jueves, 14 de mayo de 2020

- Guadix y su comarca

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Con este completo la docena de artículos elaborados durante mi reclusión, internamiento y aislamiento coronavirulesco, dos meses también de retraimiento del intelecto. 

En el medio mitad del altiplano que se despliega entre las sierras de Cazorla y Nevada se extiende la Hoya de Guadix, una depresión natural que ha servido desde los tiempos que habitaron estas tierras los primigenios humanos, como lugar de paso hacia poniente o levante por sur de nuestra maltratada piel de toro. Que aunque de complicado trasiego por sus profundos barrancos, la historia no ha querido olvidar, convirtiéndola en una de las ancestrales cunas del hombre en el sureste ibérico, siendo buena prueba de ello los casi 250 Dólmenes de Gorafe que podemos encontrar en las riberas del rio Gor. 

Formadas en gran parte por terrenos yermos e impresionantes barrancales, como el de Los Coloraos, estas ásperas tierras del altiplano granadino, han sido de siempre lugar de paso y asentamiento de distintas y diferentes civilizaciones, culturas y religiones, habiendo servido de base para asentar en ellas sus posaderas tanto: iberos, como romanos, bizantinos, visigodos, musulmanes y cristianos de todo tipo.  

Ubicada el norte de la provincia de Granada y de la Sierra Nevada, la urbe de Guadix es considerada como uno de los asentamientos humanos más antiguos de la península ibérica. Encontrándose bajo su actual trazado culturas ya extintas que solo forman parte de la historia, a las que se han superpuesto otras que también han desaparecido del lugar, pero cada una de ellas ha ido dejando algo de su peculiaridad, y no solo en los restos de la ciudad, también en el carácter de sus gentes. 

Su nombre le proviene de una arabización de la "Acci" romana, conociéndose en época musulmana como Wadi Ash (río Ash), resultando en el tiempo como Wadi Ish y finalmente en Guadix.  

Al recorrerla uno se da cuenta de su enorme monumentalidad, pudiendo observar al transitar por su irregular y enmarañado casco antiguo, la cantidad de casas señoriales y palacetes que en nuestro deambular contemplamos, pero bien es verdad que gran parte de ellos, la mayoría, están cerrados a cal y canto. Convirtiéndola en una interesante población con muchas joyas ocultas, pero con demasiadas puertas
clausuradas, no pudiendo ser accesibles cantidad de edificios que están cerrados, y en muchos casos en pleno proceso de abandono, desamparo e incluso ruina. La pérdida de población hacia grandes núcleos urbanos (y eso que Guadix supera los 18.000 habitantes), ha sido también aquí una constantes, debido principalmente en la búsqueda para mejorar los recursos económicos de sus pobladores, habiendo llegado también "La España vaciada" hasta estas urbes del meridión hispano. Habiendo provocado este desarraigo una amenaza más para con el patrimonio arquitectónico del lugar. 

Tras estas inaccesibles construcciones se ocultan muchas historias y secretos, creándome la sensación (generalizada con otros muchos lugares patrios) de que las posibilidades de su aprovechamiento cultural y turístico no están ni mínimamente logradas, pero aquí esa percepción aun ha sido mayor. 

Tras cenar en Boabdil  (Manuel de Falla, 3), descansar en buen colchón del Hotel Palacio de Oñate y tomar unos churros para desayunar (acto casi obligado, cual asistencia a misa dominical) en el quiosco de la Churrería Serrano en plena entrada del Parque, o también para que no se ponga receloso en la Cafetería Versalles, justo enfrente. Nos disponemos a realizar una encantadora y tranquila visita con Montse, guía conocedora de la ciudad y su historia, así como dueña de la tienda el Duende de la Plaza (Plaza de la Constitución o de las Palomas nº 15). Plaza donde también se halla El Refugio, un bar en el que se pueden visitar unos túneles que se usaron para proteger a la población de los bombardeos durante la Guerra Civil, pero que son más antiguos y según parece conectan con la Catedral y la Alcazaba. 

No voy a pormenorizar los atractivos de la accitana población, que para eso están las guías al respecto y la bien dispuesta Montse, pero sí dejar algunos apuntes curiosos como el relacionado con los túneles bajo el bar de la plaza. 

Tras la fritanga de harina, nos colamos a la urbe a través de musulmana Puerta de San Torcuato (me imagino que tal nombre no se lo pondrían los moriscos) camino hacia la Alcazaba a través de la calle Ancha, dejamos a siniestra la iglesia de Santiago y a diestra el Palacio Peñaflor y su característica balconada. Llegados a la parte alta de la urbe nos encontramos la rojiza Alcazaba árabe. Muy deteriorado por múltiples peripecias y abandonos, en la actualidad se está estudiando su limpieza y posible apertura para que el público en general pueda acceder a su visita. 

Comenzando a descender nos encontramos en la calle Concepción, siendo en ella donde se ubica el convento de la Orden Concepcionista, monasterio de clausura que después de casi cinco siglos de existencia en Guadix cerró sus puertas el día 17 de marzo de 2018. Continuamos hasta la trasera de la Catedral para acercarnos hasta la Plaza de Villalegre donde se situaba el Hospital Viejo, lugar donde al hacer un arreglo de su fachada lateral se encontró parte del paño de una antigua sinagoga, que ahora se ha dejado a la vista. Justo enfrente se ubica el cuidado Palacio de los Marqueses de Villalegre, del que cuentan ha estado habitado por una singular inquilina, la misteriosa señora Luisa (o la fantasma del moño) que se paseaba y desaparecía según le convenía. Al parecer era el espectro de una antigua portera que tenía su domicilio en una de las salas bajas del palacio cuando el edificio era una corrala de vecinos. 

Al lado, nada más cruzar el callejón del Arco, se halla la Catedral, un esplendido edificio barroco de entre los siglos XVI y XVIII, al que se le está dando un práctico uso con los conciertos de música culta. En su interior se encuentra una perfecta replica de una "Piedad" de Miguel Ángel, que destruida completamente durante nuestra contienda civil, se ordenaron sus trozos en 1970 restaurándose a su estado original en el primer año del nuevo siglo. 

Pero sin duda el ultimo (por ahora) y más espectacular hallazgo de la ciudad ha sido el "Teatro Romano", que recupero la luz al irse a construir un aparcamiento para vehículos donde se ubico hace 2.000 este foro de la cultura. Sin duda una mala noticia para los "Cayetanos" que se han quedado sin poder aparcar en una zona de bares de Guadix, pero una buena noticia para el resto de los humanos. Os preguntareis quiénes son estos enigmáticos "Cayetanos"....... en un par de días os descubriré el misterio, sed pacientes. 

En el extremo sur-occidental del coliseo romano, se alza como escondido el Torreón del Ferro de origen árabe. Y si seguimos callejeando en dirección a poniente llegaremos hasta el Barrio de San Miguel que antaño fue un arrabal de Guadix. Convertido en el barrio mozárabe (cristianos en territorio musulmán) en tiempos musulmanes pasó a ser lo opuesto tras la conquista castellana, el barrio morisco o mudéjar (musulmanes en territorio cristiano) y el más problemático durante el siglo XVI. Podemos acceder hasta el Mirador de la Magdalena para obtener una imagen que conservar en nuestra retina. 

Por último no podemos dejar de visitar el Barrio de Las Cuevas, esencia de Guadix y uno de los reclamos turísticos de la localidad. Situado al sur, en las afueras de Guadix, lo habitan alrededor de unas 3.000 personas de estrato social humilde, formando el conjunto de viviendas trogloditas más importante de toda Europa. Se cree que su origen se remonta a finales del siglo XV cuando los Católicos Reyes, finalizan la reconquista de los territorios musulmanes, cuando la población morisca utiliza estos montículos y cárcavas arcillosas para escavar en ellas sus habitáculos. Llegándose a contabilizar en la actualidad hasta 2.000 viviendas de este tipo que se extienden por una extensión próxima a las 200 hectáreas. Es aconsejable llegar hasta allí en vehículos y después de visitar la zona próxima a la Plaza del Padre Poveda, acercarnos hacia el ocaso del día hasta el Mirador del Cerro de la Bala, para observar el atardecer sobre la ciudad. 

Pero la capital accitana es apenas la guinda de un pastel que tiene muchísimo que ofrecer, toda vez que la Comarca de Guadix es una de las más completas para visitar de la provincia granadina de la que ya me he referido y escrito en las entradas de este blog dedicadas a los Dólmenes deGorafe y Los Coloraos. 

Quiero hacer especial referencia a la población de Benalúa, pueblo donde fue parida mi querida amiga Lola y es por ella que dedico estos párrafos a esta población y al origen de su nombre. Siete kilómetros y medio al norte de Guadix se sitúa Benalúa, que por apellido lleva el de la capital accitana, se sabe habitada desde el siglo I por los romanos que se asentaron por aquí al amparo de la población Julia Gemella Acci (Guadix), estando ubicada longitudinalmente a lo largo de una de las ramificaciones de la Vía Augusta, calzada que unía Cástulo (cerca de Linares) con Acci (Guadix). Con la posterior invasión de los musulmanes en el Siglo VIII, se convierte en una alquería (finca o caserío) en donde la tribu árabe de los Ragi’a habitaba un conjunto de cuevas protegidas por torres para vigías. 

Siendo es esa época de donde debemos buscar el origen del topónimo, pues Benalúa puede provenir de: "ben-al-luba", o quizás de "ibn al luba" (hijo de loba), o por extensión "lugar o tierra de lobos". "Luba" de "lupa" (loba en latín); la «b» intervocálica cae: ibn al-luba - benaluba - benalúa. En este caso se combinan las raíces árabes y romanas. Otras propuestas basándose sólo en la etimología árabe son: Ben-Allah (casa de Dios o sitio de los elegidos) o Ben-al-Guad (junta de los ríos).
 
Lola……………… cuídate y sigue sonriendo. 

Fuera de la comarca de Guadix encontramos dos lugares interesantes de conocer: Castril al norte, y los Cahorros de Monachil al oeste ya cerca de Granada. 

El primero, "Castril", de buena estampa serrana al abrigo de un altivo y roquedo castillo, con blanco y empinado caserío. Desde el que se puede realizar un bello y tranquilo paseo por su derredor, con bonitas instantáneas en muchos de sus rincones.
 
El segundo "Los Cahorros de Monachil", es uno de los barrancos por donde desaguan los torrentes que descienden de la Sierra Nevada. Un recorrido de unos 4 km. por un estrecho desfiladero con cascadas, cuevas, puentes colgantes en medio de un singular paisaje al que dedicar una mañana.

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