Despertando de nuevo en un brumoso día comenzamos a circular
los territorios del sur islandés, diferentes a todo lo anteriormente visto,
completando nuestras últimas etapas por este país de gélidos paisajes, que como
antítesis han sido cincelados por el fuego de sus volcanes. Un recorrido a
través de una carretera que discurre por la estrecha franja de terreno
disponible entre las nieves perpetuas y la azulada planicie marina, por las
orillas de los hielos que se precipitan hacia el mar, cruzando una tras otra las
numerosas lenguas glaciares que desparrama el grandioso Vatnajökull.
Vatna = agua y jökull = glaciar, es el nombre que los
islandeses han puesto al mayor glaciar de Islandia y el segundo de Europa, unos
3.300 k3. de hielo, bajo los cuales existen siete amenazantes y
activos volcanes, siendo el Grímsvötn el más revoltoso de todos ellos.
Precisamente la cumbre más elevada de Islandia, el volcán Hvannadalshnjúkur con sus 2.100 m. está situada en la periferia sur del glaciar, próxima al Parque Nacional de Skaftafell. No fue hasta el año 1875, cuando un grupo formado por un inglés y varios islandeses atravesó el glaciar de sur a norte, teniendo estos exploradores la coincidencia de poder observar al norte del glaciar la tremenda erupción del Askjá que se produjo en esos días, comunicándoselo a los granjeros asentados el área del lago Mývatn, situados algo más al norte.
Precisamente la cumbre más elevada de Islandia, el volcán Hvannadalshnjúkur con sus 2.100 m. está situada en la periferia sur del glaciar, próxima al Parque Nacional de Skaftafell. No fue hasta el año 1875, cuando un grupo formado por un inglés y varios islandeses atravesó el glaciar de sur a norte, teniendo estos exploradores la coincidencia de poder observar al norte del glaciar la tremenda erupción del Askjá que se produjo en esos días, comunicándoselo a los granjeros asentados el área del lago Mývatn, situados algo más al norte.
El gran glaciar islandés, al igual que el resto de las
masas heladas de estas latitudes, ha sufrido en los últimos tiempos un incesante
y progresivo retroceso, producido por el calentamiento global de planeta. En
1958 se calculaba que contaba con algo más de 8.500 km2, de
superficie mientras que en 1980 se habían reducido a 8.300, calculándose que
ahora no llegan a los 8.100.
Atravesando uno tras otro estos ríos de hielo, y aunque la
más potente de todas estas lenguas heladas Skeidararjökull se sitúa más al
oeste, llegamos hasta la más llamativa de todas ellas Breiðamerkurjökull. Es
aquí donde los hielos han cincelado el terreno formando la sugerente e
impresionante laguna de Jökulsárlón,
inmensidad de icebergs desprendidos de su inmediato vecino helado formando ante
nuestra vista un soberbio caos. Este lugar; prácticamente inexistente a
principios del siglo pasado, es producto del por algunos (negacioncistas)
inexistente cambio climático que está haciendo retroceder las masas heladas del
planeta de forma estrepitosa y preocupante; es ahora uno de los más
frecuentados de toda la geografía isleña, convirtiéndose en un verdadero
"parque temático" del agua en sus distintos estados (liquido y
solido), por lo que aconsejo a los huidizos de las muchedumbres que lo visiten
a
tempranas horas del día, cuando las multicolores gentes aun no son lo suficientemente abundantes, pudiendo de esta manera recrearnos mejor en el espectáculo de los hielos flotando por las tranquilas y gélidas aguas de esta aplacible lamina de color turquesa-turbio. Esta laguna glaciar no es la única que podemos encontrar, algo más adelante una desviación por pista de tierra nos llevará hasta Fjarsárlón y Breidarlon, que son igual de espectaculares pero mucho menos concurridas.
tempranas horas del día, cuando las multicolores gentes aun no son lo suficientemente abundantes, pudiendo de esta manera recrearnos mejor en el espectáculo de los hielos flotando por las tranquilas y gélidas aguas de esta aplacible lamina de color turquesa-turbio. Esta laguna glaciar no es la única que podemos encontrar, algo más adelante una desviación por pista de tierra nos llevará hasta Fjarsárlón y Breidarlon, que son igual de espectaculares pero mucho menos concurridas.
Llegados a Skaftafell,
centro principal de información del Parque Nacional del mismo nombre,
realizamos u recorrido que nos llevara toda la mañana. Primero ascendemos hasta
el mirador de Sjónarnípa,
donde se divisa en toda su magnitud la lengua glaciar de Skaftafelljökull, que con sus 2 km. de anchura y 10 de longitud
observamos bajo nosotros desde la elevación a la que hemos ascendido. Toca
ahora acercarse hasta la
escondida cascada de Svartifoss "la cascada negra", que con espectaculares e invertidas columnas de basalto perfectamente geométricas, sus paredes asemejan los tubos de un enorme órgano. Posteriormente visitamos la lengua de hielo de Svínafellsjökull, por la que realizamos un entretenido paseo entre sus grises grietas, teñidas en gran parte por las cenizas de las erupciones de cientos de años.
Abandonamos el Parque Natural de Skaftafell ya en la tarde en dirección hacia la puesta del sol. Atravesamos las negras planicies de Skeiðararsandur formadas por los sedimentos y grava provenientes del arrastre de los glaciares que se extienden hasta la costa. Estas inmensas llanuras de con más de 50 km. de largo por unos 20 de ancho, se han debido en gran parte por el
desbordamiento que periódicamente realiza la laguna que forma en el interior del Vatnajökul el activo volcán Grímsvötn al derretir el hielo por el calor que desprende. De hecho la acepción islandesa "sandur" sirve para definir en el resto del mundo este prodigio geodésico. Merece la pena parar en medio de estos deshumanizados rasos para sentir la hermosa desolación de su paisaje, donde hasta parece que se puede acariciar la soledad.
escondida cascada de Svartifoss "la cascada negra", que con espectaculares e invertidas columnas de basalto perfectamente geométricas, sus paredes asemejan los tubos de un enorme órgano. Posteriormente visitamos la lengua de hielo de Svínafellsjökull, por la que realizamos un entretenido paseo entre sus grises grietas, teñidas en gran parte por las cenizas de las erupciones de cientos de años.
Abandonamos el Parque Natural de Skaftafell ya en la tarde en dirección hacia la puesta del sol. Atravesamos las negras planicies de Skeiðararsandur formadas por los sedimentos y grava provenientes del arrastre de los glaciares que se extienden hasta la costa. Estas inmensas llanuras de con más de 50 km. de largo por unos 20 de ancho, se han debido en gran parte por el
desbordamiento que periódicamente realiza la laguna que forma en el interior del Vatnajökul el activo volcán Grímsvötn al derretir el hielo por el calor que desprende. De hecho la acepción islandesa "sandur" sirve para definir en el resto del mundo este prodigio geodésico. Merece la pena parar en medio de estos deshumanizados rasos para sentir la hermosa desolación de su paisaje, donde hasta parece que se puede acariciar la soledad.
Nada más pasar este negruzco paisaje desértico y ya en
tierra fértil pasamos por Núpsstaður.
Una vieja granja del siglo XIX que queda a nuestra derecha, en medio de un
hermoso entorno y bajo la esbelta montaña de Lómagnúpur, donde aún se mantienen
en pie algunos antiguos
edificios con el tejado de turba, típicos de las granjas de Islandia en los siglos pasados. El más notable de ellos es la capilla protestante de San Nicolás, una de las pocas iglesias de césped que quedan en el país. Convertida esta zona al protestantismo en el siglo XVII, fue una de las primeras edificaciones católicas en el siglo XIII.
edificios con el tejado de turba, típicos de las granjas de Islandia en los siglos pasados. El más notable de ellos es la capilla protestante de San Nicolás, una de las pocas iglesias de césped que quedan en el país. Convertida esta zona al protestantismo en el siglo XVII, fue una de las primeras edificaciones católicas en el siglo XIII.
Poco más adelante y también en un idílico lugar, nos
topamos con la Cascada de Sidu, o como aquí la nombran Foss á Síðu. A orillas de la misma carretera y por encima de las
granjas Vesturbær y Asturbær,
se sitúa esta bella caída de agua que nos hace parar por su hermosa situación y
fotogenia.
Casi sin darnos cuenta atravesamos Kirkjubæjarklaustur, literalmente “iglesia-granja-convento”, que con
sus apenas 160 habitantes esta localidad es prácticamente el único centro habitado
de relieve en los casi 300 km. que separan las poblaciones de Höfn y Vík í
Mýrdal. Gran parte de los visitantes que por aquí pasan únicamente se
entretienen en sacar algunas fotos de una especie de suelo formado por
pentagonales columnas basálticas conocidas como Kirkjugólfið o Kirkjugólf
(literalmente suelo de la iglesia), que como su nombre indica se asemeja a la
planta
de un templo. Pero para este curioso que os relata estas notas, lo que más me llamo la atención al documentarme a cerca de estos sitios es su historia, comentándose sobre este lugar, que monjas venidas de la verde Irlanda ya vivían aquí antes de formarse los primeros asentamientos en las ciudades islandesas. Un convento católico de monjas benedictinas fue creado en este lugar en 1186, que sobrevivió hasta mediados del siglo XVI, cuando se implantó en Islandia la Reforma Protestante.
de un templo. Pero para este curioso que os relata estas notas, lo que más me llamo la atención al documentarme a cerca de estos sitios es su historia, comentándose sobre este lugar, que monjas venidas de la verde Irlanda ya vivían aquí antes de formarse los primeros asentamientos en las ciudades islandesas. Un convento católico de monjas benedictinas fue creado en este lugar en 1186, que sobrevivió hasta mediados del siglo XVI, cuando se implantó en Islandia la Reforma Protestante.
Como curiosidad, comentar que otra de las seis "cuevas
cantarinas" a las que me referí en el artículo dedicado a la Península de Snæfellsnes
se encuentra en las proximidades de la población. De igual
nombre que la mencionada (Sönghellir), en el interior de la oquedad solían
cantar las religiosas al recibir a los monjes que vivían en el monasterio
cercano de Thykkvabæjar, sobre el que comentare más adelante.
Estas monjas pertenecientes a la orden de San Benito (ora
et labora), parece ser que se dedicaban a algunas cosas más que al rezo y el
trabajo, pues el monasterio ganó cierta notoriedad en
el siglo XVII, cuando se difundieron rumores de relaciones inapropiadas entre
las monjas y los frailes de otra no muy lejana abadía. Algo de cierto debió de
haber, pues en sus proximidades se pueden encontrar las rocas de
Systrastapi, donde la tradición señala que en su cima fueron enterradas dos
monjas después de ser quemadas en la hoguera por violar los "códigos de
ética". Fue en 1343 cuando la hermana Katrin, religiosa de este
monasterio, es declarada culpable de herejía, calumnia y fornicación, siendo la
primera persona condenada a ser quemada en una estaca en Islandia. Se la acusó de
que había vendido su alma al diablo por medio de una carta manuscrita, también
de haber maltratado el pan consagrado lanzándolo a través de la puerta de
las letrinas, así como de tener relaciones carnales con numerosos hombres y de difamar al Papa de Roma. Curiosamente y durante estos años, siendo abadesa de Kirkjubæjar Agatha Helgadóttir se sucedieron extraños acontecimientos, como los fuertes "gemidos" que se escuchaban con frecuencia en el suelo de los dormitorios y en el comedor, ocurridos durante el verano de 1336, sin que se encontrase "explicación" alguna a ellos.
las letrinas, así como de tener relaciones carnales con numerosos hombres y de difamar al Papa de Roma. Curiosamente y durante estos años, siendo abadesa de Kirkjubæjar Agatha Helgadóttir se sucedieron extraños acontecimientos, como los fuertes "gemidos" que se escuchaban con frecuencia en el suelo de los dormitorios y en el comedor, ocurridos durante el verano de 1336, sin que se encontrase "explicación" alguna a ellos.
Apenas 6 km. de haber sobrepasado Kirkjubæjarklaustur, una desviación a la derecha
de 3 km. nos acercara hasta el Cañón de
Fjaðrárgljúfur. Espectacular garganta que el ahora mermado rio Fjaðra ha
ido excavando en las rocas durante los últimos 10.000 años, dejándonos una
abertura similar a una sinuosa grieta de 100 m. de profundidad y algo más de 2 kilómetros de largo. Acercarnos hasta ella y pasear
por su vértice a estas horas con la luz de media tarde, adivinado al fondo la
línea de mar cercano, se convierte en uno de esos momentos mágicos con los que
nos regala la fascinante y variada naturaleza de estas tierras.
Circulamos ahora por las amplias llanuras
Eldhraun, un desierto de lava que se extiende ante
nuestra vista hasta prácticamente el infinito, con curiosas rocas de escoria revestidas
por un espeso manto de musgo. El panorama
es algo chocante por el contraste de colores, y el caminar por este lugar
genera una sensación rara, pues los pies se hunde unos veinte centímetros, es
como caminar por un paisaje nevado pero más amortiguados nuestros pasos al
hacerlo. Este extraño y surrealista lugar es producto de la erupción del cercano
Laki a finales del siglo XVIII.
Laki o Lakagígar (cráteres
de Laki) es una fisura volcánica situada entre los glaciares Vatnajökull y
Mýrdalsjökull, formando parte de un sistema eruptivo compuesto por una fisura de
25 km. de longitud en donde se localizan un total de 135 cráteres. En la
mitología nórdica los volcanes eran un símbolo del bullicioso dios Loki, el
dios del fuego, la destrucción y el caos. También para los primeros cristianos
que ocuparon estos territorios durante el siglo XII y que contemplaron las
erupciones del Hekla y Laki les pareció algo siniestro, pues le denominaron
como las "puertas del infierno" o "la prisión de Judas". Esta enorme cicatriz es uno de los signos del
potencial destructivo de los ímpetus geológicos de este planeta que habitamos, generando
durante el siglo XVIII una de los mayores desastres de la reciente historia
europea.
En 1783, y durante 8 meses, el Laki estuvo activo y en
plena erupción, provocando la mayor
emanación de lava ocurrida en el
mundo durante los tiempos en que se tiene constancia histórica, 14 km3
de lava basáltica y nubes letales.
El
suceso, conocido también como Skaftáreldar "Fuegos de Skaftá" o "Síðueldur",
produjo casi un kilometro cubico de cenizas, proyectándose el magma
incandescente hasta los 800-1400 m. de altura. Originándose un brutal
desfiladero volcánico con más de 130 cráteres sobre la nueva fisura creada.
Esta potente y nefasta erupción, forma ya parte de la
memoria colectiva de los habitantes de esta isla, y aunque no causó sustanciales
trasformaciones en el relieve del sur islandés sí que produjo serias secuelas, ocasionando
perjuicios de gran importancia. Habiendo sido afectado o exterminado gran parte
del
ganado: el 50 % de vacas, 75 % de caballos y el 80 % de las ovejas, fenecieron intoxicadas por los gases tóxicos. A lo que se añadieron devastadoras epidemias que afectaron a una cuarta parte de la población, pereciendo por las consecuencias de la erupción unos 9000 habitantes, causando el peor desastre en la historia del país. Generando así mismo, uno de los sucesos climáticos más trascendentales y con mayores secuelas sociales del último milenio en el resto del planeta. Los gases ocasionados se elevaron hasta altitudes próximas a los 15 km. generando por toda la europa occidental una permanente calima, a la que se denominó como la "bruma de Laki".
La colosal nube de cenizas que formó, ocasionó una hambruna en todo el mundo que duró tres años, sucumbiendo por ello aproximadamente 6 millones de individuos. Estimándose que la nube de cenizas causada por la erupción, fue responsable de las malas cosechas en Francia durante este periodo, siendo una de las causas de la Revolución Francesa de 1789. Siendo conocido en Gran Bretaña el verano de 1783, como el "sand-summer" (verano de arena) debido a las cenizas que hasta allí llegaron. También se apunta a este hecho para justificar el bajo nivel del agua en el río Nilo durante 1783, lo que originó que muchas tierras agrícolas no pudieran ser cultivadas, ocasionando a una hambruna que redujo la población de Egipto en un veinte por ciento.
ganado: el 50 % de vacas, 75 % de caballos y el 80 % de las ovejas, fenecieron intoxicadas por los gases tóxicos. A lo que se añadieron devastadoras epidemias que afectaron a una cuarta parte de la población, pereciendo por las consecuencias de la erupción unos 9000 habitantes, causando el peor desastre en la historia del país. Generando así mismo, uno de los sucesos climáticos más trascendentales y con mayores secuelas sociales del último milenio en el resto del planeta. Los gases ocasionados se elevaron hasta altitudes próximas a los 15 km. generando por toda la europa occidental una permanente calima, a la que se denominó como la "bruma de Laki".
La colosal nube de cenizas que formó, ocasionó una hambruna en todo el mundo que duró tres años, sucumbiendo por ello aproximadamente 6 millones de individuos. Estimándose que la nube de cenizas causada por la erupción, fue responsable de las malas cosechas en Francia durante este periodo, siendo una de las causas de la Revolución Francesa de 1789. Siendo conocido en Gran Bretaña el verano de 1783, como el "sand-summer" (verano de arena) debido a las cenizas que hasta allí llegaron. También se apunta a este hecho para justificar el bajo nivel del agua en el río Nilo durante 1783, lo que originó que muchas tierras agrícolas no pudieran ser cultivadas, ocasionando a una hambruna que redujo la población de Egipto en un veinte por ciento.
Hoy, pasados más de 350 años de estos desoladores
acontecimientos, todo este lugar podría generarlos la sensación de pertenecer a
otro planeta, un lugar sin apenas vida, donde las tonalidades dominantes de su
contorno poco tienen que ver con las que concebimos como usuales en estos
parajes. Su observación desde el punto más alto (818 m.) es un
sugestivo panorama desde el que se contempla toda esta área de intensos tonos
verdes, descubriendo ante nuestros ojos la hilera de cráteres, algunos de ellos
ocupados por lagunas. Siendo precisamente
los sedimentos de las escorrentías de la zona del Laki, las que han creado en
la costa el estuario del Kúðafljót donde se ubica la zona de Álftaver, nuestro próximo destino y
pernocta.
El azar, pues no estaba previsto, nos llevó hasta la
granja-albergue de Nonna og Brynjuhús en Þykkvabæjarklaustur, área de Álftaver,
sitiada a unos 50 km. al oeste de Kirkjubæjarklaustur, y donde al llegar, hora
ya de recogerse de sus labores agrícolas, pudimos observar a algunos de sus
moradores, altos, corpulentos, desgarbados y con rasgos más cercanos a los australopithecus o al protagonista de la Matanza de
Texas, que al resto de las gentes que hemos podido contemplar por el resto de
nuestro periplo isleño, todo lo contrario que la señora que nos atendió en este
lugar, una agradable y grandona dama simpática y atenta, llegando casi por
casualidad a la "Islandia
profunda". En un país, donde prácticamente casi todos los lugares
están horadados por el turismo (Islandia con unos 330.000 habitantes prevé este
año 2015 la llegada de 1.500.000 turistas), y donde el uso de la tarjeta de
crédito es casi único y obligado sistema de pago, donde como simple ejemplo se
usa para utilizar los retretes públicos, y donde la conexión a internet se
extiende hasta los sitios más
insospechados y aislados; en este lugar no hay "datafono" y la conexión a la famosa red de redes una utopía. Su interés precisamente radica en esto mismo, en la discordancia con el modernismo que ha actualizado al país en las últimas décadas, presentándonos la imagen de la Islandia rural de los últimos años del pasado siglo, genuina y autentica. Es aquí también donde durante mediados del siglo XII, se instaló el monasterio de Þykkvabæjarklaustur, esta vez de masculinos hábitos, hábitos para vestir, y "hábitos" en sus relaciones con las vecinas monjas que anteriormente he comentado, y que al igual que su colindante pasó a mejor vida después de la "Reforma". Perteneciente la orden de los agustinos, su primer abad fue Þorlákur Þorhallsson quien fue canonizado después como San Torlak, patrono católico de Islandia. Siendo también en este cenobio donde en el siglo XIV, el monje Eysteinn Ásgrímsson compuso el poema "Lilja" (El Lirio), una de los más famosos poemas medievales de Islandia.
insospechados y aislados; en este lugar no hay "datafono" y la conexión a la famosa red de redes una utopía. Su interés precisamente radica en esto mismo, en la discordancia con el modernismo que ha actualizado al país en las últimas décadas, presentándonos la imagen de la Islandia rural de los últimos años del pasado siglo, genuina y autentica. Es aquí también donde durante mediados del siglo XII, se instaló el monasterio de Þykkvabæjarklaustur, esta vez de masculinos hábitos, hábitos para vestir, y "hábitos" en sus relaciones con las vecinas monjas que anteriormente he comentado, y que al igual que su colindante pasó a mejor vida después de la "Reforma". Perteneciente la orden de los agustinos, su primer abad fue Þorlákur Þorhallsson quien fue canonizado después como San Torlak, patrono católico de Islandia. Siendo también en este cenobio donde en el siglo XIV, el monje Eysteinn Ásgrímsson compuso el poema "Lilja" (El Lirio), una de los más famosos poemas medievales de Islandia.
Acostumbrados ya a la variable climatología de estas
latitudes, no nos extraña el desapacible recibimiento con el que nos agasaja en
una nueva mañana la población de Vík í
Mýrdal, sobre la que destaca y su fotogénica iglesia, que parece colocada a
posta en lo alto de la población para ser retratada. Desde su negra playa
distinguimos una de las postales típicas de Islandia, las siluetas marinas de
las rocas Reynisdrangar o los "trolls"
de piedra de Vík. Pues la leyenda dice que los picudos peñascos de basalto se formaron
cuando dos trolls (duendes) arrastraban un barco de tres mástiles hasta la costa,
pero cuando la luz del día les iluminó se convirtieron en las agujas de roca.
Son en realidad un grupo de pilares pétreos de aspecto monolítico que emergen
del mar castigados por el continuo oleaje marino.
Nos acercaremos hacia sus proximidades rodeando el monte
Reynisfjall, llegando hasta la playa de Reynisfjara,
que con sus arenas negras, está catalogada como una de las 10 más hermosas del
planeta. Es aquí en su extremo este y frente a las rocas de los trolls, donde
encontramos las perfectas columnas basálticas de Reynishverfi, un lugar aislado a la orilla del mar, pero con una
bien servida cafetería, incluida señal "wifi".
Divisamos desde aquí y no muy lejano el farallón que
sustenta el faro de Dyrholaey. Esta
vez en sus acantilados no encontramos a ningún frailecillo, siendo uno de los
lugares donde se pueden observar a estas coloridas, curiosas y confiadas aves, pero
el ventarrón que soplaba hasta el punto de tener que luchar contra viento para
tenernos en pie, les hizo como a nosotros desistir de su presencia y poder
posar ante nuestras cámaras fotográficas.
Siguiendo por la carretera principal unos 12 km, un desvió
a la izquierda de algo menos de 4 kilómetros transitando de nuevo por esas
planicies negras, nos acercará hasta el mar en Sólheimasandur. Aquí encontramos los abandonados restos de un avión
accidentado, un C-47 Skytrain también conocido como "Dakota",
que formando parte de la marina de Estados Unidos, a finales de 1973 tuvo que
aterrizar en este lugar al haberse quedado sin combustible. Los miembros de su
tripulación no sufrieron daños reseñables y un cuando el incidente fue reseñable,
como muestran los restos allí depositados. Las alas y la cola han desaparecido,
estando lo que queda de él lleno de agujeros, con las ruinas de su fuselaje
cubiertas de arenas negras que el tiempo y el viento han convertido en
compañeras perpetuas.
Retornados a la ruta principal recorremos el escarpe Siða, una
extensa zona constituida por una línea de acantilados paralelos al cercano mar,
que en la remota época glaciar formaron la antigua línea de costa. Pasada la
glaciación, cuando la masa de hielo se fue retirando, la tierra se “elevó” al
dejar de soportar el enorme peso del hielo, provocando que la línea de costa avanzara
algunos kilómetros. Es en este curioso escalón, donde hoy podemos admirar una
ingente y variada cantidad de magníficas cascadas entre las que destacan: Skógafoss,
Seljalandsfoss, Gljúfrafoss.
Skogafoss, con abundante y ancho
caudal es una cascada realmente impresionante (60 metros de altura y unos 25 de
anchura), se sitúa en un magnífico anfiteatro natural al fondo de un pequeño
valle, y en las proximidades de la pequeña y tradicional aldea de Skógar, donde aún se mantienen en pie
algunas de esas encantadoras cabañas rurales con sus verdes tejados de turba. La
visión de esta catarata en un día soleado, dibujando un arcoíris sobre la nube
de agua que desprende, convierte al lugar en pura magia. Cuenta la leyenda que
uno de los originarios habitantes de la zona, el vikingo "Þrasi
Þórólfsson", ocultó un tesoro en una cueva situada detrás de la cascada,
que muchos años después fue hallado por lugareros de las cercanías, pero solo
consiguieron un encontrar un añillo.
Es aquí, justamente en este lugar, donde termina el sendero
Laugavegur, uno de los trekkings más afamados del
planeta, que durante 6 días recorre de norte a sur estas salvajes e inhóspitas
tierras heladas, y partiendo de las coloridas montañas de Landmannalaugar
transita entre los glaciares Mýrdalsjökull y Eyjafjallajökull.
Es precisamente este último glaciar
y el volcán que existe en su interior el que produjo en el año 2010 el caos
aéreo en medio mundo, al tener que ser cerrados gran cantidad de los
aeropuertos de media Europa, divido a la gran cantidad de cenizas que expulsó y
que se extendieron por los cielos del viejo continente. Pero también en esta
zona del sur islandés esta erupción produjo potentes daños, motivados por el inesperado
y poderoso deshielo de las aguas del glaciar y las
brutales emanaciones de cenizas, que sobre todo afectaron a la granja Þorvaldseyri situada a su base. Pero "no hay mal que por bien no venga", y la familia Eggertsson dueños de la explotación agrícola supieron pasar de la tragedia al negocio, creando a orillas de la principal carretera de Islandia un centro de información (Þorvaldseyri Visitor Centre) sobre el adverso suceso, que posiblemente sea ahora su principal aporte de recursos en vez de la agricultura. Aparte del pago de la entrada y un fabuloso merchandising, en el que no faltan los jabones de cenizas de volcán y abalorios elaborados con las lavas, se puede visionar un video con las excelentes imágenes y tomas ocurridas durante los días de esta catástrofe que desoló toda esta zona del sur de la isla. Es aquí, donde podrían aprender nuestros Bárcenas y Rajoys de turno para promocionar sus planes de emprendedores, lástima que por estas latitudes, lejanas a la neutral y útil Suiza, no se acerquen.
brutales emanaciones de cenizas, que sobre todo afectaron a la granja Þorvaldseyri situada a su base. Pero "no hay mal que por bien no venga", y la familia Eggertsson dueños de la explotación agrícola supieron pasar de la tragedia al negocio, creando a orillas de la principal carretera de Islandia un centro de información (Þorvaldseyri Visitor Centre) sobre el adverso suceso, que posiblemente sea ahora su principal aporte de recursos en vez de la agricultura. Aparte del pago de la entrada y un fabuloso merchandising, en el que no faltan los jabones de cenizas de volcán y abalorios elaborados con las lavas, se puede visionar un video con las excelentes imágenes y tomas ocurridas durante los días de esta catástrofe que desoló toda esta zona del sur de la isla. Es aquí, donde podrían aprender nuestros Bárcenas y Rajoys de turno para promocionar sus planes de emprendedores, lástima que por estas latitudes, lejanas a la neutral y útil Suiza, no se acerquen.
Continuamos dirección poniente en busca de más cascadas
topándonos con Seljalandsfoss. Bella
y elegante caída de agua que forma el río Seljalandsá con los deshielos de los
glaciares situados en su cabecera. Curioso es también su emplazamiento pues
detrás de sus 60 m. de caída existe un sugestivo, mágico y rociado sendero,
pudiéndose observar desde su reverso una imagen sorprendente, pudiendo llegar
al "encantamiento" si es al atardecer.
Apenas caminando unos 700 m. hacia el norte, descubrimos la
cascada de Gljúfrafoss
también conocida por la "Cascada Escondida", ya que se
encuentra oculta al final de un estrecho cañón por el que discurre el de agua. El
espectáculo en el interior del barranco es extraordinario e inesperado, aunque
bastante húmedo, pero su descubrimiento meceré la pena. Pudiendo además a la
salida, contemplar frente a nosotros el archipiélago de las Islas Vestmann, un
regalo más de este lugar.
Ya camino de retorno a Reykjavik, la silueta del Hekla nos va despidiendo de Islandia, territorio en el que todo es grande menos su extensión y sus caballos. Una isla que posee la cascada mas copiosa de Europa, que cuenta con el glaciar mas grande de continente europeo, separados una y otro por un extenso y extravagante desierto de lava, y lugar donde contemplar los paisajes mas sugerentes y variados que uno puede imaginar. Un territorio en que los contrastes del fuego, hielo, agua y verdor son espectaculares e intensos. Donde las poderosas fuerzas destructivas de la naturaleza: erupciones, inundaciones y tempestades se han aliado en un intento de tallar su carácter, consiguiendo solo cincelar su geografía, pero sin lograr domar a sus moradores que una tras otra han conseguido superar los estragos de sus demoledoras intenciones, ahora trasformadas en salvaje naturaleza. Siendo únicamente su visión real, mucho mejor que estas letras manuscritas, la mejor forma de trasmitir la sensación de sus paisajes. Islandia....... hay que verla, hay que vivirla.