El ahora decrepito Imperio Ingles; al igual que el resto de
los habidos en el mundo: Chino, Romano, Persa, los Califatos. Español y
últimamente el Americano (del norte); creció por el control económico de los
países colonizados, así como por la propaganda y contra-propaganda que se
generaba en cada momento y con los medios de información que se usaban en cada época,
siendo los británicos desde tiempo inmemorial los grandes manipuladores de la historia.
Los
anglo-sajones siempre han sido muy expertos en esto, y a ello ya he dedicado
algunos párrafos en anteriores entradas de este blog. Hoy me quiero referir a como,
con unas simples notas del pasado, se puede generar un mítico héroe y rey a
base de invenciones y añadidos durante el trascurso de los años, creando con el
paso del tiempo hechos a los desechos, e imágenes a la desmemoriada e interesada
historia que a sus promotores importaba, incluso apropiándose historias de
otros personajes no ficticios, de otros territorios lejanos, e incluso de otras
épocas.
Me refiero a ARTURO, el conocido como rey de Britania,
quien en realidad podría tratarse de un cabecilla celta-romano que guerreó entre
los siglos V o VI (o antes) contra los invasores sajones, jutos y anglos, dirigiendo
algunas refriegas, aunque ni siquiera se llamaría Arturo. Ya que ninguno de los
historiadores de los siglos VI y VII (Gildas o Beda) que escribieron sobre esta
época, mencionan a ningún Arturo, nombrando eso si al líder romano-celta Ambrosio
Aureliano como jefe de los bretones y vencedor de los ocupantes en varias batallas.
Las primeras reseñas a Arturo surgen
en el siglo IX a través de la "Historia Brittonum" (Historia de los britanos), aunque nuevas investigaciones
dudan del verismo de esta obra como base histórica, habiendo pasado 300 años de
los hechos relatados. Lo mismo ocurre con los "Annales
Cambriae" (Anales Galeses) del siglo X, así
como la "Gesta regum aglorum" (Gestas de los
reyes de Inglaterra), de William of Malmsbury. Pero mientras el cuento va
engordando de unos a otros y el rigor histórico enflaqueciendo.
A comienzos del siglo XII Enrique II
de Inglaterra encargó al clericó Godofredo de Monmouth la creación de
una genealogía de la corona británica para consolidar su reinado, al que
accedió de forma "convenida" tras una guerra de sucesión. Con el
titulo de Historia Regum Britanniae, Godofredo (cuyo padre se llamaba Arthur para
más señas) completa en 1136 la obra, llegando sus fantasías hasta situar el
origen de la corona británica en el héroe troyano Eneas, teniendo después de
este regio y fantástico encargo estas frías islas su propia gesta con reyes
normandos. Es a partir de estos textos como comienza presentándonos a Arturo
como mítico Rey, comenzando a ser rellenada posteriormente con nuevos
contenidos. En 1155 el poeta normando Wace, añade nuevos elementos como la
archifamosa "Mesa Redonda" donde acomodaban sus posaderas los
ilustres caballeros. Y el no menos importante "Santo
Grial" incorporado por Chrétien de Troyes en 1180, quien también por
primera vez reseña al "rey Pescador".
Arturo podía haber tenido otros nombres además del ya
mencionado, medio romano - medio bretón, Ambrosio Aureliano. Pudiéndose alargar
la lista desde el también militar romano Lucio Artorio Casto del sigo II de nuestra
era, hasta el rey
galés Athrwys ap Meurig que vivió durante el
siglo VII, pasando por
Owain Ddantgwin, un caudillo britano, o por
el rey Rithamus, ambos coetáneos del siglo V.
Además de reafirmar la dinastía real
británica de los "Plantagenet", el relato de Monmouth sirvió de contraposición a las historias medievales, estas
sí que verídicas, del emperador galo Carlomagno, consiguiendo arrebatar la
hegemonía "publicitaria" a la que antes me he referido, eclipsando la
figura del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Toda vez que los
franceses siempre haciendo ostentación (el narcisismo chovinista que les
caracteriza) de sus viejas historias del siempre ensalzado emperador
carolingio, generaron envidias a sus vecinos británicos, que apoyándose en
Arturo crearon su mítico rey, consiguiendo hacerle más famoso que al propio
Carlomagno eclipsando la figura de este.
Es el mismo Monmouth quien
sitúa la legendaria y "artúrica" isla de Ávalon en las cercanías de Glastonbury,
donde a finales del siglo XII (1191) los monjes de su abadía afirmaron haber
desenterrado los cuerpos del rey Arturo y Ginebra. Tratándose de un fraudulento
montaje para conseguir un aumento de la llegada de peregrinos al lugar y por lo
tanto más ingresos………… hay el dinero, poderoso caballero decía Quevedo. Aun hoy
en día, y por mor de estas leyendas, las ruinas de la abadía de Glastonbury sigue
siendo un lugar de culto para todos los que se sienten inspirados en el mito de
Arturo.
Durante el siglo XIV aparece una obra de autor desconocido
donde relata las vicisitudes de uno de los Caballeros del Rey Arturo, Sir
Gawain, sometido a las pruebas del denominado Caballero Verde. También es reseñable
la obra de Thomas Malory "Le morte d’Arthur" (La muerte de Arturo) datada a
finales del siglo XV (1469), siendo esta una recopilación de todo lo que se
había escrito hasta entonces.
Una
vez que hemos visto como se creó una portentosa epopeya, una utópica fabula, un
insólito relato y un onírico rey, debemos preguntarnos quién fue en realidad
ARTURO, y como se gestó su leyenda. Ya he comentado que hay varios personajes
históricos que pudieron servir de reseña al mítico soberano, pero a estos hay
que añadirle uno fuera del contexto de estas frías islas, de
tierras más cálidas al sur, y de época
más avanzada. Refiriéndonos a Alfonso I rey de Aragón y Pamplona, que nacido hacia el 1073 en Poleñino (Huesca), gobernó estos reinos (y el de Castilla posteriormente como consorte) situados al noreste de la Hispania durante gran parte de los inicios del siglo XII. Su bien merecido apodo de "El Batallador", se debe a haber guerreado con los musulmanes en al menos 29 victoriosas batallas, lo que le generó una fama que superó las propias fronteras, llegando su prestigio a tierras centroeuropeas a través de la "autopista" de por aquel entonces, el "Camino de Santiago". Este atípico monarca fue además el primer rey europeo que abrazó la orden del Temple.
más avanzada. Refiriéndonos a Alfonso I rey de Aragón y Pamplona, que nacido hacia el 1073 en Poleñino (Huesca), gobernó estos reinos (y el de Castilla posteriormente como consorte) situados al noreste de la Hispania durante gran parte de los inicios del siglo XII. Su bien merecido apodo de "El Batallador", se debe a haber guerreado con los musulmanes en al menos 29 victoriosas batallas, lo que le generó una fama que superó las propias fronteras, llegando su prestigio a tierras centroeuropeas a través de la "autopista" de por aquel entonces, el "Camino de Santiago". Este atípico monarca fue además el primer rey europeo que abrazó la orden del Temple.
Son innumerables las coincidencias de los hechos del rey
aragonés con las fabulas del británico, debiendo diferenciar que el de Huesca
sí que existió y su historia está documentada (aquí podéis conocer algo de su vida y gestas), siendo varios historiadores y
estudiosos foráneos quienes asemejan los sucesos relatados atribuidos a Arturo.
Entre estos se encuentra el historiador británico Richard Rex, profesor de la
universidad de Cambridge, o el investigador suizo y descendiente de una familia
de historiadores André von Mandach, experto en literaturas románicas, quien
proponía ya en 1992 a nuestro rey maño como origen de Arturo después de
analizar y estudiar en profundidad la obra
"Parzival ", cuyo argumento es la vida del caballero Perceval,
miembro de la Mesa Redonda en la corte del rey Arturo y su búsqueda del Santo
Grial, obra del siglo XIII, realizada por el templario y teutón
Wolfran
von Essembach en 1215.
Es el propio Essembach,
quien en un viaje por la Hispania de principios del siglo XIII (1213) y
formando parte de la comitiva de la duquesa Beatriz de
Suabia; que venía a casarse con el rey de Castilla y León, Fernando III el
santo; reconoció que la historia sobre “Parzival” y la corte del rey Arturo la
había conocido durante el transcurso de su recorrido camino de Toledo. Es además la obra de Wolfran von Essembach quien
inspiró a Richard Wagner para su opera Parsifal.
Por si esto no es suficiente, debo
también añadir que las relaciones de apego entre el matrimonio formado por Ramón Berenguer
IV (conde de Barcelona) y Petronila (sobrina de
Alfonso I y futura reina de Aragón), con el rey inglés Enrique II eran muy
estrechas, hasta el punto de ser el británico nombrado tutor del hijo del
catalán y la aragonesa, quien posteriormente seria Alfonso II de Aragón. No
debiendo de olvidar que este Enrique II fue quien mando redactar a Godofredo de
Monmouth, la fantasiosa Regum Britanniae, en donde ya aparece Arturo como rey
de los británicos, dotándole de trascendencia internacional. También Leonor de Aquitania, la que fuera esposa de
este Enrique II de Inglaterra estaba vinculada al reino de Aragón, toda vez que
esta soberana británica pero francesita de Poitiers, era nieta de Guillermo el Trovador (compañero de guerrerias
del "Batallador"), pudiéndole haber trasmitido a su consorte las batallitas
de su abuelo con el rey aragonés.
Como así mismo la tan "cinematográfica"
espada Excalibur, que clavada en su roca solo pudo ser extraída por Arturo
según la leyenda. Cuando en realidad podría haberse recogido de la península
itálica donde se halla la "espada de San Galdano", que esta sí que se
encuentra metida físicamente entre las rocas. Bastantes son las coincidencias
entre los dos relatos, pudiendo reconocer en la leyenda de Arturo a personajes
y lugares que se corresponden con gentes y sitios del sur de los pirineos:
- En varios párrafos de la obra de Wolfran von Essembach a Arturo se le nombra como "Anfortas",
apodo que también tenía Alfonso I de Aragón en su
forma abreviada.
- Durante el mandato del rey aragonés en su lucha por la
reconquista de los territorios ocupados por el Islam, reunió para su causa a
caballeros llegados de todos los países europeos, a los cuales organizó con
formas muy parecidas al de los Caballeros de la Tabla Redonda.
- Entre los caballeros que
acompañaban a Alfonso I se encontraba su primo Rotrou II, conde de Vall Perche, quien en la fabula artúrica se
correspondería con "Perceval" (Perche Vall), también con una relación
familiar muy parecida.
- Otro de estos nobles europeos que se unieron al monarca
aragonés es Gastón de Bearn, quien se correspondería con uno de los permanentes
de la mesa redonda de Arturo, "Galbearn " al que
también se le nombra como: “Galvan",
“Galvern” o "Gawain".
- No podía faltar el afamado "Lancelot"
(Lanzarote) el más fiel de los caballeros del rey Arturo. Quien podría
corresponder con Pedro González de Lara, portador de una enorme
"lanza" cuando fue nombrado alférez de Castilla.
- Siendo además este guerrero quien liberó del castillo de
El Castelar a doña Urraca, presa en esta fortaleza por orden de su marido el
rey "Batallador", con el que al parecer no se llevaba muy bien. Esta
relación triangular, nos devuelve de nuevo a la fabula británica, donde
Lanzarote y Ginebra, la mujer de Arturo, mantienen un romance amoroso.
También hay bastantes lugares del mito de Arturo que han
sido plasmados de sitios verídicos por los que estuvo el rey hispano, siendo
algunos de ellos:
- El situado
nombrado como "Carduel" donde Arturo designaba a sus caballeros, no sería
otro que la actual aldea despoblada de "Cardiel", cercana a la urbe
oscense de Fraga.
- La isla de Avalon a donde es conducido el cuerpo agónico
del rey Arturo, es posiblemente el Monte Aragón, que rodeado por el río Flumen
durante las crecidas por las lluvias parece una aislada isla, siendo en el
castillo de ese monte donde se enterraron los restos del rey Alfonso.
- Cámelot era Jaca según un último estudio de
investigadores valencianos entre los que se encuentra Ana Mafé, aseverando que
según el idioma Provenzal Cámelot se puede traducir como la "Pequeña
Jaca". Ya historiadores aragoneses del siglo XIX situaban las tramas de
las leyendas artúricas en las comarcas centrales de la ladera sur de los
pirineos. Además de unos cálculos realizados a través del denominado" sistema
de tardanzas" por los que se ubican en el sur de Aragón cantidad de
lugares de las leyendas Artúricas.
- Ya he comentado que el Cáliz Sagrado no aparece en la
literatura inglesa hasta 1180, estando documentado que un "Santo
Grial" (el que actualmente se custodia en la Catedral de Valencia), se
encontraba en tierras de Huesca desde el año 258, procedente de una Roma sometida por la
persecución de los romanos. Estando también documentada su tutela en la singular
y mágica iglesia de San Juan de la Peña en 1076, ya nacido nuestro Alfonso de Aragón y
reinando su padre Sancho Ramírez.
- El caballero Perceval (para algunos el posible heredero
del reino) era el encargado de descubrir donde se guardaba el Santo Grial. La
fabula nos traslada que en su búsqueda se cruza con un eremita quien le indica
el camino para encontrar el ansiado tesoro. Y de nuevo salta la concordancia,
toda vez que el heredero de Alfonso I seria su hermano Ramiro II "El
Monje", quien tuvo que dejar los hábitos para gobernar del reino de
Aragón.
- El Santo Grial intentó utilizarse como elemento sanador hacia
el rey Arturo por las mortales heridas producidas en la batalla de Salisbury.
Al igual que ocurriría con Alfonso, que se refugió en el Monasterio de San Juna
de la Peña, donde se guardaba el santo Cáliz, para intentar curarse de las
heridas producidas durante el asedio de la ciudad de Fraga.
- Es también Wolfran von Essembach, quien describe el castillo
donde se encontraba el Grial, indicándonos que estaba a los pies de la montaña denominada
"Montsalwage". Correspondiendo en realidad al monasterio/fortaleza San
Juan de la Peña que se encuentra situado debajo del Mont-Salvatoris (Monte de San Salvador).
- Son también los romances de Chrétien de Troyes en 1180,
quienes nos comentan de un "Rey Pescador" en referencia de nuevo a
Arturo. Siendo de nuevo al rey "Batallador" al que se le asignaba ese
calificativo en las crónicas musulmanas de la época, después de su campaña
contra Al-andalus en 1126. Ubicándose las costas malagueñas de Motril o Vélez, donde
acabaría pescando junto a sus tropas.
Al igual que el inglés Richard Rex, el suizo André von Mandach, así como la
valenciana Ana Mafé y otros, el estudioso alemán Michael
Hesemann ha confirmado que los personajes, situados y construcciones que han surgido
en las crónicas medievales sobre Arturo de Britania y el Santo Grial, concuerdan
con las reseñas del monasterio de San Juan de la Peña, así como con personajes
de la época, principalmente con Alfonso I el Batallador.
El estudio de los hechos que aparece en las leyendas
artúricas, siendo Arturo el último de una estirpe de monarcas protectores del
Santo Grial, ha llevado al convencimiento cada vez por mas historiadores y estudiosos
medievales sobre la hipótesis enormemente controvertida aquí planteada. Será el
paso del tiempo y nuevas e innovadoras investigaciones, quienes irán aportando nuevos
datos que confirmen esta hoy arriesgada y trasgresora teoría, toda vez que la esencia
del Arturo rey, se fue generando y fabricando en interés de la monarquía británica
de los Plantagenet, y en épocas posteriores a la muerte del admirable monarca aragonés
Alfonso I, gran impulsor de los cantares de gesta occitanos de la época.
El resto lo ha hecho el cine con una extensa filmografía, así
como la literatura o la música. Por cierto, la magnífica opera "Parsifal"
del extraordinario compositor teutón Richard Wagner,
se desarrolla en un lugar al sur de los Pirineos, el Monsalvat de San Juan de la Peña.
Por supuesto todo esto no son más que teorías y cada cual
puede creer lo que quiera, pero la verdad es la verdad y no lo que nos quieren
contar. Estos que tergiversan la realidad me suenan a algunos de los pseudoperiodistas
"diestros" de ahora, aunque por desgracia y como vemos a través de
evolución del mundo la historia está llena de ellos.
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