Pincha aquí si deseas ver las fotos de "Baelo Claudia y la Costa de Cadiz" y si quieres verlas en pantalla completa pulsa en la tecla "F11"
A mitad de camino costero entre Trafalgar y Algeciras, situada estratégicamente en la ensenada de Bolonia, al poniente de las Columnas de Hércules, a menos de 20 kilómetros de Tarifa y en pleno Estrecho de Gibraltar, la ciudad romana de Baelo Claudia han estado ignorada hasta principios del siglo XX, cuando el francés Pierre París comenzó su excavación sacando a la luz de entre las dunas y pegados a la playa, los primeros restos de la civilización romana allí existentes.
Sobre un anterior asentamiento fenicio, comienza a desarrollarse durante el siglo II a.C., teniendo su máximo esplendor en la mitad del siglo I de nuestra era, iniciando su decaimiento 100 años mas tarde, acusado este por un posible terremoto sufrido en el siglo III, culminara con su abandono en el siglo VII.
Esta huida, al contrario que otros asentamientos romanos de nuestra piel de toro, que desarrollaron culturas de épocas posteriores superpuestas, como es el caso del mismo Cádiz que por aquí ya he relatado, han dejado al descubierto un entramado urbano que aun no siendo tan notable como los existentes en otros lugares peninsulares, tiene la particularidad de dejarnos intacto lo que se puede calificar como la ciudad romana más completa, fiel en su diseño y mejor conservada de toda España, pues aquí podemos localizar todos los elementos representativos y esenciales del prototipo de urbe romana, acueducto, muralla defensivas, foro, templos, basílica, edificios administrativos como archivos y curia, mercado, teatro, termas, tiendas, viviendas, alcantarillado, avenidas (cardo máximo y decumano máximo), necrópolis y una importante zona industrial, la mas próxima al mar, dedicada fundamentalmente al salazón de pescados “garum”, con el que abastecían a gran parte del imperio, incluso a la propia Roma, sirviendo también como trueque con las colonias y tribus del norte africano, situado justo enfrente, fundamentalmente con Tánger, de la que dista apenas 35 kilometros.
“Belon (Baelo) es el puerto donde generalmente se embarca hasta Tingis (Tánger), en Maurusia. Es también un emporio que tiene fabricas de salazón”
Geografía de Estrabón (III, 1, 8)………..año 18 d.C.
Un discutido edificio a modo de centro de interpretación, recepción y pequeño museo nos dará la bienvenida. Sobre su diseño cúbico y de formas definidas, se han vertido críticas y mi aproximación a priori hacia su visita, era en cierto sentido negativa, pero una vez visto y recorrido, esa animadversión se transformó en agrado. Creo que está muy oportunamente situado, lo suficientemente alejado del yacimiento como para no interferir en su visión de conjunto, siendo su arquitectura, líneas, espacios y color, lo justo de acertado con lo que hoy se puede esperar de un valiente diseño constructivo.
Aconsejo después de pasear las ruinas acercarnos al chiringuito de Otero, esta pegado a ellas, y tomarnos su suculento potaje, acompañándolo con un pescado de temporada, unos chipirones a la plancha o la jugosa tortilla de patata.
Desde este mismo lugar, el 21 de octubre de 1805 se pudo ver pasar la flota franco-española, incompetentemente capitaneada por el almirante francés Pierre Villeneuve camino de su trágico final en la batalla de Trafalgar, situado a una treintena de kilómetros y donde perderían la vida el almirante Nelson por parte inglesa y el capitán general de la armada Federico Gravina por la parte hispana.
En Tarifa además de disfrutar del color de su luz y de sus “brisas”, recorremos el casco urbano y visitamos los castillos de Guzmán el Bueno y de Santa Catalina.
Paseamos hasta el faro de Trafalgar entre parajes lacustres y dunas solitarias, aquí es donde nos encontramos con la historia del fracaso de la naval batalla, pero nos sobreponemos del ridículo ante los británicos, con las vistas que desde allí hay al crepúsculo de una tarde de frío invierno.
Sanlucar de Barrameda, Barbate, Conil, Zahara de los Atunes, Caños de Meca, son lugares aun no sobrepasados por el especulativo ladrillo, reservando playas a las que todavía se puede el humano acercar sin ser pasto del griterío y la horterez. Después adentrarnos al interior y recorrer las encaladas calles del sinuoso recorrido urbano de Vejer de la Frontera, del que no podemos partir sin adquirir en la carniceria Paqui, ubicada en la Plaza España, 4, su "lomo en manteca". Curioso apellido de algunos pueblos de por aquí este de “la Frontera”, que les viene de cuando en tiempos de la reconquista, separaba tierra de “moros” y cristianos.
Aun queda en la provincia de Cádiz sus serranías y sus bosques de interior, pero eso será para otro periplo, para otra escapada.
Agradable lectura para un día como hoy. . . . . . para tí una rosa.
ResponderEliminarPreciosas fotos grises de aquel frio atardecer.
Elena