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Al norte de Siria, en una extensa zona entre la frontera Turca y la ciudad de Hama, en las proximidades de Aleppo segunda ciudad siria, entre el desierto y el fértil valle del río Orontes, se asentaron durante los siglos IV y VII una importante comunidad Bizantina creando innumerables poblaciones diseminadas por los terrenos calizos del Belus Massif, en los que desarrollaron su economía diaria.
De estos asentamientos nos han llegado a la actualidad mas de 800 aldeas, salpicando toda la geografía de la zona, la mayoría de ellas aisladas en los paramos, abandonadas por sus moradores en las postrimerías del siglo IX.
Bien conservadas, en muchos casos por la singularidad de sus construcción y la calidad de sus materiales, son el escenario de un museo no programado y casi viviente de una realidad diaria ocurrida hace mas de 1.500 años. Sorprende su paisaje, el contraste cromatico de los colores grises y rojos de sus piedras, sus iglesias, sus calles vacías, los adornos de sus dinteles, los símbolos religiosos por doquier..............sorprende su cuidado abandono.
¿Cómo y porque estos lugares dejaron de ser habitados de forma espontánea en una época determinada?.......es una incógnita y un misterio que los arqueólogos y antropólogos de hoy en día todavía no han sabido resolver, misterio que aumenta el interés por su visita.
A su alrededor podemos encontrar actualmente localidades de población musulmana, en algunos de los casos con casas bizantinas integradas dentro de la misma aldea, pero estas son excepciones; no parece que haya habido una integración de ambas culturas, tampoco han sido profanados los símbolos religiosos de carácter cristiano, ni se han esquilmado sus restos para las nuevas construcciones, como ha ocurrido a lo largo de la historia en la mayoría de lugares semejantes, de los que en nuestra geografía ibérica tenemos ejemplos como para llenar una enciclopedia.
Pasear sus soledades es trasladarnos a otra época, casi podemos oír las voces de sus originarios moradores, la imaginación nos transporta al pasado, nuestras miradas investigan todos sus espacios y recovecos, nuestros pies saltan de piedra en piedra buscando misterios imposibles de descifrar.
Dedicamos un par de días a visitar estos lugares, días grises y lluviosos, de cielos encapotados, pero también regalados por momentos de luz, donde los relieves de sus dinteles cincelados con su imaginería, quedaban grabados no solo en nuestras fotos, si no también en nuestras mentes.
Camino de Qala’at Sama’an (fortaleza de San Simeón) comenzamos a introducirnos en estos parajes, pero fue en la Basílica de San Simeón donde encontramos el misticismo de estas construcciones por primera vez .
Curiosa es la historia de este santo asceta, que junto con Ignacio y Juan Damasceno se asentaron por esta tierras, dedicando su vida de eremitas al misticismo de sus creencias. Simeón fue un curioso pastor que en el siglo V, tras una visión divina ingreso en un convento, pero al resultarle monótona la vida monacal se retiro a los montes en donde decidió vivir en lo alto de una columna de tres metros, la cual a lo largo de 36 años fue haciéndola crecer hasta conseguir que tuviera una altura de quince metros, donde encadenado al cuello paso el resto de su vida sermoneando a los peregrinos que por su fama acudían al lugar, de hay le viene a este singular personaje el apodo de “el estilita” (del griego stylos = columna). Al fallecer, en ese el mismo lugar se levantó una basílica que en su tiempo fue la de mayores dimensiones del mundo cristiano, la que en lo alto de una colina con impresionantes vistas de sus alrededores visitamos.
Sobre la historia de este extravagante o loco santo, Luis Buñuel en 1965 rodó "Simón del desierto", en ella el cineasta con su peculiar acidez critica nos traslada su vision peculiar de la vida de este insolito personaje .
No muy lejos de allí aislada en una colina, podemos visitar la basílica de Mushabbak del siglo V, en sus inmediaciones una familia de beduinos allí asentada con sus ovejas, nos acompaña en nuestro recorrido.
Qalb Lozeh es otra de esas hermosas basílicas que podremos admirar, situada en medio de una población, data su construcción del año 460, situada cerca de la frontera turca y apartada de las rutas turisticas, merece la pena acercarse, pues se trata de uno de los monumentos eclesiásticos mas celebres de Siria, al ser la más antigua construccion de este tipo de todas las que se pueden contemplar.
Al sur de Aleppo esá la mayor concentración de estas “Ciudades Muertas”, en el espacio de un pañuelo podremos visitar un montón de ellas, pero es sin duda Sergilla la que mas nos dará una idea de la forma de vida de sus antiguos habitantes. Es la mas sugerente y mejor conservada de todas, calles intactas, basílicas, hospederías, palacios, almazara, baños, lagar, necrópolis, termas, ...........etc.; nos dan una idea de la prosperidad que tuvo esta zona en los tiempos de su construcción entre los siglos IV y VI. Pasearla con tranquilidad es asomarnos al pasado, aquí es donde nos da la sensación de que sus habitantes se hubieran ido de un día para otro, y de ahí parte el misterio de su abandono, toda vez que estas poblaciones nunca fueron atacadas ni saqueadas.
Visitamos tambien Al-Bara, la mas grande de todas y que habremos de descubrirla entre los olivos, aquí podremos encontrar unos curiosos y originales sarcófagos de forma piramidal. En Jerada son unos chicos los que nos van mostrando los restos, que en algunos casos están integrados en la nueva población.
Pero sin duda es Ruweiha la que nos causó una mejor sensación. Sería la hora de la tarde, sería que está todavía habitada en parte por familias beduinas que han acondicionado algunas de sus casas como moradas, sería la envoltura del paisaje, ....o sería el misterio de sus restos, lo que nos creó un estado especial en nuestro animo. En ella pudimos relacionarnos con pastores y descubrir las sonrisas y las candorosas miradas de algunas de las jóvenes muchachas que a nuestro alrededor compartían esos momentos del atardecer.................aquí el sol nos regaló una despedida especial.
A la mañana una torrencial lluvia nos guió hasta refugiarnos en la población de Ma'arrat al-Numan. En un caravansar del siglo XVI, el mas grande de toda Sira, pudimos admirar una selección de mosaicos extraídos de las aldeas bizantinas, los mejores que nuestra vista ha podido admirar en todo el recorrido; escenas de caza, figuras geométricas, animales, hasta figuras humanas llenas de todo detalle y un gran cromatismo. Pero una vez mas la historia es la protagonista de esta urbe poco visitada por las masas multicolores del turismo foráneo, Maarat que es como se la conoce vulgarmente, ha pasado a los anales históricos por el hecho acaecido el 12 de diciembre de 1098 cuando las topas Cruzadas al mando de “Raimundo de Tolosa” toman con engaños la ciudad pasando a cuchillo a toda la población, hirviendo en pucheros a sus habitantes, empalando a niños en espetones y devorándolos después asados.
Estos hechos no solo están documentados por cronistas musulmanes de la época, como contarán Ibn-al-Atir o Usama Ibn Munqidh, también están relatados por cristinos participantes en la toma de la ciudad como Alberto de Aquisgrán o el cronista franco Raúl de Caen.
Amin Maalouf, en su libro “Las cruzadas vistas por los árabes” (obra que aconsejo ojear para tener una vision mas plural de la historia, de los integrismos religiosos y de lo que el ser humano puede hacer en nombre de los Dioses) recoge estos hechos y el sentimiento que ha llegado hasta nuestros días de ellos en esa población.
Estos acontecimientos llegaron un año después a conocimiento del Papa Urbano II (promotor de esta “Cruzada”) , justificándose los mismos por "la terrible hambre que asaltó al ejercito en Maarat y lo puso en la cruel necesidad de comer cadáveres de los sarracenos”. Desconociendo por mi parte hasta la fecha si este episodio conllevó la excomunión de los instigadores de esta matanza o si alguna conferencia episcopal de entonces négara la comunión a alguno de sus ejecutores.............. y aquí llamamos integristas a los de allí, .......................pero esto es la historia y así la tengo que contar.
Punto y aparte merece Apamea, muerta como ciudad hace ya casi novecientos años, no pertenece al conjunto de las Ciudades Muertas bizantinas pero situada muy próxima a ellas. Fue fundada hacia el año 300 a.C. por el rey selyúcida Seluco I, a la que nominó con el nombre de su esposa. Los restos que aqui contemplamos son de época romana, pues en el año 64 a.C. fue conquistada por "el imperio", quien verdaderamente la doto del esplendor y la grandeza que hoy en día desprenden sus restos.
Asentada en una verde campiña sobre una colina en las cercanías del río Orontes, Apamea se convirtió en un importante centro mercantil que unía el puerto de Latakia con el oasis de Palmyra. Con la caída de Bizancio, fue poco a poco cayendo en declive hasta que terminaron con ella los seísmos de 1157 y 1170, dejándonos hasta ahora los restos de su decadencia, sobre los que nos imaginamos lo que puedo ser esta urbe en su pleno esplendor.
La ciudad de las “mil columnas” rivaliza con Palmyra en su grandiosidad y belleza, una calle columnada de casi dos kilómetros nos da la bienvenida, recorrerla en soledad sobrecoge, una hilera casi interminable de columnas nos vigilan a ambos lados, la calzada desgastada por el paso de los carruajes, los frisos esculpidos con hojas de acanto, hasta un comentario sobre la regulación de la prostitución nos comentan que hay en uno de ellos. No tiene a su alrededor la grandiosidad de los templos o los restos de construcciones que Palmyra, pero en verdad que su Cardo Maximus impresiona con sus columnas de granito labradas en espiral, uno de las más grandes y bellos de la antigüedad clásica. El gris es aquí el color predominante, por el color de la piedra de su construcción y por el cielo plomizo que nos cubre casi todo el día, pero algún rayo de ese sol de tarde lucha por salir y consigue encender esa luz especial que ilumina con claridad lo que nuestras pupilas están deseosas de percibir.
............................seguiré otro día con mas batallitas, de momento espero que estas os hayan interesado.
Que sorpresa tan agradable encontrar estas fotos y estos comerntarios.Estoy leyendo la Historia de las guerras persas de Procopio de Cesarea que discurre por esos lugares que me gustaría tanto visitar.Fascinante, como pocas,la historia de esas regiones y los dramáticos esfuerzos por poseerlas de tantas culturas distintas. Felicidades.
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