Como un buitre leonado más Sepúlveda otea en las hoces que se abren a sus pies, elevada sobre riscos que forman los barrancos de los ríos Caslilla y Duratón, sus perspectivas desde cualquiera de los próximos altozanos que la circundan hace que sea uno de los más bellos paisajes de la provincia segoviana.
Antiguo castro celta de indómitos arévacos, por ella pasaron godos, romanos, árabes y hasta reinas y reyes cristianos de noble postín.
Contó con fuero propio de “Comunidad de Villa y Tierra” otorgado por Fernán González para favorecer su reprobación en la frontera con los reinos árabes de la extremadura (extremo del Duero) castellana.
La antigua “Septem Publica” debe su nombre a las siete puertas que como Jerusalén antaño tuvo y que nos han llegado hasta nuestros días casi en su totalidad:
Puerta del Azogue o del Ecce Homo, la mas emblemática de la ciudad, da paso a la parte alta de la misma y al conjunto monumental mas importante de la Villa.
Puerta de la Fuerza. De ella parte una calzada romana que desciende hasta el río Duratón cruzándolo por el puente Talcano. Es aquí donde se desarrolla la leyenda del duelo entre el conde Fernán González y el alcaide árabe de la ciudad Abubad.
“Esta es la puerta de la Fuerza,
ojito con la pendiente,
ninguna mujer se asome,
pues perdera al pretendiente”
Puerta del Río, es una de las mejor conservadas teniendo unas bellas vistas de las huertas ubicadas en las riveras del río Caslilla, es sus proximidades se ubico el barrio árabe, la moreria.
Puerta de Duruelo, se encuentra a la entrada del barrio de san Andrés.
Portiquillo, no esta en muy buen estado de conservación, en sus proximidades podemos admirar unos paños de murallas bien conservados
Portillo del Vado, daba acceso al río y a las huertas, esta puerta ha desaparecido
Puerta Guerrilla o de Sopeña, solo queda de ella un muñón, su única utilidad era servir de escape en caso de sitio.
Los Arcos de la Judería servían de acceso al barrio judío “aljama” situado en esta parte de la urbe, que contaba con una judería muy vieja de “saberes y de poderes”. En la navidad de 1468 un hecho luctuoso acaecido sobre un niño cristiano es atribuido a los judíos, lo que provoca la ejecución de 16 semitas, pero también el saqueo por parte del populacho de todas las casas hebreas, dando muerte a sus pobladores y obligando la huida de los pocos que pudieron hacerlo.
Su medieval traza urbana de sinuosas y empedradas calles invita a descifrarla poco a poco, rincones que nos deparan vistas sobre los paramos próximos y los cortados de las hoces, descubriremos a nuestro caminar edificaciones de otras épocas que el tiempo ha sabido guardar, entre ellas quiero destacar:
Iglesia del Salvador la mas antigua de toda Segovia del 1093 y prototipo del románico porticado segoviano, la torre-campanario esta separada de su única nave.
Iglesia de la Virgen de la Peña románica del siglo XII, de parecida estructura a la del Salvador pero con una portada con tímpano que la hace única en toda la provincia, desde aquí tenemos unas vistas impresionantes de gran parte del tajo que a sus pies forman las hoces del río Duratón. La Virgen de La Peña es la patrona de la Villa.
Iglesia de Santiago hoy convertida en Centro de Interpretación de la Naturaleza, es un exponente del arte mozárabe que podemos admirar en su ábside, posiblemente fuera construida encima de otra iglesia de origen prerrománico, como podemos destacar en una cripta que contiene numerosos sarcófagos de esa época.
Iglesia de San Bartolomé, románica del siglo XI y XII de esta iglesia quiero destacar la escalinata de piedra. regida por un Crucero de estilo renacentista, que da paso al pórtico de la iglesia.
Iglesia de los Santos Justo y Pasto, también de origen románico y recientemente restaurada.
La arquitectura civil esta muy bien representada por, la Casa-Palacio de las Conchas, el Palacio del Moro, la Casa de los Gil de Gibaja y el Palacio del Conde de Sepúlveda, del que destaca el balcón y el escudo de armas sostenido por unas columnas sujetadas por cariátides.
La Plaza Mayor o del Mercado situada extramuros es el centro y distribuidor de la ciudad , tiene forma casi rectangular, donde un edificio barroco conocido como “el registro” se adoso a los restos del un antiguo castillo de Fernán González, son los dos torreones con balcones y espadaña con campanas desde donde se daban los treinta y tres toques al atardecer avisando del cierre de las puertas. Este rincón es la imagen característica que de Sepúlveda hemos podido observar en muchas de las instantáneas.
Desde aquí partirá la ruta que os propongo, acopiando buen pan en algunos de los obradores que hay en Villa, partiremos por la calle Barbacana cruzando la puerta del Azogue para encontrar la Virgen de la Peña, nos dirigimos despues a la puerta de La Fuerza, descendiendo por la calzada romana hasta llegar al río que cruzaremos por el puente de Picazos,el sendero aquí moderara su pendiente y por la orilla derecha del tranquilo Duratón iremos recorriendo los algo mas de 12 km. que nos separan del puente de Villaseca, a donde finalizara nuestra caminata unas tres horas largas después de nuestro comienzo.
Al rato de comenzar pasaremos próximos al puente Tolcano de origen romano, lo visitaremos sin cruzarlo pues nuestro camino sigue la margen derecha del río. Entramos en la zona de reserva del parque debiendo de ser mas cuidadosos con nuestro volumen de voz, estamos en lo que llaman el “meandro abandonado” hay aquí una casa de huerta en ruinas y llegando a la fuente de la Hontanilla la umbría se apodera del espacio a nuestro rededor, la vegetación es selvática, las hojas que el otoño ha dejado caer lo cubren todo, creando una alfombra ocre de color del oro viejo.
La senda transcurre siempre acompañando al río, encajada debajo de los enorme cortados calizos que a nuestros lados contemplamos, la vegetación solo deja entrever el cielo en algunos claros. Pronto llegamos a la Cueva del Cabrón situada a nuestra derecha a media altura del cortado, mas adelante también a derecha podemos acceder por la botadera a la parte alta de la hoz y visitar las ruinas de San Julián.
El puente del Villar por el que podemos acceder a la aldea de Villar de Sobrepeña, lo encontramos a nuestra derecha ya superada mas de la mitad de nuestra ruta, pasamos por la fuente del Chorrillo, el canon se hace algo mas ancho pero mantiene la altura de sus paredes, vemos algunas partes de él que han formado verdaderas agujas rocosas, los álamos blancos nos marcan el camino, el otoño tiñe de oro todo a nuestro alrededor, los buitres nos acompañan desde el inicio en nuestro caminar.
Durante la Guerra de la Independencia, el Empecinado realizó incursiones por la zona contra el ejercito francés de Napoleón, teniendo instalados sus cuarteles en las Cuevas del Cañón del Duratón.
Salimos de la zona de reserva, pasando por la Cueva de los Siete Altares, hay que visitarla aun cuando la hayan protegido con unas rejas de forja para que los descerebrados no acabaran con ella, la encontramos también a diestra, unas escaleras nos sitúan en su entrada, se trata de una capilla rupestre de época visigoda, contemporánea por tanto de los tiempos en que vivieron San Frutos y sus hermanos Valentín y Engracia.
El puente del Villar por el que podemos acceder a la aldea de Villar de Sobrepeña, lo encontramos a nuestra derecha ya superada mas de la mitad de nuestra ruta, pasamos por la fuente del Chorrillo, el canon se hace algo mas ancho pero mantiene la altura de sus paredes, vemos algunas partes de él que han formado verdaderas agujas rocosas, los álamos blancos nos marcan el camino, el otoño tiñe de oro todo a nuestro alrededor, los buitres nos acompañan desde el inicio en nuestro caminar.
Durante la Guerra de la Independencia, el Empecinado realizó incursiones por la zona contra el ejercito francés de Napoleón, teniendo instalados sus cuarteles en las Cuevas del Cañón del Duratón.
Salimos de la zona de reserva, pasando por la Cueva de los Siete Altares, hay que visitarla aun cuando la hayan protegido con unas rejas de forja para que los descerebrados no acabaran con ella, la encontramos también a diestra, unas escaleras nos sitúan en su entrada, se trata de una capilla rupestre de época visigoda, contemporánea por tanto de los tiempos en que vivieron San Frutos y sus hermanos Valentín y Engracia.
Tallados en la roca podemos observar unas hornacinas de distintos tipos que hacían las funciones de altar, también excavadas encontramos lo que pudieran ser celdas donde moraban los monjes.
Seguido cruzamos por debajo del puente de Villaseca donde terminara nuestra ruta, allí encontraremos unos espacios de recreo, el aparcamiento y hasta un chiringuito.
Antes de dejar descansar vuestra vista y tranquilizar vuestras neuronas me tengo que referir a dos lugares mágicos ubicados a tiro de onda, ubicados también en el cañón del río, aunque en la zona embalsada.
Uno menos conocido como es el Monasterio de la Hoz (Monasterio de Nuestra Señora de los Ángeles de la Hoz), ruinas de lo que fue un cenobio monacal fundado por los franciscanos en el 1231 y abandonado por la desamortización de Mendizábal, esta ubicado en el fondo de la hoz que ahora ocupa el embalse de Burgomillodo, se puede acceder a el remando en las aguas por medio de piragua o por tierra firme desde el pueblo de Sebúlcor.
El otro lugar es mas conocido pero no por eso exento de encanto, se trata de la ermita de San Frutos, lugar mágico donde los haya, prodigiosa atalaya del Duratón, es como tantos otros enclaves de este tipo un lugar que sobrecoge, los monjes elegían estos lugares no solo por su lejanía de cualquier urbe que invitase al recogimiento, ni por su proximidad onírica a Dios, estos lugares tienen una atracción especial hacia el ser humano ya sea creyente o no, uniones de fuerzas telúricas, enclaves especiales de los que en la geografía de esta piel de toro contamos con unos cuantos.
Si es verdad que el cielo esta mas cerca, pues la tierra la vemos muy por debajo y ello nos acerca a las nubes..............ummmmmmmmmmm, hasta podríamos pasear por ellas, es como la proa de una embarcación en medio de la meseta castellana, batiendo su quilla contra los vientos de poniente, los atardeceres son desde aquí un regalo a los sentidos, un encantamiento especial nos arrastra con sus colores.
La iglesia románica es lo único que queda en pie de lo que fue un monasterio dependiente del de Silos, regido por la regla de San Benito. Debió de existir en su origen una ermita o santuario dedicada a San Frutos, en el 1076 Alfonso VI se la cedió a los monjes de Silos los cuales poco a poco fueron construyendo el priorato, todavía podemos ver el escudo de Silos sobre el dintel de la puerta principal de la iglesia, casi cien priores rigieron sus destinos, ocupándolo hasta 1836 año en el que también la desamortización de los bienes divinos pasaran a propiedad publica.
Una jornada es suficiente para recorrer esta zona del noreste segoviano y hasta poder degustar en algunos de los figones de Sepúlveda el sabroso lechazo asado en horno de leña, los más antiguos son Paulino y los figones de Trini, Ismael, Zute el Menor y Postigo.
Estupendo tu relato, lo peor de todo no es lo que cuentas, que lo haces de maravillas sino lo que callas que debe ser mucho y muy bonito, no porque no quieras sino que hay cosas que por mucho que lo intentes solo se pueden saber viendolas...
ResponderEliminarSigue que con los textos y las fotos podemos hacernos una muy vaga idea de lo interesante de tus propuestas, que son magnificas..
Que tengas un buen dia. Saludos Pablo.
ME HA ENCANTADO ESTE REPORTAJE, SOBRE TODO PORQUE YA LO CONOCIA, Y VISTO CON TU CAMARA ES ADEMAS MUCHO MAS BONITO.
ResponderEliminarHABER SI APRENDO UN POCO Y TE MANDO UNAS FOTOS DE CANTABRIA
UN ABRAZO. PACO