domingo, 5 de febrero de 2023

- Venecia…… en la noche

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De mi primer contacto con Venecia ya hace tiempo, fue en julio de 1976, recién muerto el “dictador” y sumergido nuestro el país en un anhelo de libertad. De aquello han pasado casi ya 47 años, siendo hoy la palabra “libertad” usada con derroche, inopia, sentido panfletario y macarra por quienes afortunadamente no han sentido esa falta de sensación vital y humana. Digo esto porque mi primer encuentro con la "ciudad de los canales" fue por la noche, y a esas percepciones voy a dedicar estos párrafos. 

Siguen vivos en mi mente esos recuerdos de cuando aparcamos la furgoneta que nos llevó hasta ella en el parking de la Piazzale Roma, y al rato de partir el grupo salí yo sin apenas rumbo a recorrer la ciudad. Vacía, sin apenas luz, solo acompañado por el rumor del agua al moverse, siendo la penumbra la que me guiaba y también los descoloridos carteles en las esquinas que me marcaban como llegar a la Gran Plaza, que era el objetivo.





Recuerdo  que comencé caminando por el “Itinerario I a San Marco” y terminé sin quererlo en el “Itinerario IV a San Marco”, pero llegué, aun sin saber el tiempo trascurrido. Las sensaciones fueron generosas en una ciudad casi oscura y desierta, creo que en algún momento tuve algo de turbación  y desasosiego, el escenario era hostil y me encontraba en medio de una “nada” húmeda, raída y decrepita. Esa fue la percepción, pero al llegar a mi destino, la Piazza San Marco, la imagen cambio, había luz y algo de vida (aunque poca), el momento me gusto……….. y allí encontré de nuevo al grupo, quienes me comentaron que habían tomado café en un sitio ya abierto en madrugada, donde desayunaban los conductores de los vaporettos……….. estaba ya amaneciendo.

 

Venecia (a la que ya he dedicado otro articulo en este blogg) cambia del día a la noche, son como urbes diferentes. Con la luz parece un museo abierto al gentío, al ocaso es como ser protagonista del “Tercer hombre” junto a Orson Welles, y es que la escasa irradiación que ilumina la ciudad en la noche se convierte en tinieblas, deambular por sus estrechos callejones da la sensación de que los edificios te atrapan. Venecia cierra al ponerse el sol, es como si tuviera horario de actividad similar a un comercio, lo que da esa percepción ya comentada de estar en un museo expedito al mundo. Al caminar en la penumbra solo nos acompaña el ruido de nuestros pasos y el batir del agua de los canales, ya que la verdadera identidad de la cuidad durante el horario nocturno es la oscuridad. Pues Venecia apenas esta iluminada a esas horas de complicidad, solo alguna iglesia aislada y ciertos palacios relevantes del Gran Canal, pero por los recónditos entresijos, por las callejuelas estrechas y los pequeños canales de la verdadera ciudad, solo encontramos farolas aisladas y alguna solitaria ventana encendida. Hay rincones donde la oscuridad es plenamente absoluta, sirviendo como única referencia el perfil de los edificios que a nuestro alrededor se sitúan, y cual un decorado fantástico nos introducen en un mundo de fantasías caprichosas, que en algunos momentos se tornan en inquietantes y turbadoras, ya que con la ausencia de luz cualquier rincón de la ciudad se acentúa.



El agua es el elemento fundamental de Venecia, la liquida sustancia es a la ciudad como la arena a los desiertos, siendo  el ingrediente que conforma, envuelve y da carácter a la urbe, pero en las noches a través de los reflejos genera hasta magia, y visiones de sugerente atractivo, haciéndonos soñar con pasear por siglos pasados durante el medievo, una realidad palpable en las noches venecianas.

 

Es durante esos momentos del ocaso del día; en el trance en que las tardes se reparten entre dos luces que guerrean entre si, venciendo siempre las tinieblas; cuando debemos ascender hasta el Campanile de la Catedral, aposentarnos en el Puente Rialto con la mirada a poniente, o hacernos con un hueco en la terraza del Fondaco dei Tedeschi, para ver en su esplendor la Venecia nocturna, una de las imágenes que nuestra imaginación no podrá olvidar de por vida.

Pero en Venecia también llueve, y para ver también una ciudad llena de reflejos en el día y con climatología adversa, os dejo estas imágenes que también plasman la cotidianidad de una urbe animosa y con ganas de respirar.


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Espero os gusten, tanto las tinieblas como las inclemencias. 



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