La intención de crear este lugar es que no solo sirva para poner en él mis opiniones y trabajos, también deseo que sea de todos los que aquí accedáis participando en mejorar el entorno que nos ocupa.
jueves, 27 de abril de 2017
miércoles, 19 de abril de 2017
- Valle del Jerte…… los cerezos en flor
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Una vez más buscando la luz y el color nos acercamos hacia donde se funden las graníticas sierras de Gredos y Béjar, camino del puerto de Tornavacas, en la unión de la Vieja Castilla y la Extremadura. Esplendida balconada para divisar en toda su magnitud la panorámica que nos ofrece el amplio y sosegado Valle del Jerte, sus poblados y la tenue blancura que desde él ya podemos apreciar de los tonos níveos de sus frutales en flor, que junto con el verdor primaveral y las lluvias recientes hacen resplandecer en toda su hermosura este altozano del norte extremeño. Trocha por donde antiguamente cruzaban los pastores, arrieros, trashumantes gentes y milicias, que buscando un paso generoso a su caminar, atravesaban las altivas sierras carpetovetónicas para buscar mejores pastos de temporada, o tal vez una mejor vida.
Una vez más buscando la luz y el color nos acercamos hacia donde se funden las graníticas sierras de Gredos y Béjar, camino del puerto de Tornavacas, en la unión de la Vieja Castilla y la Extremadura. Esplendida balconada para divisar en toda su magnitud la panorámica que nos ofrece el amplio y sosegado Valle del Jerte, sus poblados y la tenue blancura que desde él ya podemos apreciar de los tonos níveos de sus frutales en flor, que junto con el verdor primaveral y las lluvias recientes hacen resplandecer en toda su hermosura este altozano del norte extremeño. Trocha por donde antiguamente cruzaban los pastores, arrieros, trashumantes gentes y milicias, que buscando un paso generoso a su caminar, atravesaban las altivas sierras carpetovetónicas para buscar mejores pastos de temporada, o tal vez una mejor vida.
Antes que ellos, trajinaron estos lares los Vetones, que de
origen celta tuvieron en liza por su guerrería a los romanos del Imperio, que
también estuvieron por estas tierras dándole la denominación de "Comarca
del Gozo"…………. por algo seria, dejando a posterioridad la impronta, como
no, de sus novedosas vías de comunicación. También cruzó este concurrido
collado el emperador Carlos V (primero de los apodados así en la nueva
Hispania), que camino de su último destino en Yuste, atravesó por esta trocha cerca
de las siete de la tarde un miércoles 11 de noviembre de 1556, acomodándose en
la población de Tornavacas en la casa de Juan Méndez Dávila,
fiel servidor y criado del ya dimitido monarca.
Hemos llegado hasta aquí por tierras abulenses del Barco de
Ávila, cruzado el Puerto Castilla (anticipo del de Tornavacas), circulando por
encima de que en su día fuera la posible y antigua calzada romana que unía
Plasencia con Ávila por el Barco y el Puerto de Villatoro, hoy carretera N-110
que comunica Plasencia con Soria. Senderos también de trashumancia entre
Castilla y Extremadura por los que discurría el "real Cordel de Tornavacas” adscrita a la Real
Cañada Segoviana, transitado durante cientos de años por incontables migraciones. Sirviendo este paso
natural de comunicación, como itinerario ideal para cruzar los ganados a los
frescos agostaderos de los estivos castellanoleoneses, pasando los inviernos en
las cálidas dehesas extremeñas. Cañada por la que se trasladaba fundamentalmente el
pastoreo y el imprescindible abastecimiento de carne y sal, actividades
reguladas por el "Honrado Concejo de la Mesta", que creado en 1273
por el "sabio" rey Alfonso X, fue abolido en 1883, con las ya
precoces, por aquellas épocas; normas liberalizadoras que hoy en día sufrimos.
Descendiendo ya el afamado valle al que da nombre el
incipiente rio Jerte, con el que nos cruzamos a los pocos centenares de metros
en nuestra bajada, todo parece transformarse, comienza a aparecer el algodonado blancor de las flores de sus cerezos que todavía
a esta altitud no están en su esplendor, pero ya una vez descendidos e inmersos
en serenidad de la vega sí que se dejan notar, haciendo que nuestras
sorprendidas miradas se hagan insaciables en la búsqueda de las mejores vistas.
También contribuye a este
espectáculo la abundancia de agua, alimentada por los deshielos primaverales y
las lluvias recientemente caídas, generando que a través de las 15 gargantas
salpicadas de espumosas cascadas que descienden vertiginosamente hacia las
zonas donde se sitúan las poblaciones del valle. Esto genera que esta época sea
la ideal para recorrer este idílico rincón de la geografía hispana, convertida
en un autentico vergel en el que disfrutar de sus aterrazados campos, sus
cristalinas aguas, sus bosques de castaños o robles, sus barrancales y por
supuesto de la enorme floración de ese millón y medio de cerezos que parecen
querer despertar del sueño invernal. No quiero comentar mucho de la
arquitectura de sus localidades y aldeas, pues sería muy crítica mi opinión
sobre este tema, solo dejar el comentario de que salvando algunos elementos
aislados en algunas de sus antiguas calles, no ha sido muy afortunado su
desarrollo y mantenimiento urbanístico……… y aquí queda.
Para conocer bien sus rincones es
casi imprescindible escudriñar además de con las rudas del vehículos, el
recorrer caminando los senderos que ascienden sus gargantas llenas de rincones
luz y color. Recorrer los algo más de 20 km. por la no muy conocida y poco
transitada carretera de Iryda, partiendo de El Torno por Rebollar, hasta la
intersección de la carretera que asciende al Puerto de Honduras desde Jerte, es
unas de las experiencias que no se olvida. Recorre a media ladera esta parte
occidental del valle, con unas vistas impresionantes y cruzando una a una las
gargantas que por ella descienden crea la sensación de estar en un mundo cuasi
mágico e irreal. Donde las plantaciones de cerezos que situadas en los
empinados bancales por entre los que circulamos, parecen que nos saludan a
nuestro paso, donde el sol de la mañana los hace más sugerentes al traspasar la
luz por entre sus pétalos blancos y a lo bajo el valle entre las luces y las
sombras.
Los caminos que trepan por las
gargantas forman parte de la magia de este lugar, el ronroneo del agua y el
verdor son nuestra compañía, las subidas cuestan pero el paisaje que se
encuentra en nuestro rededor lo compensa de manera soportable. Hay lugares de
umbría en donde el intenso verde del musgo es el casi único protagonista, las
cascadas se suceden de charca en chaca y el rumor de la cercana agua es la
música de ambiente.
La garganta de Las Nogaleas es posiblemente la más altanera
e impetuosa, la de los Infiernos la más conocida pues en ella se haya el paraje
de Los Pilones, donde casi todo el mundo acude en la época que sea, para
observar las pulidas pozas que la erosión del agua y el tiempo han formado,
creando un paisaje continuado de pequeños pero hermosos y sutiles saltos de
agua, dignos de cualquier documental televisivo. Pero también si la recorremos
entera retornando por el Puente Nuevo o de Carlos V hasta Jerte, es la más
costosa y altiva. La de La Puria situada entre las poblaciones de El Torno y
Rebollar es mas domestica y domesticada, pero no por ello menos hermosa y
atractiva, con el añadido de poder rebuscar en su parte superior esos chozos
donde se refugiaban los pastores de antaño en tiempos de inclemencia.
Otra también accesible en vehículo es la garganta Bonal,
donde está situada la cascada del Caozo, posiblemente el salto de agua más
llamativo y hermoso de toda la zona, pero también el más visitado con lo que
ello conlleva. Y también próxima la garganta de Marta, esta algo decepciónate
si se la compara con las demás………. pero de todo tiene que haber en la viña del
señor……………. marques.
Estas últimas se pueden recorrer por la también panorámica
carretera, que partiendo de Cabezuela del Valle hasta Casas del Castañar pasa
por Valdastillas y Cabrero, otro empacho de cerezos en flor y vistas del valle
en toda su extensión, una nueva maravilla.
Para alojarnos elegimos la Casa Rural El Regajo en el Trono,
en todo lo alto del pueblo, y creo que no nos equivocamos, las vistas son
esplendidas y el edificio con amplitud y espacio. Para tomarla por la tarde
(unas cervezas sin más, pues el "más" es poca cosa más), también en
la población de El Torno pero esta vez en la parte baja, Casa Aurelio, con una
magnifica terraza con vistas al atardecer del valle. Para comer el
"Camping Rio Jerte" de Navalconcejo, buena atención y cordialidad por
parte de cocinero que nos atendió directamente por falta de personal ese día,
buena carne y buenas ensaladas. Y para tomar un café de mañana en Piornal
"Mesón Los Truenas", que además de amabilidad y agrado ponen churros
gratis y recién hechos de "aperitivo".
Pero las meridionales lomas de las sierras del norte
extremeño dan para más deleitosos escarceos, escrutando lugares de singular
encanto. Habiendo de atravesar los montes de "Tras la Sierra" para
introducirnos en el Valle de Ambroz, por donde hoy discurre la autopista A-66
que une Sevilla con Gijón y por donde pasaba en tiempos la Calzada Romana de la
Vía de la Plata. Justo por donde transitaba esta ruta del Imperio, nos
acercamos a conocer las ruinas de la solitaria y olvidada ciudad romana de
Cáparra, que sin ser comparables a otras de nuestra geografía, si que tienen la
originalidad de hallarse en ellas el único arco romano cuadriforme que existe
en nuestro país.
La construcción del embalse de Gabriel y Galán, para
remansar las aguas extremeñas del rio Alagón, que se realizó durante la fiebre
"pantanil" de los años 50 en plena dictadura, concretamente entre los
1952 y 1961, produjo la expropiación de las tierras de labor de algunas
localidades de la zona, como es la singular población de Granadilla, antes
llamada Granada y a quien le cambiaron el nombre los Católicos Reyes después de
la toma del último reducto musulmán en tierra hispana.
El nombre de este embalse "extremeño" fue puesto
a propuesta de los familiares del poeta "charro" (salmantino) José María
Gabriel y Galán, quienes eran los terratenientes-propietarios de la mayoría de
las tierras colindaste, que en su día formaron parte del señorío de la Casa de
Alba……………. señor marqués. Hoy sus aguas sirven para irrigar 20.000 hectáreas de
tierras situadas en zonas alejadas, pero el municipio más cercano, Guijo de
Granadilla, no posee ni una hectárea de regadío…………… todo el agua para las posesiones
del señor marqués.
Como si fuera un islote en medio del mar de agua, rodeada
de verde y primaveral arbolado, Granadilla es una sorpresa más ante nuestra
vista. Se nos presenta como un monumento a la impotencia, al desarraigo, al
exilio, al desdeño. Completamente abandonada de forma obligada por sus antiguos
pobladores, posee sin embargo el encanto de lo inaccesible, de lo alejado y distante,
de lo olvidado, pero con esa magia especial que nos trasladan sus piedras y
todo su entorno. Totalmente circundada por su
muralla árabe (almohade), la tercera en importancia de nuestra maltratada piel de toro después de las de Ávila y Lugo, nos recibe su hermoso castillo almenado, invitándonos a recorrer sus desmantelas calles, plazas y rincones, hasta llegar a su medieval iglesia.
Si bien para acercarnos a
ver los floridos almendros del Valle del Jerte tomamos la ruta que bordea la
zona norte de la Sierra de Gredos, para retornar al bullicio capitalino elegimos
recorrerla por el sur, haciéndolo por los hermosos, soleados y bien conservados
caseríos de La Vera, una verdadera maravilla en estos extraordinarios días primaverales,
un espectáculo de luz, color y vida que aconsejo a todos los que tengáis necesidad
de respirar……… buen viaje.
muralla árabe (almohade), la tercera en importancia de nuestra maltratada piel de toro después de las de Ávila y Lugo, nos recibe su hermoso castillo almenado, invitándonos a recorrer sus desmantelas calles, plazas y rincones, hasta llegar a su medieval iglesia.
Como recompensa de su trágica misión, en 1980 Granadilla
fue declarada Conjunto Histórico-Artístico, seria en
desagravio del forzado destierro al que fueron condenados sus aproximadamente 1.500
vecinos dejando abandonadas alrededor de 250 casas.
Partimos de las histriónicas y bucólicas calles de este
grato lugar camino hacia las solaneras faldas del Valdeamor y Pinajarro, para
recorrer la población de Hervás, que situada a orillas de la "Ruta de la
Plata" fue considerada tenedora de "todas las proporciones para ser
uno de los pueblos más felices del reino” por lo menos para el infame borbón Fernando
VII en el año 1816, quien por ello la declaró "Villa Libre", villa
que fue de templarios.
Estrecho y empinado laberinto de empedradas callejuelas que
forman su buen conservada "judería", antiguo barrio hebreo formado
por casas de arquitectura tradicional y popular, donde no faltan las
edificaciones construidas enlienzo mampuesto de hasta tres alturas, armadas con vigas de madera de castaño entre
adobes y ladrillo, con airosos aleros. Estando muchas
de sus fachadas cubiertas de tejas para sobrellevar mejor los rigores del invierno.
Es en este arrabal, donde medio
centenar de familias mosaicas convivieron con el resto de los credos durante el
siglo XIV, hasta que la comunidad fue expulsada por decreto de los Católicos
Reyes "Isabel y Fernando", partiendo en su mayoría hacia la cercana Portugal.
"Sabedes o devedes saber que porque nos fuemos
ynfonnados que en estos nuestros reynos avia algunos malos christianos que
judayzavan e apostatavan de nuestra santa fé católica, de lo cual era mucha
cabsa la comunicación de los judios con los christianos, en las cortes que
hecimos en la cibdad de Toledo el año pasado de mill e quatrocientos e ochenta
años. mandamos apartar a los dichos judíos en todas la qibdades, villas e lugares
apartados donde biviesen, esperando que con su apartamiento se remediara".
Edicto redactado por Tomas de Torquemada, quien fuera máximo
responsable de la "Inquisición" por aquellos tiempos. No es fácil conocer
el dato exacto de los judíos de Hervás que fueron desterrados de su patria, pudiendo
estar la cifra entre 250 o 300 los que tuvieron que exiliarse a tierras
extrañas. Pero dejaron una huella cultural que aún pervive, pues aunque algunos
se quedaron al reconvertirte forzadamente al cristianismo dominante, siguieron
manteniendo algunos de sus hábitos, formas de vida, tradiciones y leyendas.
Ya en avanzada tarde, retornamos al florido Jerte cruzando los Montes Tras la Sierra por el Puerto de
Honduras, paso que permite la comunicación entre el Valle
del Ambroz y el del Jerte. Ubicado a 1.450 metros
de altura, mil por encima de cualquiera de las depresiones vecinas, su sinuosa carretera
de algo más de 30 km. es recompensada con las vistas y espacios por los que la
ruta pasa, con frondosos bosques de robles y castaños, sin duda una trocha que
bien merece la pena transitar, observando en la lejanía Las Hurdes, las sierras
de Gredos, Gata y Francia.