con un poco de retraso, lo quiero realizar trasladando mi admiración hacia aquellas que durante el tiempo de la segunda republica (y antes), destacaron en variadas artes, formando de "facto" parte de la Generación de 27 como sus compañeros masculinos. Pero que por el simple hecho de ser mujeres no fueron consideradas en sus diversas facetas artísticas, siendo reputadas por su arrojo y contumacia como Las Sin Sombrero. 



Son el grupo formado por Maruja Mallo, Margarita Manso, Concha Méndez, Rosa Chacel, Josefina de la Torre, María Zambrano, María Blanchard, María Teresa León, Ernestina de Charpourcín, Ángeles Santos, Carmen Conde, Remedios Varo, Marga Gil Roësset, Zenobia Campubrí o Rosa García Ascot entre otras. 
El sobrenombre de Las Sin Sombrero les viene por lo acontecido un día de finales de la década de lo años veinte del pasado siglo, al pasear por la madrileña Puerta del Sol el grupo formado por Maruja Mallo, Margarita Manso, Federico García Lorca y Salvador Dalí.  Llevaban sombrero, ya que todo el mundo por aquella época lo usaba, pues era signo de elegancia y distinción. Pero estos cuatro amigos, geniales "surrealistas", decidieron quitárselo transgrediendo la norma, lo que causó el consiguiente escándalo y algarada entre los transeúntes presentes, que de primeras comenzaron a insultarlos al grito de ¡maricones! e incluso apedrearlos, pues veían en esta acción tan libertina, un desacato a las pautas establecidas…… una obscenidad. Desde aquella anécdota, ir sin sombrero pasó a entenderse como un acto de modernidad y transgresión. Y para el resto de las mujeres, romper la norma de tener el papel de complaciente esposa, madre, ama de casa o incluso de musa. Con este acto de rebeldía, decidieron convertirse en protagonistas de su propia vida, en seres libres, participando sin complejos en la vida intelectual y artística de la España que pudo y no fue,....... rota por la sublevación armada de los militares contrarios a la legalidad republicana.

Transcribo a continuación el artículo elaborado por Susana Albarrán y publicado en la revista "El Salto" de marzo de este año. En el que se narra una de las visitas guiadas por Madrid, recorriendo los lugares frecuentados por estas mujeres "Sin Sombrero"

Un paseo con Las Sin Sombrero por Madrid
Domingo, un grupo de mujeres recorre las calles de Madrid siguiendo el rastro de aquellas que cambiaron la historia. 

Domingo de febrero, fresco pero despejado, me apunto al paseo de Las Sin Sombrero que organiza la historiadora Julia Soria. Voy con puntualidad madrileña, o sea, tarde. Corro hasta llegar a la Plaza del Rey y, por fin, veo al grupo. Después de unos minutos comienza el paseo justo al costado del edificio que hoy alberga oficinas del ministerio de Cultura y Deporte. Aquí se puede ver, escrito en una placa: “Esta fue la sede del Lyceum Club Femenino (1926-1939)". 

El itinerario es uno de los 16 que ofrece Julia, experta en Memoria Histórica y Guerra Civil Española, a través de Experimenta Madrid, con la idea de descubrir la ciudad con otra mirada. Una que, lejos de la opulencia y la exuberancia del típico Madrid de Los Austrias, recupera las historias de resistencia que también se fraguaron en sus céntricas calles. 

No son los edificios los importantes, es la historia de los personajes olvidados que también ocuparon ese espacio, los acontecimientos que no relacionarías con un monumento o un punto de la ciudad, sino a través de estudio y mucha vocación, como la de Julia. “El cómo cuento la historia de Madrid parte de mi abuela, que murió hace tres meses con 105 anos, con una memoria prodigiosa. Ver la guerra como la contaba mi abuela, una mujer del barrio de Lavapiés, eso te obliga a ensenar Madrid de otra manera”, dice la historiadora. Pero, sobre todo, quería hablar de las mujeres, y para ello, había que hablar de Las Sin Sombrero. Cuenta Soria que lo que hicieron fue coger “el relevo” en las calles, de los libros y el documental de Tania Balló. 

Hasta que vio la luz el documental de Las Sin Sombrero (RTVE, 2015) y el libro de Ballo (Planeta, 2016) del mismo título, los nombres de María de Maeztu, María Teresa León, Clara Campoamor, Vitoria Kent, Zenobia Camprubi, Maruja Mallo, María Zambrano y Marga Gil no gozaban de un certero lugar en la historia y, por tanto, no se podía comprender a la Generación del 27 en toda su amplitud. Porque ellas también estuvieron allí, no solo los señores cuyos nombres y biografías memorizamos en la escuela. Junto a ellos —ahora lo sabemos—, mujeres inteligentes e intelectuales, artistas, disidentes políticas y LGTBIQ, académicas y autodidactas. Ellas desafiaron no solo los convencionalismos de la época sino al régimen franquista: a algunas, les costó el exilio. 

Compartieron tiempos en los que acceder a la universidad dependía de la recomendación del decano. Se les imponía ir a las clases acompañadas de un bedel, y todo para obtener solo el titulo de oyente. 

El recorrido del paseo nace estrictamente en la casa de las siete chimeneas, porque fue allí donde empezaron a juntarse diversas mujeres “conocedoras tanto de su condicion de mujeres, como de su condición de intelectuales”, destaca Soria. María de Maeztu fue su fundadora y presidenta. Ella, tras conocer el Lyceum de Londres, trajo la idea a Madrid. Allí coincidieron mujeres extraordinarias, cuenta la historiadora, “señoras potentísimas que vivieron en aquel caldo de cultivo de 1926, a punto de terminar la dictadura de Miguel Primo de Rivera, y después la explosión del Lyceum en 1931 con la proclamación de la segunda Republica”. 

Las Sin Sombrero también coincidieron con sus compañeros intelectuales ya que no estaba prohibida la entrada de hombres a su club. Podían usar la biblioteca, los salones, el laboratorio, pero no pertenecer a la junta directiva. Así, Federico García Lorca estreno en el Lyceum Poeta en Nueva York y Marie Curie ofreció una conferencia sobre ciencia, ese era el prestigio que el liceo se había forjado. 

Todo ese auge se truncaría en unos anos. No tardaría en llegar el golpe que iniciaría la guerra civil y luego la larga dictadura de Franco. Con esta, la conversión de ese espacio de mujeres libres en la sede central de la Sección Femenina. La antítesis de un lugar en el que nunca existió ninguna bandera, ni signo religioso. “Fue el primer lugar en toda España en el que hombres y mujeres empiezan a hablar libremente de su orientación sexual”, afirma Julia sin titubeos. 

La memoria de un exilio
Caminamos hacia la segunda parada, muy cerca. El actual Instituto Cervantes, un antiguo banco de monumental fachada en la esquina que forman las calles Barquillo y Alcalá, es pretexto para hablar de la filosofa María Zambrano. La primera mujer reconocida con el premio Cervantes, en 1988, tuvo una vida intensa, cruzada por dos guerras. Participo en las Misiones Pedagógicas de la II Republica, es decir, “un carromato, y dos burros, lleno de libros” —describe nuestra guía— que llevaron cultura y educación a zonas recónditas de España. Amigas y amigos de Zambrano eran parte del profesorado: Antonio y Manuel Machado, María Lejárraga, Elena Fortun, Miguel Hernández y García Lorca. En el 36, junto a su esposo el historiador Alonso Rodríguez Aldave, vino el primero de varios exilios y destierros entre América Latina y Europa. Ejerció de profesora de filosofía, dando conferencias y publicando artículos y ensayos. El reconocimiento tardío de su obra en los ochenta la hicieron volver a España. A pesar de su frágil físico, siguió trabajando y su lucidez la acompaño hasta el final. 

Nos alejamos en dirección a Cibeles y tomamos la mediana del Paseo del Prado hasta llegar a la glorieta de Neptuno. Desde allí se pueden ver los hoteles Ritz y Palace, un poco más lejos el Museo del Prado. Tres vértices de un amplio triangulo en las que otras Sin Sombrero dejaron huella: Zenobia Camprubi, y María Teresa León. 

De acomodado origen pero espíritu libre, Zenobia viajo por todo el mundo antes de instalarse con su madre en Madrid. Con amplios conocimientos de idiomas y literatura, fue también escritora, maestra y periodista. Seria conocida también por sus generosos actos de sororidad. Abrió dos tiendas de Nuevo Arte Español, una
en la calle Serrano, y la otra en la Quinta Avenida de Nueva York, donde vendía artesanía hecha por mujeres del ámbito rural, a quienes devolvía íntegramente lo obtenido en las ventas. Su compromiso con el bando republicano en la guerra civil le llevo a organizar —primero en Lavapiés y Vallecas— una red de formación de enfermeras para atender a los heridos, especialmente en el Palace y el Ritz, convertidos en hospitales de sangre durante el conflicto. El poeta Juan Ramón Jiménez se convirtió en su esposo, con el compartió su vida profesional y personal, y juntos marcharon al exilio. Enferma de cáncer, Camprubi murió unos días después de atender la llamada que le anunciaba el premio Nobel para Juan Ramón. 

María Teresa León, escritora y amante del arte en todas sus formas, fue secretaria de la Junta de Defensa del Tesoro Artístico Nacional. Asediada Madrid por el bando nacional en la guerra civil coordino con determinación, paciencia y cuidado, los trabajos que salvarían lo más preciado del tesoro cultural del Museo de Prado del expolio y de las bombas, ayudando incluso con sus propias manos. Su vida corrió peligro bajo el régimen franquista, como la de muchas de sus compañeras de liceo, y también partió al exilio. 

Dos amigas
Frente al Congreso de los diputados, nuestra guía narra la historia de dos grandísimas amigas también asiduas al Lyceum, las abogadas Clara Campoamor y Victoria Kent. Compartían su amor por el derecho y la justicia. Su trabajo conjunto trajo la conquista de derechos fundamentales para las mujeres. “La mujer debe sumisión al hombre, y el hombre respeto a la mujer”, decía el artículo 18 del código civil. Fueron Kent y Campoamor quienes lo reformularon en la redacción que conocemos hoy: “El hombre y la mujer se deben respeto mutuo”. Fueron ellas también quienes llevaron el artículo 238 del código civil —que penaba con destierro de 15 kilómetros al hombre que mataba a una mujer en situación de adulterio— al código penal, convirtiendo directamente las condenas en cárcel. El resto es historia. En octubre de 1931, su confrontación en torno al reconocimiento al sufragio efectivo de las mujeres españolas en el pleno del Congreso, separo sus caminos para siempre, pero para la historia de las mujeres significo un antes y después. 

Las artistas
Subiendo por la calle Fernanflor y callejeando llegamos a Alcalá hasta apostarnos frente a la Real Academia de la Bellas Artes de San Fernando. Julia no se detiene en contar ningún detalle del edificio sino que entra de lleno a narrar las historias de dos artistas que fueron ilustres alumnas de esta escuela. Marga Gil, quien a los 13 años ya ilustraba los cuentos que escribía su hermana Consuelo. Llego también a dominar con maestría la escultura en piedra y granito. Su corta vida no le impidió codearse con otros artistas. Convivio largas temporadas en casa de Zenobia y Juan Ramón. Mantuvo incluso correspondencia con Saint-Exupery, y se intuye que fueron sus dibujos los que inspiraron a los del autor de El Principito. 

Maruja Mallo, pintora, vivió mucho e intensamente. Como otras de sus amigas de liceo, estuvo comprometida con la Republica. Como Zambrano, fue docente de las Misiones Pedagógicas. 

Quitarse el sombreo en Puerta del Sol
El famoso gesto corresponde a Maruja Mallo, describe Julia. “Ella iba cruzando la plaza acompañada de su amiga Margarita Manso, de García Lorca y Dalí, y deciden quitarse el sombrero. Lo histórico a veces no parte de quien ejerce el hecho sino de quienes asisten a ese acto, porque al cruzar la plaza les apedrean al grito de !maricones!”. Fue entonces, narra la historiadora ante la veintena de mujeres que escuchamos expectantes, cuando Maruja y Margarita fueron al Lyceum, donde contaron lo ocurrido. “En solidaridad con sus amigas, muchas deciden ir a Puerta del Sol y repetir el gesto. Cuando les preguntaron el porqué, respondieron: porque las ideas tienen que ser libres y deben tener espacio para fluir”, termina el relato Julia. “Ahora esto no nos parece un acto rompedor pero en aquel momento si lo era, y ha trascendido hasta hoy”. 

El primer paseo madrileño de las Sin Sombrero —cuenta nuestra guía— estaba pensado para el 8 de marzo de 2017, pero como se organizo la huelga feminista pasaron a darlo todo la semana previa a la movilización. Así como aparecieron segundas partes del documental y del libro, Las Sin Sombrero II, se ofrece ya como un paseo más de Experimenta Madrid. “Me generaba mucha pena dejar fuera a algunas, las he estudiado tantísimas horas que al final las coges cariño y parece que las conoces. Esta segunda parte también empieza en el Lyceum, porque no todo era bonito e ideal, sino porque también les pusieron muchas trabas”, concluye Julia. Elena Fortun, María Lejarraga, Concha Méndez o Isabel Oyarzabal y muchas más componen ese segundo garbeo de las Sin Sombrero, que pensamos darnos también por las calles de Madrid. 

Final del paseo. Con la Puerta del Sol de fondo nos hacemos la foto de rigor — quitándonos el sombrero— que hoy día resulta una curiosa metáfora para mostrar nuestra admiración hacia estas mujeres que desafiaron toda una época, y nos dejaron un invaluable legado para la historia. 

Una sola cosa apena a Julia de sus paseos. A los hombres no parece interesarles. De los más de cien recorridos que tiene a sus espaldas, nunca vino un hombre solo, todos —apenas uno de cada diez participantes— acudieron acompañando a una mujer. Ellas si están, y lo disfrutan, “se crea un clima muy bonito de complicidad, al final estas juntando a varias generaciones, desde chicas jóvenes que se encuentran con mujeres de ochenta años que les explican que era la sección femenina, o como no podían tener una cuenta bancaria”. 

Aquí finaliza el cuarto de los artículos elaborados durante mi reclusión, internamiento y aislamiento coronavirulesco.