A unos 100 km. de Madrid y apenas algo más de una hora, nos situamos ya pasada la ciudad de Toledo en la orilla derecha del Tajo, justo por encima del primer embalsamiento de sus aguas en tierras toledanas, la represa de Castrejón, en el tramo que discurre entre la "imperial" capital y Talavera de la Reina. Siendo precisamente el gran río toledano el que sin quererlo ha sido protagonista del suceso que venimos a contemplar.
En su fluir a lo largo de los tiempos el flumen "Tajo", ha ido socavando los terrenos arcillosos que a su paso se encontraba, generando durante los últimos 20/25 millones de años unos suculentos barrancales que hoy son la admiración de vecinos y foráneos, de próximos y remotos, de niños y mayores, de damas y doncellas. Son los conocidos como Barrancas de Castrejón y Calaña o también Cárcavas de Burujón, como a los del pueblo próximo les gusta que sean nombradas.
Sea como fuere su toponimia, este espacio de naturaleza conforma uno de los parajes más singulares, originales y hermosos de la provincia manchega. Un espacio que hasta apenas unos años solo conocían los habitantes de Burujón, La Puebla de Montalbán y Albarreal de Tajo, quienes, desde siempre, han tenido la suerte de disfrutar casi en la intimidad de este entorno natural. Había pasado casi desconocido para el "gran público", siendo el anuncio de un gaseoso y genuino refresco americano de color oscuro y grafiado con letras blancas sobre fondo rojo ¿? quien diera publicidad al lugar. Hasta entonces solo los lugareños próximos y algún que otro avezado aventurero y buscador de lugares sutiles y sugerentes, sabían de su existencia. Hoy hay que saber elegir los días y las horas para acercarse hasta allí, y no ser engullido por la marejada humana que puede acceder hasta el lugar en determinados días.
Antaño pasó por ser uno de los rincones más desconocidos de la rivera de Tajo, toda vez que su existencia fue prácticamente desapercibida durante mucho tiempo para los forasteros, debido fundamentalmente a que su visión en "media cercanía" es inexistente, y solo se puede observar en la lejanía de las tierras situadas el sur, o en la inmediatez de su proximidad. No debemos buscar paisajes lejanos y exóticos para colmar nuestras ansias de panoramas deslumbrantes, después de dos años de penitencia "pandémica", a menos de 30 km. de la "ciudad de las tres culturas", encontrándonos escenas y colores a un Cañón del Colorado en pequeño.
Formados por decenas y decenas de torrenteras y barrancales que descienden desde las tierras de labor hasta la orilla del embalsado rio, estas espectaculares cárcavas de rojizas y arcillosas tierras, se fueron generando por la erosión del viento, las lluvias y el discurrir de las aguas del Tajo durante varias decenas de millones de años, socavando la base de estas paredes compuestas por materiales sedimentarios.
Con una extensión de alrededor de 220 Ha. las Cárcavas de Burujón configuran una media luna que se extiende por unos 4 km. al norte de meandro que en este lugar forma el embalse de Castrejón. Manteniendo una altura desde la lámina de agua de unos 100 m. que en algunos lugares llega a superar los 120, situándose su máxima altitud en los 556 m. siendo su cresta más emblemática, así como centro de atención y miradas, la conocida como "Pico del Cambrón". Sensacionales cortados de caprichosas formas que se proyectan sobre el agua, que en días calmos se reflejan con si de un espejo se tratase, completando un cuadro donde el equilibrio y la simetría son la regla.
Perfiladas como auténticos antojos de la naturaleza en un prodigioso entorno, estas cárcavas encarnan uno de esos rincones de sorprendentes panoramas, que por pretéritos tiempos pasaron desapercibidos. Desde 1995 cuentan con un grado de protección como es ser "Refugio de Fauna", estando así mismo desde el año 2000 catalogado como Lugar de Interés Geológico (LIG), incluido en la Red Natura 2000, como Lugar de Interés Comunitario (LIC) y Zona de Especial Protección para las Aves. Habiendo sido declarado Monumento Natural en 2010, además de ser usado por Félix Rodríguez de la Fuente para la grabación de una pareja de águilas en el Pico del Cambrón, que emitió en uno de sus documentales.
Para llegar hasta donde aparcar el vehículo para visitar Las Barrancas es necesario tomar una pista de tierra, a la que se accede desde aproximadamente el punto kilométrico 24,800 de la carretera CM-4000 que comunica Toledo con Talavera de la Reina. En concreto, a mano izquierda del cruce que nos indica Burujón, punto donde ya comienzan los carteles indicadores. Siendo altamente recomendable dejar el coche en el parquin habilitado del chiringuito-bar "El Refugio".
La ruta comienza en este lugar, transitando primeramente por el antiguo Camino de La Puebla de Montalbán a Toledo, que en este tramo coincide con GR-113 o Camino Natural de Tajo, el cual seguimos en dirección este durante un buen trecho hasta coger la vereda que nos conducirá definitivamente hasta el Sendero de la Barranca. Al que llegamos asombrados por el espectáculo que tenemos ante nosotros, sorprendidos al pasar del típico paisaje llano de la Mancha a unos precipicios portentosos, vislumbrando un sin fin de barrancos en medio de un asombroso paisaje. Estamos en plena primavera y la vista se nos pierde entre las intensidades de verde que ante nosotros tenemos, notando las ganas de vida que tiene la naturaleza por despertar del aciago invierno, luciendo los campos su pleno esplendor. Caminamos un sendero que trascurre por los Altos de Torralba a ras de los cortados, dejando a nuestra derecha la ruinosa silueta de la "Casa Coronel", parando una y otra vez para lanzar nuestras miradas desde cualquiera de los numerosos miradores naturales que encontramos a cada paso. Las sensaciones se repiten unas tras otras, siendo a cada recodo el paisaje más espectacular, observando desde distintos puntos cómo las serenas aguas del embalse nos regalan una muy sugerente visión, al reflejarse con efecto espejo sobre ellas los impresionantes y rojizos cortados de arcilla.
Es difícil trasladar a letras las sensaciones de esos instantes y retratar esos horizontes a la perfección, pues son simples percepciones de cada uno y no todos los sentimientos son vividos igual por cada sujeto. Pero estoy convencido que hasta el más triste e insensible ser humano tendría algún tipo de arrebato ante estas visiones.
Flores por doquier impregnan y cubren los campos, margaritas y amapolas nos saludan al pasar, y cerrando el horizonte de nuestra vista los Montes de Toledo y la Sierra de Noez, adivinando entre ellas con la tenue calima la elegante y esbelta silueta del Castillo de Guadamur. Los oteros se suceden uno tras otro, vamos rodeando en la altura la silueta de "Pico Cambrón" que desde distintas perspectivas nos vigila al caminar, mientras los abruptos escenarios no dejan de reivindicarnos ser plasmados en estampas fotográficas. Hendidos barrancos, caprichosas chimeneas de hadas, altivos cortados, arcillosas aristas, bizarros torreones, terrazas, campos de cereal y el Meandro de Burujón con sus islas y riveras nos acompañan en nuestro sorprendido transito, gozando por el momento de una paz y un silencio total.
Sosiego que se ve interrumpido llegando al Mirador de Cambrón, donde la afluencia de gente se hace notar, siendo también desde aquí donde se observa la majestuosa silueta del pico que da nombre al sobresaliente balcón, este ya con protección afortunadamente pues por aquí pasa la Senda Ecológica, que continuando por los Miradores de Los Enebros y el Camino de Alcubillete, nos deposita en nuestro inicio después de haber transitado alrededor de unos 10 km. de los que 4 son puramente por los cortados, en un continuo otero con unas maravillosas vistas.
Además de recrearnos con su original y soberbio paisaje los barrancales de Castrejón, debido su inaccesibilidad son también un lugar excepcional como refugio de avifauna, siendo utilizadas por numerosas aves como lugar de hábitat, destacando de entre ellas: águila perdicera, búho real, lechuza, aguilucho lagunero, cernícalo, halcón peregrino, águila imperial, amén de Cigüeñas, ánades, patos, garzas, martinetes, cormoranes e incluso algún buitre negro y por supuestos cigüeñas.
Fauna alada que son suerte podremos observar en nuestra ruta y que también podremos encontrar río arriba, dos meandros por encima, donde se localizan las Barrancas de Calaña, a apenas 2,5 km. de las de Burujón. Con menos índices de visitas ya que su acceso es más complicado, pero no por ello menos interesantes.
No puedo terminar estos párrafos, si nos despidiéramos de esta zona del poniente toledano sin visitar algunos lugares de relevante importancia en su entorno, como son: La Plaza Mayor de La Puebla de Montalbán, población donde vino al mundo Fernando de Rojas autor de "La Celestina". Un poco más alejada pero de enorme importancia, se encuentra la iglesia de Santa María de Melque, 100 % del más puro arte visigodo que tengamos en nuestro país. Una pena que una joya de los siglos VII-VIII esté tan poco valorada, visitada y promocionada…….. "País", como diría Forges.
Muy próximo a Melque, nos encontramos los restos de templario Castillo de Montalbán (no visitable entre los meses de febrero y mayo, por la reproducción de aves), uno de los menos visitados de toda Castilla - La Mancha. En las "cercanías" de San Martin de Montalbán, y no sin dificultad, sobre el río Torcón se sitúa el Puente de La Canasta al que se le supone un origen romano, ya que por él cruzaba una "calzada". Y por último acercarnos hasta el coqueto castillo de Guadamur, que solo admite visitas limitadas al ser una propiedad privada. Si se quiere se podría uno acercar hasta el cercano (2,7 km.) yacimiento visigodo de " Guarrazar", pero lo mejor está en el Museo Arqueológico de Madrid.
Y esto es todo……………. que se os de bien el día.
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