De nuevo al Talegones, a disfrutar del espectáculo que todos los finales de marzo se repite por estos barrancos calizos del sur soriano. Un hermoso recorrido al que ya me he referido en otras ocasiones Cañón del Talegones y Otoño en el Talegones, disfrutando de esa sensación de placidez, sosiego y quietud que dan los lugares en los que nos parece gozar de exclusividad. Percepción que se nota en estos sitios donde la presencia humana es casi inapreciable por el poco conocimiento que se tiene de estos ubicados, como acontece con el Cañón del río Talegones en su discurrir entre las aldeas sorianas de Torrevicente y Lumias.
No es el caso de este fin de semana, que tras publicar sendos informativos comarcales y castellano-leoneses la floración de narcisos en las herbosas praderas del riacho, la afluencia de aguerridos curiosos se notó considerablemente, si bien las gentes sorianas y los que toman por norma las conductas de estas, no fueron de escandalosa visita como acontece en otros lugares singulares de la geografía numantina, véase: Rio Lobos, Laguna Negra o demás señeros lugares.
En el tramo antes citado del regato, se pueden observar por cientos de miles estas amarillas y sutiles flores al recorrer las riberas del ahora reseco cauce. Los narcisos silvestres se reproducen (además de por sus propias semillas) por la división de sus bulbos, que en estas orillas del barranco no es difícil, toda vez que los huertos de antaño y las tierras dedicadas a la agricultura del río en la actualidad se encuentran abandonadas y las raíces de los narcisos campan a sus anchas por todas las praderías y terrenos baldíos, generando que cada año sea mas abundante y espectacular la floración en este lugar.
La flor de los narcisos es el símbolo de la primavera, ya que aparecen al poco de manifestarse esta. En el caso del Talegones suele ocurrir “normalmente” durante la ultima semana de marzo, brotando por ciento de miles, convirtiendo el verde de los prados en una explosión de amarillo. Habiendo rodales donde asemeja ser una alfombra dorada que apena pisar al cruzar por ella. Estas primaverales y llamativas flores propias de bosques húmedos, agradecen estar a media sombra y temperaturas moderadas, regalándonos unos tonos de un áureo intenso con pétalos unidos conformando un tubo, y aunque su duración es efímera, unos 15 días, los calores excesivos pueden acortar su floración.
Originaria del mediterráneo occidental el “Narcissus” (su nombre científico), fundamentalmente es una planta ibérica, donde se pueden encontrar alrededor de una treintena de especies, muchas de ellas, mas de la mitad de escasa reproducción y enserio peligro de extinción, ya que cada vez son menos abundantes los suelos húmedos donde se desarrolla, demostrando una vez mas el rumbo que llevamos hacia la España semidesértica producto del “cambio climático”. Muchos de los narcisos que encontramos por nuestros campos y montañas son verdaderas joyas botánicas, endemismos que no podremos encontrar en otras latitudes del planeta, por lo que debemos protegerlas y trasladar a nuestros círculos afines la necesidad de esa conservación.
Ojo con dejarnos llevar por la atracción de su color, sus formas y su contraste con el entorno, ya que puede llegar a ser una planta peligrosa, poseyendo varios “alcaloides” que le dan cierta protección (las plantas se defienden), al tener un grado de toxicidad. Estas propiedades le han conferido un ser utilizada con fines medicinales, sobre todo para el tratamiento del Alzheimer. Usándose sus aceites esenciales en el siglo XIX para el tratamiento de la “tos ferina”.
Pero debemos de ser muy cuidadosos al manipularla, ya que puede llegar a producir la muerte si es ingerida o pasa al riego sanguíneo, solamente el hecho de manosearla sin guantes puede provocar dermatitis.
Recorrer la cómoda vereda que discurre por la orilla del rió Talegones, atravesando su cauce por las pasaderas de piedra que nos dirigen a una u otra orilla, escuchar el silencio del momento, solo roto por el trinar de los pájaros y el suave murmullo de las hojas movidas por el aire, es estar en otro mundo, y si además llegamos en época de floración de “narcisos” el momento puede ser mágico. Así que de nuevo os invito a visitar esta parte del sur soriano tan desconocida como especial.
La naturaleza puede ser peligrosa para los urbanitas
ResponderEliminarRibera se escribe con b...no con v. Te lo dice un maestro.
ResponderEliminarMucho bucolismo y naturaleza farmacológica, pero poca o nula información botánica...comprate un duro bosque y te pierdes...no aportas nada...de nada...
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