lunes, 30 de diciembre de 2024

martes, 3 de diciembre de 2024

- Matilla / Dehesa de Rebollo de Duero

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Enterados de la existencia de una singular, agradable y placentera dehesa o “Matilla” en Rebollo de Duero, hasta allí nos acercamos, pues apenas dista de Quintana a vuelo de pájaro unos 20 km. que luego se convierten en más de 36 por carretera al no existir en el río Duero ningún puente que lo cruce en el tramo entre Andaluz / Berlanga y Almazán (32 km.). Si que parece existió en el tramo reseñado una “barca” entre Ciadueña y Sta. Ma. del Parado (muy cerca de la desembocadura del Izana), como otras tantas que a modo de transbordador existieron aguas arriba de la ciudad “adnamantina”: Velacha, Almarail, Tardajos o Ituero, esta última conservada hasta los años 80 del pasado siglo. Transporte que comunicaría las “ventas” existentes en el siglo XIX en cada una de las riberas del Duero, como así lo certifica el mapa de Francisco Coello de 1860. No siendo este trasporte acuático el que nos confunda sobre el origen de la cercana población de Barca como pudiera parecer por su denominación, asunto que intentare aclarar cuando le llegue su turno a esta área de la "historia geográfica" soriana.

Llevado por la curiosidad, he tenido que dedicar algo de tiempo hasta dar con la que podría ser el origen/definición de este apelativo de “Matilla” a la dehesa de Rebollo. Pues podría ser una “mata” pequeña o de porte reducido, también hierbas que crecen juntas formando un apelmazado ramo, en botánica referirse a plantas que se crían en zonas costeras o lugares salinos, o incluso en metalurgia / química a restos fundidos de menas sulfurosas.  Aunque en este caso su significado correcto alude a una “porción de terreno poblado de árboles de una misma especie”, acepción publicada en los diccionarios hasta hace unos años que al parecer ya no está de moda y por lo tanto eliminada. Siendo este el significado correcto para este lugar y otros tantos que he podido encontrar en nuestra nomenclatura refiriéndose a “pequeño bosque”, siendo usado a modo de topónimo en muchas localidades de nuestra geografía hispana, así como de lugares específicos, caso del ejemplo no muy lejano de “La Matilla” en las cercanías de Piquera de San Esteban.

Después de este rollo pseudo-gramatical que no me llevará a ocupar ninguno de los sillones de la Real Academia, nos debemos situar en la población de Rebollo que ribereña al Duero por su orilla izquierda, es donde recorreremos una de las mejor conservadas dehesas boyales de toda la provincia. Situada al norte de su recogido casco urbano y al sur del gran río soriano, se extiende sobre unas 9 ha. de terreno prácticamente plano pero considerablemente interesante aun dentro de su poca difusión. Estamos ante un bucólico enclave de un elevado valor natural, donde poder observar en garantizada soledad un entorno característico de naturaleza autóctona que se ha ido creando a lo largo de cientos de años, sin prácticamente intervenir la mano del hombre.
 

Un espacio de verdor y cierto grado de humedad, en el que poder realizar un agradable paseo entre un buen muestrario de poderosos y vetustos fresnos, considerados como los mayores de Soria, así como magníficos especímenes de mimbreras calificadas como las más soberbias de España. De esta espectacular dehesa; pródiga en árboles centenarios y rescatada por fortuna del ansia “roturadora” y la expansión de la agricultura intensiva en el pasado siglo; fueron seleccionados para un libro sobre árboles notables sorianos de 1991 tres sobresalientes ejemplares arbóreos: uno de sus centenarios fresnos “fraxinus angustifolia” (el más destacado de toda Soria), un saz, sauce blanco o mimbrera “salix alba” situado a la ribera del Duero y un altivo y elegante majuelo o espino albar “crataegus monogyna”.



Delimitado al poniente por el reseco arroyo de la Sinova, este acogedor rincón alfombrado en verde que conforma la dehesa de Rebollo, con los siglos le han crecido cuantiosos árboles transformándolo en una boscosa arboleda, en la que destacan sobre los demás sus majestuosos y venerables fresnos de robustos y fornidos troncos, minados en sus entrañas por la acción de cientos de inviernos. Todo como producto de la despoblación de estos pueblos, también por la transformación de la agricultura y el abandono de la ganadería, entrando esta y otras dehesas que conocemos en situación de paulatino descuido, convertido el sotobosque en espesura y los pastos en terrenos farragosos donde su acceso se va convirtiendo en más dificultoso con el paso del tiempo. Es repetir lo que sucede en la vecina y cercana dehesa de Andaluz, donde también podemos observar singulares y suntuosos fresnos añejos.

 

Pudiendo alcanzar una altura de entre los 5 y los 25 mts. a los fresnos solemos verlos en muchos lugares (fundamentalmente en dehesas) “desmochados”, encontrándonos por ello con troncos muy desarrollados al ser utilizadas sus ramas como forraje para el ganado, “mochas” que en muchos casos llegan a alcanzar más 6,5 metros de perímetro. Su alta resistencia a la humedad y su gusto por el agua les hace ser uno de los habituales en los bosque ribereños de nuestros ríos o arroyos, pudiéndoles también observar en suelos muy pastoreados ya que resisten muy bien esta actividad. Formando parte a la misma familia que los olivos, de sus frutos “sámara” se extraía un aceite muy parecido al de girasol, elaborando con ellos unos encurtidos en vinagre que hacían las veces de alcaparras, utilizándose como condimentos en carnes y pescados. Sirviendo sus hojas como colorante en verde y su corteza para azules.

 

La blancura, resistencia y flexibilidad de su madera la hacen apreciable para ser usaba en ebanistería, y por todos los gremios relacionados con la carpintería, siendo muy usada para la confección de herramientas agrícolas y aperos de labranza (arados, yugos, horcas, mangos para guadañas, mazos, hachas, azadones u hoces.). Siendo fundamental en la construcción de carros toda vez que su madera se usaba en los ejes de sus ruedas, siendo así mismo usada para pavimentos en todo tipo de suelos por su fácil lijado. En tiempos fue muy apreciada, pues con ella se fabricaban excelentes arcos y picas, no siendo de extrañar que las numerosas lanzas del afamado cuadro de Velázquez “La Rendición de Breda” fueran de madera de fresno. Sirviendo así mismo para elaborar toneles para la conservación de aguardientes, y en cestería para cualquier utensilio de almacenamiento doméstico.




En la actualidad su madera es usada para la fabricación de infinidad de artículos deportivos: esquís, mangos de piolet, remos, raquetas de tenis, tacos de billar, e incluso palos de béisbol y hockey. En farmacología sus hojas se han usado desde siempre como laxantes, teniendo cualidades antiinflamatorias, diuréticas, analgésicas y antirreumáticas, siendo efectivas contra la gota, artritis y artrosis. Por otra parte la corteza goza de propiedades digestivas y astringentes.

 

Esta pequeña y hermosa dehesa a orillas del río Duero, nos sirve para dedicarle una agradable y soleada mañana de otoño realizando por ella un encantador recorrido de algo menos de 2 Km. sin prácticamente desnivel. Que partiendo de la Plaza de la Iglesia, donde dejaremos en vehículo, accederemos a la dehesa por el acceso más occidental y saliendo de ella por el más próximo a la población, situado al oriente (apenas separados 160 mts.), regresando al lugar de inicio. Durante la pequeña ruta nos allegamos hasta lo más intrínseco de este mágico lugar, donde observamos el río, que ancho y sereno, hace de lindes con la vecina Centenera de Andaluz, población que podemos distinguir desde la orilla, cercana a la vista pero lejos en accesibilidad.

 

Aparte de la Matilla y el sigiloso discurrir de Duero, la pequeña población de Rebollo nos depara algunas sorpresas más, como es el caso de su otra Dehesa de la Sinova situada a algo menos de dos kilómetros al sur de su casco urbano. De apenas 4 ha. de superficie fue en tiempos propiedad de los duques de Frías (señores y marqueses también de Berlanga de Duero), lugar donde se juntaban a cazar la nobleza y realeza. Recompuesta la propiedad en manos de los vecinos, se sabe de la existencia en sus cercanías de restos de culturas pasadas, hallándose restos de cerámica romana, teselas y alguna pesa de telar “pondus”. 




A unos 700 mts. al este de la población por el camino del cementerio se ubican los restos del yacimiento celtibérico “La Buitrera”, prodigo en molinos de mano y trozos de cerámica. Y por último, junto a una necrópolis medieval en el lugar denominado “La Torrecilla” al sur del pueblo y no muy alejada de La Sinova, los restos de una cimentación cuya disposición y debido a la toponimia de lugar, nos hace presuponer en una más de las atalayas musulmanas existentes en la línea del Duero.

 

Antes de partir, no podemos dejar de ir a ver el “Canto Audana”, monolito ubicado en un cruce de pistas hormigonadas, 300 mts. al suroeste del casco urbano justo detrás de la báscula de pesaje. Dudas hay de su función inicial, de si fuere un hito, mojón, menhir, piedra lindera, aduana o estela funeraria, ya que se trata de un bloque grande de piedra caliza en forma de prisma cuadrado de alrededor 1,80 mts. de altura y una base de 0,70 en sus caras más anchas, en las que podremos observar sendas cruces en cada una de ellas. Antaño, parece que sirvió de mojón para que los vecinos de Rebollo y Velamazán asistieran a la romería. De esta pilastra se comenta, que en tiempos y al ante ella se detuvo una plaga de langosta que avanzaba arrasando los campos

 

No quiero abandonar estos párrafos sin un par de curiosidades sobre esta población. La primera y grata, es que en ella tocó el gordo de la lotería en Navidad del 2006 (33 habitantes), a través del agraciado número 20.297. La otra más execrable acontece cien años antes, cuando en 1908 es muerta una persona por parte de su cuñado antes las dudas de manifiesta infidelidad hacia su hermana, por lo que después de celebrar juicio y aun contando con la defensa del ínclito Eduardo Martínez de Azagra y Torres, relevante personaje soriano por aquel entonces, fue condenado a más de 14 años de prisión.




martes, 26 de noviembre de 2024

- Hayedos de Urbión - Hayedo de la Cabaña o Revinuesa / Laguna Negra de Urbión / Hayedo del Hornillo / Los Abuelos del Bosque

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Nos situamos en “Tierra de Pinares” al regazo y solana de la Sierra de Urbión, una comarca de las más vistosas en vegetación de todo Soria con inmensas extensiones de bosque formado principalmente por pino silvestre, con algunos hayedos y robledales intercalados, así como amplias zonas de matorral y pastizales de montaña, en la que ofrecer a sus visitantes un sin fin de atractivos destinos naturales por su alto valor paisajístico, forestal y faunístico. Ya comenté en los párrafos dedicados al Hayedo del Razón el origen vasco de estas gentes del norte soriano, y Urbión no iba a ser menos, su nombre proviene de “Ur” (agua), “bi” (dos) y “on” (buena), significando en euskera “dos aguas buenas”, siendo estas dos aguas a las que se refiere su apelativo, los ríos Urbión y Duero. Que aun aflorando de la misma mítica montaña soriano-riojana a apenas 800 mts. de distancia, toman caminos dispares, desaguando sus aguas en mares diferentes a una distancia de algo más de 800 km. 

Aun no siendo las cumbres más altas de todo el Sistema Ibérico, la Sierra de Urbión posee la más notable concentración glaciar de toda la cordillera, teniendo su máximo apogeo durante la última época glaciar de cuya plenitud hace ahora 20.000 años. Además de la existencia de elementos glaciares tales como: circos, lagunas, morrenas o turberas, factores característicos de este periodo geológico, se nos muestran aquí otras cualidades que solo podemos observar en montañas de altitudes superiores, como lo son los “valle glaciares”, fenómenos inexistentes en otras sierras del Sistema Ibérico, que aquí llegan a tener una longitud superior a los 5 km. como es el caso del Revinuesa, un situado esencial para percibir la geología de esta Tierra de Pinares.




Hayedo de la Cabaña o Revinuesa

El cauce del Revinuesa aun mantiene de forma apreciable (si sabemos interpretar los mapas) sus morrenas originales, siendo en una de ellas situada por encima y al poniente de lo que en su día fuera el caserío de Santa Inés, a donde dirigimos nuestros pasos para recorrer el Hayedo de La Cabaña o Revinuesa. Siendo a este hermoso y singular lugar al que dedicaremos nuestra primera visita durante las incipientes horas de la mañana, cuando las barderas (nieblas mañaneras y montañeras) ya han levantado, recreándonos entre la placidez de su apacible umbrío y fresco conjunto de hayas. Interesante boscaje, que situado en medio de la más importantes masa de pinar de todo el sur europeo, tuvo su origen hace aproximadamente 12.000 años, justo después de que se retiraran los hielos por estas latitudes.

 

Lugar que pese a estar situado en pleno acceso a la muy concurrida Laguna Negra, no es del todo visitado y menos recorrido, siendo uno de los espacios más sugerentes de esta zona meridional de las cumbres de Urbión. Transformado durante la época otoñal; cuando las hojas ya desgajadas de sus ramas conforman una alfombra bajo nuestros pies, junto con las que a través de sus diferentes tonalidades aún quedan por cortos instantes vivas en sus ramajes; en una enorme y variada paleta de tonalidades ocres.

 

A este musgoso bosque asentado sobre las rocas arrastradas por un añejo glaciar y misteriosa envoltura, lo podemos recorrer a través de las distintas rutas que lo cruzan, puesto que aun nadie se ha puesto a reseñar ninguna específica para ello. Solo una variante del GR-86 está marcada, pero se pueden intuir algunas otras que usando la Senda del Cerro, el Valle del río Revinuesa, la pista de acceso a la Laguna Negra o los Hoyos de la Noguera o alguna que otra vieja vereda de las usaban antaño los carboneros, pudiendo con ello explorar su encantamiento y quietud, descubriendo en nuestro transitar los vestigios de infinidad de emplazamientos donde antaño se obtenía carbón vegetal a base del desmoche de las hayas. Pudiendo para ello partir de la misma pista junto al hayedo, del Aparcamiento del Paso de la Sierra o desde el Caserío de Santa Inés.




El valle del Revinuesa constituye un espacio lleno de colorido, grandiosidad y vida, causando una sensación de magnetismo con la propia naturaleza a rodo el que se acerca. Aguas arriba, a unos 2000 mts. de altitud y bajo los paredones del Zurraquín Urbión, se sitúan la Laguna Larga y la Hoya del Revinuesa, otros de los tesoros que solo descubrirán aquellos que se atrevan a recorrer este extenso, enigmático, solitario y salvaje valle.




Laguna Negra de Urbión

A tiro de piedra del hayedo se encuentra la archiconocida Laguna Negra, no llegando a media legua la distancia que las separa. Sin duda se trata de uno de esos los lugares excepcionales de entorno natural entre los existente en la geografía soriana de la que es abundante (prueba de ello son los párrafos dedicados en estas páginas a multitud de enclaves cuasi-mágicos), y por ello no es fácil ser original al referenciar sus cualidades, pues abundantes plumas y más diestras que las mías ya las han relatado. Por ello solo quiero dejar constancias de algunas agradables sensaciones dejadas en mi visita, así como trasladar algunos datos que me parecen interesantes.

 

De origen glaciar, es producto de erosión producida por el hielo en su arrastre a lo largo de millones de años, cincelando un paisaje único e irrepetible en el que destaca su singularidad y encantamiento. Siendo la más baja e importante de todas las lagunas glaciares del Urbión, manteniendo una lámina de agua que llega alcanzar en sus máximos una extensión de 3,9 Ha. y una profundidad que no sobrepasa los 8 m. Situada a 1753 m de altitud y rodeada por espectaculares paredes graníticas, se encuentra bordeada por una bella vegetación compuesta por selectos y vetustos pinos así como centenarias hayas, trasladándonos a los que hasta ella nos acercamos una sensación de misterio, alcanzado su máximo encanto y grandeza cuando las nieves la cubren con su blanco manto.
 

Es justamente ese halo enigmático que la envuelve, quien ha generado durante siglos una aureola para los que buscan encontrar enigmas en estos lugares recónditos. Siendo convertido en siniestro enclave para las temerosas almas de los habitantes de los pueblos circundantes, sobre el que recaían tenebrosas leyendas ya relatadas desde tiempos inmemoriales. Siendo en 1548 cuando Pedro de Medina nos reseñaba que se trataba de una laguna en la que “han aparecido cosas monstruosas y horribles”, o Juan José García que en 1880 nos traslada que “Hay quien dice haber visto salir de sus tenebrosas ondas un monstruoso animal bajo la forma de un gigantesco lagarto, (…); otros dicen haber arrojado un carnero al fondo de las aguas suspendido en el extremo de, una larga cuerda, y al extraerla a los pocos instantes haber sacado sólo el esqueleto. Hay quien cree que la laguna no tiene fondo…”

 

Atraído por su fama Pio Baroja llegó a este lugar en 1901, trasladándole que la profundidad de la laguna era tal que llegaba hasta el mismo mar, y que a veces en ella se producen remolinos y oleajes de difícil explicación. También la existencia de una bella dama que subyuga desde la profundidad de sus aguas a los hombres, siendo absorbidos por sus aguas para no aparecer más. De estas “fabulas” don Pio público en 1903 su novela El Mayorazgo de Labraz, donde nos traslada la existencia en la laguna de “una mujer que vive en el fondo y mata al que se acerca. Todo el que mira en esa agua muere”.

 

Pero el que en realidad da valor a la más populosa leyenda sobre el lugar es Antonio Machado, que en 1903 versara la leyenda del trágico parricidio de Alvargonzález en su obra “La tierra de Alvargonzález”. Un relato de rencores y asesinatos en el seno familiar, dejando para siempre su huella entre estos lugares: “Hasta la Laguna Negra,/ bajo las fuentes del Duero,/ llevan el muerto, dejando/ detrás un rastro sangriento;/ y en la laguna sin fondo,/ que guarda bien los secretos, /con una piedra amarrada/ a los pies, tumba le dieron”.




Hoy convertida en un mítico lugar de la geografía soriana, solo aconsejo su visita fuera de temporada, a ser posible en día laborable, cuando el autobús lanzadera no funciona y el gentío a la Laguna Negra no es excesivo. Creo que no visitaba este lugar hace lustros, siendo los recuerdos en mi mente de esta anterior vistita un desastre, haciéndome acaso odiar este espacio en estas situaciones llenas de bullicio, alboroto y falta de respeto a todo el entorno que nos rodea. Convirtiéndose la excursión en irracional y antagónica, estando en un espacio de naturaleza fuera de la naturaleza, donde conciliar el “yin” y el “yang” al mismo tiempo …….. por poner un ejemplo actual podríamos decir que es como atacar a la Ministra Rivera para tener que defender a Mazón.




Hayedo del Hornillo

A tan solo 2,3 km. en vuelo (7,2 km. en coche = 14 min.), llegamos a otro de los lugares más sugerentes de estas sierras, sobre todo en época otoñal, tal y como hemos hecho nosotros   en venir. Se trata del Hayedo del Hornillo, ubicado en la ruta (pista asfaltada) que desde la Laguna Negra se dirige hasta Covaleda por la sierra, justo por donde corre el arroyo de la Torneda aguas abajo del Paso del Hornillo, siendo por lo tanto su acceso muy accesible en vehículo.

 

Estamos de nuevo en unos de esos lugares poco conocidos, pero que nos llenan de emociones al ser reconfortada nuestra visita con la gratitud y el reconocimiento por parte de estos esbeltos y señoriales troncos de tono gris perla, que se sienten complacidos al ser visitados. El arroyo de la Torneda donde da comienzo esta maravilla de paraje, es el lugar donde se ha podido localizar el escurridizo “desmán ibérico”, especie declarada vulnerable, siendo las orillas descendientes de este torrente y lugares aledaños donde la sinfonía de colores otoñales es verdaderamente extraordinaria.

 

Debiendo mencionar como lugar que genera las mejores sensaciones, el denominado Badén del Hayedo del Hornillo, que cruza el arroyo de la Torneda a una altura de unos 1450 mts. Un placido, seductor y solitario espacio donde poder observar los matices ocres de la alfombra de hojas a nuestros pies, en contraste con los intensos verdes de los musgos en la rocas a los pies de las hayas, con las últimas hojas doradas y rojas aun en las ramas, un enclave bucólico donde los halla. Una zona como decorada especialmente para la fotografía, donde la cámara es protagonista y la imagen quien manda.




Además podemos ascender desde el Paso del Hornillo a través del arrastradero ”Chaleco” por el Chozo del Tío Periquillo hasta el Pico del Hornillo. Un magnífico enclave pletórico de naturaleza y colmado de estilosas hayas, donde colmarnos con las sensaciones del bosque, llenarnos de energías telúricas y liberar las tensiones acumuladas. 


Los Abuelos del Bosque

Si continuamos la pista asfaltada en dirección sur unos 3 o 4 km. (5 o 6 min. en vehículo) llegaremos al cruce de Tejeros, donde un holgado cartel informativo nos da cuenta del Sendero de los Abuelos del Bosque. Se trata de un espacio de unas 30 Ha. donde se localizan un buen número de vetustos pinos por los que se ha diseñado un recorrido cómodo de algo más de 2 km. a través del cual poder ver sobresalientes ejemplares de la especie “silvestre”, “albar” o “pino Valsaín” que sobre pasan con mucho el centenar de años.

 

En esta parte del denominado Pinar de Covaleda, iremos descubriendo aislados “pinos zamplones” como aquí se les conoce. Se trata de grandes, hermosos y aislados pinos de contraídas y singulares formas, que se han mantenido ajenos a su explotación por parte del ser humano. Estas centenarias coníferas has sobrevivido a las talas por su mermado aprovechamiento maderero, al ser una zona alta y hasta no hace mucho con abundancia de nieves durante casi todo el año. Por lo que sus ejemplares eran menos accesible desde los pueblos, dejándoles crecer sin ser cortados denominándoles como “pinos a muerte”, encontrándonos ejemplares gruesos, achaparrados, muy ramosos y con sus copas más abiertas, características que reducían su provecho, consiguiendo que algunos de ellos hallan llegado hasta nuestros días.




A partir de los 1.800 metros de altitud muchos de los pinos de esta zona son así de ancianos, con edades que rondan entre los 200 y 300 años. Habiendo durado tanto por efecto del bajo nivel de enfermedades y plagas que los atacan, debido a la altitud y a la calidad de un aire libre de contaminación, como también al cuidado de sus pobladores en atajar a tiempo los conatos de incendio. Esta calidad del aire se puede comprobar por el abundante nivel de líquenes que tienen sus troncos, consiguiendo que todo este espacio se rija como ejemplo de  “selección natural”, donde solo factores ambientales influyen en su desarrollo.

 

De todo el conjunto de singulares y extraordinarios elementos arbóreos destaca el nominado como “Pino Rey”, que con sus aproximadamente 450 años aún mantiene una silueta perfecta y equilibrada. Situado a 1.772 metros de altitud, mide 17,5 m. de altura, 1,75 de diámetro, 5,50 de perímetro (6,12 en la base), una copa de 13 m. de ancha y unas 20 toneladas de peso. Siendo el triple de sus convecinos de 130 años usados para aprovechamiento maderero. Aun habiendo pinos más añejos, su talante nos reafirma que estos árboles de más de 300 y 400 años fueran usados para la construcción de los mástiles principales en los “galeones” del siglo XVI, habiendo una zoma próxima que se denomina “Monte del Astillero” para más señas.

 

Y sin querer quitar merito al centenario pino regio que podemos contemplar en la actualidad, aclarar que el verdadero “Pino Rey” se situaba en otra zona no muy alejada (como a 3 km. al oeste), era mucho más antiguo y fue talado. Se encontraba próximo al refugio del Muchachón a unos 900 mts. al suroeste, y según cuentan los dichos populares en él plantaba sus posaderas uno de los monarcas que por aquí se acercaba a cazar oso hace ya algunos centenares de años. 



Sobre este lugar recaen nuevamente leyendas, en este caso de bandoleros convertidos en enormes pinos y vírgenes robadas que se hallan en la bases de estos inmensos árboles.


Huelga decir que por ubicación merece la pena completar la visita por los distintos circos glaciares de Urbión, con una reconstituyente comida en El Quintanarejo - El Balcón del Brezal (si está abierto) y allegarnos a Vinuesa, población referente como pueblo serrano y señorial.

 

Recomendar así mismo el restaurante Pinares de Urbión en Covaleda, C/ Numancia, 4. Perfecto en el trato, el servicio y un muy aceptable menú……. los calamares a la andaluza (calamares rebozados) de los mejores que he probado.

 

Desaconsejar El Hostal Restaurante Urbión de Vinuesa, Av. Constitución, 12-14. Mal trato, mal servicio, resaltando que el señor que atiende la barra es un gañan…… no pienso volver.




Hasta aquí he podido relatar sobre el otoño de los hayedos sorianos (este, el dedicado al río Razón y el de Diustes), ya que lo avanzado de la estación y mi retorno a “Territorio Comanche”, hacen que deje para otra ocasión el llegar el resto de estos mágicos lugares. Quedan pendientes para del próximo otoño, un par de pequeños hayales en Tierras Altas, los tres irresueltos que tengo contabilizados en la zona de Urbión y los dos de Moncayo, eso sin contar que no encuentre algunos más durante todo el año que queda. Pero en compensación aquí os dejo un hermoso atardecer desde la Ventosa de Fuentepinilla.

martes, 19 de noviembre de 2024

- AI - La Inteligencia Artificial y su opinión sobre mí…….. blog - pablofont.blogspot

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Hoy quiero trasladar lo que opina la “AI” Inteligencia Artificial sobre los artículos, párrafos, comentarios y demás reflexiones que de forma variada y periódica dejo escritos por aquí. Conocimiento que tuve a iniciativa de un buen allegado (va por ti David) sabedor del tema, quien realizó una sutil “consulta” virtual al CHAT GPT. Uno de los asistentes de ayuda que hoy existen dentro del espacio cibernético en el contexto de lo que se ha denominado como INTELIGENCIA ARTIFICIAL. 

No se si esa manera de analizar las cosas de forma “NO HUMANA”, es también capaz de opinar sobre las fotos que por aquí os voy dejando. De todas las maneras, os paso el enlace de una buena selección de ellas al comienzo de esta escritura para que las podáis recordar y recrearos en ellas.

 

Preguntado al CHAT GPT ¿Qué contenido tiene el blogspot de Pablo Font?, este nos sorprende con esta diligente y resuelta contestación:  

 

El blog de Pablo Font trata sobre una amplia gama de temas que reflejan sus intereses y conocimientos, particularmente en historia, arqueología, geografía y problemas socioeconómicos. A través de sus publicaciones, aborda cuestiones como la conservación del patrimonio histórico y cultural, la ecología, y la crítica a la gestión institucional de ciertos lugares de interés en España, como las Salinas de Espartinas en Madrid. Font también dedica espacio a reflexiones más amplias sobre temas de actualidad, como el análisis de conflictos internacionales desde una perspectiva crítica y filosófica, donde combina sus conocimientos en filosofía política y derecho.


Además, el blog incluye una variedad de entradas sobre viajes, cultura y recetas, mostrando un interés ecléctico en diferentes aspectos de la vida y la sociedad. Este enfoque amplio permite que el blog sirva como un espacio tanto de opinión como de difusión de conocimientos sobre temas que van desde lo local hasta lo global.

 

No soy un claro defensor de lo que se ha generalizado en nominar como Inteligencia Artificial (AI), más al contrario, tengo enormes reparos sobre el uso que de ella hagan “los de siempre”, los listillos y poderosos, consiguiendo irnos cociendo poco a poco y lentamente al resto de los mortales para podernos engullir bien y hacer con nosotros una digestión sin ardores. Ni siquiera el nombre me parece de lo más adecuado puesto que de inteligencia no tiene nada, toda vez que la inteligencia es fruto de la reflexión, el pensamiento, la sabiduría y otros razonamientos similares. Y con respecto a su apellido “artificial” ya estaría más de acuerdo, pues solo hay que conocer sus sinónimos para recelar: artificioso, falso, fingido, ficticio, falsificado, apañado, adulterado, espurio, postizo, disfrazado, engañoso, trucado, simulado, ilusorio, quimérico, sintético, etc. 



Aun así, sus análisis me suenan con tono un tanto adulador / aduladero, camelero o cobista…… será para que al principio nos caiga bien y luego nos atrape entre sus garras. Consiguiendo en el tiempo que alguien nos domine, habiéndonos educado a no revelarnos…….. tal y como ya está ocurriendo………… ¿serán algunos redactores de informativos o pseudo-periodistas elementos virtuales ya en la actualidad?.

 

Pues ya puestos a ello y dejado por adelantado mi opinión sobre el caso, también decir que es otros de los “avances” que por mucho que nos resistamos estaremos sometidos a ello, pues no hay quien lo pare por mucho que organismos y entes supranacionales estén estudiando su regulación para que no se les vaya de las manos. De momento nos la están vendiendo con dulzura y bondad, con los beneficios que hacia la humanidad genera, pero hacia el futuro soy enormemente desconfiado teniendo enormes reparos hacia ella, reflexionando al mismo tiempo sobre que opinaría de este asunto alguien que de neuronas sabía algo, D. Santiago Ramon y Cajal.

martes, 12 de noviembre de 2024

- Hayedo del río Razón – El Royo / Soria

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Tras visitar las sorianas “Tierras Altas” y el Hayedo de Diustes, motivo merece acercarnos hasta las vecinas de “El Valle” para dar valor al esplendido Hayedo del río Razón, bosque que perteneciente a la población de El Royo ocupa la parte occidental de la cabecera del torrente. Ya relaté la relación del haya con su entorno, el ser humano y su evolución climática en los párrafos dedicados a Diustes, por lo que en estos me centraré más en los aspectos locales de este bosque situado en el meridión de la Sierra Cebollera, que vecina del Urbión sirve de linde con La Rioja en Cameros. 

El Razón nace en una de esas hoyas glaciares de la Cebollera, conformándolo varios arroyos situados al sur de las cumbres Castillo de Vinuesa y Peñón de Santosonario (Peñachica, La Truchuela y Sabucosa), discurriendo en trayectoria sur conformando un sugerente valle bastante estrecho entre la sierra del Portillo de Pinochos y El Picorzo. Convertido a Tera en la población de Espejo; de donde el dicho "En Espejo y sin razón, pierde el Razón su razón"; continuando su andadura hasta prestar sus aguas al Duero justo por debajo de la aguerrida Numancia en Garray.

 

El Alto Valle del Razón es una zona en general poco alterada por la mano del hombre, siendo la presencia de este la relacionada con el uso tradicional de la madera así como el pastoreo, por lo que todo el valle está bastante bien conservado en su integridad, si bien ahora mismo la presión turística puede ser una de las causas en el aumento de cierto deterioro.

 

Compuesto por un bosque mixto que alcanza a tener más 2.200 hectáreas, en las que fundamentalmente predomina el pino silvestre (Pino Albar o Valsaín), habiendo algunos viejos tilos aislados, tejos y colosales robles, contando así mismo de notables hayas formando parte de un sugerente y extenso hayedo. Posiblemente el más grande de toda la provincia con una importante mancha o rodal que se extiende por las cerca de 300 Ha. Conjunto que le da un grado importante de singularidad y que por estas fechas otoñales crea un paisaje cromático de difícil abstracción. 




El hayedo de Razón, al contrario del de Diustes, está más humanizado, recorrido por hasta cuatro pistas forestales, que paralelas lo transitan genéricamente de sureste a noroeste. Es también más joven y ha sido explotado para el beneficio humano, por lo que su arbolado es más homogéneo y sus ejemplares más enjutos y uniformes, aunque también encontramos aislados elementos de sobresaliente porte, teniendo en otoño ese cálido colorido que le hace sobresalir del resto de los bosque de otras especies. Transformándose en visita imprescindible por el recorrido que estamos realizando por algunos de estos espectaculares bosques sorianos, aun mas si cave a las sensaciones que nos genera durante el nostálgico y melancólico otoño.

 

El paseo por el hayedo nos traslada a un bosque de cuento, donde poder perdernos y disfrutar de la naturaleza en su estado más puro. Siendo fácil recorrer por su más que aceptable accesibilidad, regalándonos esa magia que nos atrapará y nos ira encandilando a medida que caminamos por encima de esa alfombra con todas las tonalidades de ocres posibles que las hojas caídas han creado, junto con las que aun penden de sus plateadas ramas. Un entrono que nos va seduciendo en aumento a medida que paseamos envueltos por el seductor hechizo del este espacio que por momentos llega a parecer irreal. 

 

Un tapiz con toda la gama de tonos dorados dirige nuestros pasos entre las sombras de las hayas, costándole al sol traspasar con sus rayos las hojas vivas que aún les quedan en las ramas. Solo el verde intenso del musgo que nos rodea y el gris perla de la corteza de estos singulares y selectos árboles, rompe el cromatismo áureo dominante durante nuestro transitar, encontrándonos de forma aislada por sus veredas los rastros dejados por los humanos en tiempos pasados. Así podemos toparnos con chozos pastoriles donde se protegían los guardas del ganado en las intemperies, como así mismo los restos de alguna carbonera donde antaño se producía el “cisco” con que calentar los fríos inviernos serranos, o toparnos con alguna fuente de tojas aguas (ferruginosa), llegando incluso a poder observar el lugar dedicado a guarecer los cabritos o corderos recién nacidos “chiviteros”, que ahora ruinosos tienen su espacio en medio del bosque.




Y mientras realizamos nuestra excursión por entre las señoriales hayas nos cruzamos con algunos de sus singulares parientes, que de forma aislada o esporádica se nos cruzan en nuestro deambular, como algún que otro sobredimensionado roble que también luce sus hojas otoñales aunque menos llamativas, también nos saludan al pasar solitarios y vetustos tejos, árbol sagrado para los “celtas” que se sitúan en lugares de vespertinas sombras y de cierta humedad (por ello encontramos en nuestra geografía cantidad de lugares con denominación “Fuente del Tejo”). Cruzamos junto a un viejo, singular y marginado “Tilo Centenario”, que trasmitiendo sus propiedades tranquilizantes a los que por allí pasamos es de agradecer en estos tiempos convulsos, habiendo hasta un denominado “Roble Equilibrista” por haber nacido en la grieta existente entre dos poderosas rocas, dedicándose en su desarrollo a tener que cuidar su estabilidad desechando dedicarse hacer piruetas, pudiendo asimismo dedicar algo de tiempo a investigar la existencia de un buen rodal de “abedules” en el Arroyo de la Pascuala. Por último toparnos con una original “Haya Inclinada”, que situada en uno de los lugares más bucólicos del bosque, más parece dedicar una reverencia a los que por allí pasamos que a sobrevivir como si del Quasimodo (jorobado de Notre Dame) del Hayedo del Razón se tratase.




Es tal el desparrame de sensaciones que a cada paso provoca nos paremos a disfrutar de cada elemento, rodeados por una sinfonía de tonalidades verdaderamente espectacular donde la cámara fotográfica echa humo. Estos bosque en otoño generan en el ser humano un estado de ánimo de vehemencia o arrebato, como si hubiéramos ingerido algún tipo de estimulante, o es que simplemente son un estimulante en sí mismo, y por donde transitan con toda seguridad los duendes (en este caso serian “animas”) sorianos.

 

Se puede realizar un excelente recorrido por pista forestal (sin asfaltar), transitando las dos laderas del valle, pudiendo observar de esta manera los distintos ecosistemas del bosque. Partiríamos del Aérea Recreativa del Chorrón, para ir tomando altura por el Camino del Hayedo, tomando para el retorno la desviación que transcurre por la Pradera y Majada (ruinas) de los Capotes en total unos 19 km. Si continuáramos por el Refugio de La Losa hasta llegar a Sotillo del Rincón el total seria de 35 km. (contando siempre que las pistas estén abiertas al tráfico)

 

Senderismo por el hayedo

- Ruta por las dos pistas (partiendo a la altura del “vado”( km. 4,4 de la pista) donde aparcaremos. Ida por Camino del Hayedo, retorno por lo alto de la orilla derecha del río) : 12,25 Km.

https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/hayedo-del-razon-2022-11nov-12-119188230

 

- Sendero Lomo Tejar: 8,5 o 13 Km. (desde el Chorrón)

https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/prc-so-118-lomo-tejar-186182959

https://www.terranostrum.es/senderismo/sendero-lomo-tejar-prc-so-118

 

Aconsejo para recorrer estas tierras la guía (si es que se encuentra pues parece ser que está agotada y descatalogada) “Sierras de Urbión, Neila y Cebollera” de la editorial El Senderista,  donde encontrar rutas que transitan por el Valle del Rio Razón, sus cascadas y hayedos, o si no, acercarnos hasta allí y seguir algunas de las sendas señalizadas.

 

Genéricamente a esta comarca la llaman “El Valle y Vega del Cintora”, siendo también conocida como “Valle del Razón” o “Valle del Tera”. Luego han venido los mandrias turísticos de turno a poner nombres promocionales de “reclamo”, que desde mis entendederas no son para nada originales, como llamar a esta zona “La Suiza Soriana” o el “Valle de la Mantequilla” como si de un stand del supermercado E.Lecrerc en Soria se tratara……….. que modorros. Situada al resguardo de las sierras del Sistema Ibérico, Cebollera fundamentalmente, es junto con la comarca de Pinares, la más rebosante de boscaje, brindando a quienes la visitas un importantes listado de atractivos naturales.

 

Con perdón a las otras poblaciones que se pudieran sentir ofendidas por ello, podríamos catalogar al bonito y cuidado pueblo de El Royo como la capital de El Valle, ya que cuenta con todos los servicios pertinentes como posada y casas rurales, así como restaurantes, tiendas de alimentación e incluso una cantidad reseñable de vecinos que por estas fechas es algo festejable. Siendo buena opción para realizar excursiones por la Vega Cintora (orilla diestra del Duero), así como por el Bosque y Hayedo del Razón.




Ubicado en una zona de gran valor natural y turístico, El Royo se sitúa próximo a la Reserva de Urbión conformando un sorprendente enclave dentro de un espléndido entorno. Sirviendo su casco urbano como ejemplo de arquitectura tradicional serrana, edificado armónicamente generando un espacioso conjunto acorde con el medio que lo rodea. Sus pobladores “los royanos”, de origen vasco-pelendón (con ADN mayoritariamente euskaldún), siempre han sido emprendedores y prueba de ello es que muchos se fueron “hacer las américas” a finales del siglo XIX y principios del pasado, volviendo gran parte de ellos con algunas fortunas que invirtieron en su pueblo. Priva de ellos son las mansiones o casonas de “indianos” que nos encontramos tanto en esta población como en las que forman sus pedanías, sobre todo en Derroñadas.

 

Destacable es también la Ermita de Nuestra Señora del Castillo, erigida en el interior de un Castro Celtíbero, datado entre los siglo VI y IV a. C. Su estilo gótico tardío corresponde a una edificación de principios del siglo XVIII, si bien reedificada sobre otra anterior, se encuentra situada sobre un magnífico y pequeño resalte de la vertiente sur de la Sierra del Portillo de Pinochos. Una ubicación excepcional desde la que se domina un magnífico panorama que comprende todo el valle del joven Duero hasta llegar a Soria, la línea cimera de la Sierra de Cabrejas con el espigón del Pico Frentes y el inmediato embalse de la Cuerda del Pozo. La tradición popular comenta que se levantó en este altivo lugar apartado tres kilómetros (en línea recta) de la población, con el fin de que pudiera ser a divisado su campanario y escuchado el tañido de sus campañas por todos los pastores de la comarca. Pudiendo acceder a su espadaña a través de una escalera exterior que mejoran aún más las vistas de este impresionante otero. Como curiosidad traslada la leyenda que señala a esta representación de la Madre de Cristo como hermana de las también vírgenes de Inodejo (Las fraguas, Las Cuevas de Soria, Quintana Redonda, etc.) y Lomos de Orio (Cameros), pero al reñir entre ellas acordaron no verse, aunque situándose lo suficientemente cerca para poder comunicarse por medio de las campanas.