Al norte de la línea que une Guadix con Baza en el levante
granadino, se extienden unas ásperas tierras de profundos barrancos y difícil trasiego,
que aunque pobres, la historia no ha querido olvidar. Con cielos limpios y
tranparentes, desde tiempos inmemoriales han sido elegidas por seres humanos de
toda índole como lugar de paso y asentamiento. Son la antesala de la enorme
altiplanicie de la Hoya de Guadix, una de las cunas ancestrales del hombre en
el sureste ibérico.
Estos territorios han formado, desde la noche de los
tiempos, parte del corredor natural que comunicaba el Levante (costa de Almería),
con la Bética del valle del Guadalquivir, mediante el llamado pasillo de Fiñana,
por la altiplanicie granadina de la hoya de Guadix. Participando en la historia
como cruce de caminos y transito de civilizaciones, culturas, religiones,
trueques comerciales, así como al resto de las actividades a las que el ser humano
se ha dedicado a lo largo de los tiempos, entre ellas "guerrear". Por
aquí además de pasar nuestros ancestros prehistóricos del Paleolítico Medio
(entre 30.000 y 50.000 años), los que dejaron más señas durante el Neolítico
Medio 6.000 a. C. (creadores de los dólmenes), y más tarde la época argárica de
la edad del bronce, entre el III y II milenio a. C. han pasado: iberos,
romanos, bizantinos, visigodos, musulmanes y cristianos de todo tipo.
Entre las poblaciones de Gor y
Gorafe, se extiende un profundo y estrecho cañón labrado durante el
Pleistoceno medio (unos 500.000 años) por el río Gor,
en
medio de una amplia y llana meseta, que ha venido siendo utilizada para el
cultivo de cereales desde hace al menos 6.000 años. Lógico resulta el topónimo
"Gor", procedente del árabe «Garaub» que significa valle u hondonada.
Con un corto cauce de apenas 45 km. de longitud, la cuenca fluvial mantiene en sus últimos
20 km. una de las más numerosas agrupaciones megalíticas de toda España e
incluso de Europa, donde se han podido localizar hasta hoy 242 dólmenes, en
distintos situados. Un perfecto mirador para contemplar
el abrupto valle, y conocer cómo era la vida en esta parte del altiplano, desde
la Edad del Bronce, hasta la dominación musulmana.
El dolmen ("mesa grande de
piedra" en bretón), es una construcción megalítica de carácter funerario donde
se enterraban a los difuntos juntos a sus pertenencias. Consisten por lo general en varias losas hincadas en la
tierra en posición vertical (ortostatos), y una losa de cubierta apoyada
sobre ellas en posición horizontal. El conjunto conforma una cámara y está
rodeado por un montón de tierra de
sujeción, formando una colina artificial o túmulo.
Estas sepulturas de finales del Neolítico y la Edad del
Cobre, se encuentran repartidas en once necrópolis a lo largo de las terrazas
que descienden hacia el rio, aunque algunas de ellas se asientan en la meseta
cimera, como si fueran balcones o miradores al barranco que se extiende a sus
pies. Todos se encuentran catalogados y numerados, habiéndose ido estudiando
desde mediados del siglo XIX con mayor o menor acierto. Destacando de los
últimos estudios en la zona, el valor y la importancia
de estos megalitos en lo que sería el final del período calcolítico (época del
cobre) en el sudeste de la Península.
La totalidad de enterramientos presentes en la zona, se
ubican en los situados de: (1) Baños de Alicún, (2) La Sabina, (3) Las
Majadillas, (4) Llano de la Cuesta de Guadix, (5) Llano de Olivares, (6) Hoyas
del Conquín, (7) Llano del Cerrillo de las Liebres, (8) Gabiarra, (9) Llano de
la Carrascosa, (10) Torrecilla y (11) Baul. Pero me voy a centrar en los más
interesantes y vistosos que coinciden con las rutas ya elaboradas, contando
además con un recorrido e indicaciones, así como distintas explicaciones.
Fuera de estos tres, pero al estar próximos a acequia de
Alicún (recomendable sin duda su visita), debemos hacer mención a los dólmenes de Baños de Alicún, que
divididos en tres grupos: Llano de la Ermita, Haza del Toril y Loma de la
Raja, son una docena de enterramientos, algunos de
considerables dimensiones. Destacando el catalogado como nº 4 de Haza del
Toril, y como curiosidad, un menhir a la entrada del Llano de la Ermita, así
como los petroglifos que se encuentran próximos a la cima del Cerro de la Mina
(ancestral santuario rupestre).
Dólmenes de Las Majadillas, numerados del 64 al 86. Aquí encontramos el conjunto de sepulcros megalíticos más denso de la zona, convertido en la mayor concentración dolménica de todo el río Gor, con 23 sepulturas localizadas en la margen izquierda del valle y distribuidas en dos puntos: la Cuesta de Guadix y Majadillas.
Dólmenes de Las Majadillas, numerados del 64 al 86. Aquí encontramos el conjunto de sepulcros megalíticos más denso de la zona, convertido en la mayor concentración dolménica de todo el río Gor, con 23 sepulturas localizadas en la margen izquierda del valle y distribuidas en dos puntos: la Cuesta de Guadix y Majadillas.
Se pueden visitar los 14 que se han recuperado, sobresaliendo
de entre ellos los dólmenes 69, 71 y 73, pero sobre todo el 65 y el 134. Existiendo
en este situado dos de los mayores enterramientos de la necrópolis, el dolmen
65 y el 69.
El magnífico dolmen 65, es muy interesante y su ubicación de lujo, está a la
izquierda según se acaba de subir la pendiente. Se sabe que en este sepulcro pétreo
se resguardaban del solano los aldeanos cuando iban a recoger alcaparras y
apretaba el calor. Pocos de los dólmenes de la comarca, por su abundancia,
tienen nombre, asignándoles las numeraciones con las que los arqueólogos les
asignaron, pero este, al ser utilizado como refugio por los pastores, estos ya
le apodaron como "La Cobertera".
El Dolmen 69 (Dolmen de las
Majadillas) es de los mejores y mayores en la zona, midiendo 4,40 x 2,70 m.
de planta, con una altura de 1,60. Se localizó en su interior el fragmento de
un hacha de cobre, cerámica y restos humanos sin identificar.
El pequeño "dolmen 77”, por ser éste último donde
se localizó la estela funeraria de un personaje emplumado, que se cree que era
el chamán del poblado.
Además de su valía arqueológica, la ubicación de este
cementerio de "Los Picapiedra" ofrece unas extraordinarias panorámicas
del abarrancado valle del río Gor, de la bucólica estampa de la población de Gorafe,
así como la observación del los farallones situados a su espalda, donde
impresiona ver las cuevas islámicas de Los Algarves excavadas en mitad de la vertical
pared.
Los dólmenes del Llano de Olivares, numerados del 101 al 123, constituyen una necrópolis con 23 de estos enterramientos, de los cuales 13 han sido acondicionados para su visita. Los encontramos alineados en la cornisa formada sobre la margen derecha del río Gor, junto a una llanura dedicada al cultivo de cereales, extendiéndose por ella durante casi cuatro kilómetros.
Desde el punto de vista
paisajístico, podemos observar como estos Llanos son una de las
muchas y espectaculares planicies de aluvión formadas por la erosión de la Sierra de Baza.
Es próximo al borde del altiplano, donde podremos
contemplar los dólmenes 108, 109, 110, 111, 112, 113, 116, 117 y 118. Donde
también se sitúa, bajo ellos y por encima del cortijo Villa María Luisa, en las
verticales paredes del cañón, un posadero de buitres de alrededor de una
treintena de ejemplares, que lo usan para otear y tomar el sol.
La necrópolis del Llano de los Olivares cuenta con los
dólmenes más antiguos y más deteriorados de todo el área. Habiendo sido esta
zona ha sido durante siglos paso obligado para el comercio y la
trashumancia.
Dólmenes de las Hoyas del Conquín, numerados del 124 al 143 y 239. Estos
enterramientos se encuentran ubicados en el centro del valle, en las laderas del
río Gor, a unos 40 metros sobre su cauce y en ambas orillas.
Las tres necrópolis presentes: Umbría del Conquín, Hoyas de
Conquín Alto y Hoyas del Conquín Bajo están datadas entre el
2400-1800 a. C. y tienen una fuerte influencia de la cultura de los
"Millares" (Almería).
Poseen 20 dólmenes de los cuales 10 de ellos han sido
restaurados (solo ha desaparecido el dolmen 136) y pueden visitarse. Encontrándose
entre ellos con los de mayor tamaño de la zona, llegando a alcanzar un alzado
de hasta 2,20 metros, cuyas losas de cubierta son las de mayores dimensiones, y
donde los pilares de la cámara se adosan perfectamente, disminuyendo siempre en
altura desde el fondo de la misma hasta la entrada.
Estos tres subgrupos formaban la necrópolis de uno de los
siete poblados encontrados en los 17 km de la depresión del río Gor, el Poblado
del Conquín. Siento el dolmen 134 (figura que representa el emblema del
parque), llamado de Las Ascensías, con una longitud total de 3.85 metros y una
altura de 2,20, el segundo en tamaño de todo el parque megalítico y con las
losas de cubierta de mayores dimensiones. Una verdadera maravilla poderlo
observar después de los miles de años aquí instalado.
Del resto, que también se pueden visitar, aunque están en
peor estado de conservación, se sabe que en tiempos de sus primeras
investigaciones eran muchos más, pero las ansias de estos que hoy vemos con sus
tractores manifestándose por unos precios justos a sus productos agrícolas, han
hecho desaparecer la mitad de los que antaño eran. Habiendo destruido en apenas
100 años unas construcciones de cuatro mil años de antigüedad. Esperemos que
esas ansias de insaciable beneficio no nos dejen sin comida en el futuro.
Casas-cueva
La zona de Guadix y estas poblaciones en particular han
desarrollado, desde la conquista de la hispania visigoda por parte de los
musulmanes, un tipo de casas escavadas en las paredes arcillosas de sus
barrancales, que las ha convertido en ejemplo y escaparate de este tipo de
edificación.
Esta forma troglodita de hábitat no es exclusivo del
sureste hispano, también en otras partes del planeta se ha usado este sistema constructivo
para dar alojo a los habitantes de zonas determinadas (Turquía, sur de Francia,
oeste de la América norteña, Irán, Túnez, etc.
Granada, toda su provincia, pero muy especialmente las
comarcas del norte granadino (Guadix, Baza y Huéscar), e incluso la vecina
Almería, son los territorios con mayor significación troglodítica de España, llegando
a concentrar el 95% de este tipo de habitad. Sólo en la provincia de Granada
hay más de 20.400 cuevas en 27 municipios, a las que habría que sumar las almerienses.
Siendo alrededor de 100.000 las existentes en la comunidad andaluza. La última
expansión de estas construcciones se produjo durante los años 50 del siglo
pasado.
Muchas de ellas todavía están habitadas, calculándose que
en la provincia de Granada bien en ellas unas 3.000 familias. Siendo un número
considerable las que se han trasformado en establecimientos de hostelería del
tipo de Casas Rurales. Algunas se han perdido por su deterioro, pero muchas se
están rehabilitando en la actualidad, haciendo que el paisaje de algunas
poblaciones se transforme y sea más sugerente.
Gorafe es una de las poblaciones de la Hoya de Guadix en la
que aun abunda este tipo hábitat. Del origen de estas construcciones tenemos
testigo nada mas mirar a las paredes de los cortados situados por encima de la
población, donde se sitúan "Los Algarves", un entramado de
habitáculos de origen Almohade, que se desarrollaron a partir del siglo XII.
Estas originales "construcciones" se sitúan
fundamentalmente en: laderas, vertientes de barrancos o alrededor de pequeños
montículos. Sus fachadas, generalmente encaladas, contrastan con el ocre del
terreno, formando una curiosa paletas de colores característicos como elementos
visuales externos para los que hasta ellas nos acercamos. En el interior los problemas de
ventilación e iluminación se resuelven mediante lucernarios y curiosas
chimeneas. Estas casas-cueva eran
baratas, energéticamente eficientes y fácilmente adaptables tanto
a su tradicional modo de vida como a sus necesidades de espacio (corrales,
cuadras, silos...). Son todavía un fiel reflejo de una forma de vida que se
está transformando y va camino de desaparecer.
Otra de las curiosidades que nos depara esta zona, y
coincidiendo con el grupo de los primeros dólmenes ubicados en Baños de
Alicún, es la milenaria y original Acequia del Toril. Extraña e impactante formación medio natural
medio humana, que a través del agua y los sedimentos y minerales que lleva y va
depositando en su curso, ha ido, con el tiempo, generando una original, única e
insólita pared mineral formando una especie de acueducto natural de aguas
termales, siglo a siglo.
Lo que en tiempos pretéritos fue una simple acequia a nivel
del suelo, que se utilizaba probablemente para conducir aguas a un poblado
paleolítico, hoy tiene en sus distintos trayectos alturas que superan los
quince metros en una longitud aproximada de un kilómetro.
Las aguas que fluyen de seis manantiales que suministran al
Balneario de Alicún a una temperatura de unos 35º, se canalizan a su salida
por el canal para regar las vegas agrícolas. Estas aguas ricas en carbonato
cálcico han ido dejando sedimentos a su paso que han formado una caliza porosa
conocida como "travertino", transformando lo que en un principio fue
una canal a ras de suelo en una acequia (posiblemente la más antigua de la
humanidad) autoconstruida, que ha ido creciendo con el paso del tiempo en
altura y que en algunos de sus puntos logra superar los 10 metros. Una enorme
pared calcárea repleta de vegetación típica de espacios húmedos, que es su
parte inferior puede llegar a tener tres metros de espesor y en su parte cimera
unos 70 ctm. terminando en una leve cascada que se precipita hacia los campos
del labor del río Frades.
Estudios elaborados por el Instituto Geominero de España
indican que los minerales "travertinos" de la acequia, tienen
dataciones de hace alrededor de 205.000 años los más antiguos y 35.000 años,
los más modernos. Dataciones que coinciden con una importante presencia del hombre
del paleolítico en toda esta zona.
Partiendo del pueblo de Gorafe, se pueden recorrer así
mismo las interesantes y surrealistas Barrancas
de Los Coloraos, a las que ya he dedicado unos párrafos en paginas pasadas.
Si vais a visitar esta zona y no habéis tenido suficiente con
los dólmenes de aquí, podéis seguir recorriendo los de las Peñas de los Gitanos de Montefrio, en el poniente granadino, a mitad de camino entre Granada y
Priego de Córdoba, a 45 km. de la capital granadina. Una buena necrópolis
formada por un bien conservado conjunto de dólmenes.