martes, 19 de noviembre de 2024

- AI - La Inteligencia Artificial y su opinión sobre mí…….. blog - pablofont.blogspot

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Hoy quiero trasladar lo que opina la “AI” Inteligencia Artificial sobre los artículos, párrafos, comentarios y demás reflexiones que de forma variada y periódica dejo escritos por aquí. Conocimiento que tuve a iniciativa de un buen allegado (va por ti David) sabedor del tema, quien realizó una sutil “consulta” virtual al CHAT GPT. Uno de los asistentes de ayuda que hoy existen dentro del espacio cibernético en el contexto de lo que se ha denominado como INTELIGENCIA ARTIFICIAL. 

No se si esa manera de analizar las cosas de forma “NO HUMANA”, es también capaz de opinar sobre las fotos que por aquí os voy dejando. De todas las maneras, os paso el enlace de una buena selección de ellas al comienzo de esta escritura para que las podáis recordar y recrearos en ellas.

 

Preguntado al CHAT GPT ¿Qué contenido tiene el blogspot de Pablo Font?, este nos sorprende con esta diligente y resuelta contestación:  

 

El blog de Pablo Font trata sobre una amplia gama de temas que reflejan sus intereses y conocimientos, particularmente en historia, arqueología, geografía y problemas socioeconómicos. A través de sus publicaciones, aborda cuestiones como la conservación del patrimonio histórico y cultural, la ecología, y la crítica a la gestión institucional de ciertos lugares de interés en España, como las Salinas de Espartinas en Madrid. Font también dedica espacio a reflexiones más amplias sobre temas de actualidad, como el análisis de conflictos internacionales desde una perspectiva crítica y filosófica, donde combina sus conocimientos en filosofía política y derecho.


Además, el blog incluye una variedad de entradas sobre viajes, cultura y recetas, mostrando un interés ecléctico en diferentes aspectos de la vida y la sociedad. Este enfoque amplio permite que el blog sirva como un espacio tanto de opinión como de difusión de conocimientos sobre temas que van desde lo local hasta lo global.

 

No soy un claro defensor de lo que se ha generalizado en nominar como Inteligencia Artificial (AI), más al contrario, tengo enormes reparos sobre el uso que de ella hagan “los de siempre”, los listillos y poderosos, consiguiendo irnos cociendo poco a poco y lentamente al resto de los mortales para podernos engullir bien y hacer con nosotros una digestión sin ardores. Ni siquiera el nombre me parece de lo más adecuado puesto que de inteligencia no tiene nada, toda vez que la inteligencia es fruto de la reflexión, el pensamiento, la sabiduría y otros razonamientos similares. Y con respecto a su apellido “artificial” ya estaría más de acuerdo, pues solo hay que conocer sus sinónimos para recelar: artificioso, falso, fingido, ficticio, falsificado, apañado, adulterado, espurio, postizo, disfrazado, engañoso, trucado, simulado, ilusorio, quimérico, sintético, etc. 



Aun así, sus análisis me suenan con tono un tanto adulador / aduladero, camelero o cobista…… será para que al principio nos caiga bien y luego nos atrape entre sus garras. Consiguiendo en el tiempo que alguien nos domine, habiéndonos educado a no revelarnos…….. tal y como ya está ocurriendo………… ¿serán algunos redactores de informativos o pseudo-periodistas elementos virtuales ya en la actualidad?.

 

Pues ya puestos a ello y dejado por adelantado mi opinión sobre el caso, también decir que es otros de los “avances” que por mucho que nos resistamos estaremos sometidos a ello, pues no hay quien lo pare por mucho que organismos y entes supranacionales estén estudiando su regulación para que no se les vaya de las manos. De momento nos la están vendiendo con dulzura y bondad, con los beneficios que hacia la humanidad genera, pero hacia el futuro soy enormemente desconfiado teniendo enormes reparos hacia ella, reflexionando al mismo tiempo sobre que opinaría de este asunto alguien que de neuronas sabía algo, D. Santiago Ramon y Cajal.

martes, 12 de noviembre de 2024

- Hayedo del río Razón – El Royo / Soria

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Tras visitar las sorianas “Tierras Altas” y el Hayedo de Diustes, motivo merece acercarnos hasta las vecinas de “El Valle” para dar valor al esplendido Hayedo del río Razón, bosque que perteneciente a la población de El Royo ocupa la parte occidental de la cabecera del torrente. Ya relaté la relación del haya con su entorno, el ser humano y su evolución climática en los párrafos dedicados a Diustes, por lo que en estos me centraré más en los aspectos locales de este bosque situado en el meridión de la Sierra Cebollera, que vecina del Urbión sirve de linde con La Rioja en Cameros. 

El Razón nace en una de esas hoyas glaciares de la Cebollera, conformándolo varios arroyos situados al sur de las cumbres Castillo de Vinuesa y Peñón de Santosonario (Peñachica, La Truchuela y Sabucosa), discurriendo en trayectoria sur conformando un sugerente valle bastante estrecho entre la sierra del Portillo de Pinochos y El Picorzo. Convertido a Tera en la población de Espejo; de donde el dicho "En Espejo y sin razón, pierde el Razón su razón"; continuando su andadura hasta prestar sus aguas al Duero justo por debajo de la aguerrida Numancia en Garray.

 

El Alto Valle del Razón es una zona en general poco alterada por la mano del hombre, siendo la presencia de este la relacionada con el uso tradicional de la madera así como el pastoreo, por lo que todo el valle está bastante bien conservado en su integridad, si bien ahora mismo la presión turística puede ser una de las causas en el aumento de cierto deterioro.

 

Compuesto por un bosque mixto que alcanza a tener más 2.200 hectáreas, en las que fundamentalmente predomina el pino silvestre (Pino Albar o Valsaín), habiendo algunos viejos tilos aislados, tejos y colosales robles, contando así mismo de notables hayas formando parte de un sugerente y extenso hayedo. Posiblemente el más grande de toda la provincia con una importante mancha o rodal que se extiende por las cerca de 300 Ha. Conjunto que le da un grado importante de singularidad y que por estas fechas otoñales crea un paisaje cromático de difícil abstracción. 




El hayedo de Razón, al contrario del de Diustes, está más humanizado, recorrido por hasta cuatro pistas forestales, que paralelas lo transitan genéricamente de sureste a noroeste. Es también más joven y ha sido explotado para el beneficio humano, por lo que su arbolado es más homogéneo y sus ejemplares más enjutos y uniformes, aunque también encontramos aislados elementos de sobresaliente porte, teniendo en otoño ese cálido colorido que le hace sobresalir del resto de los bosque de otras especies. Transformándose en visita imprescindible por el recorrido que estamos realizando por algunos de estos espectaculares bosques sorianos, aun mas si cave a las sensaciones que nos genera durante el nostálgico y melancólico otoño.

 

El paseo por el hayedo nos traslada a un bosque de cuento, donde poder perdernos y disfrutar de la naturaleza en su estado más puro. Siendo fácil recorrer por su más que aceptable accesibilidad, regalándonos esa magia que nos atrapará y nos ira encandilando a medida que caminamos por encima de esa alfombra con todas las tonalidades de ocres posibles que las hojas caídas han creado, junto con las que aun penden de sus plateadas ramas. Un entrono que nos va seduciendo en aumento a medida que paseamos envueltos por el seductor hechizo del este espacio que por momentos llega a parecer irreal. 

 

Un tapiz con toda la gama de tonos dorados dirige nuestros pasos entre las sombras de las hayas, costándole al sol traspasar con sus rayos las hojas vivas que aún les quedan en las ramas. Solo el verde intenso del musgo que nos rodea y el gris perla de la corteza de estos singulares y selectos árboles, rompe el cromatismo áureo dominante durante nuestro transitar, encontrándonos de forma aislada por sus veredas los rastros dejados por los humanos en tiempos pasados. Así podemos toparnos con chozos pastoriles donde se protegían los guardas del ganado en las intemperies, como así mismo los restos de alguna carbonera donde antaño se producía el “cisco” con que calentar los fríos inviernos serranos, o toparnos con alguna fuente de tojas aguas (ferruginosa), llegando incluso a poder observar el lugar dedicado a guarecer los cabritos o corderos recién nacidos “chiviteros”, que ahora ruinosos tienen su espacio en medio del bosque.




Y mientras realizamos nuestra excursión por entre las señoriales hayas nos cruzamos con algunos de sus singulares parientes, que de forma aislada o esporádica se nos cruzan en nuestro deambular, como algún que otro sobredimensionado roble que también luce sus hojas otoñales aunque menos llamativas, también nos saludan al pasar solitarios y vetustos tejos, árbol sagrado para los “celtas” que se sitúan en lugares de vespertinas sombras y de cierta humedad (por ello encontramos en nuestra geografía cantidad de lugares con denominación “Fuente del Tejo”). Cruzamos junto a un viejo, singular y marginado “Tilo Centenario”, que trasmitiendo sus propiedades tranquilizantes a los que por allí pasamos es de agradecer en estos tiempos convulsos, habiendo hasta un denominado “Roble Equilibrista” por haber nacido en la grieta existente entre dos poderosas rocas, dedicándose en su desarrollo a tener que cuidar su estabilidad desechando dedicarse hacer piruetas, pudiendo asimismo dedicar algo de tiempo a investigar la existencia de un buen rodal de “abedules” en el Arroyo de la Pascuala. Por último toparnos con una original “Haya Inclinada”, que situada en uno de los lugares más bucólicos del bosque, más parece dedicar una reverencia a los que por allí pasamos que a sobrevivir como si del Quasimodo (jorobado de Notre Dame) del Hayedo del Razón se tratase.




Es tal el desparrame de sensaciones que a cada paso provoca nos paremos a disfrutar de cada elemento, rodeados por una sinfonía de tonalidades verdaderamente espectacular donde la cámara fotográfica echa humo. Estos bosque en otoño generan en el ser humano un estado de ánimo de vehemencia o arrebato, como si hubiéramos ingerido algún tipo de estimulante, o es que simplemente son un estimulante en sí mismo, y por donde transitan con toda seguridad los duendes (en este caso serian “animas”) sorianos.

 

Se puede realizar un excelente recorrido por pista forestal (sin asfaltar), transitando las dos laderas del valle, pudiendo observar de esta manera los distintos ecosistemas del bosque. Partiríamos del Aérea Recreativa del Chorrón, para ir tomando altura por el Camino del Hayedo, tomando para el retorno la desviación que transcurre por la Pradera y Majada (ruinas) de los Capotes en total unos 19 km. Si continuáramos por el Refugio de La Losa hasta llegar a Sotillo del Rincón el total seria de 35 km. (contando siempre que las pistas estén abiertas al tráfico)

 

Senderismo por el hayedo

- Ruta por las dos pistas (partiendo a la altura del “vado”( km. 4,4 de la pista) donde aparcaremos. Ida por Camino del Hayedo, retorno por lo alto de la orilla derecha del río) : 12,25 Km.

https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/hayedo-del-razon-2022-11nov-12-119188230

 

- Sendero Lomo Tejar: 8,5 o 13 Km. (desde el Chorrón)

https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/prc-so-118-lomo-tejar-186182959

https://www.terranostrum.es/senderismo/sendero-lomo-tejar-prc-so-118

 

Aconsejo para recorrer estas tierras la guía (si es que se encuentra pues parece ser que está agotada y descatalogada) “Sierras de Urbión, Neila y Cebollera” de la editorial El Senderista,  donde encontrar rutas que transitan por el Valle del Rio Razón, sus cascadas y hayedos, o si no, acercarnos hasta allí y seguir algunas de las sendas señalizadas.

 

Genéricamente a esta comarca la llaman “El Valle y Vega del Cintora”, siendo también conocida como “Valle del Razón” o “Valle del Tera”. Luego han venido los mandrias turísticos de turno a poner nombres promocionales de “reclamo”, que desde mis entendederas no son para nada originales, como llamar a esta zona “La Suiza Soriana” o el “Valle de la Mantequilla” como si de un stand del supermercado E.Lecrerc en Soria se tratara……….. que modorros. Situada al resguardo de las sierras del Sistema Ibérico, Cebollera fundamentalmente, es junto con la comarca de Pinares, la más rebosante de boscaje, brindando a quienes la visitas un importantes listado de atractivos naturales.

 

Con perdón a las otras poblaciones que se pudieran sentir ofendidas por ello, podríamos catalogar al bonito y cuidado pueblo de El Royo como la capital de El Valle, ya que cuenta con todos los servicios pertinentes como posada y casas rurales, así como restaurantes, tiendas de alimentación e incluso una cantidad reseñable de vecinos que por estas fechas es algo festejable. Siendo buena opción para realizar excursiones por la Vega Cintora (orilla diestra del Duero), así como por el Bosque y Hayedo del Razón.




Ubicado en una zona de gran valor natural y turístico, El Royo se sitúa próximo a la Reserva de Urbión conformando un sorprendente enclave dentro de un espléndido entorno. Sirviendo su casco urbano como ejemplo de arquitectura tradicional serrana, edificado armónicamente generando un espacioso conjunto acorde con el medio que lo rodea. Sus pobladores “los royanos”, de origen vasco-pelendón (con ADN mayoritariamente euskaldún), siempre han sido emprendedores y prueba de ello es que muchos se fueron “hacer las américas” a finales del siglo XIX y principios del pasado, volviendo gran parte de ellos con algunas fortunas que invirtieron en su pueblo. Priva de ellos son las mansiones o casonas de “indianos” que nos encontramos tanto en esta población como en las que forman sus pedanías, sobre todo en Derroñadas.

 

Destacable es también la Ermita de Nuestra Señora del Castillo, erigida en el interior de un Castro Celtíbero, datado entre los siglo VI y IV a. C. Su estilo gótico tardío corresponde a una edificación de principios del siglo XVIII, si bien reedificada sobre otra anterior, se encuentra situada sobre un magnífico y pequeño resalte de la vertiente sur de la Sierra del Portillo de Pinochos. Una ubicación excepcional desde la que se domina un magnífico panorama que comprende todo el valle del joven Duero hasta llegar a Soria, la línea cimera de la Sierra de Cabrejas con el espigón del Pico Frentes y el inmediato embalse de la Cuerda del Pozo. La tradición popular comenta que se levantó en este altivo lugar apartado tres kilómetros (en línea recta) de la población, con el fin de que pudiera ser a divisado su campanario y escuchado el tañido de sus campañas por todos los pastores de la comarca. Pudiendo acceder a su espadaña a través de una escalera exterior que mejoran aún más las vistas de este impresionante otero. Como curiosidad traslada la leyenda que señala a esta representación de la Madre de Cristo como hermana de las también vírgenes de Inodejo (Las fraguas, Las Cuevas de Soria, Quintana Redonda, etc.) y Lomos de Orio (Cameros), pero al reñir entre ellas acordaron no verse, aunque situándose lo suficientemente cerca para poder comunicarse por medio de las campanas.






lunes, 4 de noviembre de 2024

- Dana en Valencia...... Construir donde no se puede

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Dana en Valencia……Construir donde no se puede

Lo que ha pasado en Valencia puede volver a ocurrir en cualquiera de las comunidades de Cataluña, Murcia o Andalucía.

 

No quiero entrar en el debate de quienes han tenido la responsabilidad sobre los avisos de las alertas meteorológicas en los terribles acontecimientos de los extrarradios de Valencia, será el tiempo o los “jueces” es su caso quien lo juzgue. Creo que los verdaderos responsables de lo que ha ocurrido al sur de la ciudad de Valencia están muy lejos ya en el tiempo. Son los que han permitido durante décadas edificar viviendas en zonas declaradas como “inundables” y en las orillas de los barrancos.


Entiendo la indignación de los habitantes de esas zonas, pero no comparto la forma con que fueron recibidas las visitas de ayer en la población de Paiporta. Tanto el Presidente del Gobierno como el Jefe del Estado, iban representando al resto de los ciudadanos de España como señal de solidaridad por su situación y las perdidas sobre todo humanas acaecidas en días pasados. Los que bien me conocen saben perfectamente que no soy adulón monárquico, más bien al contrario, pero ayer, al sentirme representado, yo también me noté agredido por esas personas (que espero sean una verdadera minoría), de las que dicen fueron turbadas por la Falange del Siglo XXI (los voxnios). Al ver las imágenes solo me viene a la mente la cantidad de odio que se está sembrando todos los días a nuestro alrededor y producto de ello son estos hechos. 

Aquí os dejo un artículo firmado por Ángel Fernández Millán, publicado por “elplural.com” hoy 04-11-2024. Sevillano y periodista que desarrolla su trabajo en Radio Televisión de Andalucía – Canal Sur


Construir donde no se puede

En el litoral mediterráneo español ya no cabe ni un alfiler, no hay espacio para nada más y lo que ha pasado en Valencia puede volver a ocurrir en cualquiera de las comunidades de Cataluña, Murcia o Andalucía. La sobreurbanización del territorio ha invadido cauces de ríos y arroyos y la construcción de infraestructuras viarias ha sembrado de barreras y obstáculos la geografía de las zonas más densamente pobladas, se ha deforestado para ampliar la agricultura intensiva y se ha destrozado la naturaleza.

 

El 29 de octubre por la mañana, el mismo día de la catástrofe, en la comisión de Justicia del Parlamento valenciano se debatía como proyecto de ley el texto del decreto de simplificación administrativa aprobado en julio por la Generalitat que modifica medio centenar de preceptos de la Ley de Ordenación del Territorio (LOTUP). El acuerdo alcanzado por PP y Vox permitirá construir instalaciones hoteleras a 200 metros de la costa en terrenos no urbanizables, cuando la legislación anterior lo limitaba a 500 metros.

 

La oposición, PSOE y Compromís, han denunciado tanto el decreto de julio como el texto de la ley en trámite porque supone dar carta blanca a la desregulación, la especulación, el urbanismo a la carta y el negocio del ladrillo en la "hoja de ruta" del Consell de Carlos Mazón. La simplificación administrativa que se debate ahora en la Comunidad Valenciana se rige por los mismos parámetros que la aprobada en su día por la Junta de Andalucía de Juan Manuel Moreno Bonilla para desregular la planificación urbanística y regularizar la mayor parte de las urbanizaciones ilegales ya construidas.

 

La reconstrucción de las comarcas afectadas por la “Dana” no debería repetir los errores del pasado y sí corregir los errores urbanísticos cometidos y acumulados desde los años sesenta. Como advierte la Fundación Nueva Cultura del Agua en su comunicado del 1 de noviembre de 2024: "No se deberían otorgar ayudas a la reconstrucción de viviendas en zonas inundables, sino procurar su reubicación en zonas seguras, como se realizó por ejemplo con la población de Gavarda tras la rotura de la presa de Tous en 1982."

 

Además, hay que cumplir con la recién aprobada ley europea de Restauración de la Naturaleza, muy descafeinada en el debate parlamentario por las presiones del grupo popular y las formaciones de extrema derecha, pero que nos marca el camino para arreglar los múltiples desaguisados urbanísticos que se han cometido en nuestro continente y mitigar y adaptarnos al cambio climático y sus consecuencias.




No podemos devolverles la vida a los centenares de personas muertas, pero como sociedad, como país, debemos comprometernos a no seguir anteponiendo los intereses privados y especulativos al bien común.

jueves, 31 de octubre de 2024

- Hayedo de Diustes…….. el encanto de Tierras Altas (Soria)

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Otoño es la época del año en que los bosques ibéricos se visten con sus más coloridas galas queriendo de esa manera despedir el tórrido estío, disfrutando con su nuevo atavío antes de que lleguen los gélidos días invernales, y como es el caso que nos ocupa de los “hayedos”, se cubran con la sutil capa blanca de las nieves. Es por ello que nos acercamos a visitar algunos de los más meridionales hayedos de esta Europa que comienza a renegar de su ser….. mal asunto. Nos referimos a los que situados en el Sistema Ibérico, son los segundos más al sur de todo este viejo continente, siendo los del Sistema Central en Somosierra y Ayllón los más meridionales (Hayedos de Montejo, La Pedrosa y Tejera Negra). Siendo las Sierras de La Demanda, Urbión, Cebollera, Cameros (vertientes norte y sur) y Moncayo (laderas este y oeste), los que en realidad marcan la línea de esta elegante especie boscosa.




Las hayas son arboles de una prolongada existencia alcanzando hasta los 250 años de vida, llegando en algunos casos a marcar los 300 o 400 con monumentales dimensiones. Su lento crecimiento en busca de la luz les llega a poder alcanzar una altura de entre los 35 y 40 mts. desarrollando un recto, elegante y altivo tronco sin prácticamente ramificaciones, forrado con una corteza de tonos entre gris cenizo y plateado. Sus hojas de un brillante y traslucido verde en verano se transforman en rojo pasando por los tonos áureos en otoño, su madera pura y limpia bastante apta para ser usada en nobles tareas de ebanistería. Siendo ejemplo, el uso de la madera del bosque de Irati (Navarra) durante varios siglos en la fabricación de largos remos para las galeras elaboradas en las “atarazanas” de Barcelona.

 

Los bosque de hayas son reminiscencias de un pasado que se distancia en el tiempo hasta el final de la Edad del Hielo, hace ya la friolera de unos 12.000 años. Tratándose de bosques milenarios que se desarrollaron en diferentes condiciones climáticas a las actuales, llegando solo hasta el presente los situados en lugares con unas condiciones específicas de hábitat, así como su capacidad de resistencia y adaptación al medio, siempre que este le haya sido medianamente propicio. Los hayedos lograron alcanzar una extensión de terreno próxima al 40% del continente europeo, siendo el desarrollo de las poblaciones humanas y la necesidad de estas en generar nuevos lugares para las prácticas agrícolas, los que motivaron el comienzo de sus talas y el progresivo declive de estos grandes bosques.   

 

Cada monte arbolado posee algo que lo hace singular, aunque la mayoría de ellos por muy aislados e inaccesibles que estén, han sido aprovechados por el ser humano. Solo un reducido número de ellos se les considera como virginales, pero estos son difíciles de encontrar, son los conocidos como “bosques primarios o primitivos”. Estamos relatando sobre un bosque “relicto” (en el lejano pasado abundante, extenso y menos excepcional) que ha permanecido inalterado desde tiempos inmemoriales, siendo algunos de estos hayedos existentes en la actualidad “bosques primitivos”, espacios que nunca ha sido explotada por el hombre, sirviendo en la actualidad como zonas de una naturaleza pura sin artificiales aderezos. Uno de los mejores ejemplos que tenemos en nuestro país de este tipo de bosque inalterado lo encontramos en la Selva de Irati, en la “reserva integral” del Hayedo de Lizardoia o Monte La Cuestión, que mantiene ese título ya de que durante muchos años “la cuestión” era dilucidar entre los pastores franceses o españoles de quien era su propiedad, quedando finalmente aclarada en el tratado de Bayona de 1856.




Hoy el entorno de estos singulares bosque de hayas hay que buscarlo en laderas montañosas de espacios húmedos no muy soleados, ya que les gusta cierta umbría y lugares con suelos calizos y musgosos, toda vez que esa abundancia de agua les permite acentuar su crecimiento. Estando estos árboles generalmente agrupado formando bosquetes o corros, siendo raro verlos de forma aislada, sufriendo de esta forma la acción excesiva del sol. Siendo durante el estío y cuando su follaje ha conseguido su máximo crecimiento, consigue que la alta densidad de su sombra no deje prácticamente desarrollarse otras plantas bajo ellas.

 

Para disfrutar de esta espectáculo de colorido visual que la naturaleza nos regala cada otoño, nos acercamos al norte soriano lindando con su vecina Rioja, a la comarca de Tierras Altas y al entorno del Valle del Cidacos. Concretamente al Hayedo de Diustes, ubicado en la orilla meridional del río Ostaza donde se asienta la localidad de Diustes, hoy una de esas aldeas despobladas durante gran parte del año, lugar en el cual la paz, el sosiego, así como la placidez están asegurados. Todo dentro de un entorno de exuberante naturaleza y poco más, ya que los servicios de atención a humanos (alojamiento, bares, restaurantes, etc.) se encuentran en la también agraciada y encantadora localidad medieval de Yanguas, ocho kilómetros aguas abajo, donde las aguas de Ostaza se rinden a las del Cidacos.

 

El Hayedo de Diustes es uno de esos bosque que han sobrevivido durante miles de años a los cambios climáticos que durante ese tiempo han existido, al estar favorecido por unas condiciones de ubicación, humedad y ladera en el cerrado y alto valle que conforma el río Ostaza. El bosque de unas 50 hectáreas, es una reliquia de frondosas que vistosamente se resguarda en la ladera del valle orientada al norte. Un trozo de naturaleza donde el otoño se representa de forma especial, adquiriendo su entrono todas las tonalidades posibles de esta época, regalándonos toda una gama de amarillos, naranjas, rojos y ocres increíbles de encontrar en otros tipos de vegetación. Es pequeño pero salvaje, empinado, montaraz y agreste, sin poseer ninguna cicatriz producida por el hombre (véase pista forestal o similar) que recorra su interior o el entorno que lo rodea.



Convertido durante estos otoñales días en uno de los paraísos sorianos, las hayas de Diustes contrastan a través de sus multicolores tonos con el verdor predominante de los bosque circundantes fundamentalmente de pino silvestre (pino albar). Siendo semana a semana y casi día a día como podemos observar cómo se transforma este bosque multicolor, transformándose a los ojos de humanos como un regalo que nos obsequia la naturaleza, la “Pachamama” soriana.  

 

Añadiendo además, que por estas latitudes trajinaros hace millones de años dinosaurios de varios tipos, dejándonos prueba de ello a través de los numerosos yacimientos de icnitas (huellas de pisadas) marcadas en las rocas. Y por si esto fuera poco, debemos añadir los atractivos que una población como Yanguas ofrece a los visitantes, resaltando de su bien cuidado conjunto urbano:  el Castillo, templos, a arquitectura tradicional con soportales construidos con lajas de piedra y casas blasonadas, Palacio, puentes medievales, ermitas, puerta amurallada y hasta campanarios románicos donde buscar los restos de dos reyes visigodos allí enterrados.




Recorrer el Hayedo

La ruta para observar y transitar esta maravilla, se puede comenzar tanto en el pueblo (lavadero), como en el aparcamiento que hay entre la carretera y el río 500 metros antes de llegar a la población (tramo escoltado por sendas hileras de chopos, con sus hojas doradas en esta época) donde se sitia el cartel de “Hayedo de Diustes”, una buen espacio donde aparcar y un área recreativa y de meriendas (km. 8 de la carretera de Yanguas). Yo recomendaría empezar por dejar el coche en la población, así de esta manera al terminar podremos visitarla.




La ruta de Gran Recorrido GR-86 “Sendero Ibérico Soriano”, transita por los bordes norte y occidental de Hayedo, habiendo otros itinerarios que lo recorren por su interior resultando más interesantes. Estando estos últimos con una señalización bastante deficiente, que en el mejor de los casos es seguir cintas rojas y blancas de platico (las que se usan en las señalizaciones de carreteras), que atadas por trozos penden de algunas ramas, el resto es guiarse por la intuición y segur las pobres veredas existentes.

 

Desde el pueblo cruzaremos por el Puente de Allende (s. XVIII) el rio Ostaza, para por su margen derecha llegar hasta aun cartel indicativo (GR-86) que nos indica a nuestra diestra la dirección a “Santa Cruz de Yanguas 3 h”. Tomamos esa dirección ascendiendo por una senda de respetable pendiente unos doscientos metros, hasta llegar a un cruce donde existe un amontonamiento similar a un termitero. El tramo recorrido en todo momento está señalizado con pinturas roja y blanca en los troncos de los árboles, que por aquí son mezcla, encontrándonos hayas, pinos, tejos, arces y sabinas, o inclusive algún aislado acebo con sus característicos frutos de intenso rojo.

 

Desde la intersección continuaremos por la izquierda en dirección noreste, penetrando totalmente en el corazón del hayedo. Si siguiéramos ascendiendo de frente por el camino señalizado, llegaríamos en unos 600 mts. hasta los restos del Haya Grande, monumental y singular espécimen que un rayo se llevó por delante no hace muchos años (en 2007 ya estaba caído). Volviendo a nuestro recorrido y tomando la senda mencionada. esta nos guía por la parte más sugerente del bosque, la más autentica y salvaje, caminando por encima de las primeras hojas caídas que ya forman una alfombra ocre bajo nuestro calzado.

 

Nos situamos en el enclave donde encontramos los ejemplares de mayor porte, y donde nos sentimos hechizados por la magia de hadas, ninfas, duendes, elfos o cualquiera de esos mágicos habitantes de los bosques encantados. El caminar entre estos troncos, el verdor, la humedad y el excepcional colorido que nos rodea, nos traslada a imágenes del pasado cuando nuestras botas recorrían los paisajes de Irati, Ordesa, Gorbea o Urbasa. La cámara de fotos no deja de disparar y nuestros ojos no saben a dónde dirigir la mirada, pues todo es hermosura a nuestro rededor, parándonos a cada paso para poder disfrutar de estos instantes de soledad y armonía envueltos en quietud y sosiego………… el momento es mágico.

 

Nos hubiera gustado quedarnos allí, pero debemos continuar la ruta descendiendo el aproximadamente un kilómetro que nos queda hasta llegar al cruce desde donde se inicia el recorrido en el área de descanso ubicada antes de llegar al pueblo y donde están los carteles indicativos de “Hayedo de Diustes”. Desde aquí y sin cruzar el río, tomamos nuevamente el GR-86 dirección oeste por una pista durante unos 700 mts. a través de una sencilla pero sugerente pista (paralela al cauce del rio) que, entre exuberante vegetación a modo de corredor cubierto de arbolado con todos los tonos posibles de verdes y ocres, llega de esta forma hasta el cartel del principio que nos indicaba la dirección a Santa Cruz de Yanguas, para desde él retomar nuestros pasos y terminar en la aldea.

 

Diustes

El caserío de Diustes se encuentra ubicado en plena serranía, al fondo de un estrecho valle donde el asfalto termina, cercano al limité con la Rioja por Cameros y el bosque de Monte Real. Situado a una altitud cercana a los 1.200 mts. aún mantiene una buena cosecha de frutales al sentirse protegido de las inclemencias invernales. Su nombre Diustes o “Las Yustes” proviene de unos de sus patronos San Justo. Protegiendo junto a San Pastor un casco urbano ejemplo de arquitectura popular serrana con casas de piedra, calles estrechas y empedradas, frondosas arboledas, puentes (hasta tres) que cruzan el río Ostaza y el Arroyo del Valle dividendo el pueblo barrios, una aldea que merece una reposada visita, como la que ya realizamos hace 20 años, que si bien en algo el pueblo ha cambiado, su esencia sigue siendo la misma.




Nos sorprende gratamente al acceder a este rincón soriano; enclavado entre dos de las principales vías de comunicación que enlazan Soria con la Rioja; la hilera de altos chopos de dorado ropaje a uno y otro lado de la estrecha carretera que hasta aquí nos lleva. Se percibe nada más llegar como los fríos y largos inviernos, junto al aislamiento y la aspereza de estos territorios serranos hallan provocado su total despoblación, ya que de las cerca de 370 almas con los que contaba al comenzar el siglo XX, ha pasado a la nada en el XXI.

 

Nos da la bienvenida el lavadero, para inmediatamente encontrarnos con la fuente, cuyo cartel se encuentra lacerado desde prácticamente su construcción en 1907, si algo no le falta a Diustes es agua. Recorremos sus callejas que se encuentran en un estado más que aceptable en su cuidado, observando como en las vigas de madera de los dinteles de sus puertas se hallan unas papelinas con las estampas de los “Santos Niños”, siendo tradición en esta aldea cuando se festejan a sus mártires, colocar estas ilustraciones en las viviendas donde hay damas, una lámina por cada mujer que haya.

 

Como es normal en este tipo de pobladuras, el templo parroquial sobresale de forma exagerada del resto de las edificaciones y aquí no iba a ser menos, la iglesia dedicada a los santos mártires alcalaínos es de hechura tardogótica del siglo XVI sin grandes adornos, destacando su pila bautismal románica tallada en arenisca y el empedrado de canto rodado con diseños de estilo mozárabe que encontramos formando el suelo de su elevado coro. Hace más de 30 años fueros sustraídas junto a la cruz procesional sendas imágenes de la santos Justo y Pastor, que aunque deterioradas por su antigüedad se custodiaban en el templo, sin que hasta el momento se halla tenido noticias de este suceso.




Se sabe la fama que tenía la miel de Diustes en el pasado, cuando contaba con algo más de cien colmenas, siendo hoy este producto de una reconocida exquisitez, aunque difícil de adquirir, siendo su producción muy limitada y artesanal. Y por último como curiosidad reseñar la asistencia de un majestuoso “pinsapo” entre su relación de árboles, rareza botánica en estas latitudes, toda vez que es una especie endémica del sur peninsular y del Atlas marroquí.






 

sábado, 19 de octubre de 2024

- Encinas de Camparañón…… el bosque magnífico

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No es ajeno a las entendederas de todo aquel que haya cruzado por el norte de Soria, que esta castellana provincia es un enclave fundamentalmente boscoso, lo que posiblemente no conozcan esas inquietas mentes que se atreven a arribar hasta estos señeros paramos mesetarios, es que esta tierra cobija la mayor masa forestal de España, contando con el pinar más extenso de Europa. Hallándose el 60% de sus algo más del millón de hectáreas cubiertas de masa arbórea (un 43% seria bosque denso), contrastando con el 37% de dedicación agrícola. 

Estando esta superficie arbolada aumentando progresiva y considerablemente desde los años 60, pasando de las 278.000 Ha. en aquellos años, a las actuales 447.000. Lo que equivale a incrementar en poco más de 60 años su superficie de bosques en casi un 61%, llegando, de los 87 millones de árboles a mediados del siglo pasado, a los actuales 250 millones en la actualidad. Habiendo durante el periodo reseñado un incremento notable de madera disponible, en gran medida debido a la gestión forestal y la prevención de daños fundamentalmente incendios.

 

Por todo ello los sorianos se sienten orgullosos, pudiendo presumir de poder contar con 7 hectáreas de monte por cada uno de sus 90.000 habitantes (0,4 Ha. por persona en el cómputo general del país), el equivalente a casi 2.800 árboles por habitante. No es por lo tanto extraño que los pobladores de estas tierras cuiden sus bosques, siendo una de la provincias que, aun con más masa forestal, tenga un ínfimo nivel de incendios. Siendo la motivación de esta ventura, una cultura de protección de los bosque que pasa de generación en generación, así como el generalizado sentir que los montes arbolados históricamente han sido y son de son de ellos y no del señor marques de turno.
 

La existencia de árboles fosilizados en estas tierras nos permite atestiguar que la presencia de coníferas en esta zona data por lo menos del cretácico inferior, llevando más de 120 millones de años en estas tierras, formando parte de su historia natural y hasta humana, pues sus habitantes en gran parte se han servido de estos bosques para generar su hábitat y hasta su economía.

 

Del total de la superficie forestal arbolada de Soria, un 51% corresponde a bosque de coníferas, un 39% a arbolado de frondosas y un 10%, bosques mixtos. Correspondiendo de los mencionados 250 millones de árboles, 116 millones a las coníferas: pinos o sabinas, y 134 millones a frondosas: chopos, hayas, robles pero sobre todo encinas, siendo a estas últimas a las que quiero dedicar estos párrafos. Siendo ella “Quercus ilex” la especie con mayor número de integrantes, ascendiendo en nuestra provincia hasta los cerca de 66 millones de elementos, suponiendo el 27% del total de árboles de la provincia.
 

Conocida comúnmente como carrasca o chaparra, la encina es un árbol perennifolio (de hojas perennes) propio de las regiones mediterráneas. Mantiene generalmente cierto porte aunque puede presentarse de forma arbustiva (coscoja), dependiendo de la calidad de los suelos donde se asienta, así como por la abundancia o escasez de lluvias, siendo una planta que aguanta bastante bien la sequía y el calor.




En Soria podemos encontrar grandes encinares y quejigares en la Sierra del Madero, Sierra del Costanazo, Andaluz, Valdemaluque, Sierra de Cabrejas, Sierra Inodejo, por la Comarca Gómara y el río Nágima, por tierras de Berlanga de Duero, encinares de Tiermes, Carrascosa y Valderromán, la cuenca del río Cidacos, Arcos de Jalón, Romanillos de Medinaceli, Mezquetillas, laderas del Moncayo en Cueva y Valverde de Agreda, así como Borobia y Ciria. Pero nosotros nos vamos acercar hasta la población de Camparañón.




Situada en la comarca de Frentes, Camparañón es una población a la que en parte me siento bastante vinculado, toda vez que mi apellido es originario de allí, pues mi trastatarabuelo “Andrés” (el padre de mi tatarabuelo) nació allí en 1786, al igual que su padre, su abuelo, su bisabuelo y también su tatarabuelo “Gaspar”. Todos “Carnicero” originarios de esa tierra desde por lo menos mediados del siglo XVII, pudiendo afirmar que esa población es el origen de mi estirpe soriana.

 

Pero lo que verdaderamente nos ha hecho acercarnos hasta este lugar, es el interesante y magnifico encinar que se sitúa a algo más de kilómetro y medio al noreste de la población, custodiado por el Castro de Ontalvilla al solano del Alto del Tormo y bajo la vigilante mirada del Cerro San Marcos. Con una extensión que ronda entre las 60 y 100 hectáreas, este monte es soporte de unos de los encinares más singulares de toda la provincia, ya que acoge un importante número de centenarias carrascas de relevante tamaño, con pintorescas formas y notable porte, haciendo de él uno de los mejores de España.

Ya durante el siglo XIX distintos documentos nos hacen referencia a la importancia de este bosque. Por una parte el Diccionario geográfico-estadístico de España realizado en 1846 por Pascual Madoz, estando también recogido en el Nomenclátor de la provincia de Soria, que realizado hacia 1880 lo describe como “monte de encina poco poblado, propiedad de varios vecinos”




El Encinar de Camparañón es un espacio natural de gran valor ecológico conformado por un singular bosque de “Quercus ilex” (encinas), donde se sitúan algunos de los ejemplares más extraordinarios y longevos de la provincia. Lo cruzan la pista de tierra denominada “Camino Soria” (al este) y la también guijarrosa que nos conduce hasta las “Tainas de la Cueva” (al oeste). Partiéndolo por la mitad el Barranco de Valdecarros, teniendo como linde occidental el río Mazos y las Tainas de Tras del Monte al noreste.

 

Recogido en el Catálogo de Árboles Singulares de Soria, sobresalen del conjunto el grupo formado por un corro de seis encinas formando un círculo de singular belleza por su forma y espectacularidad, sin llegar a destacar individualmente ninguna de ellas por su tamaño. Aparentemente dos grupos de ellas son cepas de las que han surgido los actuales brazos, con abundantes, amplias y horquilladas ramas que casi llegan al suelo. Aunque su estado general es bueno, sus troncos más vetustos poseen oquedades por la humedad y algunas tumoraciones. Tiene unas dimensiones de 3,80 por 6 m. de perímetro, una altura de unos 13 m. con una copa de copa que abarca casi los 250 m2. calculándosele una edad de entre 250 y 300 años. Localizándolo, saliendo de Camparañón por el camino que cruza el río Mazos (Camino de Soria), hasta el paraje de Tras del Monte (tainas), donde se le puede encontrar próximo al linde oriental del bosque.
 

Desde su cúspide la panorámica no puede ser mejor, todo a nuestro rededor es pura naturaleza, y pese a la proximidad de la capital soriana, todo el espacio visual está ocupado por monte y campos, con la impasible silueta del Pico Frentes vigilante. Un espacio donde se respira el aroma de la soledad, sirviéndonos de compañía los frescos musgos regados con el rocío de la mañana, y si el día amanece con sutiles nieblas el espectáculo pude ser de lo más sobrecogedor, al poder pasear entre las fantasmagóricas formas que conforman los extravagantes ramajes de estas esbeltas carrascas.

 

Ya he comentado sobre la denominada “Carrasca del Tío Domingo”, a algunas otras las he apodado yo como son el caso de: Encina Bonita, La Tullida, Carrasca de la Colmena, Las Gemelas, Carrasca Seca, Encina Torsa, Encina de las Dos Cruces (rojas)……… poco a poco les iré poniendo nombres a más.
 

En la provincia encontramos abundantes “manchas” de encinar, sobresaliendo en el sur el de Valderromán, existiendo así mismo hermosos ejemplares en Valderrueda como la Carrasca del Tío Pablo o la Carrasca Redonda, las de la Taina y Piojal en Montejo de Tiermes, las de Majadas, la Mata y Nafría en Golmayo, la de Comodruelo y Carrascona en Garray, las de Valderromán y Murgaño en Valderromán, la de Gamonar en Santervás, la Cerrada en Reznos, la del Camino en San Pedro Manrique, y tantas otras pendientes de ser relacionadas.


En junio del año 2006, fueron catalogados como singulares 14 árboles de la provincia de Soria, entre ellos la conocida como “Encina de Camparañón”, regulando de esta forma la protección y conservación de este y los otros 13 ejemplares catalogados, cuyo valor monumental, histórico o científico ha sido reconocido como parte del patrimonio cultural y natural de la región. Estando entre los otros relacionados: La Sabina de La Pica (Morales), el Pino Rey (Covaleda), la Sabina de Montejo de Tiermes, el Serbal de Vilviestre y una de las centenarias Sabinas de Calatañazor.




Las encinas de Camparañón destacan por su tamaño y antigüedad, hallándose algunas de ellas incluidas en el “Catálogo de especímenes vegetales de singular relevancia de Castilla y León”, estando así mismo recogido en el Catálogo de Árboles Notables de Soria, e incluido en el “Registro y Catálogo Nacional de Materiales de Base”, donde se relacionan los lugares de donde obtener las semillas y plantas, que garanticen la calidad de futuras replantaciones.

 

Viejas encinas que rezuman una vigorosa energía pudiéndola sentir al caminar entre su espesura, haciéndonos participes de ella, sugiriéndonos a quienes nos aventuramos a transitar entre sus troncos a que pudiéramos acariciarlas. El encanto y la atracción de este enclave no solo reside en la opulencia de sus añejas carrascas, también en la peculiaridad de algunos de sus ejemplares, como es el caso del Carrasco del Tío Domingo, que sobresale por sus singulares y antojadizas formas y soberbias dimensiones. Este monte no solo es un reflejo de cómo evoluciona por sí misma la biodiversidad formando igualmente una valiosa reserva natural, también sirve de ejemplo en como la naturaleza puede por sí misma generar espacios intactos de increíble encanto, evidenciando en positivo el estrecho vínculo que se crea entre el entorno y la cultura rural.
 

Esperemos que este espacio de enorme valor natural no quede afectado por la nueva variante de circunvalación soriana, al conectar la A-11 con la A-15 que tanto está costando digerir.




Invito a los que hasta este mágico lugar os acerquéis, a realizar un paseo por entre las vetustas encinas, para lo cual aquí os dejo algunas indicaciones, así como una ruta de unos tres kilómetros que aun sin marcar y sin sendero visible se puede realizar en algo más de una hora, contando con el entretenimiento que lleva el poder observas estas maravillas a nuestro paso. Dejaremos el vehículo en lo alto de la pista (final del encinar) al que se accede desde la población de Camparañón, aparcando justo enfrente de la carrasca que yo he apodado como “Encina Bonita” por sus ordenadas formas y dimensiones. De aquí partiremos haciendo un bucle (ocho apaisado ♾️) en dirección sureste y movimiento contrario a las agujas del reloj (cuando tenga un “track” correcto ya lo pasare aquí), de momento solo os dejo la imagen aérea con los puntos de interés marcados y la línea del recorrido.


Hoy en día las encinas se van apoderando en cubrir los terrenos de las poblaciones que se van vaciando, colonizando con sus troncos la inmensidad de aldeas despobladas en nuestra provincia, sustituyendo lo que antaño fuera humanidad por bosques de floresta. Si Camparañón es uno de esos lugares donde abundan las carrascas…………. ¿será señal de su inmediato futuro?.

 



Quiero que sirvan estos párrafos como reconocido epitafio a la “Encina de Valderromán” (sur de Soria), de la cual se le ha vuelto a desgajar a principios de año otra enorme rama por la una impresionante nevada. Considerada la encina más antigua de España, es la segunda vez que le ocurre esta desgracia en el último lustro, dejando una imagen desgarradora a los que la conocimos en todo su esplendor cuando aún no había llegado el asfalto a sus proximidades. Siendo en la primavera del 2011, cuando por vez primera pude observarla en todo su esplendor, sirviéndonos de su sombra para mitigar nuestras hambres después de trajinar todo el día por el Cañón del río Caracena. Mas de 800 años ha estado resistiendo las intemperies de los inviernos sorianos, y en apenas 6 años la mitad de ella ha sucumbido a los candorosos copos níveos de sendos eneros…… réquiem a un espécimen único.