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miércoles, 30 de noviembre de 2011

- Fish River Canyon y las Montañas de Aus (Namibia)

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Después de transitar el desierto de Kalahari, entramos en Namibia por su Este meridional. Franqueamos el paso fronterizo de Rietfontein - Klein Menasse cruzando a otro mundo nada parecido a nuestro inicio en Sudáfrica. Salvo el paisaje, todo es diferente, aquí se termina el asfalto, comienzan las rutas sin alquitrán y el polvo empieza a ser nuestro invitado viajero. En estas áridas planicies arranca realmente nuestro periplo por el sur del continente africano, por esa África austral, esa áfrica con sabor a negro, esa áfrica más autentica de la que hasta ahora habíamos percibido en nuestro recorrido por el país de Mandela. En total una ruta en camión de 7.820 km. por Sudáfrica, Namibia, Botswana y Zimbabue, visitando lugares y gentes de una singularidad desconocida para el “hombre blanco” que se interna por primera vez en estos vastos territorios.

La primera población que nos encontramos es Keetmanshoop, importante cruce de carreteras en medio de espacios prácticamente inhabitados. Por ella atraviesan la carretera que por el sur desde Ciudad del Cabo llega hasta Windhoek, la capital namibia y por el oeste la que desde Pretoria y Johannesburgo en Sudáfrica, cruza prácticamente todo el continente para alcanzar la costa Atlántica namibia en Luderitz. El colorido de la ciudad es sorprendente, no solo los edificios; sus gentes en animada actividad deambulan las calles en un ajetreo al que no estábamos acostumbrados en estas latitudes, algo que nos reconforta después de tanto paisaje estéril y tanto polvo.

En Seeheim nos desviamos al sur. La ruta aunque buena sigue polvorienta y bacheona, pero no dura mucho; en un punto indicado la abandonamos virando al Oeste, tomando dirección hacia el Fish River Canyon. La pista se convierte en una verdadera montaña rusa sobre la que transita nuestro camión por encima de una superficie de piedras. Una hora nos lleva recorrer los 20 km. que nos separan de la granja Gondwana Guest Farm, nuestro agradable alojamiento de esta noche. Partimos en Land Rovers hacia el barranco en medio de la soledad y aridez mas absoluta, de repente, al superar un repecho, ante nuestra vista aparece la enorme garganta. Se trata del segundo cañón más grande del planeta, solo superado por el del Colorado. El espectáculo es sobrecogedor e impactante, solo divisamos una parte de su cauce y es impresionante. El río corre abajo, encajonado entre grandes paredes, la desolación es absoluta y el silencio se hace oír. El Fish (pescado) desde su nacimiento en Khomas, próximo a Windhoek, discurre por desérticas planicies, no siendo hasta el final, justo antes de desembocar en el río Orange ya en la frontera con Sudáfrica, cuando su curso se encajona formando este espectacular cañón de 160 km. de largo, más de 500 mts. de profundidad y cuya anchura en algunos puntos alcanza los 27 km. dimensiones que nos dan una idea de su magnitud.

Descendemos caminando en busca del cauce y su corriente; matojos, piedras y aislados árboles de carcaj, forman el paisaje que nos acompaña hasta las transparentes aguas. Al retornar, el sol nos despide con otro más de esos atardeceres rojizos que estas tierras nos regalan a diario. Volvemos a nuestro albergue ya de noche, y entre el grandioso horizonte que imaginamos divisar no atisbamos una mísera luz, esto nos da una idea de nuestra situación en medio de la nada mas absoluta, sin un atisbo de vida humana alrededor, sólo desierto desparramado ante nuestra vista. Un cielo lleno de estrellas nos hace de techo, una fogata calienta la noche, la compañía, el silencio, …………. la velada es de las que guardas en tu interior, un entorno magnífico cargado de encanto.

Abandonamos este lugar en busca de nuevos territorios. Nos dirigimos hacia el Oeste camino de Aus, de nuevo un cruce de carreteras, un lugar donde se rompen esos amplios horizontes que nos han acompañado hasta aquí. Las Montañas de Aus, son formaciones graníticas muy erosionadas por la acción de los elementos meteorológicos a través de los tiempos, una especie de Pedriza madrileña con un cierto tono rojizo. Otro enclave mágico con el que nos regala estas tierras. De nuevo paseo, atardecer, velada y amanecer entre estas rocas que ocultan secretos. En Klein Aus Vista se encuentra el desfiladero donde se asienta  “Geisterschlucht” nuestro refugio del día; en sus proximidades hallamos los herrumbrosos restos “ametrallados” de un coche abandonado, se trata de un Hudson Straight de 1937. Existe la leyenda que de este vehiculo se utilizó por parte de unos ladrones de diamantes para huir de un robo perpetrado en la ciudad de Luderitz. Acosados por la policía hasta este recóndito lugar, aquí fueron muertos por sus perseguidores, comentándose entre los lugareños que los diamantes nunca fueron encontrados.

Aus es una pequeña localidad ubicada en la región de Karas, situada 125 km. al Este de Luderitz. Utilizada en 1915 por el ejercito sudafricano como campo de prisioneros para oficiales alemanes capturados durante la primera Guerra Mundial tras la rendición en la ciudad de Otavi (al norte del país, cerca de Ethosa) del ejercito germanófilo el 9 de julio de ese mismo año. El número de presos que aquí estuvieron recluidos hasta 1919 en que se desmanteló el presidio superó los 1.550, la mayoría de ellos ciudadanos teutones que nunca habían estado en el ejercito, siendo simplemente comerciantes o granjeros, a su custodia estaban dedicados a su alrededor de 600 guardias. Fueron alojados en tiendas de campaña a 1.500 mts. de altitud, lo que condiciona que en esta zona durante el invierno no sea inusual haya nevadas, por ello estos reos construyeron ladrillos, convirtiendo sus precarios alojamientos en casas. A finales de 1916, ninguno de los presos vivían en tiendas, además habían construido sus propias estufas de leña en las que podían cocinas e incluso vendían sus excedentes a los guardianes sudafricanos al precio de 10 chelines por cada 1000 ladrillos.
 
El ferrocarril construido a principios del siglo XX que antaño unía Keetmanshoop con Luderitz ahora termina en Aus. El trazado hasta la costa que ahora están intentando rescatar y ponerlo de nuevo en funcionamiento, esta tapado por las dunas y las arenas del cercano desierto del Namib. En la construcción de esta línea ferroviaria, los alemanes, asentados colonialmente en la actual Namibia (por aquel entonces África del Sudoeste), utilizaron prisioneros indígenas de las etnias herero y nama, durante las operaciones de exterminio trivial ocurridas entre los años 1904 y 1908, lo que denominaros guerra de los hotentotes (los holandeses habían llamado hottentots “tartamudos” a los negros nómadas de Namibia). Sirviendo estos métodos incipientes de aniquilación, como ensayos para lo que ocurriría mas tarde en Europa por parte de la Alemania de Hitler.

No muy lejos de Aus, 20 km. en dirección Oeste hacia Luderitz y la costa, encontramos Garug. Lugar que fue también una estación del ferrocarril ahora en desuso, y que en su día se utilizo para abastecer por tren de agua potable a Luderitz, pues en ella no había el preciado liquido y en este lugar semidesértico, había la suficiente como para abastecer a la incipiente ciudad de aquel entonces. Nos acercamos a Garug, no para beber su agua, si no para ver a los caballos salvajes del Namib, posiblemente los únicos equinos silvestres del mundo que trotan libres por el desierto.
Durante mucho tiempo corrieron distintas versiones sobre su misterioso origen, algunas teorías indicaban que eran descendientes de un semental propiedad del capitán Hans-Heinrich Von Wolf, dueño del castillo de Duwisib, próximo a la ruta del Namib. Otras defendían su procedencia de la caballería alemana Schutztruppe, abandonada por las tropas germanas tras su rendición en la población de Aus durante la invasión sudafricana de 1915 o incluso, que fueron traídos por guerreros indígenas Nama en su expansión al norte del río Orange. Sólo hace unos años las investigaciones han revelado que los antepasados de estos caballos fueron parte de la caballería de sudafricana, que habiendo establecido un campamento en las proximidades del Namib, sus caballos huyeron al desierto, al ser atacados por los disparos efectuados desde aviones alemanes al comienzo de la Primera Guerra Mundial.

En la actualidad la población total oscila entre los 150 y 200 huesudos y desaliñados animales, siendo su singularidad y el interés por visitarlos, su adaptación a la vida en el desierto en un espacio de tiempo extraordinariamente breve, adaptándose a las duras condiciones del terreno en las llanuras de Garug, abasteciéndose solamente de agua en el  waterhole (poza de agua), conservada fundamentalmente para ellos. Orinan menos que los caballos domésticos y pueden pasar cinco días sin beber agua, como si fueran camellos.

De aquí partimos para las zonas desérticas del Namib…………pero esa será otra historia.