En medio mitad de la sierra de Guadarrama y en su ladera sur se sitúa el histórico valle de la Fuenfría, que ya vio cruzar hace milenios a carpetanos (madrileños) y vacceos (segovianos) de una y otra vertiente, siendo ese el inicio de su acontecer nómada. Orientado de norte a sur y con una longitud aproximada de unos seis kilómetros, es el paso más corto y directo a través de este sistema montañoso para cruzar entre las dos mesetas. Catalogado como uno de los espacios naturales más sobresalientes y admirados de la geografía madrileña, se encuentra ubicado entre unas cotas de altitud que oscilan de los 2000 m. de los Siete Picos a los 1.200 en la población de Cercedilla que le sirve como portal de entrada.
Dominando el valle por su lado este, observamos la incuestionable silueta de los mencionados Siete Picos, macizo emblemático de la población de Cercedilla, que se encuentra representado en la bandera y en el escudo del municipio, habiendo sido desde los orígenes del montañismo madrileño lugar de referencia. El otro
pico que sobresale del valle por el lateral noroeste es el Montón de Trigo, singular cono rocoso que simula el apilamiento de este cereal. Con sus 2161 m. domina los valles de Fuenfría y río Moros al sur y suroeste respectivamente, así como los del rio Acebeda y Eresma al norte. Podríamos decir que forma parte del ramal montañoso de la Mujer muerta, sin que configure en la imagen de la silueta de esta singular, legendaria y mítica montaña, que sin duda es del género femenino.Por él pasaron como ya he comentado carpetanos y vacceos, dejando posteriormente su impronta los romanos, que construyeron la calzada XXIV del "Itinerario de Antonino" que unía Toledo con Coca. Menéndez Pidal en su "Historia de España" nos comenta que Aníbal en el 200 a. C. ya cruzo por este paso cuando se dirigió desde la Meseta Norte hasta las tierras de Tajo, camino que ya por entonces existía uniendo Segovia con Titulcia, siendo aun hoy en día el mejor paso natural de toda la sierra, superando su trazado el de todos los posteriormente construidos.
Godos y musulmanes no estuvieron muy alejados de estos valles, utilizando sus collados, puertos y pasos, para extender sus dominios y controlar a los pueblos que habitaban las tierras de Hispania. Pero fue durante la reconquista de los territorios ocupados por los seguidores del islam cuando se trajinaron más sus caminos, atrayendo gentes para la repoblación de los nuevos territorios conquistados en el sur. Los monarcas Trastámaras y Austrias usaron esta ruta por el Camino Viejo a Segovia, para pasar los veranos en Valsaín, alejados de los calores madrileños y aproximados a los reclamos de la caza.
Posteriormente el primero de los Borbones, Felipe V, gustoso de los paisajes de La Granja mandó levantar un Palacio a imitación del de su lugar de nacimiento en Versalles. Iniciando la construcción de un nuevo y mejor trazado por el valle de la Fuenfría que le hiciese ser más llevadero su tránsito al nuevo palacio de San Ildefonso, hoy lo conocemos como Calzada Borbónica, realizada durante el primer periodo del siglo XVIII (1729).
Siendo a este palacio y a la población de La Granja, hacia donde salieron corriendo la "Familia Real" y "el Gobierno de la Nación" tras declarar que "todo estaba bajo control", cuando en 1834 se extendió una fuerte epidemia de "cólera", que viniendo también de oriente se llevo por delante a unas 800.000 personas, un 7% de la población española por aquel entonces. Ocurriendo por supuesto lo mismo que ahora, los posicionamientos a favor de la sanidad, contrapuestos a los intereses económicos que algún@s defienden (la historia es una copia de aconteceres repetitivos). Son hechos y situaciones que al parecer se repiten de forma cíclica aproximadamente cada 100 años: a comienzos del siglo XX (1918) se extendió por el planeta la mal llamada "gripe española" (su origen estuvo en EE.UU.) causando alrededor de 50 millones del muertos en el mundo, y ahora esta pandémica lacra en forma del malvado virus COVID-19 que aun no sabemos cuándo terminará.
Continuando el hilo de este singular y hermoso valle y sus caminos, datos nos han quedado sobre la existencia en la vertiente norte o segoviana de la histórica "Venta de la Fuenfría". Casa de Postas situada en la Pradera de la Fuenfría o Pradera de la Venta, lugar donde Cervantes nos sitúa nació el pícaro "Rinconete". Levantada a finales del siglo XII, fue con el tiempo creciendo esta venta hasta casi convertirse en una pequeña aldea. Se demolió en 1794, por su alto costo de mantenimiento, toda vez que en ese tiempo el tránsito de forma mayoritaria se realizaba por el nuevo trazado del Puerto de Navacerrada a través de la "flamante" carretera mandada levantar por Carlos III desde Villalba a La Granja.
Como por estos lares franqueaban la sierra camino de los frescos valles segovianos los monarcas de turno, y para no juntarse en sus descansos nocturnos con los humanos de a pie, el rey II de los Felipes, ordeno en 1565 la construcción -algo alejada (1,5 km.) de la "venta" publica- de una mansión que le sirviera de cobijo. Era la "Casa Eraso" que estuvo terminada para 1571, funcionando algo más de dos siglos hasta que también el nuevo trazado por "las siete revueltas" fue trasformándola en ruinas, vestigios que ahora se intentan poner en valor.
Otro de los descansaderos existentes en el Valle de La Fuenfría es la "Venta de Santa Catalina" y la ermita contigua, situadas a media legua del centro de Cercedilla (unos 2,5 km. o media hora de andadura), en el lugar donde hoy justo se encuentra el Puente de la Vega. Pero de esas edificaciones no quedan ya ni restos, parece ser que definitivamente debieron de ser enajenados a mediados del siglo XIX, toda vez que con las nuevas vías de acceso entre las mesetas: -Alto del León (1749) y Puerto de Navacerrada (1788)-, el viejo Camino a Segovia de La Fuenfría, fue perdiendo paulatinamente importancia en el paso de las gentes, quedando relegado para rebaños trashumantes y algunos viajeros casuales.
Estas "ventas" cubrían una necesidad fundamental para los viajeros y caminantes de todo tipo, si bien no contaban con una reputación excesivamente plausible teniendo sus regentes un regular predicamento. Si leemos la "Carta del ventero de la Fuenfría al de la venta de Santa Catalina", que fechada en 1692, se censura ella el comportamiento hacia un prelado un día de ventisca con viento, agua y nieve.
Otro itinerario, aunque no va por este valle si no por el aledaño de Navalmedio, es el trazado que se inauguró en 1923 para unir la población de Cercedilla (1.159 m.) con los puertos de Navacerrada (1.858 m.) y Los Cotos (1.830 m.), mediante un tren eléctrico de montaña, al que todos conocíamos como "funicular". Este "camino de hierro" humanizó mucho esta sierra acercando a cantidad de excursionista, montañeros y esquiadores hasta el Puerto de Navacerrada, convirtiéndolo en un verdadero centro para los deportes de montaña. Es gracias a ello como se crearon nuevos caminos y sendas por la zona como el histórico y clásico "Camino Schmidt".
Con la llegada del siglo XX estos tranquilos bosques de pino silvestre, que prácticamente cubren la totalidad del valle, comenzaron a ser visitados por curiosos excursionistas que como verdaderos descubridores y aventureros transitaban por entre sus veredas y cumbres. Es el caso de algunos de los miembros de la Institución Libre de Enseñanza, en la que los discípulos de Francisco Giner de los Ríos van a dar a conocer no solo la sierra madrileña, sino también una forma nueva de vida y de un pensamiento más solidario e igualitario.
Se trazan nuevas sendas para conectar los "albergues o refugios" de nueva construcción que la Real Sociedad Española de Alpinismo Peñalara levantó al pie del puerto de la Fuenfría en1917, así como el del puerto de Navacerrada de 1927. Estas valientes rutas, que hoy consideramos como normales, fueron el quehacer y la experiencia de algunos de estos curtidos montañeros que se aventuraron por sus laderas. Es el caso de Eduardo Schmidt, Antonio Victory y Enrique Herreros entre otros, trazando y marcando algunas de las trochas que en muchos casos llevan su nombre, conformando con ello una de las redes de rutas senderistas más completa de Comunidad de Madrid.
Aparte de los históricos itinerarios ya relacionados con anterioridad en estos párrafos: Calzada Romana, Camino Viejo a Segovia, Calzada Borbónica, nueve son las sendas principales que lo recorren:
1 - Camino Schmidt:
Sin lugar a dudas es el más clásico de los caminos guadarrameños, debiéndole su nombre al excursionista Eduardo Schmidt, quien en 1926 señalizó su itinerario. Recorre toda la ladera norte de los Siete Picos desde el Puerto de Navacerrada hasta la pradera de Corralillos en la cabecera del Valle de la Fuenfría donde se sitúa el Albergue del "Peñalara", del que Schmidt fue su primer "guarda" allá por 1917.
2 - Senda Victory:
Esta ruta que nos lleva desde las proximidades (700 m.) del Albergue del Peñalara en la Fuenfría hasta la pradera de Navarrulaque por la ladera este de valle, fue abierta en 1940 por Antonio Victory presidente de la Sociedad Peñalara, compañero de Eduardo Schmidt y gran conocedor de la Sierra de Guadarrama.
3 - Senda Herreros:
Otro de los históricos personajes del Club Peñalara, Enrique Herreros, trazó este itinerario en 1946, pudiendo aseverar que se trata de uno de los recorridos más sugerente, abrupto y sinuoso de los que discurren por de la Sierra de Guadarrama. Conecta fundamental el Puerto de Navacerrada con la Pradera de Navarrulaque, recorriendo totalmente los Siete Picos, por su agreste ladera sur, por en medio de enrevesados pasos entre rocas.
4 - Camino de los Cospes:
Cuando Schmidt trazó su camino por los Siete Picos no le dio
paso por el Puerto de la Fuenfría, desviándose por el Collado Ventoso hasta descender
al valle. Esta senda; que lleva el nombre "de los cortes de hacha o azuela
que se hacen en los troncos para facilitar su desbaste" COSPES; nos conduce
desde Puerto de la Fuenfría hasta coger el camino Schmidt en dirección a Navacerrada.
5 - Senda de los Alevines:
Se trata de un corto, vistoso y algo aéreo recorrido que por la ladera -en parte sinuosa- del segundo de los Siete Picos, une el Collado Ventoso con la Pradera de Majalasna (primero de los Siete Picos y único que tiene nombre propio). Su trazado fue diseñado por los responsables del Club Peñalara para que sirviera de iniciación a sus miembros más jóvenes, de ahí su nombre.
6 - Camino del Agua:
Conocido antaño como "Camino de las Canteras" (ya que se pasa por algunas de ellas), es la ruta por la que discurre la canalización de agua que abastece a la población de Cercedilla desde el embalse de Las Berceas. No por ello deja de tener gran interés, pues recorre varios pinares y robledales, además de cruzar alguna torrentera y disfrutar de una magnificas vistas del valle y su entorno.
7 - Vereda del Infante:
Se trata de otro corto y cómodo recorrido a media ladera que une el Puerto de la Fuenfría con el Collado de Marichiva, hoy en día se halla ocupada por una pista a la que han denominado Calle Alta, que continua hasta la vertiente suroriental de La Peñota.
8 - Senda de los Infantes de Chiniques:
Esta ruta trascurre entre el Collado de Marichiva con el cortafuegos que, procedentes de la ladera de Peña el Águila, pasando por las proximidades del Hospital de la Fuenfría. Tampoco es de un recorrido largo, pero sus pendientes sí que se requieren fuertes al inicio.
9 - Senda Puricelli:
Su nombre proviene de Piero Puricelli, gran ingeniero italiano que realizó el diseño para la ejecución de la carretera que debió de unir Madrid y Segovia por el mejor de los trazados, pero que quedo inconclusa. Su diseño corresponde a los tiempos de cuando en España disfrutábamos de un régimen republicano (1931-1939), por eso a su recorrido se le conoce como Carretera de La Republica o Camino de Prieto, refiriéndose a Indalecio Prieto que por aquel entonces era ministro de Obras Publicas. Lo curioso y chocante de este trazado, es que algo antes de llegar al Puerto de la Fuenfría y en plena infraestructura republicana hay un esplendido otero que lleva en nombre de Mirador de la Reina.
El Tramo que lleva el nombre de "Puricelli" de apenas 4 kms. se inicia en las cercanías de la estación de ferrocarril de Cercedilla, ascendiendo a media ladera por la solana del valle a través de una empedrada calzada provista en algunos tramos por potentes muros, llegando hasta las proximidades del Hospital de la Fuenfría donde se junta con oras rutas.
Hoy las instantáneas que traigo aquí son de la bucólica ruta realizada a través de la incipiente naturaleza que empezamos estrenando a comienzos de marzo. Recorremos en suave ascenso el Camino del Agua hasta las denominadas Dehesas de Cercedilla, transitando a media ladera la orilla izquierda del valle, descendiendo desde las Praderas de Majavillán por la Senda Puricelli, que discurre por mitad de la otra vertiente (derecha) del vallejo, hasta llegar a la población de Cercedilla.
Esta localidad, donde somos bien recibidos por los "parraos" (gentilicio de Cercedilla), de siempre ha sido acogedora para las gentes que hasta ella llegaron buscando una paz y una naturaleza que la cercana urbe de Madrid les hurtaba. Hasta aquí llegaron siendo bien atendidos poetas, escritores, médicos o artista que hoy forman parte de su nomenclatura urbana y paisajista: José Canalejas, Francisco Giner de los Ríos, Santiago Ramón y Cajal, Vicente Aleixandre, Juan Ramón Jiménez, Luis Rosales, César Manrique, Gloria Fuertes o Joaquín Sorolla quien en ella falleció. Incluso hasta aquí estuvieron temporadas Emilio Botín o las hermanas Koplowitz, pero estos son virtuosos de otra índole.
De nuevo dejo por aquí una recomendación si acaso es la hora de comer y el cuerpo nos pide sustento. Se trata de Los Sarmientos de Gómez (antigua Casa Gómez), un establecimiento de lo más recomendable, que se sitúa a las afueras de la población de Cercedilla, ya en la carretera que nos llevaría hasta Los Molinos una ver pasado por el túnel que cruza por debajo de las vías del ferrocarril un kilómetro más adelante a la derecha (hay aparcamiento): Avda. Francisco Fernández Ochoa 6, Cercedilla, Tf. 918 520 689. Si se va en fin de semana imprescindible hacer reserva.
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