
Cauterets, población situada a los pies de estas montañas sigue siendo la misma villa decadente de siempre, con la arquitectura típica de las poblaciones-balneario del siglo XIX, si acaso ahora al

Su nombre le viene de "Caoutares" manantiales de agua caliente y el esplendor a esta villa pirenaica le surge de sus afamadas termas, ya usadas en tiempos de los romanos. Siendo durante la estancia de Margarita de Navarra, en 1539, cuando Cauterets adquirió notoriedad. Durante el siglo XIX por ella paso gran parte de la aristocracia no solo francesa, también del resto de Europa, nombres como los de George Sand, el cardenal Richelieu, Chateaubriand, Claude Debussy, Gustave Flaubert, Napoleón III, Eduardo VII de Inglaterra y hasta nuestro Alfonso

“Vengo del mar y estoy en la montaña. Solo es, por decirlo así, cambiar de emoción. Las montañas y el mar hablan al mismo lado del espíritu. Este valle es apacible, el escarpamiento es silencioso. El viento calla. De repente, en un recodo de la montaña aparece un torrente. Es el ruido de la pelea y tiene su aspecto”
El encanto de estas poblaciones y estos valles del otro lado del Pirineos es magnifico, pero lo que me hace volver aquí es la grandeza de sus montañas, sobre todo el Vignemale, macizo calcáreo de imponente grandiosidad e inhóspita belleza, que descubrimos en su inmensidad a medida que ascendemos por el valle de Gaube camino

El Vignemale, denominado Comachibosa en tierras aragonesas, es la montaña de los Pirineos Franceses, es la de mayor altura al otro lado de esas fronteras que separan estados, pero que por aquí unen a gentes de la misma condición, embelesados por estas rocas y el magnifico entorno de esta naturaleza sobrecogedora e imponente. No es la cumbre más alta de los Pirineos, pero es sin duda la montaña más sugestiva. El glaciar de Ossoue, por el que se asciende a su cima, es el más importante de toda la cordillera, sus imponentes paredes de roca junto con sus eternos hielos, la han hecho digna de ser considerada la más alpina de todas las cumbres de Pirineo.
La primera ascensión al Vignemale es atribuida al guía Henri Cazaux y su cuñado Bernard Guillembert en 1837, aunque es muy posible de que anteriormente fuera coronado en 1792 por los cartógrafos Simón Guicharnaud y Capdevielle. La primera mujer en alcanzar esta cima en

Pero esta cumbre tiene un personaje propio, un personaje único como no ha ocurrido con ninguna otra gran montaña, el Vignemale es la historia de Henry Russell Killough, el Conde Russell. De origen irlandés pero nacido en Toulouse en 1834, aristócrata atípico, dedico su juventud a recorrer gran parte del mundo, visitando América del sur, Cabo de Hornos, Rusia, Siberia, China, Tibet y el Himalaya, Japón, Estados Unidos, Canadá, hasta recorrió las tierras de Australia y Nueva Zelanda, de todos los lugares visitados relato en sus escritos las experiencias vividas y hasta parece que de ellos se sirvió Julio Verne para algunas de sus obras como Miguel Strogoff o retratarle en la Vuelta al Mundo en ochenta días a través del personaje Phileas Fogg. Pero su pasión eran las montañas y concretamente el Pirineo, el cual veía a diario desde la ventana de su morada en la población de Pau, sentía admiración por los precursores del pirineismo como Ramond de Carbonnières o Vicent de Chausenque y como ellos se dedico a recorrerlas y a escribir sobre ellas, en multitud de artículos y en numerosos libros.
Vestido con un original ropaje al cual se había habituado en sus viajes por oriente, calzado de las botas de clavos que mandaba fabricar a propósito y ayudado por su bastón de fresno, era persistente en sus recorridos por los Pirineos de uno y otro lado, recorre los Montes Malditos,



“Así es como entiendo la felicidad. Nunca he amado la vida civilizada”
También quiso conseguir que su montaña superase los 3.300 mts. y mando construir en la cumbre de Gran Vignemale una torre de piedra de mas de tres metros, pero afortunadamente la sabia naturaleza al paso del tiempo volvió a poner las cosas en su sitio, esa naturaleza también la he sufrido y he podido sobrecogerme en su cumbre oxidada de pirita, de cómo los rayos de las tormentas que nos enviaba el Dios Zeus, jugaban al azar con nosotros, mientras trepábamos camino de su cima.

Esta definición que de él he encontrado, es el compendio de una vida dedicada a las montañas:
“Vivió la montaña con la pasión de un enamorado y con el recogimiento franciscano de un místico. En la soledad y la belleza de los espacios agrestes de los Pirineos, persiguió una elevación espiritual que al descubrimiento de lo nuevo añadía un deseo de fundirse con la naturaleza en su estado más puro y genuino. En el esfuerzo de las largas caminatas, supo apreciar con sensibilidad exquisita toda la poesía que atesoran las piedras, las nieves, las aguas y los bosques de las hermosas montañas pirenaicas”
Comparto plenamente la admiración de este pionero por estas alturas, sobre las que en su libro “Recuerdos de un montañero” escribió:
"He visto bastantes montañas: el Himalaya, los Andes, los picos fúnebres de Nueva Zelanda, los Alpes y el Altai; todas, más nevadas que ahora. Durante toda mi


Si Russell quedo tan impactado por esta montaña no fue por mera casualidad, sino porque sus espectaculares siluetas, vistas ascendiendo desde el Valle de Gaube, son capaces de cautivar a cualquier visitante, sea este montañero o no. Solo espero que algún día algunos de los que leéis estas paginas os acerquéis a recorrer estos caminos y os llenéis de la naturaleza y grandiosidad que rezuma por cualquiera de sus valles y cumbres.
CASI UN POETA, ME ENCANTA TU PROSA Y NO DIGAMOS TUS VIAJES, QUE ALGUN DIA DECIDIRE SEGUIR, CON TUS TEXTOS COMO GUIA DE VIAJE. DESDE MI RESIDENCIA EN ALASKA SIGO TUS VIAJES POR TODO EL MUNDO, DEJANDO VOLAR MI IMAGINACION Y EN OCASIONES SIENTO ESTAR CAMINANDO POR ESOS PARAJES QUE TAN APASIONADAMENTE ME DESCRIBES.
ResponderEliminarUN ABRAZO DE PACO EL ESKIMAL
PD. ESTE VERANO EL SOL CASTIGA FURIOSAMENTE COMO SI FUESE A EXPLOTAR, QUEMA LA FRENTE COMO FUEGO, YA TE CONTARE EN INVIERNO