Feliz año para todos.................... y agarrémonos a la cuerda para que no nos arrastre.
La intención de crear este lugar es que no solo sirva para poner en él mis opiniones y trabajos, también deseo que sea de todos los que aquí accedáis participando en mejorar el entorno que nos ocupa.
jueves, 27 de diciembre de 2018
martes, 4 de diciembre de 2018
- Azores / Terceira…… la isla verde
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Los más de 6.500 km. de las inmensas aguas del Atlántico Norte que distancian Europa y América (Lisboa y Florida), solo se ven interrumpidos por el conjunto volcánico denominado "Macaronesia", formado por la diminuta isla de Madeira y los insignificantes archipiélagos de las Islas Canarias y su vecino portugués de las Azores, siendo a este último al que hoy quiero dedicarle estos párrafos que con todo esfuerzo salen de mis dedos y algo de mi mente. Las Azores, situadas en medio de la inmensidad de estas aguas conocidas en la antigüedad como Mar Tenebroso, fin del mundo conocido, donde los marinos no se internaban pues tenían la creencia de que sus profundidades estaban pobladas e infectas por enormes fieras, dragones marinos y donde se podían caer por abismos infinitos. Creencias por las cuales estos islotes no fueron descubiertos y explorados hasta el primer tercio del siglo XV, en plenas campañas de expansión marítima promovidas por el infante luso D. Enrique "El Navegante".
Los más de 6.500 km. de las inmensas aguas del Atlántico Norte que distancian Europa y América (Lisboa y Florida), solo se ven interrumpidos por el conjunto volcánico denominado "Macaronesia", formado por la diminuta isla de Madeira y los insignificantes archipiélagos de las Islas Canarias y su vecino portugués de las Azores, siendo a este último al que hoy quiero dedicarle estos párrafos que con todo esfuerzo salen de mis dedos y algo de mi mente. Las Azores, situadas en medio de la inmensidad de estas aguas conocidas en la antigüedad como Mar Tenebroso, fin del mundo conocido, donde los marinos no se internaban pues tenían la creencia de que sus profundidades estaban pobladas e infectas por enormes fieras, dragones marinos y donde se podían caer por abismos infinitos. Creencias por las cuales estos islotes no fueron descubiertos y explorados hasta el primer tercio del siglo XV, en plenas campañas de expansión marítima promovidas por el infante luso D. Enrique "El Navegante".
Esta frase del siglo IV a. C. "La tiranía surge de forma natural a partir de la democracia",
que tal y como está el mundo en la actualidad no es tan lejana, pues la moda electoral
está consolidándose en decidir democráticamente quien será el reaccionario/dictador
que nos gobierne (véase la prensa de los últimos años y sobre todo la de los
últimos días). Fue dicha por Platón y viene a cuento, por ser el filosofo
griego quien en
sus celebres "diálogos", concretamente en el Timeo y el Critias, aparecen por primera vez comentarios sobre una legendaria isla desaparecida en el mar, La Atlántida. Siendo las islas que me traen a escribir estas letras, las Azores; una de las posibles ubicaciones de esta enigmática y mítica ínsula del pasado, aunque haya otro centenar de situados que aspiran a tener el mismo reconocimiento, entre ellos nuestras onubenses marismas de Doñana. El tiempo y los descubrimientos que aún queda por revelarnos el futuro, dirán donde estuvo situada la tierra de los enormes "atlantes". Y para terminar este párrafo como empecé, con el maestro de la "filosofía", rama del estudio que "algunos", de los que están llegando a regir nuestros destinos quieren eliminar del conocimiento humano, también nos dejó frases como estas:
sus celebres "diálogos", concretamente en el Timeo y el Critias, aparecen por primera vez comentarios sobre una legendaria isla desaparecida en el mar, La Atlántida. Siendo las islas que me traen a escribir estas letras, las Azores; una de las posibles ubicaciones de esta enigmática y mítica ínsula del pasado, aunque haya otro centenar de situados que aspiran a tener el mismo reconocimiento, entre ellos nuestras onubenses marismas de Doñana. El tiempo y los descubrimientos que aún queda por revelarnos el futuro, dirán donde estuvo situada la tierra de los enormes "atlantes". Y para terminar este párrafo como empecé, con el maestro de la "filosofía", rama del estudio que "algunos", de los que están llegando a regir nuestros destinos quieren eliminar del conocimiento humano, también nos dejó frases como estas:
- Cuando un
hombre no se sacrifica por sus ideas, o no valen nada estas o no vale nada el
hombre.
- No es en los
hombres sino en las cosas donde hay que buscar la verdad.
Será por estas y otras frases parecidas, por lo que quieren
eliminar la "filosofía, ciencia de los hombres libres" de los
temarios educativos.......... ¿le tienen miedo a que el ser humano piense en
vez de competir?
El archipiélago azorí está formado por un conjunto de nueve
islas en medio mitad de un intenso azul marino, donde las fuerzas telúricas,
cincelada por el tiempo y la naturaleza, han generado
una tierra rebosante de belleza natural, que se resistió hasta hace 600 años a
ser disfrutada por el hombre. A 3900 km. de Nueva York y a 1400 de Lisboa, mitad
de ruta entre Europa y la América sajona, emergieron estas manchas de tierra en
medio del mar, desde los fondos marinos en sucesivas erupciones a lo largo de
los siglos.
Estas islas que en tiempos fueron refugio de balleneros,
lugar de paso a las Américas y reivindicativo estandarte portugués de ultramar,
hoy son lugar de sosiego para el trotamundo ilusionado por encontrar una
diferente forma de viajar, pues aun persisten en ellas los modos de vida tradicional, la
paz y la placidez. Habiendo ganado, hasta ahora, la batalla al turismo depredador,
especulativo, e irreverente con la naturaleza, salvaguardado indemne sus
recursos naturales, en medio de unos paisajes únicos de genuina naturalidad. Contraponiendo
a los grandes complejos hoteleros (a los que en nuestras costas estamos
acostumbrados), la potenciación de hoteles medios y alojamientos rurales, apostando
en contra de la masificación y a favor de la disgregación. Ante el abuso de sol
y playa como única actividad veraniega, aquí se ofrece turismo
verde, senderismo rural y actividades en la naturaleza.
Si encima visitamos estas islas fuera de la época estival
(mes de octubre), con menos visitantes, más sosiego y precios mucho más acorde
a las posibilidades del grupo de humanos al que represento, podemos tener la
seguridad de que seremos recibidos como huéspedes especiales. Teniendo para
nosotros prácticamente todos los lugares para visitar y disfrutar con plena
exclusividad, eso sí, estando más propensos a los rigores del otoño atlántico y
a la práctica desaparición de famoso "Anticiclón de las Azores",
debiendo de dirigir nuestras jaculatorias, para que los
rigores otoñales sean lo menos propensos a nuestros fines, a la santa Rita (patrona
de los imposible…… y también de los funcionarios) o a algunas de las Marías (vírgenes) que se erigen como patronas de cada una de las islas,
de los imposible…… y también de los funcionarios) o a algunas de las Marías (vírgenes) que se erigen como patronas de cada una de las islas,
Visitamos la isla de Terceira, la tercera en ser
descubierta y de ahí su calificativo, y en realidad nos sorprendió desde el
primer momento. En ella todo es accesible, su tamaño, sus distancias, sus
poblaciones, sus lugares y sus gentes, respirando en cada situación y situado
la invariable de la tranquilidad. No menos perenne es el verdor, tono, color,
matiz o gama que todo lo invade en la isla, menos el azul del cielo y el zarco
marino. El verde llena nuestros ojos al observar, convirtiéndose en un
compañero de viaje, que solo nos abandona al penetrar en las entrañas de la
tierra que las erupciones volcánicas han generado (Albar do Carvão y Gruta do
Natal) y aun allí, donde la luz se hace algún hueco, también se halla el verdín ante nuestra vista.
La historia de estas islas es la historia
de los viajes a las Américas, lugar donde repostaban las naves a la ida y al
retorno. Es también la historia por recuperar su independencia de la corona
española en tiempo de los "felipes", el II, el III y el IV, que desde
1580 a 1640 estuvo bajo reinados hispanos. También la historia de los
balleneros atlánticos que usaban este territorio como base de sus capturas,
siendo hoy en día la actividad que se desarrolla en torno a estos cetáceos, la
de salidas a la mar para su observación en las épocas de sus periplos marinos.
Complementan estos rasgos de
identidad, una rica gastronomía que podemos degustar por bastantes lugares de
su no muy extensa geografía. Ya estemos en su capital Angra de Heroismo, donde
la oferta es más suculenta, al norte, sur, este u oeste, donde, en pequeñas
poblaciones encontraremos algún restaurante o
"Casa de Pasto" (casa de comidas), para degustar alguna buena carne de su extensa cabaña vacuna, así como un potente guiso de carne o pescado, al que por aquí denominan "alcatra" que nos hará además de enriquecernos el gusto y escacharrar el estomago, conocer cómo se las traen estos lugareños con sus pucheros.
"Casa de Pasto" (casa de comidas), para degustar alguna buena carne de su extensa cabaña vacuna, así como un potente guiso de carne o pescado, al que por aquí denominan "alcatra" que nos hará además de enriquecernos el gusto y escacharrar el estomago, conocer cómo se las traen estos lugareños con sus pucheros.
Este lugar, no puede por mucho que
el tiempo pase, traerme a la mente una propia y particular historia en la que
estos islotes estuvieron relacionados con mi persona. Fue a mediados de marzo de 2003, concretamente el día 15, los
presidentes George W. Bush, Tony Blair, José María Aznar (el Trío de las
Azores) se reunieron en la isla de Terceira para declararle la guerra a Sadam
Hussein. Esto provocó que durante mi viaje de retorno en visitar la agradable
capital cubana de La Habana, y al haber sufrido una avería uno de los dos
motores del avión (dejo de funcionar en medio del atlántico) que nos traía de
vuelta del país caribeño, no pudiéramos aterrizar de emergencia en las Azores,
al estar el espacio aéreo protegido por la reunión de tan "ilustres" personajes.
Teniendo que retroceder hasta Bermudas (3.400 km. hacia atrás) y realizar un
aterrizaje forzoso, en pésimas condiciones y con el aeropuerto cerrado. Siendo
este suceso que guardo en mi mente el único factor negativo de tan agradables
tierras. Elemento nocivo que también recorre mi cuerpo cada vez que observo el la TV, a alguno de los tres miembros de la foto................. sobre todo al bajito.
Visitar Azores, es además de
situarnos en un punto del planeta en medio del descomunal océano Atlántico, un
lugar al que por su idiosincrasia, volveré en otro otoño para poder disfrutar y
recorrer alguna de las otras islas que componen su formación. Espero que estas
letras y cuatro duros (€uros) os animen a ir a visitarlas.
jueves, 12 de abril de 2018
- Hurtigruten (Noruega)…… el Expreso del Litoral
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Conocemos a la tierra como el "Planeta Azul" al estar compuesta su superficie por tres cuartas partes de agua, por lo que el 75 % de nuestro entorno es ese liquido y azulón componente, con el que debemos convivir y sin el que la vida en nuestro maltratado mundo no sería posible. Por él hemos aprendido a movernos a lo largo de la historia, toda vez que nos ha sido útil y necesario para trasladarnos, convirtiéndose en una vía de trasporte imprescindible para los territorios bañados por sus aguas. Desplazarnos usando este indispensable elemento ha sido siempre una necesidad para el ser humano, e intentar dominar su fuerza una constante durante la evolución de la humanidad.
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Conocemos a la tierra como el "Planeta Azul" al estar compuesta su superficie por tres cuartas partes de agua, por lo que el 75 % de nuestro entorno es ese liquido y azulón componente, con el que debemos convivir y sin el que la vida en nuestro maltratado mundo no sería posible. Por él hemos aprendido a movernos a lo largo de la historia, toda vez que nos ha sido útil y necesario para trasladarnos, convirtiéndose en una vía de trasporte imprescindible para los territorios bañados por sus aguas. Desplazarnos usando este indispensable elemento ha sido siempre una necesidad para el ser humano, e intentar dominar su fuerza una constante durante la evolución de la humanidad.
Para las antiguas civilizaciones el
mar era una fuente de alimento, por lo que sus asentamientos se situaban cerca
de sus costas. Sin ninguna duda la navegación comenzó el día que algún ser
humano se encaramó a un tronco seco para adentrase en el mar en busca de
sustento, iniciándose en ese instante una evolución que no ha hecho más que acrecentarse
con el paso del tiempo hasta llegar a nuestros días. Siendo también por medio
de esta actividad, como el hombre utilizó el mar en la busca de nuevos territorios
por donde expandirse, descubriendo nuevas civilizaciones y generando rutas
comerciales alternativas. Primeramente sus
singladuras fueron a través de rudimentarias balsas, a las que después las
acoplaron remos, para posteriormente insertarles velas, y mucho mas tarde con
el adelanto industrial motores, consiguiendo mejorar el rendimiento de sus
naves.
Desde las primitivas barcas egipcias, allá por el 2.500
antes de Cristo, así como los fenicios, griegos o cartagineses controlando con
sus naves el mediterráneo a mitad de milenio de la era anterior. Pasando por las
colosales flotas del almirante chino Zheng He a principios del siglo XV, o los
uros por sus canoas de "totora" del lago Titicaca, los españoles y portugueses del siglo XVI surcando ya los mares
del mundo completo, y por supuesto los Vikingos que desde el siglo
VI hasta final del siglo XII, recorrieron y arrasaron media Europa, llegando
hasta el mediterráneo, y hasta llegando 500 años antes que Colon a las costas
Americanas de Terranova. Gentes que hicieron de la historia de las rutas marinas una de las aventuras más
apasionantes que los seres humanos hombre hayan realizado desde los remotos tiempos.
Es posible que de todas las costas
que riegan los continentes que forman nuestro planeta, sea la de Noruega la más
enrevesada, fraccionada, enmarañada y maléfica. Siendo los vikingos,
especialistas de estas aguas, los mejores marinos que haya habido en la
historia de la navegación.
Se cumple ahora 125 años, de cuando
un sucesor de esos "demonios cornudos" seguidores de Odín, realizó la
hazaña de realizar la primera ruta por la abrupta costa nórdica, recorriendo y
fondeando las por entonces aisladas poblaciones o aldeas que diseminadas
salpicaban sus orillas. Fue Richard Bernhard With, quien aceptó la propuesta
del gobierno de realizar por primera vez la ruta marítima que de forma
"regular" uniera el sur de Noruega con las costas del norte, la que
desde entonces y hasta hoy se conoce como la Hurtigruten. Proeza que para
finales del siglo XIX, fue catalogada como verdadera temeridad, pero que una
vez consolidada, sirvió para abastecer la humanizada línea costera de
mercancías, enseres, transporte de pasajeros y correo postal, a través de lo
que fuera denominado como el “Expreso del Litoral”.
Hoy
en reconocimiento a su hazaña un barco de la flota Hurtigruten, así como varias
carreteras de la costa, llevan el nombre del avezado marino, como no podía ser
de otra manera.
Hay que conocer las accidentadas características
geográficas de estas costas, o simplemente observarlas en un mapa o atlas, para
comprobar la dificultad de navegar por ellas, máxime en aquellas épocas sin
conocer el peligro de sus fondos marinos para las naves de gran calado. Noruega
se extiende de sur a norte a lo largo de unos 2.700 kilómetros, y con cerca de
50.000 islas e islotes, además de los cientos de fiordos que se llegan a
introducir por encima de los 200 km. en su interior (204 penetra el Sognefjord), posee una línea costera que supera los 83.000
kilómetros, por lo que la importancia del trasporte marítimo es muy relevante.
Pero no ha sido fácil para sus pobladores poder relacionarse de unas regiones a
otras a lo largo de la historia, pues sus comunicaciones nunca hasta ahora han
sido fáciles, ya que la costa es tal y como he relacionado, y su interior no
mucho mejor, por la gran cantidad de valles, montañas, glaciares y fiordos que
de forma trasversal se extienden por su geografía. Por si esto no fuera determinante, durante sus largos inviernos prácticamente todo el
norte del país se encontraba aislado del resto del mundo por enormes y blancos
mantos de nieve.
Eran las 8,30 de la mañana del 2 de julio de 1893, cuando
zarpó del puerto de Trondheim el vapor Vesteraalen comandado por el capital With
rumbo al norte. Por delante un recorrido por estrechos y sinuosos canales,
transitando entre miles de arrecifes e islas sin cartografiar, sorteando las
corrientes más fuertes de Europa, por una complicada ruta, en la que por aquel
entonces solo estaba señalizada al norte de Trondheim
por apenas 28 faros, por lo que la navegación nocturna
era muy arriesgada.
Un desafío para los medios técnicos con que contaban los
buques de la época, pero todo un acontecimiento para aisladas las poblaciones
costeras diseminadas por la costa, que veían como su futuro se iba a trasformar
de forma positiva en los próximos años.
Calificado como
"El viaje por mar más bello del mundo", viajar a bordo del Hurtigruten (que
en noruego viene a decir "ruta rápida") o Expreso del Litoral no es una travesía en un súper-crucero
al uso, tal y como los que podemos ver en las ofertas publicitarias que por
aquí llegan hasta nuestras manos. Y aunque también es un servicio turístico, cubre el
trasporte entre las distintas poblaciones como línea regular de pasajeros,
navegando bajo la bandera del servicio postal noruego, haciendo 34 paradas en
distintos puertos de la costa. Llevando el correo, transportando a las gentes
de los distintos pueblos y comunicando de manera natural a unos lugareños que
tienen el coraje de vivir en las proximidades del fin del mundo.
Una flota de 11 buques posibilita
las salidas diarias y "puntuales" desde el puerto
de Bergen hacia la última localidad en suelo noruego, Kirkenes, a tan solo unos
kilómetros de la frontera Rusa y Finlandesa. Un recorrido
de aproximadamente 2.600 km. y 134 horas de navegación,
que estas equipadísimas y cómodas naves realizan a una velocidad media de 15
nudos marítimos (unos 28 km/hora), constituyendo una de las
travesías costeras más espectaculares del mundo. Siendo sus principales usuarios los miles de turistas, fundamentales alemanes y americanos, que se aventuran cada temporada en uno de estos barcos. Y donde disfrutar de los servicios que se les ofrece, junto a una apreciable y acertada lista de vituallas gastronómicas: pudiéndose examinar todos los días el programa del día siguiente con las diferentes paradas y los lugares de interés por los que transita el barco, la relación de conferencias y las excursiones que se pueden realizar durante las paradas, amén de poder acceder a internet durante toda la travesía por un ajustado precio.
travesías costeras más espectaculares del mundo. Siendo sus principales usuarios los miles de turistas, fundamentales alemanes y americanos, que se aventuran cada temporada en uno de estos barcos. Y donde disfrutar de los servicios que se les ofrece, junto a una apreciable y acertada lista de vituallas gastronómicas: pudiéndose examinar todos los días el programa del día siguiente con las diferentes paradas y los lugares de interés por los que transita el barco, la relación de conferencias y las excursiones que se pueden realizar durante las paradas, amén de poder acceder a internet durante toda la travesía por un ajustado precio.
La mejor época, si medianamente el tiempo es benévolo y se
comporta indulgentemente bien con los viajeros, es hacerlo a finales de marzo.
Siendo durante estas fechas cuando los días por esas latitudes ya empiezan a
alargarse, y los paisajes nevados complementan una visión onírica de una costa
blanca completamente nevada que se funde con el azul intenso del mar. Donde
bucólicas granjas y pequeñas aldeas conforman un romántico paisaje de serena
certidumbre. Durante este periodo partiremos de Bergen
con aspecto primaveral, llegando a Kirkenes todavía bajo un
manto blanco y un mar escamado por los hielos. Una sugerente composición
de paisajes y vivencias donde los colores se tornan en
protagonistas de los horizontes, renaciendo de los más profundo de nuestro ser
esa faceta de trasnochado aventurero, que adquiere forma al impacto de las olas
del mar. Si en verdad existe la magia en el mundo, seguro que una buena parte de
ella se ubica por estos mares.
Navegar a través del
Hurtigruten es realizarlo a bordo de una de las
compañías centenarias de Noruega, convirtiéndose el viaje por la accidentada
costa nórdica en el despertar de los sentidos. No hay fotos tipo
"caribeño", ni tampoco fiestas nocturnas, ni siquiera la tripulación
intenta ligar con el pasaje como en "Vacaciones en el Mar". Sí que
hay buenos salones para la contemplación del espectáculo de la naturaleza a
nuestro rededor y lugar de descanso para disfrutar del entorno, así como
conferencias a media tarde en la que se explica (noruego e inglés) las
curiosidades que podremos observar. El objetivo de la singladura es deleitarse
del ritmo del mar, como si nos dejáramos acunar como niños. En los barcos no
hay distracciones ni actividades triviales, baladís o frívolas……………
jejejejejejejejeje, generándose siempre una atmósfera relajada para disfrutar
de la lectura o la música, de los paisajes que desde las cubiertas podemos
disfrutar, de una amena y amigable charla, o de una buena cerveza en alguno de
sus bares……………….. incluso casi todo esto a la vez.
Partimos de Bergen, urbe considerada como la puerta de
entrada a los fiordos noruegos. Ciudad animada, juvenil, colorista y con una
interesante arquitectura de tiempos pasados que han sabido conservar y
mantener. En Alesund somos trasportados a los tonos y líneas del "art decó",
estilo de moda con el que los arquitectos de la época diseñaron los singulares
y hermosos edificios que se levantaron después del impresionante y desbastador
incendio de la ciudad en enero de 1904. Trondheim me sirvió para rememorar
momentos de visitas anteriores, pero su visión nival, me resultó más sugerente
que los paseos de tiempos pretéritos. Siendo la visita a su catedral
"Nidaros" igual de impresionante, con su portada cubierta por prácticamente
todo el "santoral" cristiano.
Atravesamos el Círculo Polar Ártico, que repetiríamos a la
bajada con mejor climatología y una copa de champagne en la mano. Mítico e imaginario paralelo situado a una latitud de 66º 33´
46", que en nuestro recorrido era más o menos la mitad del trayecto.
De la población de Bodo salen los
ferries a las islas Lofoten, por lo demás, ni fu, ni fa. Y de las Lofoten que
decir, pues que son una verdadera pasada. A la subida nos tocaron por la noche,
pero a la bajada en plena tarde y con una luz de un dramatismo especial, las
afiladas aristas de sus montañas se nos mostraban de forma espectacular. Svolvær
que ejerce como capital de estas islas, nos la encontramos cubierta totalmente
de ese manto blanco que ya asumimos como normal, destacando de las serenas
aguas de su puerto el reflejo de las montañas próximas a la población.
Cruzamos por las también sugerentes islas Vesteraalen, pero sin tanta majestuosidad y grandeza que las Lofoten. Siendo a esta latitud cuando se nos comienzan a presentar las mágicas Luces del Norte, las Auroras Boreales con sus bailes nocturnos, pudiendo observar durante algunas noches uno de los
espectáculos más bellos y misteriosos del firmamento. Producidas por el polvo de
las tormentas solares y la entrada de este en el campo magnético de la Tierra, este
fenómeno lumínico, se nos muestra con toda su fantasía durante la oscuridad de meses
de invierno.
En Harstad un paseo al amanecer, con la ciudad aun casi dormida, pero con una templanza y una sensación de relajo de esas que te entran hasta el esqueleto. Y de nuevo Tromso, a la que ya habíamos visitado en febrero de hace dos años y donde me sentí nuevamente a gusto. Hasta el punto que en el recorrido de retorno y en horas nocturnas (las 12 de la noche) fuimos a escuchar el concierto de media noche en su moderna, original y flamante nueva catedral.
Nos recibe la población Hammerfest en medio de una suculenta nevada, convirtiéndose
el paseo hasta su iglesia, en medio del blanco panorama, en una situación ya de
lo más normal. En Honningsvag, sigue la cellisca, pero aun así se deja pasear, siendo la
imagen de sus calles así como su protegido puerto, todas de un inmaculado y contundente
blanco. La ciudad nos acoge con la templanza y el sosiego que generan los copos
al caer, Honningsvag es la aldea del Cabo Norte (Nordkapp o North Cape), que situado en la isla Magerøya a una latitud 71° 10' 21 N,
25° 47' 40 E), es considerado el punto más septentrional de Europa, aunque el
cabo de Knivskjellod, situado a tan solo 1.500 m. al oeste, es el punto más al
norte del continente (latitud 71° 11' 8 N). Intentamos llegar hasta la afamada
punta, con la intención de rememorar nuestra primera visita de hace casi 38
años, pero la climatología no fue esta vez nuestra aliada, pues una fuerte
ventisca de nieve y viento, nos impidió recorrer los 34 kilómetros que le
separan de la citada localidad de atraque del Hurtigruten.
Llegamos a Kirkenes, y aunque frio luce un buen sol, con esa luz trasparente y gélida que de estar a estas latitudes. Estamos en el culo del mundo, en lo más alto de noruega, en medio del helado mar de Barents y a tan solo unos kilómetros de la frontera noroccidental de Rusia y Finlandia. La población es agradable y las construcciones se nos asemejan confortables y de buena calidad. De nuevo dedicamos el día a pasear por la ciudad y ascender hasta uno de los miadores existentes en sus proximidades, que como no podía ser de otra manera, todo en medio de un sugestivo paisaje teñido de un blanco imperturbable. La noche la dedicamos a degustar (en el Scandic Kirkenes Restaurant); pues es este el lugar idóneo; las exquisitas y lujuriosas carnes del cangrejo real "king crab",
el crustáceo (centollo) más grande del mundo, con un peso medio de entre 4 y 6
kg. la pieza, pudiendo llega a pesar hasta los 15, pero también el más caro,
unos 100 €. el kilo, eso sí con certificado de autenticidad y pesca.
Ya solo queda regresar, disfrutando nuevamente
de los gélidos y albos paisajes costeros, de ese intenso azul marino y de las
sensaciones que un viaje en el Hurtigruten nos puedan generar. Siendo el
paisaje el protagonista fundamental de este periplo, ya sea en algunas de las
poblaciones visitadas, a través de la cubierta de la nave o acomodado en
algunos de sus placidos salones o espacios para disfrutar del sosiego de la
singladura. No cansándonos, para nada, en la observación y admiración del continuo
despliegue
de montañas copiosamente nevadas, que a orillas de un poderoso mar asemejan
salir a respirar de sus profundas aguas. Paisajes salpicados casi de continuo
por pequeñas poblaciones o granjas aisladas, y de
cuando en cuando atracar en alguna pequeña localidad portuaria, hacia la que
se encamina el buque con escrupulosa puntualidad.
Un viaje, que fuera de exotismos
orientalizantes o rarezas de culturas étnicas, tal y como si fuéramos creyentes
musulmanes y tuviéramos la obligatoriedad de ir una vez en la vida a la Meca, todo
el mundo apasionado por los sugerentes paisajes y la naturaleza, debería por lo
menos una vez en su existencia acercarse a realizar este periplo por la costa
Noruega en alguno de los navíos Hurtigruten………….. alcanzaría a tener
indulgencias plenarias para acceder al onírico mundo celeste de las almas en
paz, os lo aseguro……………. feliz día tengáis todos.
lunes, 12 de marzo de 2018
- Monasterio de Piedra…… sinfonía de agua
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Esta semana pasada, en la que nos han estado asustando a través de los "medios" sobre las cinco borrascas sucesivas, que una tras otra iban atravesar tormentosamente nuestra frágil piel de toro, y de forma pertinaz iba a estar lloviendo prácticamente sin pausar en el espacio-tiempo correspondiente al asueto de los que ya hemos pasado a mejor vida (los días no festivos para los jubilatas). Pero hete aquí que los dioses de la cibernética, a través de sus palafreneros de "AEMET", nos concedían una ventana de "pax deorum" o pausa de buen tiempo para el miércoles día siete (fecha que me trae evocaciones ancestrales). Esta tregua o impasse del horrendo panorama meteorológico que nos vaticinaban las conjunciones astrales, nos hace decidirnos en acercarnos a tierras mañas, camino de ese conglomerado de revoltosos y desiguales montes que conocemos como Macizo Ibérico, conjunto de irregulares sierras ubicadas a caballo entre las provincias de Soria, Zaragoza y Teruel.
Esta semana pasada, en la que nos han estado asustando a través de los "medios" sobre las cinco borrascas sucesivas, que una tras otra iban atravesar tormentosamente nuestra frágil piel de toro, y de forma pertinaz iba a estar lloviendo prácticamente sin pausar en el espacio-tiempo correspondiente al asueto de los que ya hemos pasado a mejor vida (los días no festivos para los jubilatas). Pero hete aquí que los dioses de la cibernética, a través de sus palafreneros de "AEMET", nos concedían una ventana de "pax deorum" o pausa de buen tiempo para el miércoles día siete (fecha que me trae evocaciones ancestrales). Esta tregua o impasse del horrendo panorama meteorológico que nos vaticinaban las conjunciones astrales, nos hace decidirnos en acercarnos a tierras mañas, camino de ese conglomerado de revoltosos y desiguales montes que conocemos como Macizo Ibérico, conjunto de irregulares sierras ubicadas a caballo entre las provincias de Soria, Zaragoza y Teruel.
Horadadas por los ríos Jalón, Mesa, Jiloca y Piedra estas
escondidas y abruptas sierras del Sistema Ibérico, a la que me gusta denominar
como Comarca del Jalón, se hallan salpicadas por algunos de los
establecimientos termales más importantes de todo Aragón: tres en Jaraba, dos
en Alhama de Aragón, uno en Paracuellos de Jiloca y el SPA del Monasterio de
Santa María de Piedra. Siendo precisamente a las orillas del rio Piedra a donde
dedicaremos nuestros relajados paseos y curiosas miradas, en lo que fuera un
importante y antiguo centro espiritual rodeado de un sobrecogedor paisaje de
cascadas, lagos y ocultas grutas.
Nacido por tierras alcarreñas de Guadalajara; en Rueda de
la Sierra población muy cercana ya a Molina de Aragón, justo en la divisoria de
aguas del Tajo y el Ebro; el río Piedra forma en su cauce medio unos barrancos
calcáreos dignos de reseñar. Facturando
la Sierra de Solorio por los cerros de Las Requijadas, Alba, La Pedriza o la
Peña del Diablo, abriéndose paso de forma impetuosa entre sus rocas las aguas
de su cristalino discurrir. Formando durante su impetuoso transito cantidad de
cascadas y saltos de agua, que si bien han sido en algún modo retocados por la
mano humana para fortalecer su hermosura, no por ello tienen menos derecho a
ser contemplados con ojos de admiración. Si bien este
retoque estético, cual una cirugía facial humana o incremento de morros con cuarto y mitad de "botox"…………………. horror, que en algunos de los casos, estos supuestos arreglos son tan exagerados que hacen perder gran parte del encanto intencionado.
retoque estético, cual una cirugía facial humana o incremento de morros con cuarto y mitad de "botox"…………………. horror, que en algunos de los casos, estos supuestos arreglos son tan exagerados que hacen perder gran parte del encanto intencionado.
Aun de esa manera, el lugar se ha trasformado para los que hasta aquí
se acercan a pasear sea una delicia para los sentidos, estando su transitar repleto de sorprendentes y bellísimos rincones, así como de
paisajes asombrosos con espectaculares cualidades estéticas, generando un espacio
dedicado a trasmitirnos la belleza del agua y su entorno. A los encantos propios
del río hay que añadir el rumor de la naturaleza, el frescor del entorno, la apacible quietud de sus lagos, en especial la del
Espejo, y el cantar o trinar de las aves.
Entre una exuberante vegetación que a ratos se hace bastante
intensa, recorremos los casi cuatro kilómetros de senderos: https://es.wikiloc.com/rutas-a-pie/parque-natural-del-monasterio-de-piedra-6764003, en los que podremos
invertir dos horas y media, o más. Que uno tras
otro nos llevarán hasta los continuos saltos de agua: Cascada Iris, Sombría, Baño
de Diana, Trinidad, Caprichosa, Vadillos, Cascada de los Fresnos, Cola de
Caballo, Chorreaderos. Un sinfín de lugares y recorridos por escaleras, túneles
y grutas que nos conducen si o si, hasta el espacio más singular y mágico de
todos, el Torrente de los Mirlos, a donde accedemos a la Gruta
de Iris. Por la que descendemos como si fuera un camino iniciático hasta llegar a la base de la Cola de Caballo (50 m. de altura) pero en su parte trasera, donde se abre una húmeda, inmensa, lóbrega y sombría oquedad, asemeja la entrada a los territorios del Averno. Lugares de remanso de tanta intensidad para nuestra vista son las serenas láminas de agua que forman el Lago de los Patos y el Lago del Espejo, así como los estanques de las piscifactorías, donde esa tranquilidad solo es rota por las truchas al saltar sus aguas.
de Iris. Por la que descendemos como si fuera un camino iniciático hasta llegar a la base de la Cola de Caballo (50 m. de altura) pero en su parte trasera, donde se abre una húmeda, inmensa, lóbrega y sombría oquedad, asemeja la entrada a los territorios del Averno. Lugares de remanso de tanta intensidad para nuestra vista son las serenas láminas de agua que forman el Lago de los Patos y el Lago del Espejo, así como los estanques de las piscifactorías, donde esa tranquilidad solo es rota por las truchas al saltar sus aguas.
Lo que fuera la antigua huerta de los monjes, esconde
maravillas difíciles de describir para quién no las haya aun contemplado, pasando
en la actualidad a formar parte de los parajes seleccionados mas espectaculares de Europa. Casi todos
desconocemos el hecho de que las rocas del paisaje que rodea el Monasterio de
Piedra formaron parte de un fondo marino, pues hasta aquí llegaba hace millones
de años el llamado "Mar de Tetis", que con el paso del tiempo y las
fuerzas de la orogenia alpina, estrujaron las rocas de los fondos haciéndolas emerger
hasta la superficie, siendo las que podemos contemplar a nuestro alrededor.
Como contaré más adelante, la finca de la que forman parte
estos parajes, sufrió durante su historia tres abandonos por parte de sus moradores
los monjes cistercienses, el último y definitivo durante la desamortización de
Mendizábal en 1836, aunque ya por esas fechas el cenobio llevaba años en
decadencia, al haber sufrido espolios y abandono en el trascurso de la Guerra de la
Independencia, y posteriormente entre 1820 y 1823 durante el llamado
"Trienio Liberal" haber padecido de nuevo la desidia y el desamparo.
Siendo adquirida en subasta pública por el empresario del textil catalán Pau
Muntadas i Campeny en1843, habiendo sido su hijo Joan Frederic Muntadas, quien convirtió
la huerta existente en un jardín romántico, y los recintos monacales en establecimiento
hospedero. Aprovechando las limpias y cristalinas aguas del rio Piedra para
instalar en 1867 la que sería la pionera de las piscifactorías habidas en
España, al ser la primera instalación existente de este tipo en toda la
península. Convirtiendo al lugar, desde mediados del
siglo XIX, en un destino turístico de primer orden al sur de Aragón.
La adquisición por parte de la familia Muntadas consiguió
detener en parte el deterioro al que fue sometida tras su abandono, perdiéndose
algunas de las obras de arte en ella custodiadas, hasta el punto que el estado
en el que podemos observar la iglesia abacial, totalmente al descubierto y sin
techumbre, se debe a la vergonzante venta de las tejas que cubrían su tejado,
operación realizada tras la desamortización de 1835 por parte del administrador del estado y el obispo
de turno. Estas tejas hoy están dispersas por
toda la provincia y aledaños, habiendo producido el hundimiento de gran parte
del edificio y el ruinoso estado que hoy podemos observar al visitarla. Menos
mal que el altar-relicario de estilo gotico-mudejar y finales del siglo XIV se
libró del espolio, conservándose desde 1851 en la Real Academia de la Historia
en Madrid (calle Huertas esquina a León), rescatado de ser destruido o robado
gracias a las gestiones de uno de los Muntadas.
El 16 de diciembre de este 2018 este monacal cenobio
dedicado a la regla de San Benito de Nursia (ora et labora), celebrará 800 años
de su consagración como recinto religioso. Habiendo sido impulsada su fundación
por el rey de Aragón Alfonso II el Casto y su castellana esposa Sancha en el
año 1186, cuando estas tierras habían sido recién recuperadas a los árabes.
Consiguiendo con ello dos finalidades: la repoblación de estos territorios (con
un fuerte componente de población musulmana y zona fronteriza con el reino de
Castilla) por devotos cristianos durante la segunda mitad del siglo XII y la
expansión de la orden del Cister, que aunque creada cien años antes, no tuvo su
impulso definitivo hasta que Bernardo de Claraval inspirador de la orden del
temple, se alineó con la orden benedictina que defendía la austeridad
y la rigurosa observancia de las reglas de pobreza, así como
una mayor dedicación de los monjes a la observación y al trabajo manual, frente
a la riqueza y ostentación de la poderosa orden de Cluny, debiendo de instalar sus
monasterios apartados de las vías de comunicación y de los núcleos habitados, para lograr de esa manera un mejor
aislamiento de la realidad mundana. Siendo la orden del
Cister y sus "monjes blancos" ávidamente favorecida por los reyes aragoneses
para que colonizasen el vasto y despoblado territorio que se acababa de
conquistar al sur de la línea del Ebro, usándose como generadores de la
actividad agraria y reclamo poblacional estos incipientes y flamantes cenobios,
además de extender la "fe" en el credo de Cristo.
El monarca baturro cedió a los monjes tarraconenses de Poblet (no
olvidemos que Cataluña de siempre ha pertenecido al antiguo reino de Aragón,
pese a quien le pese !Puigdemont!) el castillo sarraceno o fortaleza defensiva existente
en el lugar conocido como Piedra
Vieja, con todas sus pertenencias y tierras, la aldea de Liestos, y otras
tierras en términos vecinos, con el objeto de fundar en la zona una abadía. El
10 de mayo de 1194 salieron del monasterio catalán trece monjes, al mando de
los cuales estaba Gaufredo de Rocaberti, quien se convirtió en el I abad del
cenobio a orillas del rio Piedra. En mayo de 1195 se revalida la donación y pretensión
real de la fundación de un monasterio en ese lugar, comenzándose a levantar los
edificios en 1203. Siendo en 1218, con las obras ya bastante adelantadas cuando los monjes pudieran trasladarse, realizándose el 16 de diciembre la
ceremonia de consagración, reubicándose la comunidad desde Piedra Vieja (la instalación provisional) a
Piedra Nueva (el nuevo monasterio).
La segunda mitad del siglo XII y
primera del XIII son años de transformación arquitectónica, viviéndose en
esta época la transición del "románico" hacia el "gótico", pero las construcciones cistercienses mantienen el modelo
monástico benedictino, respetando en su diseño los fines de su fundador: la contemplación,
el rezo, la pobreza, la simplicidad y la escasez decorativa, centrando su característica
arquitectura en la luminosidad, sencillez, austeridad y sobriedad. Si bien esta,
a través de la piedra trabajada de forma maestra sigue generando una gran
belleza y llegando hasta nuestros días en aceptable estado de conservación.
Para erigir estas edificaciones monásticas son elegidos emplazamientos aislados, valles retirados o bosques recónditos
con abundancia en agua. Manteniendo la
ordenación de sus dependencias en torno a un patio central, el claustro. En el caso del de "Piedra" su distribución se asemeja a otros
monasterios del Cister, aprovechando al máximo la luz solar: al norte la iglesia,
al este la sala capitular, al oeste las bodegas y cilleros y al sur el
refectorio, calefactorio y la cocina. Siendo en esta última, donde en 1534 se
elaboró por primera vez el chocolate en Europa, con cacao traído de las indias
(Méjico) por medio de un fraile cisterciense que acompañaba a Hernán Cortés. Consiguiendo se estos monjes aragoneses los
que cataron por primera vez el dulce manjar. Elemento al que se le dedica una curiosa
e interesante exposición en su tiznada cocina.
El Monasterio de Piedra se encuentra
protegido por una muralla medieval de la que sobresale una sobria e interesante
torre del homenaje. Siendo el conjunto de sus edificaciones una mezcla de estilos arquitectónicos: románico, gótico, mudéjar,
renacentista y barroco. Obteniendo su
Sala Capitular los
adjetivos más favorables, toda vez que la iglesia está muy deteriorada, sin techo y prácticamente en ruinas, especialmente las bóvedas que se encuentran completamente caídas, debido a los tres abandonos producidos durante el siglo XIX, que junto con las intrigas internas de la propia comunidad monacal, propiciarán su penuria definitiva el 4 de noviembre de 1835. La puerta occidental o principal hacia el exterior de recinto, se conserva aceptablemente bien a pesar de lo descompuesto y abandonado de la fachada.
Hemos comentado al principio sobre las zonas termales del sur de Aragón, haciendo referencia al cauce del rio Jaraba y sus balnearios. Interesante y cercano lugar que seguramente merecerá una visita no muy alejada en el tiempo y sus consiguientes párrafos en estas notas. Mientras, os animo a disfrutar de estos espacios convertidos en vergel, en medio de las áridas tierras el sur aragonés.
adjetivos más favorables, toda vez que la iglesia está muy deteriorada, sin techo y prácticamente en ruinas, especialmente las bóvedas que se encuentran completamente caídas, debido a los tres abandonos producidos durante el siglo XIX, que junto con las intrigas internas de la propia comunidad monacal, propiciarán su penuria definitiva el 4 de noviembre de 1835. La puerta occidental o principal hacia el exterior de recinto, se conserva aceptablemente bien a pesar de lo descompuesto y abandonado de la fachada.
Después de ser expropiado tras los
decretos de Mendizábal, las gentes de los aledaños entraron al lugar saqueando
y destrozando todo lo que hallaban a su paso, razón por la cual podemos observar
como todas las esculturas situadas a menos de tres metros del suelo se nos
presentan decapitadas y sin manos.
Hemos comentado al principio sobre las zonas termales del sur de Aragón, haciendo referencia al cauce del rio Jaraba y sus balnearios. Interesante y cercano lugar que seguramente merecerá una visita no muy alejada en el tiempo y sus consiguientes párrafos en estas notas. Mientras, os animo a disfrutar de estos espacios convertidos en vergel, en medio de las áridas tierras el sur aragonés.
lunes, 19 de febrero de 2018
- Las tierras de Fiordland y el mágico fiordo Milford Sound (Nueva Zelanda)
Pincha aquí si deseas ver las fotos de "Fiordland y Milford Sound" y si quieres verlas en pantalla completa pulsa en la tecla "F11"
Nos despedimos de la costa oeste
neozelandesa, observando por la ventanilla del vehículo que nos trasporta, como
dejamos atrás la población de Haast. La carretera litoral que hemos recorrido
hasta aquí apenas continúa 50 kilómetros más allá, hasta las cuatro casas y una
calle que forman la población de Jackson Bay, después de este lugar ya se entra en las inaccesibles y aisladas tierras de Fiordland, el mundo de los fiordos neozelandeses,
el sur del sur. Una de las zonas más sobrecogedoras y bellas de Nueva
Zelanda, cincelada por remotos glaciares que se extendieron por estas tierras
hace más de 100.000 años, con lo que su paisaje está caracterizado por majestuosas
cascadas de agua que caen libremente a profundos y oscuros fiordos. Profundos,
espesos e impenetrables bosques conforman una intransitable selva, ahora
protegidos por el Fiordland National Park, el Parque Nacional más grande de todo
el país (12.500 km²), declarados ya en 1990.Patrimonio de la Humanidad por la
UNESCO.
Esa inaccesibilidad, nos hace abandonar
la dirección sur y tomar la de levante, dejando la costa y dirigiéndonos hacia
el interior, ascendiendo todo el curso del rio Haast hasta introducirnos en
medio de las Montañas Aspiring y traspasarlas por el legendario "Paso
Haast". Al igual que el Gran Oeste del norte Americano o la Patagonia
Argentina, estos territorios se tardaron en colonizar debido a su
escabrosa geografía, siendo a mediados del siglo XIX cuando "el hombre
blanco" se consagró en la búsqueda de nuevos y vírgenes parajes para
dedicarlos a aprovechamientos agrícolas o minerales. Fue a principios
de 1863,
cuando el geólogo Johann Franz Julius von Haast (Julius von Haast) dirigiendo
una expedición en busca de un trayecto terrestre factible entre el este y el
oeste de la isla meridional neozelandesa, encontró la ruta accesible a través
del río Makarora, cruzando los Alpes del Sur por el lugar que ahora lleva el
nombre del científico teutón "Haast Pass". Y si bien, un buscador de oro
llamado Charles Cameron se intentó acreditar como su "descubridor",
siendo Haast el distinguido con llevar su nombre, atravesando su expedición al
"collado" el 23 de enero. Esta ruta fue la vía habitual para los
maoríes que cruzaban hacia el oeste en busca de "pounamu" (la piedra
verde "jade").
Estamos transitando por uno de
los parajes montañosos más admirables de Nueva Zelanda, el Parque Nacional del
Monte Aspiring, que emplazado en la línea divisoria de
los Alpes del Sur y el Monte Aspiring, nos regala una impresionante gama de
paisajes durante nuestro recorrido. Cruzando el sorprende bosque
tropical por el que circulamos, observamos un entorno de altas montañas tapizadas
por la densa vegetación, sobre la que destacan los fascinantes helechos
neozelandeses, que en esta zona adquieren alturas impresionaste llegando a
superar en algunos casos los 10 metros. Franqueamos angostos y sugerentes
puentes, así como cascadas (Thunder creek y Fantail falls) en medio de la tupida
foresta. Estamos rodeados de una naturaleza pura y deshumanizada, formada
fundamentalmente por hayas que se han mantenido intactas desde la noche de los
tiempos, no existiendo ningún asentamiento habitado en cien kilómetros a la
redonda.
Franqueado el collado y descendiendo por el valle glaciar de
Makarora, nos paramos para acercarnos hasta las idílicas, sugerentes,
trasparente y frías aguas de "Blue Pool",
las piscinas de azul turquesa que llaman la atención a
cuantos las visitan. En realidad es un tramo del rio al que se llega tras un
breve paseo entre los árboles y cruzando un par de puentes colgantes. La razón de esta original tonalidad se debe a los diferentes contenidos
minerales de las sales glaciales presentes en sus aguas.
Continuamos bajando hasta llegar a
los lagos Wanaka (45 km. de longitud y 193 km2.
de superficie), que juntamente con el Hawea (141 km². de extensión con una
longitud de más de 40 km), prácticamente paralelos y gemelos, fueron formados por glaciares hace 10.000 años, tiempos en los que
se encontraban unidos. Hoy tan solo se encuentran separados por una estrecha
franja de tierra conocida como The Neck (El Cuello), que tiene solo
1.500 metros de ancho, y desde la cual se divisan unas extraordinarias
vistas.
En Wanaka, la población más meridional del lago y ciudad
vacacional por derecho y poderío, tomamos la ruta "Crown Range Road" (Por la Línea de la Cima), la carretera
asfaltada más alta de Nueva Zelanda, alcanzando los 1121
metros de altitud en Crown Range Summit, toda
una proeza para estas latitudes. Cruzando la genuina aldea de Cardrona,
observamos en la orilla de la calzada una valla repleta, a más no poder, de
sujetadores femeninos (teteros), tarea que se ha puesto de moda en este lugar y
que con asentimiento realizan, al parecer, muchas de las damas que por aquí
pasan, consiguiendo que esta pequeña población sea famosa en el mundo por ello.
Ya descendidos de las alturas nos desviamos unos pocos
kilómetros para allegarnos a la tornasolada, vetusta y vivaz población minera
de Arrowtown, que cual decorado cinematográfico, se ha mantenido tal cual se creó en plena fiebre del oro allá por el año 1862, con su barrio chico y los almacenes de la época.
Ya solo nos queda recorrer los veinte kilómetros que nos
separan de Queenstown, para llegar hasta la llamada "Capital
Mundial de los Deportes de Aventura', uno de los principales destinos para los
visitantes de Nueva Zelanda. Ubicada a orillas del hermoso lago Wakatipu, bulliciosa, pintona, alegre, desenfadada y cosmopolita, aunque también con un toque espurio, Queenstown da la bienvenida a todo al que a ella se acerque. Consiguiendo agradar a los miles de multicolores visitantes que hasta este lejano "sur" neozelandés se trasladan consiguiendo calmar sus ansias aventureras o agitando sus serenas holganzas.
Independientemente de poder hacer "puenting" en
sus múltiples modalidades, pues fue aquí donde se inventó esta
"gili-actividad", lo mejor que podemos realizar en Queenstown, es trasladarnos hasta el extremo norte
del lago Wakatipu (45 km.), a unos cuarenta minutos por carretera de
Queenstown, donde se encuentra el pequeño asentamiento de Glenorchy. Desde allí
y en medio de unos paradisiacos paisajes, podemos acceder a parte del Parque
Nacional del Mount Aspiring, al comienzo de una de las más interesantes
caminatas de estas tierras el Routeburn Track, a
algunas de las escenografías de las películas del Señor de los Anillos "Lord of the Rings", y hasta acercarnos a Paradise Valley
(Valle Paraíso) donde observar las rocosas paredes y los glaciares colgados del Mount Earnslaw, sin duda una propuesta mucho mejor que hacer el "mandria" tirándose desde un puente a través de una chiclosa cuerda...... que me perdonen los ninfoadenalinos por esta aseveración, pero es mi parecer.
Pero Fiordland (tierra de fiordos) zona abrupta y montañosa, la esquina suroeste de Nueva Zelanda y el sur del sur neozelandés, aun nos deparará algunas sugerentes y maravillosas sorpresas. Un recorrido de aproximadamente 300 km. desde Queenstown, nos conduce al más accesible y afamado de todas esas lenguas de mar que penetrando en la tierra cual enormes "rías· fueron formadas por los glaciares en épocas cuaternarias................... se trata del fiordo de Milford Sound, descrito como la Octava Maravilla del Mundo.
Pero Fiordland (tierra de fiordos) zona abrupta y montañosa, la esquina suroeste de Nueva Zelanda y el sur del sur neozelandés, aun nos deparará algunas sugerentes y maravillosas sorpresas. Un recorrido de aproximadamente 300 km. desde Queenstown, nos conduce al más accesible y afamado de todas esas lenguas de mar que penetrando en la tierra cual enormes "rías· fueron formadas por los glaciares en épocas cuaternarias................... se trata del fiordo de Milford Sound, descrito como la Octava Maravilla del Mundo.
En cantidad de ocasiones el embrujo
de un viaje no lo encontramos solamente en el objetivo final, puede que la ruta
o el trayecto hasta llegar a esa meta marcada sean tan gratificantes como el
motivo principal. Este es el caso del recorrido que nos lleva por la Milford
Highway (carretera de Milford) hasta llegar a sugerente fiordo de Milford Sound,
aunque como fue nuestro caso, sea en medio de una
poderosa tormenta de lluvia y en medio de una tozuda niebla. Aun así, recorrer
parte de sus miradores o atravesar el legendario y casi centenario túnel Homer (1935-1953),
se convirtió en una experiencia mitológica.
A nuestra llegada al coger la embarcación para recorrer el
sugerente y afamado fiordo, y como no podía ser de otra forma; "pues dios
siempre protege al buen marxista" (nota literal del profesor Tierno Galván);
la climatología que hasta ese momento había sido de lo mas nefasta y negativa,
se tornó radiante y espectacularmente agraciada para nosotros, espectadores de
un escenario sin igual. Las nieblas iban poco a poco disolviéndose, como si
fueran la elevación del telón en la tramoya del gran teatro de la naturaleza,
los cielos recuperaban sus azulados tonos, la brisa retornaba a su suave
acariciar y las aguas marinas sosegaban sus impulsos.
Por doquier que nuestra vista otease, chorreaban aguas por las montañas, efecto único que solo ocurre después de fuertes aguaceros, pues gran parte de las hermosas cascadas que se pueden admirar durante la singladura son de flujo estacional, naturaleza en estado cien por cien salvaje, algo realmente increíble. La actividad de la vida marina volvía a resurgir: focas, delfines y otras faunas (entre ellas piragüistas de kayak), se nos hacían visibles. El espectáculo se transformó en grandioso, con el regalo añadido de la poca actividad
humana habida en la zona debido a la avanzada hora y a lo desafortunado del día. Pero para nosotros un buen regalo de las deidades, que una vez más habían escuchado nuestras piadosas plegarias, y así tal cual, la magnífica representación de la "natura" en estas latitudes se alargó más de dos horas y media, en que la embarcación tardó en realizar su periplo por las aguas del mágico fiordo.
Por doquier que nuestra vista otease, chorreaban aguas por las montañas, efecto único que solo ocurre después de fuertes aguaceros, pues gran parte de las hermosas cascadas que se pueden admirar durante la singladura son de flujo estacional, naturaleza en estado cien por cien salvaje, algo realmente increíble. La actividad de la vida marina volvía a resurgir: focas, delfines y otras faunas (entre ellas piragüistas de kayak), se nos hacían visibles. El espectáculo se transformó en grandioso, con el regalo añadido de la poca actividad
humana habida en la zona debido a la avanzada hora y a lo desafortunado del día. Pero para nosotros un buen regalo de las deidades, que una vez más habían escuchado nuestras piadosas plegarias, y así tal cual, la magnífica representación de la "natura" en estas latitudes se alargó más de dos horas y media, en que la embarcación tardó en realizar su periplo por las aguas del mágico fiordo.
Definido por el escritor Rudyard Kipling como la
"octava maravilla del mundo", Milford Sound ha sido cincelado por los
glaciares durante los últimos 10.000 años, donde el mar de Tasmania se abrió paso
por entre abruptos abismos que el algunos
casos superan los 1.200 metros de desnivel, llegando a adentrarse hasta 15 kilómetros tierra adentro
formando el fiordo más espectacular y vistoso de toda Nueva Zelanda, solo
comparable para mis ojos con el de Tasermiut de Groenlandia.
No fue hasta hace un millar de años que este territorio fuera horadado por el ser humano, siendo los maorís en busca de pesca y de su piedra sagrada "poumanu" (jade verde que se encuentra es sus orillas), los que hasta aquí se acercaron. Pasando mucho tiempo inadvertido para los visitantes europeos, al ser casi invisible su entrada desde el mar, habiendo pasado inadvertido hasta dos veces para el Capitán Cook que pasó dos veces por sus proximidades sin percatarse de su existencia.
No fue hasta hace un millar de años que este territorio fuera horadado por el ser humano, siendo los maorís en busca de pesca y de su piedra sagrada "poumanu" (jade verde que se encuentra es sus orillas), los que hasta aquí se acercaron. Pasando mucho tiempo inadvertido para los visitantes europeos, al ser casi invisible su entrada desde el mar, habiendo pasado inadvertido hasta dos veces para el Capitán Cook que pasó dos veces por sus proximidades sin percatarse de su existencia.
En 1823, un cazador
de focas llamado John Grono fue el primer colono europeo en llegar hasta aquí.
Pero el verdadero pionero y explorador de estas tierras por merito propio es el
escocés Donald Sutherland, quien llego junto con su perro en 1877 convirtiéndose
en el primer residente permanente de Milford Sound. Sutherland había llevado una vida
interesante, habiendo servido desde 1840 en varios ejércitos y marinas
mercantes, así como siendo cazador de focas y buscador de oro.
Sutherland
eligió el lugar para vivir construyendo su cabaña cerca de lo que ahora es la
cascada Lady Bowen (la más próxima al embarcadero). Y aunque vivió como un eremita
durante muchos años, siempre imaginó que Milford se convertiría en una
floreciente ciudad. Siendo durante sus exploraciones y cacerías cuando descubrió las impresionantes cataratas que posteriormente
llevarían su nombre.
El asilvestrado, montaraz y casi salvaje pionero de estas tierras andaba buscando una ruta viable entre Milford Sound y Wakatipu Lake el 10 de noviembre de 1880, cuando vislumbró en la distancia a través de los árboles la afamada caída de agua, siendo el primer europeo en ver las cataratas que ahora llevan su nombre.
El asilvestrado, montaraz y casi salvaje pionero de estas tierras andaba buscando una ruta viable entre Milford Sound y Wakatipu Lake el 10 de noviembre de 1880, cuando vislumbró en la distancia a través de los árboles la afamada caída de agua, siendo el primer europeo en ver las cataratas que ahora llevan su nombre.
Con sus casi 600 m. de caída, desde el lago Quill al valle
de Arthur, las cascadas de Sutherland fueron por un tiempo reclamadas por los
neozelandeses como las más altas del mundo, aunque todavía no se conocía por
aquella época la del Santo Ángel en Venezuela de 979 m de altura, con una caída ininterrumpida de 807 m. Desde el poblado de Milford Sound, un recorrido de unos 22 km. por parte de la ruta del "Milford Track", ascendiendo el valle de origen glaciar del rio Arthur (370 m. de desnivel), nos llevara hasta la esplendida caída de agua.
aquella época la del Santo Ángel en Venezuela de 979 m de altura, con una caída ininterrumpida de 807 m. Desde el poblado de Milford Sound, un recorrido de unos 22 km. por parte de la ruta del "Milford Track", ascendiendo el valle de origen glaciar del rio Arthur (370 m. de desnivel), nos llevara hasta la esplendida caída de agua.
La fortuna de Donald como aventurero-rastreador mejoró en
1890 al casarse con Elizabeth Samuels, una viuda astuta e ingeniosa. La pareja
construyó el Chalet de Milford Sound para dar acomodo al creciente número de caminantes e intrépidos
turistas que acudían cada verano con más abundancia, a través de la recién
inaugurada Ruta a Milford "The Milford Track". Comenzando a extenderse los comentarios de la
intacta belleza de la región, haciendo que más y más caminantes llegaran cada
temporada.
Cuando Donald murió repentinamente en 1919, su cadáver
quedó sin enterrar durante cinco semanas hasta la próxima visita de un vapor
del gobierno, ya que el cuerpo era demasiado pesado para que Elizabeth lo
moviera. La dama, se quedó en Milford Sound, vendiendo el Chalet al gobierno en
1922 por £ 1000 (equivalente a $ 94,000 de 2014), muriendo al año siguiente. El
chalet fue substituido por un nuevo albergue gubernamental en 1928, siendo el
hotel que podemos encontrar en la actualidad construido en
el año 1954, pero ubicado en el mismo lugar donde estaba situada la casa
original construida por Donald Sutherland en 1878.
The Milford Track es la ruta senderista de gran recorrido
más famosa de Nueva Zelanda, que descubierta por Quintin MacKinnon en 1888, se
abre paso por una de las áreas silvestres más impresionantes del mundo, estando considerado como el segundo mejor trekking de todo el
planeta. Un sendero entre paisajes alpinos y fiordos, que durante más 150 años ha
entusiasmado a excursionistas de todas las latitudes, por uno de los parajes más bellos del globo. El recorrido de algo más de 50 km, y cuatro días de
duración, comienza al extremo del lago Te Anau, transita por bosques de árboles centenarios, cruza ríos de aguas
esmeraldas sobre pequeños puentes colgantes, circulado por idílicos lugares y
pasos montañosos con vistas que quitan la
respiración. Mostrándonos durante la travesía cristalinos lagos, altísimos picos de
montañas y enormes vistas de sus valles. Además de acercarnos a la brumosa
brisa de las ya comentadas cataratas Sutherland, la más alta de Nueva Zelanda.
De retorno de estos idílicos paisajes, volviendo sobre
nuestros pasos y recorriendo nuevamente la orilla del lago Te Anau y la población
que lleva su nombre, nos despedimos de estas sorprendentes,
fascinantes y seductoras tierras visitando las insólitas cuevas que se
encuentran frente a la población, en la otra orilla del inmenso lago. Un fascínate
espectáculo generado por las luciérnagas "glowworm", que sorprende y desconcierta a todo aquel que las
visite, para recorrer tanto a pie como en barca, parte de su interesante
recorrido. A través de un misterioso mundo subterráneo de corrientes de agua,
que transcurren primeramente por una diaclasa medio iluminada acondicionada
para caminar, para después en silenciosa oscuridad, ser obsequiándonos con
mágico espectáculo que representan los techos tímidamente iluminados por el mágico,
tenue y azulado brillo que originan los cientos de puntos esmeralda, que cual
un universo nocturno se presentan ante nuestra vista.
Los "glowworm", son las larvas luminiscentes de unas orugas llamadas Arachnocampa Luminosa, que solo se pueden encontrar en Nueva Zelanda y en el este de Australia. El hábitat idóneo de estos "gusanos luminosos" se encuentra cualquier lugar oscuro donde puedan colgarse, siendo lo más normal hallarlos en cuevas, pero también pueden encontrarse en paredes o muros de zonas húmedas y oscuras.
Los "glowworm", son las larvas luminiscentes de unas orugas llamadas Arachnocampa Luminosa, que solo se pueden encontrar en Nueva Zelanda y en el este de Australia. El hábitat idóneo de estos "gusanos luminosos" se encuentra cualquier lugar oscuro donde puedan colgarse, siendo lo más normal hallarlos en cuevas, pero también pueden encontrarse en paredes o muros de zonas húmedas y oscuras.
Estos insectos parecidos a los mosquitos en su estado
natural, pasan a lo largo de su corta vida (10-11 meses) por tres fases: huevo,
larva e insecto adulto. Siendo durante su periodo larvario cuando estos
insectos generan una luz que atrae a otros insectos, atrapándolos a través de unos
pegajosos hilos que cuelgan de ellos. Una vez que alcanzan el estado adulto,
solo viven 3 ó 4 días, ya que no tienen boca ni aparato digestivo con lo que es
imposible su supervivencia. Una nueva sorpresa que nos regala esta naturaleza
de las antípodas y los fascinantes mares del sur.